El descenso en el nivel de los pantanos como consecuencia de la escasez hídrica del pasado invierno, ha generado la lógica preocupación social, pero también ha contribuido a que una de las obras del arquitecto del Renacimiento por excelencia, Andrés de Vandelvira vuelva a ser admirada.
El puente de Ariza, generalmente cubierto por las aguas del embalse de Giribaile es obra del arquitecto renacentista Andrés de Vandelvira. Foto: Manuel Valenzuela Díaz ("Torrealver") |
Se trata del puente de Ariza, construido entre 1564 y 1581 sobre el río Guadalimar en la carretera comarcal entre Úbeda y Arquillos. La construcción de la presa del Giribaile, dejó este puente sumergido en sus aguas, especialmente en épocas de abundancia de precipitaciones, aunque ahora, el famoso puente ha vuelto a dar la cara para satisfacción de muchos que durante estos días se acercan para reencontrarse con esta obra.
Cuando se proyectaba la presa Giribaile, se realizó un proyecto accesorio para trasladar piedra a piedra el monumental puente a un lugar donde no llegaran las aguas del pantano. Pero lo cierto es que el proyecto nunca llegó a materializarse, dejando que las aguas cubrieran el puente de Ariza.
Cuenta la leyenda que por el puente pasó, allá por el año 1.591 San Juan de la Cruz, cuando venía de la Peñuela en la Carolina, con destino al convento de los carmelitas de Úbeda a curarse de unas calenturas, cobrándose su último milagro en vida, al encontrar espárragos en septiembre.
Victoria Jiménez