Los restos de edificaciones serán conservados de cara a una futura restauración. |
Durante la primera jornada de trabajo, los responsables de la excavación han hallado restos de cerámicas de entre el siglo III y II a. de C., pertenecientes a objetos cotidianos como platos o vasijas, algunos de ellos con grabados. También han reunido varios fragmentos de huesos de animales que formaban parte del ganado y de aves para el consumo doméstico de los habitantes del asentamiento.
La alcaldesa, Merche Galí, y la primera teniente de alcaldesa, Susanna Nicolau, han visitado junto al arqueólogo municipal, Gerardo Clausell las excavaciones. "Esta intervención permitirá profundizar en los estratos más bajos de la muralla y crear una línea cronológica de eventos que afectaron al poblado en base a la información contenida en cada capa", ha explicado el técnico.
ACTIVO TURÍSTICO
Por su parte, la concejala de Patrimonio, Amaya Gómez, ha adelantado que "los arqueólogos prevén que, en este tramo del muro o en otros que estudiaremos próximamente, aparezcan elementos como columnas o torres que enriquezcan los datos que tenemos en relación a la historia del asentamiento, uno de los más importantes del Comunitat Valenciana y un auténtico activo turístico para Almassora".
La edil también ha confirmado que los restos de piedras de la muralla caídas durante los sucesivos derrumbamientos serán conservados para "plantear una reconstrucción de la muralla o restituir aquellos tramos más dañados", una actuación que el consistorio dejaría para más adelante.
ZANJA DE TRES METROS
Por el momento, esta excavación cuenta con un presupuesto de 15.000 euros, que se suman a los cerca de 8.000 euros que el ejecutivo local destinó en 2016 a consolidar los restos del yacimiento. Los trabajos, que se prolongarán hasta finales de noviembre, supondrán la excavación de una zanja de casi tres metros de profundidad, que recorrerá 10 metros en paralelo a la pared y tendrá cuatro metros de ancho.
La última excavación realizada en el Torrelló del Boverot tuvo lugar en el año 2001. Posteriormente, el Consell costeó una consolidación de parte de los muros del asentamiento, que se llevó a cabo en el año 2012. Ante el riesgo de desprendimientos, fue el Ayuntamiento de Almassora el que asumió la conservación de los restos el pasado año.
(Fuente: El Mundo / Europa Press)