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21 de junio de 2024

Los arqueólogos desvelan la ocupación humana del Alto Pirineo a lo largo de miles de años

La campaña de excavaciones de este año llevada a cabo por arqueólogos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y del CSIC en la Cova de l'Home Mort de Soriguera (Pallars Sobirà, Lleida) ha sacado a la luz restos de ceràmicas romanas del final del Imperio Romano (siglo V d. C.), así como una singular punta de flecha de bronce de más de 3.500 años de antigüedad.
Miembros del GAAM realizando trabajos de excavación en la cova de l'Home Mort. Imagen: GAAM-UAB

Arqueólogos del Grupo de Arqueología de Alta Montaña (GAAM), formado por investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han dado a conocer hoy los resultados de la campaña de excavaciones que han llevado a cabo este mes de junio en la cova de l'Home Mort (Soriguera, Pallars Sobirà, Lleida), que han calificado «de alta relevancia científica».

Por un lado, destaca el hallazgo de cerámicas romanas, algunas de origen norteafricano. Este descubrimiento confirma que la cova de l'Home Mort, además de en la Edad del Bronce, acogió ocupaciones humanas al final del Imperio Romano (siglo v d. C.) y «consolida los datos de los últimos años, que indican que los valles del Pallars Sobirà no quedaron al margen de las dinámicas históricas en época romana, como tradicionalmente se había apuntado en varias ocasiones», ha señalado Ermengol Gassiot, director del GAAM del Departamento de Prehistoria de la UAB.

Por otro lado, se han podido recuperar numerosos restos humanos y objetos asociados a la Edad del Bronce, de una antigüedad de entre 3.500 y 3.600 años. Entre los objetos, se ha recuperado una nutrida y diversa producción cerámica y objetos singulares, entre los que destaca una punta de flecha de bronce. «Se trata de un objeto muy valioso para el patrimonio arqueológico pirenaico, dada la escasez de piezas similares que se han encontrado hasta ahora», han detallado los investigadores.

En cuanto a los restos humanos, «una primera evaluación muestra una elevada presencia de huesos de individuos infantiles, si bien también se documentan de personas de edad avanzada», ha explicado Xavier Sánchez, arqueólogo del Pallars Sobirà y miembro del GAAM, coordinador también de la campaña de este año.

La cova de l'Home Mort (Soriguera, Pallars Sobirà) es una cueva con dos galerías situada en el Pirineo, a 1.180 metros de altitud. Los hallazgos de este año se han hecho en la totalidad de la Galería 1, la misma en la que en 2008 se documentó por primera vez el yacimiento y en la que se recuperaron varios restos humanos que en 2017 se pudieron fechar con una antigüedad de entre 3.500 y 3.600 años. La cantidad de fragmentos humanos recuperados hasta ahora es propia del carácter sepulcral que la cueva habría tenido al menos durante 125 años.

A fecha de hoy, los restos humanos de la Edad de Bronce documentados y fechados en la cova de l'Home Mort se sitúan entre los más antiguos recuperados en los Pirineos occidentales de Cataluña y tienen la misma cronología que las de la cueva sepulcral de Montanissell, en el municipio de Coll de Nargó (Alt Urgell, conocidas como la Señora de las Montañas). Su estudio ha de contribuir a entender las condiciones de vida de las poblaciones humanas en las zonas de montaña y alta montaña pirenaicas en un periodo en el que se documenta la consolidación del impacto humano en los medios de alta montaña.

Sin embargo, el estudio de la ocupación humana de la cueva podría ampliar el abanico temporal de esta ocupación, porque los trabajos de este año han proporcionado también restos arqueológicos que, por sus características, parecen provenir del final del Neolítico o Calcolítico, hace unos 5.000 – 4.500 años, entre los que destacan restos de cerámica campaniforme. «A la espera del desarrollo de las investigaciones, este hecho confirma una secuencia arqueológica que cubre varios miles de años. Esto la convierte en un yacimiento de referencia para el estudio de la presencia humana en las áreas de montaña de los Pirineos durante los últimos 5 milenios», ha destacado Ermengol Gassiot.

La investigación llevada a cabo este año ha contado con la participación de alumnado del grado de Arqueología de la UAB.

