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21 de octubre de 2024

Primera intervención arqueológica en el yacimiento prehistórico de Pinilla de Jadraque (Guadalajara)

Se espera que este yacimiento se convierta en uno de los hitos de la arqueología prehistórica de la comarca de la Sierra Norte, ya que puede suponer una de las evidencias funerarias más antiguas de toda la cuenca alta del Henares.

Desde hoy y hasta el 29 de octubre, se va a llevar a cabo una intervención arqueológica en el yacimiento prehistórico de Peña Rubia, en el municipio de Pinilla de Jadraque (Guadalajara). El equipo está dirigido por los investigadores Rodrigo Paulos Bravo, de la Universidad Complutense de Madrid, y Rafael Garrido Pena, de la Universidad Autónoma de Madrid.
El yacimiento, conocido desde 2018, se encuadra en un momento en el que los primeros metales, principalmente el cobre, se estaban extendiendo por todo el centro de la Península Ibérica, entre el 2500 y el 2000 a.C.

Los restos en superficie localizados hasta el momento parecen indicar la presencia de un enterramiento de, al menos, dos personas en un entorno de difícil acceso, lo que ha permitido su conservación.

Se espera que este yacimiento se convierta en uno de los hitos de la arqueología prehistórica de la comarca de la Sierra Norte, ya que puede suponer una de las evidencias funerarias más antiguas de toda la cuenca alta del Henares. Además, estos trabajos abren una ventana a las sociedades que habitaron el entorno de la Sierra Norte hacia finales del III milenio a.C.

Jornada de puertas abiertas
El equipo investigador va a hacer partícipe del hallazgo a toda la comunidad, por lo que se ha organizado una jornada de puertas abiertas el sábado, 26 de octubre a las 11:00 horas de la mañana.

Los asistentes recorrerán un trayecto de poco más de un kilómetro desde la Plaza Mayor del pueblo hasta el yacimiento durante el que los expertos explicarán elementos clave para comprender el entorno, el poblamiento prehistórico de la zona y a las sociedades que pisaron esas mismas tierras hace más de 4000 años.

La Edad del Cobre, o Calcolítico, es una fase de la prehistoria que se sitúa entre el Neolítico y la Edad del Bronce. Se caracteriza por la introducción y el uso del cobre, uno de los primeros metales que los humanos aprendieron a trabajar. A diferencia de las épocas anteriores, en las que solo se utilizaban herramientas de piedra, durante esta etapa se combinan herramientas de cobre con las de piedra. Además, estos cambios técnicos fueron de la mano de diversos cambios sociales, como los que iniciaron el camino hacia la aparición de líderes y las sociedades jerarquizadas.

La Edad del Cobre varía en fechas dependiendo de las regiones, pero en la Península Ibérica oscila en fechas de entre el 3300 y el 2000 a.C, aunque en algunas áreas pudo haber comenzado o terminado antes.´

14 de octubre de 2024

Loma Eugenia: testimonio en piedra de los campesinos visigodos en Albacete

Los arqueólogos finalizan la tercera campaña de excavaciones en el yacimiento de Loma Eugenia donde han descubierto un área productiva formada por un molino harinero de uso comunitario y un gran edificio formado por al menos seis estancias y construido con muros de los que se conserva sólo la cimentación y algo de alzado.
Excavación en Loma Eugenia en años anteriores. José Iván Suárez

En el imaginario colectivo de varias generaciones, hablar de visigodos es hacerlo de una larga lista de reyes que muchos tuvieron que aprender de memoria. Nombres como Walia, Sisebuto o Recesvinto quizá aún resuenan entre los recuerdos escolares de infancia sobre aquellas tierras de Hispania que, tras siglos de romanización, pasaron a ser controladas por un grupo de pueblos venidos desde el norte. Un imperio de la antigüedad desaparecía y un nuevo poder avanzaba en la larga historia de la península ibérica.

El reino hispanovisigodo estableció su capital en Toledo, a mediados del siglo VI. A partir de aquel momento, el mundo rural adquirió un vigoroso impulso. Miles de campesinos comenzaron a fundar aldeas, en ocasiones, sobre las ruinas de las villas romanas. Y, aunque no se contara con esplendor en las crónicas, aquellas gentes, con su sudor y esfuerzo, sostuvieron vivo una estirpe de “bárbaros” que en el año 589 se convirtieron al catolicismo. Ahora podemos conocer el testimonio de estas comunidades gracias a la arqueología.

Las piedras tienen mucho que decir. Los arqueólogos saben interpretar su disposición sobre el terreno o la relación con otros materiales. En Loma Eugenia, un yacimiento situado en la pedanía de Agra (Hellín), ha terminado recientemente la tercera campaña de excavación. El trabajo se traslada ahora al laboratorio, pero antes conocemos las últimas novedades de la mano de Julia Sarabia, profesora titular de la Universidad de Alicante.

“Encontramos un área productiva formada por un molino harinero de uso comunitario y una era para aventar y trillar el cereal; en esta campaña queríamos centrarnos en conocer los espacios de hábitat de la aldea más allá de los espacios de producción, así que hicimos una prospección geomagnética en todo el sector sur del molino y vimos que habían bastantes estructuras soterradas, posibles silos y aljibes, basureros, muros”, cuenta la directora del proyecto. Y afirma que “en base a estos resultados hemos abierto un nuevo sondeo a unos cincuenta metros al sur del molino y la sorpresa ha sido que, bajo un gran paquete de derrumbes de piedra aparece un gran edificio formado por, al menos, seis estancias, construido con muros de los que se conserva sólo la cimentación y algo de alzado, pero que, pese a ser de ámbito rural, alcanzan dimensiones muy similares a las encontradas en el contexto urbano de la sede episcopal visigoda de El Tolmo de Minateda”.

Unas construcciones muy sólidas que dan la medida sobre el desarrollo de estas comunidades campesinas. Y precisa Sarabia: “Probablemente estemos ante un edificio que cuenta con espacios de vivienda, almacenaje, quizá algún ambiente de trabajo y algún espacio abierto que pudo funcionar como corral o establo”.

Ajustamos más el contexto donde se levantó este asentamiento. Abrimos el libro “Tolmo de Minateda. Cuando Hellín aún no lo era. Historia y relatos”, editado por el IEA, en palabras de la propia Julia: “En el territorio de la ciudad visigoda de Eio, la arqueología ha demostrado cómo la gran mayoría de los asentamientos que surgen en este momento ocuparán los mismos espacios agrícolas que antes eran explotados por los establecimientos romanos”.

Aparte de la aldea de Loma Eugenia, se ha constatado la existencia cercana de poblamientos similares en Loma Lencina (Hellín) y Torre Uchea (Hellín). “Esto nos lleva a suponer que el surgimiento de estas comunidades campesinas tiene que ver con el control administrativo del territorio por parte del obispo y la necesidad de explotarlo para obtener productos primarios para pagar los tributos al Estado Visigodo; aunque las fuentes escritas del momento no aclaran estas cuestiones”, argumenta la arqueóloga.

El dominio sobre los valles fértiles
En los últimos años ha crecido el interés arqueológico sobre el medio rural visigodo. Según los expertos, estas aldeas no se caracterizaban por su monumentalidad. Parece que las aldeas de aquellos primeros campesinos católicos eran funcionales, construidas en lomas y con un dominio sobre los valles fértiles. Un instante de la historia que habla de una expansión económica que propició el surgimiento de estos poblados. Lugares como Loma Eugenia representan la “realidad rural” del Reino Visigodo, muy distinta a los aires palaciegos de Toledo. La desigualdad o las intrigas entre la aristocracia también debieron ser una constante en aquellos siglos de transición entre la antigüedad tardía y la alta edad media. Convulsiones de salón que quizá desconocían los que araban la tierra en el suelo que hoy llamamos Hellín.

En la provincia de Guadalajara se alza la prestigiosa Recópolis. Un complejo palatino de cerca de 33 hectáreas que fue el sueño de un rey visigodo inspirado por Bizancio. Vicente G. Olaya, en su libro 'La costurera que encontró un tesoro cuando hacía pis y otras historias de la arqueología española', editado por Espasa, relata el hallazgo en 1893 de Juan Catalina García López: “Descubrió un enigmático cerro pelado a las afueras de Zorita de los Canes, una pequeña población devorada urbanísticamente por un apabullante castillo musulmán que se erige junto y sobre ella.

Al excavar el altozano, situado a un kilómetro del casco urbano, aparecieron unos muros de gran potencia. Juan Catalina García se mostraba seguro de haber encontrado la ciudad de Recaredo, pero, como siempre, nadie pareció hacerle mucho caso“. El periodista explica en este divertido y didáctico volumen que hasta 1945-46 no hubo más excavaciones. Y fue entonces cuando se declaró monumento nacional. Recópolis estaba unida con Toledo, la capital del Reino Visigodo, por el río Tajo.

Aguas abajo, apareció el famoso 'Tesoro de Guarrazar', en la localidad toledana de Guadamur. Orfebrería de lujo que nos ayuda a comprender el desequilibrio de una época. La riqueza de la élite frente al sacrificio de los campesinos. En las tierras que hoy conforman Castilla-La Mancha perviven vestigios del pasado visigodo. Lugares como Santa María de Melque (San Martín de Montalbán), los hitos de Arisgotas (Orgaz) o San Pedro de La Mata (Sonseca).

Y para profundizar en los siglos VI-VIII, en la ciudad de Toledo, encontramos el Museo de los Concilios y la Cultura Visigoda. Aún más hacia el sur, sin tanta solemnidad, pero con los mismos ritos, todavía reposan bajo las piedras las mujeres y hombres que habitaron Loma Eugenia. De nuevo, nos cuenta Julia Sarabia: “Hemos actuado en la zona de la necrópolis exhumando otra de las tumbas que permanecían intactas, tapada con las losas”.

Los trabajos arqueológicos en Agra han transcurrido en dos líneas de forma paralela. Esta segunda ha tenido por objetivo “seguir conociendo aspectos de la ritualidad funeraria de esta población visigoda, obtener material para datar por carbono 14 o avanzar en estudios antropológicos que nos muestren el género de los inhumados, edad de la muerte, posibles patologías”, afirma la profesora y recuerda que en el caso de las necrópolis, los profesionales actúan sobre las tumbas más visibles en superficie para “salvaguardar sus restos frente a posibles acciones de expolio o alteraciones de este patrimonio”.

