Los restos evidencian el asentamiento en la zona de una necrópolis cristiana vinculada a la veneración por Santa Eulalia. Uno de los cuerpos descubiertos fue enterrado con un ave bajo su cabeza.
La excavación del Convento de las Freylas en Mérida (Badajoz) aporta nuevos datos sobre la necrópolis que ocupaba los terrenos en los que se construyó la Basílica de Santa Eulalia. El Consorcio de la Ciudad Monumental ha descubierto restos de enterramientos en la investigación arqueológica que está llevando a cabo por encargo del Ayuntamiento de Mérida de cara a la futura rehabilitación del edificio religioso.
Operarios del Consorcio durante las excavaciones. (Foto: Brígido) |
Los primeros trabajos de excavación se iniciaron hace poco más de un año y tuvieron continuidad a finales del pasado ejercicio con la colaboración de la Escuela Taller. Aunque también se hizo un sondeo en la parte trasera del antiguo convento, estas tareas se han centrado principalmente en la fachada del edificio a la avenida de Extremadura.
Este lugar acoge de nuevo desde principios de abril a los arqueólogos y peones del Consorcio, que se encarga de la investigación del edificio religioso en colaboración con el Instituto de Arqueología de Mérida.
Según explica el Consorcio, hasta el momento «se han documentado parcialmente cuatro imponentes edificios de posible carácter funerario». Asimismo, en el espacio libre entre ellos se ha registrado en torno a una veintena de tumbas de distinta tipología pero ya expoliadas posiblemente en época tardoantigua, hacia el siglo V.
En uno de los mausoleos citados aparecieron dos sarcófagos de mármol. Hasta ahora solo se ha excavado uno de ellos, hallándose en su interior la inhumación de un individuo adulto. «Como rasgo perteneciente al ritual funerario, aparecieron los restos óseos de un ave que estaban situados bajo el cráneo», indica el Consorcio. Esta práctica era común en los enterramientos de niños pequeños, ya que se consideraba que el pájaro podía ayudarles a encontrar el más allá, pero no es habitual en adultos, como en este caso. De un modo u otro, esta práctica evidencia un rito de carácter pagano y por tanto previo a la necrópolis cristiana que se asentó en el lugar años después.
Otro de los mausoleos que se está documentando en la actualidad presenta un pavimento de mosaico y sus paredes muestran un zócalo revestido con grandes placas de mármol, lo que da una muestra de su importancia.
Uno de los mausoleos con un sarcófago. |
Un uso religioso
El Consorcio data estos hallazgos entre los siglos III y IV, en la última etapa de la dominación romana, tras lo que hubo una segunda fase de explotación, vinculada a la necrópolis paleocristiana que se desarrolló en torno al túmulo martirial en honor de la joven emeritense Eulalia.
De hecho, los restos que se conservan en la cripta de la iglesia contienen construcciones similares, de forma cuadrangular y con mosaicos como motivos decorativos. También se vincula a este espacio un mausoleo cristiano octogonal y polilobulado descubierto en el año 2007 cerca del Hornito, el único de estas características hallado hasta el momento en el país.
Tras el asentamiento de la necrópolis cristiana a partir del siglo IV se levantó en el lugar hacia el siglo V una basílica dedicada a la mártir, que sería germen de la iglesia actual, construida tras la reconquista de la ciudad a partir de 1230. En cuanto al Convento de las Freylas, se remonta al año 1530 con el traslado a Mérida del monasterio de Santiago de Robledo, en la sierra de Montánchez. El edificio se adosó al muro oeste de la iglesia de Santa Eulalia, a la que permanece unido desde entonces.
(Fuente: Hoy)
No hay comentarios:
Publicar un comentario