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19 de septiembre de 2024

Confirman «la singularidad» de dos fortificaciones romanas de A Coruña

El arqueólogo de la Universidad de Salamanca (USAL) José Manuel Costa coordina el proyecto ‘Roma en el Finis Terrae’ financiado por la Diputación de A Coruña y que estudia el inicio de la conquista romana en el noroeste de la Península. La investigación acaba de ser presentada en el principal encuentro mundial sobre arqueología militar romana ‘XXVI Congreso Internacional sobre la Frontera Romana’ en Batumi (Georgia)
 Francisco Alonso Toucido, Manuel Gago, Xosé Manuel Penas y José Manuel Costa durante la presentación de los resultados en la Diputación de A Coruña (Foto: Anxo Miján)

Desde finales del siglo pasado la arqueología militar romana en España ha vivido una verdadera revolución, lo que ha supuesto una importante mejora para la investigación española en este campo, muy retrasado respecto al de otros países de Europa. Si hacia 1990 únicamente se conocían 11 yacimientos militares romanos de época altoimperial en la zona norte de la Península Ibérica, en la actualidad, la literatura científica ya recoge cerca de un centenar de estos emplazamientos que han podido ser identificados y estudiados por medio de metodologías completamente renovadas.

En este contexto se sitúa el proyecto de investigación ‘Roma en el Finis Terrae’, que, coordinado por la Universidad de Salamanca y financiado por el Área de Cultura de la Diputación de A Coruña, se desarrolla con el principal objetivo científico de ahondar en el conocimiento de los momentos iniciales de la conquista romana en el noroeste de la Península. Una investigación que ha permitido confirmar “la singularidad de las fortificaciones romanas de Santa Baia (A Laracha) y El Castrillón (Touro) en A Coruña, erigidas en sitios arqueológicos previos, de la Edad del Hierro”, explica a Comunicación USAL José Manuel Costa, del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Salamanca y coordinador de la iniciativa.

El objetivo general del proyecto de investigación y divulgación -en el que también participa la Universidad de Santiago de Compostela y cuya ejecución arqueológica corre a cargo de la empresa Tempos Arqueólogos - persigue dar a conocer y poner en valor sitios militares del ejército romano en A Coruña. Para ello, el trabajo se concentró en el estudio de estos dos yacimientos singulares, descubiertos en los últimos años mediante técnicas de detección remota y excavados en 2023 por miembros del colectivo de investigación romanarmy.eu, también con el apoyo de la Diputación gallega.

Ahora, las últimas intervenciones arqueológicas en las zonas “han demostrado que estas fortificaciones romanas se levantaron y fueron abandonadas con rapidez”, destaca Costa García de entre las principales conclusiones obtenidas. Al respecto, el proyecto fue ejecutado mediante la combinación de técnicas de detección remota -como la fotografía aérea histórica y moderna, imágenes por satélite, LiDAR aéreo o fotogrametría, entre otras-, con prospecciones arqueológicas de superficie, excavaciones, prospecciones geofísicas o Sistemas de Información Geográfica (SIG).

Asimismo, con los datos obtenidos, los investigadores han elaborado detalladas recreaciones virtuales y materiales divulgativos accesibles para el público. Estas herramientas, junto a los resultados del proyecto acaban de ser presentados a la comunidad científica en el ‘XXVI Congreso Internacional sobre la Frontera Romana’, principal congreso mundial sobre arqueología militar romana, celebrado del 9 al 14 de septiembre en Batumi (Georgia).

Dos complejos sitios fortificados
Cabe destacar que el sitio de Santa Baia (A Laracha) presenta la particularidad de que en el mismo lugar existieron un castro de la Edad del Hierro y un campamento romano de unas 5 ha de extensión. Los trabajos arqueológicos confirmaron la presencia de una potente muralla en el primer caso que pudo datarse entre los siglos VI e III a. C., sin que puedan descartarse cronologías anteriores. Las intervenciones demostraron, además, que el campamento, como corresponde a este tipo de fortificaciones temporales, fue construido con rapidez, excavándose un foso y levantándose un parapeto de tierra detrás del mismo. Tras su abandono, se desmanteló con igual velocidad.

Por su parte, el sitio del Castrillón (Touro) es una fortificación de pequeño tamaño que cuenta con dos recintos defensivos con dos fases constructivas: la primera es un complejo sistema de terrazas que aprovecha los afloramientos rocosos locales; la segunda consistiría en una serie de parapetos levantados con piedra y tierra. Por el momento, las investigaciones parecen apuntar hacia una cuidada construcción del primer sistema antes de la llegada de los romanos (siglos V-IV la. C.), mientras que el segundo evidencia una rápida refortificación y ampliación de los espacios defensivos que se relaciona con la llegada de los romanos a la zona.

En palabras de Costa García, los objetivos científicos del proyecto “se han cumplido totalmente, ya que han logrado generar nueva información que nos permitirá entender mejor este complejo período histórico y hemos tenido ocasión, además, de testar distintas metodologías científicas que ayudarán a otros investigadores en el futuro”.

Con todo, el coordinador subraya que “no se puede olvidar que trabajamos en sitios muy difíciles de estudiar por su ocupación efímera y naturaleza perecedera, con la presión añadida de que su escasa visibilidad dificulta su conservación y gestión patrimonial”.

Un gran esfuerzo de visualización
Una de las líneas más destacadas del proyecto es el esfuerzo por producir materiales divulgativos que faciliten la socialización del trabajo de investigación. De este modo, el proyecto apostó por un conjunto innovador de productos para difundir la investigación, colaborando con profesionales de distintos ámbitos del sector cultural gallego que contribuyeron a hacer visibles las hipótesis de los arqueólogos en relación con los yacimientos de Santa Baia y El Castrillón.

Así, se incluyen ilustraciones artísticas a cargo del reconocido dibujante Alberto Taracido y detalladas recreaciones virtuales de las dos fortificaciones investigadas a cargo del Centro Infográfico Avanzado de Galicia (CIAG), integrado por Anxo Miján, Carlos Paz y Miguel Torre, que se plasman en vídeos e imágenes estáticas de alta resolución. Estos materiales se unen a otros generados durante el proceso de intervención por el equipo arqueológico, como son los modelos tridimensionales de las excavaciones.

“Las recreaciones permiten no solo crear empatía entre los ciudadanos y los yacimientos arqueológicos, sino que se convirtieron incluso en una herramienta para comprobar la viabilidad de algunas hipótesis del equipo de investigación”, señala el profesor de la Universidad de Santiago de Compostela y responsable de esta área Manuel Gago. “Optamos por echar mano de las tecnologías más realistas para modelar no solo los yacimientos, sino el paisaje de la época, en las recreaciones más ambiciosas de sitios militares romanos hechas hasta el momento en Galicia”, apunta.

Además, entre el material diseñado también figura un podcast realizado por el productor sonoro Jorge Lama que permite trasladar en formato conversacional los resultados en uno de los formatos narrativos con mayor crecimiento en los últimos años.