Precisamente, la primera y única vez que se había actuado en Loma Eugenia hasta el comienzo de este proyecto, fue en 1993 y de manera urgente. Como en tantas ocasiones, un descubrimiento fortuito desencadenó el conocimiento de nuestro pasado. Así ocurrió cuando José Zarnorano, Eugenia García y Ramón Izquierdo, visitando la zona, se percataron de la peculiaridad del lugar. La actuación de emergencia la emprendieron María Teresa Rico, Francisco Javier López Precioso y Blanca Gamo Parras. En el artículo científico que publicaron daban cuenta: “La excavación ha permitido documentar la existencia de un cementerio de regular tamaño, del cual, se han excavado 33 sepulturas, realizadas en su mayoría a base de lajas de piedra, o mampuesto”.

Regresamos a la excavación arqueológica de 2024. “La tumba excavada vuelve a ser, como en campañas anteriores, una tumba de uso colectivo. En este caso, han aparecido tres individuos; uno en posición secundaria, hecho un paquete y colocado a los pies, y otros dos colocados en posición anatómica uno al lado del otro, por lo que es probable que fueran enterrados a la vez tras haber pasado unos años del enterramiento del primer individuo”, analiza Julia Sarabia.

Tumbas reutilizadas
“El ritual es el típicamente cristiano de época visigoda, tal y como encontramos en el cementerio junto a la iglesia del Tolmo de Minateda; esto es, los cuerpos envueltos en un sudario, probablemente, en posición de decúbito supino o boca arriba, orientados desde la cabeza de oeste a este y sin ningún elemento de ajuar, aunque a veces, aparecen con algún elemento de vestimenta como hebilla de cinturón o similares; es probable que las tumbas sean de carácter familiar, por eso se reutilizan durante varias generaciones”.

Para llegar a estas hipótesis después del trabajo de campo, el proyecto ha contado nuevamente con la colaboración de estudiantes de la Universidad de Alicante y con la codirección de Victoria Amorós, Marta Torres y Pablo Cánovas. Una cooperación técnica del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico de la UA y el Museo de Hellín que cuenta con la financiación del Ayuntamiento.

Durante los siguientes meses, la labor científica se centrará en clasificar y catalogar el material cerámico aparecido en el sector del poblado, que “a simple vista parece material relacionado con recipientes de cocina, vajillas de mesa y tinajas para el almacenaje; intentaremos reconstruir alguna pieza fragmentada y realizaremos los dibujos pertinentes antes de depositarlos en el Museo de Albacete”, anuncia Julia Sarabia entre los pasos a seguir. Mientras, el equipo está inmerso en la redacción de un libro donde se recogerán los principales datos obtenidos en estos tres primeros años de excavaciones arqueológicas.

Porque lo que queda escrito ya no lo arranca el viento. Los arqueólogos de hoy están redactando la crónica de los olvidados. La historia de miles de personas de tiempos remotos que con su abnegación construyeron el devenir de la humanidad. Hazañas sencillas de supervivencia que no merecieron la pluma de San Isidoro de Sevilla. El sabio católico de los visigodos, luchador incansable contra herejías, compilador de enciclopedias y, finalmente, narrador de la historia de aquellos reyes con nombres estrambóticos. El obispo nos dejó una frase que bien nos vale para dar término a este artículo. Escribió: “El tiempo de vida que resta es inescrutable al conocimiento humano”.

5 de agosto de 2024

La nueva excavación de Caraca se centrará en la necrópolis visigoda

La campaña arqueológica que se desarrollará este verano en el yacimiento del Cerro de la Virgen de la Muela, en la localidad guadalajareña de Driebes, que se prolongará dos semanas desde el próximo 12 de agosto, intentará arrojar luz sobre la necrópolis visigoda.
La necrópolis visigoda data del siglo VI d.C y es la última fase del yacimiento.

La campaña arqueológica que se desarrollará este verano en el yacimiento del Cerro de la Virgen de la Muela, en la localidad guadalajareña de Driebes, que se prolongará dos semanas desde el próximo 12 de agosto, intentará arrojar luz sobre la necrópolis visigoda.

Así lo han indicado a Europa Press tanto fuentes del equipo investigador que dirige esta excavación como la jefa del Servicio de Cultura de la Delegación de la Junta en Guadalajara, Teresa Sagardoy, quien ha recordado que este espacio arqueológico fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) este mismo año y está compuesto de varios yacimientos.

En cuanto a la necrópolis visigoda, afirma que, según los datos recogidos hasta el momento, data "más o menos" del siglo VI d.C y es la última fase del yacimiento. Está compuesta por tumbas, algunas de las cuales son "simples fosas" tapadas con una laja de yeso, que es la piedra natural de los cerros de Driebes.

Otras son lo que se conocen como 'cistas', tumbas con varias lajas haciendo el hueco de la fosa y que también están tapadas con varias losas de este tipo de piedra típica de la localidad guadalajareña, prosigue Sagardoy.

"Son tumbas de inhumación y no se ha encontrado ajuar de momento, pero en alguna tumba esperamos que se encuentre algún objeto", ha apuntado, para agregar que lo que sí que se ha encontrado son restos de los ataúdes o sudarios, es decir, de los elementos con los que se depositaba al muerto.

Ha puesto el acento en que en esta necrópolis visigoda se ha hallado parte del cementerio infantil con pequeñas tumbas de niños, a veces neonatos, a los que se les tenía separados en otra zona del cementerio; "en lo que se llama un limbo, porque no estaban bautizados todavía. Se les reservaba un espacio diferente que es curioso de visitar", ha agregado.

Parte de esta necrópolis está musealizada y cuenta ya con carteles para hacerla visitable y comprensible por los visitantes aunque es un trabajo que se acaba de iniciar e irá ampliándose a distintos espacios, pese a que desde el equipo investigador del yacimiento apuntan que en las últimas semanas la cartelería y la señalización han sido vandalizadas y habrá de ser repuesta.

Ocupación desde la Edad del Bronce
En el Cerro de la Virgen de la Muela hay ocupación desde la Edad del Bronce que se conoce como un 'oppidum' carpetano correspondiente a las poblaciones indígenas de antes de los romanos. Lo más conocido es la ciudad romana de Caraca, a la que se unen otros puntos donde se han localizado restos arqueológicos, una villa romana, un monumento funerario o zonas más de carácter militar en las inmediaciones de la ciudad.

Sagardoy ha resaltado que la ciudad romana de Caraca es la única que se ha hallado en la provincia de Guadalajara, que tuvo su esplendor en el siglo I o el II d.C --en época Flavia-- y estaba a mitad de camino entre Complutum (Alcalá de Henares) y Segóbriga --en la provincia de Cuenca--, en la vía Spartaria que unía Cartagonova con Complutum.

Desde el equipo investigador del yacimiento apuntan que la ciudad estaría en la provincia romana de la Tarraconense y que se cree que hacía su labor "seguramente" como paso por la vía en el Tajo, hecho que hizo que Sertorio (I a.C.) la conquistara por la fuerza.

Un hallazgo que ha destacado la jefa de Cultura de la Junta en Guadalajara relacionado con la ciudad es el del acueducto que se ha encontrado a tres kilómetros así como el manantial que daba origen al mismo. "Está realizado en 'Opus caementicium', una obra de ingeniería romana habitual, y que traía el agua desde ese manantial a la ciudad", ha añadido.

A ello ha unido que se han localizado varias piscinas limarias, que son piscinas de decantación, que depuraban el agua y a la vez impedían que tuviera mucha velocidad por el canal y deteriorara el mismo.

Las campañas arqueológicas
Hasta el momento se han llevado a cabo en el Cerro de la Virgen de la Muela siete campañas arqueológicas y este mes de agosto se llevará a cabo la octava. Además de las múltiples visitas para hacer prospecciones, vuelos de dron o el uso de un georradar.

Así, en 2016 se hicieron las primeras prospecciones y se usó el georradar para confirmar la existencia del yacimiento y ya en el 2017 tuvo lugar la primera campaña de excavación, cuyos directores han sido desde el inicio Emilio Gamo Pazos y Javier Fernández Ortea.

Para Sagardoy, se trata de un equipo de investigadores "muy dinámico" que, con pocos medios, la ayuda de las administraciones y "mucho empeño" han estado haciendo pequeñas campañas de unos 15 días.

Esta excavación se desarrollará gracias al convenio firmado entre la Diputación de Guadalajara y el Ayuntamiento de Driebes, con el apoyo del Ayuntamiento de Brea de Tajo y la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara.

En su conjunto, la responsable de Cultura de la Junta en Guadalajara ha resaltado que en estas campañas se ha podido delimitar todo el mapa de la ciudad romana --compuesto por 27 manzanas--, se ha localizado el Cardo, el Decumano, el Foro y las Termas; pese a lo cual ha señalado que queda "muchísimo trabajo" por hacer y apenas se ha iniciado la investigación sobre todos estos yacimientos.

Jornada de Puertas Abiertas
De otro lado, el Ayuntamiento ha informado de que este verano se volverá a realizar la Jornada de puertas abiertas en el yacimiento el jueves 22 de agosto que constará de visitas guiadas al mismo a las 10.30 y 19.00 horas, siendo el acceso a la actividad libre y gratuito.

El 'Proyecto de excavación de la necrópolis de época visigoda de Caraca (Driebes, Guadalajara) y de los niveles carpetanos en esa misma área' está dirigido por los ya citados Javier Fernández Ortea (arqueólogo) y Emilio Gamo Pazos (Museo Arqueológico Nacional) a los que se unen Saúl Martín González (arqueólogo), Santiago David Domínguez Solera (Heroica arqueología).

El equipo interdisciplinar de investigación contará este año con la colaboración de un amplio número de expertos que analizarán el yacimiento desde distintas ópticas, incluyendo a Antonio Alvar Ezquerra (Universidad de Alcalá), Ana Gracia Rivas (Museo Nacional de Antropología), José María Murciano Calles (Museo Nacional de Arte Romano) y María Luisa Cerdeño Serrano.

También participarán Daniel Cordero Bordejé, María Ángeles Perucha Atienza (IGME-CSIC), Miguel Ángel Rodríguez Pascua (IGME-CSIC), José Francisco Mediato Arribas (IGME-CSIC), Andrés Díez Herrero (IGME-CSIC), Helena Gimeno Pascual (Centro CIL II-Alcalá de Henares), Daniel Méndez García (Revives.es y UFV), Ana Fernández Jiménez y Paula Carmona Quiroga (Instituto Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas -IETcc-CSIC), Magdalena Barril Vicente, Macarena Bustamante Álvarez (Universidad de Granada), Sergio Remedios Sánchez (UNED-Senior) y Álvaro Sánchez Climent.

