Algunos de los hornos ya han sido cubiertos con geotextiles. FOTO: FERNANDO GONZÁLEZ. |
Así lo confirmó la delegada territorial de Cultura, Monsalud Bautista Galindo, quien apuntó que se han encontrado dos hornos de alfarería de la época romana y un habitáculo para almacenar las piezas de cerámica que se fabricaban en este lugar. «Estamos en conversaciones con la promotora para ver qué decisión se toma respecto a estos restos. Se trata de una industria alfarera de la época romana», señaló la delegada.
En el mismo sentido, desde la promotora, la empresa Espacio Medina, indicaron que las excavaciones arqueológicas han finalizado pero aún se desconoce qué resolución es la que va a tomar Cultura respecto a los hornos romanos encontrados. «Se está lavando la cerámica que se ha encontrado y estamos a la expectativa de lo que decida la consejería», expusieron fuentes de la promotora, que reconocieron que, ante esta tesitura, la obra está «ralentizada». Así, detallaron que han podido realizarse los muros-pantalla que delimitarán las plantas de sótano del edificio en sus laterales este y oeste, pero no así en el norte y el sur, para no interferir con las tareas de los arqueólogos, que en los últimos días se han centrado en la limpieza de los restos encontrados.
CIMIENTOS DE CITESA
Desde Espacio Medina confían en que, en un breve espacio de tiempo, se pueda aclarar el destino de los restos y, con la autorización de Cultura, seguir adelante con la construcción del edificio. Asimismo, aclararon que algunos de los restos que han salido a la luz, como unos pilares de sección circular, no corresponden a épocas de siglos pasados, sino que formaban parte de los cimientos de Citesa.
Las excavaciones en estos suelos de Martiricos, que además del edificio de VPO albergará un parque, han sido realizadas por la empresa Taller de Investigaciones Arqueológicas. Semanas atrás, su responsable, Ana Arancibia, ya avanzó que habían encontrado restos un horno que demuestra actividad alfarera en esta parte de la ciudad desde el siglo II antes de Cristo hasta el siglo I después de Cristo. Según indicó esta experta arqueóloga, podría tratarse de una especie de industria para producir en este lugar ánforas con las que transportar vino y aceite que venían desde el interior en odres de cuero. El río Guadalmedina podría ser navegable en la época romana hasta este punto, lo que facilitaría el transporte de las ánforas. Han aparecido restos de algunas de ellas que han sido retirados para su restauración y catalogación. Además, también es posible que estos hornos, retirados de lo que era la ciudad, sirvieran para fabricar tejas y ladrillos.
(Fuente: Diario Sur / Jesús Hinojosa)