Presentación en la Diputación de A Coruña

La presentación pública de los resultados de ‘Roma en el Finis Terrae’ tuvo lugar el pasado 4 de septiembre en la Diputación de A Coruña. El acto contó con la participación de Xosé Luís Penas, diputado de Patrimonio; José Manuel Costa, profesor de la Universidad de Salamanca y coordinador del proyecto; Manuel Gago, profesor de la Universidad de Santiago de Compostela; y Francisco Alonso Toucido, arqueólogo de Tempos Arqueólogos. 

26 de enero de 2023

Un videojuego de paleografía estudia la vida del campesinado en la Edad Media

La investigadora de la Universidad de Salamanca Ainoa Castro se adentra en manuscritos medievales y con casi un millón de euros elabora el primer catálogo de fuentes diplomáticas gallegas con acceso abierto, el videojuego de aprendizaje 'Scribe of Ages' y la plataforma digital de escritura visigótica 'VisigothicPal
Ainoa Castro lider del Grupo de Investigación Antigüedad Tardía y Alta Edad Media. USAL

La científica de la Universidad de Salamanca Ainoa Castro, líder del grupo de investigación en Antigüedad Tardía y Alta Edad Media en Hispania de la institución académica salmantina, se adentró en manuscritos medievales con el objetivo de descifrar el papel del campesinado durante la Edad Media, merced a un innovador proyecto de investigación sobre la escritura medieval en la Península Ibérica entre los años 900 y 1.200.

Dotado con una financiación de 995.040 euros de los fondos europeos de la convocatoria ERC Starting Grants del Consejo Europeo de Investigación, el proyecto de la Usal incluye el desarrollo del “pionero” videojuego ‘Scribe of Ages’, que sumerge a todos aquellos interesados al mundo de la paleografía a través de una aventura gráfica por reconocidos códices peninsulares. Además, según avanzó la investigadora, logró la elaboración del ‘Catálogo de fuentes diplomáticas gallegas’, “primero tanto en formato digital como en formato impreso que reúne todos los documentos conservados para Galicia de entre los años 900 y 1199, en acceso abierto”, y por último, la plataforma ‘VisigothicPal’, “un novedoso recurso en línea para el estudio de la escritura visigótica y sus fuentes manuscritas”.

La iniciativa de investigación, cuyo objetivo principal es explorar el rol del campesino en el mundo de la escritura y las implicaciones del uso de la escritura en la modelización de la sociedad, se prolongará hasta 2025 estructurada en torno a un “análisis crítico y contextualizado de la trilogía formada entre escribas, firmantes y lectores” Con ese objetivo en mente, los investigadores de la Usal se acercan en su trabajo a las comunidades rurales medievales del noroeste ibérico desarrollando “una nueva metodología para agregar la propia voz de la clase media y los campesinos a la discusión sobre la escritura”, según destacó el vicerrector de Investigación y Tranferencia, José Miguel Mateos Roco.

La mayoría de los manuscritos medievales conservados son “aquellos que interesaban a los poderosos, pero existen otros que también han sobrevivido y que muestran otra faceta de la sociedad medieval”, explicó. Así, el proyecto ‘PeopleAndWriting’, que además estrena web para almacenar los contenidos, propone explorar esta combinación de manuscritos y gente común para descubrir “qué implicó la escritura para las comunidades laicas y cómo modeló su cotidianidad”.

El trabajo interdisciplinar emplea un “método nuevo” que combina estudios de ciencias y técnicas historiográficas, historia, antropología y otras ramas de la ciencia para descubrir “la intrahistoria” de aquellos que escribieron, firmaron, leyeron y conservaron estos textos. En comparación con otras áreas europeas, las fuentes de la Península Ibérica son “menos abundantes, más escasas en datos personales”. Además, instituciones y élites ejercían “un control total sobre la producción escrita, decidiendo no solo qué se producía sino también qué se conservaba”, explicó la investigadora principal.

Por ello, el método tradicionalmente aplicado en el estudio de fuentes documentales no es viable para su objetivo de investigación, por lo que la nueva metodología desarrollada por los investigadores de la Usal propone “ir al revés” y se centra en “los individuos, sus interacciones sociales y su vínculo con la escritura para comprender mejor la producción escrita de ese periodo de la Historia, abordando, además, el corpus no registrado de manuscritos de la Península Ibérica”.

El videojuego y la plataforma paleográfica
Entre los recursos elaborados por el proyecto destaca el ‘Catálogo de fuentes diplomáticas gallegas, años 900-1200’, que se convierte en el primero, ya sea digital o en formato impreso, que reúne todos los documentos conservados para Galicia de entre los años 900 y 1199. En total reúne más de 3.500 referencias a las que el usuario puede acceder a través del buscador incorporado en la web. De cada registro se incluye una ficha descargable con toda la información básica. Este recurso se revela como una “herramienta fundamental” para realizar cualquier tipo de investigación de carácter histórico del noroeste peninsular y “supone un gran logro”, según Castro, dado que es el primero en conseguir reunir toda esta información y ponerla al servicio del público.

Por otro lado, a través de la práctica paleográfica centrada en manuscritos clave de producción peninsular de los siglos VI al XIII, el videojuego Scribe of Ages revive la evolución de la cultura escrita “repasando los modelos gráficos replicados por los escribas profesionales y las temáticas de producción escrita más características”.

Se trata de un videojuego desarrollado por un equipo interdisciplinar de profesores e investigadores de la Usal con la intención de acercar “de forma amena” los manuscritos medievales a estudiantes, y a todo aquel interesado en este tipo de fuentes, animando a iniciarse en el estudio de la rica cultura manuscrita peninsular. Odoario, un monje robot enviado al pasado por sus hermanos cenobitas para recuperar el saber perdido medieval, es el personaje principal del juego. Junto con el peregrino Gabriel, acompañan al jugador en un viaje directo a través de nuestro pasado desde el siglo VI hasta el siglo XIII por Córdoba, Toledo, Silos, Cogolla o Ripoll y las distintas escrituras visigótica, carolina o gótica, entre otras.

El jugador deberá superar ocho niveles llenos de práctica paleográfica y contexto histórico en el que los secretos escondidos en los códices irán siendo desvelados. Titivillus, un monje caído en desgracia contemporáneo de Odoario y enloquecido por los secretos ocultos en los textos, añadirá obstáculos al mismo tiempo que se descubre la ardua tarea del maestro copista.

Por último, VisigothicPal es un recurso online para el estudio de la escritura visigótica y sus fuentes manuscritas. El objetivo de esta plataforma es “facilitar y perfeccionar” el estudio de este tipo de escritura, además de “concienciar a la comunidad científica” sobre las necesidades y posibilidades de realizar investigaciones basadas en fuentes primarias y difundir la investigación ya realizada, o en curso, en el campo de estudio.

18 de octubre de 2022

Sacan a la luz una antigua fortificación celtibérica en San Miguel de Bernuy (Segovia)

El yacimiento segoviano de Los Sampedros representa una de las obras militares de la Edad de Hierro más relevantes de toda la región
En el yacimiento se sitúan los restos de una antigua ciudad celtibérica.

Algunos recientes trabajos arqueológicos en el paraje de los Sampedros, localizado en San Miguel de Bernuy, han puesto de relieve la existencia de un yacimiento en el que se sitúan los restos de una pequeña ciudad celtibérica, además de ser un sitio con una larga ocupación entre la Edad del Hierro y la etapa medieval.