8 de mayo de 2024

Expertos en arqueología virtual reconstruyen en 3D el Castillo de Pelegrina en Sigüenza (Guadalajara)

Este fin de semana ha terminado, en Sigüenza, la VII edición de la Maratona Internacional de Arqueología Virtual, en lo que supone el regreso de este evento a España. Allí, expertos en arqueología virtual han podido reconstruir en 3D cómo pudo ser el Castillo de Pelegrina, situado en el término municipal de Sigüenza.
Expertos en arqueología virtual reconstruyen en 3D cómo pudo ser el Castillo de Pelegrina - MAV24.

Este fin de semana ha terminado, en Sigüenza (Guadalajara), la 7ª edición de la Maratona Internacional de Arqueología Virtual, en lo que supone el regreso de este evento a España. Allí, expertos en arqueología virtual han podido reconstruir en 3D cómo pudo ser el Castillo de Pelegrina, situado en el término municipal de Sigüenza.

La Maratona de Arqueología Virtual es un encuentro de los mejores profesionales de esta disciplina a nivel ibérico (España y Portugal).

El objetivo de la digitalización 3D es doble. Por una parte, contribuye a la documentación arquitectónica y artística del edificio, algo que resulta especialmente apropiado como conservación del patrimonio para afrontar una posible restauración en caso de accidente o desastre natural como el que ocurrió en Notre Dame en París, según han informado los organizadores en nota de prensa.

Pero también, aseguran, es una "maravillosa" forma de facilitar su difusión, puesto que, a partir de este trabajo, se puede reconstruir virtualmente el edificio, en todo, o en parte, y divulgar sus tesoros en cualquier lugar del mundo, incentivando las visitas internacionales. El trabajo de estos expertos, dando continuidad en este sentido al que lleva años haciendo la entidad filantrópica americana Global Digital Heritage en Sigüenza, refuerza la candidatura de Sigüenza a Patrimonio Mundial.

Así, a lo largo de la semana que han durado las jornadas, además de tratar sobre diferentes aspectos del mundo de la arqueología 3D, y de reconstrucciones y proyectos llevados a cabo en diferentes países, también se elige un monumento para reconstruir virtualmente durante el evento.

Así, doce de los mejores expertos en este campo han trabajado de manera conjunta para plantear la reconstrucción virtual del castillo de Pelegrina según pudo evolucionar a lo largo de la Edad Media, como apoyo del evento a la Candidatura de Sigüenza a Patrimonio Mundial e igualmente como parte de las actividades de celebración del IX Centenario de la ciudad.

El director técnico del congreso, el portugués Carlos Carpetudo, ha explicado que es el trabajo conjunto de arqueólogos, historiadores del arte e ilustradores el que "recrea un yacimiento arqueológico, poniéndolo a disposición del público".

Carpetudo ha señalado además, en Sigüenza que "hemos elegido Pelegrina, un castillo medieval, para apoyar la candidatura, y ha sido un privilegio".

En primer lugar los expertos llevaron a cabo el levantamiento fotogramétrico del castillo, y, de acuerdo con él, el equipo de la Maratona ha erigido las paredes tal y como pudieron ser. Todos ellos han participado de manera desinteresada.

El congreso se ha celebrado en el Centro de Coworking de Sigüenza, y en la Hospedería Porta Coeli. La VII Maratona recibía la visita de la alcaldesa de Sigüenza, María Jesús Merino y de la concejala de Turismo, Arantxa Pérez. Merino agradecía la elección de la ciudad y sus instalaciones para llevar a cabo el congreso, y el trabajo de los expertos en la recuperación del patrimonio, "que es nuestro mayor valor, y que por lo tanto tenemos la obligación de mantener, respetar y de ponerlo en valor", señalaba.

La 7ª edición de la Maratona de Arqueología Virtual está organizada por Global Digital Heritage, con el apoyo del Ayuntamiento de Sigüenza.

13 de febrero de 2023

Encuentran restos del recinto de la medina y de la fortaleza medieval de Uceda (Guadalajara)

Los trabajos de investigación dirigidos por los profesores de la Universidad de Alcalá, Manuel Castro-Priego y Lauro Olmo-Enciso, confirman el asentamiento islámico en la provincia de Guadalajara. Se trata de un conjunto medieval muy interesante. A principios del siglo XVI se abandonó. La nueva villa se extendió fuera del recinto amurallado. Aunque gran parte de la antigua ciudad medieval fue expoliada durante siglos se encuentra, en gran medida, enterrada.
Restos el alcázar de Uceda.

– ¿Qué hallazgos han encontrado en Uceda? ¿Qué tipo de técnicas/instrumentos en la investigación utilizan?

– En esta primera fase, los elementos más importantes que hemos podido documentar han sido, por un lado, el recinto de una medina y por otro una importante fortaleza bajomedieval que se abandonó a partir de mediados del siglo XVI. Uceda tenía una importancia estratégica en el control de la sierra de Guadarrama. Por ello, se trata de un yacimiento con diversas e intensas fases de ocupación. Lo que tenemos claro es que en un momento entre el siglo VIII-IX (periodo andalusí), se comienza a utilizar como espacio fortificado, que debía de ser un castillo muy bien defendido a finales del siglo XI, cuando el rey castellano Alfonso VI, conquista la Taifa Toledana en 1085.

Las excavaciones se están centrando en la última gran reforma del castillo, que podemos situar en la segunda mitad del siglo XV. Hemos conseguido identificar el acceso al alcázar, así como observar la existencia de un segundo piso en el interior de la fortaleza, que todavía se conserva. También hemos localizado un gran aljibe que aseguraba el aprovisionamiento de agua en momentos de asedio y un gran patio central que vertebraba el resto del recinto. Estamos pudiendo distinguir diversas fases constructivas, y podemos asegurar la existencia de una construcción previa del siglo XIII, con un importante conjunto torreado.

Para la caracterización y la documentación de la fortaleza hemos combinado una excavación arqueológica en extensión en el recinto exterior, con una amplia prospección en la que hemos empleado metodología arqueológica no invasiva, mediante un georradar 3D. Además, hemos empleado dos drones, uno de ellos con tecnología LIDAR, que nos han permitido delimitar el espacio de la medina. Esta se extendía a lo largo de 12 hectáreas.
Imagen LIDAR del Alcázar y de la Medina de Uceda.

– ¿Cuál es su importancia?

– Se trata de un conjunto medieval fosilizado muy interesante. En gran medida, porque a principios del siglo XVI se abandonó. La nueva villa se extendió fuera del recinto amurallado. Aunque gran parte de la antigua ciudad medieval fue expoliada durante siglos se encuentra, en gran medida, enterrada.

La fortaleza de Uceda era, además, uno de los castillos avanzados en la defensa de la Marca Media (espacio de frontera entre los territorios castellanos y andalusíes). Existen otros ejemplos en las provincias de Guadalajara y Madrid, pero sin ninguna duda, Uceda puede convertirse en uno de los más significativos, por su gran amplitud cronológica. Todavía era una fortaleza importante perteneciente al arzobispado de Toledo bajo el gobierno del Cardenal Cisneros, a principios del siglo XVI. De hecho, era uno de los puntos neurálgicos donde las autoridades eclesiásticas concentraban el cobro de impuestos y parte del ‘tesoro’, por considerar el recinto casi inexpugnable.

– ¿Cómo era esta medina? ¿Cómo se fue modificando?


– Uceda se integraba dentro de una red más amplia. No muy lejos se encontraba Talamanca del Jarama, Guadalajara, la propia Madrid. Tendría probablemente unas características bastante similares a otros conjuntos del periodo califal y taifa, como el de Alcalá la Vieja y sus arrabales. Sabemos, por las fuentes, la existencia de un recinto amurallado muy complejo, con barbacanas, torres albarranas, una gran puerta de acceso, que todavía se mantenía en pie durante el siglo XIX. Dentro del conjunto de la medina destacaba la iglesia románica de la Varga, uno de los ejemplos más notables de románico tardío de la provincia de Guadalajara. Conocemos también dos arrabales fuera del recinto amurallado, donde se concentraba una importante producción textil y también metalúrgica.

Está claro que uno de los problemas que tuvo la medina en la Baja Edad Media era su tamaño, y la necesidad de ampliarse más allá del recinto militar de la ciudad. Es el motivo principal por el que se fue construyendo extramuros una nueva villa.Vista aérea del Alcázar de Uceda.

– ¿Cuáles son los próximos pasos a seguir en esta investigación?

– A lo largo de las siguientes campañas seguiremos caracterizando la fortaleza bajomedieval, y definiendo también la posible existencia de un recinto andalusí. Pretendemos en 2023 iniciar la excavación del acceso principal. El objetivo es diseñar un modelo de difusión y musealización de los restos aparecidos a medio plazo. Esto significará que a partir de este año tendremos también que profundizar en una perspectiva interdisciplinar, que permita asegurar una protección de los restos, al mismo tiempo que aseguramos el acceso a ellos de manera sostenible. El papel de la UAH será crucial en esta fase. Al mismo tiempo, estamos realizando una intensa labor de Arqueología Pública, en la que participan activamente los habitantes de Uceda que se están convirtiendo en uno de los ejes fundamentales del proyecto. 
(Fuente: La Crónica)

23 de diciembre de 2022

Uceda, una medina oculta a los pies de Somosierra

Un proyecto arqueológico que lidera la Universidad de Alcalá ha permitido confirmar la secuencia histórica del asentamiento poblacional de época islámica en esta zona a caballo entre las provincias de Madrid y Guadalajara
Excavación del espacio extramuros del castillo-alcázar de Uceda (Guadalajara) Imagen: Universidad de Alcalá

Bajo el pueblo de Uceda, en la provincia de Guadalajara, hay todo un mundo. Los pobladores se han ido sucediendo desde la fundación de una ciudad árabe que, según los primeros cálculos, se habría extendido en unas diez hectáreas de territorio. Sobre sus restos crecería después una población medieval que mudó de aspecto hasta hoy.

“Estamos encontrando una gran diacronía, una secuencia histórica en la zona que nos permite saber cómo se fue trasladando la población desde la primera medina original”, explica Lauro Olmo, codirector del proyecto junto a Manuel Castro. Ambos investigadores son profesores en la Universidad de Alcalá (UAH) y buscan saber cómo han cambiado los poblamientos a los pies de la Sierra Norte de Madrid en lo que hoy es el límite con Guadalajara.

Parten de los datos del cercano yacimiento del Pontón de la Oliva. “Fue saqueado por los furtivos y explotado como cantera desde el siglo XIX”, asegura Manuel Castro. Seguramente sirvió para la construcción de la presa que hay en esta parte del río Jarama, que hoy está en desuso.

