Resulta imposible no sentirse contagiado del misterioso hechizo que emana de cada una de sus piedras, que perfilan sobria y armoniosamente la arquitectura de esta enigmática Ciudad de Vascos, situada en el término de Navalmoralejo (Toledo).
|
Vista de la ciudad en el municipio de Navalmoralejo (Toledo). |
Muchas y variadas teorías se han aventurado en torno al nombre de estas misteriosas ruinas, pero ninguna está medianamente fundamentada. Se supone que debió de ser una deformación fonética de su denominación primitiva del árabe. Tampoco se sabe bien si éste era el nombre por el que se le conocía en aquella época. También permanecen en el más oscuro de los misterios los motivos que impulsaron su construcción en el siglo X, su gran desarrollo (se calcula que albergó más de tres mil habitantes) y posteriormente su total abandono en el XI, en pleno florecimiento.
La ciudad está ubicada sobre un áspero promontorio, en un risco salvaje, en un enclave lleno de magia y misterio, abrazada por el río Huso y sumida en el olvido. El espectáculo es sobrecogedor. Toda una ciudad hispano-musulmana detenida en el tiempo. Situada en lo más profundo de la Jara toledana, en el municipio de Navalmoralejo, está rodeada de una magnífica muestra del llamado bosque mediterráneo, una rica y variada fauna adaptada a este tipo de ecosistema.
|
La ciudad está en una finca particular. |
Se sabe poco de este sorprendente asentamiento, aunque los trabajos arqueológicos que se vienen realizando desde el año 1.975 van desvelando gota a gota cómo vivían y cómo se defendían sus moradores. Se conoce poco más porque estas venerables ruinas se resisten tenazmente a entregar sus secretos tan celosamente guardados durante siglos. Dotado de cementerios, sólidas murallas, baños y una altiva alcazaba, la ciudad se levantó distante de enclaves estratégicos y lejos de las principales rutas comerciales al Tajo y a Toledo. Este aislamiento ha contribuido en gran medida a que el lugar no haya sido expoliado, sin más deterioro que el producido por el paso de los siglos.
|
Puente romano de La Canasta, una calzada romana secundaria
que unía la ciudad de Vascos del municipio de Navalmoralejo y Toledo.
|
Los restos mejor conservados, los que confieren al conjunto el carácter monumental y que más impactan al visitante que lo contempla, lo forman los elementos defensivos y militares de la ciudad. En concreto la robusta muralla o lienzo defensivo que protege el espacio de unas ocho hectáreas, elemento fundamental en las ciudades hispano-musulmanas, y que envuelve la Medina o ciudad propiamente dicha. El trazado de esta defensa se adapta a lo abrupto del terreno, bordeando los lugares más escarpados. Se conservan restos de dos puertas, una de ellas con el arco de herradura típicamente musulmán y cinco angostos postigos horadados en la muralla. Fuera de ésta, en extramuros, los llamados Baños de la Mora -con la posibilidad de emanar agua fría o caliente- y restos de otras dependencias en donde los artesanos ejercían sus labores, posiblemente para evitar ruidos y olores a la ciudad.
Varias teorías afirman, aunque nada concreto se ha podido demostrar hasta el día de hoy al no existir documentos que lo avalen, que la construcción de esta ingente obra se relaciona con fines estratégicos y defensivos, tal vez vinculada a la defensa de la línea fronteriza del Tajo. Otras la relacionan con la minería, estimando que estaba ligada mediante rutas o caminos con las minas de hierro y oro que existieron en las Rañas de Jaeña. Esta teoría se basa en las escorias halladas en las excavaciones.
Para visitar la Ciudad de Vascos:
Horarios Centro de Interpretación:
A partir del 15 de mayo, sábados de 10 a 14 horas.
Tarifas Entrada gratuita
Servicio Visitas guiadas previa cita concertada llamando a los teléfonos 625 738 152 y 639 004 915 o por e-mail a carpetaniatur@ya.com