Desde el año 2020 se está desarrollando un proyecto de exploración del yacimiento arqueológico, promovido y financiado por el Ayuntamiento de San Miguel de Bernuy, que está siendo ejecutado a través del Proyecto Oppidum de Los Sampedros de la Universidad de Salamanca, con la dirección de Santiago Martínez Caballero, del Museo de Segovia, y Juan José Palao Vicente, de dicha universidad.

El proyecto cuenta con un equipo de investigación profesional del que forman parte especialistas en arqueología, antropología física y otras disciplinas, en relación con trabajos de aplicación de nuevas tecnologías, fotogrametría, cartografía y topografía, inventario y análisis de materiales, entre otras. Los trabajos de campo, ejecutados este último año entre junio y agosto, también han contado con la colaboración de alumnos en prácticas de varias universidades españolas.

La actuación arqueológica además de ahondar en el conocimiento del desarrollo histórico de esta área del valle del Duratón, aporta la documentación científica necesaria poner desarrollar un proyecto de puesta en valor del yacimiento, con la presentación de las estructuras de la ciudad celtibérica, especialmente la fortificación de la Edad del Hierro, que se unen a los restos conocidos de las dos iglesias románicas que se construyeron en el sitio en entre los siglos XII y XIII, las de San Pedro y San Martín, así como del edifico de Las Ermitonas.

UBICACIÓN ESTRATÉGICA
El yacimiento arqueológico de Los Sampedros se sitúa en un promontorio quinientos situado 500 metros al norte de San Miguel de Bernuy, sobre en un cerro que conforma una península elevada sobre entre un meandro del río Duratón y el barranco del arroyo del Hocino. El cerro está delimitado en buena parte de su perímetro por farallones verticales, que se elevan hasta 60 metros por encima del cauce del Duratón, cuyo cauce corre con gran anchura en este tramo inicial del pantano de las Vencías. Tan solo el cerro es accesible en su lado oriental, donde se estrecha el promontorio hasta los cien metros en una lengua rocosa que comunica con el páramo.

La información recabada de las prospecciones y excavaciones arqueológicas permiten señalar una primera ocupación del lugar en la Edad del Bronce, en el II milenio a. C., aunque muy mal conocida, por la limitada información disponible. El sitio sería ya ocupado de forma permanente desde la Primera Edad del Hierro, a partir de los siglos VII y VI a.C., cuando se documenta la presencia de un poblado celtibérico de una extensión cercana a las tres hectáreas, poco menos de la mitad de la superficie completa de la península de Los Sampedros.

29 de julio de 2016

Arqueólogos identifican asentamientos altomedievales en La Genestosa (Salamanca)

La campaña que la Universidad de Salamanca realiza en el yacimiento de ‘El Pueblito’, en la comarca salmantina de La Genestosa, ha descubierto estructuras en superficie de una comunidad campesina del S. VIII que podrían ser las primeras encontradas en la Meseta del Duero
Rubén Rubio Díez e Iñaki Martín Viso, investigadores principales del proyecto. FOTO: USAL.
“La historia escribe en las piedras, la piedra escribe la historia”, bien podría ser un lema de alguna de las casas de la exitosa serie televisiva ‘Juego de Tronos’. Pero no, se trata de lo que uno percibe en medio de la quietud de la dehesa de La Genestosa, localizada en la comarca de El Rebollar, al suroeste de la provincia de Salamanca y próxima a la localidad de Casillas de Flores. En este singular paraje de rebollos y suelo granítico Iñaki Martín Viso, investigador de Historia Medieval de la Universidad de Salamanca, trabaja desde 2012 identificando las huellas dejadas por núcleos poblacionales desde el inicio de nuestra Era Común, en el siglo I.

La novedad de esta cuarta campaña, desarrollada en el yacimiento de ‘El Pueblito’, es que las características de las estructuras halladas en las nuevas prospecciones sugieren que tal vez pudiéramos estar frente a los primeros vestigios encontrados en la Meseta del Duero de una comunidad campesina altomedieval del s. VIII, “período del que nunca hasta ahora se habían documentado ni encontrado restos en esta zona de la Península Ibérica”, explica Martín Viso a Comunicación Universidad de Salamanca. De ser así estaríamos ante todo un hito ya que se trata de un “fragmento profundamente desconocido y oscuro de la historia”, tanto que incluso “de esa falta de datos historiográficos y arqueológicos surgió una corriente que aboga por pensar en un despoblamiento generalizado de esta área tras el fin del período romano que se prolongaría hasta el momento de la repoblación en el s. XII”, subraya el profesor.


Con la prudencia que caracteriza a los hombres de Ciencia, Iñaki Martín muestra todas sus reservas y recuerda que hay que esperar hasta dentro de unos meses cuando los resultados de los análisis de radiocarbono de los sedimentos y cerámicas encontrados, junto con los paleomagnéticos (que ofrecen la historia geológica de un lugar determinado) y los palinológicos (que aportarán información sobre la vegetación y polen de la época) permitan una acotación cronológica exacta de los restos. “Es cierto que lo que hemos encontrado en esta campaña es diferente a las anteriores, pero hasta entonces no estaremos en disposición de poder afirmar nada”, ataja.

ESTRUCTURAS DE HÁBITAT ASOCIADAS A TUMBAS EXCAVADAS EN ROCA
Las prospecciones de años anteriores en el amplia área de la dehesa permitieron a los investigadores documentar restos de épocas romana (finales del s. I y s. II) y altomedieval (de finales del s. V a mediados del s. VII). Rubén Rubio Díez, arqueólogo de la USAL y codirector de la investigación, detalla que en los dos últimos sondeos abiertos en ‘El Pueblito’ se descubren estructuras de hábitat altomedieval claramente perceptibles en superficie y asociadas a “dos tumbas excavadas en roca localizadas a escasos metros de distancia que habíamos catalogado anteriormente y que hicieron que fijáramos nuestra atención en este lugar concreto. Queríamos saber más acerca de la relación entre los dos puntos”, explica.

Debemos viajar en nuestra mente, entonces, a un poblado rural campesino, articulado en torno al cauce del arroyo del Mazo de Prado Álvaro muy próximo a la frontera con Portugal. Para las gentes de esta zona marginal y aislada de las rutas de comercio las condiciones de vida se suponen en extremo duras. Con una actividad dedicada fundamentalmente a la agricultura y la ganadería y con altísimos porcentajes de mortalidad de mujeres en edad fértil e infantil.

Para esta comunidad, en la que un individuo de 30 o 40 años se encontraba ya en el ocaso de su vida, los espacios funerarios tendrían un valor añadido ayudándoles, tal vez, en la creación de la identidad del grupo residente, sirviendo de memoria de ancestros sobresalientes del grupo o, como una especie de marcador de derechos sobre el uso de espacios y los recursos de una zona determinada. Es significativo que las tumbas se sitúen próximas a los asentamientos y estén perfectamente señalizadas, “están diseñadas para que se vean”, aseveran los investigadores.

