La Dirección General de Cultura de la Junta de Comunidades está valorando cubrir los restos arqueológicos de la villa romana de los Lavaderos con el fin de preservarlos. «Ésta sería la primera opción que tenemos -explicó a La Tribuna el responsable de este departamento, el arqueólogo Francisco Javier Morales Hervás-, la más razonable en el caso de que no se pueda sostener una actuación arqueológica de continuidad a corto plazo». No obstante, continuó, la Junta de Comunidades estudia una segunda vía «en el caso de encontrar algún tipo de financiación o ayuda». Consistiría en realizar una cubrición somera de los restos encontrados y retomar los trabajos arqueológicos de manera paulatina «en el menor tiempo posible».
La actuación sobre este yacimiento es compleja, puesto que se encuentra en una finca privada y hay indicios de ocupación a ambos lados de la Ronda Suroeste. Los más potentes, de los que este periódico dio noticia a comienzos de este mes, aparecidos en el contexto de las obras para el colector de la nueva depuradora de la ciudad, la de Estiviel, consistirían en los vestigios de una villa con ocupación entre los siglos I y IV de nuestra Era. Al otro lado de la autovía, sin embargo, los arqueólogos han identificado asimismo nuevas estructuras. «Todavía no sabemos si se trata de restos relacionados con la villa o posteriores; ambas opciones entran dentro de lo posible, puesto que se trata de una zona de la ciudad que por su proximidad al río y ocupación agraria habría tenido gran actividad durante la Antigüedad».
Francisco Javier Morales Hervás, que visitó los trabajos la semana pasada, está a la espera de recibir el proyecto de tapado de los arqueólogos. La cubrición de los restos parece inevitable. La pregunta es si se producirá a corto, medio o largo plazo. De lo que ninguno de ellos tienen dudas, ni los arqueólogos ni el director general de Cultura de Castilla-La Mancha, es de que la villa romana de los Lavaderos «tiene una importancia de primera magnitud».
La dehesa. La denominación de la dehesa de los Lavaderos, cercana a otras de la ciudad como las de Bergonza y Estiviel, procede del «importante lavadero de lanas de ovejas merinas que poseía allí en 1751 el regidor toledano don Bernardo de Rojas, acaudalado propietario e influyente vecino de Toledo», según explicó Julio Porres en su Historia de las Calles de Toledo. También recibía este nombre la presa que cruzaba el Tajo a esta altura y que a mediados del siglo XVIII movía los batanes.
Los arqueólogos tienen noticia de otras explotaciones tardorromanas en la zona occidental de Toledo. La más conocida es la de la Fábrica de Armas, cuyo interesante mosaico decorado con temas acuáticos se encuentra en el Museo de Santa Cruz. Por el momento no es posible conocer si los restos aparecidos en la villa de los Lavaderos -donde también han encontrado este tipo de suelos- poseen una importancia similar, aunque algunas voces hayan llegado a comparar esta explotación con otras tan singulares como la de Carranque.
Aspecto de la villa romana de Los Lavaderos en la actualidad. Foto: Yolanda Lancha. |
La actuación sobre este yacimiento es compleja, puesto que se encuentra en una finca privada y hay indicios de ocupación a ambos lados de la Ronda Suroeste. Los más potentes, de los que este periódico dio noticia a comienzos de este mes, aparecidos en el contexto de las obras para el colector de la nueva depuradora de la ciudad, la de Estiviel, consistirían en los vestigios de una villa con ocupación entre los siglos I y IV de nuestra Era. Al otro lado de la autovía, sin embargo, los arqueólogos han identificado asimismo nuevas estructuras. «Todavía no sabemos si se trata de restos relacionados con la villa o posteriores; ambas opciones entran dentro de lo posible, puesto que se trata de una zona de la ciudad que por su proximidad al río y ocupación agraria habría tenido gran actividad durante la Antigüedad».
Francisco Javier Morales Hervás, que visitó los trabajos la semana pasada, está a la espera de recibir el proyecto de tapado de los arqueólogos. La cubrición de los restos parece inevitable. La pregunta es si se producirá a corto, medio o largo plazo. De lo que ninguno de ellos tienen dudas, ni los arqueólogos ni el director general de Cultura de Castilla-La Mancha, es de que la villa romana de los Lavaderos «tiene una importancia de primera magnitud».
La dehesa. La denominación de la dehesa de los Lavaderos, cercana a otras de la ciudad como las de Bergonza y Estiviel, procede del «importante lavadero de lanas de ovejas merinas que poseía allí en 1751 el regidor toledano don Bernardo de Rojas, acaudalado propietario e influyente vecino de Toledo», según explicó Julio Porres en su Historia de las Calles de Toledo. También recibía este nombre la presa que cruzaba el Tajo a esta altura y que a mediados del siglo XVIII movía los batanes.
Los arqueólogos tienen noticia de otras explotaciones tardorromanas en la zona occidental de Toledo. La más conocida es la de la Fábrica de Armas, cuyo interesante mosaico decorado con temas acuáticos se encuentra en el Museo de Santa Cruz. Por el momento no es posible conocer si los restos aparecidos en la villa de los Lavaderos -donde también han encontrado este tipo de suelos- poseen una importancia similar, aunque algunas voces hayan llegado a comparar esta explotación con otras tan singulares como la de Carranque.
(Fuente: La Tribuna de Toledo)