A la fragata "San Miguel Arcángel" se le perdió el rastro tras salir de Cuba en 1659. Foto: La Gaceta. |
En este caso, el cazatesoros que pretende realizar el expolio es Robert Bouchlas, que el pasado 29 de junio reclamó ante el tribunal de Palm Beach el derecho de extraer los restos del aviso (tipo de buque menor al que erróneamente denomina fragata) San Miguel Arcángel, cuyo rastro se perdió tras salir de Cuba en 1659.
Patrimonio español
En su reclamación ante el juzgado de Palm Beach, Robert Bouchlas señala que trabajará frente a la playa Juno de esa ciudad, y supone que el San Miguel Arcángel podría haber transportado hacia las costas de Florida, ante las que se habría hundido, parte de la carga del galeón Nuestra Señora de las Maravillas, hundido en 1656 frente a la isla Gran Bahama.
Bouchlas supone en su demanda, que lleva el número 12-cv-80596 en el tribunal de Palm Beach, que “el buque no ha sido abandonado por su propietario original, el Reino de España, y por tanto esta acción no cae bajo el control de la Ley de Pecios Abandonados de 1987”.
Si España se personara ante el juzgado, obligaría a reconocerle como propietario de lo que se pretende extraer, como ocurrió en el caso Odyssey. Con la diferencia de que, ahora, podría evitarse que los cazatesoros destruyeran el pecio del buque.
El Ministerio de Cultura no ha respondido aún a nuestra pregunta sobre si va a personarse en el juicio. James Goold, el abogado que llevó el caso Odyssey y al que España tiene encargado alertarle frente a posibles expolios, dijo a este diario, comentando el proyecto de Robert Bouchlas, que “estoy familiarizado con esta persona y con las muchas veces que ha reclamado haber encontrado un tesoro”.
Museo y turismo
Bouchlas tiene desde 1982 un museo en la Capilla de San Miguel de Palm Beach y organiza excursiones turísticas de buceo a los yacimientos que ha expoliado. En su página web expone su correspondencia con la Casa Real y el Ministerio de Cultura, al que donó en 2001 varias piezas extraídas del Maravillas, que se conservan en el Museo de América de Madrid.
Este cazatesoros no es el primero que dice haber descubierto los restos del San Miguel. En 1987, Peter Leo, un vigilante de la playa Jupiter, al Norte de Juno y también en Palm Beach, encontró varios cañones y anclas, y fundó una empresa, Jupiter Wreck, con la intención de explotar el pecio del San Miguel.
Al margen de cuál sea el pecio, Bouchlas puede estar tratando de obtener una legitimación para materiales que haya extraído de otros lugares. El abogado José María Lancho, uno de los que asesoró a España en el caso Odyssey, comentó a que “este tipo de procedimiento judicial privilegia el interés reconocido a la explotación económica de los buques históricos a costa de la destrucción de buena parte de su valor cultural y sin garantizar conclusión científica alguna. Si no hay intervención de terceros, los cazatesoros pueden contar la historia que quieran sin que les contradiga nadie”.
(Fuente: Intereconomía / Santiago Mata)