El reto ahora consiste en averiguar “si estos nuevos restos y estructuras halladas corresponden a los mismos momentos de ocupación datados en los yacimientos colindantes. Es decir, si son coetáneos o, por el contrario, pertenecen a diferente cronología” y, en ese caso, tratar de determinar “el tipo y función de los espacios y su modo de ocupación, así como su distinta cultura material que nos informará sobre el modo de vida de los que allí vivían”, añade Rubio Díez.

CERÁMICAS, TESTIGOS DEL TIEMPO
El contexto del suelo granítico en el que se cimientan los yacimientos constituye el principal obstáculo al que se enfrentan para recabar datos cronológicos que sitúen el asentamiento en una franja precisa de espacio y tiempo. La acidez propia de esta roca ha eliminado cualquier tipo de resto óseo, tanto humano como animal, que pudiera servir de patrón para la datación temporal.

Por ello, Martín Viso y Rubio Díez, junto con su equipo de investigación compuesto principalmente por doctorandos del grado de Historia de la USAL, así como por estudiantes procedentes de universidades mexicanas y portuguesas, se afanan en identificar los materiales y modos de construcción de las edificaciones, así como en recuperar fragmentos de metales y cerámicas domésticas. Serán precisamente estas cerámicas los ‘testigos del tiempo’, los elementos principales que situarán al equipo sobre la pista de la edad del asentamiento desenterrado.

En este sentido, Inés Centeno Cea, arqueóloga especializada en estudios cerámicos de la Universidad de Valladolid colabora desde el año pasado en las prospecciones de la USAL ayudando en la identificación de las cerámicas encontradas. La especialista señala que el modo de producción pseudoindustrializado, un poco ‘en serie’ por así describirlo, que se realizaba en época romana se verá interrumpido a partir del s. V con el colapso del Imperio. A partir de entonces, comienzan a facturarse piezas cerámicas mucho más manuales, en tornos más rudimentarios y con sistemas de producción más reducidos que presentan menor grado de belleza y perfeccionamiento técnico. Se tratará de producciones locales que tendrán escasos km. de recorrido e identificar fragmentos de este tipo en el sondeo permitiría acotar el tiempo.

“Los modos de facturación y de producción empleados en las cerámicas dejan evidencias en las piezas. Son perceptibles en sus paredes una serie de huellas de los instrumentos usados que nos ayuda a ajustar la cronología de las producciones, cotejando datos de acuerdo a la historia de la evolución de la cerámica”, argumenta la experta. A simple vista las piezas del yacimiento parecen indicar que son posteriores al s. V. ¿Podría tratarse del s. VIII? Nuevamente una llamada a la calma, “nos movemos en un espacio de tiempo muy impreciso y en una zona en la que no disponemos de guías fósiles que puedan situarnos. Tenemos que esperar a los análisis”, concluye Centeno.

‘EL REBOLLAR’ COMO MODELO SOCIAL POSTROMANO
En su conjunto, el trabajo de los investigadores de la Universidad de Salamanca en toda el área de la dehesa de la Genestosa, aportará información contrastada de un amplio período que permitirá ver los cambios y las transformaciones sufridas en varios siglos por aquellos “sectores sociales que no aparecen en los grandes relatos históricos, de los que nadie habla. De ese 99% de la población que no forma parte de la nobleza ni de las élites del poder de los comienzos de la época medieval”, matiza Iñaki Martín, responsable principal del proyecto.

Todas estas evidencias arqueológicas permitirán ver cómo se organizaban este tipo de comunidades en esos primeros siglos medievales en los que no había un Estado, un poder cercano, analizando un caso concreto a escala local. De momento, las actividades del ‘Grupo de Investigación Antigüedad Tardía y Alta Edad Media en Hispania de la Universidad de Salamanca’ ya han demostrado que la despoblación en esta zona de la Meseta del Duero no era tal. Que sí ha habido asentamientos continuados en el tiempo y en diferentes épocas. Comunidades rurales de las que tratan de esclarecer el tipo de aprovechamiento que hacían de su entorno natural y sus modos de vida.

Gentes a las que se les presuponen creencias profundas con la construcción de esas tumbas excavadas en piedra, una ardua labor que necesitaba de una planificación previa en el tiempo, una dedicación. Tumbas de las que todavía quedan interrogantes por resolver: ¿Estuvieron tapadas en algún momento? ¿Se compartían entre diferentes individuos de un mismo grupo? ¿Tendrían una finalidad temporal hasta que el cuerpo era trasladado a una necrópolis? No hay ni un sólo resto óseo encontrado que pueda confirmar o desmentir las teorías.

La dehesa de La Genestosa es en sí es todo un tesoro arqueológico que pone en valor el patrimonio histórico y cultural de la provincia de Salamanca. Un tesoro del que el granito se encarga de salvaguardar todo su misterio.

PARTICIPANTES DEL PROYECTO
La campaña de excavación se enmarca en el desarrollo del proyecto titulado “Colapso y regeneración en la Antigüedad Tardía y la Alta Edad Media: el caso del Noroeste peninsular”, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. Iñaki Martín Viso y Rubén Rubio Díez son los directores del estudio en el que colaboran el CSIC y la Universidad Complutense de Madrid en los análisis palinológico y los estudios de paleomagnetismo, respectivamente, así como las investigadoras Inés Centeno Cea (Universidad de Valladolid) y Marina Vieira (Centro de Estudos Arqueologicos das Univesidades de Coimbra e Porto –CEAUCP-).

(Fuente: Noticias CyL)

26 de enero de 2016

Las minas romanas de Castrocontrigo (León) podrían haber triplicado la producción de oro de Las Médulas

Arqueólogos de la Universidad de Salamanca anunciaron hace poco más de un año el descubrimiento de unas nuevas minas de oro romanas en el valle del Eria gracias al uso de la tecnología Lidar. Ahora se sabe que la producción de estas minas habría triplicado la cantidad de oro extraído en las Las Médulas.
El complejo minero tiene unas estructuras que aún se conservan sobre el terreno pero se aprecian con dificultad por la vegetación que las oculta. FOTO: LA INFORMACIÓN.
El valle de Eria, en León, dió a finales de 2014  uno de los grandes descubrimientos arqueológicos: los secretos de una gran mina de oro del Imperio Romano.

Javier Fernández Lozano es investigador de la Universidad de Salamanca, trabaja para el departamento de Geología y participó en este descubrimiento.


NOVEDOSA COMBINACIÓN 
"Hemos procesado todos los datos que nos han facilitado los láser aerotransportado con los que hemos trabajado y hemos aplicado un extra, los drones".

"Poder distinguir estos yacimientos a simple vista es muy complicado por culpa de la vegetación pero con esta metodología ha resultado mucho más fácil".

"Los drones nos han permitido conocer al detalle la zona y saber si se han explotado con anterioridad. Habitualmente en los trabajos arqueológicos ocurre un problema y es que no siempre hay buenos datos para trabajar".

"Mediante esta serie de técnicas hemos mejorado los datos que ya existían de la zona y ahora podemos visualizar cosas que antes era imposible y conocer, por ejemplo, los canales hidráulicos que sirvieron para explotar los yacimientos de oro. Y donde había buenos datos hemos aportado otros mejores".

