Foto: El lucillo ya sin el muro que lo cubría, pero protegido por un plástico ayer en la Catedral. Foto Emilio Fraile
El hallazgo se produce tras realizarse una prospección endoscopia en primavera que permitió observar que en el interior del arcosolio, situado en el muro sur del primer tramo de la nave meridional, se encontraba un grupo escultórico de la figura de Cristo con la voz de Dios, que otro nicho mural sellado albergaba los restos posiblemente de Arias Gonzalo y que un tercero, la momia del primer obispo que condujo la Diócesis tras la restauración de la sede episcopal. En aquel momento, el responsable diocesano de Patrimonio, José Ángel Rivera de las Heras, adelantó que el primer lucillo en el que se retiraría el cerramiento sería el que alberga el relieve de la «Transfiguración», para proseguir posteriormente con los demás conforme a las posibilidades económicas del Cabildo catedralicio.
El hallazgo se produce tras realizarse una prospección endoscopia en primavera que permitió observar que en el interior del arcosolio, situado en el muro sur del primer tramo de la nave meridional, se encontraba un grupo escultórico de la figura de Cristo con la voz de Dios, que otro nicho mural sellado albergaba los restos posiblemente de Arias Gonzalo y que un tercero, la momia del primer obispo que condujo la Diócesis tras la restauración de la sede episcopal. En aquel momento, el responsable diocesano de Patrimonio, José Ángel Rivera de las Heras, adelantó que el primer lucillo en el que se retiraría el cerramiento sería el que alberga el relieve de la «Transfiguración», para proseguir posteriormente con los demás conforme a las posibilidades económicas del Cabildo catedralicio.
La escultura gótica ahora localizada representa a un ángel que carece de alas. La pieza la tallaron aproximadamente en el año 1.300 y, tanto por la data como por la calidad, es coetánea de la Virgen de la Majestad o de las figuras de la Hiniesta y la Anunciación de Toro y responde a las características del mismo maestro, según ha podido conocer es medio. Además, en estos momentos, la creación se encuentra en el Archivo Provincial a la espera de poder ser restaurada.
En cuanto a las pinturas, al parecer, han localizado dos figuras que representan a dos frailes mendicantes, acompañados de una leyenda en latín, que bien corresponderían a Santo Domingo y a San Francisco o bien se trataría de unos santos ermitaños. La traducción de texto al castellano podrá luz sobre la identidad de las efigies pintadas presumiblemente en la Edad Media.
El descubrimiento lo completa un relieve escultórico medieval que representa la «Transfiguración del Señor», en cuyo centro aparece Cristo, envuelto con un haz de rayo, bendiciendo con la mano derecha y con una filacteria desplegada en la mano izquierda. Sobre la cabeza del Jesús aparece la representación plástica de la voz de Dios, la denominada «Dextera patris». A la derecha y a la izquierda de Cristo se hallan dos figuras de pie y veladas que podrían corresponder a Pedro y Santiago, mientras que en la parte inferior aparece San Juan Evangelista.
Estos hallazgos ponen más en valor el patrimonio artístico de la Seo e implican que Zamora alberga el primer ejemplo de sepulcro mural medieval de la región con la representación de la «Transfiguración».
El arcosolio ubicado en el primer tramo del costado norte del coro contiene los restos humanos que podrían corresponder al noble Arias Gonzalo, albacea del rey Fernando I de Castilla y defensor de la ciudad en el episodio del Cerco, a tenor de la tradición y la documentación que señala que sus restos están en el ala norte de la Catedral. Hasta allí fueron trasladados en el año 1621 tras el incendio del antiguo claustro acaecido en 1591.
La prospección también detectó en otro de los nichos murales sellados los vestigios completos, al parecer, momificados de un difunto envuelto en un sudario que corresponden al obispo Bernardo de Perigord, primer prelado tras la restauración de la sede episcopal zamorana y cuyo pontificado transcurrió desde el año 1121 y hasta el 1149. El muro interior del arcosolio y el intradós son totalmente lisos, con sillares labrados de manera regular.
(Fuente: La Opinión de Zamora)
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