Una de las tumbas romanas descubiertas en Les Drassanes. Foto: José Luis Biel |
Se han identificado aquí cerca de un millar de fragmentos de marfil correspondientes a lechos funerarios de lujo de nobles del imperio que fueron incinerados en algún momento de la larga vida útil de más de 500 años de la necrópolis, entre los siglos I y VI.
De este importante cementerio han aflorado tres zonas. Una con 19 inhumaciones y otras dos con incineraciones en un total de 11 urnas de vidrio y cerámica de producción local. Es en este mausoleo de cenizas donde han aparecido los centenares de fragmentos de marfil parcialmente quemados.
Se trata de un descubrimiento singular ya que se conocen pocos precedentes de este ritual funerario en la península. Los trabajos de conservación y recomposición de las piezas, aún en curso, los realiza la restauradora Isabel Pellejero del Museu Marítim de Barcelona centro ubicado en las propias Drassanes.
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Los arqueólogos explican que, según la fuentes clásicas, los materiales de fabricación de estos lechos que eran pasto de las llamas como el propio cadáver, pero que raramente se convertían enteramente en cenizas y así han podido conservarse hasta hoy, estaban en consonancia con la categoría del difunto.
Vista cenital de la intervención arqueológica en Les Drassanes. Foto. José Luis Biel |
El trabajo de Pellejero se realiza en el centro de restauración y mantenimiento del Museù d'Història de Barcelona en la zona Franca, donde se trasladan todos los hallazgos arqueológicos que no se conservan "in situ". Después de un intenso y laborioso proceso de limpieza de cientos de piezas que inicialmente se habían considerado de hueso, ahora se procede a reconstruir las posibles composiciones originales de ese material precioso extraído del colmillo de elefantes de hace 20 siglos
NUEVOS DESCUBRIMIENTOS
La siguiente fase será realizar un vaciado completo de las urnas cinerarias para encontrar, se cree con una alta probabilidad, otros fragmentos de lechos funerarios y establecer correspondencias con los restos de huesos humanos que también contienen. Todo ello, concluyen los arqueólogos, puede llevar a conocer aspectos del ritual mortuorio ahora desconocidos.
La gran diversidad de procesos funerarios presentes en los restos de la necrópolis de las Drassanes es una de sus mayores riquezas. De los vestigios romanos solo quedará a la vista de los visitantes al Museu Marítim de Barcelona el mausoleo rectangular en el que han aparecido las urnas cinerarias. La propia estructura de las Drassanes y el museo que acoge ha obligado a sepultar de nuevo el resto de la necrópolis.
(Fuente. Terra Antiquae / El Periódico / Ramón Comorera)