google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: prerománico
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21 de noviembre de 2016

Importantes hallazgos en el yacimiento visigodo de Los Hitos, en Arisgotas (Toledo)

Han salido a la luz un importante edificio con pórtico de acceso que sirvió de cripta funeraria, una iglesia de una sola nave abovedada y tumbas, algunas intactas, que a modo de panteón, contenían los restos de hasta siete individuos. En 2017 las excavaciones se centrarán en la iglesia.
Los últimos hallazgos obligan a realizar una relectura del prerománico en España.
 Este viernes se dieron a conocer los últimos hallazgos de los trabajos arqueológicos que dirige Jorge Marín. Dos meses y medio se ha tardado en la excavación de un edificio “importantísimo”, que llego a tener unos 14 metros de altura y sirvió de cripta funeraria. Es el primero que se ha encontrado en la Península Ibérica de este tipo. Está situado en Arisgotas, pedanía de Orgaz. 

ANTECEDENTE DEL PRE-ROMÁNICO
El yacimiento de Los Hitos “no es una ocurrencia”, dice el alcalde de Orgaz, porque sus restos están allí desde el siglo VI aunque se tiene constancia desde el siglo XVI. Con este yacimiento, el edil explica que se presenta la oportunidad de “situar en la historia unos pueblos cuyo origen es antiguo”. Se trata de un descubrimiento anterior y más grande que el conocido de Santa María del Naranco del siglo VIII, lo que le sitúa como el primer edificio prerrománico de España.

Luis Balmaseda, arqueólogo de los años 70, ya estuvo allí excavando y sacando sus “peculiares” conclusiones, pero ya en los años 90 se empezó hacer un trabajo “callado”, creyendo en el proyecto arqueológico e implicando a los ciudadanos de Arisgotas que tenían en sus casas una serie de piedras labradas. Piezas que no se sabía muy bien de las que se desconocía su procedencia pero que resultaban interesantes y antiguas. “Implicamos al pueblo para que esas piedras pasasen a formar parte de un pequeño museo” comenta el alcalde.

Desde el 2001 estas pequeñas piezas se pueden ver en un museo. “En ningún momento adivinamos la importancia de ese yacimiento, y no lo hemos visto hasta casi ahora”, comenta Villarrubia. Queda por descubrir la iglesia que está sin excavar y puede aportar nuevos datos, y según afirma el arqueólogo Jorge Marín, el objetivo “es la conservación, educación y sostenibilidad” tanto de la zona como de las piezas halladas.

SEPULTURAS INTACTAS
Después del descubrimiento del palacio aristócrata visigodo de dos pisos en 2014, este verano se reanudaron los trabajos de excavación. La gran novedad, es una iglesia de una sola nave, abovedada como el edificio, y donde se ven todavía los fajones de las ruedas de cañón. “Aquí no sabemos si nos encontramos frente a una comunidad dinástica o ante una villa”, comenta Marín. No solo han aparecido algunos materiales, sino que han salido tumbas, la mayoría expoliadas, pero algunas se han encontrado intactas y llegan a contener hasta siete individuos, es decir, funcionaban como panteones familiares. En una de ellas había una niña de unos 12 años. En el enterramiento se ha encontrado una pequeña pieza de bronce, que podría ser una especie de pendiente de la época, pieza que aporta datos cronológicos y permite hacer lectura del conjunto.

PÓRTICO DE ACCESO
Y otra novedad es la aparición de un pórtico al norte del edificio, “una cosa lógica porque los pórticos lo que están haciendo es proteger la puerta principal del edificio de las lluvias y de las inclemencias, y a la vez monumentaliza los accesos”, explica el arqueólogo.

En la excavación del palacio han encontrado también unas piezas llamadas ‘friezes’, típicas de la arquitectura de finales del siglo VI. Jorge Marín ha comentado que la mayoría de las piezas del exterior son de granito y las del interior caliza marmolizadas. Todo este conjunto se resume en un edificio que ya se puede visitar. A través de un convenio entre Diputación y Ayuntamiento está previsto realizar rutas. El proyecto será también presentado en con Congreso sobre Arqueología Medieval más importante del mundo y que se celebra en Estados Unidos.

