google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Juan Sanguino
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23 de diciembre de 2015

Un gran yacimiento paleolítico enterrado en la cueva de El Pendo, en Escobedo de Camargo (Cantabria)

Los investigadores piensan que la cueva aún tiene por descubrir un gran yacimiento del Paleolítico, enterrado bajo los grandes bloques de piedra de su entrada.
El primer acercamiento científico a la cueva se produjo entre 1953 y 1957, de la mano de Julio Martínez Santa Olalla.
Escondida en un gran paraje natural de un barrio de la localidad cántabra de Escobedo de Camargo, se encuentra la cueva de El Pendo, una cavidad que aún tiene por descubrir su gran yacimiento del Paleolítico, enterrado bajo los grandes bloques de piedra de su entrada. Así lo piensan los investigadores que entre los años 1994 y 1997 realizaron diversas excavaciones tanto en el interior como en el exterior, unos trabajos que permitieron descubrir las conocidas pinturas del Paleolítico situadas al fondo de la cueva y hasta entonces escondidas.

Y eso, a pesar de que en 1907 el arqueólogo Hermilio Alcalde del Río descubrió unos grabados muy finos, que se encontraban en un lamentable estado de conservación. Expertos como Juan Sanguino o Ramón Montes realizaron sondeos dentro de la cavidad, que concluyeron que, en muchos casos, había alteraciones e inversiones estatigráficas, las cuales reflejaban que no era la zona en la que se encontraba el yacimiento en posición primaria, sino que los restos venían arrastrados desde el exterior. Es quizá el gran secreto por descubrir aún de El Pendo, según relata el técnico conservador de las cuevas prehistóricas de Cantabria Raúl Gutiérrez, quien explica que, aunque “existe el deseo” de excavar la parte exterior de la cueva, “no se sabe el potencial que hay por investigar, ni lo que te vas a encontrar”.


MUY DIFÍCIL Y COSTOSO

 “Plantear hoy en día una excavación en la zona exterior, en la de abrigo y visera de la cavidad, es muy difícil y muy costoso, como retirar los grandes bloques de piedra para acceder al área fértil desde el punto de vista arqueológico. Se trataría de campañas de años de duración y habría que valorar lo que se invierte y con qué resultados”, precisa. De El Pendo, el padre Jesús Carvallo, fundador del Museo de Prehistoria de Cantabria, logró obtener múltiples piezas de arte mueble tras diversas excavaciones, sondeos y catas en los años 20 y 30 del siglo pasado, pero que no fueron recuperadas de forma científica. Eso sí, hasta el hallazgo de la cueva de La Garma, era la mejor colección de arte mueble documentada en Cantabria.

El primer acercamiento científico a la cueva se produjo entre 1953 y 1957, de la mano de Julio Martínez Santa Olalla, y, posteriormente, en los 90, es cuando se plantea uno nuevo, encabezado por los investigadores Sanguino y Montes. Cuando estaban a punto de terminar esta excavación, en agosto de 1997, uno de los investigadores “se encontró algo que le pareció una pintura” y, tras comprobar que sí lo era, el trabajo pasó a ser una investigación arqueológica de arte rupestre por unas pinturas que, hasta ese momento, habían pasado desapercibidas.

Y es que todo el frente en el que se encontraban, un gran panel de quince o veinte metros de ancho, estaba oculto por suciedad, básicamente por la presencia de partículas de polvo en suspensión y distintos tipos de bacterias, sobre todo líquenes, que ocultaban las pinturas.

Tras un minucioso trabajo de limpieza y restauración, se logró sacar a la luz esas representaciones, unas 26 unidades gráficas que se concentran, principalmente, en lo que se conoce como el friso de las pinturas, un gran mural de figuras de color rojo, algunas de ellas, en tinta plana.

(Fuente: Deia / Belén Córdoba Arias)

9 de septiembre de 2014

Descubierta una tumba visigoda con estela y ara romana en Boadilla del Monte (Madrid)

El equipo arqueológico que trabaja en la zona sur de Boadilla del Monte para encontrar los restos de San Babilés, el patrón de la localidad, ha encontrado una tumba visigoda del siglo VI "única" en la Comunidad de Madrid, al "reutilizarse" en la misma restos de otra tumba romana del siglo IV o V, según el director de la excavación, Juan Sanguino.
El arqueólogos Juan Sanguino junto a su hallazgo en el yacimiento. Foto: CARLOS ROSILLO / EL PAÍS
En declaraciones a Europa Press, Sanguino ha relatado que en la sepultura en cuestión hay dos elementos romanos "reutilizados". Se trata de restos de estela y de ara, "que están en la cabecera y en los pies", y que al formar parte de un enterramiento visigodo es "algo único" en la Comunidad de Madrid.

