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18 de noviembre de 2024

Descubren un tesoro medieval junto a la estación de Lleida

El hallazgo consiste en 77 monedas de vellón del siglo XII acuñadas en aleación de cobre y plata que se encontraban dentro de una jarra de cerámica en el terreno donde se construirá la nueva terminal de buses.
Imagen de archivo de monedas de vellones de plata del siglo XII. Cedida

La excavación arqueológica que está en marcha en el marco de la construcción de la futura estación de autobuses de Lleida ha destapado un pequeño tesoro. Se trata de una bolsa de tela escondida dentro de una pequeña jarra de cerámica con unas 77 monedas de velló. Según avanza el Segre, el hallazgo ha sido trasladado al laboratorio de restauración arqueológica de la Universitat de Lleida (UdL).

Según los primeros indicios de los expertos, las monedas, fabricadas con una aleación de cobre y plata, se podrían fechar de la primera mitad del siglo XII, aunque todavía no se ha determinado de forma exacta.

Durante la excavación también se han encontrado otros materiales pertenecientes a la misma época. También se han descubierto estructuras, como dos calles y varias viviendas, ubicadas fuera de las murallas que rodeaban la ciudad desde el siglo XII y hasta el XIV.

El hallazgo ha llevado a los expertos a considerar varias hipótesis. Una de estas explicaría el descubrimiento con la proximidad de la zona a las viviendas localizadas en el barrio de Sant Pau de Mercadal, donde desde 1174 la población se reunía para comprar y vender sus productos.

Otra señala la sede de los monjes de la orden de los Hospitalers de Sant Joan de Jerusalén. Además, el año 1272 las Carmelitas calzadas fundaron su primer convento.

Actualmente, los trabajos en el solar se centran en la zona más próxima a la calle Príncep de Viana, donde se está examinando la continuidad del mismo tipo de habitaciones, así como la presencia de una calle pavimentada con grava de unos tres metros de anchura.

Durante la excavación también se han identificado una trinchera excavada durante un momento de guerra que todavía no se ha podido concretar, pero que se podría corresponder a la de Sucesión o la del Francés. Además, se han recuperado dos piedras de hogueras y una bayoneta para mosquetes.
(Fuente: Diari Mes)

21 de junio de 2024

Los arqueólogos desvelan la ocupación humana del Alto Pirineo a lo largo de miles de años

La campaña de excavaciones de este año llevada a cabo por arqueólogos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y del CSIC en la Cova de l'Home Mort de Soriguera (Pallars Sobirà, Lleida) ha sacado a la luz restos de ceràmicas romanas del final del Imperio Romano (siglo V d. C.), así como una singular punta de flecha de bronce de más de 3.500 años de antigüedad.
Miembros del GAAM realizando trabajos de excavación en la cova de l'Home Mort. Imagen: GAAM-UAB

Arqueólogos del Grupo de Arqueología de Alta Montaña (GAAM), formado por investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han dado a conocer hoy los resultados de la campaña de excavaciones que han llevado a cabo este mes de junio en la cova de l'Home Mort (Soriguera, Pallars Sobirà, Lleida), que han calificado «de alta relevancia científica».

Por un lado, destaca el hallazgo de cerámicas romanas, algunas de origen norteafricano. Este descubrimiento confirma que la cova de l'Home Mort, además de en la Edad del Bronce, acogió ocupaciones humanas al final del Imperio Romano (siglo v d. C.) y «consolida los datos de los últimos años, que indican que los valles del Pallars Sobirà no quedaron al margen de las dinámicas históricas en época romana, como tradicionalmente se había apuntado en varias ocasiones», ha señalado Ermengol Gassiot, director del GAAM del Departamento de Prehistoria de la UAB.

Por otro lado, se han podido recuperar numerosos restos humanos y objetos asociados a la Edad del Bronce, de una antigüedad de entre 3.500 y 3.600 años. Entre los objetos, se ha recuperado una nutrida y diversa producción cerámica y objetos singulares, entre los que destaca una punta de flecha de bronce. «Se trata de un objeto muy valioso para el patrimonio arqueológico pirenaico, dada la escasez de piezas similares que se han encontrado hasta ahora», han detallado los investigadores.