“No hay ninguna fase anterior al siglo VI, en época visigoda, así que lo lógico es pensar que la población se trasladó posiblemente a Uceda y que se convirtió en el asentamiento dominante en la zona durante época islámica y muy vinculada a la medina de Talamanca del Jarama”, cuenta Castro.

“Uceda ofrece una oportunidad muy significativa porque gran parte de la medina está fosilizada”, abunda el arqueólogo, aunque en la excavación todavía no han llegado a los niveles en los que están los restos islámicos que se conocen gracias al georradar. La medina tuvo una extensión de entre 10 y 12 hectáreas y, aunque en parte está ocupada por construcciones modernas, todavía conserva intacta una amplia zona.

En 2018 ya se llevó a cabo una primera prospección y en este 2022, durante tres meses, han excavado en el espacio extramuros de lo que primero fue alcazaba árabe y después castillo-alcázar, en las proximidades de la puerta que daba acceso a la fortificación.

En el siglo XV sitúan los investigadores el último momento de una gran reforma en el edificio antes de iniciar su declive. Fue intensa y supuso el desmantelamiento de la fortaleza medieval articulada entre los siglos XIII y XIV.

Los resultados han permitido confirmar que el momento de abandono de la fortaleza se inició a finales del siglo XVI, para convertirse en cantera. Pero, ¿qué paso a lo largo de ocho siglos?

La medina islámica
El origen de este pueblo de Guadalajara cercano a Torrelaguna (Madrid) está en la época de Al-Andalus. “Es uno de esos asentamientos urbanos de nueva planta que se fundaron en época andalusí”, explica Lauro Olmo.

Su nacimiento coincidió, además, con “la aparición de un nuevo modelo de ciudad en el siglo IX, durante la consolidación del Emirato omeya de Córdoba que incluía aldeas o alquerías como las llamaban los árabes. La de Uceda era la típica ciudad. Nuestra provincia siempre ha estado muy ligada al mundo árabe, incluso en la toponimia”, recuerda el arqueólogo que cita por ejemplo otros movimientos de población como el éxodo de los habitantes de la ciudad visigoda de Recópolis a la vecina Zorita de los Canes, la fundación de Madinat al-Faray (hoy Guadalajara), o los nuevos asentamientos de Sigüenza y Atienza.

El lugar de surgimiento de la medina no se elige al azar. Los romanos ya estuvieron allí antes, en un asentamiento a apenas dos kilómetros de lo que hoy es el pueblo de Uceda. Y además, muy cerca de allí hay otras dos importantes referencias poblacionales: el yacimiento de la Dehesa de la Oliva, en Patones o el de la medina de Talamanca del Jarama, ambos ya en la provincia de Madrid. “Es posible que desde ambos se produjera un éxodo de población hacia Uceda”, señala Olmo-Enciso quien destaca además la importancia de la vida en torno al río Jarama.

“Me gusta recordar que uno de los legados árabes fueron los grandes cultivos de huerta que es evidente en Uceda”, añade para matizar que “todo eso cambió con el efecto del Corredor del Henares, que ha dejado una estructura económica muy distinta en la actualidad”.
El alcázar y la ciudad medieval: el Arzobispado de Toledo guardaba allí su recaudación

Lauro Olmo-Enciso lamenta que la arqueología de Al-Andalus “no se prodiga demasiado en los proyectos de investigación ni tampoco la post medieval y resulta que en Uceda tenemos referencias de los siglos XIV, XV y XVI de gran trascendencia”.

De hecho, el proyecto investigador abarca varios momentos de la historia. Uceda era una amplia ciudadela medieval de 10 hectáreas y un punto estratégico en el control del paso de Somosierra que permitía el acceso entre la meseta sur y la norte. Era todavía un importante núcleo militar a principios del siglo XVI, momento en el que conservaba un importante arsenal y fue uno de los centros defensivos más importantes del Arzobispado de Toledo.

En el conjunto urbano destacaba la alcazaba, que en el lugar siempre se ha conocido como el Alcázar y después el castillo medieval.

Se conserva todavía parte de una imponente torre albarrana junto a los restos de un camino de origen medieval que permitía el acceso desde el Jarama y que aporta al castillo un importante valor paisajístico y ambiental para conocer el entorno a los pies de la Sierra Norte entre Madrid y Guadalajara.

“Las fuentes textuales nos hablan de diversas reconstrucciones y ampliaciones de la fortaleza entre los siglos XII-XV, sobre una fundación islámica”, explican los investigadores. Su función estratégica fue reforzada en el siglo XV por los sucesivos arzobispos que “convirtieron a la fortaleza en uno de los puntos fuertes donde se guardaba la recaudación fiscal”.

Aunque el castillo sufrió diversas reconstrucciones entre los siglos XIII-XIV, destacan las obras emprendidas por el díscolo arzobispo Alonso Carrillo de Acuña (1410-1482), que encargó que el alcázar se reforzara, preparándolo intensamente para el fuego de artillería además de ampliar su foso. Y es que “en el siglo XIII hubo un cambio en el concepto de las construcciones ofensivas”, detalla Olmo-Enciso.

Con la llegada de los Reyes Católicos, tras imponerse en la Guerra de Sucesión (1475-1479), se inició un largo periodo de abandono de un lugar que, por cierto, sirvió de encierro para personajes ilustres como el cardenal Cisneros a finales del siglo XV, y “tal vez” para el duque de Alba (1579-1580).

Las excavaciones realizadas en el interior del recinto han puesto de manifiesto la existencia de suelos que formaron parte de un segundo piso y un gran aljibe.

De momento, se ha trabajado en la identificación de algunos de los elementos más significativos de la alcazaba a través de una extensa prospección geofísica, mediante georradar. Eso ha permitido a los investigadores reconocer parte de la planta y el diseño original del castillo que permanece enterrado. Se ha confirmado, por ejemplo, la organización del edificio en torno a un gran patio central.

Después y gracias a drones de alta resolución, se ha podido identificar gran parte del espacio de la medina, mediante la creación de modelos 3D. Todo ello ha permitido encontrar un recinto amurallado que debió tener unas dimensiones de, al menos, 1,40 kilómetros.

Una iniciativa ciudadana
El pasado islámico de la provincia, arqueológicamente, ha permanecido siempre en un segundo plano, reconoce Lauro Olmo-Enciso. Con Uceda ha llegado la excepción y además gracias a la iniciativa ciudadana local: “Partió del propio Ayuntamiento de Uceda y eso no suele ser habitual”. El Consistorio financia parte del proyecto, además de la Junta de Castilla-La Mancha, la Universidad de Alcalá y no se descarta que se pueda sumar la Diputación de Guadalajara.

Además del ayuntamiento, los vecinos de este pueblo que no llega a los 3.000 habitantes se han volcado con los investigadores: “Los arqueólogos y los historiadores nos basamos en documentación científica, pero la colaboración de las gentes del lugar que te vienen a contar cosas, incluidas las tradiciones, es algo muy notable. Ha sido un entorno de trabajo muy agradable y potenciador”.

Ya les esperan para la próxima campaña que está prevista para la primavera de 2023. Se centrarán en la excavación de la puerta de acceso y en la identificación de la primera configuración de la fortaleza, cuya fundación se debió producir en época emiral (siglos VIII-IX) y ligada estrechamente con la medina de Talamanca del Jarama.

27 de octubre de 2022

Guadalajara, la medina islámica que desplazó a la ‘Complutum’ romana como centro de poder

Las monedas de cobre encontradas en varios yacimientos han arrojado nuevos datos sobre una ciudad que data de finales del siglo VIII y de la que todavía queda mucho por descubrir
El Ataifor de Guadalajara, una pieza de cerámica andalusí aparecida en la ciudad que permite ahondar en el pasado islámico de la ciudad y su entorno Foto: Junta de Castilla-La Mancha

Medio centenar de monedas de cobre han sido clave para que los investigadores hayan podido confirmar nuevos datos sobre el origen islámico de Guadalajara. Y es que el felús, la unidad más humilde del sistema monetario hispano-musulmán, resultó ser un elemento fundamental en el proceso de islamización de la Península Ibérica. Además, estas monedas de cobre, mucho más abundantes que las visigodas, marcaron el inicio de nuevas relaciones sociales o económicas a través de los zocos o mercados.

Ahora se sabe que el origen de la ciudad se remonta, al menos, al periodo comprendido entre los años 780 y 790 y que estaba vinculada al gobierno de los Banu Salim. Era un linaje beréber perteneciente a la tribu de los Masmuda que controlaba el territorio entre Guadalajara y Medinaceli (Soria).

El Museo de Guadalajara guarda una importante colección de monedas islámicas que ronda el medio centenar. “Gracias a su labor se ha podido determinar su procedencia. Todas disponen de su propia referencia topográfica. Se encontraron en yacimientos que son, incluso, anteriores a la propia fundación de la ciudad. Las hay que datan con anterioridad al gobierno de Abd al Rahman I (756-788)”, detalla Manuel Castro, profesor del área de Arqueología de la Universidad de Alcalá (UAH).

Hoy sabemos que desplazó a la urbe romana de Complutum (Alcalá de Henares). “Se creó un nuevo núcleo de poder territorial y urbano: la medina de Guadalajara. Y así sería hasta bien entrada la Baja Edad Media. Las monedas encontradas confirman eso ocurrió muy avanzado en el siglo VIII”, explica Castro.

“El siglo VIII es oscuro en lo histórico, pero sabemos que se fundaron otras medinas como la de Zorita de los Canes, en Guadalajara y Medinaceli, en Soria. Probablemente, ya estarían formadas o en proceso de consolidación definitiva, bajo el gobierno de Al-Hakam I (796-822)”. Lo hicieron, reconoce el investigador, “un poco antes de lo que hasta ahora pensábamos. E incluso antes que Madrid, que se fundó a mediados del siglo IX”.

Wād al-ḥaŷara -el nombre islámico más conocido de la hoy Guadalajara- no fue su primera denominación. En realidad, su nombre fundacional fue Madinat al-Faray.

Esa medina -como la actual Guadalajara- era una zona de paso, pero estratégica, ubicada junto al río Henares. “Sabemos que en la margen izquierda se funda una fortaleza islámica con funciones estratégicas no solo frente a enemigos externos, sino de control de la población y de los recursos interiores de Al-Andalus. Por ejemplo, el cobro de impuestos”.

