El empresario Josep Andreu, que tiene un negocio cerca del abrigo rupestre. A la dcha., el detalle de una cornamenta de animal.FOTO: Guillermo Mestre. |
Los funcionarios confirmaron que se trata de pinturas rupestres de estilo levantino y ya se está realizando la campaña de prospección y documentación de las mismas para valorar su interés, diagnosticar su estado de conservación y proponer, en su caso, las medidas pertinentes de protección.
El abrigo fue hallado a principios de año de forma accidental, durante una excursión para buscar dolomías.El descubridor fue un arqueólogo que llegó hasta esta zona de la provincia de Zaragoza invitado por Josep Andreu, propietario de una sociedad que explota una cantera de carbonato cálcico en la comarca. Andreu y el arqueólogo, que ha centrado su trabajo en este tipo de vestigios, son amigos desde hace años, cuando se conocieron en Monblanc (Tarragona), donde casualmente existe un Centro de Interpretación de Pinturas Rupestres.
Fue este especialista quien puso en conocimiento del Gobierno de Aragón el hallazgo del conjunto y la dirección general de Cultura, una vez que confirmó la autenticidad, procedió a abrir un expediente administrativo siguiendo el procedimiento habitual. En estos momentos se está realizando un estudio a cargo del Servicio de Prevención, Protección e Investigación para adoptar las medidas más adecuadas en cuanto a la protección legal y física del conjunto.
El expediente abierto supone convertir el lugar en un Bien de Interés Cultural (BIC) y será necesario valorar la delimitación del abrigo con un vallado o verjas que protejan las pinturas.
VARIOS ABRIGOS
Actualmente, un equipo de técnicos del Ejecutivo está investigando si en la zona hay más conjuntos con pinturas rupestres. El equipo ya ha aportado un primer informe a Patrimonio, en el que se precisa que existe un abrigo con pinturas rupestres (el descubierto en enero) y varios más en los alrededores con restos indeterminados. Estos hallazgos pueden convertir a esta zona de la comarca del Campo de Belchite en un polo de atracción turística para los interesados en el arte rupestre, ya que se trata de un lugar bastante cercano a la capital aragonesa.
En principio, las pinturas encontradas podrían pertenecer a la época del Neolítico (5.500-3.000 años antes de Cristo) o ser de finales del Paleolítico o Epipaleolítico (10.000-7.000 años a. C.). Se pueden distinguir los dibujos de algunos ciervos, pero la conservación de los mismos no es muy buena ya que en la zona antiguamente había una explotación minera que hoy está abandonada.
El Gobierno de Aragón prefiere que el lugar en el que se encuentran las pinturas, de momento, permanezca oculto por motivos de prevención y de protección. "El descubrimiento exige que no se publicite la ubicación exacta para permitir los primeros trabajos y evitar que se produzcan daños", apuntaron fuentes oficiales.
PROYECTO EN OTROS PUNTOS
Esta campaña de prospección e investigación se incluye dentro del proyecto que la dirección general de Cultura y Patrimonio realiza desde 2015 para la monitorización del arte rupestre de Aragón y que condujo el año pasado al descubrimiento, protección y puesta en valor de varios conjuntos en la localidad el Tormón, en el Parque Cultural de Albarracín; o de Alcañiz, en el Bajo Aragón. Asimismo, la DGA pretende coordinar otras actuaciones encaminadas al diagnóstico sobre la conservación del arte rupestre aragonés.
(Fuente: Heraldo de Aragón / Ramón J. Campo)