En cuanto a los restos humanos, «una primera evaluación muestra una elevada presencia de huesos de individuos infantiles, si bien también se documentan de personas de edad avanzada», ha explicado Xavier Sánchez, arqueólogo del Pallars Sobirà y miembro del GAAM, coordinador también de la campaña de este año.

La cova de l'Home Mort (Soriguera, Pallars Sobirà) es una cueva con dos galerías situada en el Pirineo, a 1.180 metros de altitud. Los hallazgos de este año se han hecho en la totalidad de la Galería 1, la misma en la que en 2008 se documentó por primera vez el yacimiento y en la que se recuperaron varios restos humanos que en 2017 se pudieron fechar con una antigüedad de entre 3.500 y 3.600 años. La cantidad de fragmentos humanos recuperados hasta ahora es propia del carácter sepulcral que la cueva habría tenido al menos durante 125 años.

A fecha de hoy, los restos humanos de la Edad de Bronce documentados y fechados en la cova de l'Home Mort se sitúan entre los más antiguos recuperados en los Pirineos occidentales de Cataluña y tienen la misma cronología que las de la cueva sepulcral de Montanissell, en el municipio de Coll de Nargó (Alt Urgell, conocidas como la Señora de las Montañas). Su estudio ha de contribuir a entender las condiciones de vida de las poblaciones humanas en las zonas de montaña y alta montaña pirenaicas en un periodo en el que se documenta la consolidación del impacto humano en los medios de alta montaña.

Sin embargo, el estudio de la ocupación humana de la cueva podría ampliar el abanico temporal de esta ocupación, porque los trabajos de este año han proporcionado también restos arqueológicos que, por sus características, parecen provenir del final del Neolítico o Calcolítico, hace unos 5.000 – 4.500 años, entre los que destacan restos de cerámica campaniforme. «A la espera del desarrollo de las investigaciones, este hecho confirma una secuencia arqueológica que cubre varios miles de años. Esto la convierte en un yacimiento de referencia para el estudio de la presencia humana en las áreas de montaña de los Pirineos durante los últimos 5 milenios», ha destacado Ermengol Gassiot.

La investigación llevada a cabo este año ha contado con la participación de alumnado del grado de Arqueología de la UAB.

Los trabajos arqueológicos en la cova de l'Home Mort se enmarcan en varias ayudas del Parque Natural del Alto Pirineo y dentro del proyecto cuatrienal de investigación arqueológica «Arqueología del pastoralismo y la agricultura prehistórica en el Pirineo Occidental», financiado por el Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya y como parte del proyecto «(Re)pensar la gestión de los espacios abiertos y de la ganadería extensiva en el Alto Pirineo en el contexto del cambio climático (Repica)», financiado por el AGAUR (Generalitat de Catalunya). En relación con este último, la cova de l'Home Mort está aportando interesantes datos de la evolución del valle de Siarb desde el último periodo glaciar. También permitirá, a través de sus restos arqueozoològicos, el estudio de la evolución de las estrategias ganaderas los últimos 3.500 años.

12 de enero de 2023

Las excavaciones del monasterio trinitario de Avinganya, a punto de finalizar

Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el monasterio de Avinganya (Lleida) están a punto de finalizar, después de que se iniciaran hace dos meses bajo la dirección del arqueólogo de la Diputación de Lleida Josep Medina.
En 1149, cuando este territorio fue recuperado a los sarracenos, el lugar de Vinganya, o Avinganya se convirtió en propiedad de Pere de Bellvís, este personaje cayó prisionero de los musulmanes y más adelante liberado gracias a la intervención de los trinitarios. En agradecimiento, en 1201, Pere de Bellvís hizo donación a aquella orden, representada por Joan de Mata, de una torre de origen islámico y de su término, para que establecieran un convento.

Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el monasterio de Avinganya (Lleida) están a punto de finalizar, después de que se iniciaran hace dos meses bajo la dirección del arqueólogo de la Diputación de Lleida Josep Medina.

Según ha informado la Diputación, se trata de la primera fundación de orden trinitaria en la península ibérica, el año 1201, de gran relevancia histórica en la subcomarca del Baix Segre y que se construyó aprovechando los restos de una antigua torre agropecuaria de época andalusí donada por Pere de Bellvís a los trinitarios.