Guadalajara, la Madinat al-Faray islámica, ciudad de la Marca o Frontera Media, aparece mencionada en las fuentes escritas árabes como centro secundario en relación con Toledo. “Tuvo zoco, un recinto amurallado con torres rectangulares -no necesariamente en el mismo lugar que la actual muralla- y en la segunda mitad del siglo IX fue una de las medinas más destacadas en el centro de la Península Ibérica porque tuvo una importante escuela de ulemas o doctores de la ley islámica”.

Manuel Castro explica además que en el lugar “solían parar las tropas procedentes de Córdoba para iniciar las aceifas o saqueos hacia el norte”.

Ricos yacimientos hasta ahora poco explorados
“La ciudad de Guadalajara es un auténtico yacimiento islámico y de otras épocas. Conocemos relativamente poco”, lamenta el investigador. Cree que “necesitaría un buen proyecto de investigación, al margen de las excavaciones de urgencia, junto a un plan de musealización de algunas áreas de la ciudad y de su entorno”, según propone.

Y es que la ciudad “fue un sitio estratégico por su elevación. Hoy la vemos como la vemos, pero en el siglo VIII su Alcázar, sobre una peña, permitía un control del territorio increíble”.

Si las fuentes escritas han sido importantes para ahondar en el pasado andalusí de Guadalajara, también lo son las muchas, aunque pequeñas, excavaciones realizadas tanto en la ciudad como su entorno en los últimos años y que han ido arrojando nuevos datos.

El arqueólogo alude en particular a la que se llevó a cabo en el año 2000 cuando se construía el túnel de Aguas Vivas, uno de los más importantes enlaces entre el casco antiguo y las nuevas zonas residenciales. “De allí salió una importante secuencia arqueológica que confirmó la ocupación de la ciudad en los siglos VIII y IX, de la que formó parte un singular tesoro de monedas de cobre o feluses”.

Otras excavaciones realizadas en el Real Alcázar de Guadalajara, que hoy es casi una ruina, sacaron a la luz más monedas, en este caso del siglo noveno. “Guadalajara era entonces la referencia urbana más importante de la zona. La siguiente era ya Medinaceli. Al menos hasta el siglo XI y XII. Cuando en 1085 cae Toledo, Guadalajara sigue siendo una plaza importante”.

Actualmente, coincidiendo con las obras del nuevo campus de la Universidad de Alcalá, se han descubierto restos arqueológicos de una necrópolis visigoda y medieval. “Es posible que también haya otros elementos islámicos relativamente próximos”.

El Ataifor de Guadalajara
Manuel Castro acaba de ofrecer una conferencia en el Museo de Guadalajara dentro del ciclo dedicado al recientemente descubierto Ataifor de Guadalajara, en la que reflexiona sobre el origen de la ciudad, a partir de un conjunto de conferencias, como resultado de una reciente exposición en torno a la excepcional pieza de cerámica andalusí, la más importante aparecida en muchos años, localizada durante unas obras en la ciudad.

“Tiene una especial belleza, realizada en la técnica conocida como verde y manganeso, que incluye una figura humana y eso era muy poco frecuente”, señala el arqueólogo. La pieza destaca por la representación de un jinete, algo muy poco frecuente en la iconografía islámica.

29 de agosto de 2022

Primera intervención arqueológica en el castillo de Uceda (Guadalajara)

Los trabajos van a incluir también el empleo de Nuevas Tecnologías. En este sentido, se espera la utilización de un Georradar que permita obtener una primera imagen del subsuelo, y que servirá de apoyo a la excavación arqueológica.
El proyecto, desarrollado en la parte técnica y metodológica desde la Universidad de Alcalá, ha significado la contratación de dos técnicos arqueólogos y cuatro operarios.

Entre el 22 de agosto y el 6 de octubre se desarrolla la I Campaña de Investigación Arqueológica en el entorno del Castillo de Uceda. La intervención se enmarca dentro de la colaboración entre el Ayuntamiento, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y la Universidad de Alcalá. Cuenta, además, con financiación conjunta del Plan Autonómico para la realización de Proyectos Arqueológicos y Paleontológicos 2022 y del propio Ayuntamiento.

El proyecto, desarrollado en la parte técnica y metodológica desde la Universidad de Alcalá, ha significado la contratación de dos técnicos arqueólogos y cuatro operarios.

La antigua alcazaba-castillo de Uceda es mencionada en las fuentes textuales árabes desde el siglo X, y supuso el núcleo desde el que se produjo el crecimiento primero de una medina, y posteriormente de una villa medieval, que dieron origen al actual núcleo urbano. Se conocen datos que indican, además, que el cerro pudo estar habitado desde la II Edad del Hierro (400-100 a. C.).

Los trabajos van a incluir también el empleo de Nuevas Tecnologías. En este sentido, se espera la utilización de un georradar que permita obtener una primera imagen del subsuelo, y que servirá de apoyo a la excavación arqueológica.

El objetivo de la intervención, que pretende continuar en el futuro, es doble. Por un lado, tener un mejor conocimiento del Patrimonio Histórico y Cultural de Uceda, y promover nuevos recursos que permitan el crecimiento del Turismo Cultural en el municipio, ampliando una oferta que aúne naturaleza e Historia.

21 de septiembre de 2020

Los arqueólogos inician la excavación en el eremitorio medieval de Pareja (Guadalajara)

Se trata de una cueva artificial -descubierta de forma casual- horadada en época visigótica y oculta por la vegetación en cuyo interior se vislumbra un arco tallado en la roca de excelente factura. 

El Ayuntamiento de la localidad alcarreña de Pareja acaba de iniciar los trabajos arqueológicos de un "excepcional y único elemento patrimonial e histórico" ubicado en la localidad, en las proximidades del río Ompólveda, toda vez que los correspondientes permisos y autorizaciones han sido concedidos.

Se trata de una cueva artificial, horadada con toda probabilidad en la Alta Edad Media, de época visigótica, en un afloramiento rocoso de arenisca, bastante oculto por la vegetación y muy colmatada por lodos, por lo que el acceso a su interior es impracticable. En el interior de la cavidad se puede vislumbrar un arco tallado en la roca de excelente factura.

La preparación y modificación del afloramiento rocoso en el que se localiza, al que se le ha sustraído material para generar una superficie vertical y plana, muestra la gran importancia de este lugar y lo cuidado de la estructura que esconde. Por las características que presenta, según los primeros informes arqueológicos encargados por el Ayuntamiento, podría tratarse de un eremitorio rupestre, si bien los referidos trabajos arqueológicos que ahora comienzan determinarán con precisión su origen. Los eremitorios eran lugares para habitar en recogimiento ubicados en parajes vistosos y apartados, próximos a ríos, generalmente en zonas elevadas.

DESCUBRIMIENTO CASUAL
La entrada de la cueva de Pareja fue descubierta por un vecino de la localidad que lo puso en conocimiento del Ayuntamiento, que inició los trámites legales y permisos oportunos para su adecuada excavación.

Asimismo, la singularidad del elemento, su estado de conservación y su localización en un paraje de gran belleza va a permitir la realización de una serie de actuaciones que permitirán incluir el eremitorio dentro de la oferta turística y patrimonial de Pareja. Dichas actuaciones se centrarán en el acondicionamiento de una senda para su acceso, la propia excavación arqueológica con las conclusiones correspondientes para su posterior musealización y puesta en valor con paneles explicativos y trípticos, así como su inclusión en la oferta turística de Pareja.

ELEMENTO SINGULAR
De hecho, tal y como corroboran los técnicos en los estudios arqueológicos previos realizados: "Se trata de un elemento de gran interés desde el punto de vista histórico-arqueológico así como turístico y patrimonial, esencialmente por su singularidad, presentando un estado de conservación tan excepcional que permitirá calificarlo como único en la provincia, y posiblemente en la Comunidad Autónoma".

El alcalde de Pareja, Javier del Río, ha destacado "la importancia de este hallazgo, que pronto catalogaremos, pondremos en valor e incluiremos en la oferta turística y patrimonial de nuestro pueblo, que se engrosa sustancialmente con este nuevo elemento".

23 de septiembre de 2019

Sale a la luz el acueducto romano de Caraca

El nuevo elemento descubierto en el yacimiento de Driebes (Guadalajara) era capaz de suministrar 114.000 litros de agua al día y es muy similar al de la ciudad romana de Segóbriga
Excavación del acueducto en la ciudad romana de Driebes. FOTO: MATÍAS NIETO
Hay mucho de imaginación en la arqueología: uno desentierra el tramo de un acueducto en medio de un secarral y, si sabe, puede reconstruir los tiempos pretéritos en los que esa zanja llevaba litros y litros de agua que daban de beber a las miles de gentes que habitaban a pocos kilómetros de ese punto, en una ciudad que hubo de ser próspera, pero que hoy yace enterrada bajo polvo y tierra. Todo esto es imaginación, claro, pero imaginación científica: esa que levanta imperios sobre materia rota y registros escritos… Hay que tener mucho de eso, suponemos, para pasarse el ecuador de agosto limpiando y catalogando restos romanos bajo el sol de Driebes (Guadalajara), en jornadas que empiezan a las siete de la mañana y terminan a la una y media de la tarde, justo antes, pero no mucho, de que uno termine derretido. Algo así debe de ser la vocación.

«Agosto no es el mejor momento para esto, pero la mayoría de excavaciones las hacen profesores de universidad, y es cuando ellos tienen vacaciones y cuando hacen las convocatorias de subvenciones de la junta de comunidades», explica Javier Fernández, codirector del proyecto que está rescatando la antigua ciudad romana de Caraca. Junto a su equipo sacó a la luz el acueducto del lugar entre los días 12 y 23 del pasado mes de agosto y confirmó su pálpito: se utilizaba para el consumo humano, por lo que la urbe no era solo un lugar de paso, una «mansio», sino una ciudad de estatus municipal y unos 1.800 habitantes, según sus cuentas. Era, también, el nudo de comunicación entre Segóbriga y Complutum (actual Alcalá de Henares) y formaba parte de la vía espartaria, que llegaba hasta Cartago Nova.

A simple vista, no parece mucho más que un pequeño canal de piedra 0 en el suelo. Pero los ojos del arqueólogo ven una obra de ingeniería compleja, capaz de superar la difícil orografía del lugar para suministrar 114.000 litros al día a Caraca. «Es un acueducto de albañilería, hecho con el cemento armado de los romanos, mezclando cal, arena y piedra. Es un reto técnico bestial, porque tienen que mantener una inclinación constante a lo largo de tres kilómetros. Creemos que lo hicieron los mismos que el de Segóbriga, porque es prácticamente idéntico», apunta Fernández. ¿Y cuánto tardaron? «No lo sabemos, pero no mucho, porque era una necesidad primaria. Y hay que tener en cuenta que los romanos montaban un campamento para cuatro mil personas en unas horas...».

