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18 de octubre de 2024

La villa romana de La Estaca, en Las Regueras (Oviedo), declarada Bien de Interés Cultural

Cultura comenzó a tramitar este expediente en noviembre de 2022
El equipo científico codirigido por los profesores Elías Carrocera y Juan Ramón Muñiz, sacan a la luz los vestigios de la villa romana. Foto: Juan Leal / La Voz de Asturias

El Consejo de Gobierno del Principado de Asturias aprobó ayer jueves la declaración de bien de interés cultural (BIC), con categoría de zona arqueológica, de la villa romana de Andayón/La Estaca, en el concejo de Las Regueras. Las investigaciones realizadas en este enclave han permitido definir un amplio asentamiento, constituido por un gran edificio residencial y varias edificaciones auxiliares dispuestas en su entorno, según detalla la reseña del Consejo de Gobierno.

La construcción principal tiene una planta de cerca de 700 metros cuadrados y cuenta con una organización nuclear en torno a dos patios alrededor de los cuales se sitúan las estancias, algunas de ellas decoradas con pavimento de mosaico y pinturas murales.

La Consejería de Cultura comenzó a tramitar este expediente en noviembre de 2022 y a lo largo del proceso ha recabado informes positivos del Real Instituto de Estudios Asturianos (Ridea), la Real Academia de la Historia o la Universidad de Oviedo, que constató en su informe el interés del yacimiento como testimonio del pasado, así como su valor artístico y científico, según el Principado.

19 de septiembre de 2018

La excavación de Lucus Asturum empieza a dar frutos

El equipo que dirige Esperanza Martín encuentra en su primer día de trabajo materiales romanos y medievales en el yacimiento de Llanera (Asturias)
Esperanza Martín, directora de las excavaciones, en una de las zonas delimitadas. FOTO: IMANOL RIMADA
Ayer, a primera hora de la mañana, el equipo de diez arqueólogos y voluntarios que trabajan en la excavación del asentamiento de Lucus Asturum, donde permanecerán durante un mes, ya había encontrado «material romano casi en superficie. Ojalá sea una buena señal». Este material se encontraba mezclado con restos medievales y otros contemporáneos.

Ayer fue el primer día de trabajo en la Castañera, finca a las afueras de Lugo de Llanera. Los estudios previos por georradar y fotografía aérea realizados por Fotoasturias y la Universidad de Oviedo parecían establecer ya la existencia de una estructura de la que, sin embargo, se desconocen su época, tipología y tamaño exacto.

Los trabajos se centran ahora en confirmar la presencia romana y, asimismo, en establecer si Lucus Asturum era un enclave de gran tamaño o la unión de núcleos dispersos. Esperanza Martín, directora de las excavaciones, señaló ayer que «la fotointerpretación de los datos del georradar nos permite establecer una serie de estancias que esperemos que se confirmen. Uno de los mayores miedos de cualquier arqueólogo es que el arado se haya llevado parte de estas superficies», destacó, aunque, de acuerdo con sus estimaciones, habrá que excavar «más de medio metro».

La financiación de los trabajos asciende a 15.000 euros, que proceden de las arcas municipales en su totalidad. Alfredo Rodríguez Iglesias, concejal de Cultura, Deportes y Turismo de Llanera, explicó que «el primer día, el objetivo es la delimitación de los aproximadamente cien metros cuadrados de superficie de excavación». En este sentido se congratuló de que ya hubieran aparecido «bastantes materiales de construcción y alguna cerámica, pero falta saber la cronología».

Recalcó por último que una disciplina como la arqueología «da resultados con el tiempo. Hay que tener paciencia». «Probablemente Lucus Asturum era un emplazamiento importante, pero modesto», concluyó.