Los trabajos realizados han permitido documentar el cierre del edificio en su ángulo sureste, que en su sótano acogía el espacio de producción doméstica dedicada a la elaboración y almacenaje de vino y aceite.

En este sentido, se ha efectuado el hallazgo de un gran espacio abierto donde se localiza la salida de una cuba de vino, y donde también se construyeron dos depósitos utilizados para la decantación de aceite, comunicados entre sí, y relacionados con la prensa localizada durante los trabajos de excavación en 1994, en el lateral meridional del sótano.

Asimismo, se ha documentado otro espacio de uso indeterminado que se modificó parcialmente para utilizarlo como vertedero en la última fase del monasterio.

La excavación es una primera fase de los trabajos que se llevarán a cabo durante este año y el próximo, en el marco del proyecto Patrimonio XXI de la Diputación de Lleida y ha permitido aumentar el conocimiento de este espacio vinculado con las actividades productivas domésticas de este importante monasterio.

12 de julio de 2016

Hallan 344 vestigios arqueólogicos en una zona de alta montaña en Lleida

Arqueólogos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), en España, han liderado un estudio que ha documentado y mapeado 344 vestigios arqueológicos en el parque nacional de Aiguas Tortas y Lago de San Mauricio (Lleida), a más de 2.200 metros de altitud, lo que convierte a este entorno en una de las zonas de montaña europeas con más intensidad de registros documentados.
Abrigo de las Obagues de Rabera, ejemplo de abrigo rocoso con ocupación desde el Neolítico hasta la actualidad.
La mayor parte son restos arquitectónicos al aire libre -muros, cercados y posibles estructuras de viviendas-. El resto son abrigos en las rocas y un pequeño conjunto de círculos de piedras, aún sin excavar, que podrían representar monumentos funerarios. La metodología empleada, la prospección sistemática de la superficie, ha revelado un territorio fuertemente humanizado, difícil de imaginar pocos años atrás, ocupado desde hace más de 10.000 años.

Los datos son fruto de un programa de investigación de arqueología de montaña encargado por la dirección del parque nacional y realizado a lo largo de diez años (2004-2014), que ha incorporado el estudio de prospección sistemática de superficie a su metodología.

La idoneidad de incluir esta metodología en la investigación arqueológica y paleoecológica tradicionales en la alta montaña y los resultados asociados obtenidos los han explicado en un artículo en Quaternary International, en el que también han repasado los hallazgos realizados en más de una década.

“Nuestro conocimiento sobre el pasado histórico y arqueológico del parque ha cambiado radicalmente, revelando un territorio humanizado difícil de imaginar pocos años atrás. En 2001 no había ningún registro arqueológico de las zonas estudiadas, solo conocíamos unos pocos vestigios por referencia oral de los pastores. Lo que tenemos ahora contradice nuestra percepción de las zonas de montaña como reservas naturales, preservadas de la intervención humana”, indican los autores en el artículo.

VINCULACIÓN CON LA GANADERÍA
Los científicos subrayan que la mayoría de los registros se localizan por encima del actual límite superior del bosque, dentro o muy cerca de zonas de pasto. Este fenómeno reafirma la vinculación de la ocupación humana del territorio con las prácticas ganaderas y, a la vez, abre la incógnita sobre el grado de responsabilidad humana en los paisajes de prados actuales por encima de los 2.200 m de altitud”, explica Gassiot.

Para detectar los restos, especialmente por encima de los 2.000 metros de altitud, han rastreado la superficie del parque dividiéndola en transectos y, complementariamente, han usado sistemas de detección remota (LIDAR), mapas ortofotográficos y fotografía aérea. Los datos obtenidos se han proyectado en un Sistema de Información Geográfica del patrimonio arqueológico del Parque Nacional, que facilita su gestión y análisis.

Ello les ha permitido tener una perspectiva más general sobre la dimensión espacial de las prácticas sociales que se llevaron a cabo y avanzar patrones de ocupación a lo largo del tiempo. También proponer una nueva definición, interpretación y documentación de los vestigios identificados, que incluyen principalmente restos arquitectónicos, pero también abrigos, túmulos y hallazgos aislados de objetos como cuchillos de sílex y recipientes cerámicos.