Los trabajos arqueológicos en la cova de l'Home Mort se enmarcan en varias ayudas del Parque Natural del Alto Pirineo y dentro del proyecto cuatrienal de investigación arqueológica «Arqueología del pastoralismo y la agricultura prehistórica en el Pirineo Occidental», financiado por el Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya y como parte del proyecto «(Re)pensar la gestión de los espacios abiertos y de la ganadería extensiva en el Alto Pirineo en el contexto del cambio climático (Repica)», financiado por el AGAUR (Generalitat de Catalunya). En relación con este último, la cova de l'Home Mort está aportando interesantes datos de la evolución del valle de Siarb desde el último periodo glaciar. También permitirá, a través de sus restos arqueozoològicos, el estudio de la evolución de las estrategias ganaderas los últimos 3.500 años.

28 de mayo de 2019

Hallan en Plan el mayor dolmen del Pirineo a 1.900 metros de altura

Un grupo de aficionados a la arqueología lo encontró en Peña del Mediodía y lo comunicará a la DGA. El monumento megalítico tiene 5 metros de largo por 1,90 de altura y 2 metros de anchura. Es más grande que el conocido de Tella Sin y puede ser el mayor del Pirineo
Un grupo aficionados a la arqueología ha encontrado el mayor dolmen del Pirineo en Plan, a 1.900 metros de altura, en la zona conocida como Peña del Mediodía (2.427 metros), próxima al ibón de la Basa de la Mora. Van a comunicar el hallazgo al responsable de Patrimonio de la DGA en Huesca, el arqueólogo Javier Rey, que ya visitó estos valles pirenaicos recientemente, donde el mismo grupo localizó quince círculos megalíticos o cromlech (así lo llaman los expertos). El equipo de arqueólogos De la Roca al Metal realiza un estudio sobre los cromlech y ahora van a datar el dolmen.

El hallazgo se produjo hace unas semanas después de que se haya creado en la zona un grupo de buscadores de restos desde el Neolítico hasta los Visigodos o las trincheras de la Guerra Civil en los municipios de Plan, Gistaín y San Juan de Plan. Se constituyó después de que Jesús Argudo, un profesor de instituto retirado, un arqueólogo y un arquitecto que realiza una tesis sobre las cabañas pastoriles, dieran una conferencia en Gistaín en enero. "Un vecino que tiene una casa rural nos dijo que había unas piedras y descubrimos el dolmen que tiene 5 metros de largo por 1,90 de altura y 2 metros de anchura. Es más grande que el conocido de Tella Sin y puede ser el mayor del Pirineo", explicó ayer el profesor Jesús Argudo.


INTERÉS DE LOS ESPECIALISTAS
El interés de los aficionados a la arqueología ha llegado a los especialistas porque en las últimas semanas se han puesto en contactó con ellos desde un profesor universitario del País Vasco hasta unos especialistas franceses que les han pedido la situación exacta del dolmen para visitarlo. De momento, no han facilitado esta localización para evitar que se produzcan daños a los restos y para que el experto de la DGA sea el primero en visitarlo.

Además, les ha avisado el equipo de arqueólogos de la Universidad Autónoma de Barcelona, dirigido por Ermengol Gassiot, que va a trasladarse al valle de Gistaín y Plan para conocer directamente todos los descubrimientos arqueológicos.

"Desde que dimos una conferencia en Gistaín el pasado 4 de enero sobre los restos del Neolítico, junto a un arqueólogo y al arquitecto Carlos Hernández, que estudia las cabañas pastoriles desde el siglo XVI, nos ha ayudado un grupo de vecinos aficionados a la arqueología", explicó Jesús Argudo, profesor de instituto jubilado que reside parte del año en Plan. "Hallamos este dolmen, un menhir, más círculos cromlech y unas pinturas que están en una cueva. Vamos a comunicarlo al Gobierno de Aragón porque tenemos una comunicación muy fluida", agregó.

Cuando el responsable de Patrimonio de Huesca se desplace a la zona donde han encontrado el dolmen, que es de doble cámara, con mayor capacidad que otros hallados en el Pirineo, comprobará que las piedras con las que se construyó están talladas y parte de ellas fuera del sitio. Al tener el Gobierno de Aragón conocimiento de los restos de la arqueología megalítica, que ya están valorados como Bien de Interés Cultural (BIC), en el valle de Gistaín, concedió una subvención para su investigación y posibles excavaciones. Son restos que pertenecen a la prehistoria, del Neolítico a la Edad del Hierro, una etapa entre los años 1500 a 1800 a. C.

