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22 de marzo de 2023

Investigarán el ADN de los cuerpos del yacimiento visigodo de El Rebollar

Los responsables del yacimiento madrileño de El Boalo explican que la ayuda de la Fundación Palarq servirá para hacer estudios de ADN que permitan conocer relaciones de parentesco entre los individuos encontrados enterrados en el lugar.
La concesión de la ayuda confirma el trabajo desarrollado en el yacimiento.

La Fundación Palarq ha otorgado una ayuda económica para seguir investigando en el yacimiento arqueológico de El Rebollar en El Boalo. Así lo ha señalado el ayuntamiento de El Boalo, Cerceda y Mataelpìno en un comunicado. En la misma también señala que la noticia ha sido destacada por la revista National Geographic.

La Fundación Palarq es una entidad privada y sin ánimo de lucro creada con la finalidad de apoyar las misiones arqueológicas españolas, según el consistorio.

De cualquier manera, el consistorio serrano de El Boalo, Cerceda y Mataelpino destaca que la concesión de la ayuda confirma todo el trabajo desarrollado en dicho yacimiento. En dicho lugar comenzó a investigarse en el año 2018 por parte del Equipo A de Arqueología

Para qué se utilizará la ayuda de la Fundación Palarq

El profesor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la UAM, Javier Salido Domínguez, ha explicado qué investigación en el yacimiento de El Boalo se hará con la ayuda otorgada. Permitirá realizar estudios de tipo genético para conocer las relaciones de parentesco de cinco individuos encontrados enterrados en el yacimiento.

“Se trata de tres individuos de la época visigoda que fueron enterrados en dos sarcófagos y también de otros dos perinatales de otro periodo histórico, la época bajomedieval”, explica Salido.

El profesor universitario añade que “la relación de parentesco entre individuos del mismo periodo y enterrados de forma distinguida nos permitirá llegar a conclusiones de tipo histórico sobre quiénes tenían derecho a enterrarse en las zonas más privilegiadas de la iglesia”.

Al descubrir el modo de enterramiento, los arqueólogos ya comenzaron a preguntarse: “¿son familiares? ¿mantienen algún otro tipo de relación de parentesco los enterrados en una iglesia tan destacada?, ¿los perinatales son mellizos o gemelos?”

Salido ha resaltado que “la ciencia arqueológica avanza y ahora podemos plantearnos dudas que hasta hace poco no podíamos resolver”.

Estudiar el ADN antiguo de los cuerpos encontrados en el yacimiento

Por su parte, la profesora en el departamento de Medicina legal y psiquiatría y patología de la Facultad de Medicina de la Complutense, Sara Palomo, explica otros aspectos de la investigación en el yacimiento de El Boalo. Su trabajo se centra en el estudio del ADN antiguo y de cuestiones relacionadas con la genética forense.

“Nos vamos a centrar, sobre todo en esta primera parte, al menos en cinco individuos, dos de ellos son dos individuos infantiles perinatales que se encontraban enterrados juntos y que se sospecha que al estar enterrados juntos pudieran estar vinculados por algún tipo de relación familiar”, dice la investigadora.

Palomo añade que “con respecto de los dos individuos infantiles que están inhumados de forma conjunta, vamos a hacer estudio de marcadores STRs autosómicos, para saber si existe algún tipo de parentesco cercano entre ellos. Especialmente si existe una relación de hermandad concretamente. Y también vamos a llevar a cabo el estudio de marcadores genéticos del linaje, como son el ADN mitocondrial y el cromosoma Y.

Palomo señala que “con el estudio de origen biogeográfico, la genética no solamente nos sirve para identificar o para establecer relaciones de parentesco. También existen marcadores, especialmente en los de linaje como el mitocondrial o el Y. Aunque también en algunos casos se puede utilizar otro tipo de marcadores nucleares, que son indicativos de que una persona tenga ciertas características en su ADN, puede asociarle, vincularle a un origen biogeográfico concreto en este caso. También nos puede aportar esta información sobre los individuos, a ver si procedían de alguna región geográfica concreta y a su vez, pues poner esto en contexto con otros con otros datos que se conozcan de otros yacimientos de otros individuos de otras zonas.”