Estos datos confirman por tanto que los romanos tenían un elaborado método de extracción sistemática que probablemente empleó a un grupo cualificado.

UNO DE LOS MAYORES COMPLEJOS MINEROS DE ORO DEL IMPERIO ROMANO
El valle del Eria es una zona en la que ya se conocía que había oro pero que debido a la cantidad de explotaciones de bosques, campos de cultivo, etc, tenía ocultas gran parte de sus yacimientos.

El Valle se encuentra entre la localidad de Castrocontrigo y la Cumbre de Teleno y en el se extienden más de 13.000 hectáreas de explotación minera.

Los cálculos más recientes han señalado que la suma de oro extraído en estas dos zonas señalan que la suma del oro extraído puede superar las 9 toneladas frente a los 3,5 y 5 toneladas que se habrían logrado en Las Médulas.


¿UN FUTURO GEOPARQUE?
En las comarcas de La Cabrera y Valdería es donde se asienta el yacimiento. Estas zonas se han visto condenadas, con el paso de los años,a la pérdida cada vez más preocupante de sus habitantes.

En 1950 alcazaron su máximo de vecinos pero con la emigración masiva del campo a las ciudades estas comarcas se quedan sin gente y no superan a día de hoy los 2.000 habitantes, nos cuenta Fernández-Lozano.

"Siendo de allí estoy viendo que aquello se muere. Por eso tenemos en mente la creación de un Geoparque, que puede suponer un gran atractivo para el público en general y es una forma de potenciar el turismo gracias a la financiación".

Un Geoparque es una zona protegida y una figura que ofrece la UNESCO a los territorios que tienen un especial interés geológico y cultural.

27 de julio de 2015

Confirman la existencia de una villa romana de los siglos. I-II d.C. en La Genestosa (Salamanca)

La tercera campaña de excavación del yacimiento de La Genestosa, en el término municipal salmantino de Casillas de Flores, confirman la existencia de una ocupación romana altoimperial, fechado entre los siglos I-II, posiblemente un asentamiento inferido a una villa. Además, el equipo de investigadores también ha podido documentar la existencia de una ocupación postromana (siglos V-VII) con al menos dos fases diferenciadas.
El yacimiento de La Genestosa durante una jornada de puertas abiertas. FOTO: WORD
Los trabajos, dirigidos por el profesor de Historia Medieval de la Universidad de Salamanca Iñaki Martín Viso y el arqueólogo Rubén Rubio Díez, han sido desarrollados del 1 al 21 de julio y se han centrado en el área denominada como El Cañaveral.

En este lugar se localiza un espacio residencial compuesto por aproximadamente una docena de estructuras, dos de las cuales han sido objeto de estudio, según informó ayer la Universidad de Salamanca (Usal).

La recuperación de numerosos fragmentos cerámicos, a la espera del examen de los materiales, corrobora esa cronología, lo que confirma «uno de los escasos yacimientos romanos rurales conocidos en la comarca de Ciudad Rodrigo».

OCUPACIÓN POSTROMANA
Además, el equipo de investigadores también ha podido documentar la existencia de una ocupación postromana (siglos V-VII) con al menos dos fases diferenciadas.

La segunda de ellas correspondería a los siglos VI-VII por fechas radiocarbónicas realizadas sobre materiales recuperados en campañas anteriores, por lo que la primera debería corresponder a una datación en torno a los siglos V-VI, apuntaron desde la Usal.

PIEZAS CERÁMICAS Y PIZARRAS NUMERALES
Entre los materiales de ese periodo hallados en la presente campaña hay fragmentos de piezas cerámicas y de pizarras numerales, así como una fíbula que «todavía debe ser examinada».

En los próximos meses, los expertos llevarán a cabo el estudio de los materiales recuperados, lo que permitirá obtener datos «más afinados» con el objetivo de emprender una nueva campaña en 2016.

Esta cuarta campaña se centraría en otros espacios dentro de la dehesa de La Genestosa que presentan semejanzas con el área de El Cañaveral, indicó la Usal.

4 de diciembre de 2014

Localizan nuevas explotaciones de oro romanas en Castrocontrigo (León)

Un vuelo con tecnología láser "LiDAR" pone al descubierto las huellas de los trabajos hidráulicos realizados por los romanos para la extracción de oro en el valle del Eria (León). La investigación ha demostrado que la explotación fue mucho más intensa de lo que se conocía por la arqueología tradicional, que le había dado poca importancia a estos parajes en comparación con otros como Las Médulas.
Mapa 3D con la disposición de canales y embalses romanos del valle del Eria a partir de datos LIDAR.
FOTO: JAVIER FERNÁNDEZ
Investigadores de la Universidad de Salamanca han sido pioneros en la utilización de una tecnología láser denominada LiDAR (Light Detection and Ranging) para cartografiar el terreno desde un avión para un trabajo arqueológico en España. El resultado es que han conseguido identificar nuevas zonas en las que los romanos realizaron trabajos mineros en busca de oro en la zona del valle del río Eria, en la provincia de León.

“Es la primera vez que se utiliza LiDAR para detectar antiguas labores mineras y los canales hidráulicos que sirvieron para explotar yacimientos de oro”, explica el investigador del Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca Javier Fernández Lozano en declaraciones a DiCYT, que acaba de publicar este trabajo en la revista Journal of Archaeological Sciencie. A diferencia de la fotografía aérea convencional, esta técnica láser permite estudiar cómo es la superficie por debajo de la cubierta vegetal y así se ha visto que desviaron ríos y construyeron canales y depósitos de agua.

Aunque la zona estudiada, en las proximidades de la localidad leonesa de Castrocontrigo, ya se conocía como zona minera romana, esta investigación ha demostrado que la explotación fue mucho más intensa de lo que se conocía por la arqueología tradicional, que le había dado poca importancia a estos parajes en comparación con parajes mineros como Las Médulas. Las modificaciones realizadas en el terreno llegaron a alterar el terreno de forma extraordinaria, de forma que hay una serie de canales que podrían sumar cientos de kilómetros.

El oro se podía obtener en roca y en sedimentos, pero esta segunda opción era más rentable. En ciertos puntos se puede observar cómo se hicieron las dos cosas, primero extrajeron el oro de los sedimentos y después excavaron las rocas sobre las que se asentaban. Para todos estos trabajos “fueron abriendo canales que se extienden por toda la Sierra de la Cabrera y en algunos casos se han preservado hasta la actualidad”, señala el investigador, que ha realizado este estudio junto a su compañero de departamento Gabriel Gutiérrez Alonso.


TECNOLOGÍA LIDAR
La tecnología LiDAR (Light Detection and Ranging) permite obtener la topografía de un terreno. El sistema emite un pulso de luz que llega hasta el suelo, rebota y es recogido nuevamente por los sensores del avión. Al conocer la velocidad de la luz, se puede calcular la distancia que hay entre la superficie y la aeronave, de manera que al sobrevolar el terreno se va dibujando un mapa con extraordinaria precisión.