En algunos tramos del acueducto hay pequeñas piscinas donde solo cubre el tobillo. Son la clave del descubrimiento. «Son piscinas limarias, que ralentizan la velocidad del agua y la filtran para que salga limpia. Por ellas sabemos que era apta para el consumo de los ciudadanos», continúa. El agua la «robaban» del manantial Lucos, un topónimo probablemente derivado de «lucus», que significa «bosque sagrado». Aunque hoy, sobre este terreno árido y seco, cuesta adivinar el bosque y lo sagrado es otro tema… Quizás fuera muy diferente en la época de los Flavios, allá por el año 69 de nuestra era, que es cuando se supone que se construyó este invento.

Un trabajo de años
Este es el último hallazgo de un trabajo de años, que va rescatando poco a poco un pedazo de nuestro pasado remoto, romano. Ya en el siglo XVI se hablaba de la ubicación de Caraca, conocida, entre otras cosas, por los testimonios de Plutarco, que maldecía a los «bárbaros» del lugar por esconderse en sus cuevas y dificultar su conquista. Había gente, incluso, que pensaba que era Guadalajara. Pero no era así. «El gran salto científico es que antes de 2016 no se tenía claro dónde estaba. Ahora ya no hay ninguna duda de que estaba aquí, en Driebes. También hemos encontrado estructuras muy importantes, como un mercado o un foro», asevera.

Este equipo de arqueólogos ha preparado el acueducto para que sea visitable, pues está prevista la creación de una ruta senderista que pase por estos restos romanos, y que se llamará «Entre agua y esparto». Pero no es el último paso, ni mucho menos, porque este paisaje esconde mucha Historia. «En Caraca todo está por excavar. Ya hemos visto restos de estructuras muy importantes con el georradar. Y en el extrarradio habrá más estructuras, como las termas públicas. Es una labor de generaciones... Yo me moriré y mis hijos no lo verán terminado», sentencia Fernández. Eso, claro, también es vocación.

10 de agosto de 2018

Salen a la luz las termas de la ciudad romana de Caraca

El equipo de arqueólogos del proyecto Driebes (Guadalajara) ha descubierto las termas de la ciudad de Caraca, durante la segunda campaña de excavaciones que se han llevado a cabo este verano en el yacimiento romano, situado en las proximidades del municipio de Driebes. Se trata de un edificio termal de carácter público de unos 900 m2 de superficie, ubicado en la zona noroeste de la ciudad.
Área del yacimiento romano de Caraca, cercana al foro donde se ubican las termas. FOTO: JCCM
Emilio Gamo, arqueólogo que dirige el proyecto arqueológico en los terrenos del Cerro de la Virgen de la Muela, asegura que “el hallazgo de unas termas públicas de grandes dimensiones confirma que Caraca fue una ciudad romana importante y demuestra la majestuosidad que alcanzó durante los siglos I-II d.C”.

Las termas, antecedente de los actuales balnearios, constituían uno de los espacios más significativos de las urbes romanas dentro del foro. Concebidos como lugar de reunión social, el centro termal se dividía en varias estancias que se distribuían en torno a un patio central (palestra). Alrededor de esta área se abría la sala de agua caliente (caldarium), la estancia de baños fríos (frigidarium), donde se podía practicar también la natación, debido a sus grandes dimensiones y la habitación de temperatura tibia (tepidarium). El complejo acuático se completaba con las tabernas en las que se vendía bebida y comida a los bañistas; los vestuarios (apodyterium) en los que los usuarios depositaban sus vestimentas, vigiladas por un esclavo y el baño de vapor (laconium).

En el caso de Caraca, los trabajos, que se han concentrado en una superficie de unos 200 metros cuadrados del total de 900 m2 de la extensión total que ocuparon, según estimaciones de los arqueólogos, revelan la existencia de unas termas públicas de diversas estancias. Según subraya Gamo, “las termas de Caraca funcionaron como lugar de encuentro de la comunidad y muestran aspectos interesantes como la cuestión de género, ya que eran utilizadas unos días por los hombres y otros por las mujeres”. Asimismo, añade “reflejan la extensión de la romanización entre la población y hasta qué punto los habitantes de la ciudad habían asumido las costumbres cotidianas de los romanos”.

Una vez concluyan las excavaciones en los terrenos privados del Cerro de la Virgen de la Muela el 10 de agosto, el equipo de arqueólogos analizará los materiales encontrados en el propio yacimiento arqueológico y en las instalaciones del Museo de Guadalajara. Estos trabajos aportarán más información acerca de la datación, las características y los usos que tuvieron estas termas en los primeros siglos de nuestra era. “Hemos actuado sobre una pequeña porción de las termas y necesitaremos de varias campañas para alcanzar una comprensión total de cómo eran y cómo funcionaron las termas en Caraca”.

Al margen de la presencia de estas termas públicas al noroeste de la ciudad romana, el director de la investigación explica a este digital que “existieron otras termas privadas en la ciudad, ubicadas en otra zona y destinadas a un uso particular”.

El hallazgo del edificio de las termas confirma nuevamente los datos que los técnicos obtuvieron mediante la tecnología del georradar a finales de 2016. Estos estudios describían una ciudad romana de unas 8 hectáreas, emplazada en la vía romana Complutum-Carthago Nova y habitada por unos 1800 habitantes hasta al menos el siglo II d.c.
Durante la primera campaña a pie de campo que se llevó a cabo en el verano de 2017, las exploraciones sacaron a la luz parte del foro romano. La plaza pública constó de mercado (macellum), otros edificios administrativos, las propias termas y el acueducto, localizados entre las dos calles principales de la ciudad romana, el decumano (norte-sur) y el cardo, de orientación de este a oeste, que se cruzaban perpendicularmente.

A lo largo de la segunda prospección arqueológica sobre la ciudad romana, conocida como ‘Urbanismo y territorio: excavación arqueológica del sector noroeste de Caraca’, el equipo arqueológico, formado por los docentes Javier Fernández y Emilio Gamo ha trabajado en un área cercana al foro junto con un grupo de ocho peones de Driebes, contratados, mediante un Plan de Empleo de la Junta de Castilla-La Mancha.

Para el arqueólogo Emilio Gamo “es satisfactorio haber descubierto las termas de Caraca, porque ratifican la relevancia que alcanzó esta ciudad en su época y nuestra voluntad es proseguir en el futuro con este proyecto”.

Esta campaña, cofinanciada por la Junta de Castilla-La Mancha, el Ayuntamiento de Driebes, el Ayuntamiento de Brea de Tajo y la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara ha contado con una financiación de 22.000 euros. Durante la visita que el director provincial de Educación y Cultura, Faustino Lozano realizó a Caraca, a principios de agosto, destacó la importancia de este yacimiento para Driebes y para el conjunto de la provincia “desde el punto de vista cultural, histórico, patrimonial y también de impulso para el turismo y la economía de la zona, como ha demostrado el interés que han suscitado hasta la fecha las investigaciones realizadas”.
La jornada de puertas abiertas que el equipo de investigadores organizó el pasado 6 de agosto en el yacimiento suscitó una gran expectación de público, que, como ya ocurrió en 2017, se interesó por conocer en detalle los avances en las excavaciones arqueológicas.

TERRENOS PÚBLICOS
La propiedad de los terrenos sobre los que yace la ciudad de Caraca condicionará el futuro y el tiempo de ejecución de este proyecto arqueológico. En la actualidad, las 11 hectáreas de tierras de labor, ubicadas en el Cerro de la Virgen de la Muela, a unos 5 kilómetros al sur de la población de Driebes son de propiedad privada y se encuentran en manos de cinco propietarios.
El objetivo del Ayuntamiento de Driebes es adquirir una porción de seis hectáreas de la superficie sobre la que subyace Caraca. Pedro Rincón, alcalde del municipio driebano asegura a Henaresaldia.com que “las negociaciones con los propietarios marchan por buen camino y confío que a finales de año los terrenos sean públicos, porque esta nueva situación lo cambiaría todo y podríamos acceder a una mayor financiación para avanzar con las excavaciones”.

Mientras tanto, el hallazgo de Caraca ha revolucionado la vida cotidiana en Driebes, además de haberlo colocado en el mapa de la arqueología. “Caraca ha sido un revulsivo para la economía y el turismo de la población, los vecinos están ilusionados y me sorprende la cantidad de visitantes incluso extranjeros que han venido a visitarlo”, enfatiza el primer edil.
De cara al futuro, Rincón afirma que “estamos ilusionados con progresar, pero es fundamental que crezca el apoyo económico para que el yacimiento sea visitable en dos o tres años”, concluye el primer edil.

27 de abril de 2018

Las excavaciones en Driebes avalan la identificación de la ciudad romana de Caraca

Los directores de los trabajos de excavación, Emilio Gamo y Javier Fernández, han expuesto los resultados de la primera campaña de excavación llevada a cabo en la zona.
En 2016 se iniciaron las investigaciones sobre Caraca en la localidad de Driebes
Los primeros trabajos confirman la existencia en la zona de un núcleo urbano de los siglos I al II después de Cristo. Las catas efectuadas han permitido documentar la presencia de un foro y se ha registrado la existencia de columnas y un edifico público en dos platas superpuestas, según han detallado hoy los directores de la excavación. Asimismo, los arqueólogos han informado de que también se ha excavado un segmento del “decumano”, una de las principales vías de cualquier urbe romana.

Fue en el año 2016 cuando se iniciaron las tareas de investigación sobre Caraca en el propio terreno, junto a la Universidad Complutense de Madrid y con la financiación también del Gobierno regional, que destinó 3.572 euros al proyecto. Esa primera fase consistió en una prospección arqueológica y geotécnica mediante la técnica de georadar, de cuyos resultados se dedujo que los restos del cerro de la Muela correspondían a la primera ciudad de época romana localizada en Guadalajara. Situada en el ecuador de una de las principales vías de la época, la vía Complutum, que enlazaba la ciudad de Alcalá de Henares con Cartagena y a tan solo 40 kilómetros del yacimiento de Segóbriga (Cuenca), Caraca tuvo el estatus de municipio y alcanzó una población cercana a los 2.000 habitantes. Se calcula que el perímetro de la ciudad, que se cree pudo estar amurallada, alcanza las 8 hectáreas.

Este proyecto de investigación efectuó una evaluación mediante excavación arqueológica de la importancia del enclave con el objeto de mejorar su comprensión y facilitar su protección como conjunto patrimonial. La presente intervención registró la estratigrafía de la ciudad y permitió conocer las diferentes fases cronológicas del desarrollo urbanístico del enclave.