(Fuente: Madridnorte 24 Horas)

17 de febrero de 2023

Ni medieval ni de familia real, aunque sí de buena cuna

Las pruebas de ADN de los restos de la niña enterrada en el Alcázar de Sevilla han dado negativo por el plomo del sarcófago, la cal y la humedad, lo que mantiene abierta la incógnita de quién fue la pequeña y cómo fue enterrada en un lugar tan relevante. Todo apunta que vivió a finales del siglo XIX o principios del XX.
Parte del equipo investigador, junto a los restos de la pequeña. A.M.G.

La niña cuyos restos aparecieron en unas obras de restauración de una capilla del Alcázar de Sevilla hace un par de años no es medieval, como se pensó en un principio. De hecho, ha rejuvenecido una pila de años, porque vivió entre finales del siglo XIX e incluso principios del XX. Y otra duda despejada: no es descendiente de reyes, y es que el palacio lleva siglos como residencia de los monarcas hispanos y aquello disparó la imaginación, hasta el punto de apuntarse que podría ser una hija bastarda del mismísimo Alfonso X. Ante estas historias, los arqueólogos siempre ponían rostro serio y apelaban a la prudencia, que la pequeña podía ser medieval o no, y que eso lo determinarían las pruebas que se hicieran, las cuales han certificado que no es de linaje real pero sí debió pertenecer a una buena familia, porque tuvo una buena alimentación (comía carne cuando no era un plato común) y fue enterrada en un lugar de privilegio.

Así que la niña no es medieval, pero eso no le resta a la calidad del trabajo científico desplegado, una labor detectivesca que se ha encontrado con que las pruebas de ADN no han sido determinantes. De ello tiene la culpa la humedad y la cal acumulada en el lugar, pero sobre todo el plomo del sarcófago con el que se recubrió el ataúd de madera en un aparente intento por protegerlo, aunque lo que hizo fue destrozar muchas evidencias. “No voy a engañar, no es lo mismo que si hubiese sido hija de la alta nobleza del siglo XIV, pero el valor arqueológico es el mismo, es ciencia”, defendía este jueves el arqueólogo Miguel Ángel Tabales, responsable del equipo de expertos, en la presentación de estos casi dos años de investigaciones impulsadas por el Ayuntamiento de Sevilla.

El cuerpo apareció cuando se iban a acometer obras en la capilla del Palacio Gótico, de 1260, la primera construcción cristiana de un recinto islámico en el que en ese momento aposentaba sus reales Alfonso X, que reinó entre 1252 y 1284. Los trabajos eran para proteger unos paños de azulejos de Cristóbal de Augusta de 1577, uno de los conjuntos cerámicos renacentistas más relevantes de Europa. “Es la sala más importante del Alcázar, no es un enterramiento debajo de un pino”, apostilla Tabales de manera bastante gráfica.

Murió por una extraña enfermedad
¿Y qué es lo que se sabe de la niña? Pues que tenía unos 4 años, que medía aproximadamente un metro, que era rubia y que “había comido bien toda su vida”. Falleció por una causa poco común, una malformación vascular intracraneal, y lo hizo en una Sevilla en la que eran frecuentes las epidemias, ya fuese cólera o fiebre amarilla. La propia rareza de la patología pudo llevar a pensar que falleciese por una enfermedad infecciosa, de ahí a lo mejor lo del sarcófago de plomo para intentar “hermetizar” el cadáver, pero eso no deja de ser una hipótesis.

