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2 de octubre de 2024

Una piscina con 2.000 años de antigüedad en el yacimiento de Huerta Varona (Palencia)

La base, «extraordinariamente bien conservada», se construyó en hormigón impermeable. Tenía en su perímetro una zona de paseo con corrientes de agua que evocaban sonidos de la naturaleza.
Se trata de una estructura de los inicios del Alto Imperio.

Aguilar de Campoo se erige como una pequeña Pompeya en la Montaña Palentina, gracias a los restos arqueológicos que verano tras verano afloran en el yacimiento romano de Huerta Varona de la mano del equipo del Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico (Imbeac) que lidera el doctor Francisco Torres.

Dicho equipo centró este año gran parte de sus esfuerzos en la zona de la piscina, que deparó varias «sorpresas» al grupo de investigadores. Se trata de una estructura de los inicios del Alto Imperio (en torno al siglo I después de Cristo), es decir, 300 años más antigua que la Villa Romana La Olmeda de Pedrosa de la Vega (siglo IV).

Así, gracias a sus investigaciones sobre el terreno, pudieron esclarecer una serie de incógnitas relacionadas con esta infraestructura como, por ejemplo, sus destinatarios. Estos serían, a tenor de los estudios, romanos pertenecientes a la élite -«cargos importantes con un elevado nivel de vida», señala el doctor- que emplearían la instalación con fines lúdicos y sociales que van más allá de la propia cultura del baño y de las termas.

Esta teoría viene demostrada por la aparición de un completo sistema de paseos de canto apisonado en el entorno del vaso, que los usuarios destinarían a departir, llegar a acuerdos comerciales o sellar alianzas. Estos estaban provistos de un sistema de canalización gracias a los cuales se emulaban sonidos de la naturaleza en un concepto romántico de esta zona de ocio.

Estanques de este tipo, con una disposición central en un espacio arquitectónico en el que se combinan con canales, se denominan viridaria. «Estos no son otra cosa mas que jardines ornamentales para el disfrute de los sentidos en los que se recrea de forma arquitectónica un espacio con lagunas y arroyos», explica Torres, quien pone como cita otros ejemplos en España en Mérida, Tarragona y Zaragoza.

En paralelo, la piscina mantiene toda su estructura constructiva, con una cimentación de hormigón hidrófugo (impermeable), al igual que las paredes de la terma y el sistema de calefacción. En otras partes de la construcción se emplea hormigón común. «El hormigón hidrófugo era un material costoso y era elaborado y aplicado por especialistas, por lo que no estaba al alcance de cualquiera», destaca Torres. Dada su excepcionalidad, en la presente campaña arqueológica se realizó «una cuidadosa excavación que permitió recuperar casi intacta toda la mayor parte de la cimentación», sostiene.

Paralelamente, se recuperó un complejo sistema de evacuación de aguas residuales aún en uso. Se confirma así que Huerta Varona es un núcleo que tuvo una «gran importancia» y que gozó de una «planificación urbanística y arquitectónica muy importantes y con una gran inversión de medios».

El técnico arqueólogo al cargo de la excavación de este sector fue el doctor Javier Atienza, quien elaboró una reconstrucción de la instalación. Gracias a la misma se pude observar cómo estaba recubierta de mosaicos de llamativos colores y muy probablemente con motivos marinos y acuáticos.

Campaña arqueológica
Ocho personas integraron el equipo de este año, entre los que se encontraba una voluntaria de Estados Unidos y una becaria española. Un grupo reducido que se encargó de la microexcavación gracias a la cual se limpió toda la tierra que cubría la piscina. Esta, además, estaría cubierta y asociada al complejo de las termas.

«Más que avanzar rápido, este año lo hicimos con extremo cuidado para consolidar los restos y dejarlos listos para su posterior visita», señala Torres, quien insiste en la necesidad de conservar los restos para prevenirlos de las lluvias. «Estamos muy ilusionados con los descubrimientos. Queda claro que Huerta Varona es un referente en la arqueología del Imperio Romano en el norte de España. Era mucho más que una terma de pueblo, había voluntad de que la gente disfrutara en las mejores condiciones de vida posibles», remata el director de las excavaciones.