Mientras tanto, los municipios de Plan, Gistaín y San Juan de Plan han proyectado construir un centro de interpretación del megalitismo y de los restos pastoriles como atractivo a los visitantes. "Queremos crear itinerarios arqueológicos y los ayuntamientos están muy interesados. Hemos localizado también un lugar de los visigodos como una aduana del comercio entre Narbona y Zaragoza", concluyó Argudo.

12 de julio de 2016

Hallan 344 vestigios arqueólogicos en una zona de alta montaña en Lleida

Arqueólogos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), en España, han liderado un estudio que ha documentado y mapeado 344 vestigios arqueológicos en el parque nacional de Aiguas Tortas y Lago de San Mauricio (Lleida), a más de 2.200 metros de altitud, lo que convierte a este entorno en una de las zonas de montaña europeas con más intensidad de registros documentados.
Abrigo de las Obagues de Rabera, ejemplo de abrigo rocoso con ocupación desde el Neolítico hasta la actualidad.
La mayor parte son restos arquitectónicos al aire libre -muros, cercados y posibles estructuras de viviendas-. El resto son abrigos en las rocas y un pequeño conjunto de círculos de piedras, aún sin excavar, que podrían representar monumentos funerarios. La metodología empleada, la prospección sistemática de la superficie, ha revelado un territorio fuertemente humanizado, difícil de imaginar pocos años atrás, ocupado desde hace más de 10.000 años.

Los datos son fruto de un programa de investigación de arqueología de montaña encargado por la dirección del parque nacional y realizado a lo largo de diez años (2004-2014), que ha incorporado el estudio de prospección sistemática de superficie a su metodología.

La idoneidad de incluir esta metodología en la investigación arqueológica y paleoecológica tradicionales en la alta montaña y los resultados asociados obtenidos los han explicado en un artículo en Quaternary International, en el que también han repasado los hallazgos realizados en más de una década.

“Nuestro conocimiento sobre el pasado histórico y arqueológico del parque ha cambiado radicalmente, revelando un territorio humanizado difícil de imaginar pocos años atrás. En 2001 no había ningún registro arqueológico de las zonas estudiadas, solo conocíamos unos pocos vestigios por referencia oral de los pastores. Lo que tenemos ahora contradice nuestra percepción de las zonas de montaña como reservas naturales, preservadas de la intervención humana”, indican los autores en el artículo.

VINCULACIÓN CON LA GANADERÍA
Los científicos subrayan que la mayoría de los registros se localizan por encima del actual límite superior del bosque, dentro o muy cerca de zonas de pasto. Este fenómeno reafirma la vinculación de la ocupación humana del territorio con las prácticas ganaderas y, a la vez, abre la incógnita sobre el grado de responsabilidad humana en los paisajes de prados actuales por encima de los 2.200 m de altitud”, explica Gassiot.

Para detectar los restos, especialmente por encima de los 2.000 metros de altitud, han rastreado la superficie del parque dividiéndola en transectos y, complementariamente, han usado sistemas de detección remota (LIDAR), mapas ortofotográficos y fotografía aérea. Los datos obtenidos se han proyectado en un Sistema de Información Geográfica del patrimonio arqueológico del Parque Nacional, que facilita su gestión y análisis.

Ello les ha permitido tener una perspectiva más general sobre la dimensión espacial de las prácticas sociales que se llevaron a cabo y avanzar patrones de ocupación a lo largo del tiempo. También proponer una nueva definición, interpretación y documentación de los vestigios identificados, que incluyen principalmente restos arquitectónicos, pero también abrigos, túmulos y hallazgos aislados de objetos como cuchillos de sílex y recipientes cerámicos.

