google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri

7 de octubre de 2024

Comienza la cuarta campaña de excavaciones en el anfiteatro de Ategua (Córdoba)

Según informa la Junta de Andalucía, con esta nueva excavación se persigue ampliar el recorrido de la fachada por su lado suroeste, descubrir la posible existencia de otras puertas, además de las dos ya conocidas, y documentar la calle que delimita esa fachada por el sur.


Estructuras arqueológicas en las termas y la panadería de la ciudad romana de Ategua.JUNTA DE ANDALUCÍA

Según informa la Junta en una nota de prensa, con esta nueva excavación se persigue, asimismo, ampliar el recorrido de la fachada por su lado suroeste, descubrir la posible existencia de otras puertas, además de las dos ya conocidas, y documentar la calle que delimita esa fachada por el sur.

La intervención, que se extenderá hasta noviembre, también se centrará en sacar a la luz parte del muro de podio en su lado sur. Este paramento, el que delimita la arena del edificio, que es donde se celebraban los combates de gladiadores, ya ha sido documentado en su lado oriental. En ese lado, su altura, estimada en 3 metros, se mantiene casi intacta en alguno de sus tramos.

Los trabajos arqueológicos han sido encargados de nuevo a la Universidad de Córdoba, concretamente al Área de Arqueología y al Grupo PAI HUM 882 Antiguas ciudades de Andalucía: de la investigación arqueológica a la rentabilización social, una intervención incluida en el Plan General de Investigación aprobado por la Dirección General de Patrimonio Histórico y que cuenta con un presupuesto en la presente anualidad de 75.000 euros.

Intervenciones anteriores

En el año 2018, la Consejería de Cultura encargó una prospección geofísica sobre el yacimiento de Ategua que dio como resultado la identificación de la ciudad romana y de un edificio de espectáculos: el anfiteatro, considerado el segundo de su tipología en la ciudad de Córdoba.

Aunque su estado de conservación era muy bueno, desde el año 2020 lidera la investigación de esta construcción a través de un plan general de investigación denominado Análisis Urbanístico del Yacimiento de Ategua: Investigación Arqueológica en el Edificio 1 - Sector Se.

Durante las tres campañas de excavaciones previas, realizadas entre 2020 y 2023, se determinaron las dimensiones del edificio, que consta de 50 metros de eje mayor por 45 metros de eje menor, con una arena de 30 metros de eje mayor por 26 metros de eje menor. Estas medidas permiten afirmar que, a día de hoy, el anfiteatro de Ategua es el más pequeño de toda Hispania.

También fueron identificadas sus dos puertas principales: la porta triumphalis, situada al norte, y la porta libitinaria, al sur. Y se concluyó que su construcción se desarrolló durante el primer tercio del siglo I. Se ha constatado, además, el abandono de su uso en el siglo II y que durante los siglos III a V sirvió para levantar otras construcciones de tipo completamente distinto: agrícola, ganadero, etcétera.

El Grupo PAI HUM 882 Antiguas ciudades de Andalucía: de la investigación arqueológica a la rentabilización social, perteneciente al área de Arqueología de la universidad de Córdoba, está encargado de la ejecución de las prospecciones desde la primera campaña.

El conjunto de Ategua fue declarado Monumento Nacional en el año 1982 y Bien de Interés Cultural como Zona Arqueológica, ya en 2004, y que forma parte de la red de enclaves culturales de la Junta de Andalucía.

Descifrando los secretos de la ciudad romana de Carissa Aurelia

Ubicado en plena Sierra de Cádiz, entre los municipios de Bornos y Espera se encuentra el yacimiento, un lugar «virgen desde el punto de vista arqueológico» y que, gracias a un estudio, comienza a descubrirse
Excavaciones arqueológicas en Carissa Aurelia ANTONIO VÁZQUEZ

Un robo es el origen del proyecto que está llevando a los arqueólogos a estudiar el yacimiento de Carissa Aurelia. En torno a los años 60, un campesino, realizando sus tareas, descubre una escultura de Antonia Minor, «un miembro de la familia imperial cuyas representaciones son muy escasas a nivel de todo el imperio romano, solo hay diez», explica Diego Romero Vera, arqueólogo de la Universidad de Sevilla que codirige esta excavación. Este retrato se conservaba en el Ayuntamiento de Bornos, de donde fue robado. Años más tarde, en la ciudad de Munich se organiza una exposición de escultura romana a la que acude Pepe Beltrán, catedrático de la Universidad de Sevilla y que, con el retrato romano como especialidad, identifica la Antonia Minor de Carissa. En ese momento se inician los trámites para la devolución, completada a las autoridades españolas en agosto de 2020 y restituida en Bornos en 2022. Un caso que fue bastante mediático en Alemania y que despertó la curiosidad de los expertos por la falta de excavación en este yacimiento, «virgen desde el punto de vista arqueológico», como lo define Romero.