(Fuente: El Comercio / Marcos Gutiérrez)

16 de mayo de 2014

Asturias pierde financiación americana para dos excavaciones arqueológicas

La Universidad norteamericana de Columbia, dentro del proyecto de Escuela Internacional de Arqueología, tenía previsto invertir este verano unos 30.000 euros en dos excavaciones arqueológicas en Asturias, una en el yacimiento medieval de Faro (Oviedo) y otra en el Pico Castiellu, en Siero. Sin embargo, los movimientos de las administraciones públicas del Principado han motivado la retirada del apoyo a estos trabajos, cuya inversión irá finalmente a dos campañas arqueológicas en Francia.
Excavaciones en el yacimiento de Faro (Oviedo) de 2013. Foto: ARCHEOLOGICAL INSTITUTE OF AMERICA.
El caso más chocante es el del yacimiento de Faro, en Oviedo, donde un equipo de investigadores liderado por el arqueólogo Alfonso Fanjul Peraza llevaba cuatro años trabajando en busca de vestigios de las cerámicas de los siglos XI y XII. La Universidad de Columbia ya había aportado fondos y estudiantes con anterioridad, y seguiría haciéndolo este año si el proyecto no hubiera cambiado de manos. Fanjul denuncia que el Ayuntamiento de Oviedo, que también ha estado financiando estos trabajos «se lo ha entregado a la empresa Gecuna, afín a Izquierda Unida», y que sería uno de los puntos del acuerdo entre el gobierno popular y la coalición a cambio de su abstención para aprobar las cuentas municipales.

La doctora Megane Clarke, directora de la Escuela Internacional de Arqueología, considera «éticamente reprochable» el proceder del Ayuntamiento, y asegura que no quiere implicarse «en ningún escándalo relacionado con tratos a favor de empresas o con política regional», por lo que este año no participarán en las excavaciones ovetenses, de las que hasta ahora había sido una parte activa.

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El otro proyecto sin financiación está en Tiñana, en el concejo de Siero. Allí, el equipo de Fanjul había localizado unos restos que, aunque inicialmente se pensaba que pertenecía a un castro, una revisión hacía pensar que en realidad eran parte de una fortaleza militar de los orígenes del reino de Asturias. La universidad americana había reservado 15.000 euros para poder arrancar los trabajos en Siero este año, sobre todo por el interés que despierta en Estados Unidos el período de formación de los reinos hispánicos, pero el Principado no ha concedido el permiso para poder realizar la excavación. «El proyecto está bien presentado y no pedimos dinero», asegura Fanjul, que cree que la negativa se debe «a temas políticos y personales».

Clarke considera «decepcionante» la respuesta de las instituciones a su intención de «consolidar en Asturias nuestro proyecto de escuela». Y, en lugar de a Oviedo y a Siero, el dinero que Columbia iba a invertir en Europa se irá directamente a Francia. Allí colaborarán con otras dos campañas arqueológicas.

Mientras, Fanjul explica que intentará continuar el proyecto de Faro «fuera de la línea oficial», pero Tiñana, de momento, no se podrá llevar a cabo mientras Cultura no dé luz verde al inicio de las excavaciones.

(Fuente: El Comercio / Ruth Arias)

16 de diciembre de 2011

Oviedo antes de la monarquía astur

Los últimos estudios científicos remueven las teorías sobre el origen de la ciudad y sirven, según los expertos, para estudiar otros enfoques sobre una época de la que se sabe muy poco
Fuente de Foncalada.
Las últimas dataciones de la iglesia prerrománica de San Miguel de Lillo, que adelantan la fecha de su construcción, han revolucionado en cierta medida el mundo de la arqueología, del arte y de la historia medieval, sin que eso signifique que los expertos pongan en duda los términos de la historia tal como la conocemos hasta ahora. Sobre todo, porque la información referida a los siglos anteriores a las joyas del Prerrománico es escasa. 