ASENTAMIENTOS COMPLEJOS
La mayoría de los yacimientos identificados, 221, son restos arquitectónicos al aire libre: muros, cercados de diferente medida y funcionalidad y posibles estructuras de viviendas, muchos de ellos interrelacionados formando asentamientos complejos. El resto son abrigos que aprovechan acumulaciones de origen glaciar de grandes bloques de roca, muchos con estructuras, como muros para la distribución interior y para proteger la entrada. Finalmente, un pequeño conjunto de círculos de piedras podrían representar monumentos funerarios, aunque de momento no se ha excavado ninguno.El hecho de que la mayoría de los restos estén en las zonas más elevadas ha sorprendido a los investigadores. 165 se encuentran entre los 2200 y 2400 metros de altitud, una zona que sólo supone el 25% del Parque; y entre los 2.400 y 2.600 m, el 27% del Parque, hay 69. Por encima de los 2600 aún hay hay diez más. Los ubicados a mayor altura no son ni más pequeños ni menos importantes que los de las zonas más bajas, contra lo que se podría pensar en un principio, por el desplazamiento humano hacia los valles o a la mayor dificultad para transportar cargas.

Otro elemento sorpresivo ha sido la presencia de hasta 69 yacimientos, a menudo de grandes dimensiones y algunos con ocupaciones de varias épocas, ubicados en zonas de tartera, un tipo de terreno a priori poco amable para el asentamiento humano y que ahora se presenta también como un espacio de interés arqueológico.

OCUPACIÓN DESDE HACE 11.000 AÑOS
A lo largo de estos diez años, los investigadores han realizado 76 dataciones de Carbono 14 de 39 de estos yacimientos, lo que hace del parque una de las áreas con información cronológica más detallada de los Pirineos y de los sistemas montañosos de Europa. En total, las fechas registradas sugieren una ocupación humana continuada en el territorio desde hace unos 10.700 años.

Destaca la elevada presencia de yacimientos de finales del Neolítico, entre los años 3400 y 2300 a. C., mientras que en los 2000 años posteriores -del 2300 al 300-, durante toda la Edad de Bronce y de Hierro, se constata una reducción importante. Las únicas evidencias arqueológicas de este periodo consisten en depósitos de materiales de diferentes tipos de cerámica del segundo milenio antes de Cristo, y también posibles sepulcros.

Estos datos se contradicen con los registros paleoambientales –polen o carbón- que se han encontrado del mismo periodo en otras zonas alpinas y subalpinas de los alrededores del Parque y que muestran un incremento del impacto humano sobre la vegetación en esta época.

CAMBIOS EN LOS PATRONES DE ASENTAMIENTO
Esto hace pensar a los investigadores que aunque no se produjo un abandono del territorio, sí que debió haber un cambio en los patrones de asentamiento entre ambos periodos. En el PNAESM, los abrigos en las rocas se abandonaron, quizás a favor de asentamientos al aire libre más grandes, a pesar de que no se han podido detectar arqueológicamente. La ausencia de prospecciones de superficie en altitudes más bajas, como las cordilleras exteriores del Parque o en los valles pre-pirenaicos de los ríos Noguera Pallaresa y Ribagorzana dificulta poder comparar las dos áreas para valorar si este aparente vacío fue, o no, un fenómeno local.

“La presencia de registros arqueológicos de periodos posteriores va aumentando progresivamente, especialmente entre los siglos IV d.C. y el siglo XIV, para decrecer hacia principios del siglo XX. Muchos de los yacimientos fueron ocupados a lo largo de épocas diferentes, mostrándonos un territorio que ha formado parte importante de las dinámicas sociales y económicas de la zona desde la Prehistoria hasta hoy día”, apunta Ermengol Gassiot.

La investigación continúa para ampliar el número y extensión de las excavaciones y acabar el rastreo en algunas zonas pendientes, lo que probablemente aumentará la cifra de vestigios registrada hasta ahora. Al mismo tiempo, los investigadores han ampliado el estudio de prospección de superficie al Pirineo aragonés y es muy posible que también lo hagan en el andorrano.