28 de septiembre de 2022

Recuperan el hypocaustum de las termas romanas de Huerta Varona (Palencia)

Los arqueólogos han recuperado gran parte del hypocaustum y del horno que se encuentran «mucho mejor conservados de lo que se esperaba». También se ha recuperado el fondo de una de las piscinas, probablemente la de agua templada, situada junto a la sauna, y los baños en la piscina de agua caliente, que estarían directamente encima del hipocausto.
Las termas romanas más antiguas del norte, en Huerta Varona

El yacimiento arqueológico de Huerta Varona no deja de deparar sorpresas al equipo de investigadores vinculados al Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico (Imbeac) que trabaja en Aguilar de Campoo sobre el terreno en los últimos veranos.

Los trabajos se han centrado en el Área 1, en las inmediaciones del mosaico que afloró en 2018. Allí han dado con las termas «más antiguas y mejor conservadas» del norte de España de las que se tiene noticia, con unos 2.000 años de antigüedad, pues los estudios a los que se ha sometido lo fechan a mediados del siglo I, al igual que el mosaico, que aún conserva sus colores. Dado su estado de conservación se trata de un yacimiento «excepcional» en el que es posible comprender cómo estaban construidas las termas rurales en la época del Alto Imperio.

Del mismo modo, su sistema de suministro de agua y de evacuación de aguas residuales (ingeniería hidráulica) se conserva «excepcionalmente bien». «Es un volumen de información enorme y con una calidad que hasta ahora no existía. Se trata de un avance realmente espectacular en el conocimiento de este tipo de arquitectura y de este momento temprano del Imperio Romano en su vertiente menos conocida: en una población rural», explica el director de la intervención, el doctor Jesús F. Torres.

En paralelo, se ha conseguido recuperar una gran parte del hypocaustum (el sistema de distribución de calor de la zona de sauna y la piscina de agua caliente) y del horno donde se generaba el calor que servía para calefactar los baños, que se encuentran «mucho mejor conservados de lo que se esperaba».

También se ha podido recuperar el fondo de una de las piscinas, probablemente la de agua templada, situada junto a la sauna, y los baños en la piscina de agua caliente, que estarían directamente encima del hipocausto. Esta conserva su forma original, con el suelo completo y el desagüe perfectamente conservado.

Asimismo, se han recuperado varios tramos del sistema de evacuación de aguas con las canalizaciones de hormigón hidrófugo (opus signinum) muy bien conservados. Tal es así que, «podrían seguir evacuando agua sin problema», señala Torres.

Por otro lado, los investigadores del Imbeac han podido encontrar materiales como los later columnaris y latericios (ladrillos de distintos formatos y formas), que son característicos de las termas y que formaban parte de la construcción original. También se han identificado algunas de las reparaciones efectuadas en los tres siglos que las termas debieron estar en funcionamiento.

El desgaste producido por la constante circulación del calor y la elevada humedad deterioraban los materiales constructivos del hipocausto rápidamente y era necesario realizar reparaciones de forma frecuente. Finalmente los baños fueron amortizados (desmontados y tapados completamente) y reconvertidos en un espacio para un uso completamente distinto probablemente en el siglo IV dC.

Todo esto demuestra la gran importancia que tuvo el asentamiento romano de Aguilar. Tras la toma del castro de Monte Bernorio, ubicado en Pomar de Valdivia, por las tropas del emperador Augusto durante las Guerras Cántabras, Huerta Varona supuso la continuación del poblamiento en esta comarca, una vez destruido el oppidum. Se convirtió en el centro de un área rural con sus servicios públicos, como estos baños con termas ahora recuperados.

EQUIPO
El Imbeac ha contado con investigadores y colaboradores de varias universidades nacionales y europeas, una becaria y un grupo de diez voluntarios. Además cuenta con la participación de la arqueóloga italiana Greta Bruno, especialista en arquitectura romana y mosaicos.

El Ayuntamiento de Aguilar, de la mano del Imbeac, ha realizado ya ocho campañas arqueológicas -los dos primeros años sondeos-. Los objetivos son documentar su estructura y trama urbana y poder comprender la historia de su ocupación y de sus habitantes, algo completamente desconocido hasta ahora.