Más que cuestionar lo que hay, la mayoría ha aprovechado, como suscribe el arqueólogo Rogelio Estrada, para poner sobre la mesa la necesidad, «que venimos demandando desde hace tiempo, de realizar unas dataciones fiables sobre todo el Prerrománico». Para el arqueólogo, que sacó a la luz la fuente de la Rúa durante los sondeos previos a las obras de ampliación del Museo de Bellas Artes, el Prerrománico no puede seguir estudiándose atendiendo sólo a rasgos de estilo o a comparaciones, cuando en la actualidad hay técnicas de datación que pueden afinar las fechas con un margen de error de tres o cuatro años. 

«Son un instrumento que te da conocimiento, y hoy no se entiende que aún no se disponga de esas fechas». Estrada ve en las dataciones de Lillo un revulsivo para acometer una investigación que incluya el conjunto de dataciones que permitan conocer con más detalle los monumentos de la monarquía asturiana. «Estamos en el siglo XXI y ya no se puede seguir viviendo únicamente de estilos», dice. 

Asegura que dataciones similares a las realizadas ahora con Lillo se quisieron iniciar hace algunos años con la fuente de Foncalada, también de época de la monarquía asturiana, pero finalmente se suspendieron por falta de financiación. 
En lo que respecta a los resultados arrojados por el carbono 14, con cifras que en algunos casos rebajan en casi dos siglos la edad del monumento, no le resultan «anómalas» porque entran en un arco de datación razonable si se tiene en cuenta el margen de holgura con que trabaja el carbono 14. 

Aunque para el arqueólogo no tiene sentido establecer ningún paralelismo entre el hallazgo de la fuente de la Rúa, que se dató hacia el siglo IV, y el entorno del Naranco, sí considera que unas y otras aportaciones están sirviendo para remover ciertos planteamientos inamovibles y para demostrar la necesidad de estudiar otros enfoques y otras técnicas que ayuden a desentrañar un período ciertamente oscuro de nuestra historia. 

Ésa es una tarea en la que la arqueología tiene mucho que decir y así lo vienen repitiendo hace tiempo quienes se dedican a indagar a través de sus técnicas. Es bien cierto que en los últimos veinte años, la arqueología se ha mostrado como la única ciencia capaz de arrojar luz sobre una etapa histórica que comienza con la romanización para extenderse hasta la época de la monarquía asturiana. Siglos oscuros con información escasa y fuentes documentales no siempre fiables, impidiendo evaluar con exactitud acontecimientos acaecidos en esta parte de la Asturias transmontana. 

Gracias a la arqueología, los historiadores han conseguido rellenar algunas lagunas. Por ejemplo, que la romanización caló en Asturias mucho más de lo que se creía hace tan sólo dos décadas. Tanto los muchos hallazgos que demuestran la importancia del Gijón romano como los que evidencian que Oviedo no nació cuando Máximo y Fromestano llegaron a la colina de Ovetao han permitido reconsiderar mucho de lo que se afirmaba hasta hace pocos años. 

Si la fuente y otros hallazgos localizados en el solar de la calle la Rúa ponen el altavoz en la existencia de un Oviedo anterior al Oviedo de la monarquía asturiana, no es ése el primer yacimiento que demuestra la existencia de poblamiento en la zona, ya lo habían hecho con anterioridad los vestigios de presencia romana localizados en el lugar conocido como Murias de Paraxuga, donde se levanta la actual Facultad de Medicina, o el importante y desaparecido yacimiento del castro de Llagú, en las afueras de la ciudad, que ofreció dataciones anteriores a la conquista de Roma. 

Pero aún conociendo que Oviedo ya era un núcleo poblado en época romana, se sabe muy poco de cómo transcurrió la historia en esos siglos que lo separan de la época de Alfonso II. Por el camino seguro que hubo conflictos, rebeliones y asaltos, situaciones típicas de una Península que vivió en el siglo V la caída del Imperio Romano de Occidente y la entrada de los pueblos bárbaros. 

