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7 de marzo de 2014

Descubren un nuevo tramo de la Vía Augusta bajo un mercado de Barcelona

La intervención arqueológica bajo el mercado de Sant Antoni, en el Eixample de Barcelona, ha permitido confirmar la presencia extramuros de una vía sepulcral romana, correspondiente al ramal costero de la Vía Augusta durante el Alto Imperio. Además de restos de pavimento también se han encontrado roderas de carro y una cama sepulcral.
Arqueólogos trabajando en el área de la Vía Augusta hallada bajo el mercado de Sant Antoni. Foto: LA VANGUARDIA.
Los hallazgos están muy bien conservados, según ha informado el Servei d'Arqueologia de Barcelona. Además del camino pavimentado, han aparecido varias roderas que habrían marcado los carros romanos y estructuras de elementos cercanas, como un sillar que podía haber sido utilizado como quicio de una puerta.
Fragmento de la Vía Augusta. Foto: La Vanguardia.

La actual fase de obras, fruto de la reanudación de los trabajos de remodelación del Mercado, empezó este mes de febrero y está dirigida –como las anteriores– por el arqueólogo Emiliano Hinojo García (CODEX-Arqueología y Patrimoni). Las excavaciones realizadas durante 2012 y 2013 ya permitieron documentar la actividad agrícola y residencial en la zona entre los siglos I y XIX, a través de los restos de una masía del siglo XVI que se derribó en 1644 para construir el baluarte defensivo que precedió al mercado.

A finales de 2013 ya se localizó un pequeño tramo de vía romana del siglo I dC, en el patio abierto de la calle Borrell. Los restos fueron cubiertos temporalmente por la necesidad de ejecutar toda la losa de apuntalamiento del nuevo mercado y en previsión de excavar en extensión durante la nueva fase de los trabajos. Con la nueva campaña de excavación ya se han documentado y excavado 12 metros de los 50 que podrían conservarse por debajo del glacis del baluarte de Sant Antoni, así como nuevas estructuras, cuya función no ha sido posible determinar por ahora.

CULTURA FUNERARIA ROMANA
"Sí que se puede avanzar, sin embargo, que se trata de una vía sepulcral", asegura el Servei d'Arqueologia, que recuerda que "a lo largo del Alto Imperio se enterraba fuera las ciudades, al lado de los caminos, tanto si eran incineraciones como inhumaciones". La localización de un un posible mausoleo del siglo I dC ha hecho llegar a esta conclusión a los especialistas, que han recuperado restos de marfil decorados y alterados por el fuego, en lo que parecen ser los restos de una cama funeraria.

CAMA FUNERARIA
La bibliografía de la época detalla que este tipo de camas se fabricaban con materiales como bronce, plata, oro, marfil, concha, hueso, madera o hierro, en función de la clase social del difunto. Para los romanos, la cama funeraria era el lecho del fallecido durante el velatorio y el transporte hasta la necrópolis. Con frecuencia era quemado junto al cuerpo en el ritual de incineración, lo que explicaría las evidencias de alteración por fuego en los restos de marfil hallados. Además, coincide con una cama parecida que se encontró en la intervención arqueológica de las Drassanes de Barcelona en 2010 y 2011.

Ambos restos refuerzan la tesis que existió una importante necrópolis junto a la vía de entrada a la ciudad romana de Barcino, cuyo trazado que se correspondería con los tramos documentados entorno a la calle del Hospital: en la plaza de Sant Agustí –donde se documentó otro mausoleo de los siglos II-IV dC–, en la iglesia de Sant Llàtzer de la calle del Pedró y en la plaza de la Gardunya, tras la Boquería. Los trabajos continuarán durante los próximos meses para continuar la documentación de esta vía de acceso y la necrópolis romana de la ciudad de Barcino.

(Fuente: La Vanguardia)

17 de enero de 2013

Descubren una necrópolis de nobles romanos en Barcelona

En las obras de rehabilitación del edificio de las Drassanes de Barcelona se han identificado cerca de un millar de fragmentos de marfil correspondientes a lechos funerarios de lujo de nobles del imperio que fueron incinerados en algún momento de la larga vida útil de la necrópolis, entre los siglos I y VI.
Una de las tumbas romanas descubiertas en Les Drassanes.
Foto: José Luis Biel
Los descubrimientos arqueológicos relevantes sobre los primeros siglos de la era actual en los que era genuina y esplendorosamente romana, es decir Barcino, se suceden sin pausa. A la cosecha, en plena recolección, de la extensa villa vitivinícola destapada por las obras de la macroestación de La Sagrera se añaden los primeros resultados contrastados de la gran necrópolis destapada, para sorpresa de los expertos, en las excavaciones y las obras de rehabilitación del edificio de las Drassanes.

Se han identificado aquí cerca de un millar de fragmentos de marfil correspondientes a lechos funerarios de lujo de nobles del imperio que fueron incinerados en algún momento de la larga vida útil de más de 500 años de la necrópolis, entre los siglos I y VI.

De este importante cementerio han aflorado tres zonas. Una con 19 inhumaciones y otras dos con incineraciones en un total de 11 urnas de vidrio y cerámica de producción local. Es en este mausoleo de cenizas donde han aparecido los centenares de fragmentos de marfil parcialmente quemados.

Se trata de un descubrimiento singular ya que se conocen pocos precedentes de este ritual funerario en la península. Los trabajos de conservación y recomposición de las piezas, aún en curso, los realiza la restauradora Isabel Pellejero del Museu Marítim de Barcelona centro ubicado en las propias Drassanes.

CATEGORÍA SOCIAL
Los arqueólogos explican que, según la fuentes clásicas, los materiales de fabricación de estos lechos que eran pasto de las llamas como el propio cadáver, pero que raramente se convertían enteramente en cenizas y así han podido conservarse hasta hoy, estaban en consonancia con la categoría del difunto. 


Vista cenital de la intervención arqueológica
en Les Drassanes.
Foto. José Luis Biel
Existían lechos de madera revestidos de bronce, plata u oro y de hierro chapados con incrustaciones de marfil o carey, materiales tallados muy posiblemente por artesanos orientales. La sostificación de estos lechos, característica que también tenían los que eran de reposo, es la que existe por ejemplo en la tumba de la mujer del emperador Augusto expuesta en una cama de oro y marfil entre otras diversas exquisiteces.

El trabajo de Pellejero se realiza en el centro de restauración y mantenimiento del Museù d'Història de Barcelona en la zona Franca, donde se trasladan todos los hallazgos arqueológicos que no se conservan "in situ". Después de un intenso y laborioso proceso de limpieza de cientos de piezas que inicialmente se habían considerado de hueso, ahora se procede a reconstruir las posibles composiciones originales de ese material precioso extraído del colmillo de elefantes de hace 20 siglos


NUEVOS DESCUBRIMIENTOS
La siguiente fase será realizar un vaciado completo de las urnas cinerarias para encontrar, se cree con una alta probabilidad, otros fragmentos de lechos funerarios y establecer correspondencias con los restos de huesos humanos que también contienen. Todo ello, concluyen los arqueólogos, puede llevar a conocer aspectos del ritual mortuorio ahora desconocidos.

La gran diversidad de procesos funerarios presentes en los restos de la necrópolis de las Drassanes es una de sus mayores riquezas. De los vestigios romanos solo quedará a la vista de los visitantes al Museu Marítim de Barcelona el mausoleo rectangular en el que han aparecido las urnas cinerarias. La propia estructura de las Drassanes y el museo que acoge ha obligado a sepultar de nuevo el resto de la necrópolis.