El entorno de la muralla se convertirá en un museo al aire libre. |
En la actualidad, Talamanca de Jarama (3.900 habitantes) es un pequeño municipio situado unos 50 kilómetros al norte de la capital, pero en la Edad Media era un auténtico punto estratégico en las batallas entre cristianos y musulmanes. La primera muralla defensiva fue construida en el año 860 (siglo IX) por orden del emir cordobés Muhamad I, mientras que la segunda llegaría en el siglo X. “Estos recintos amurallados son concéntricos y fueron ampliándose”, señala Luis Serrano Muñoz, técnico y jefe de servicio de Patrimonio de la Comunidad. Más adelante, los cristianos conquistaron el enclave militar y realizaron su propia muralla (siglos XIII y XIV), que es la que se ha descubierto ahora.
Esta joya medieval ha permanecido durante años cubierta por toneladas de tierra bajo a la tapia de La Cartuja, un recinto levantado por la Orden de los Cartujos (siglos XVII y XVIII), que la utilizaban como granja agrícola. “Ha sido una auténtica sorpresa. Basándonos en los otros recintos amurallados, se podía intuir que aquí había restos de una muralla, pero lo que ha sido más novedoso ha sido encontrar los siete torreones. Además, las piedras conservan las juntas, el ladrillo y los sillares”, cuenta Juan de Dios de la Hoz, que ha dirigido las obras de restauración en las que la Comunidad ha invertido 50.000 euros.
El arquitecto, Premio de Cultura de la Comunidad 2017 en la categoría de Patrimonio Histórico, señala que los restos están “muy bien conservados” y que “superan la altura de tres metros en los lienzos y más de dos en los torreones”. Cada una de las torres dista 21 metros de la siguiente. “La torre de enmedio es la que estaba más completa, se le ha añadido únicamente un nivel, mientras que a las otras torres se le han añadido varios niveles”, añade. Se ha apostado por una restauración lo más fiel posible al original. “Lo que hemos hecho es una recuperación del volumen original usando para ello materiales y técnicas tradicionales: cal, arena y ladrillo, además de las piedras que hemos encontrado al desescombrar. Se puede diferenciar lo reconstruido de lo original, pero hay que fijarse”, apunta.
VESTIGIOS VISIGODOS
Además, han aparecido cuatro piezas visigodas ricamente talladas y distribuidas en varios puntos del interior de la muralla, que ahora se aprecian perfectamente. Según su hipótesis, quizá formasen parte de algún edificio anterior demolido y usado para la construcción del recinto defensivo. No se descarta que, en futuros trabajos, puedan aparecer más partes del muro o incluso más torreones. “Entre los siglos XI y XIII, Talamanca era más importante que Madrid”, dice el arquitecto.
Paloma Sobrini, directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno regional, considera que esta muralla “es el hallazgo más importante del año en cuanto a patrimonio” en la Comunidad. “En la región quedan castillos, torres y restos medievales, pero un tramo tan grande de muralla con sus torreones es un descubrimiento muy destacado”, señala. En su opinión, “lo importante del patrimonio es localizarlo, conservarlo y luego difundirlo para que todo el mundo lo pueda disfrutar”.
Sobrini, que resalta el gran trabajo del arquitecto —“tiene una gran delicadeza y mucho cariño por el patrimonio”—, cuenta que los trabajos continuarán en 2018: “queremos finalizar la intervención para que se entienda bien la muralla, urbanizar la zona y musealizarla”, es decir, convertirla en un museo al aire libre que explique la historia del lugar mediante paneles explicativos y con una iluminación adecuada.
La directora de Patrimonio destaca que la colaboración con el Ayuntamiento de Talamanca del Jarama, que se encargó del primer desescombro, ha sido total. Marisa Escalante, concejala de Educación y Cultura de la localidad, coincide y apunta: “Cuando esté terminado el proyecto, nuestra intención es hacer un gran paseo que ponga en valor la muralla, para que se vea bien y la disfruten todos los vecinos, y para que vengan más visitantes a verla”. Además, los planes municipales contemplan que el paseo arranque en la muralla y continúe hasta desembocar en el puente romano de la localidad. “Va a ser un atractivo turístico de primer nivel para el pueblo”, aventura la concejala.