3 de octubre de 2017

Tesoros ocultos bajo el pantano de Aguilar de Campoo

La disminución de las aguas en el embalse de Aguilar de Campoo desvela los vestigios del pasado desde el Jurásico hasta el siglo XX que son necesarios proteger.
Restos de un antiguo molino han aflorado de las aguas. FOTO: NURIA ESTALAYO
La disminución de las aguas en el embalse de Aguilar de Campoo no solo muestra los pueblos que fueron anegados tan visitados estos días, también va desvelando otros de sus secretos que en periodos de largo estiaje salen a la luz. Escenarios que conducen a otros siglos, a cientos, miles y millones de años atrás, donde la Baja Edad Media, la era Cenozoica, Calcolítica y también la era Jurásica son las protagonistas.

En el entorno del pantano, abundan los vestigios del pasado: sarcófagos, lascas, árboles petrificados, vértebras fósiles… Evidencias de que además de los pobladores del medievo, ya los primitivos ‘homo sapiens’, y antes que ellos los dinosaurios, se pasearon por estas tierras. Y muchos son los que aclaman el análisis, estudio y sobre todo, el resguardo y la conservación de las riquezas arqueológicas que yacen en el embalse aguilarense.

PROTECCIÓN
En la última sesión plenaria, celebrada por la corporación aguilarense, el portavoz de Izquierda Unida-Equo, Alberto García, alzó la voz en defensa del puente medieval de Villanueva del Río; y el portavoz del grupo socialista no solo apoyó la propuesta sino que fue más allá. Manuel Merino recordó en el pleno los yacimientos arqueológicos que existen en el entorno del pantano, con el propósito de que las administraciones fijen la atención en todo el patrimonio que hay sumergido en Aguilar, y que busquen la manera de que se vaya recuperando, sobre todo las reliquias de más valor. Y ha sido él, Manuel Merino, que además de concejal es gerente de ‘ACD Montaña Palentina’, quien ha sido mi guía e informador sobre estos tesoros que se exhiben con la sequía el pantano aguilarense.

YACIMIENTOS PREHISTÓRICOS

Asombra el yacimiento arqueológico del Calcolítico (posterior al Neolítico y anterior a la Edad del Bronce). En este yacimiento, descrito por Eugenio Fontaneda y Pedro de Palol en 1967 (‘Eneolítico y Bronce del Pantano de Aguilar de Campoo’) han aparecido restos de talleres que van del Paleolítico Superior al Bronce Medio. La abundancia de piedras de sílex que conforman una antigua terraza fluvial motivó sin duda el interés de la población primitiva por esta zona. El sílex era tallado bastamente con el objetivo de realizar herramientas básicas para despellejar y despiezar los animales cazados. Otras pequeñas herramientas se utilizarían para rascar los huesos y conseguir el preciado y alimenticio tuétano. Se han encontrado en el yacimiento abundantes útiles de talla como los denominados ‘chopper’ o percutores, y restos tallados (núcleos de sílex, lascas,…), raederas y otras herramientas como cuchillos y puntas de lanza.

Aunque quizás más conocido, también sorprende el despoblado de Santillana. Aquí quedan restos de tejas, algunas piedras que marcan antiguas edificaciones y enterramientos, muchos enterramientos. Los hay de diferentes tipos: tumbas de lajas hincadas cerradas con grandes piedras de arenisca, y también magníficos sarcófagos sencillos, sin decoración, pero bellos en su desnudez. En este despoblado, se encontró un capitel de su iglesia en el que se había tallado su fecha de construcción. Por ello, se sabe que existía ese pueblo en el año 1011. Al oeste del despoblado, aún mana, incluso en periodos de sequía como este, la pequeña fuente que abastecía al asentamiento y de la que dan noticia los mapas topográficos de 1927.

ESTRUCTURAS BIEN LOCALIZADAS
La publicación ‘Palencia en los siglos del Románico’, editada por la Fundación Santa María La Real, recoge una reseña de las intervenciones que se llevaron a cabo en el despoblado de Santillana en 1990, auspiciada por el Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León y dirigidas por Carlos Lamalfa. Se indica la localización de «un centenar de sepulturas de varios tipos: lajas, excavadas en roca y mixtas, además de un sarcófago con cabecera de herradura». El interés de este yacimiento es notable, se señala en el libro, tanto más cuanto ya no se menciona en el ‘Becerro de las Behetrías’ y por lo bien localizadas que están sus estructuras.