Así es como se decide hacer una serie de estudios. Entre finales de 2020 y comienzos de 2021, se hace una prospección geofísica, es decir, a través de diferentes aparatos se emiten ondas en el subsuelo y si hay un edificio debajo, algo sólido, rebota la onda, y de esa forma se puede saber la profundidad y lo que hay debajo.

Primeras conclusiones
En estas prospecciones se documentó la muralla, también aparecieron los restos de un posible teatro pero, sobre todo, permitieron conocer a grandes rasgos el urbanismo de Carissa Aurelia. «Sabemos que era una ciudad de 14 hectáreas, que no tiene un urbanismo típicamente ortogonal, que es el que tienen los romanos, es decir calles rectas y paralelas orientadas norte-sur y este-oeste, sino que la ciudad se adapta a la orografía complicada de la cresta rocosa en la que se encuentra», detalla Diego Romero. Precisamente, esta orografía es la causa por la que la ciudad estaba dividida en tres terrazas, «una terraza superior que tienen en su cúspide un promontorio en altura que nosotros llamamos acrópolis, en la cual habría un templo. Han aparecido diferentes restos que se pueden asociar a un templo que posteriormente fue desmontado y con esos materiales se construyó una torre medieval. Debajo, estaría el foro. En el foro tenían que tener un edificio que es la basílica y en el otro extremo, seguramente la curia que es donde se reunía el senado local. Más abajo están los contrafuertes hechos de hormigón romano que siempre han estado a la vista. Otra terraza más baja que es donde seguramente habría viviendas y todo el interior de la ciudad estaba conectado por dos vías que también se han documentado.

Pero para poder conocer mejor las entrañas de la ciudad era necesario excavar. De ahí es donde surge la unión de las universidades de Sevilla, Kiel y Colonia en Alemania y Groninga en Países Bajos en un proyecto internacional de gran relevancia. A esto se une la financiación de la fundación Thyssen, la colaboración de los ayuntamientos de Bornos y Espera y las facilidades que ofrece el propietario del terreno en el que se ubica el yacimiento. ¿Y por dónde comenzar a excavar? El arqueólogo comenta que «como sabíamos gracias a las prospecciones dónde podríamos encontrar ciertas cosas, hemos localizado tres excavaciones pequeñas en puntos estratégicos». Estas tres pequeñas excavaciones, llamadas sondeos, tienen una extensión limitada, de 5x5 metros. Una de ellas en lo que podría ser una vivienda, otra en el área del foro y otra en una calle «que tiene una monumentalidad extraordinaria» y que no se ha difundido hasta ahora. Romero cuenta que en ese punto iban buscando «lo que había aparecido en las prospecciones geofísicas. Sabíamos que aquí había un cruce de calles interurbanas. Una que iba desde la colina hacia abajo y otra que iba desde la puerta norte a la sur, de una necrópolis a la otra. No sabemos si tendría acerado, pórtico, pero las lastras de piedra hablan de una gran monumentalidad. Cuanto más grandes las lastras y cuanto más regulares, mejor calidad y estamos hablando de un urbanismo importante, muy monumental y que salta a la vista. En ningún yacimiento cercano hay calles con estas características». Además añade que es «una calle fantástica en un estado de conservación excelente y que nos anima a continuar con el estudio».

Además de las excavaciones, se está recogiendo cerámica y otros restos porque, una vez finalizada esta primera excavación que encara su última semana, «hay que hacer historia a través de esos restos materiales».