NUEVAS TECNOLOGÍAS
A su juicio, las nuevas técnicas utilizadas en el estudio de prospección se están revelando una herramienta primordial para investigar en las zonas de alta montaña y demostrar que las que, hasta hace poco más de veinte años, se han denominado 'zonas marginales' en la investigación arqueológica, no lo han sido tanto.

En la investigación, además de los departamentos de Prehistoria, Geografía, Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología de la UAB, han participado científicos de la Institución Milá y Fontanals (IMF-CSIC) y del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS).

21 de noviembre de 2014

Aparecen restos de una necrópolis medieval en Llessui (Lérida)

Una máquina excavadora ha dejado al descubierto una decena de tumbas de los siglos XI al XVI mientras trabajaba en las obras de urbanización de una calle del pueblo pirenaico.
Las obras de urbanización de una calle de Llessui (Lleida) han dejado al descubierto los restos de una necrópolis. Los trabajos de una máquina excavadora se han topado con una decena de tumbas. Las estructuras funerarias –fosa excavada en el suelo y revestida de losas– pueden remontarse desde el siglo XI hasta el siglo XVI. Ahora, las obras están paralizadas a la espera de que empiece una excavación arqueológica con el objetivo de documentar y fechar las tumbas y conservar algunos restos si se considera oportuno.

Las tumbas se han encontrado en la calle que transcurre entre la iglesia de Sant Julià y la de Sant Pere. Este hecho da a entender que se pueda tratar de dos necrópolis y cuando se inicien los trabajos arqueológicos puedan aparecer más.

Las tumbas se encuentran a un metro y medio del suelo de la calle y todas en fila con el talud. Este entierro, el más habitual entre los siglos XI y XVI, no acostumbra a llevar ajuar dentro de la caja, lo que dificulta la identificación de su antiguedad. 


Una vez iniciado el estudio arqueológico se podrá empezar a ver indicios para poder fechar las tumbas, así como comprobar si dentro de las cajas hay apoyo para la cabeza o no. En función de este aspecto las tumbas serán más o menos antiguas.
(Fuente: La Vanguardia)

22 de octubre de 2013

Una iglesia de Lérida recupera tres frontales devueltos bajo secreto de confesión

Las piezas datan del siglo XVIII, son de estilo barroco y fueron robadas en 1999
La iglesia de la Purificación de Bossòst recuperó ayer lunes tres frontales de altar que fueron robados el 8 de noviembre de 1999. Se encuentran en buen estado de conservación, han sido trasladados desde La Seu d'Urgell y fueron devueltos al Obispado bajo secreto de confesión. 

Las piezas datan del s.XVIII, forman parte del patrimonio barroco pirenaico y son un importante testimonio de la relevancia del trabajo en madera policromada de la época. La composición de los frontales está formada por una orla central dedicada a una imagen, mientras que el resto de las piezas están ocupadas por una decoración floral.

El robo de las piezas ocurrió a principios de noviembre del 1999. Los ladrones se escondieron dentro de la iglesia y, una vez cerrada, pudieron trabajar sin ser descubiertos y huir por la puerta trasera del templo, después de serrar una barra de hierro de la verja.

(Fuente: La Vanguardia)


2 de agosto de 2013

Hallados cuatro hornos en un espacio comunitario del yacimiento íbero de los Vilars de Arbeca (Lleida)

El Grupo de Investigación Prehistórica (GIP) de la Universitat de Lleida (UdL) ha descubierto un espacio al aire libre, de unos 18 metros cuadrados, dedicado a la producción de alimentos. Restos de cuatro hornos de panadería, de tamaños superiores a los localizados en el interior de las casas, y un quinto más antiguo destinado a obtener temperaturas mucho más elevadas. Los arqueólogos, además, han obtenido del pozo mucho material para analizar
Trabajos de recuperación en el pozo central del yacimiento de Vilars de Arbeca. Foto: Universidad de Lleida.
El director del GIP y catedrático de arqueología de la UdL, Emili Junyent, ha asegurado que "los hallazgos superan espectacularmente las recuperadas en casi tres décadas de intervenciones en el yacimiento" y los resultados de su análisis pueden ser clave para entender el abandono de la fortaleza.