El posible origen medieval se descartó relativamente pronto, y a ello ayudaron los escasos objetos encontrados junto al cuerpo. Los botones, por ejemplo, estaban tallados con máquinas de producciones industriales inglesas o norteamericanas del último tercio del siglo XIX, como también los restos de tela y el cuero del calzado, con un cosido manual propio también de esas fechas. ¿Más evidencias que haya aportado la investigación? Pues que el sarcófago de plomo no se abrió en un momento posterior al enterramiento, lo que se barajó por el mal estado del ataúd de madera que cobijaba. O que se descarta que en el emplazamiento haya una cripta como se llegó a plantear, aunque sí se han encontrado restos que pueden ser de otras tumbas, algo que sólo podría comprobarse si se levanta todo el suelo de la estancia. Han aflorado también restos de la muralla y una de las torres del primitivo palacio islámico, a caballo entre los siglos XI y XII.

La investigación ha despejado muchas dudas, pero también ha puesto sobre la mesa algunas incógnitas por las que todavía puede colarse la fantasía. La fundamental es qué hacía allí enterrada la niña, el primer cadáver que ha aparecido en el Alcázar hispalense. No se sabe si la inhumación fue legal o irregular, ya que la fecha parece coincidir con el momento en que se hizo obligatorio que los enterramientos fuesen en cementerios. Lo que sí es seguro es que la calidad del sarcófago y la ubicación elegida hacen imposible que se sepultase a espaldas de trabajadores o responsables del palacio, lo que nos lleva de nuevo a una familia acomodada muy posiblemente relacionada con los alcaides.

También cobra fuerza el componente devocional, ya que los restos aparecieron a los pies de la capilla consagrada a la Virgen de la Antigua, una advocación que no es de las más populares. La tumba no tenía ningún elemento que permitiera identificar quién fue la niña, y no se han encontrado referencias a un fallecimiento que se ajuste a sus características ni rastreando la vida de los reyes y bastardos de la época ni preguntando a los descendientes de los alcaides del Alcázar. Tampoco ha sido posible reconstruir y reproducir el rostro de la pequeña, ya que faltaba material óseo.

Los restos pueden volver a donde se encontraron
¿Y ahora qué? Pues puestos a dejar volar la imaginación, como ha ocurrido con esta historia desde que se produjo el hallazgo, se cruzan los dedos por si aparece alguien diciendo que en su familia se contaba la leyenda de que a una pequeña antepasada la enterraron en el Alcázar, teniendo en cuenta que no nos estamos remontando muchas generaciones atrás. La investigación científica no se cierra, y ahora se centrará en los archivos por si arrojan algo de luz sobre el origen de la niña, cuyos restos en teoría deberían ser depositados en el Museo Arqueológico pero que se va a proponer que vuelvan a ser enterrados “con dignidad y respeto” en el mismo lugar en el que aparecieron.

Esta aventura de casi dos años ha dejado también sus enseñanzas, como que “hemos aprendido las limitaciones de algunas técnicas que parecen infalibles”, admite Tabales. Y eso que en el equipo investigador ha trabajado de lo mejorcito, con expertos de las universidades de Sevilla, Granada, Santiago de Compostela y A Coruña, de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, del Centro Nacional de Aceleradores y del Instituto Andaluz de Geofísica. Se han hecho estudios antropológicos, forenses, genéticos, paleontológicos, de isótopos, toxicológicos y con georradar, pero falló el ADN. “Eso fue relativamente frustrante”, confiesa el responsable del proyecto.

13 de septiembre de 2017

Encuentran el enterramiento de un bebé del Neolítico en Coto Trasito (Huesca)

Las excavaciones arqueológicas de Coto Trasito finalizan su labor tras tres semanas de trabajo. El mayor hallazgo del programa ha sido el enterramiento de un bebé del Neololítico, que espera servir para análisis de ADN. Gracias a ello se estudiará la posible relación genética entre los primeros ganaderos y agricultores de la zona.
Los restos permitirán estudiar la relación genética de los primeros pobladores
de la zona. FOTO: ARAGÓN DIGITAL
El pasado sábado 9 de septiembre se cerró la campaña de excavación arqueológica en la Cueva de Coro Trasito en Tella-Sin (Huesca), tras tres semanas de intensos trabajos e interesantes hallazgos.