Para algunos historiadores, los astures consiguieron mantenerse independientes de las conquistas bárbaras debido a la situación marginal de la cornisa cantábrica, pero otros sostienen que a partir del siglo VI perdieron la independencia y pasaron a formar parte del reino suevo, al que permanecerían sujetos, tras algunos episodios de rebelión, hasta que con la conquista de Leovigildo, en el año 585, este reino fue absorbido por los visigodos. Un siglo después, los astures tuvieron sus más y sus menos con los visigodos. Tampoco sobre la presencia y la influencia goda en el Reino de Asturias hay unanimidad.

(Fuente: La Nueva España / M.S.Marqués)

15 de diciembre de 2011

La fecha de construcción de San Miguel de Lillo, en duda por tres pruebas científicas

Las muestras de morteros originales datan la iglesia hasta casi dos siglos antes de lo manejado hasta ahora, en el reinado de Ramiro - Los especialistas, cautelosos, coinciden en la necesidad de un gran estudio arqueológico para documentar con rigor el arte asturiano

San Miguel de Lillo es una de las joyas del prerománico asturiano.
Los documentos dicen que la iglesia prerrománica de San Miguel de Lillo, en el monte Naranco de Oviedo, fue construida entre los años 842 y 850, durante el reinado de Ramiro I (842 a 850). Los análisis de carbono 14 realizados sobre una veintena de muestras del edificio revelaron que tres de ellas, morteros originales, apuntan dudas razonables sobre estas fechas. La datación que ofrecen es, en uno de los casos, entre los años 680 y 870, un abanico en el que su construcción podría coincidir con la fecha oficial; en otro, entre el 670 y el 810 y, en el tercero, entre los años 660 y el 770. En muchas de las muestras, con un origen de caliza cocida, aparecen restos de madera carbonizada.
Las cronologías del carbono 14 tienen un arco temporal muy amplio. Pero prácticamente todos los expertos consultados coinciden en la idea de que los edificios prerrománicos asturianos están poco documentados arqueológicamente y necesitan un estudio más amplio.
«Mi primera impresión es de desconcierto, está muy claro que Ramiro I construyó la iglesia de San Miguel de Lillo y el palacio de Santa María del Naranco. Tal vez esos materiales procedían de edificios anteriores y se reutilizan en la construcción de San Miguel», apunta Javier Fernández Conde, catedrático jubilado de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo.


Y añade: «Es fundamental, yo diría que esencial, una excavación amplia, no sólo en el Naranco. No sabemos cuándo se construyó Bendones, sabemos poco de San Pedro de Nora, lo mismo que de Santa Cristina de Lena. El prerrománico está pidiendo a gritos dataciones científicas porque dan mucha luz sobre las cosas».


«Son datos extraordinariamente atractivos», señala Lorenzo Arias, profesor de la Universidad de Oviedo y autor de numerosos estudios sobre el Prerrománico. A propósito de estas nuevas cronologías, que él ya conocía, Arias recuerda el estudio de Luis Caballero sobre la estratigrafía del arte asturiano en el que se cuenta que en la primera construcción de San Miguel, antes del gran derrumbe del siglo XI, hay dos fases, probablemente debidas a una paralización o desaparición del taller que trabajaba inicialmente en el edificio. Se nota, sobre todo, en los modelos iconográficos. «En la reanudación de la obra de San Miguel, se traían materiales de Santa María. Muy probablemente hay que plantearse que San Miguel y Santa María no son del mismo taller ni tampoco del mismo constructor. Santa María está hecha «ex novo» y San Miguel no. Quizás haya que retrasar las dos, aunque con poca diferencia una de otra».


¿Pero construidas durante el reinado de Ramiro I? «Hay una tesis muy interesante que dice que el proceso final de Alfonso II fue con Ramiro I ya de rey; son datos que hay que valorar. A mi juicio, falta un parque arqueológico en el Naranco, hay que excavar sistemáticamente y sin fin».