Las excavaciones arqueológicas en el Foro han permitido documentar un pórtico en su parte meridional y en su parte oriental un edificio de dos alturas, cuyo piso inferior estaba destinado a una taberna y su piso superior a juzgar por los restos constructivos tuvo probablemente una función pública.

Sobre la ubicación de esta ciudad ha habido un intenso debate científico. Durante los trabajos de construcción del canal de Estremera en 1945, en el cerro de la Muela se recuperó el Tesoro de Driebes, que actualmente se expone en el Museo Arqueológico Nacional, compuesto por piezas que alcanzan los 14 kilos de plata y que ya anunciaban lo que se podía encontrar en ese lugar. Posteriores prospecciones realizadas durante la década de los años 80 sobre el mismo terreno fortalecieron la hipótesis de que ese yacimiento podría ser Caraca.

Esta conferencia ha sido la segunda de dicho ciclo, ya que en marzo se celebró una sobre “Luces y Sombras de un yacimiento en la Serranía Alcarreña: Valdeherreros-La Azafuera (Riba de Saelices); el próximo 24 de mayo se pronunciará otra sobre “El cerro del castillo de Trillo. Control del territorio desde la ribera del Tajo” y el 21 de junio el tema de la conferencia será “El poblado prerromano de Olmeda de Cobeta: del símbolo al control del territorio”.

El ciclo se prolongará durante el otoño y así el 25 de octubre está previsto que la ponencia gire en torno a “Nuevos descubrimientos de la segontia medieval. La excavación en la iglesia de Santiago de Sigüenza”. El 15 de noviembre la cita versará sobre “Los orígenes del arte paleolítico en el centro de la Meseta castellana: La Cueva del reno (Valdesotos)” y el ciclo concluirá el 13 de diciembre, con una conferencia sobre “Descubriendo Arriaca: realidad y ficción”.

Importancia del yacimiento arqueológico de Driebes en el aspecto cultural, histórico, patrimonial y turístico

El delegado de la Junta en Guadalajara, Alberto Rojo, ha asistido a la conferencia y ha manifestado su interés en que estos trabajos permitan avanzar en la investigación por la importancia que ello tiene para la provincia “desde el punto de vista cultural, histórico, patrimonial y también de impulso para el turismo y la economía de la zona, como ya se ha demostrado con el interés que han suscitado las primeras investigaciones”.

La conferencia, en la que también han participado el director provincial de Educación, Cultura y Deportes, Faustino Lozano, y el alcalde de Driebes, Pedro Rincón, además de todo el equipo investigador del yacimiento, ha permitido conocer los resultados de esas primeras excavaciones que se llevaron a cabo el pasado año en el yacimiento de Caraca financiadas por el Gobierno regional, que destinó a los trabajos 15.973 euros, a través de la orden de subvenciones para la realización de proyectos de investigación del patrimonio arqueológico y paleontológico de Castilla-La Mancha.

Además de este proyecto, el Gobierno regional financió a través de esa orden siete más en la provincia de Guadalajara, con una subvención total próxima a los 94.000 euros. En el conjunto de la región, el montante destinado a investigaciones arqueológicas y paleontológicas rozó el medio millón de euros, algo que desde el equipo investigador de Driebes han calificado como “envidiable”.

El 8 de enero de este año, el Gobierno regional publicó una nueva orden de subvenciones destinadas al patrimonio arqueológico y paleontológico, cuya convocatoria está previsto que se resuelva en el mes de mayo.

A través de la subvención del Gobierno regional, se efectuaron excavaciones en la zona a lo largo de dos meses, para posteriormente llevar a cabo el trabajo de redacción de informes tras el estudio y análisis de los hallazgos y limpieza de los restos encontrados.

(Fuente: Guadaque.com)

9 de noviembre de 2017

Los sondeos desvelan diferentes periodos de ocupación en el castillo de Molina de Aragón (Guadalajara)

Un equipo plurinacional realiza la cuarta campaña de trabajo en la fortaleza y amplía la secuencia temporal del poblamiento de la ciudad
Los pequeños sondeos en el castillo de Molina de Aragón desvelan diferentes periodos de ocupación.
Un grupo de arqueólogos procedentes de diferentes universidades realiza trabajos de excavaciones arqueológicas en el castillo de Molina de Aragón, en la cuarta campaña de trabajo que se lleva a cabo en este conjunto fortificado, donde participa la Diputación de Guadalajara.

Durante diez días se está tratando de averiguar la secuencia de ocupación en esta zona centrada en un contexto doméstico, probablemente una casa con sus muros, arquitectura y tipo de vida cotidiana de finales de la Edad Media, que está sirviendo para "empezar a intuir el principio de una secuencia mucho más grande que nos va a llevar dando pasos hacia el pasado".

Así lo ha explicado el investigador de la Universidad de Granada y director de estas excavaciones, Guillermo García-Contreras, quien ha detallado que "el interés se centra, sobre todo, en los cambios medioambientales, en cómo se explotaban los recursos naturales, qué tipo de consumo había, cómo se configuró el paisaje y qué relaciones tenían las comunidades humanas con la naturaleza de cada uno de los periodos de la historia", ha informado la Diputación en una nota.

FASES DE OCUPACIÓN
García-Contreras ha explicado que, para estos trabajos, se parte "de pequeños sondeos, pequeñas catas, que nos han permitido ir reconocimiento distintas fases de ocupación apoyándonos en estudios previos que ya Jesús Arenas y otros investigadores hicieron en el castillo hace más de una década".

"En una segunda fase se hizo una gran prospección geofísica con magnetómetro de todo el recinto que nos permitió reconocer todas las estructuras que estaban enterradas", ha añadido.

Además, por último, "este año gracias a ese apoyo económico por parte de la Diputación y el apoyo del Ayuntamiento y del Museo de Molina y el Geoparque se empezaron a hacer los primeros sondeos para ir explorando qué tipo de ocupación había en todo este recinto fortificado que no era sino una villa de fronteras típica de la Edad Media, que es mucho más complejo que un castillo", ha completado.

El presidente de la Institución provincial, José Manuel Latre, que se ha trasladado hasta el castillo para conocer de primera mano el transcurso de los trabajos y los avances que se están produciendo, ha explicado que en el lugar trabajan personas de las universidades de Granada, de Reading (Inglaterra) y de Alcalá de Henares.

APOYO INSTITUCIONAL
Ha destacado, en este sentido, el apoyo institucional para seguir investigando "sobre nuestro pasado" en una zona tan singular como es el Geoparque de Molina de Aragón-Alto Tajo.

El alcalde de Molina de Aragón, también vicepresidente segundo y diputado delegado de Cultura, Jesús Herranz, ha incidido, por su parte, en el interés de los molineses y de su Ayuntamiento por saber que "pasó en el castillo" y de ahí que "se están sucediendo una serie de trabajos a los que se suma esta campaña".

"La UNESCO nos ha reconocido como el único Geoparque de toda Castilla-La Mancha y tenemos que profundizar en esta marca que hemos conseguido para poner de manifiesto de dónde venimos y saber a dónde queremos llegar", ha completado Herranz.

(Fuente: CLM24)

7 de agosto de 2017

La excavación en el yacimiento de Driebes descubrirá el foro de la ciudad romana de Caraca

Los trabajos arqueológicos, cuya primera fase acaba el 16 de agosto, se centran en recuperar dos espacios clave: la plaza pública y una de las vías principales. Los restos encontrados hasta ahora acreditan la existencia de la primera ciudad romana localizada en Guadalajara entre el siglo X a.C. y el siglo II d.C. Emilio Gamo, director de las excavaciones: “la campaña arqueológica está confirmando el hallazgo que detectó en febrero el georradar
Las excavaciones en el yacimiento de Driebes las dirige el equipo técnico encabezado por los arqueólogos Emilio Gamo y Javier Fernández. También participa un equipo multidisciplinar del que forman parte los también arqueólogos Saúl Martin y David Álvarez. FOTO: RAQUEL GAMO
“Caraca fue la primera ciudad romana con rango jurídico en la provincia de Guadalajara”. Así lo confirma Emilio Gamo, codirector del ‘Proyecto Driebes’, a eldiarioclm.es, después de que las excavaciones arqueológicas que actualmente se desarrollan al sur de la localidad de Driebes, en la comarca de la Alcarria Baja, hayan podido confirmar la existencia de este asentamiento de época romana, tal como apuntaba la investigación llevada a cabo mediante la técnica del georradar.

Caraca data del primer milenio antes de nuestra era. Y no es la única constatación fehaciente. Los trabajos a pie de campo, que se iniciaron a mediados de julio, han revelado los restos del pórtico y la cabecera del foro, una prueba que cumple con una de las mayores expectativas de esta investigación. “Nos encontrarnos ante la ciudad romana más primitiva de la provincia de Guadalajara”, admite el arqueólogo. De hecho, la existencia de un foro, centro de la vida social en el Imperio romano, es precisamente el criterio por el que se otorgaba el estatus de ciudad a una población.

El paisaje bajo el que yace Caraca es mesetario, casi lunar. Se trata del Cerro de la Virgen de la Muela, al sur del municipio de Driebes. Es un paraje a 600 metros de altitud, abierto, vasto, rodeado de barrancos esteparios, casi desérticos por la pobre vegetación de matorral. Este alto en el que también se emplazan los restos de la Ermita Nueva contrasta con la deliciosa imagen de la fértil vega, regada por el río Tajo que puede otearse en el horizonte. Una paleta de diversidad y cromatismo que tanto caracteriza a Guadalajara.

Pasear por esta loma es como reencontrase con la historia antigua y experimentar la sensación de caminar encima de unas termas o un mercado de época romana. La ubicación de la que fue la antigua Caraca hace que el viajero pueda toparse con todo tipo de vestigios. Por ejemplo, valiosas cerámicas, piedras de granito u otros objetos que formaban parte de la vida cotidiana de nuestros antecesores.

UNA CIUDAD MEDIANA
Caraca, según los especialistas que trabajan en su emplazamiento, debió de ser una ciudad mediana en su tiempo con una población de entre 1.500 y 1.800 habitantes. Otra relevante infraestructura que refuerza la hipótesis de que ésta se trataba de una urbe administrativa es el acueducto de tres kilómetros que abastecía a los pobladores desde el manantial de Lucus o ‘bosque sagrado’ en latín y que, gracias a la arqueología, se ha recuperado parcialmente.