Desde la dirección del Proyecto de estudio y difusión del pastoralismo en el bien Pirineos Monte Perdido Patrimonio Mundial, han anunciado que en una nueva apertura de excavación se ha recuperado al menos un enterramiento de un bebé de pocos meses de vida, en muy buen estado de conservación, y que por su contexto arqueológico y a falta de su datación absoluta, se podría atribuir al Neolítico antiguo. Se espera que este hallazgo permita en el futuro poder realizar estudios de ADN que puedan establecer comparaciones y comprobar la existencia de relaciones genéticas entre esos primeros agricultores y ganaderos con la población actual de Sobrarbe.

Este excavación se enmarca dentro del programa "Excava con Geoparque 2017", promovido por el Geoparque Mundial UNESCO Sobrarbe-Pirineos. El objetivo es propiciar el acercamiento del patrimonio geológico y arqueológico a los ciudadanos con la participación de seis voluntarios. En las tareas de excavación se ha contado con participantes de diversas procedencias y con estudiantes de las Universidades de Zaragoza, Universidad Autónoma de Barcelona, Universidad de Barcelona y Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

Además, la excavación cuenta con la colaboración del Dpto. de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, así como de la Diputación Provincial de Huesca, la Comarca de Sobrarbe, el Geoparque Mundial UNESCO Sobrarbe-Pirineos, el Centro de Estudios de Sobrarbe y el Ayto de Tella-Sin.

(Fuente: Aragón Digital)

29 de septiembre de 2016

Los técnicos toman muestras de ADN en los enterramientos neolíticos de La Beleña, en Cabra (Córdoba)

El buen estado de conservación de los restos hallados en la necrópolis neolítica del yacimiento de Cabra (Cördoba) permiten a los técnicos tomar muestras del ADN de treinta individuos que se incorporarán al proyecto internacional que realiza el mapa genómico de las poblaciones prehistóricas del sur de la península ibérica.
Los investigadores Aioze Trujillo, Ricardo Rodríguez y Cristina Valdiosera. FOTO: JOSÉ MORENO.
Los trabajos arqueológicos realizados en el yacimiento arqueológico de La Beleña, en Cabra (Córdoba), durante las campañas de los años 2015 y 2016 y que han permitido documentar casi una treintena de individuos con un estado de conservación excepcional, han servido para posibilitar que éste conjunto se integre en el proyecto de investigación internacional Iberia, financiado por Australian Research Council y Swedish Research Council, según ha informado la delegación municipal de Patrimonio y Cultura.

Para ello, los investigadores Cristina Valdiosera, de la Universidad de Trobe (Melbourne, Australia), y Ricardo Rodríguez, del Centro Mixto UCM-ISCIII (Madrid), junto con Aioze Trujillo Mederos, de la Universidad de La Laguna (Tenerife) y miembro del equipo de la excavación en la necrópolis de La Beleña, han estado en el Museo Arqueológico de Cabra tomando muestras para los estudios de ADN antiguo de los restos humanos identificados.

Este proyecto, que se hará cargo de los gastos derivados de las analítica que se van a realizar en la Universidad de Uppsala (Suecia), cuenta con la participación de numerosos investigadores a nivel internacional y busca conocer el origen de las primeras sociedades de agricultores y ganaderos en Andalucía, creando el primer mapa genómico de poblaciones neolíticas y calcolíticas del sur de la Península Ibérica.


La necrópolis de la Beleña constituye un yacimiento clave por su situación geográfica y excepcionalidad del registro antropológico. Los resultados permitirán reconocer los movimientos migratorios, el origen y el legado de las sociedades neolíticas.
(Fuente: Diario Córdoba / José Moreno)

7 de julio de 2016

Descubren una veintena de tumbas visigodas en Herrera de Pisuerga (Palencia)

Al menos tres de las tumbas contienen importantes ajuares funerarios. Algunos de los esqueletos contenidos en ataúdes de madera están bien conservados y permitirán recoger muestras de ADN para conocer la procedencia originaria de los habitantes meseteños.
Tumbas visigodas en Herrera de Pisuerga. FOTO: IE UNIVERSITY.
La Unidad de Arqueología de IE University ha descubierto al menos una veintena de tumbas visigodas de finales siglo VI y principios del VII durante los trabajos arqueológicos que están llevando a cabo en la localidad palentina de Herrera de Pisuerga.

