Todos los restos son minuciosamente inventariados. Foto: Iñaki Abella |
En colaboración con el Concello de Valga, con un presupuesto de 93.306,12 euros y mediante la firma "Tomos Conservación Restauración, S.L.", que figura como contratista, se trabaja para "completar la investigación científica del yacimiento iniciada en la excavación de 2010", de la que ya se dio cuenta entonces.
Y como se explicó en otras ocasiones se persigue, igualmente, sentar las bases para garantizar la conservación de las estructuras que conforman este yacimiento, revalorizándolo así como elemento patrimonial "mediante su aprovechamiento sociocultural".
Visitas guiadas
Para ello se contempla la organización de visitas guiadas al yacimiento -ya se hicieron muchas-, la creación de un blog -del que se extraen algunas de las fotos que ilustran esta información y muestran la evolución de los trabajos- y organización de conferencias y exposiciones.
Los responsables de este proyecto indican que la campaña de excavación arqueológica en Valga permite documentar una secuencia histórica ocupacional que abarca desde el siglo IV después de Cristo hasta el XVIII.
Todo indica que la primera ocupación de este espacio, enclavado en un pequeño valle de la parroquia de Cordeiro, data del siglo IV d.C., en la época tardorromana.
"Este nivel está documentado por la exhumación de estructuras murales, industriales y funerarias, así como por la recuperación de material ergológico", dicen los entendidos en la materia.
De este modo, se recuperó "parte de un muro de mampostería roto por su extremo sur, como consecuencia de las excavaciones de tumbas paleocristianas". Dicho muro "continúa bajo los muros de la primera iglesia de planta basilical, construida a partir del siglo V sobre los restos de la ocupación tardorromana".
También apareció un horno industrial para la producción de vidrio o metales, recuperándose en estas excavaciones la cámara de combustión y la cámara de cocción del mismo.
En tercer lugar se localizó "una 'estela' tardorromana con epigrafía, reutilizada en el muro de la fachada de las iglesias y relacionada con tumbas en ímbrice, exhumadas fuera de su lugar original de deposición".
Necrópolis tardorromana
Las mismas fuentes constatan "la existencia de una necrópolis tardorromana que estaría situada muy cerca del lugar habitacional".
Puntualizan, asimismo, que "el material ergológico recuperado consiste en material latericio, tégulas, ímbrice y ladrillo, cerámica común, imitaciones de 'tierra sigillata', vidrio y metales como hierro y bronce".
Todo lo dicho hasta aquí guarda relación con el primer nivel, ya que el segundo tiene lugar a partir del siglo V d.C.. Es desde el año 380 cuando "Teodisio decreta como única religión oficial del imperio el cristianismo", y es esa cristianización la que "trae como consecuencia que muchos lugares o hábitats tardorromanos desaparecieran y que su espacio ocupacional fuera reutilizado, tanto 'cristianizando lugares paganos' como evolucionando hacia espacios religiosos".
Tras ofrecer estas explicaciones, los arqueólogos añaden que "eso es lo que sucedió en Santa Comba de Louro", toda vez que sobre el nivel de ocupación tardorromano "se documenta la construcción de una pequeña iglesia basilical de planta rectangular, rematada en una sencilla cabecera".
Se cree que esta pequeña basílica pudo haber dispuesto de una o dos habitaciones para uso de algún eremita que además de rituales litúrgicos prestase ayuda social, de ahí la idea de un pequeño cenobio relacionado con la iglesia".
A esta construcción se asocian "las primeras tumbas exhumadas in situ, como simples tumbas excavadas en restos de pavimento tardorromano o tumbas tardoantiguas, construyendo las paredes con piedras colocadas en posición horizontal cubiertas con una tapa, o bien tumbas construidas con piedras y reaprovechamiento de material latericio romano, como tégulas o ladrillo".
Los técnicos concluyen que "la cronología de esta basílica o cenobio transcurre entre el fin del imperio, a lo largo de la llamada etapa germánica, y el inicio de la repoblación en el siglo VIII".
En cuanto al tercer nivel, cabe precisar que es de la época altomedieval. "La primera iglesia pervive hasta los siglos VIII o IX", cuando parece haber sudo destruida por un incendio, como atestiguarían los abundantes restos de carbón recuperados.
Aquello -sin descartar la posibilidad de que se tratara de ampliar las instalaciones, a causa del aumento poblacional-, dio paso a la construcción de un segundo templo, aprovechándose la fachada y las paredes laterales del primero.
Asociada a esta iglesia hay una necrópolis de la que se recuperaron 26 tumbas, la mayoría de adultos. También se obtuvo en las excavaciones diverso material, como parte de la ornamentación de un capitel y una columna con epigrafía y grabado en bajo relieve de un báculo episcopal, así como cerámica medieval, monedas de bronce y alguna medalla.
En el cuarto nivel arqueológico -que comienza a finales de la Baja Edad Media y abarca hasta el siglo XVI-, este espacio patrimonial de Valga vivió una reforma y ampliación de la iglesia.
Es entonces cuando la iglesia "pasa a ser parroquial" y cuando se derriba el muro de la fachada para construir otra nueva, "ganando así unos 40 metros cuadrados".
Y ya en el quinto y último nivel -desde principios del siglo XVIII hasta el año 1730, cuando se desmantela y traslada la iglesia a su ubicación actual-, los arqueólogos documentan tanto ese desmantelamiento como el reaprovechamiento de la piedra". De esa época ser recuperan "numerosos datos patrimoniales que ayudan a la investigación de un tipo de yacimiento poco excavado en Galicia", por eso se cree esencial avanzar e incluso ampliar este proyecto, para que Igrexa Vella de Santa Comba de Louro "sirva de referencia didáctica".
(Fuente: Faro de Vigo / Manuel Méndez)
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