Hasta ahora, una técnica muy usada en arqueología es la fotogrametría, pero sus resultados no son tan buenos y requiere de un proceso más lento, porque necesita realizar muchas rectificaciones para obtener una imagen de calidad. “El LiDAR te proporciona una nube de puntos que después hay que filtrar para eliminar señales que no corresponden a la superficie, como árboles, edificios o vegetación”, comenta Javier Fernández-Lozano. Por medio de un software SIG (Sistema de Información Geográfica) se obtiene rápidamente la información que se busca. En esta ocasión, el vuelo y los datos han sido proporcionados por el Instituto Geográfico Nacional (IGN).

EN LOS TEXTOS DE PLINIO EL VIEJO
De esta forma, la investigación ha revelado la existencia de canales excavados en roca y estanques para el acopio de agua que formaban parte de las labores mineras. En época prerromana, los pueblos indígenas de la península ibérica ya buscaban oro en los ríos usando bateas, así cuando llegaron los romanos siguieron esa pista pero pasaron a explotarlo a gran escala. Tras aprender las técnicas de almacenamiento y transporte del agua de los egipcios, las aplicaron para obtener hasta 20 toneladas de oro en el Noroeste de Hispania, según relata Plinio el Viejo en su enciclopedia ‘Historia natural’.

Precisamente, uno de los autores de este trabajo multidisciplinar, Miguel Fernández Morán, ha estudiado los textos antiguos y ha obtenido valiosa información que ha permitido identificar mejor las zonas mineras, ya que los datos obtenidos por el LiDAR han sido validados con trabajos arqueológicos sobre el terreno para confirmar que las estructuras observadas mediante láser se corresponden con labores mineras.

Un aspecto muy interesante de esta investigación es que abre la puerta a la posibilidad de conocer con exactitud cómo eran los depósitos de oro originales a partir de los volúmenes de material que se extrajo y los sondeos que se realizan en la actualidad.

En opinión de Javier Fernández Lozano, esta investigación abre nuevas puertas a la arqueología en España, aunque ya se emplea en otros países europeos. Además, este láser puede utilizarse desde drones, lo cual abarataría mucho los costes, ya que un vuelo de este tipo supone una inversión de miles de euros. El único problema de los aviones no tripulados es que la superficie que pueden abarcar es menor.

8 de octubre de 2013

Identificadas tres nuevas tumbas del periodo altomedieval en el yacimiento de La Genestosa (Salamanca)

Los enterramientos, localizados en el curso del arroyo del mazo del Prado Álvaro, sugieren la existencia de "una intensa actividad humana" en esta zona durante el periodo postromano, según fuentes de la Universidad de Salamanca (USAL).
Arqueólogos de la Universidad de Salamanca y el CSIC han trabado juntos en esta campaña. Foto: Salamanca 24 horas.
La campaña de excavaciones arqueológicas desarrollada en el yacimiento de época altomedieval de La Genestosa, en la localidad de Casillas de Flores (Salamanca), ha concluido con la identificación de tres nuevas tumbas del periodo altomedieval en el entorno del asentamiento.

Los enterramientos, localizados en el curso del arroyo del mazo del Prado Álvaro, siguen el modelo del poblado excavado en el yacimiento y sugieren la existencia de "una intensa actividad humana" en esta zona durante el periodo postromano, según fuentes de la Universidad de Salamanca (USAL).

Estas labores las ha llevado a cabo un equipo de investigadores españoles y portugueses de la Universidad de Salamanca (USAL) y del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Los arqueólogos, codirigidos por Iñaki Martín Viso y Rubén Rubio Díez, han profundizado desde el pasado 16 de septiembre y hasta el 5 de octubre en los sondeos realizados en la expedición del año anterior, por la que se reconoció un pequeño poblado y en el que se han excavado un par de estructuras, posibles viviendas.


FASE ROMANA
En esta campaña han documentado, además, "una posible fase romana del periodo altoimperial, siglos I-II d.C., que habría sido amortizada por un asentamiento de los siglos VI-VII, iniciada quizá en el siglo V", ha informado el profesor titular de Historia Medieval, Martín Viso, a través del área de Comunicación del Rectorado de la Universidad de Salamanca.

Entre los restos materiales hallados en el yacimiento hay algunos fragmentos de pizarras numerales, generalmente de datación post-romana (siglos V-VII). Se trata de pizarras con inscripciones numerales, que aparecen "frecuentemente" en los yacimientos de este periodo en la región suroriental de la meseta del Duero, pero que "generalmente carecen de contextos arqueológicos", ha apuntado la USAL.


OTROS DESCUBRIMIENTOS

También se han hallado cerámicas estampilladas, "propias de grupos sociales de cierto estatus", con acceso a redes de distribución de bienes que no estaban al alcance de toda la población. No obstante, predominan en la zona las cerámicas comunes, tanto de almacenamiento como de cocina.

Además, han podido identificar un muro perimetral que rodeaba a una de las estructuras excavadas, cuya función aún no está determinada, pero que podría vincular a un elemento de prestigio en este ámbito local, quizá relacionado con la captación y almacenamiento de excedentes, según la investigación.

Por último, el equipo de arqueólogos hispano-luso, en sus labores de identificación de las estructuras visibles en superficie en la zona, ha detectado una docena de posibles viviendas, que compondrían un pequeño poblado.

Aunque la explicación es "todavía muy provisional", los datos recogidos indican que "las gentes que vivieron en este poblado eran fundamentalmente agricultores o ganaderos, con diferencias sociales no muy marcadas; la presencia de pizarras numerales y de cerámicas estampilladas estaría desvelando la relación con grupos de mayor estatus, quizá externos a la población", ha explicado el profesor Martín Viso.

NUEVAS TUMBAS

Con las prospecciones del entorno se ha podido documentar tres nuevas tumbas en el curso del arroyo del Mazo del Prado Álvaro. Todas ellas aparecen "aisladas o formando pequeños núcleos de dos sepulturas" y se sitúan en las inmediaciones del arroyo y cercanas a estructuras visibles en superficie.

De esta forma, siguen el modelo del poblado que se ha excavado en el yacimiento de la Genestosa, donde se reconoce una tumba en la inmediata proximidad del poblado.

Parece, por lo tanto, que estas tumbas en las que se enterraban únicamente algunos individuos y no toda la comunidad "funcionaban como marcadores territoriales y como hitos de la identidad de las comunidades que estaban allí asentadas. Se trataría de ancestros recordados por los vivos, que servían para reclamar derechos sobre el paisaje", ha revelado Iñaki Martín Viso.

Los científicos sugieren como hipótesis más factible que se trate de un patrón que se repite constantemente en esta zona de la comarca del Rebollar, con uno o varios asentamientos que se extienden en torno al curso del arroyo, con apenas 300-400 metros de diferencia entre unos y otros.

COLABORACIÓN

El trabajo, del que quedan pendientes los análisis de los materiales recuperados y los resultados de diversas muestras, ha sido realizado por un equipo de arqueólogos españoles y portugueses y ha contado con la activa participación de algunos habitantes de la zona, cuya colaboración ha sido "fundamental", tal y como ha asegurado la USAL.

