El cúmulo de piedras que se amontonaba en Elexazar, en Amurrio, ha ocultado durante veinte siglos los restos de «un lugar de trabajo» datado en la época romana. Juanjo Hidalgo es el director de la excavación realizada en los dos últimos años. Debajo de una espesa maraña de vegetación que apenas dejaba entrever algunas piedras sueltas, Hidalgo y su equipo han encontrado un yacimiento datado «entre los últimos años del siglo I y finales del siglo II, correspondiente al período romano de la dinastía Antonina». La excavación ha dejado al descubierto un edificio de grandes dimensiones, «de estructura cuadrangular y más de 15 metros de lado, dividida en varios recintos de diferente tamaño, todos distribuidos en torno a un amplio patio central, siguiendo los modelos constructivos originarios del arco mediterráneo y exportados al resto de territorios controlados por el Imperio Romano». A estas alturas de la excavación, cuando todavía quedan años de trabajo por delante, Hidalgo solo puede precisar que «venían aquí para trabajar, pero resulta interesante que se trate de una excavación en altura, que no son muy comunes, y en el caso de Elexazar, nos encontramos a 550 metros de altitud».
AEn la zona excavada se ha encontrado un pasillo de losas. Foto: R. Gutiérrez |
La parcela vallada para la excavación tiene una superficie de una hectárea y en ella se adivina la presencia de los muros de otros edificios, en los que Hidalgo tiene esperanzas de encontrar nuevos hallazgos, entre ellos, el horno de fundición. La construcción del complejo en esta zona permite alimentar esta línea de investigación porque la riqueza maderera del entorno facilitaría la producción de carbón vegetal para que los hornos alcanzaran las elevadas temperaturas necesarias para obtener el hierro.
Pavimento
Además de los edificios, en la zona ya excavada se vislumbran los restos de «un pasillo de losas localizado al Este, utilizadas seguramente para caminar por ellas y evitar el barro que debía crearse en un terreno tan arcilloso como el de Elexazar». Las losas se encuentran muy desgastadas del uso, lo mismo que los umbrales que todavía se aprecian en el lugar que debieron ocupar las puertas de entrada a los edificios. Incluso, junto a uno de los muros, se puede distinguir claramente una acera.
Pese a las evidencias de que se trata de un lugar de trabajo, Hidalgo ha encontrado otros restos que hablan de la espiritualidad de las gentes que vivían en allí. «Ha aparecido un altar tallado con la figura de un toro dentro del recinto de la construcción principal», aclaró. «El ara, tallada en piedra arenisca, está rota en dos trozos y representa la cara de un toro en bajorrelieve, enmarcado por una doble cuerda rematada en frontón clásico y sin escritura alguna. Se trataría de un elemento unido al mundo de las creencias, un símbolo sagrado ante el que orar, sacrificar o pedir la necesaria protección para el individuo o para la buena marcha y desarrollo de todas las tareas desarrolladas en Elexazar».
El yacimiento podría estar relacionado con otro de la época, situado en Aloria, que se excavó entre 1989 y 1997, donde se identificaron una docena de recintos, dispuestos en torno a un camino pavimentado con cantos, establos, almacenes y un taller de forja.
(Fuente: El Correo)