Con una extensión de más de 3.000 metros cuadrados, la villa romana está orientada al mar y ofrece restos de lo que fue un pórtico de columnas. |
Fuentes de la Dirección General de Patrimonio han señalado a Mediterráneo que el expediente está en fase de redacción, aunque no han querido precisar más detalles. Este reconocimiento arqueológico es de vital importancia porque garantizaría la obtención de ayudas para proteger la villa romana construida entre los siglos I y III de nuestra era a semejanza de otras existentes en la provincia como las de Benicató (Nules), Vinarrajell (Burriana) o el Mas d’Aragó (Traiguera).
Con una extensión de más de 3.000 metros cuadrados, la villa romana del camino Villamargo está orientada al mar y ofrece restos de lo que fue un pórtico de columnas. También incorpora instalaciones complementarias como termas, cocinas, talleres alfareros, cuadras, bodegas y almacenes para el grano. La villa romana es una construcción propia de la época de la decadencia del imperio, cuando se inició la diáspora de la población por el litoral mediterráneo.
De forma paralela, el Consell y el consistorio trabajan en un proyecto para proteger y salvaguardar los restos. Se consolidarán los muros y la estructura de la villa romana para evitar su deterioro con las inclemencias meteorológicas y el paso del tiempo.