El arqueólogo Daniel Mateo sostiene la boca de un ánfora Dressel. FOTO: INFORMACIÓN |
El yacimiento lo descubrió en los años 90 Joaquim Bolufer. Los labradores araban y salían restos cerámicos. Hace unos años, las obras del gasoducto toparon con un tramo de basamento de la antigua factoría. Pero ahora, al excavar este extenso terreno (han participado 25 alumnos del grado de Historia y del máster de Arqueología de la Universidad de Alicante), por fin se vislumbra la magnitud de un yacimiento que, junto al de l'Almadrava, en Els Poblets, surtió de ánforas a Dianium. Las vasijas que se fabricaron en este destacado alfar de la Tarraconensis llegaron a Roma y a otras grandes urbes del Mediterráneo.
ANTIGUO ALTAR
Antes de iniciar el trabajo puro y duro de excavación, el georradar de la Universidad de Cádiz marcó tres puntos en los que debía haber gran concentración de materiales. Y bingo. Los arqueólogos han realizado tres catas de 5x5 metros. Han hallado estructuras del antiguo alfar y un vertedero al que iban a parar las cerámicas defectuosas. «Aquí se producían materiales de construcción, tejas, cerámicas comunes y, sobre todo, ánforas vinarias», explicó Bolufer. «En la Marina Alta, ya había entonces una importante producción de vino», recalcó el arqueólogo.
Los materiales hallados se estudiarán ahora en la Universidad de Alicante. Luego se depositarán en el Museo de Xàbia. El Ayuntamiento de Gata ha prestado una colaboración esencial. Se ha hecho cargo del alojamiento de los estudiantes.
Los arqueólogos confían en llevar a cabo el próximo año una segunda campaña de excavaciones. Las dos semanas se les han hecho cortas. Pero en cuanto a hallazgos han sido muy fructíferas. Este extenso yacimiento es un filón. Además, está junto a la carretera CV-134 y se asoma al Montgó. Su excelente comunicación lo hace ideal para convertirlo en un centro de interpretación de la alfarería romana. Todo se andará.
(Fuente: Diario Información / Alfons Padilla)