La vida en Carissa Aurelia
El máximo apogeo de Carissa Aurelia llega en época de César, en torno al año 50 a.C. y se estima que fuera hasta el 100 d.C. aproximadamente. «Hay mucha cerámica en superficie que remite a esa época. El hecho de que aparezca con tanta abundancia quiere decir que es la fase en la que más vitalidad tuvo este yacimiento. Y después, en contraposición, apenas encontramos restos cerámicos de fases posteriores. No hay nada de siglos II o siglo III. Eso nos da las pistas de cuáles fueron las fases de mayor apogeo», explica. Además, con el nombre de la ciudad también se pueden sacar conclusiones. «Aurelia era la madre de César y este nombre se debe, seguramente, a que Carissa se decantaría en las guerras civiles del bando cesariano y César, en contraprestación, le da un estatuto privilegiado. Es la ciudad que jerarquiza todo el territorio. La única ciudad importante de todo el entorno era Carissa. Y en torno a ella habría una serie de entidades poblacionales menores que en época romana no recibían el nombre de ciudad y que pagaban tributos aquí, y la gente que tenía que dirimir sus pleitos, quería orar o tomar unos baños, no sabemos si tendría baños, seguramente sí, vendría aquí», cuenta Diego Romero. Otra de las cosas que se creen es que posiblemente estuviera conectada con el mar a través del río Guadalete que desembocaba en el castillo de Doña Blanca en El Puerto.

La presencia de mármol en el yacimiento hace indicar la monumentalidad que se le dio a una ciudad que «sería visible en kilómetros a la redonda porque Roma utilizaba la arquitectura como mensaje de poder». «Los romanos encuentran un urbanismo prerromano. La arqueología tendrá que dilucidar cómo era, pero podemos decir que, seguramente, una vez que Carissa recibe ese estatuto privilegiado, que se convierte en municipio, los romanos monumentalizaron la ciudad para poner a la misma altura el aspecto de la ciudad, el urbanismo y el estatuto jurídico privilegiado y que se viera externamente», detalla.

Otra de las cuestiones llamativas es que se intuyen influjos de la cultura púnica en época romana. Ejemplo de esto son las monedas acuñadas y en las que aparece «un tipo monetal propio del mundo púnico». «En estas monedas aparece la cabeza de Hércules y también hay otro tipo monetal que son dos jinetes con una especie de escudo curvo que se llama rodela y los especialistas en numismática piensan que son jinetes númidas, del norte de África que vinieron a luchar en la segunda guerra púnica. Por tanto, utilizan ese tipo monetal en época avanzada bajo la órbita romana». Pero lo más conocido de este yacimiento son las necrópolis, que muestran que en época romana la gente se enterraba en hipogeo, es decir en huecos excavados en la tierra, y este es un tipo de necrópolis que se asocia al mundo púnico. Romero concluye que «eran romanos pero seguían conservando su cultura púnica. El sustrato cultural púnico nunca se perdió».

Seis años de proyecto
Estas son solo algunas de las cosas que se están aprendiendo de Carissa Aurelia, pero el proyecto de estudio arqueológico está previsto que dure al menos seis años. Además, las cuatro universidades participantes le han dado carácter pedagógico y son estudiantes los encargados de realizar las excavaciones bajo la supervisión de los profesores.

«Queremos enseñar a los alumnos a hacer arqueología y que sirva como práctica. Intentamos que todo sea pedagógico, explicarles por qué se hacen las cosas de determinada manera, vamos excavando de forma muy meticulosa. Una experiencia muy positiva y una oportunidad única en un yacimiento en el que todavía queda mucho por descubrir por lo desconocido.

Diego Romero tiene claro que «hacía falta el impulso de la investigación y esta es una oportunidad única. Este era un tren en el que había que subirse sí o sí». Y espera que en estos seis años «se pueda conocer con un alto grado de detalle cómo era la ciudad, su entorno y también la vida de los carissienses».

Proteger los restos
Una historia que comienza a construirse con la labor arqueológica: «no venimos buscando piezas de museo, que ojalá aparezcan, pero no es el objetivo primario. Queremos hacer historia. Los historiadores hacen historia con los manuscritos, con los textos, y nosotros con los archivos de la tierra. Ahora mismo es como si hurgáramos dentro de la tierra, cómo si abriéramos una pequeña ventanita por la que ver cómo vivían ellos».

Por eso, una vez que finalice la última semana de excavaciones y, antes de comenzar de nuevo las prospecciones, los hallazgos volverán a taparse con la finalidad de protegerlos y será el momento de investigación con los restos encontrados y de difusión de resultados por parte del equipo de arqueólogos de un proyecto que está generando mucho interés.