Como parte de esa "indispensable" conexión entre el conocimiento científico y la sociedad local el pasado sábado, 5 de octubre, se celebró una jornada de puertas abiertas a la que acudieron cerca de medio centenar de personas procedentes de los pueblos vecinos, a quienes se les expusieron los métodos de trabajo y resultados.

"Se trataba de generar cauces para que este trabajo forme parte del conocimiento de las gentes que viven en aquel entorno y que mejor lo pueden cuidar", ha apuntado la Universidad de Salamanca.

La campaña arqueológica se enmarca en el proyecto de investigación HAR2010-21950-C03-02, financiado por la Secretaría de Estado de Investigación.

(Fuente: El Economista)

31 de mayo de 2013

Una pizarra hallada en Badajoz desvela las cuentas de los últimos romanos de Lusitania

Las pizarras numerales son documentos escritos de gran interés, ya que aportan información sobre una época de la que no se tienen demasiados datos. Un equipo de investigadores del CSIC analiza una de estas pizarras encontrada en Valdelobos (Montijo, Badajoz), datada entre los siglos IV y V, con la intención de desvelar los usos de estos frecuentes pero poco conocidos documentos históricos.
La pizarra de Valdelobos es una de las pocas encontradas
en el entorno de Mérida.
FOTO: Iñaki Martín / SINC
Ya en la época visigoda (siglos VI-VIII) antes de que se extendiera el uso del papel, era necesario algún tipo de medio que permitiera hacer anotaciones ‘de usar y tirar’ para, por ejemplo, facilitar la contabilidad de un almacén o hacer ejercicios de escritura.

Este era el objetivo de las pizarras numerales, unos documentos escritos muy frecuentes –se conocen más de 2.000 en España–, que continúan siendo poco conocidos, ya que su información se reduce a números sin ninguna indicación.

“Descifrar su significado es todo un reto, porque son documentos de difícil interpretación que nos acercarían a la cultura y a los modelos de gestión de unas sociedades que se escapan a la documentación habitual”, explica Iñaki Martín, profesor de Historia Medieval de la Universidad de Salamanca. “Nuestro estudio plantea el origen y la evolución de los procesos culturales y sociales que están detrás de las pizarras numerales”, añade.

Martí y su compañero Tomás Cordero, junto a un equipo de arqueólogos e historiadores, analizaron una pizarra numeral encontrada en el yacimiento de Valdelobos (Montijo, Badajoz), datada entre los siglos IV y V; anterior a la cronología visigoda.

Este yacimiento fue una villa tardorromana, posteriormente reconvertida en necrópolis visigoda. De este estudio se deduce que los visigodos ‘heredaron’ las pizarras del mundo clásico.

La pizarra de Valdelobos presenta dos cuentas, separadas por una línea y escritas por manos diferentes. En cada una de las líneas completas, las cantidades tienden a sumar veinte.

“La suma quizá obedezca a la facilidad para calcular el total o para el almacenamiento posterior de ese bien de 20 en 20”, aclara Martín. En cada pizarra se cuenta el mismo producto –grano o aceite, por ejemplo– que, por lo tanto, no es necesario especificar.

Instrumentos de contabilidad

“La pizarra se encontró en una tumba, por lo que es un material reutilizado –explica Martín–. Aparece en una posición secundaria, es decir que forma parte de una estructura diferente a la original".

“El hecho de que aparezca en una villa implica su vinculación con las élites del momento”, indica Martín. El uso de la pizarra se puede asociar a las actividades profesionales o domésticas del propietario de la villa.

El que escribía sabía sumar y multiplicar. “Esto descarta a la población campesina, que ni poseía esos conocimientos ni necesitaba redactar estos documentos”, asegura el historiador.

Las conclusiones pueden extrapolarse a otras pizarras halladas en contextos tardorromanos y permite establecer su origen en la gestión de la propiedad, que se extendió a otros ambientes posromanos.

(Fuente: SINC / Arqueo Audema)

19 de diciembre de 2011

Tras los pasos de mudéjares y moriscos en Ávila

Un proyecto de investigación vinculado a la UNED, las Universidades de Salamanca y Valladolid y el Museo de Ávila diseña un SIG para crear el mapa mudéjar de la ciudad
El proyecto de investigación nació en el año 2009 con el objetivo de analizar la presencia mudéjar y morisca en Ávila desde sus orígenes, en el siglo XII, hasta su expulsión. Los resultados de estos tres años de investigación han permitido el diseño de un Sistema de Información Geográfica, SIG, en el que están localizados todos los puntos de interés que documentan la historia de los mudéjares y los moriscos que vivieron en Ávila durante cinco siglos. Coincide la culminación de este estudio con el IV centenario de su expulsión definitiva de tierras castellanas (1611).

El Grupo de Investigación surgió a partir de los trabajos, que hasta entonces de manera individual, habían desarrollado sus componentes. El equipo tiene un carácter interdisciplinar al contar con una experta en información mudéjar, Ana Echevarría, profesora de Historia Medieval de la UNED; Serafín de Tapia, estudioso de la comunidad morisca en Ávila, autor del único trabajo de investigación al respecto que se había publicado hasta los años 90; Olatz Villanueva, arqueóloga vinculada al departamento de Historia Antigua y Medieval de la Universidad de Valladolid y Javier Jiménez Gadea, también arqueólogo y conservador del Museo de Ávila. De manera que el grupo reúne los cuatro pilares clave sobre los que se sostiene la investigación: documentación mudéjar y morisca, y trabajo de campo en torno a cerámicas y epigrafía árabe.
En el contexto de constitución del grupo no podemos obviar el descubrimiento en 1999 del cementerio de los musulmanes de Ávila que se encontraba extramuros de la ciudad, al oeste del recinto amurallado, entre la iglesia de San Nicolás y el río Adaja, en un paraje conocido como Vado de San Mateo. Un descubrimiento de suma importancia pues se trata de una necrópolis “única en la arqueología islámica peninsular”, apunta Javier Jiménez, por su numerosidad (puso al descubierto más de 3000 sepulturas) y por la información que reveló sobre la religiosidad de los mudéjares castellanos.
Fue descubierta a raíz de las prospecciones arqueológicas previas a la urbanización de la zona y su vigencia, entre los siglos XIII y XV confirma que los mudéjares mantuvieron intacta durante ese tiempo su fe islámica. A pesar de que su descubrimiento puede parecer casual, Javier Jiménez aclara que las estelas funerarias que habían aparecido reutilizadas en algunas fincas de la zona y la referencia a este lugar en libros de los siglos XVII y XVIII como ‘La cerca de los osso’ o ‘El honsorio de los judíos’ aportaban pistas fiables sobre su ubicación. 
  • El estudio recoge la existencia de “sólidos indicios documentales” sobre otros lugares de enterramiento en Ávila: junto al monasterio cisterciense de Santa Ana y junto al premostratense del Sancti Spiritus.