Al laboratorio Beta Analytic Inc. de Miami, responsable de los análisis, se envió una veintena de muestras en el marco de las obras que se realizaron en San Miguel hace unos meses como primer paso para su recuperación integral, dirigidas y proyectadas por el arquitecto Fernando Nanclares. La Consejería de Cultura, a propuesta de los responsables de la obra, encargó un estudio previo y seguimiento petrológico de la intervención a la empresa GEA Asesoría Geológica y, una vez en marcha, se aprobó el envío de varias muestras al citado laboratorio para la prueba del carbono 14. Los resultados sorprendieron a los técnicos implicados en el proyecto, pero la presentación de los informes y el final de la obra coincidió con el final de la legislatura anterior y el cambio de Gobierno. El informe probablemente se archivó.


El propio Ramiro I, en la advocación que figura inscrita en el ara de San Miguel, cuyo original se encuentra en el Museo Arqueológico de Asturias y una copia de la misma en Santa María del Naranco, dejó escrito: «...que mediante tu siervo Ramiro príncipe glorioso con la reina cónyuge Paterna renovaste esta morada consumida por la mucha antigüedad, y por medio de ellos edificaste este ara de bendición a la gloriosa Santa María (...)».
(Fuente: La Nueva España / Pilar Rubiera)

7 de agosto de 2011

El Arca Santa de Oviedo: la joya románica más preciada

Arca Santa de Oviedo.
No se puede hablar de la Cámara Santa sin hacer referencia al Arca de las Reliquias, la caja, que procedente de Toledo, llegó a Asturias para evitar su caída en manos musulmanas. Fue precisamente el rey Alfonso VI, que habría presenciado su apertura en Oviedo, quien, viendo su pobreza, ordenó labrar otra de plata vista y plata sobredorada para guardar las reliquias.

Es la que ahora se encuentra custodiada en la Cámara Santa junto a las cruces de los Ángeles, la Victoria y la Caja de las Ágatas, tres joyas que forman parte del tesoro más preciado de la Catedral. El frente del Arca Santa representa a Cristo rodeado de cuatro ángeles y del apostolado. En las paredes laterales se representan escenas de la vida de Cristo con inscripciones en latín y árabe. La tapa, que ejerce como tabla de altar, representa la crucifixión y es, iconográficamente, la más importante junto con el frontal.

El arca es, según los estudiosos, una obra de orfebrería magistral que se sitúa como la primera románica conservada. Hevia Ballina no duda del valor espiritual y artístico del Arca, a la que considera «la reliquia más preciada de la Cámara Santa». Fue una de las piezas que resultaron perjudicadas en la explosión que durante la Revolución de 1934 afectó a la Catedral, pues quedó desmontada bajo los escombros, aunque posteriormente pudo recomponerse bajo la dirección de Manuel Gómez-Moreno.

No sólo el Arca Santa sufrió los efectos del bombardeo, también se vieron afectados los restos de pintura del Calvario, que se perdieron definitivamente al derrumbarse la pared. La Cámara Santa se salvó de milagro de la voladura que afectó a la bóveda y también a la cripta de Santa Leocadia, localizada en la parte inferior, donde fueron a parar la Cruz de los Ángeles y la Cruz de la Victoria, que no sufrieron desperfectos gracias a que un banco había financiado algunos años antes vitrinas resistentes que les sirvieron de protección.

Desde el siglo XII, la Cámara Santa se constituye como un centro de peregrinación que tiene su mayor apogeo en los siglos XVII y XVIII, momento en el que se construye la escalera noble que asciende desde la Catedral y que muestra la huella de centenares de pisadas en el pronunciado desgaste de sus peldaños.

El estilo románico de la Cámara Santa marca la diferencia con el carácter rural de otras creaciones al dar muestras de una riqueza y un valor artístico que en nada desmerece de los grandes ejemplos del Románico internacional.