Los ayuntamientos de Bornos y Espera están interesados en su conservación y en que los vecinos de los municipios «se vinculen con Carissa, se vinculen con su patrimonio de forma que a través de la concienciación se entienda que esto es algo suyo y se puedan prevenir lacras como el expolio que aquí es continuo y eso que es un Bien de Interés Cultural y tiene la máxima protección que pueda existir en un yacimiento». Un expolio que se quiere evitar a toda costa para proteger un lugar que todavía tiene muchos secretos que desentrañar.

Las excavaciones en Clunia ratifican el saqueo masivo del Foro

Los arqueólogos hallan cuatro puntos expoliados en los que hubo columnas y los cimientos de un quinto. A ello se suma un nuevo tramo de la canalización de agua.
Estos grandes agujeros sobre el terreno son los saqueos de los apoyos de las columnas.



Los descubrimientos en el yacimiento romano de Clunia se suceden campaña tras campaña. En la última, que acaba de finalizar, el equipo de investigadores ha hallado en el Foro, construido en el siglo I después de Cristo, cuatro puntos totalmente expoliados que sirvieron de soporte a cuatro columnas, y los cimientos de un quinto, del que sí que se aprecia parte de la base. «Está arrasado. Vuelve a estar saqueado todo. Estos grandes agujeros sobre el terreno son los saqueos de los apoyos de las columnas. Observamos que el saqueo del Foro es masivo», detalla el arqueólogo Gerardo Martínez. Según remarca, a raíz de las excavaciones que han realizado desde la última semana de agosto hasta finales de septiembre, «no sólo se han llevado las columnas, incluyendo su decoración y los mármoles, sino que también han saqueado la cimentación. Es la tónica del yacimiento».

Sobre estos agujeros de tierra que hoy han aflorado en Clunia, gracias a la labor desarrollada por casi una veintena de investigadores llegados de Andalucía, Castilla y León o Cataluña, habría que imaginarse la basa, después la columna y encima el capitel.

Este hallazgo permite a los arqueólogos avanzar en el conocimiento del Foro, un espacio que está considerado como el centro de la ciudad y el núcleo principal del desarrollo económico, político y religioso de Clunia durante la época romana. De hecho, siempre se ha destacado su gran amplitud y se le considera como uno de los mayores foros que se conocen. Por suerte, verano tras verano obtienen avances que confirman las hipótesis con las que trabajan.

Tras excavar en 2022 la esquina noreste, donde los arqueólogos analizaron la conexión del pórtico con la Basílica, el centro jurídico y administrativo de la ciudad; ahora han continuado con la esquina sureste y su conexión con la zona religiosa. Martínez, junto con las investigadoras Rosa Cuesta y Beatriz Rubio, apunta que estudiarán «cómo se relacionaban ambos espacios» y avanza que «en principio, habría un gran muro que no dejaría pasar a la gente a la parte religiosa». Lo que sí que tienen claro es que tanto los restos de las columnas hallados ahora como los que descubrieron en 2022 (cuando encontraron los cimientos de cuatro pilares más un quinto expoliado) coinciden.Es decir, «su distribución va en la línea», precisa Martínez, mientras recuerda que en eso los romanos «eran cuadriculados».

Sobre los escasos materiales que han emergido, el arqueólogo indica que ha aparecido «mucho de la época moderna y contemporánea», lo que, a su juicio, «es testimonio del saqueo continuado que ha tenido este espacio». En esta línea, puntualiza que el expolio no tuvo porqué producirse «de una vez, sino que puede haber una diferencia de tiempo entre un saqueo y otro de 100, 200 ó 500 años».

Restos de un podio. Además, en esta última campaña de excavaciones, que se ha acometido más tarde que el año pasado para evitar el sofocante calor, ha aflorado muy cerca de los apoyos expoliados una pieza de color más blanco, «que es posible que sea el podio de algún monumento o escultura», como explica Martínez. Asimismo, han sacado a la luz otro tramo de la canaleta de agua, que ya se excavó en los años 70 por Pedro de Palol. «Conocíamos su existencia», dice Martínez, mientras recuerda que esta canalización conectaba el Foro con el templo y, además de recoger la lluvia, confluía en una terma.

En paralelo, avanzan los trabajos para reconstruir parte del Foro, con columnas a media altura, lo que facilitará su comprensión a quienes visiten el yacimiento.

