Captura de pantalla con la imagen del yacimiento recientemente descubierto. |
Broch acababa de leer un artículo sobre Medina Al Zahira, la fortaleza palatina que mandó construir a las afueras de Córdoba hace más de mil años el líder Almanzor y que ni siquiera se ha ubicado por el momento. Este hecho y su curiosidad natural le llevó a investigar a través de Google Maps el cauce del río Guadalquivir a su paso por la ciudad. No necesitó mucho tiempo. A la media hora ya vio algo, unas líneas rectas que, a su juicio, delataban una construcción humana, en una zona con forma de herradura (“al igual que el Tajo protege Toledo”), y muy cerca de un posible paso sobre el propio río que posibilitaría la comunicación con ambas partes.
Unas manchas en una imagen, indetectables a vista de pájaro para cualquier persona que no sea aficionado a esta disciplina, y una teoría que, aunque posteriormente le desecharon, él creyó en un primer momento: que ahí estaba la ciudad de Medina Al Zahaira. De hecho, llega a pensar que los restos de esta ciudad podrían haber sido trasladados hasta Almodóvar del Río “para ser utilizados en las distintas reformas del Castillo, cuya proximidad es evidente”.
De este modo, el propio Broch lleva rápidamente las imágenes a las autoridades, convencido del hallazgo. El funcionario se pone en contacto con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) dónde, según relata, le recomiendan que contacte con el jefe de la Oficina de Arqueología de la Gerencia Municipal de Urbanismo de Córdoba, Juan Murillo.
“Indudablemente, lo que usted ha detectado a través de la fotografía aérea de Google Maps es un yacimiento arqueológico de grandes dimensiones”. Concretamente de 240 por 160 metros. Ésa fue la respuesta de Murillo a la comunicación de Broch, en la que desechaba la posibilidad de que este espacio fuera la ciudad de Medina Al Zahira por dos motivos. “Porque la ciudad árabe estaba en el este de la Medina de Córdoba y en la margen derecha del Guadalquivir”, explica a este periódico el arqueólogo, que confiesa que “jamás” le habían notificado un descubrimiento a través de Google Maps.
En cuanto al por qué no se había catalogado hasta la fecha, Murillo esgrime que el yacimiento arqueológico se encuentra en el término municipal de Almodóvar, aunque a muy escasa distancia del límite con el municipio de Córdoba. “Es ésta la razón por la que no se encuentra catalogado en la Carta Municipal de Riesgo Arqueológico de Córdoba”, detalla al respecto.
UN YACIMIENTO DE GRANDES DIMENSIONES
Murillo no tiene dudas sobre el yacimiento encontrado por el funcionario castellonense, si bien sostiene que “lo complicado es determinar sus características y cronología en tanto no se realicen investigaciones arqueológicas”. “Solo una prospección superficial de carácter intensivo, que nos aproxime a su cronología a través del material cerámico que se conserve en superficie, podría precisar algo más la cuestión”, detalla.
No obstante, el jefe de Arqueología de la Gerencia ha aventurado dos posibilidades: que sea “una gran villa romana dedicada a la explotación oleícola”, de las muchas que hay en la provincia y especialmente en el término de Almodóvar y Córdoba -que fueron catalogadas por el arqueólogo Michel Ponsich-; o que se trate de un emplazamiento andalusí “en el entorno periurbano de Madinat Qurtuba a los que las fuentes árabes denominan almunias”.
Ahora, Broch y Murillo explican que la pelota está en el tejado del Ayuntamiento de Almodóvar del Río y de la Junta de Andalucía, que han sido notificados del hallazgo. En el escrito, Broch adjunta las capturas de pantalla que sacó en Google Maps, las mismas que envió a Murillo, y la única prueba que por el momento existe de una yacimiento desconocido.
“Que una persona tenga este interés por el patrimonio es muy interesante. En Inglaterra hay grupos de aficionados que buscan restos a través de la teledetección, pero aquí no es muy habitual”, reflexiona el arqueólogo municipal, que resalta además que, como actividad arqueológica, es muy buena porque “es menos destructiva que la que hacen las personas que van con un detector de metales buscando tesoros”.
El caso de Broch no es el único que se ha dado en España. Hace unos meses, un grafitero descubrió en Google Maps una antigua villa romana en Burgos mientras buscaba uno de los molinos abandonados en la ribera del río Urbel. En Córdoba, desde luego, puede haber material de sobra para unas cuantas buenas batidas arqueológicas en los instrumentos de localización de Google.
(Fuente: Cordópolis / Juan Velasco)
No hay comentarios:
Publicar un comentario