No muy lejos de Santillana, se han hallado los remanentes de otra población, donde se pueden observar restos de fundición y otras piezas algunas de cerámica como las fusayolas. Y han quedado sus enterramientos: decenas de tumbas de lajas y algunos enterramientos antropomórficos excavados en la roca. Por la zona, también se aprecian las marcas de una antigua cantera de la que se extraían ruedas de molino. Esta pequeña cantera, así como la similar que se sitúa cerca de la presa del embalse, nos habla de la importancia de la actividad molinera en el valle, ejemplo de ello es el zozobrado Molino de Peña Cutral, de Villanueva del Río.

DINOSAURIOS
En el 2006 la ‘Revista de la Sociedad Geológica de España, 19(3-4)’ recoge la descripción de los restos fósiles de dinosaurio descubiertos en los alrededores de Aguilar de Campoo en la zona del embalse. Según se señala en la revista, se trata de los restos vertebrales de un ornitópodo en el Cretácico Inferior, lo que representa la primera cita de un dinosaurio en la provincia de Palencia. El material fósil consiste en vértebras dorsales y caudales fragmentarias pertenecientes probablemente a un único individuo de tamaño medio (unos 4-5 metros de longitud).

Argumentan en la publicación científica, que la forma general de las vértebras permite asignarlas a un ornitópodo, una criatura dotada de pies con tres dedos, similares a los de las aves. Y un estudio morfométrico sugiere que el material extraído del embalse aguilarense pertenece a una forma próxima a Camptosaurus: un pacífico dinosaurio herbívoro que recorrió la Montaña Palentina hace más de 100 millones de años. Y está por descubrir si ha sido el único que ha dejado sus huellas por esta zona.

Esta especie solía desplazarse sobre sus patas traseras, provistas de garras similares a pezuñas; de brazos pequeños y cabeza larga y ancha, con muchas hileras de dientes en las mandíbulas, y un pico córneo que usaba como herramienta de precisión para cortar las hojas de las plantas.

Se cree que el Camptosaurus tenía una lengua similar a la de las jirafas que usaba para coger la vegetación y llevarla hacia la boca. Este hallazgo de Aguilar, registran, supone uno de los escasos descubrimientos de ornitópodos en el Cretácico basal de la Península Ibérica, y representa una de las escasas citas de este grupo de ornitópodos en formaciones europeas de esta edad.

4 de febrero de 2015

Una nueva intervención en Huerta Varona desvelará el pasado romano de Aguilar de Campoo (Palencia)

El Ayuntamiento destina 15.000 euros para una nueva campaña en el yacimiento donde el verano pasado se realizaron seis sondeos y en los que se encontró un conjunto de construcciones que indicaban que era un núcleo ocupado desde el Alto Imperio hasta la Alta Edad Media, siglos I hasta VI d.C. 
Los trabajos arqueológicos en Huerta Varona se iniciaron el verano pasado con el descubrimiento de un importante yacimiento romano que no estaba documentado. FOTO: VÍCTOR GUERRA.
El patrimonio de Aguilar de Campoo seguirá siendo protagonista en 2015. Pero en este caso no sólo será el Románico el que centre la atención, ya que según ha anunciado la alcaldesa, María José Ortega, se continuará con el proyecto de intervención en la Huerta Varona.

«Nuestra intención es que se siga con la excavación y ver qué hay realmente en el yacimiento romano, por ello se han consignado 15.000 euros en el Presupuesto, que aprobamos la pasada semana, para poder ejecutar una nueva campaña arqueológica este verano», ha adelantado Ortega.

De igual modo ha avanzado que se realizará de forma conjunta con el proyecto de intervención del castro de Monte Bernorio de Villarén de Valdivia que también desarrolla el Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico (Imbac).

INTERVENCIÓN CONJUNTA CON EL YACIMIENTO DE MONTE BERNORIO
Algo de lo que se habló durante la reunión mantenida recientemente con el delegado territorial de la Junta, Luis Domingo González, y el jefe del Servicio Territorial de Cultura, Luis Calderón, y en la que la regidora y el director de las excavaciones de Monte Bernorio, Jesús Francisco Torres, presentaron el proyecto de intervención para ambos yacimientos que tendrá lugar en verano.

También les mostraron los resultados de las campañas realizadas el pasado ejercicio, junto con un balance histórico exclusivo de la excavación de Monte Bernorio, que desarrolla el Imbeac desde hace una década.

NÚCLEO OCUPADO DESDE EL ALTO IMPERIO
En el caso del yacimiento de la Huerta Varona, la campaña arqueológica se inició el pasado ejercicio y allí trabajó un equipo de diez técnicos y arqueólogos. Se realizaron seis sondeos en los que se encontró un conjunto de construcciones que indicaban que era un núcleo que estuvo ocupado desde el Alto Imperio, pasando por el Bajo Imperio e incluso la Alta Edad Media, siglos I hasta VI d.C. 

El delegado territorial se comprometió a seguir colaborando en todos estos proyectos arqueológicos e informó que la Administración Regional está diseñando un mapa provincial de excavaciones arqueológicas, siguiendo la línea iniciada con la vinculación de las excavaciones de Monte Bernorio y Dessobriga.

10 de noviembre de 2014

Los arqueólogos documentan un importante yacimiento romano en Aguilar de Campoo (Palencia)

Se trata de un poblamiento romano de grandes dimensiones, aparecido en el paraje aguilarense de Huerta Varona -que aunque conocido no estaba documentado hasta el momento-. Según los arqueólogos habría estado ocupado desde el Alto Imperio hasta la Alta Edad Media, entre los siglos I al VI d.C. Por el momento se han encontrado las estructuras de varios edificios y talleres paralelos a la calzada romana junto a elementos de gran calidad como fichas de vidrio para juegos, restos de empedrados, téseras rústicas, cantos rodados y cerámicas.
Las excavaciones en el yacimiento de la ‘Huerta Varona’ de Aguilar de Campoo han sido realizadas por diez técnicos del ‘Imbeac’ durante los meses de septiembre y octubre. FOTO: VÍCTOR GUERRA.
Una gran expectación causan algunas excavaciones que se realizan en nuestro entorno. Muchos esperan que aparezca ese gran hallazgo que convierta a su localidad en un foco más atractivo desde el punto de vista turístico. Sin embargo, desenterrar el pasado no es tan fácil como parece y para saber más sobre el legado que nuestros antepasados nos han dejado, hay que investigar durante mucho tiempo para arrojar la suficiente luz y ver lo que hay realmente escondido.

Eso es precisamente lo que ha pasado con las excavaciones que se han realizado durante los meses de septiembre y octubre en la Huerta Varona de Aguilar de Campoo. Un yacimiento que ha creado grandes expectativas entre los vecinos de la villa, y que gracias a un equipo de diez técnicos y arqueólogos del Imbeac (Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico), puede dar mucha información sobre el pasado romano de la localidad, un aspecto no muy conocido de la historia de la villa galletera, más famosa por su legado Románico y Medieval.

POBLAMIENTO DE GRANDES DIMENSIONES
«La excavación ha sido todo un éxito, hemos realizado varios sondeos para delimitar la magnitud del yacimiento, que ya podemos decir que es de grandes dimensiones», concreta el director del proyecto, Jesús Francisco Torres Martínez. De igual modo, afirma que «es evidente que es un yacimiento romano. En cinco de los seis sondeos hemos encontrado estructuras, por lo que podemos decir que se trata de un conjunto de construcciones».
Sobre su datación y los hallazgos encontrados indica que «se trata de un núcleo que estuvo ocupado desde el Alto Imperio, pasando por el Bajo Imperio e incluso la Alta Edad Media, hablamos de los siglos I hasta VI d.C.».

COMPLEJOS DE VARIOS EDIFICIOS
Se han encontrado muros y suelos acondicionados, además de restos de empedrados, téseras rústicas, cantos rodados y cerámicas, sigillatas de varias épocas y de gran calidad.
«Vemos estructuras típicas romanas e incluso podemos hablar de un complejo de varios edificios, al lado de la calzada romana que discurre paralela a la carretera de Burgos», asegura.

También quiere dejar claro que no se puede hablar de una villa romana tipo La Olmeda, pues el yacimiento aguilarense es un poblamiento romano.

OTROS DESCUBRIMIENTOS
«De momento, lo que hemos visto puede ser una granja bien situada, pues los elementos encontrados son de gran calidad, con muchos edificios y talleres. Hemos descubierto cosas muy curiosas como fichas de vidrio para juegos, además de monedas que no podemos aún datar», desvela.

Una primera toma de contacto con el yacimiento de Huerta Varona, ya que el Imbeac presentará en breve al Ayuntamiento de Aguilar de Campoo las conclusiones de este primer estudio. Una campaña que se espera que tenga continuidad el próximo ejercicio para poder delimitar el recinto.

UN YACIMIENTO NO REGISTRADO
No se trata del primer estudio que se realiza de Huerta Varona, precisamente en el equipo que ha investigado el yacimiento está como codirector Antxoka Martínez, que junto al desaparecido Miguel Ángel García Guinea, realizó los primeros sondeos en el yacimiento hace doce años.

Fue entonces cuando se notificó de forma oficial su existencia a los responsables de Patrimonio, ya que aunque los aguilarenses lo conocían e incluso algunos vecinos han encontrado diversos vestigios, no estaba registrado de forma oficial.

(Fuente: Diario Palentino / Marta Redondo Moreno)

17 de septiembre de 2012

Los arqueólogos regresan al oppidum de Monte Bernorio (Palencia)

El objetivo del proyecto es aumentar el conocimiento científico sobre el castro, así como obtener datos sobre los yacimientos arqueológicos que pudieran estar en relación con él, y con el tiempo, documentar la Edad del Hierro en el área.
Un año más el equipo del Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico (Imbeac) ha vuelto al castro de la Edad de Hierro de Monte Bernorio, en el municipio palentino de Pomar de Valdivia,  para intentar sacar a la luz un poco más de su glorioso pasado.
Imagen del Área 3 del castro de Monte Bernorio, donde también
se excavó el año pasado. Foto: IMBEAC.

Un grupo formado por nueve arqueólogos, entre los que hay estudiantes de las universidades Complutense de Madrid y Oviedo, que comenzó con los trabajos hace una semana. Una nueva campaña que ha sido financiada por el propio Imbeac ya que no han contando con fondos ni de la Junta ni de la Diputación aunque sí esperan que les apoyen económicamente desde los ayuntamientos de Pomar y Barruelo.

Pese a la crisis y la falta de ayudas públicas la campaña se ha podido llevar a cabo gracias también al trabajo de apoyo de ocho personas voluntarias que se desplazan algunos días para ayudar a los arqueólogos. Con la ayuda que no han podido contar finalmente debido a la escasez de fondos ha sido con la de los expertos de la Universidad de Burdeos.

Excavación de veinte días de duración en la que además de Monte Bernorio tienen previsto prospectar en otros yacimientos que están analizando en la Montaña Palentina. En el castro de Villarén este año los trabajos se centran en el área 3. Allí se estudiarán dos edificaciones con el fin de ver cómo eran las cabañas donde residían los habitantes del castro. «Queremos analizar cómo eran las viviendas, cómo se cerraban, su planta, si encontramos indicios de que existieron puertas, etc.», concreta Jesús Francisco Torres Martínez, director del proyecto junto al catedrático Martín Almagro.

El proyecto del castro de Monte Bernorio se presentó en el año 2004 ante la Junta de Castilla y León como una iniciativa de investigación integral que contemplaba tanto la investigación científica como la proyección patrimonial de los yacimientos arqueológicos en su área de interés y su difusión.
Vista aérea del castro de Monte Bernorio, próximo a Aguilar de Campoo.
Foto: Proyecto Monte Bernorio (Facebook)

Actualmente se encarga de la gestión del proyecto el Instituto Monte Bernorio de Estudios de la Antigüedad del Cantábrico (Imbeac). El estudio científico de los materiales se realiza en el Departamento de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid.

Han colaborado en el proyecto la Real Academia de la Historia a través de su Gabinete de Antigüedades y el Instituto de Estudios Prerromanos y de la Antigüedad (IEPA). También han participado equipos del Institut für Archäologische Wissenschaften de la Universidad de Frankfurt (Alemania) y arqueólogos de la Universidad de Oxford (Inglaterra).

El punto central de la intervención es la ciudad fortificada de la Edad del Hierro (oppidum) de Monte Bernorio. Pero además trabajan en la localización e investigación de otros yacimientos arqueológicos por toda el área nororiental de la provincia de Palencia y sur de la Comunidad Autónoma de Cantabria, con especial atención a aquellos yacimientos relacionados con la Edad del Hierro.

El objetivo del proyecto es aumentar el conocimiento científico sobre el castro, así como obtener datos sobre los yacimientos arqueológicos que pudieran estar en relación con él, y con el tiempo, documentar la Edad del Hierro en el área.