4 de octubre de 2024

Hallan un «pecio medieval del siglo XV» en la playa de Ondarreta (San Sebastián)

El Departamento Foral de Cultura ha determinado que el fragmento es de madera de roble y mide 14 metros de eslora

Un equipo de especialistas realizó los primeros trabajos para documentar, registrar e identificar los restos del pecio en Ondarreta. Arizmendi

El pasado mes de septiembre, un fragmento de barco fue descubierto en la playa de Ondarreta en San Sebastián. Este miércoles, la diputada foral de Cultura de Guipúzcoa, Goizane Álvarez, confirmó que se trata de un «pecio medieval del siglo XV». Según ha informado, este hallazgo permite «avanzar en el estudio de la carpintería naval vasca del siglo XV y su aportación al legado europeo». Tras un análisis exhaustivo, el Servicio de Patrimonio del Departamento foral de Cultura ha determinado que el pecio es de madera de roble y mide 14 metros de eslora.

La pieza, que ha sido objeto de un «tratamiento específico de protección», no será extraída y continuará en su ubicación actual en la playa donostiarra. Álvarez destacó la importancia de este descubrimiento para el patrimonio naval medieval vasco, señalando que los testimonios arqueológicos de barcos medievales son escasos en relación con la cantidad de información disponible sobre el tráfico marítimo de la época.

Descubrimiento arqueológico
El 4 de septiembre, un paseante encontró por casualidad elementos de madera en el extremo de la playa más próximo al paseo de Eduardo Chillida. El personal técnico de la Diputación comenzó inmediatamente un plan de evaluación, que se llevó a cabo los días 5 y 6 de septiembre. Durante esta operación, se confirmó que se trataba de una embarcación con casco a tingladillo y forro interior, y una muestra de roble del casco permitió datar el último anillo de crecimiento en el año 1425.

La semana siguiente, aprovechando una semana de mareas muertas, se redactó un proyecto de actuación arqueológica de emergencia y se planificaron los trabajos para los días 17 al 22, coincidiendo con las mareas vivas. «Tuvimos mucha suerte porque incluían cotas de marea baja extraordinarias, y el pecio quedaba accesible entre 3 y 4 horas, en los casos más favorables», recordó la arqueóloga foral Mertxe Urteaga.

La labor diaria comenzaba con la ayuda de una pequeña excavadora para abrir canales de drenaje y favorecer así la evacuación con motobombas de las aguas en la zona de trabajo. Se instalaba el vallado y, en cuanto se retiraban las aguas, comenzaba la extracción a contrarreloj de los depósitos de arena que cubrían el pecio.

Entre las observaciones, se conserva parte del lastre de piedra caliza y restos de mineral de hierro que llevaba en su carga. «El estudio del lastre permitirá saber las rutas marítimas que seguía la embarcación», indicó Urteaga. El equipo técnico de esta operación estuvo compuesto por ocho personas.

Urteaga señaló que la datación que se maneja para este pecio lo hace contemporáneo del de Newport, un mercante de 30 metros de eslora, construido en los astilleros vascos, que se descubrió en esa ciudad galesa en el año 2002. Se suma, además, al pecio de Urbieta en Vizcaya de cronología similar y a los pecios de Orio II y Orio IV que se extrajeron de la desembocadura del Oria para evitar que fueran destruidos en unas obras de drenaje en 1991-1992.
(Fuente: The Objective)

Descubren restos en las Cíes que probarían la ocupación romana de las islas hace 2.000 años

Un equipo de la Universidad de Vigo localiza estructuras constructivos y abundante cerámica cerca de la playa de Rodas. Los investigadores prefieren mantener la prudencia ya que la campaña arqueológica actual todavía tiene cuatro semanas por delante



Si puede ser, puede ser ahora», señala el arqueólogo Adolfo Fernández. Se refiere a que hasta el momento, los restos arqueológicos romanos hallados en las Cíes, localizados en el castro de As Hortas, no certificaban la ocupación de hecho del territorio. Esa posibilidad se presenta ahora con la aparición de estructuras y restos cerámicos en la parte cercana al antiguo monasterio, en una zona próxima a la playa de Rodas. No obstante, Adolfo Fernández prefiere mantener la prudencia ya que la campaña arqueológica actual todavía tiene cuatro semanas por delante.