Estos importantes restos han salido a la luz durante los trabajos arqueológicos previos que exige la ley de Patrimonio de Castilla y León antes de que se acometa la ampliación del trazado de la calle Victorio Macho en Herrera de Pisuerga. Se trata de unas obras promovidas y ejecutadas por el ayuntamiento de la localidad palentina y la Unidad de Arqueología de IE University y cuentan con la colaboración del Instituto de Estudios Pisoraca.

Los enterramientos hallados ahora completarían los descubiertos a principios del siglo XX (1930-31) en la necrópolis visigoda de Herrera de Pisuerga, que ya fue documentada en los años treinta del siglo XX por el arqueólogo español Julio Martínez Santa-Olalla, cuyo estudio-memoria (1933), significó en su tiempo el mejor trabajo de documentación español sobre una necrópolis visigoda.

Hasta el momento, los arqueólogos de IE University, dirigidos por el doctor Cesáreo Pérez González, han hallado al menos una veintena tumbas que, según todos los indicios, formarían parte de una zona aún desconocida de la necrópolis visigoda de la ciudad de Herrera de Pisuerga, sin duda, uno de los cementerios visigodos más importantes de la Península Ibérica y mejor documentados del norte de España.

CONOCER EL ADN
“Estos nuevos restos arqueológicos descubiertos en Herrera de Pisuerga ayudarán a conocer el ADN y la procedencia originiaria de estos pobladores meseteños y enriquecerá el conocimiento de esta necrópolis”, afirma Cesáreo Pérez, que subraya que “los nuevos datos permitirán la puesta al día de las investigaciones ya iniciadas en la ciudad de Herrera de Pisuerga por la Unidad de Arqueología de IE University”.

Los arqueólogos señalan que algunos de los esqueletos, descubiertos en cajas funerarias de madera, se encuentran en buen estado, mientras que otros restos óseos recuperados presentan un peor estado de conservación. Algunas de estas tumbas, al menos tres de ellas, contienen importantes ajuares funerarios; “esto revela la importancia del hallazgo y corrobora el uso de dicho espacio urbano como cementerio”, señala Pablo Arribas, miembro de la Unidad de Arqueología.

NUEVOS ENTERRAMIENTOS
Los especialistas de la Unidad de Arqueología de IE University y del Instituto de Estudios Pisoraca no descartan el hallazgo de nuevos enterramientos a medida que avancen los trabajos. En este sentido, proseguirán con la excavación en esta zona con el fin de documentar todos los restos localizados para su posterior análisis, estudio, conservación y divulgación.

Herrera de Pisuerga, cuyo yacimiento arqueológico fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1993, posee un importante legado prehistórico, romano, visigodo y medieval. En esta ciudad palentina fue donde la Legión IV Macedónica se asentó entre los años 19 a.C. al 39 d.C., y durante la época romana, Herrera de Pisuerga fue un importante núcleo de población en la meseta conocido con el nombre de Pisoraca, ciudad origen y final de vías romanas como nos dicen los miliarios de época de los emperadores Tiberio y Nerón, conocidos hasta ahora.

UNIDAD DE ARQUEOLOGÍA
La Unidad de Arqueología de IE University cuenta con una amplia y larga experiencia en la impartición de docencia especializada en sus áreas de conocimiento, como son la prehistoria, la arqueología clásica y medieval, la arqueología americana, la arqueología industrial y la arqueología de la arquitectura. La Unidad de Arqueología elabora y ejecuta excavaciones, proyectos, estudios y catalogaciones del patrimonio artístico-histórico e industrial. En sus proyectos, la Unidad cuenta con la colaboración de otros grupos de investigación de IE University, y de profesores y alumnos de distintas universidades, tanto españolas como extranjeras.

