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19 de septiembre de 2024

Confirman «la singularidad» de dos fortificaciones romanas de A Coruña

El arqueólogo de la Universidad de Salamanca (USAL) José Manuel Costa coordina el proyecto ‘Roma en el Finis Terrae’ financiado por la Diputación de A Coruña y que estudia el inicio de la conquista romana en el noroeste de la Península. La investigación acaba de ser presentada en el principal encuentro mundial sobre arqueología militar romana ‘XXVI Congreso Internacional sobre la Frontera Romana’ en Batumi (Georgia)
 Francisco Alonso Toucido, Manuel Gago, Xosé Manuel Penas y José Manuel Costa durante la presentación de los resultados en la Diputación de A Coruña (Foto: Anxo Miján)

Desde finales del siglo pasado la arqueología militar romana en España ha vivido una verdadera revolución, lo que ha supuesto una importante mejora para la investigación española en este campo, muy retrasado respecto al de otros países de Europa. Si hacia 1990 únicamente se conocían 11 yacimientos militares romanos de época altoimperial en la zona norte de la Península Ibérica, en la actualidad, la literatura científica ya recoge cerca de un centenar de estos emplazamientos que han podido ser identificados y estudiados por medio de metodologías completamente renovadas.

En este contexto se sitúa el proyecto de investigación ‘Roma en el Finis Terrae’, que, coordinado por la Universidad de Salamanca y financiado por el Área de Cultura de la Diputación de A Coruña, se desarrolla con el principal objetivo científico de ahondar en el conocimiento de los momentos iniciales de la conquista romana en el noroeste de la Península. Una investigación que ha permitido confirmar “la singularidad de las fortificaciones romanas de Santa Baia (A Laracha) y El Castrillón (Touro) en A Coruña, erigidas en sitios arqueológicos previos, de la Edad del Hierro”, explica a Comunicación USAL José Manuel Costa, del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Salamanca y coordinador de la iniciativa.

El objetivo general del proyecto de investigación y divulgación -en el que también participa la Universidad de Santiago de Compostela y cuya ejecución arqueológica corre a cargo de la empresa Tempos Arqueólogos - persigue dar a conocer y poner en valor sitios militares del ejército romano en A Coruña. Para ello, el trabajo se concentró en el estudio de estos dos yacimientos singulares, descubiertos en los últimos años mediante técnicas de detección remota y excavados en 2023 por miembros del colectivo de investigación romanarmy.eu, también con el apoyo de la Diputación gallega.

Ahora, las últimas intervenciones arqueológicas en las zonas “han demostrado que estas fortificaciones romanas se levantaron y fueron abandonadas con rapidez”, destaca Costa García de entre las principales conclusiones obtenidas. Al respecto, el proyecto fue ejecutado mediante la combinación de técnicas de detección remota -como la fotografía aérea histórica y moderna, imágenes por satélite, LiDAR aéreo o fotogrametría, entre otras-, con prospecciones arqueológicas de superficie, excavaciones, prospecciones geofísicas o Sistemas de Información Geográfica (SIG).

Asimismo, con los datos obtenidos, los investigadores han elaborado detalladas recreaciones virtuales y materiales divulgativos accesibles para el público. Estas herramientas, junto a los resultados del proyecto acaban de ser presentados a la comunidad científica en el ‘XXVI Congreso Internacional sobre la Frontera Romana’, principal congreso mundial sobre arqueología militar romana, celebrado del 9 al 14 de septiembre en Batumi (Georgia).

Dos complejos sitios fortificados
Cabe destacar que el sitio de Santa Baia (A Laracha) presenta la particularidad de que en el mismo lugar existieron un castro de la Edad del Hierro y un campamento romano de unas 5 ha de extensión. Los trabajos arqueológicos confirmaron la presencia de una potente muralla en el primer caso que pudo datarse entre los siglos VI e III a. C., sin que puedan descartarse cronologías anteriores. Las intervenciones demostraron, además, que el campamento, como corresponde a este tipo de fortificaciones temporales, fue construido con rapidez, excavándose un foso y levantándose un parapeto de tierra detrás del mismo. Tras su abandono, se desmanteló con igual velocidad.