Desde el pasado lunes, un equipo del Grupo de Estudos de Arqueoloxía, Antigüidade e Territorio (Geaat) de la Universidad de Vigo trabaja en la finca conocida como Viladomar, para conocer la entidad de unos restos surgidos el pasado mes de marzo durante unas obras de acometimiento de saneamiento para unas casas del Parque Nacional das Illas Atlánticas. Es un trabajo encomendado y pagado por la Consellería de Medio Ambiente e Cambio Climático.

En apenas tres días de excavación, el equipo ya ha localizado restos constructivos y abundante material cerámico. «Han aparecido estructuras y son todas muy antiguas; no es una cosa que digas son del siglo IV o del V, porque ha aparecido mucho material indígena, castrexo, y con ánforas romanas, lo que podría hacernos pensar que nos lleva al cambio de era, al siglo I a. C. o al I d. C», señala Adolfo Fernández, aunque insiste en mantener la prudencia. «Es complicado todavía saber lo qué es, pero sí tienen estos restos cierta envergadura y están bien conservados», afirma.

Un castro prerromano
Lo más importante de este hallazgo es que puede fijar los primeros momentos de la ocupación romana de las islas Cíes, un territorio con grandes posibilidades arqueológicas todavía por investigar. Si bien es cierto que en el castro de As Hortas, situado en la ladera del pico donde está el faro, aparecieron restos de ánforas en unas campañas de limpieza realizadas por la Xunta a comienzos del presente siglo, señala Adolfo Fernández que eso no indica que haya una presencia romana de facto. «Puede ser un poblado indígena al que llegaron ánforas porque había contacto con el mundo romano; sí que se sabía que el castro había llegado a la época romana, pero, a lo mejor, eso no es ocupación romana», explica el arqueólogo. «Una ocupación romana de facto, como ocurre en Ons, donde hay fábricas, etc, si puede ser, puede ser en este yacimiento que estamos ahora excavando», afirma. Añade que en las antiguas intervenciones en el castro de As Hortas, la cerámica y las dataciones aportadas, sobre todo por el «cuncheiro», hablaban de un castro prerromano, de la Edad de Hierro.

El equipo de Adolfo Fernández realizará entre seis y ocho sondeos, aunque no descarta reducirlos para excavar en área en las zonas con más restos arqueológicos para apreciar mejor el potencial y poder determinar, de cada a posteriores campañas, qué es lo que están investigando.

La Xunta garantiza la continuidad del estudio
La conselleira de Medio Ambiente e Cambio Climático, Ángeles Vázquez, presentó ayer en la sede viguesa del Parque Nacional das Illas Atlánticas, la campaña de excavación que se está realizando actualmente en las islas Cíes. Estuvo acompañada por el director del equipo, Adolfo Fernández; la delegada territorial de la Xunta en Vigo, Ana Ortiz; y el director-conservador del parque, José Antonio Fernández.

Durante su intervención, la conselleira garantizó la continuidad de las prospecciones arqueológicas en los archipiélagos del parque, tanto este año como el próximo. Para ello, explicó que la Consellería de Medio Ambiente ha destinará 123.000 euros, financiados en parte con fondos europeos.

El objetivo, según afirmó Ángeles Vázquez, es reconstruir la historia de este espacio natural y de sus primeros moradores, convirtiéndolo, a la vez, en un atractivo más para visitar el Parque Nacional y colocar a Galicia en el mapa del turismo de naturaleza y cultural a un nivel internacional.

Proyecto Sentinela
Ángeles Vázquez recordó que la actual intervención arqueológica se enmarca dentro del proyecto Sentinela, promovido por la Universidad de Vigo con la colaboración y apoyo logístico y económico de la Consellería de Medio Ambiente e Cambio Climático. El objetivo de esta iniciativa de investigación arqueológica es catalogar, identificar y registrar el patrimonio cultural del parque nacional.

La conselleira manifestó que la intervención en las islas Cíes se suma y completa las dos acometidas desde el año 2021 en el arenal de Bois, en la isla de Sálvora, y las que se llevaron a cabo en la fábrica de salazón de Canexol y en la zona conocida como A Cova do Lobo, ambas en Ons, una isla que, tal y como recordó la conselleira, tiene desde el pasado mes de marzo un espacio museístico propio en su Centro de Interpretación dedicado a dar a conocer los restos patrimoniales, arqueológicos y etnográficos descubiertos en los últimos años.