Una plaza de actividades comunitarias
En el barrio oeste, los arqueólogos han identificado un espacio al aire libre, de unos 18 metros cuadrados, dedicado a la producción de alimentos. Restos de cuatro hornos de panadería, de tamaños superiores a los localizados en el interior de las casas, y un quinto más antiguo destinado a obtener temperaturas mucho más elevadas hacen pensar en una plazoleta de actividades comunitarias. Junyent ha explicado que también se trabaja con la hipótesis de una antigua balsa de agua anterior al pozo central después de sacar a la luz una pequeña alcantarilla cubierta con pequeñas losas que atraviesa el anillo de espacios productivos.

La 29ª edición de la campaña de excavaciones en los Vilars, en la que también ha participado el alumnado del curso de la universidad de verano de la UdL, se ha centrado sobre todo en el pozo cisterna, fechado a finales del siglo V aC. En esta construcción, insólita en el mundo ibérico, que terminó siendo un vertedero, el GIP ha encontrado numeroso material cerámico, piezas de bronce, madera de unos 2.300 años de antigüedad y huesos de animales.

Analizando la conductividad eléctrica de las aguas
Los participantes en la campaña arqueológica también han hecho sondeos en pequeñas áreas perimetrales del pozo para intentar descubrir alguna estructura del área central de la fortaleza anterior a la cisterna. 
Trabajo en la plaza de actividades comunitarias donde
han aparecido los cuatro hornos culinarios.

Profesores del departamento de Medi Ambient i Ciènces del Sòl de la UdL colaboran analizando la conductividad eléctrica de las aguas, una medida indirecta de las sales disueltas. Su distribución espacial ayudará a entender la conexión entre el pozo, el foso y el torrente del Aixaragall, según Junyent.

Importancia de la molienda de cereal
Asimismo, Emili Junyent explica que elementos más pequeños también aportan datos importantes. La abundancia de polen de cereal, trigo y cebada en el interior coincide con la importancia de la molienda y los molinos rotatorios que se fabricaban desde muy antiguo en la propia fortaleza. Mientras, en el exterior se dibuja un entorno estepario, dominado por la artemisia, género de plantas herbáceas y arbustivas típica de ambientes semi-áridos de climas templados. Por otra parte, la ausencia de coprófilos indica que no había animales estabulados en el interior del recinto y el estudio de los crustáceos de medidas microscópicas aporta información sobre la alternancia entre sequía / salinidad y entradas de agua dulce, según el director del GIP.

Un nuevo enterramiento infantil
Los trabajos en el barrio este han sacado a la luz un nuevo enterramiento infantil que podría datar entre los años 700 y 650 antes de Cristo. El esqueleto, al que le falta el cráneo, estaba en una esquina del interior de una de las casas de la fase fundacional. 
El equipo lo ha encontrado en postura de decúbito lateral izquierdo con brazos y piernas flexionadas en posición fetal. Se trata de una tradición ancestral entre los íberos con un posible significado simbólico y ritual.

El catedrático de la UdL explica que el alto grado de articulación y la poca afectación tafonómica-proceso de fosilización-hacen pensar en un entierro en una pequeña fundición, cubierta totalmente de la misma tierra, sellando de esta manera el difunto. Los arqueólogos han guardado la totalidad del sedimento que acompañaba el entierro, para su posterior tratamiento y triaje en el laboratorio. 

El poblado íbero de Vilars de Arbeca  datado entre 
los siglos VIII y IV a.C. era una fortaleza inexpugnable.
Foto: Amics de Vilars
Un enorme hogar de forma oval
En esta zona, también han encontrado un nivel de cremación con cenizas que pasa por debajo de uno de los muros de la casa y un pavimento con preparación de adobe, muy bien conservado y con una enorme hogar central de forma oval.

La campaña de excavaciones en los Vilars de Arbeca, que continuará hasta el 15 de septiembre, con un breve paréntesis de vacaciones, está financiada por el Servei de Arqueologia i Paleontologia de la Generalitat y con el apoyo del Ministerio de Economía y Competitividad. Enlazará con los trabajos de restauración de la muralla noreste, previstos para el otoño, a cargo del convenio suscrito entre la dirección general de Patrimoni Cultural, la Diputació de Lleida y el Ajuntament de Arbeca.
(Fuente: La Vanguardia)