Por su parte, el sitio del Castrillón (Touro) es una fortificación de pequeño tamaño que cuenta con dos recintos defensivos con dos fases constructivas: la primera es un complejo sistema de terrazas que aprovecha los afloramientos rocosos locales; la segunda consistiría en una serie de parapetos levantados con piedra y tierra. Por el momento, las investigaciones parecen apuntar hacia una cuidada construcción del primer sistema antes de la llegada de los romanos (siglos V-IV la. C.), mientras que el segundo evidencia una rápida refortificación y ampliación de los espacios defensivos que se relaciona con la llegada de los romanos a la zona.

En palabras de Costa García, los objetivos científicos del proyecto “se han cumplido totalmente, ya que han logrado generar nueva información que nos permitirá entender mejor este complejo período histórico y hemos tenido ocasión, además, de testar distintas metodologías científicas que ayudarán a otros investigadores en el futuro”.

Con todo, el coordinador subraya que “no se puede olvidar que trabajamos en sitios muy difíciles de estudiar por su ocupación efímera y naturaleza perecedera, con la presión añadida de que su escasa visibilidad dificulta su conservación y gestión patrimonial”.

Un gran esfuerzo de visualización
Una de las líneas más destacadas del proyecto es el esfuerzo por producir materiales divulgativos que faciliten la socialización del trabajo de investigación. De este modo, el proyecto apostó por un conjunto innovador de productos para difundir la investigación, colaborando con profesionales de distintos ámbitos del sector cultural gallego que contribuyeron a hacer visibles las hipótesis de los arqueólogos en relación con los yacimientos de Santa Baia y El Castrillón.

Así, se incluyen ilustraciones artísticas a cargo del reconocido dibujante Alberto Taracido y detalladas recreaciones virtuales de las dos fortificaciones investigadas a cargo del Centro Infográfico Avanzado de Galicia (CIAG), integrado por Anxo Miján, Carlos Paz y Miguel Torre, que se plasman en vídeos e imágenes estáticas de alta resolución. Estos materiales se unen a otros generados durante el proceso de intervención por el equipo arqueológico, como son los modelos tridimensionales de las excavaciones.

“Las recreaciones permiten no solo crear empatía entre los ciudadanos y los yacimientos arqueológicos, sino que se convirtieron incluso en una herramienta para comprobar la viabilidad de algunas hipótesis del equipo de investigación”, señala el profesor de la Universidad de Santiago de Compostela y responsable de esta área Manuel Gago. “Optamos por echar mano de las tecnologías más realistas para modelar no solo los yacimientos, sino el paisaje de la época, en las recreaciones más ambiciosas de sitios militares romanos hechas hasta el momento en Galicia”, apunta.

Además, entre el material diseñado también figura un podcast realizado por el productor sonoro Jorge Lama que permite trasladar en formato conversacional los resultados en uno de los formatos narrativos con mayor crecimiento en los últimos años.

Presentación en la Diputación de A Coruña

La presentación pública de los resultados de ‘Roma en el Finis Terrae’ tuvo lugar el pasado 4 de septiembre en la Diputación de A Coruña. El acto contó con la participación de Xosé Luís Penas, diputado de Patrimonio; José Manuel Costa, profesor de la Universidad de Salamanca y coordinador del proyecto; Manuel Gago, profesor de la Universidad de Santiago de Compostela; y Francisco Alonso Toucido, arqueólogo de Tempos Arqueólogos. 

26 de mayo de 2023

Así es la armadura del siglo XVI hallada en el castillo salmantino de Matilla

Rodillera de la armadura. AYUNTAMIENTO
El Museo de Salamanca será el destino final de estas piezas de gran valor así como la munición encontrada. Hace unos días este blog se hizo eco de la noticia.