El punto geográfico escogido por los romanos para construir Caraca no fue casual, como nada que tenga que ver con esta avanzada civilización que sentó las bases de la ingeniería civil hace 2000 años. Al contrario, el Cerro de La Muela, que es donde asienta, estuvo considerado, según puntualiza Emilio Gamo, una zona “estratégica” de la meseta sur desde donde la población dominaba el Tajo por el norte y controlaba diversos arroyos y vegas circundantes. Esta situación privilegiada permitió a los romanos, por un lado, defenderse de las invasiones enemigas y, por otro, abastecerse de abundante agua para sostener su próspera economía basada en la explotación del ‘lapis specularis’-mineral usado en el Imperio Romano para construir ventanas- y en la fabricación de esparto, una planta empleada antiguamente para la minería y la cordelería de los barcos.

De ahí que los romanos decidieran asentarse en Caraca, ciudad ubicada en la vía ‘Complutum-Carthago Nova’- principal centro portuario de la época-, a medio camino entre Alcalá de Henares (Complutum) y Segóbriga, otro yacimiento cercano en la provincia de Cuenca. “Probablemente la ciudad se abandonó en el siglo II después de Cristo por el fin de las actividades mineras que se llevaban aquí a cabo”, explica Gamo al hablar sobre el ocaso de Caraca.


"GRAN DESCUBRIMIENTO"
El yacimiento del cerro de la Virgen de la Muela está ubicado sobre un amplio cerro amesetado situado en la orilla derecha del Tajo, cuando traza un amplio meandro, y está delimitado por barrancos con un curso de agua irregular. Se sitúa una altitud de 610 metros y la extensión del yacimiento de época imperial es de al menos 8 hectáreas.

A nivel geológico, la zona a estudio está compuesta de gravas, arenas y limos del cuaternario Superior. Se trata de un área, por tanto, óptima para el asentamiento antrópico. Esta visión queda reforzada por la situación estratégica del enclave, dominando el Tajo desde el norte, el arroyo del Barranco al este, el arroyo Salobre al oeste y una fértil vega a sus pies, al sureste.

Juan Manuel Abascal, catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Alicante, sostiene que Caraca “es, sin duda, el gran descubrimiento arqueológico de los últimos años en Castilla-La Mancha”. Especialmente, por la luz que arroja acerca “del trazado de las principales vías romanas a su paso por la actual provincia de Guadalajara”.

EQUIPO TÉCNICO
La campaña arqueológica en el yacimiento de Driebes está siendo ejecutada por un equipo técnico encabezado por los arqueólogos Emilio Gamo y Javier Fernández, y un equipo multidisciplinar del que forman parte los también arqueólogos Saúl Martin y David Álvarez. Además, un grupo de nueve peones naturales de Driebes, contratados mediante el Plan de Empleo de la Junta de Castilla-La Mancha, se encarga de excavar con pico y pala cada mañana durante seis horas en las tres catas que se han abierto en el yacimiento: dos en las que, según apuntan los estudios previos, se situaría el foro; y otra que pertenecería al ‘decumano’ o calle principal del enclave que se cruzaba perpendicularmente con el cardo, la otra gran vía del plano urbano que discurría de norte a sur de la ciudad.

El objetivo esencial del trabajo de campo que se llevará a cabo en el Cerro de la Virgen de la Muela hasta el próximo 16 de agosto es verificar los resultados del ‘georradar’ tridimensional que durante la fase previa de prospección arqueológica del terreno arrojaron “la presencia de una planta urbanística plenamente establecida en las dos calles principales de una ciudad romana, el foro, unas posibles termas y un posible ‘macellum’ o mercado”.

POBLADO CARPETANO ANTERIOR
En noviembre de 2016, el grupo de arqueólogos desarrolló una prospección arqueológica sobre 1,3 hectáreas del Cerro de la Virgen de la Muela a través de la tecnología del georradar con la que se determinó que estas ruinas correspondían probablemente a una población con su foro, sus termas y su acueducto, entre otros edificios. Se trataba de una ciudad romana reconstruida sobre un poblado carpetano existente anteriormente.

Tras varios meses, las expectativas depositadas por los arqueólogos en la información aportada por la técnica se van cumpliendo punto por punto. “De momento las excavaciones están confirmando lo que habíamos visto en las prospecciones”, reconoce Gamo. De este modo, la información que ofrezcan los restos hallados servirá para “analizar cómo se produjo el proceso de romanización en la provincia de Guadalajara y en Castilla-La Mancha”, mediante la evolución histórica de Caraca desde el primer mileno a.C. hasta el Siglo II d.C.

VISITA GUIADA
La primera visita guiada que el grupo de arqueólogos organizó al yacimiento el pasado jueves despertó una gran expectación. Contó con la participación de cerca de un centenar de visitantes de Driebes y otras localidades que, a pesar del incesante calor que caía sobre el cerro, no faltaron a la cita con Caraca. Esa misma tarde tuvo lugar otra visita por la tarde y, además, hay programadas otras dos: el día 10, organizada por la Asociación de los Amigos del Museo de Guadalajara y, al día siguiente, otra de la Asociación de Mujeres de Brea del Tajo.

Durante el recorrido por Caraca, Emilio Gamo describió con todo lujo de detalles los avances que se han alcanzado en apenas 20 días de trabajo. Y, aunque aún no hay nada asegurado y los especialistas recomiendan conceder tiempo y prudencia a las investigaciones, lo cierto es que los trabajos realizados hasta la fecha permiten alumbrar la esperanza sobre la confirmación de los hallazgos detectados por el georradar. En primer lugar, el arqueólogo se detuvo en las inmediaciones de la Ermita Nueva de Driebes, sobre la que aún perviven varias leyendas a su alrededor y desde donde puso en situación a los escuchantes sobre el contexto de la investigación.

PÓRTICO DEL FORO
En la primera cata que los técnicos han abierto en el yacimiento arqueológico, los trabajos se enfocan a encontrar una zona característica del foro: el pórtico. Según Gamo, “la presencia de un espacio diáfano, rodeado al sur por una columnata a modo de pórtico y al norte por dos habitáculos de grandes dimensiones al sur de la actual ermita hace pensar que podría tratarse de un foro”, es decir, el área pública y administrativa del núcleo.

En una segunda excavación, situada a escasos metros de la anterior, la investigación se propone “documentar una parte del ‘decumano’ cercana a su conexión con el cardo máximo”. Aquí se puede observar un rebaje de la calzada empedrada para la conducción de las aguas residuales, que ratifica la hipótesis del georradar de que en esta ciudad romana hubo un sofisticado sistema de alcantarillado. También es visible un muro que pudo pertenecer a una villa e incluso restos de una viga de madera que formaría parte de la sujeción de la citada casa.

Y, finalmente, en la tercera cata podría ubicarse un complejo de instituciones públicas, civiles o religiosas aún por determinar. “Hemos hallado todo lo que esperábamos y a partir de este momento pueden venir las sorpresas. Queremos llegar al nivel ocupacional de las catas y en este punto que alberga la cabecera del foro podríamos encontrar el Templo Imperial, la Curia o la Tesorería”, asegura Javier Fernández Ortea, codirector del ‘Proyecto Driebes’.


APOYO DE LA JUNTA
La ruta arqueológica culminó a la entrada de la antigua ciudad romana, una pronunciada pendiente desde donde se contempla idéntico paraje árido y desmochado. En medio de este entorno se conserva la vía que daba acceso al municipio, la conocida como Vía Espartaria, que se prolonga hasta llegar al río Tajo y sobre el que los romanos debieron construir un puente, hoy desaparecido. Caraca debió contar con una extensión de entre 8 y 12 hectáreas.

Entre los asistentes a la visita se encontraba Faustino Lozano, director provincial de Cultura, quien reiteró el compromiso del Gobierno regional con la continuación de las excavaciones arqueológicas “interesantes” que se están ejecutando en la provincia de Guadalajara. “Sigue habiendo mucha expectativa, pero hay que seguir con prudencia los trabajos cuya continuidad dependen de las subvenciones públicas que convoca anualmente la Junta. Es una pena que a veces algunos yacimientos se queden sin ayudas, porque Guadalajara es muy rica en estos recursos”, admitió.

FINANCIACIÓN DEL PROYECTO
La financiación de las excavaciones en el enclave de Caraca ha corrido a cargo de la Junta de Castilla-La Mancha, que ha aportado 16.000 euros; además de las aportaciones del Ayuntamiento de Driebes, la Asociación de Mujeres de Brea de Tajo y la Asociación de Amigos del Museo Provincial de Guadalajara. Mediante un canal de ‘crowdfunding’, destinado a incrementar los fondos para la investigación, se recaudaron 11.000 euros en solo tres meses, lo que da una idea del fervor que este hallazgo ha causado entre la población de Driebes y su entorno.
Pueblo ilusionado

“La gente de Driebes es sencilla y tiene una gran humanidad, un corazón muy grande. Somos especiales”. Así califica el alcalde, Pedro Rincón a sus conciudadanos. Y es que Driebes vive con enorme entusiasmo el hallazgo de la ciudad romana de Caraca, a escasos 6 kilómetros de este municipio de la Alcarria Baja, rayano con la Comunidad de Madrid.

Con un censo municipal de alrededor de 300 habitantes, la materialización de este hito arqueológico actuaría como foco cultural y turístico para atraer viajeros a toda la comarca. “De momento ya hemos ganado mucho. Recibimos la visita de gente de toda España y del extranjero, que pasan por el pueblo, preguntan, compran algo y eso da más vida al pueblo”, asegura el primer edil a eldiarioclm.es. En cuanto a los planes que imagina para Caraca, el regidor reconoce que “todos tenemos un sueño: que haya un centro de interpretación, un pequeño museo… pero todo esto depende de los resultados que vayamos obteniendo y de las ayudas”.

La entrega de los driebanos al proyecto para desenterrar a su ciudad romana del olvido encuentra un claro ejemplo en la solidaridad de los hermanos Ángel y Pedro Zorita, propietarios durante décadas de los terrenos bajo los que se asientan los vestigios de Caraca.

Ambos se los compraron a una monja de Driebes en 1979 y, según cuenta, siempre sospecharon que “ahí debajo” había algo extraordinario. “Vaya campos más malos que hemos hecho, no salen más que piedras”, le decía Ángel a su hermano. Casi 40 años después, el mayor de los hermanos Zorita, de 82 años, cree que el proyecto “tiene buena pinta”. Los dos han colaborado con la causa cediendo sus dominios agrícolas. La participación de su hijo y su nieto en las excavaciones demuestra la ligazón que existe entre el pueblo de Driebes y Caraca, convertida desde este año en un insólito aliciente en la oferta cultural y turística de Guadalajara en el futuro.