Además del trabajo documental desarrollado por los investigadores a partir del Archivo Histórico Provincial de Ávila, el del Ayuntamiento, la Diputación, el Archivo General de Simancas y el Archivo Histórico Nacional, parte del estudio se ha basado en el trabajo de campo: recorridos por la ciudad en busca de elementos que pudieran relacionarse con los mudéjares y moriscos. En este sentido, diferenciamos entre los reutilizados en otras construcciones y los dispersos en la ciudad como elementos ornamentales. “Prácticamente todos los edificios construidos o reformados durante el primer tercio del siglo XVI emplearon estelas funerarias musulmanas”, subraya Javier Jiménez. Y es que tras la orden de conversión de los Reyes Católicos, en 1502, todos los lugares de culto fueron desmantelados.
Como resultado de estos recorridos, el Grupo de Investigación ha diseñado un Sistema de Información Geográfica, SIG, en el que pueden localizarse todos aquellos lugares de interés referidos a mudéjares y moriscos. Una estela que se reutiliza o una casa que fue vendida por un musulmán a un vecino de Ávila aparecen referenciadas en un plano que “podemos superponer a la cartografía actual o histórica y en el que se irán destacando todos los puntos que queramos localizar”, explicó Javier Jiménez, “de esta manera conectamos una base de datos con información espacial en soporte cartográfico”. El sistema exige una actualización continua a raíz de los descubrimientos que se vayan realizando.
El objetivo de este SIG no se agota en ser una herramienta para la investigación, sino que el Grupo aspira a poder proponerlo a las administraciones públicas para la gestión del patrimonio histórico, sobre todo de cara a las prospecciones arqueológicas previas a una intervención urbanística. Asimismo, otra de las intenciones es ponerlo a disposición de la sociedad a través de una página web de acceso libre. Pero para ello, aún queda recorrido pues es preciso terminar de definir la herramienta informática que lo sustenta y enriquecerlo con más puntos de interés. Esperan, eso sí, que pueda estar finalizado para 2014, cuando culminará el segundo proyecto de investigación en el que se han embarcado junto a otros investigadores al amparo del Ministerio de Educación, con el objetivo de profundizar en la presencia mudéjar y morisca en Castilla.
La presencia musulmana
A finales de la Edad Media, la presencia musulmana en Ávila apenas llegaría a los diez millares. De la primera etapa tan sólo han quedado rastros documentales, las tumbas del cementerio islámico y el trabajo agrícola, por el que los obispos les reclamaban los diezmos correspondientes. Las morerías se organizaban por obispados y en el siglo XIV, mantenían relaciones fluidas con el Cabildo y el Consejo y ocupaban, abonando una renta, casas de su propiedad que se situaban zonas de mercado próximas a la muralla, como las Plazas del Mercado Nuevo y de San Pedro, y también a la mezquita de la Solana. Tenían estatus de ‘vecinos’ que les reportaba garantías en los conflictos que pudieran surgir con los naturales de otros lugares. Sus oficios eran principalmente el textil, la venta de sal, el trabajo con cueros, la alfarería o la construcción, según se recoge en el estudio.
En cuanto a sus lugares de culto, los últimos estudios han documentado la existencia de mezquitas en las ciudades de la Cuenca del Duero. A principios del siglo XIV, la comunidad musulmana abulense había levantado dos mezquitas, una intramuros y otra a los pies de la muralla donde se levantó más tarde el Monasterio de Nuestra Señora de Gracia. A finales de siglo construyeron un tercer templo, al parecer en la actual calle Empedrada y en 1480 se levantó otra en la zona sur de la ciudad, en la morería del Berrocal.
El año 1502 marcó un punto de inflexión: los Reyes Católicos obligan a los musulmanes a convertirse al cristianismo si querían seguir viviendo en al Península. En Ávila, unas 700 personas (el 10% de sus habitantes) se bautizaron y se conoce el nombre cristiano que 154 varones moriscos adoptaron: el más repetido fue Lope, en referencia a un antiguo noble granadino que vivía en Ávila y que colaboró con los Reyes Católicos en la guerra de Granada. La llegada a partir de 1570 de los que después se llamaron moriscos granadinos, para diferenciarlos de los que llevaban siglos ocupando estas tierras, trajo cambios importantes.
A Ávila llegaron unos mil, en pésimas condiciones sanitarias pues al no estar acostumbrados al invierno, un 12% murió en el camino, según indicó otro de los miembros del equipo de Investigación, Serafín de Tapia. “Eran dos mundos, uno mediterráneo y otro continental y aunque al principio los moriscos abulenses los recibieron con deferencia, el choque fue inevitable”, señala Tapia. Tan es así, que tras el decreto de expulsión de 1610, las autoridades abulenses pidieron que se excluyera a los moriscos abulenses, que gozaban de un elevado nivel de integración. Y se consiguió, hasta que en el año 1611 la expulsión fue definitiva y Ávila perdió el 17% de su población, una población que aportaba el 49% de los recursos financieros de la ciudad. La ciudad pasó de tener 8.300 habitantes en 1611 a 5.400 en 1632 y no fue hasta principios del siglo XX cuando se recuperó el volumen demográfico del XVII.
La exposición ‘Mudéjares y moriscos
Precisamente con el objetivo de acercar a la sociedad este trabajo de investigación, el Museo de Ávila acoge hasta el próximo 18 de marzo una exposición con las piezas más significativas de la historia mudéjar y morisca en la provincia. Piezas únicas halladas en Ávila ya que sólo se conocen dos estelas funerarias mudéjares encontradas fuera de tierras abulenses: en Lisboa y Toledo. Entre ellas destaca un cipo funerario de mediados del siglo XIII correspondiente a una mujer y que refleja que doscientos años después de que Alfonso VI conquistara Toledo, los musulmanes toledanos conservaban su costumbre de señalizar las sepulturas con estas piezas cilíndricas.
De Segovia ha viajado hasta Ávila una llave islámica como las que aparecen representadas en la Alhambra de Granada, considerada un ejemplo de falso mudejarismo, ya que según un estudio en el que ha participado Javier Jiménez, no deben relacionarse ni con la ciudad de Segovia, ni con su aljama mudéjar, ya que se trata de objetos traídos desde al- Andalus como trofeos tras las campañas militares y que eran ofrecidos a monasterios o iglesias.
En la exposición también puede contemplarse parte del sepulcro de un musulmán que pertenecía a una destacada familia mudéjar, los Rico, que desempeñaron importantes cargos en la aljama abulense en el siglo XV; por este motivo el sepulcro fue distinguido, además de por el hecho de haber sido asesinado. Actualmente se encuentra en la Iglesia de Santiago de Ávila.
Por otra parte, se ha reconstruido en el Museo un horno elaborado a partir de estelas funerarias de la necrópolis abulense y que por motivos de conservación no se ha podido trasladar a la capital. Un dato curioso sobre las estelas funerarias de los musulmanes, reseña Javier Jiménez, es que sabemos que son islámicas por las inscripciones, algunas con citas coránicas, pero utilizan elementos decorativos del arte cristiano contemporáneo, como el gótico final abulense. “Se produce así un fenómeno de intercambio cultural contrario al del arte mudéjar: si éste utiliza un lenguaje islámico para unos edificios conceptualmente cristianos como palacios o iglesias, el lenguaje que emplean los mudéjares para sus propias estelas funerarias está tomado del arte cristiano contemporáneo”, añade Jiménez.
(Fuente: León Noticias / E. Rodríguez)