Imagen de la regaifa recuperada que mide metro y medio de diámetro. |
No estaba documentada la existencia de ese molino de aceite ni que se conservaran en ese inmueble restos de este tipo. La demolición fue ordenada por el Ayuntamiento de Calatayud a los propietarios del inmueble, ya que se encontraba en estado de ruina.
La casa había acabado en manos del Banco Popular, que para cumplir con lo dispuesto por el Ayuntamiento contrató a una constructora de Zaragoza para que procediera al derribo.
UN VECINO ATENTO
La sorpresa surgió cuando un ciudadano pasó por el solar y vio que, entre los restos de demolición, había una piedra tallada de considerables dimensiones y de aparente valor histórico, junto a vigas de madera y otros elementos constructivos.
Sacó unas fotografías y se las envió al director del Museo de Calatayud, el arqueólogo Manuel Martín Bueno. Éste, ante el interés de la pieza, se personó en el solar, tomó más fotografías e instó a los operarios de la empresa de derribos a que la entregaran. Sin embargo, finalmente la cargaron en un camión y se la llevaron.
Manuel Martín Bueno lo puso en conocimiento de la Comisaría de la Policía Nacional de Calatayud y formuló denuncia por la desaparición de una pieza de valor histórico. Se activó inmediatamente el dispositivo para dar con la constructora e intervenir esa piedra tallada, lo que consiguieron con rapidez. La pieza ya está de nuevo en Calatayud, en el Museo Arqueológico, donde ha quedado incorporada a sus fondos y se va a proceder a documentar.
METRO Y MEDIO DE DIÁMETRO
El director del Museo de Calatayud indicó que no hay duda de que se trata de una regaifa, piedra circular y con un canal de contorno que formaba parte esencial de los molinos de aceite. Las dimensiones de esta piedra tallada, un metro y medio de diámetro, hacen pensar que perteneció a un molino de aceite «que muy probablemente fuera más allá de los de mero uso doméstico» para autoconsumo.
Respecto a su datación, ha explicado que «resultará prácticamente imposible», porque «este tipo de piezas eran exactamente iguales desde la época romana hasta que esta clase de molinos de aceite fueron utilizados, hasta el siglo XX».
Por otra parte, ha declarado que tiene previsto mantener la denuncia que se formuló ante la Comisaría, por varios motivos. De una parte, «como aviso de navegantes, para que este tipo de prácticas (trasladar piezas históricas obtenidas en derribos) no se vuelvan a repetir» y para que se extienda la investigación en este caso concreto, a fin de esclarecer las circunstancias en las que apareció esta regaifa y determinar si formaba parte de un conjunto más amplio de valor histórico.
Manuel Martín Bueno ha aprovechado también para destacar la «extraordinaria eficacia policial» y para subrayar la importancia de que las autoridades municipales, cuando se producen derribos en inmuebles del Casco Antiguo, lleven a cabo tareas de vigilancia y control. Un dispositivo de supervisión «in situ» que, según este arqueólogo, no se dio en la demolición de esta casa situada en el barrio de la antigua Judería de Calatayud.
(Fuente: ABC / R. Pérez)
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