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13 de diciembre de 2013

La crisis económica devasta el sector de la Arqueología en España

Son malos tiempos para ser arqueólogo en España. La crisis económica ha tenido un "efecto devastador" en la profesión y en tan sólo cuatro años se ha llevado por delante el 42% de las empresas del sector y ha reducido un 66% el personal de las que han sobrevivido. La consecuencia más visible es que en el año 2013 quedan menos de un millar de personas dedicadas a la actividad arqueológica en el sector privado.
Dos arqueólogos examinan restos extraídos del yacimiento de Titulcia (Madrid). Foto: Antonio Heredia
El panorama no es nada halagüeño si se sitúa en un contexto en el que los recortes presupuestarios también han reducido de forma sustancial la actividad en el ámbito público. Para analizar la situación actual e identificar las principales barreras a las que se enfrenta la profesión, representantes de universidades, empresas, organismos de investigación y asociaciones profesionales de más de 20 países europeos se reúnen desde este jueves en Santiago de Compostela en el marco del proyecto Discovering the Archaeologists of Europe 2014 (DISCO).

El foro analizará el panorama de la profesión a nivel europeo y los científicos españoles harán públicos los resultados de la 'Segunda encuesta nacional dirigida a empresas de arqueología', realizada en 2013 por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y cuyos resultados permiten conocer las dinámicas del sector en España desde sus inicios en la década de los 90, el boom de la actividad durante el período 2001-2005 y su posterior paralización con la llegada de la crisis.

Eva Parga-Dans, investigadora colaboradora del Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit) del CSIC y coordinadora de la encuesta, vincula la situación actual con el boom y posterior caída de la actividad urbanística. Se generó una "burbuja vinculada al sector de la construcción y la Administración pública como ejecutora de obra" que, cuando explotó la crisis del ladrillo, arrastró con ella a todos los arqueólogos.

Para comprender el proceso es necesario remontarse al año 1985 con la aprobación de la Ley de Patrimonio Histórico Español, que obliga a empresas y administraciones públicas a contratar prospecciones del terreno y estudios sobre el impacto arqueológico de todas las obras que emprendían. En los años 90 surgieron las empresas especializadas y la actividad arqueológica "empieza a crecer" y entre los años 2001 y 2005 "hay un boom" para dar respuesta a la demanda de trabajo que implicaba la burbuja inmobiliaria.


CAÍDA "REPENTINA"
El crecimiento fue muy rápido y lo mismo ha pasado con la caída. Eva Parga-Dans señala que "la crisis de la actividad arqueológica se nota en toda Europa", pero en España "la curva de evolución es más pronunciada". La actividad en el sector despegó "en un período pequeño de tiempo" y la destrucción ha sido "repentina".

La principal explicación es que "en otros países el crecimiento de la construcción no fue tan alto como en España" y esta diferencia en el crecimiento y caída también puede afectar a la recuperación, pues, por ejemplo, "en el Reino Unido también hubo una destrucción ingente de empleo, pero ya se está recuperando".

"Los datos obtenidos en 2013 permiten cuantificar el efecto devastador que la crisis económica, a través de aquel prometedor modelo ladrillo, ha tenido en la actividad arqueológica española; a la ingente destrucción de empresas hay que añadir la enorme destrucción de puestos de trabajo cualificados", explica Eva Parga-Dans.

En número de puestos de trabajo se ha traducido en que en 2009 había en España casi 2.500 puestos de trabajo en compañías dedicadas a la arqueología, mientras que en 2013 las cifras no alcanzan los 1.000, el 52,8% con contratos temporales. En volumen de empresas se han reducido de 273 a 158 en cuatro años.

REORGANIZACIÓN DE LA PROFESIÓN
El Incipit está trabajando desde Galicia en el análisis de la situación actual y las posibles vías de futuro del sector arqueológico y uno de los datos que desprenden de la radiografía de este 2013 es que el sector de la construcción y las administraciones públicas continúan siendo los clientes mayoritarios para las empresas especializadas.

A pesar de la crisis económica y de la falta de inversión pública, las empresas de construcción son un importante cliente para el 68% de las empresas y las administraciones públicas para un 47%.

El volumen de trabajo mayoritario sigue surgiendo de los mismos nichos de mercado que antes del derrumbe del sector, pero las empresas empiezan a diversificar sus servicios. Prueba de ello es que en relación con los resultados del 2009, en la última encuesta "cobra importancia el público general para un 21% de las empresas de arqueología, lo que presupone un ligero cambio en el modelo de negocio".

Eva Parga-Dans ve una incipiente "reorganización de la profesión". Todas las empresas que han sobrevivido a la debacle siguen ofreciendo servicios de trabajo de campo e intervenciones, pero "lo que estamos observando es que este tipo de actividad tiene menor impacto en su volumen de negocio".

PROBLEMAS TAMBIÉN EN EL ÁMBITO CULTURAL
Las empresas se están reorientando a otras actividades de forma "muy paulatina". De momento esta reorganización afecta al 10% del sector, pero las hipótesis con las que trabajan los investigadores es que el sector se orientará en dos vías: la especialización en un área concreta del mercado y la diversificación de los servicios que ofrecen hacia otros campos como la gestión cultural.

La gestión cultural es un nicho de mercado, pero Eva Parga-Dans lo dice, de momento, con reservas, pues con la crisis económica también se ha visto que la arqueología más enfocada al ámbito cultural y menos hacia las obras "también tiene problemas porque depende del sector público, y los recortes están siendo brutales".

Esos recortes y, sobre todo, las reducciones de los presupuestos dedicados a proyectos de investigación y patrimonio han dejado también tocados a los arqueólogos que trabajan en el ámbito público, desde museos a fundaciones o instituciones.

Sin embargo, la reducción de puestos de trabajo en estos ámbitos tiene menos impacto en una radiografía general del sector porque "en estos ámbitos el número de profesionales no es tan alto, no es un volumen tan importante" y porque "no hubo un crecimiento tan grande ni, por lo tanto, un desplome tan grande" de la actividad como en las empresas privadas.
(Fuente: El Mundo)