El pozo, de siete metros de profundidad, se extiende incluso bajo el Tránsito de Santa Bárbara - Las obras del nuevo Archivo Histórico Diocesano, inaugurado ayer, destaparon el yacimiento arqueológico
Las obras de acondicionamiento de los nuevos locales del Archivo Histórico Diocesano -en el semisótano del palacio arzobispal- inauguradas en la mañana de ayer, han sacado a la luz un gran pozo de agua, quizá potable, de siete metros de profundidad, que es anterior al siglo VIII y por lo tanto previo a la fundación oficial de la ciudad de Oviedo. Un nuevo hito que se suma a la fuente romana de la calle de la Rúa, que recientemente también ha testimoniado un asentamiento urbano previo a Fruela.
Un pozo de historia y un monumento a la memoria
El pozo, situado en el ala norte del palacio, es cuadrangular, está fuera de la trama urbana secular -no es paralelo a las líneas maestras del palacio, la Catedral u otros edificios, todos orientados de Este a Oeste- lo que también avala su origen anterior a la fundación de la ciudad, está construido con grandes bloques de sillería y en el último tramo, excavado en roca. Un pico de gran cuadrado que forma el pozo se encuentra debajo ya del Tránsito de Santa Bárbara. Como indicó un experto, es sin duda anterior al siglo VIII.
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La boca del algibe descubierto. |
En el plano arqueológico general que figura en una de las nuevas estancias del archivo, y que recoge todos los yacimientos del llamado Oviedo redondo, figura pintado de azul, color que se reserva para la fuente romana de la Rúa, indicando que también este nuevo pozo es romano o al menos claramente anterior al siglo VIII. La memoria arqueológica sobre las obras efectuadas en el semisótano del palacio arzobispal aún no ha sido hecha pública.
La inauguración y bendición de las nuevas instalaciones se realizó a partir de la una y media de la tarde, presididas por el arzobispo Jesús Sanz Montes, acompañado por el alcalde Gabino de Lorenzo.
Con el nuevo archivo totalmente lleno de gente -investigadores, arquitectos, arqueólogos, sacerdotes, periodistas...- tomó la palabra su director y canónigo Agustín Hevia Ballina para presentar las sucesivas intervenciones.
Abrió el fuego Jorge Hevia, quien, en unión del también arquitecto Cosme Cuenca, dirigió la obra. Comentó las dificultades del trabajo, por las infiltraciones de agua y porque la reconstrucción realizada, tras la destrucción del palacio en 1934, fue muy pobre en materiales. Entre las novedades, apuntó el pozo aljibe «anterior al siglo VIII». Año y medio de obras, dijo, para instalar 1.200 metros lineales de estanterías en compactos mecanizados, en un espacio de 460 metros cuadrados.
En su turrno, Hevia Ballina repasó la historia del archivo, con documentación de todas las parroquias asturianas donde, desde Trento, tienen libros de bautismo, matrimonio y defunción y comentó que despachan constantemente peticiones, sobre todo de Cuba, para documentar antepasados asturianos.
Tomó la palabra después Jesús Sanz. Dio las gracias a Hevia Ballina por su labor y añadió: «préstame mucho ver aquí al señor Alcalde». Dijo que el archivo no era materia de sacristía «sino la historia de un pueblo, de una ciudad, de una región, por eso me presta tanto ver aquí a don Gabino». Tras varias oraciones responsoriales, el Arzobispo bendijo con un hisopo las nuevas instalaciones.