Martín en Lugo de Llanera. / |
La arqueóloga responsable de las excavaciones en Lucus Asturum, Esperanza Martín, dio el pasado viernes un repaso a lo que es la historia del yacimiento. Lo hizo primero en el IES de Llanera y, por la tarde, en la Casa de Cultura de Lugo, donde ofreció una explicación de lo que se ha estado haciendo en los últimos años, al amparo del patrocinio del Ayuntamiento de Llanera, incidiendo en la excavación de la finca de la última campaña.
La primera excavación en el terreno reconocido como centro neurálgico de un posible asentamiento romano de grandes dimensiones, identificado como Lucus Asturum, se llevó a cabo en 2018. Fue un conjunto termal. En la parte occidental se documentó una piscina, una gran canalización y una sala hipocaustada también de grandes dimensiones. La cronología de las termas se establece por el material cerámico entre el siglo I y el IV d. C. Pero las intervenciones relacionadas con el proyecto comenzaron en 2015, realizando los trabajos de arqueología no intrusiva mediante detección aérea, prospección y estudios de datos Lidar (Light Detection And Ranging).
La pandemia interrumpió las intervenciones, retomadas en 2021. «Aprovechamos para seguir avanzando con la prospección geofísica, para documentar el subsuelo en varias zonas de las fincas», explica Martín. Para ello contaron con la Universidad de Oviedo y el equipo de Paulino Fernández, del Área de Prospección e Investigación Minera. «Todos los lugares sondeados dieron resultado en el subsuelo. Se ven estructuras en todas las fincas que fueron cedidas por los propietarios. Se trata de estructuras infrayacentes a la superficie actual», detalla la arqueóloga. La magnitud real del asentamiento romano que se encuentra enterrado bajo el suelo del concejo es una de las grandes incógnitas de la arqueología asturiana. Se desconoce su extensión, pero lo que se puede deducir es que está diseminado. «Aparece un resto aquí, otro resto allá, y no tiene por qué aparecer nada en un espacio intermedio entre uno y otro», precisa Martín.
Vivienda y pozo
En 2021 se localiza una vivienda con distintas estancias, además de un pozo relleno de material y sellado. Los últimos hallazgos, los del verano pasado, apunta, «confirman la cronología que nos ofreció la casa en la que empezamos a excavar el año anterior». En esta ocasión, el equipo de arqueólogos no ha encontrado basureros como ocurrió en la campaña previa, los cuales «definen de una manera extraordinaria y precisa lo que estás excavando». Martín explica que «en la zona inferior, a la altura de las cimentaciones, en los primeros niveles de ocupación, hay material de cronología Flavia». Apunta Martín que el edificio se mantiene durante varias centurias. Además se localiza un canal de evacuación de aguas del interior de la casa hacia el exterior y lo que para los investigadores parece ser una pequeña calzada que podría comunicar los lugares diseminados. En el extremo noroccidental aparece un nuevo pozo para adquisición de aguas amortizado y reaprovechado como basurero, que fue donde apareció un molino romano del siglo I.
Se trata de una zona con gran potencial. Tal es así que el alcalde de Llanera, Gerardo Sanz, proyecta la creación de un espacio museístico, mientras que el Principado trabaja para la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) de la excavación arqueológica. Los trabajos en el enclave ya citado por el geógrafo Ptolomeo en el siglo II han permitido comprobar que supuso un nexo de las grandes vías que comunicaban la zona cántabra con Astorga a través de la vía Carisa.
La gran ciudad romana del centro de Asturias se confirma cada día que pasa como uno de los yacimientos romanos más extensos de la región, si no el que más. Otra de las cuestiones que se han demostrado es que tuvo presencia romana estable durante cuatro siglos, como prueban las más de 2.000 piezas halladas por el equipo que lidera Martín.
La primera excavación en el terreno reconocido como centro neurálgico de un posible asentamiento romano de grandes dimensiones, identificado como Lucus Asturum, se llevó a cabo en 2018. Fue un conjunto termal. En la parte occidental se documentó una piscina, una gran canalización y una sala hipocaustada también de grandes dimensiones. La cronología de las termas se establece por el material cerámico entre el siglo I y el IV d. C. Pero las intervenciones relacionadas con el proyecto comenzaron en 2015, realizando los trabajos de arqueología no intrusiva mediante detección aérea, prospección y estudios de datos Lidar (Light Detection And Ranging).
La pandemia interrumpió las intervenciones, retomadas en 2021. «Aprovechamos para seguir avanzando con la prospección geofísica, para documentar el subsuelo en varias zonas de las fincas», explica Martín. Para ello contaron con la Universidad de Oviedo y el equipo de Paulino Fernández, del Área de Prospección e Investigación Minera. «Todos los lugares sondeados dieron resultado en el subsuelo. Se ven estructuras en todas las fincas que fueron cedidas por los propietarios. Se trata de estructuras infrayacentes a la superficie actual», detalla la arqueóloga. La magnitud real del asentamiento romano que se encuentra enterrado bajo el suelo del concejo es una de las grandes incógnitas de la arqueología asturiana. Se desconoce su extensión, pero lo que se puede deducir es que está diseminado. «Aparece un resto aquí, otro resto allá, y no tiene por qué aparecer nada en un espacio intermedio entre uno y otro», precisa Martín.
Vivienda y pozo
En 2021 se localiza una vivienda con distintas estancias, además de un pozo relleno de material y sellado. Los últimos hallazgos, los del verano pasado, apunta, «confirman la cronología que nos ofreció la casa en la que empezamos a excavar el año anterior». En esta ocasión, el equipo de arqueólogos no ha encontrado basureros como ocurrió en la campaña previa, los cuales «definen de una manera extraordinaria y precisa lo que estás excavando». Martín explica que «en la zona inferior, a la altura de las cimentaciones, en los primeros niveles de ocupación, hay material de cronología Flavia». Apunta Martín que el edificio se mantiene durante varias centurias. Además se localiza un canal de evacuación de aguas del interior de la casa hacia el exterior y lo que para los investigadores parece ser una pequeña calzada que podría comunicar los lugares diseminados. En el extremo noroccidental aparece un nuevo pozo para adquisición de aguas amortizado y reaprovechado como basurero, que fue donde apareció un molino romano del siglo I.
Se trata de una zona con gran potencial. Tal es así que el alcalde de Llanera, Gerardo Sanz, proyecta la creación de un espacio museístico, mientras que el Principado trabaja para la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) de la excavación arqueológica. Los trabajos en el enclave ya citado por el geógrafo Ptolomeo en el siglo II han permitido comprobar que supuso un nexo de las grandes vías que comunicaban la zona cántabra con Astorga a través de la vía Carisa.
La gran ciudad romana del centro de Asturias se confirma cada día que pasa como uno de los yacimientos romanos más extensos de la región, si no el que más. Otra de las cuestiones que se han demostrado es que tuvo presencia romana estable durante cuatro siglos, como prueban las más de 2.000 piezas halladas por el equipo que lidera Martín.
(Fuente: El Comercio // Rosana Suárez)