Además de la actual intervención en las inmediaciones de la playa de Rodas, este mismo año está previsto que el mismo equipo de arqueología que dirige Adolfo Fernández realice labores de limpieza en el castro de As Hortas para, en posteriores campañas, acometer una excavación en condiciones que determine las características del poblado, así como su cronología. En la actualidad se le considera un castro prerromano, algo que habrá que confirmar o desmentir desde el punto de vista científico.
(Fuente: La Voz de Galicia // Jorge Lamas)

Finalizan las excavaciones en el Castell del Piló de Albalat dels Tarongers (Valencia)

Durante las excavaciones se han encontrado fragmentos cerámicos y otras piezas arqueológicas de interés, que ahora serán analizadas y clasificadas.
Zona en la que se ha actuado en el Castell del Piló.

El Ayuntamiento de Albalat dels Tarongers ha dado por finalizadas las excavaciones arqueológicas en el Castell del Piló, una fortificación medieval ubicada en el término municipal declarada Bien de Interés Cultural (BIC). La intervención ha supuesto la primera fase de un ambicioso proyecto de puesta en valor del castillo, impulsado por el Ayuntamiento de la localidad con el objetivo de preservar su patrimonio histórico y arqueológico y, al mismo tiempo, hacerlo accesible para vecinos y visitantes.

Las excavaciones, dirigidas por los arqueólogos José Rafael Martínez y Sonia López, se han centrado en la limpieza y desbroce de la vegetación que cubría las estructuras del castillo, especialmente en la Torre del Homenaje, uno de los elementos más representativos de la fortificación. Durante los trabajos, se han documentado diversos restos arquitectónicos, como lienzos de muralla, posibles torres defensivas y cimentaciones de antiguas construcciones, muchas de las cuales estaban cubiertas por la densa vegetación del monte bajo y los pinares que rodean la zona.

El Castell del Piló, cuya cronología se remonta a la época medieval, se sitúa en la Muntanyeta de les Forques, una elevación cercana al municipio de Gilet. Este enclave estratégico fue utilizado como punto defensivo, aunque parte de sus estructuras han sido dañadas por la construcción de la Autovía Mudéjar, que atraviesa el área oeste del castillo. A pesar de estos daños, los arqueólogos han logrado identificar importantes vestigios que contribuirán a una mejor comprensión de la evolución histórica de la fortificación.

Según informan los responsables del proyecto, durante las excavaciones se han encontrado fragmentos cerámicos y otras piezas arqueológicas de interés, que ahora serán analizadas y clasificadas. Todo el material recuperado será depositado en los almacenes arqueológicos, conforme a la normativa vigente, y posteriormente podría ser exhibido en futuras exposiciones locales para dar a conocer la historia del castillo y su entorno.

2 de octubre de 2024

Denuncian el expolio de sepulturas en el yacimiento de Almallutx (Mallorca)

Los investigadores han constatado la desaparición de una gran cantidad de huesos en las tumbas que tenían localizadas para documentar los hallazgos

Imagen de archivo de un importante hallazgo del grupo que realiza la excavación de Almallutx. Foto: J. Deyà

Los arqueólogos que investigan el yacimiento arqueológico mallorquín de Almallutx, situado en el embalse del Gorg Blau, han denunciado el expolio de restos humanos en varias tumbas que los investigadores tenían bajo supervisión para poder documentar los hallazgos y protegidas con piedras para evitar su degradación.

El historiador Jaume Deyà, quien lleva investigando el yacimiento de Almallutx junto con Pablo Galera y un grupo de arqueólogos desde su descubrimiento en 2011, lamenta que «se han llevado numerosos huesos, prácticamente dos esqueletos enteros, y no ha sido casual pues teníamos estas sepulturas tapadas y cubiertas con piedras para evitar su degradación por el efecto de las sequías que estamos viviendo en los últimos años; el jueves fui a verlas y habían desaparecido», lamenta apesadumbrado porque con el saqueo se pierden años de trabajo de investigación.

Este expolio se suma al ya ocurrido en 2015, cuando ya desaparecieron los huesos de otra tumba, "algo incomprensible porque estos entierros no se hacen con objetos de valor, solo estaban los huesos", añade. Deyá explica que el yacimiento de Almallutx, de época islámica, alberga dos cementerios: uno datado entre 1230 y 1232, tras la conquista catalana de Mallorca, y otro que sería anterior, correspondiente de la colonia islámica que se instaló allí durante los años de resistencia.

