El Juncal se hundió en 1631 con 300 personas a bordo y un inmenso cargamento de plata, oro y piedras preciosas. Ambos países buscarán también las naves de Hernán Cortés
El colosal navío Nuestra Señora del Juncal naufragó en 1631 dentro de las aguas de la entonces Nueva España con más de 300 personas a bordo y un inmenso tesoro: más de un millón de pesos de plata, oro y piedras preciosas. México y España han anunciado hace unos días que redoblarán esfuerzos en su búsqueda. Esta hazaña, cofinanciada por ambos países, se desarrollará en mayo, durante diez días, y en ella se emplearán las últimas tecnologías en arqueología subacuática.La localización del Juncal supone una oportunidad para ambos países de conocer por fin “científicamente un galeón de los siglos del imperio, de los virreinatos”, destaca Iván Negueruela, director del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqva), ubicado en Cartagena, Murcia.
“Para nosotros es importante darle continuidad a un proyecto que tiene décadas de trabajo, impulsado por la maestra Pilar Luna, para frenar las iniciativas de caza tesoros que intentaron durante años lucrar con este pecio” precisa desde México Roberto Junco, subdirector de Arqueología Subacuática (SAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La búsqueda del navío se realizará en la sonda de Campeche, en el Golfo de México, en un área de unos 70 kilómetros cuadrados, precisa Negueruela. El Juncal zarpó con la Flota de la Nueva España en octubre de 1631 rumbo a la península pero unos días después fue alcanzado por un intenso temporal y se hundió. Solo sobrevivieron 39 personas cuyo testimonio arrojó pistas sobre la ubicación del navío. “Hemos cotejado las investigaciones basadas en las declaraciones de los supervivientes y hemos coincidido en ese cuadrilátero”, subraya Negueruela.
Los restos arqueológicos del Juncal son propiedad de España. “Si bien, de encontrarse el pecio, este sería legalmente de España, en realidad es patrimonio cultural compartido, según quedó establecido en un Memorándum de Entendimiento, firmado por ambos países en 2014”, precisa Junco. “España no va hacer uso de eso” añade por su parte, Negueruela. Ambos países firmaron la convención internacional de la Unesco de 2001 para la protección del patrimonio subacuático.
Los especialistas siguen las pistas halladas en 2012, cuando el INAH zarpó en busca del Juncal a bordo del buque oceanográfico Justo Sierra de la UNAM. En las aguas del Golfo de México se detectaron entonces numerosas anomalías magnéticas que podrían responder a la presencia de cañones u otros elementos metálicos del barco.
TELEARQUEOLOGÍA
Los arquéologos subacuáticos que emprenderán la búsqueda utilizan equipos de geofísica para explorar y ubicar el buque mediante sonar de barrido —un sistema que se utiliza para obtener una imagen de grandes porciones del suelo marino— y magnetonómetros —unos dispositivos que sirven para detectar una señal magnética—.
Además, los especialistas operan desde el interior del barco unos vehículos con brazos que descienden hasta el fondo del mar, a 1.000, 2.000 e incluso 3.000 metros, explica Negueruela, con los que son capaces de recuperar objetos.
Sin la telearqueología, que no ha parado de mejorar desde el 2000, en gran medida por la industria militar, asegura Negueruela, sería imposible bajar a tantos metros de profundidad. “El buceo clásico solo nos permite llegar a barcos que están a unos 30-35 metros de profundidad. Y con los barcos hundidos a 50 metros los buceadores pueden estar muy poco tiempo bajo el agua, unos ocho minutos”, explica.
LAS NAVES DE CORTÉS
Con estas mismas herramientas, aunque con diferente configuración y metodología, ambos países se embarcarán en una segunda misión en julio en Villa Rica, Veracruz (México): en busca de las naves de Hernán Cortés hundidas hace cinco siglos, antes de iniciar la marcha a la capital mexica, Tenochtitlán.
En 1519 Cortés hundió voluntariamente sus naves para cortarle a sus hombres la posibilidad de huir de vuelta a Cuba. “Es muy posible que la tesis de junco se acabe confirmando de que estamos ante las naves de cortés —asegura Negueruela—, lo cual tendría un valor simbólico para la historia universal”.
Cortés había llegado hacía poco a las costas de México, acababa de fundar Villa Rica. Diego Velázquez, gobernador de Cuba, le había enviado con órdenes de limitarse a explorar. Pero él quería más y traicionó a Velázquez.
“Si las naves de Cortés están donde parece no debe de quedar nada de materia orgánica: las maderas, la ropa, los huesos, la comida todo eso habrá desaparecido”, subraya Negueruela, a menos de que haya quedado enterrado inmediatamente bajo la arena, puntualiza. Solo podrán encontrarse el metal, las cerámicas, el hierro y el bronce.
En diciembre fueron halladas dos anclas antiguas en el fondo de la bahía de Villa Rica, del siglo XVI. Un año antes un equipo internacional dirigido por Junco encontró un ancla de hierro forjado muy bien conservada, datada por análisis de la UNAM y de Beta Analytic entre 1450 y 1530, a 300 metros al sur de las otras dos, con un trozo de madera adherido a la caña, el cuerpo principal del ancla. Los investigadores confirmaron que la madera era de un árbol de la cornisa cantábrica de España, que estuvo vivo en la segunda mitad del siglo XV.
LA PRIMERA EXPOSICIÓN DEL JUNCAL
Ambos países se han comprometido también a organizar la primera gran exposición realizada hasta ahora sobre el navío. La primera parada será el Archivo General de Indias, en Sevilla. Está por definirse si, de forma previa a su traslado a México, la instalación llegará también a la Casa de México, ubicada en Madrid.
Hacia finales de año, en octubre o noviembre, planean también llevar a cabo un encuentro internacional de arqueología subacuática enfocado en la ruta comercial del Galeón de Manila o Nao de China. Un foro, cuya sede será Acapulco (México) en el que se reunirán expertos de aquella importante ruta oceánica que unió durante siglos a tres continentes. Por ello, en el encuentro se darán cita académicos de México, España, Filipinas, Japón, Estados Unidos, Perú, Panamá, entre otros.
De acuerdo con Junco, otras iniciativas que fueron planteadas y recibidas favorablemente por las autoridades culturales españolas, se encaminan a la posibilidad de gestionar becas para que estudiantes mexicanos cursen másteres de arqueología subacuática, o que puedan asistir a congresos y actividades académicas en España, una de las cuales sería la 19 Reunión de Ciencia Náutica que organiza la Universidad Pablo de Olavide.
(Fuente: Innovaspain / Gabriela Martínez)