Localizado en un gran conchero un cráneo humano completo, un hallazgo único en ese período si los estudios confirman la investigación inicial.
Un importante yacimiento asturiense, en el que destaca el hallazgo en un gran conchero de un cráneo humano completo y algunos huesos sueltos, es una de las felices consecuencias del seguimiento arqueológico realizado en las obras de construcción del tramo Pendueles-Llanes, de la Autovía A-8 del Cantábrico.
El yacimiento asturiense pertenece a un sistema kárstico en el que se integran ocho bocas abiertas al exterior, dos de ellas ya inventariadas en la carta arqueológica de Llanes. Los trabajos en la cueva, un abrigo con una visera que se desplomó sobre la entrada, localizaron un conchero cementado (depósito arqueológico que contiene una cantidad visible de moluscos), en este caso con abundantes restos de bígaros, mejillones, caracol terrestre, lapas y otros. Se encontraron también piezas líticas, entre ellas un pico asturiense, y distintos útiles.
En medio del conchero se halló un cráneo humano completo, hallazgo único en el período asturiense (que abarca entre los años 4.000 y 7.000 antes de Cristo), en buen estado de conservación, y varios huesos humanos, lo que revela un asentamiento en esa época, con unos niveles de potencia superior al metro.
El asturiense está estrechamente ligado al conde de la Vega del Sella y a las primeras excavaciones que realizó en la cueva del Penicial en Nueva de Llanes. Los asturienses ocuparon la franja norte de la península Ibérica, concentrándose sobre todo en el oriente de Asturias y en el occidente de Cantabria. Sus yacimientos se encuentran mayoritariamente en bocas de cuevas cerca del mar o bajo abrigos, generalmente próximos a la costa. Entonces, según María Noval, directora de las excavaciones de la obra, Asturias tenía un clima más favorable que el actual, la línea de la costa estaba mucho más metida en el mar y el paisaje de acantilados no era el actual.
El hombre vivía en libertad y se alimentaba de la caza y del marisqueo, por eso aparecen tantos restos de moluscos en la cueva. Paralelamente, se encontró en la misma cavidad una estructura megalítica, probablemente de un momento posterior, aunque la arqueóloga, prudente, indicó que todo lo hallado se encuentra en fase de estudio por destacados especialistas y pendiente de las dataciones. Lo cierto es que, de confirmarse los períodos de ambos hallazgos en una misma cavidad, sería algo inédito hasta el momento en la arqueología asturiana.
Todos los trabajos se han realizado siguiendo las prescripciones de la Consejería de Cultura. Este descubrimiento obligó a la dirección de la obra de la Autovía A-8 a hacer una modificación del proyecto en el enlace de San Roque-L'Acebal, lo que paralizó las obras en la zona durante un año. Volvieron a iniciarse el pasado mes de mayo. No obstante, según fuentes de la Delegación del Gobierno, esta paralización no perjudicó a las de la autovía, que siguieron a buen ritmo. Además de este hallazgo se localizaron en otra de las cuevas restos óseos identificados como pertenecientes a un rinoceronte lanudo, y de otras especies. Estaban en el fondo de una dolina, una especie de trampa natural por la que caían los animales.
Los responsables de la empresa que efectúa las obras y la propia arqueóloga insisten en que las voladuras no tuvieron nada que ver con el hallazgo. En el primer reconocimiento de esta cavidad se comprobó que, pese a la espectacularidad de las estalactitas y estalagmitas, carecía de interés arqueológico, tal y como concluyeron los especialistas que la visitaron, entre ellos un arqueólogo de la Consejería de Cultura. Sin embargo, tenía una gran importancia paleontológica.
Los restos de fauna que se encontraron se extrajeron y se trasladaron al laboratorio del Cuaternario del Área de Paleontología del Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo para su estudio. Una vez finalizada la investigación será la Consejería de Cultura quien determine el destino de los mismos. Hasta el momento se han documentado 23 yacimientos en toda la península Ibérica con restos de rinoceronte lanudo, dos de ellos en Asturias (La Parte de Siero y la Cueva de la Xana, en Nava).
La novedad, en este caso, es que los huesos se conservan aparentemente en un buen estado. El rinoceronte lanudo es una especie de gran importancia, porque indica clima glaciar, propia de las glaciaciones del Pleistoceno Superior. También fue necesario proteger con un puente de vigas la cueva de Cordoveganes, en la que hace años tres llaniscos localizaron restos de pinturas. Ahora se ha estudiado. Se trata de puntos, rayas y lo que parece una silueta de cierva. Se protegió, asimismo, la de Cuartamentero, con restos de fauna, reforzando el entorno con un muro de escamas de hormigón. Lo que demuestran estos descubrimientos según las mismas fuentes es que los estudios realizados y la Demarcación de Carreteras tenían razón al situar en el entorno de Vidiago varios yacimientos de relevancia. En su momento, la asociación llanisca Peña Tu los criticó porque sostenía que estaban a decenas de kilómetros. La realidad parece haber dado la razón a la Demarcación.
(Fuente: La Nueva España)