18 de noviembre de 2015

Hallan una necrópolis medieval con ajuares en la iglesia prerrománica de Tuñón (Asturias)

Se trata de varias inhumaciones en fosa y en tumbas de laja datadas en época altomedieval en las que han aparecido algunos ajuares. Los trabajos han permitido también documentar los restos de un edificio exento que los investigadores vinculan a los canónigos que gobernaron el templo.
Iglesia prerománica de Tuñón de Santo Adriano. FOTO: LUISMA MURIAS.
Alternancia de periodos de construcción y de ruina. Así fueron los inicios de la iglesia prerománica de Tuñón de Santo Adriano durante la Edad Media, tal y como revela la investigación arqueológica de la dirección general de Patrimonio durante los dos últimos años. Además, las excavaciones sacaron a la luz una necrópolis medieval y ajuares relacionados con los enterramientos. "Permitió obtener datos de gran valor acerca de la historia constructiva del edificio", afirma Otilia Requejo, directora general de Patrimonio Cultural.

El seguimiento arqueológico comenzó con la construcción de los drenajes de la fachada norte de la iglesia debido a las humedades y la redistribución de los nichos contemporáneos en el nuevo cementerio. Los movimientos de tierra descubrieron restos arqueológicos que llevaron a abrir una investigación dirigida por Sergio Ríos.

La etapa fundacional se sitúa en el año 891, si bien siguió un período de ruina que obligó a reconstruir parte de la iglesia. Unos trabajos enmarcados en el medievo y previos a la reconsagración del templo en el año 1108, fecha que conocen por una lápida empotrada en el arco de una de las capillas laterales.

INHUMACIONES EN FOSA Y TUMBAS DE LAJA
Los trabajos han permitido también documentar los restos de un edificio exento que los investigadores vinculan a los canónigos que gobernaron el templo. así como varias inhumaciones en fosa y en tumbas de lajas, también de época medieval. Junto a los enterramientos hallaron ajuares, objetos muy interesantes para los arqueólogos.

El estudio de la iglesia prerrománica de Tuñón se enmarcan dentro de las actuaciones que ha llevado a cabo la Consejería para estabilizar la estructura del templo con un sistema de drenaje perimetral que permitirá paliar las humedades que comenzaban a afectar a las pinturas murales prerrománicas del interior.

Unos trabajos que han supuesto una inversión total de 410.645 desde el año 2008. Así, la primera actuación fue la restauración de la iglesia, con un coste de 284.904 euros, a la que siguió el drenaje de la cabecera del templo (27. 684 euros) en 2013. Los dos últimos años, Patrimonio trabajó en el drenaje de la fachada norte y el seguimiento arqueológico con un gasto de 98.000 euros.

La historia y vicisitudes que ha vivido la iglesia de Tuñón se puede conocer a través de las actividades que organiza la asociación cultural del municipio "La Ponte-Ecomuséu".

16 de diciembre de 2014

Sale a la luz la planta original prerrománica de Santo Adriano de Tuñón (Asturias)

En el edificio, fundado por el rey asturiano Alfonso III el Magno y su esposa Jimena el 24 de enero del año 891, se están encontrando también enterramientos del siglo X y monedas, la más antigua de los Reyes Católicos
La antigua capilla norte pre-románica fue arrasada y reconstruida en e S. XI.
La tregua al mal tiempo de estos días ha permitido a los arqueólogos que dirige Sergio Ríos acercarse un poco más a la datación de los restos que se excavan desde hace un mes en el entorno de la iglesia de santo Adriano de Tuñón. “Hemos encontrado restos de la antigua capilla norte prerrománica, que fue arrasada y reconstruida en el siglo XI y el anticuerpo occidental de la iglesia, también de origen prerrománico”, explicó Ríos. Se estudia ahora poder reconstruir la planta y documentar toda la disposición de la misma. Con este hallazgo se confirmaría la creencia de que la capilla norte habría sido desmontada para construir el cementerio.

Estas obras arqueológicas se están llevando a cabo como parte de la reforma del cementerio que está acometiendo el ayuntamiento. Los cinco arqueólogos que están trabajando estos días han hallado también lo habitual en los entornos de las iglesias: enterramientos, en este caso altomedievales. Los restos estaban dentro de lajas (cajas de piedra) y algunas podrían pertenecer a los monjes que en su día vivían en lo que era originalmente una abadía y también a los vecinos de esta parroquia.

Trabajos en la excavación del cementerio. FOTO: LVT
Los más antiguos podrían ser del siglo X. 

MONEDAS DELOS REYES CATÓLICOS
También han sido encontradas algunas monedas, las más antiguas de la época del los Reyes Católicos (s.XVI) y del periodo de los austrias, hasta llegar al siglo XIX. Otros objetos encontrados son restos de cerámica de diferentes épocas.

La abadía de San Adriano de Tuñón o Santo Adriano de Tuñón fue declarado Monumento Nacional el 4 de junio de 1931. 