(Fuente: DYCIT)

17 de junio de 2015

Los romanos de Tarraco nutren el primer banco mundial de ADN antiguo

El Instituto Catalán de Arqueología Clásica recopiló la información sobre la población funeraria antigua de Terraco y extrajo muestras dentarias de esqueletos de entre los siglos III y VII d.C que estaban en el Museo Arqueológico de Tarragona. Los científicos del IDIBAPS no descartan incorporar muestras de otras civilizaciones para ampliar la oferta del biobanco. 
Una investigadora muestra piezas dentales de romanos de Tarraco. FOTO: CONSUELO BAUTISTA / EL PAÍS
En tanques de nitrógeno a 150 grados bajo cero se cobija la caja fuerte del primer biobanco en el mundo de ADN humano antiguo. En estos mastodónticos recipientes, en una de las salas del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) de Barcelona, se guardan varios centenares de muestras arqueológicas (piezas dentales) de los romanos que vivieron en la antigua Tarraco (Tarragona). De ellas se extrae el ADN que sirve de moneda de cambio en el banco genómico, único en el servicio de ADN humano antiguo a la comunidad científica.

ORIGEN Y EVOLUCIÓN GENÉTICA DE ENFERMEDADES ACTUALES
Estudiar el origen y la evolución genética de algunas enfermedades actuales, como la obesidad o la diabetes, observar el efecto de los movimientos migratorios y analizar la influencia de los hábitos nutricionales y mediombientales en el ser humano son algunas de las vías de investigación que abre el biobanco de ADN humano antiguo."Este biobanco abre muchas posibilidades al estudio de la población de otras épocas, a ver el background genético y el riesgo que éste puede suponer para las enfermedades que tenemos ahora", ha explicado esta mañana Ramón Gomis, director del IDIBAPS.

La institución biomédica, promotora de la iniciativa, ha contado con la colaboración del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC) y el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona (MNAT). El ICAC recopiló la información sobre la población funeraria antigua de Terraco y extrajo muestras dentarias de esqueletos de entre los siglos III y VII d.C que estaban en el MNAT. El IDIBAPS se encargó de procesar las muestras humanas y salvar restos que estaban degradados; la manipulación del genoma antiguo es complejo porque está muy fragmentado y puede contaminarse fácilmente con el ADN actual de los investigadores que lo manipulan. 

  • De las 600 muestras seleccionadas y trabajadas, unas 300 pasaron los filtros de calidad para integrarse en el biobanco y, de ellas, 76 ya están disponibles para la comunidad científica internacional. 
 Algunas de las muestras arqueológicas tuvieron que ser sometidas a un proceso de amplificación genómica porque las piezas tenían muy poca cantidad de ADN.


BIOBANCO ABIERTO A LA COMUNIDAD CIENTÍFICA
Aunque existen algunas pequeñas colecciones de genoma humano antiguo en el mundo, no se pueden considerar propiamente un biobanco porque se seleccionaron para proyectos de investigación concretos y no están al alcance de todos los científicos. "El biobanco es una estructura que da servicio abierto a toda la comunidad científica. Los investigadores sólo tienen que presentar un proyecto, que será estudiado y aprobado por un comité científico y ético externo", ha explicado Anna Bosch, responsable del banco de ADN.

Los científicos del IDIBAPS no descartan incorporar muestras de otras civilizaciones para ampliar la oferta del biobanco. "Es importante tener población distinta para poder comparar. Tenemos la voluntad de ampliar este estudio a todos los yacimientos que estén bajo la responsabilidad de la Generalitat de Cataluña", ha señalado Joan Gómez, director del ICAC. Gomis, por su parte, ha confirmado también que están iniciando la ronda de contactos con el Instituto Pasteur de Túnez para "ampliar el biobanco con muestras del norte de África".