«Los cementerios son la parte más vulnerable del yacimiento, en 4 o 5 años habrán desaparecido debido a las sequías que padecemos con tanta frecuencia, que dejan los restos expuestos al aire libro, por ello documentamos los hallazgos y los usábamos en visitas guiadas para explicar los descubrimientos que vamos haciendo desde hace tantos años de manera altruista», explica.

Una piscina con 2.000 años de antigüedad en el yacimiento de Huerta Varona (Palencia)

La base, «extraordinariamente bien conservada», se construyó en hormigón impermeable. Tenía en su perímetro una zona de paseo con corrientes de agua que evocaban sonidos de la naturaleza.
Se trata de una estructura de los inicios del Alto Imperio.

Aguilar de Campoo se erige como una pequeña Pompeya en la Montaña Palentina, gracias a los restos arqueológicos que verano tras verano afloran en el yacimiento romano de Huerta Varona de la mano del equipo del Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico (Imbeac) que lidera el doctor Francisco Torres.

Dicho equipo centró este año gran parte de sus esfuerzos en la zona de la piscina, que deparó varias «sorpresas» al grupo de investigadores. Se trata de una estructura de los inicios del Alto Imperio (en torno al siglo I después de Cristo), es decir, 300 años más antigua que la Villa Romana La Olmeda de Pedrosa de la Vega (siglo IV).

Así, gracias a sus investigaciones sobre el terreno, pudieron esclarecer una serie de incógnitas relacionadas con esta infraestructura como, por ejemplo, sus destinatarios. Estos serían, a tenor de los estudios, romanos pertenecientes a la élite -«cargos importantes con un elevado nivel de vida», señala el doctor- que emplearían la instalación con fines lúdicos y sociales que van más allá de la propia cultura del baño y de las termas.

Esta teoría viene demostrada por la aparición de un completo sistema de paseos de canto apisonado en el entorno del vaso, que los usuarios destinarían a departir, llegar a acuerdos comerciales o sellar alianzas. Estos estaban provistos de un sistema de canalización gracias a los cuales se emulaban sonidos de la naturaleza en un concepto romántico de esta zona de ocio.

Estanques de este tipo, con una disposición central en un espacio arquitectónico en el que se combinan con canales, se denominan viridaria. «Estos no son otra cosa mas que jardines ornamentales para el disfrute de los sentidos en los que se recrea de forma arquitectónica un espacio con lagunas y arroyos», explica Torres, quien pone como cita otros ejemplos en España en Mérida, Tarragona y Zaragoza.

En paralelo, la piscina mantiene toda su estructura constructiva, con una cimentación de hormigón hidrófugo (impermeable), al igual que las paredes de la terma y el sistema de calefacción. En otras partes de la construcción se emplea hormigón común. «El hormigón hidrófugo era un material costoso y era elaborado y aplicado por especialistas, por lo que no estaba al alcance de cualquiera», destaca Torres. Dada su excepcionalidad, en la presente campaña arqueológica se realizó «una cuidadosa excavación que permitió recuperar casi intacta toda la mayor parte de la cimentación», sostiene.

Paralelamente, se recuperó un complejo sistema de evacuación de aguas residuales aún en uso. Se confirma así que Huerta Varona es un núcleo que tuvo una «gran importancia» y que gozó de una «planificación urbanística y arquitectónica muy importantes y con una gran inversión de medios».

El técnico arqueólogo al cargo de la excavación de este sector fue el doctor Javier Atienza, quien elaboró una reconstrucción de la instalación. Gracias a la misma se pude observar cómo estaba recubierta de mosaicos de llamativos colores y muy probablemente con motivos marinos y acuáticos.

Campaña arqueológica
Ocho personas integraron el equipo de este año, entre los que se encontraba una voluntaria de Estados Unidos y una becaria española. Un grupo reducido que se encargó de la microexcavación gracias a la cual se limpió toda la tierra que cubría la piscina. Esta, además, estaría cubierta y asociada al complejo de las termas.

«Más que avanzar rápido, este año lo hicimos con extremo cuidado para consolidar los restos y dejarlos listos para su posterior visita», señala Torres, quien insiste en la necesidad de conservar los restos para prevenirlos de las lluvias. «Estamos muy ilusionados con los descubrimientos. Queda claro que Huerta Varona es un referente en la arqueología del Imperio Romano en el norte de España. Era mucho más que una terma de pueblo, había voluntad de que la gente disfrutara en las mejores condiciones de vida posibles», remata el director de las excavaciones.