15 de diciembre de 2010

Hallan en el palacio arzobispal de Oviedo un gran aljibe anterior a la fundación de la ciudad

El pozo, de siete metros de profundidad, se extiende incluso bajo el Tránsito de Santa Bárbara - Las obras del nuevo Archivo Histórico Diocesano, inaugurado ayer, destaparon el yacimiento arqueológico
Las obras de acondicionamiento de los nuevos locales del Archivo Histórico Diocesano -en el semisótano del palacio arzobispal- inauguradas en la mañana de ayer, han sacado a la luz un gran pozo de agua, quizá potable, de siete metros de profundidad, que es anterior al siglo VIII y por lo tanto previo a la fundación oficial de la ciudad de Oviedo. Un nuevo hito que se suma a la fuente romana de la calle de la Rúa, que recientemente también ha testimoniado un asentamiento urbano previo a Fruela.


Un pozo de historia y un monumento a la memoria 

El pozo, situado en el ala norte del palacio, es cuadrangular, está fuera de la trama urbana secular -no es paralelo a las líneas maestras del palacio, la Catedral u otros edificios, todos orientados de Este a Oeste- lo que también avala su origen anterior a la fundación de la ciudad, está construido con grandes bloques de sillería y en el último tramo, excavado en roca. Un pico de gran cuadrado que forma el pozo se encuentra debajo ya del Tránsito de Santa Bárbara. Como indicó un experto, es sin duda anterior al siglo VIII.
La boca del algibe descubierto.

En el plano arqueológico general que figura en una de las nuevas estancias del archivo, y que recoge todos los yacimientos del llamado Oviedo redondo, figura pintado de azul, color que se reserva para la fuente romana de la Rúa, indicando que también este nuevo pozo es romano o al menos claramente anterior al siglo VIII. La memoria arqueológica sobre las obras efectuadas en el semisótano del palacio arzobispal aún no ha sido hecha pública.

La inauguración y bendición de las nuevas instalaciones se realizó a partir de la una y media de la tarde, presididas por el arzobispo Jesús Sanz Montes, acompañado por el alcalde Gabino de Lorenzo. 

Con el nuevo archivo totalmente lleno de gente -investigadores, arquitectos, arqueólogos, sacerdotes, periodistas...- tomó la palabra su director y canónigo Agustín Hevia Ballina para presentar las sucesivas intervenciones.

Abrió el fuego Jorge Hevia, quien, en unión del también arquitecto Cosme Cuenca, dirigió la obra. Comentó las dificultades del trabajo, por las infiltraciones de agua y porque la reconstrucción realizada, tras la destrucción del palacio en 1934, fue muy pobre en materiales. Entre las novedades, apuntó el pozo aljibe «anterior al siglo VIII». Año y medio de obras, dijo, para instalar 1.200 metros lineales de estanterías en compactos mecanizados, en un espacio de 460 metros cuadrados.

En su turrno, Hevia Ballina repasó la historia del archivo, con documentación de todas las parroquias asturianas donde, desde Trento, tienen libros de bautismo, matrimonio y defunción y comentó que despachan constantemente peticiones, sobre todo de Cuba, para documentar antepasados asturianos.

Tomó la palabra después Jesús Sanz. Dio las gracias a Hevia Ballina por su labor y añadió: «préstame mucho ver aquí al señor Alcalde». Dijo que el archivo no era materia de sacristía «sino la historia de un pueblo, de una ciudad, de una región, por eso me presta tanto ver aquí a don Gabino». Tras varias oraciones responsoriales, el Arzobispo bendijo con un hisopo las nuevas instalaciones.



13 de marzo de 2010

La Cruz de la Victoria


También conocida como "Cruz de Pelayo".
Cuenta la leyenda que se le apareció a D. Pelayo en el transcurso de la batalla de Covadonga (a. 712). Otras fuentes cuentan que se la entregó un pastor al primer caudillo asturiano después de la batalla. En sus orígenes estuvo en la Iglesia que Pelayo mandó contruir en Cangas de Onís (primera capital del incipiente reino) hasta que Alfonso III El Casto la llevó a la catedral de Oviedo y mandó repujar en oro y piedras preciosas.