ASENTAMIENTOS COMPLEJOS
La mayoría de los yacimientos identificados, 221, son restos arquitectónicos al aire libre: muros, cercados de diferente medida y funcionalidad y posibles estructuras de viviendas, muchos de ellos interrelacionados formando asentamientos complejos. El resto son abrigos que aprovechan acumulaciones de origen glaciar de grandes bloques de roca, muchos con estructuras, como muros para la distribución interior y para proteger la entrada. Finalmente, un pequeño conjunto de círculos de piedras podrían representar monumentos funerarios, aunque de momento no se ha excavado ninguno.El hecho de que la mayoría de los restos estén en las zonas más elevadas ha sorprendido a los investigadores. 165 se encuentran entre los 2200 y 2400 metros de altitud, una zona que sólo supone el 25% del Parque; y entre los 2.400 y 2.600 m, el 27% del Parque, hay 69. Por encima de los 2600 aún hay hay diez más. Los ubicados a mayor altura no son ni más pequeños ni menos importantes que los de las zonas más bajas, contra lo que se podría pensar en un principio, por el desplazamiento humano hacia los valles o a la mayor dificultad para transportar cargas.

Otro elemento sorpresivo ha sido la presencia de hasta 69 yacimientos, a menudo de grandes dimensiones y algunos con ocupaciones de varias épocas, ubicados en zonas de tartera, un tipo de terreno a priori poco amable para el asentamiento humano y que ahora se presenta también como un espacio de interés arqueológico.

OCUPACIÓN DESDE HACE 11.000 AÑOS
A lo largo de estos diez años, los investigadores han realizado 76 dataciones de Carbono 14 de 39 de estos yacimientos, lo que hace del parque una de las áreas con información cronológica más detallada de los Pirineos y de los sistemas montañosos de Europa. En total, las fechas registradas sugieren una ocupación humana continuada en el territorio desde hace unos 10.700 años.

Destaca la elevada presencia de yacimientos de finales del Neolítico, entre los años 3400 y 2300 a. C., mientras que en los 2000 años posteriores -del 2300 al 300-, durante toda la Edad de Bronce y de Hierro, se constata una reducción importante. Las únicas evidencias arqueológicas de este periodo consisten en depósitos de materiales de diferentes tipos de cerámica del segundo milenio antes de Cristo, y también posibles sepulcros.

Estos datos se contradicen con los registros paleoambientales –polen o carbón- que se han encontrado del mismo periodo en otras zonas alpinas y subalpinas de los alrededores del Parque y que muestran un incremento del impacto humano sobre la vegetación en esta época.

CAMBIOS EN LOS PATRONES DE ASENTAMIENTO
Esto hace pensar a los investigadores que aunque no se produjo un abandono del territorio, sí que debió haber un cambio en los patrones de asentamiento entre ambos periodos. En el PNAESM, los abrigos en las rocas se abandonaron, quizás a favor de asentamientos al aire libre más grandes, a pesar de que no se han podido detectar arqueológicamente. La ausencia de prospecciones de superficie en altitudes más bajas, como las cordilleras exteriores del Parque o en los valles pre-pirenaicos de los ríos Noguera Pallaresa y Ribagorzana dificulta poder comparar las dos áreas para valorar si este aparente vacío fue, o no, un fenómeno local.

“La presencia de registros arqueológicos de periodos posteriores va aumentando progresivamente, especialmente entre los siglos IV d.C. y el siglo XIV, para decrecer hacia principios del siglo XX. Muchos de los yacimientos fueron ocupados a lo largo de épocas diferentes, mostrándonos un territorio que ha formado parte importante de las dinámicas sociales y económicas de la zona desde la Prehistoria hasta hoy día”, apunta Ermengol Gassiot.

La investigación continúa para ampliar el número y extensión de las excavaciones y acabar el rastreo en algunas zonas pendientes, lo que probablemente aumentará la cifra de vestigios registrada hasta ahora. Al mismo tiempo, los investigadores han ampliado el estudio de prospección de superficie al Pirineo aragonés y es muy posible que también lo hagan en el andorrano.

NUEVAS TECNOLOGÍAS
A su juicio, las nuevas técnicas utilizadas en el estudio de prospección se están revelando una herramienta primordial para investigar en las zonas de alta montaña y demostrar que las que, hasta hace poco más de veinte años, se han denominado 'zonas marginales' en la investigación arqueológica, no lo han sido tanto.

En la investigación, además de los departamentos de Prehistoria, Geografía, Biología Animal, Biología Vegetal y Ecología de la UAB, han participado científicos de la Institución Milá y Fontanals (IMF-CSIC) y del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS).