El hallazgo se ha producido durante la actividad arqueológica de consolidación y restauración de sus estructuras que, desde el pasado mes de noviembre, dirige el director del Museo Arqueológico Municipal, Antonio Moreno Rosa. Hasta el momento solo se conocían dos mitreos, el de la villa Els Munts de la localidad tarraconense de Altafuilla y el de la ciudad gallega de Lugo.
Se trata de una zona destinada al culto al dios Mithra, vinculada a la estatua de esta deidad descubierta alrededor de 1950, un hecho insólito en la arqueología internacional. EFE/Salas
El hallazgo del mitreo (templo dedicado al dios Mitra) en el yacimiento de la villa romana del Mithras Tauroktonos sitúa a Cabra como referente mundial y uno de los tres lugares que en la Península Ibérica cuentan con este tipo de templos. El hallazgo se ha producido durante la actividad arqueológica de consolidación y restauración de sus estructuras que, desde el pasado mes de noviembre, dirige el director del Museo Arqueológico Municipal, Antonio Moreno Rosa. Esta excavación se espera que esté concluida a finales del próximo mes de marzo. Hasta este momento, solo se conocían dos mitreos, el de la villa Els Munts de la localidad tarraconense de Altafuilla y el de la ciudad gallega de Lugo.
Se trata de un importante hallazgo que destaca al yacimiento de época romana no solo por su importancia patrimonial sino también para profundizar en el conocimiento de esta religión procedente de Oriente, como ponían de manifiesto en la presentación del mismo el propio alcalde, Fernando Priego, junto a Moreno; Francisco Casas, delegado municipal de Patrimonio; José Carlos Gómez, investigador de la Universidad de Málaga, y Jaime Alvar, catedrático de Historia Antigua de Universidad Carlos III de Madrid.
Alvar, máximo especialista a nivel nacional y uno de los más destacados a nivel internacional en religión romana y, especialmente, en la romanización de los dioses orientales, Mitra, Isis y Serapis, Cibeles y Atis, así como en aquella serie de procesos de transformación religiosa en los que se vio inmerso el mundo indígena peninsular al entrar en contacto con otros pueblos mediterráneos, expresaba que en el caso egabrense se da una singularidad insólita como es que estén en un mismo espacio, “ya que no hay ningún lugar en las tres provincias hispanas romanas donde se hallen en un mismo espacio un mitreo y una tauroktonía”.
La excavación de algunos sectores del yacimiento a través de la actividad arqueológica en curso tiene como objetivo, además de la restauración integral de todas las estructuras que componen el edificio de la villa, la colocación de copias de los mosaicos en algunas de las estancias cuyos originales se encuentran en el Museo Arqueológico Municipal, y la instalación de cartelería, para así musealizar el yacimiento.
Hallazgo del templo de culto a Mitra
El hallazgo del templo de culto a Mitra ha tenido lugar en la primera fase de esta actividad arqueológica durante la excavación de tres sectores que quedaban dentro del nuevo vallado y limpieza de las estancias excavadas anteriormente. Ello ha permitido la identificación del acceso principal a la villa por el lado oeste, un posible postigo de servicio (posticum), una nueva fase constructiva en el recorrido termal (baños) y un nuevo espacio situado al suroeste que se identifica como el mencionado mitreo.
Este espacio consiste en una estancia de planta rectangular, situado al suroeste de la villla (domus), presentando unas dimensiones de 7,28 m de fondo y una anchura de 2,52 m, con una entrada estrecha, de unos 0,80 m, con uno o dos escalones descendentes. A la derecha existe un pequeño depósito de agua de 1,70 por 0,65 m. Sus elementos más significativos son dos bancos corridos (de mampostería y fragmentos de ladrillos) de 0,65 m de anchura adosados a los dos muros laterales; el banco del lado derecho presenta dos huecos u hornacinas (funículos). Entre ambos bancos queda un pasillo de 1,22 m. Igualmente, al final aparece un poyete adosado al muro de cierre que tiene una anchura de 1,28 m.
Esta disposición de las estructuras, inclusive la existencia del depósito de agua, indican que se trata de un mitreo o lugar de culto a Mitra como atestiguan numerosos ejemplos similares en diversas partes del Imperio Romano. El muro de la cabecera, como explicaban los arqueólogos, sería la cimentación del altar, en primer término, y de la gran hornacina que albergaría la escultura del Mithras Tauroktonos, mientras que los bancos serían los asientos donde se situarían los devotos mitraicos para realizar los rituales (entre ellos, el banquete).
Presenta particular relevancia la existencia de un estrato de tierra oscura que cubre todo el pasillo central donde se han recogido numerosos restos faunísticos de cerdo, ave y conejo, identificados como “residuos de plato”, pequeños fragmentos de huesos con evidencias de cocción.
A la espera de los estudios de la cerámica y otros análisis radiocarbónicos sobre huesos y carbones, se supone una construcción del mitreo en el siglo II d.C., siendo identificada una segunda fase constructiva a finales del siglo III d.C.
El hallazgo del templo de culto a Mitra ha tenido lugar en la primera fase de esta actividad arqueológica durante la excavación de tres sectores que quedaban dentro del nuevo vallado y limpieza de las estancias excavadas anteriormente. Ello ha permitido la identificación del acceso principal a la villa por el lado oeste, un posible postigo de servicio (posticum), una nueva fase constructiva en el recorrido termal (baños) y un nuevo espacio situado al suroeste que se identifica como el mencionado mitreo.
Este espacio consiste en una estancia de planta rectangular, situado al suroeste de la villla (domus), presentando unas dimensiones de 7,28 m de fondo y una anchura de 2,52 m, con una entrada estrecha, de unos 0,80 m, con uno o dos escalones descendentes. A la derecha existe un pequeño depósito de agua de 1,70 por 0,65 m. Sus elementos más significativos son dos bancos corridos (de mampostería y fragmentos de ladrillos) de 0,65 m de anchura adosados a los dos muros laterales; el banco del lado derecho presenta dos huecos u hornacinas (funículos). Entre ambos bancos queda un pasillo de 1,22 m. Igualmente, al final aparece un poyete adosado al muro de cierre que tiene una anchura de 1,28 m.
Esta disposición de las estructuras, inclusive la existencia del depósito de agua, indican que se trata de un mitreo o lugar de culto a Mitra como atestiguan numerosos ejemplos similares en diversas partes del Imperio Romano. El muro de la cabecera, como explicaban los arqueólogos, sería la cimentación del altar, en primer término, y de la gran hornacina que albergaría la escultura del Mithras Tauroktonos, mientras que los bancos serían los asientos donde se situarían los devotos mitraicos para realizar los rituales (entre ellos, el banquete).
Presenta particular relevancia la existencia de un estrato de tierra oscura que cubre todo el pasillo central donde se han recogido numerosos restos faunísticos de cerdo, ave y conejo, identificados como “residuos de plato”, pequeños fragmentos de huesos con evidencias de cocción.
A la espera de los estudios de la cerámica y otros análisis radiocarbónicos sobre huesos y carbones, se supone una construcción del mitreo en el siglo II d.C., siendo identificada una segunda fase constructiva a finales del siglo III d.C.
Villa del Mitra
El yacimiento arqueológico de la villa romana del Mitra cuenta con una pieza principal es la escultura del dios Mithras Tauroktonos, que ha estado expuesto temporalmente en el Museo Arqueológico Municipal del 17 de noviembre al 25 de enero pasados, con motivo del 70 aniversario de su hallazgo y medio siglo después de realizarse la primera excavación arqueológica y que se puede contemplar en el Museo Arqueológico Provincial de Córdoba,
La escultura es un ejemplar excepcional por su talla y por ser la única figura completa y en bulto redondo conocida en la Península Ibérica. Tiene 93 centímetros de alto, 35 de ancho y 96 de largo. La figura representa al dios con el atuendo oriental común, al modo persa, es decir con pantalones largos ceñidos en los tobillos, túnica corta, clámide atada al cuello y gorro frigio. El joven somete al toro sujetándolo por el morro mientras hunde la daga en su cuello y gira la cabeza para mirar al Sol. De la sangre purificadora que brota del toro bebe el perro, fiel amigo de Mitra, que guarda el alma. Una serpiente a los pies de Mitra produce las plantas y el alacrán devora sus testículos de los que nacen los animales y las personas.
El yacimiento arqueológico, cuya datación es del siglo III, fue hallado en el año 1952 en las inmediaciones del paraje de la Fuente de las Piedras y fue formalizada la compra de su parcela por el consistorio en enero del 2018.
En este yacimiento, declarado como Bien de Interés Cultural, se realizaron dos excavaciones, una en 1972 y otra en la década de los años 80. En él se hallaron junto a la mencionada escultura del dios Mitra otra serie de tallas como son Niño con liebre, una imagen del dios Dyonisos y otra de un pequeño Eros dormido, además de los mencionados grandes mosaicos pertenecientes a esta lujosa villa que se pueden contemplar en el Museo Arqueológico Municipal de Cabra.
El yacimiento arqueológico de la villa romana del Mitra cuenta con una pieza principal es la escultura del dios Mithras Tauroktonos, que ha estado expuesto temporalmente en el Museo Arqueológico Municipal del 17 de noviembre al 25 de enero pasados, con motivo del 70 aniversario de su hallazgo y medio siglo después de realizarse la primera excavación arqueológica y que se puede contemplar en el Museo Arqueológico Provincial de Córdoba,
La escultura es un ejemplar excepcional por su talla y por ser la única figura completa y en bulto redondo conocida en la Península Ibérica. Tiene 93 centímetros de alto, 35 de ancho y 96 de largo. La figura representa al dios con el atuendo oriental común, al modo persa, es decir con pantalones largos ceñidos en los tobillos, túnica corta, clámide atada al cuello y gorro frigio. El joven somete al toro sujetándolo por el morro mientras hunde la daga en su cuello y gira la cabeza para mirar al Sol. De la sangre purificadora que brota del toro bebe el perro, fiel amigo de Mitra, que guarda el alma. Una serpiente a los pies de Mitra produce las plantas y el alacrán devora sus testículos de los que nacen los animales y las personas.
El yacimiento arqueológico, cuya datación es del siglo III, fue hallado en el año 1952 en las inmediaciones del paraje de la Fuente de las Piedras y fue formalizada la compra de su parcela por el consistorio en enero del 2018.
En este yacimiento, declarado como Bien de Interés Cultural, se realizaron dos excavaciones, una en 1972 y otra en la década de los años 80. En él se hallaron junto a la mencionada escultura del dios Mitra otra serie de tallas como son Niño con liebre, una imagen del dios Dyonisos y otra de un pequeño Eros dormido, además de los mencionados grandes mosaicos pertenecientes a esta lujosa villa que se pueden contemplar en el Museo Arqueológico Municipal de Cabra.
(Fuente: Diario Córdoba)
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