(Fuente: El País / Jessica Mouzó Quintans)

9 de noviembre de 2012

La "caja negra" de los fenicios

Se trata de un altar fenicio encontrado en Coria del Río (Sevilla) y que ha conservado restos biológicos durante 2.700 años. El altar ha revelado que los rituales fenicios efectuados por los tartesios en adoración al dios Baal incluían la incineración de vísceras de caprinos, empleando maderas de encinas, alcornoques, chaparros, olivos y jaras. Los especialistas buscan ADN de la grasa de las manos del constructor del altar.
La directora del Museo Arqueológico de Sevilla, Concepción San Martín
observa la pieza encontrada en Coria del Río.
Arqueólogos, biólogos, botánicos y restauradores del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) han extraído información de un altar fenicio del siglo VII antes de Cristo, hallado en Coria del Río (Sevilla), como si fuese "una caja negra" que ha conservado restos biológicos durante 2.700 años.

Los restos hallados en la tierra arcillosa prensada con la que se construyó este altar de 90 centímetros de largo por 60 de ancho y 45 de altura y casi media tonelada de peso ha revelado que los rituales fenicios efectuados por los tartesios incluían la incineración de vísceras de caprinos, empleando maderas de encinas, alcornoques, chaparros, olivos y jaras.

Del interior del altar se han extraído igualmente diversas muestras de polen y de cristales de oxalato, que producen algunas especies vegetales sometidas a estrés, restos de pino y encina y piedras que habían estado en el interior del intestino de una cabra.

Aún están por concluir la búsqueda de ADN de la grasa de las manos del constructor o constructores del altar, un rastreo del que no existe precedente y que se efectúa con ayuda de especialistas de la Universidad de Upsala (Suecia).


Sin monumentalidad, pero con información
El director general de Museos de Andalucía, Miguel Castellano, ha señalado que aunque el altar carezca de "monumentalidad, estética o belleza" es un hallazgo importante por la información que ha propiciado sobre los ritos al dios Baal y la información aportada sobre la cultura tartesia y fenicia.


De ahí que el equipo investigador que se ha hecho cargo de su investigación lo haya calificado de "caja negra" por la cantidad de información que contenía la tierra prensada de su interior, según ha explicado a los periodistas la restauradora de la pieza, Ana Bouzas.

La directora del Museo Arqueológico de Sevilla, Concepción Sanmartín, ha expresado la emoción que le produce esta pieza ahora restaurada y que se mostrará en el Arqueológico de Sevilla, en una nueva sala dedicada al Tesoro del Carambolo y la cultura tartésica.


Otros dos altares en la Península
Sanmartín ha asegurado que, en toda la Península, sólo existen otros dos altares similares, el del Carambolo y el de Cancho Roano (Zalamea de la Serena, Badajoz), y que el estudio de este de Coria ha permitido determinar que el sacrificio no se efectuaba en el altar, sino en una estancia apartada.

También que las vísceras y carne de animales se ofrecían ya asadas, probablemente en bandejas metálicas, ya que no se han hallado microcarbones, lo que elimina la posibilidad de combustión sobre el altar.

La tierra arcillosa prensada o adobe con la que fue construida tanto la base del altar como sus paredes era "tierra virgen", que el constructor extrajo a cierta profundidad, por lo que si se lograra extraer su ADN se podría obtener información sobre su procedencia, lo que, según Sanmartín, ayudaría a aclarar la relación entre fenicios procedentes de Oriente Próximo y población autóctona o tartesia.

Hallazgos como el de este altar demuestra, según Sanmartín, que los fenicios y la población autóctona convivían también en el interior de la Península y no solo en las costas, como se pensó durante años.

Tras cinco o seis generaciones de convivencia, como han demostrado otras investigaciones sobre cerámicas y orfebrería, Sanmartín ha señalado que quizás habría que hablar sólo de tartesios, por la integración de los fenicios.
(Fuente: EFE / El Mundo)