El edificio pertenece al periodo postramirense del arte asturiano, ya que fue fundado y dotado por orden del rey asturiano Alfonso III el Magno y su esposa Jimena el 24 de enero del año 891 en presencia de los obispos de Coímbra, Iria Flavia, Astorga y Oviedo. Estaba dedicada a los mártires Adriano y a su esposa Natalia, cuyos restos se encontraban en León.

20 de junio de 2014

Un estudio adelanta un siglo el prerrománico asturiano

Un estudio sobre los morteros en Santa Cristina de Lena (en Pola de Lena) y San Salvador de Valdediós (en Villaviciosa) data su fecha de construcción en torno a cien años antes de lo que se creía hasta ahora. «Estaríamos hablando de ambos templos se levantaron en el siglo VIII», apunta la geóloga Araceli Rojo, autora del estudio.
Iglesia de Santa Cristina de Lena, en Pola de Lena (Asturias).
Foto: WIKIPEDIA

La datación de los tesoros del prerrománico asturiano, que sitúa sus arquitecturas en el siglo IX, no ha sido nunca una certeza absoluta. Se tiene conocimiento en muchos casos del término de la obra, pero persisten en otros tantos las dudas sobre la orden que la hizo levantar y el momento en que se puso la primera piedra. 

Un reciente estudio petrológico comparativo destinado, precisamente, a su datación cronológica, realizado por la geóloga Araceli Rojo, tira por tierra la teoría en dos casos concretos, el de Santa Cristina de Lena y San Salvador, de Valdediós. Datada habitualmente la primera en torno al año 850 y décadas posteriores, y la segunda, en la que más interrogantes caben, hacia 875, ahora todo parece indicar a que su origen responde al siglo anterior. «Los análisis han movido todo cien años atrás», dice la experta. A tenor de los resultados de los últimas investigaciones, realizadas sobre los morteros de sus cubiertas («los más protegidos», según Rojo) «estaríamos hablando de que ambas edificaciones se levantaron en el siglo VIII»

CAUTELA PARA AVANZAR EN LA INVESTIGACIÓN
De todos modos, la geóloga que ha presentado las conclusiones de su estudio y las comparativas analíticas en el Museo Arqueológico, con el apoyo del arquitecto Jorge Hevia y el arqueólogo Sergio Ríos, pide «mucha cautela» para asumir estos nuevos datos. «Tenemos que avanzar más en la investigación. Hay que tener en cuenta que hemos realizado solo tres catas en Santa Cristina, entre las que una quedó contaminada, y en San Salvador solo dos, con una de ellas también contaminada. Lo riguroso sería tomar más muestras y llevar a cabo más análisis, pero la financiación se acabó», recuerda.

Una financiación que partió de un convenio entre el Ayuntamiento de Lena y el Ministerio de Cultura y que ha permitido culminar este importante informe, que, aunque «con reservas en los resultados», convierte en incógnitas indiscutibles datos que se tenían por definitivos.


FASES CONSTRUCTIVAS
Pero no solo habla de datación el estudio. También arroja resultados singulares en otros terrenos. Sin ir más lejos, por ejemplo, diferencia entre los morteros que se utilizaban en construcciones palatinas y los que eran de uso común en la arquitectura popular. Además llama la atención sobre las diferentes fases constructivas del prerrománico. Rojo asegura que se han «podido establecer las distintas épocas». 

En el caso de San Salvador los datos hallados dan la razón a García de Castro, que en sus últimos trabajos hablaba de dos fases. En el de Santa Cristina se han determinado más. «Están claras las intervenciones que hubo y las hemos podido precisar estudiando las capas de los morteros». Unas veces los resultados se han obtenido con análisis de carbono 14, «al modo arqueológico», otras utilizando otras técnicas.

El resumen de todo quedará descrito en cinco paneles sintéticos en el Aula de Interpretación del Prerrománico de Pola de Lena. Allí, según Jorge Hevia, se ofrecen los datos de cada lugar, los de los análisis de las catas y morteros y la comparativa de todo.

16 de diciembre de 2011

Oviedo antes de la monarquía astur

Los últimos estudios científicos remueven las teorías sobre el origen de la ciudad y sirven, según los expertos, para estudiar otros enfoques sobre una época de la que se sabe muy poco
Fuente de Foncalada.
Las últimas dataciones de la iglesia prerrománica de San Miguel de Lillo, que adelantan la fecha de su construcción, han revolucionado en cierta medida el mundo de la arqueología, del arte y de la historia medieval, sin que eso signifique que los expertos pongan en duda los términos de la historia tal como la conocemos hasta ahora. Sobre todo, porque la información referida a los siglos anteriores a las joyas del Prerrománico es escasa. 

Más que cuestionar lo que hay, la mayoría ha aprovechado, como suscribe el arqueólogo Rogelio Estrada, para poner sobre la mesa la necesidad, «que venimos demandando desde hace tiempo, de realizar unas dataciones fiables sobre todo el Prerrománico». Para el arqueólogo, que sacó a la luz la fuente de la Rúa durante los sondeos previos a las obras de ampliación del Museo de Bellas Artes, el Prerrománico no puede seguir estudiándose atendiendo sólo a rasgos de estilo o a comparaciones, cuando en la actualidad hay técnicas de datación que pueden afinar las fechas con un margen de error de tres o cuatro años. 

«Son un instrumento que te da conocimiento, y hoy no se entiende que aún no se disponga de esas fechas». Estrada ve en las dataciones de Lillo un revulsivo para acometer una investigación que incluya el conjunto de dataciones que permitan conocer con más detalle los monumentos de la monarquía asturiana. «Estamos en el siglo XXI y ya no se puede seguir viviendo únicamente de estilos», dice. 

Asegura que dataciones similares a las realizadas ahora con Lillo se quisieron iniciar hace algunos años con la fuente de Foncalada, también de época de la monarquía asturiana, pero finalmente se suspendieron por falta de financiación. 
En lo que respecta a los resultados arrojados por el carbono 14, con cifras que en algunos casos rebajan en casi dos siglos la edad del monumento, no le resultan «anómalas» porque entran en un arco de datación razonable si se tiene en cuenta el margen de holgura con que trabaja el carbono 14. 

Aunque para el arqueólogo no tiene sentido establecer ningún paralelismo entre el hallazgo de la fuente de la Rúa, que se dató hacia el siglo IV, y el entorno del Naranco, sí considera que unas y otras aportaciones están sirviendo para remover ciertos planteamientos inamovibles y para demostrar la necesidad de estudiar otros enfoques y otras técnicas que ayuden a desentrañar un período ciertamente oscuro de nuestra historia. 

Ésa es una tarea en la que la arqueología tiene mucho que decir y así lo vienen repitiendo hace tiempo quienes se dedican a indagar a través de sus técnicas. Es bien cierto que en los últimos veinte años, la arqueología se ha mostrado como la única ciencia capaz de arrojar luz sobre una etapa histórica que comienza con la romanización para extenderse hasta la época de la monarquía asturiana. Siglos oscuros con información escasa y fuentes documentales no siempre fiables, impidiendo evaluar con exactitud acontecimientos acaecidos en esta parte de la Asturias transmontana. 

Gracias a la arqueología, los historiadores han conseguido rellenar algunas lagunas. Por ejemplo, que la romanización caló en Asturias mucho más de lo que se creía hace tan sólo dos décadas. Tanto los muchos hallazgos que demuestran la importancia del Gijón romano como los que evidencian que Oviedo no nació cuando Máximo y Fromestano llegaron a la colina de Ovetao han permitido reconsiderar mucho de lo que se afirmaba hasta hace pocos años. 

Si la fuente y otros hallazgos localizados en el solar de la calle la Rúa ponen el altavoz en la existencia de un Oviedo anterior al Oviedo de la monarquía asturiana, no es ése el primer yacimiento que demuestra la existencia de poblamiento en la zona, ya lo habían hecho con anterioridad los vestigios de presencia romana localizados en el lugar conocido como Murias de Paraxuga, donde se levanta la actual Facultad de Medicina, o el importante y desaparecido yacimiento del castro de Llagú, en las afueras de la ciudad, que ofreció dataciones anteriores a la conquista de Roma. 

Pero aún conociendo que Oviedo ya era un núcleo poblado en época romana, se sabe muy poco de cómo transcurrió la historia en esos siglos que lo separan de la época de Alfonso II. Por el camino seguro que hubo conflictos, rebeliones y asaltos, situaciones típicas de una Península que vivió en el siglo V la caída del Imperio Romano de Occidente y la entrada de los pueblos bárbaros. 

Para algunos historiadores, los astures consiguieron mantenerse independientes de las conquistas bárbaras debido a la situación marginal de la cornisa cantábrica, pero otros sostienen que a partir del siglo VI perdieron la independencia y pasaron a formar parte del reino suevo, al que permanecerían sujetos, tras algunos episodios de rebelión, hasta que con la conquista de Leovigildo, en el año 585, este reino fue absorbido por los visigodos. Un siglo después, los astures tuvieron sus más y sus menos con los visigodos. Tampoco sobre la presencia y la influencia goda en el Reino de Asturias hay unanimidad.

(Fuente: La Nueva España / M.S.Marqués)

15 de diciembre de 2011

La fecha de construcción de San Miguel de Lillo, en duda por tres pruebas científicas

Las muestras de morteros originales datan la iglesia hasta casi dos siglos antes de lo manejado hasta ahora, en el reinado de Ramiro - Los especialistas, cautelosos, coinciden en la necesidad de un gran estudio arqueológico para documentar con rigor el arte asturiano

San Miguel de Lillo es una de las joyas del prerománico asturiano.
Los documentos dicen que la iglesia prerrománica de San Miguel de Lillo, en el monte Naranco de Oviedo, fue construida entre los años 842 y 850, durante el reinado de Ramiro I (842 a 850). Los análisis de carbono 14 realizados sobre una veintena de muestras del edificio revelaron que tres de ellas, morteros originales, apuntan dudas razonables sobre estas fechas. La datación que ofrecen es, en uno de los casos, entre los años 680 y 870, un abanico en el que su construcción podría coincidir con la fecha oficial; en otro, entre el 670 y el 810 y, en el tercero, entre los años 660 y el 770. En muchas de las muestras, con un origen de caliza cocida, aparecen restos de madera carbonizada.
Las cronologías del carbono 14 tienen un arco temporal muy amplio. Pero prácticamente todos los expertos consultados coinciden en la idea de que los edificios prerrománicos asturianos están poco documentados arqueológicamente y necesitan un estudio más amplio.
«Mi primera impresión es de desconcierto, está muy claro que Ramiro I construyó la iglesia de San Miguel de Lillo y el palacio de Santa María del Naranco. Tal vez esos materiales procedían de edificios anteriores y se reutilizan en la construcción de San Miguel», apunta Javier Fernández Conde, catedrático jubilado de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo.


Y añade: «Es fundamental, yo diría que esencial, una excavación amplia, no sólo en el Naranco. No sabemos cuándo se construyó Bendones, sabemos poco de San Pedro de Nora, lo mismo que de Santa Cristina de Lena. El prerrománico está pidiendo a gritos dataciones científicas porque dan mucha luz sobre las cosas».


«Son datos extraordinariamente atractivos», señala Lorenzo Arias, profesor de la Universidad de Oviedo y autor de numerosos estudios sobre el Prerrománico. A propósito de estas nuevas cronologías, que él ya conocía, Arias recuerda el estudio de Luis Caballero sobre la estratigrafía del arte asturiano en el que se cuenta que en la primera construcción de San Miguel, antes del gran derrumbe del siglo XI, hay dos fases, probablemente debidas a una paralización o desaparición del taller que trabajaba inicialmente en el edificio. Se nota, sobre todo, en los modelos iconográficos. «En la reanudación de la obra de San Miguel, se traían materiales de Santa María. Muy probablemente hay que plantearse que San Miguel y Santa María no son del mismo taller ni tampoco del mismo constructor. Santa María está hecha «ex novo» y San Miguel no. Quizás haya que retrasar las dos, aunque con poca diferencia una de otra».


¿Pero construidas durante el reinado de Ramiro I? «Hay una tesis muy interesante que dice que el proceso final de Alfonso II fue con Ramiro I ya de rey; son datos que hay que valorar. A mi juicio, falta un parque arqueológico en el Naranco, hay que excavar sistemáticamente y sin fin».


Al laboratorio Beta Analytic Inc. de Miami, responsable de los análisis, se envió una veintena de muestras en el marco de las obras que se realizaron en San Miguel hace unos meses como primer paso para su recuperación integral, dirigidas y proyectadas por el arquitecto Fernando Nanclares. La Consejería de Cultura, a propuesta de los responsables de la obra, encargó un estudio previo y seguimiento petrológico de la intervención a la empresa GEA Asesoría Geológica y, una vez en marcha, se aprobó el envío de varias muestras al citado laboratorio para la prueba del carbono 14. Los resultados sorprendieron a los técnicos implicados en el proyecto, pero la presentación de los informes y el final de la obra coincidió con el final de la legislatura anterior y el cambio de Gobierno. El informe probablemente se archivó.


El propio Ramiro I, en la advocación que figura inscrita en el ara de San Miguel, cuyo original se encuentra en el Museo Arqueológico de Asturias y una copia de la misma en Santa María del Naranco, dejó escrito: «...que mediante tu siervo Ramiro príncipe glorioso con la reina cónyuge Paterna renovaste esta morada consumida por la mucha antigüedad, y por medio de ellos edificaste este ara de bendición a la gloriosa Santa María (...)».
(Fuente: La Nueva España / Pilar Rubiera)