La anchura del muro, que además presenta un tramo en esquina, alcanza los 1,88 metros, lo que a los expertos da pistas para tratar de certificar que se trata de una zona que pudiera corresponderse con la llamada Puerta del Valle.
Vista general de los restos identificados como muralla medieval en su lienzo interno. Se pueden apreciar las afecciones recientes, y el paso de la nueva tubería. Foto: Ondare Babesa S.L. |
Las obras ejecutadas recientemente en el Casco Histórico para la semipeatonaliziación de calles como Independencia o La Fuente han permitido dar unos destacados pasos en el conocimiento del pasado mirandés, ya que los trabajos arqueológicos realizados con motivo de las obras extraen unas conclusiones de gran interés y hasta ahora escasamente difundidos. Por un lado han permitido ubicar y destapar lo que los expertos sitúan como parte de la muralla medieval que tuvo la ciudad. Un tramo pequeño, correspondiente a la base de la muralla, pero que sin embargo es una de las pocas zonas de la cerca que se han podido catalogar de forma conveniente y que, al menos como consecuencia de estos últimos trabajo, no se ha destruido.
Este punto se ha hallado en la calle Independencia, en el tramo existente entre Tenerías y Travesía de La Fuente (junto a La Higuera). Allí, el equipo arqueológico de la empresa Ondare Babesa ha atestiguado la aparición de unos restos aún conservados a pesar de las numerosas alteraciones que el subsuelo ha tenido a lo largo de los siglos en ese punto, tanto como consecuencia de pavimentaciones y canalizaciones, como por el propio efecto del río Ebro y las diferentes crecidas que ha sufrido.
En cualquier caso, tal y como se refleja en el informe arqueológico, se ha podido documentar la localización de un gran muro que además presenta un tramo en esquina. Se trata, según se explica en la documentación, de un muro que tiene dos trazados, uno que iría en paralelo al río Ebro siguiendo lo que es hoy la calle Independencia hasta el puente de Carlos III; y otro trazado que iría hacia la calle Tenerías.
La documentación escrita y gráfica publicada recoge que la anchura del muro en una de las partes que se han podio estudiar alcanza los 1,88 metros, lo que a los expertos da pistas para tratar de certificar que se trata de una zona que pudiera corresponderse con la llamada Puerta del Valle, hecho que significaría un mayor espesor en ese punto, como ocurre, para soportar mayores cargas. Tampoco se descarta una anchura mayor de la habitual en este tipo de construcciones motivada por la cercanía al río. Por el tipo de mampostería, se entiende que se trata de una zona de cimentación de la muralla.
FECHA DUDOSA
Los expertos que han trabajado en este estudio arqueológico reconocen en su informe que «es complejo discernir la antigüedad de la muralla puesto que no hemos podido documentar más que parte de su trazado interior y unos pocos metros del exterior». No obstante, y en base a documentación existente en publicaciones de F. Cantera Burgos, J. L. Montes Lozano, J. Andrío, C. Díez y A. Julián, y gracias a la documentación consultada en el Archivo Municipal, se explica que la muralla es posterior al Fuero de Miranda (1099), que era una realidad en el siglo XIII, que la Puerta del Valle existió en 1375 y que pudo ser en parte destruida por la riada de 1775 y su desmantelamiento probable ocurrió a finales del siglo XIX.
CUBIERTA CON GEOTEXTIL
Los restos, que además de catalogados fueron fotografiados, no se han destruido como consecuencia de la obras. Además de tratarse de un elemento protegido como Bien de Interés Cultural, la empresa encargada de los trabajos siguió las recomendaciones del equipo de arqueólogos para proceder a la mejor conservación posible, de tal forma que se colocó una malla geotextil para cubrir los restos, lo que reduce el deterioro. Igualmente, a propuesta del equipo arqueológico que intervino, se ha colocado una baldosa metálica en el suelo que, aunque pasa algo desapercibida, al menos refleja el lugar exacto por el que pasa la muralla medieval de la villa y así puede ser esto conocido por los mirandeses.
Este hallazgo no es el único que ha permitido el conjunto de obras de pavimentación del Casco Histórico, si bien la difusión municipal o de los responsables de Patrimonio ha sido nula, y solo la publicación de algunos documentos en un blog especializado da cumplida difusión de lo encontrado. Es, además, uno de los pocos trabajos que han logrado dar testimonio de la existencia de la antigua muralla de Miranda.
(Fuente: Diario de Burgos)