El arqueólogo ha detallado que la tumba está realizada con materiales nobles con ajuar de época romana y granito y que fue encontrada bajo el altar de la ermita, que data del siglo XI, a una profundidad de 60 centímetros respecto a la base de esta iglesia. La tumba ha aparecido fracturada en dos y en su interior "se han hallado interesantes piezas romanas", han añadido fuentes municipales.

AJUAR VISIGODO
La tumba presentaba un único individuo depositado en decúbito supino que tenía como único ajuar una pequeña botella de cerámica de cuello esbelto y cuerpo globular que puede ser fechada en el siglo VI ó VII. De este dato, el equipo arqueológico deduce que la estela, de época romana, ha sido reutilizada en época visigoda, momento al que corresponden el ajuar y la sepultura.

"Tanto la ubicación de la tumba, en el centro de la Iglesia y alineada con las dos necrópolis, como la calidad de sus materiales y el hecho de que se haya reutilizado una estela romana en un enterramiento visigodo son indicadores de la relevancia del personaje ahí enterrado", han subrayado estas fuentes.

GALERÍAS Y ESTRUCTURAS SUBTERRÁNEAS
Bajo la estructura del templo, la utilización de un georradar "ha confirmado" la existencia de galerías y estructuras subterráneas. "El hallazgo previo de una escalera en un lateral de la ermita llevó a los arqueólogos a sospechar de su existencia", han asegurado estas desde el Consistorio.


Los trabajos para encontrar los restos del patrón local comenzaron en febrero, en una zona conocida como Cerro de San Babilés, ubicada al sur del municipio. "En esta zona se estimaba que podría hallarse el cuerpo de San Babilés, patrón del municipio que, según la tradición, fue martirizado alrededor del año 717 junto con 80 niños", han indicado desde el Consistorio.

OTROS HALLAZGOS INTERESANTES
Por el momento, además de la tumba visigoda con restos romanos, se han identificado un horno de cal, monedas de los Reyes Católicos, y de Fernando VI e Isabel II, dos necrópolis con 40 tumbas de la época visigoda y los restos de una ermita de única planta con ábside y atrio, que dataría de los siglos XII y XIII, tras la Reconquista, y con posteriores fases de ampliación en los siglos XV, XVI y XVII que se corresponderían con visitas y peregrinaciones para posibles curaciones por intermediación del santo a personajes relevantes como el Infante Baltasar Carlos.

"Estas curaciones supusieron un aumento extraordinario de recursos que se destinaron a la ampliación del templo y posiblemente a la construcción de edificaciones a su alrededor. De esta época parece proceder la escalera y el almacén al que se accede desde ella. Este descubrimiento se produjo tras una prospección del terreno con georradar que confirmó la existencia de galerías y estructuras subterráneas bajo la Iglesia", han explicado.

NECRÓPOLIS ANTERIOR AL USO DEL TEMPLO
La superficie que ocupa la excavación es de media hectárea y según Sanguino se trata en su origen de una necrópolis visigoda de cristianos del siglo VI o VII. "Esta zona se abandonó hasta el siglo XI, hasta que se construyó la ermita en el mismo sitio", ha puntualizado.

Así, en lo relativo a enterramientos, cabe también destacar una necrópolis anterior al propio uso del templo y que se remonta a época visigoda, tal como revela la tipología de algunos de los mismos y el ajuar obtenido ( botellitas de cerámica adscritas temporalmente a los siglos VI - VII). La necrópolis se extiende bajo las cimentaciones del templo visibles actualmente y es posible que se construyera en torno a las grandes sepulturas de granito como la que contiene la estela romana reutilizada ahora descubierta.

"Nos encontramos ante la sacralización de un territorio tras la reconquista de los reinos cristianos, donde se tendría constancia de la existencia de un cementerio al que se asocia la tradición cristiana del martirio de San Babilés, y que en el siglo XII o XIII lleva a erigir una ermita o templo en el lugar donde podría estar enterrado el Santo", han explicado desde el Ayuntamiento.

SAQUEOS Y PROFANACIONES
Las mismas fuentes han indicado que a lo largo de los siguientes siglos se produjeron en este templo distintos saqueos y profanaciones; incluso la ermita fue arrasada durante la ocupación francesa del siglo XIX. La tradición en Boadilla, no obstante, se siguió manteniendo hasta bien entrado el siglo XX como lugar de peregrinación en la zona y hasta la actualidad, con la conciencia colectiva de la existencia de las ruinas que ahora se han descubierto.

(Fuente: La Vanguardia / Europa Press)