Los trabajos de excavación arqueológica y documentación que se están llevando a cabo en el castillo de Matilla de los Caños del Río, en la provincia de Salamanca, están siendo enormemente fructíferos, ya que además de que han conseguido sacar a la luz un aljibe subterráneo y las torres circulares de la fortaleza, ahora hay que sumar un compendio de armas medievales. O dicho de otro modo, una armadura con todas sus piezas o panoplia que son del siglo XVI, según los expertos.

"La armadura encontrada en las excavaciones realizadas cuenta con todas sus piezas funcionales", señala el arqueólogo Iván García, quien explica que está consta de celada, peto, espaldera, coderas, grebas y demás protecciones para brazos y piernas.

Además, apunta que esta panoplia va acompañada de una ballesta con incrustaciones de hueso, un cuchillo y bastante munición, según un comunicado de Arbotante recogido por Europa Press.

Y es que entre los hallazgos, García pone en valor que se hayan encontrado en las puntas de ballesta que hemos desde cuadrillos, que rompían las corazas, hasta puntas de púa que penetraban las cotas de malla, así como munición en forma de bolaños de metal y piedra.

El equipo de arqueólogos de Arbotante ultima el estudio que se realiza desde sus instalaciones en el Parque Científico de la Universidad de Valladolid, donde se custodian transitoriamente los restos, para su depósito final en el Museo de Salamanca, que se llevará a cabo durante los próximos días.

Este proyecto ha sido promovido por el consistorio de Matilla de los Caños del Río, ha contado con la experiencia de más de una década de la empresa de arqueología Arbotante Patrimonio e Innovación, quienes en quienes han confiado para llevar a cabo el estudio arqueológico previo necesario para el ajardinamiento de los accesos y entorno del castillo que se desarrollará en el marco de la escuela taller "Jardines de la Dehesa Charra".

24 de mayo de 2023

Impulso para la tercera campaña de excavación en Las Paredejas (Ávila)

La Diputación de Ávila financia con 15.000 euros la tercera campaña en Las Paredejas, en la localidad abulense de Medinilla. Con unas 12 hectáreas de extensión el yacimiento forma parte de un complejo arqueológico mayor que data del S.VIII antes de Cristo y que se reparte por otros tres municipios de Salamanca
La tercera intervención estará coordinada por Alfredo Mederos de la Universidad Autónoma de Madrid.

Medinilla tiene un tesoro, el yacimiento de Las Paredejas con 12 hectáreas de extensión y que a su vez se enmarca en un complejo arqueológico de grandes dimensiones denominado El Cerro de El Berrueco repartido por las provincias de Ávila y Salamanca y que se distribuye por cuatro municipios, uno de ellos el abulense.

Puesto que aún queda mucho por conocer y también porque Las Paredejas está sufriendo expolios que hay que atajar con gente que no está cualificada para investigar, y que impedirá si no se remedia que los investigadores lleven a cabo su trabajo y darlo a conocer en el presente y el futuro, llega la tercera campaña de excavaciones que, una vez más, está respaldada por la Diputación de Ávila y que anunció este martes el diputado de Cultura, Eduardo Duque.

Será una intervención a la que la institución provincial destina en este 2023 otros 15.000 euros, que viene a completar a las dos anteriores y que se realizará este verano durante parte del mes de julio y todo el mes de agosto.

Detrás de ella está de nuevo la Universidad Autónoma de Madrid con el arqueólogo Alfredo Mederos al frente y cuenta, por supuesto, con la colaboración del Ayuntamiento de Medinilla, un Consistorio tremendamente implicado con la cultura y que también forma parte de la asociación recientemente creada, Gesmed, para gestionar los recursos culturales de la zona creando para ello un Plan de Recusos Culturales.

El Ayuntamiento es uno de los socios que componen Gesmet, pero también hay profesores de la universidad autónoma y otros miembros del ámbito académico y educativo con el fin de sacarlo adelante y producir recursos para hacer más atractiva la visita a este lugar. Así lo apuntaba Óscar López, quien es el presidente de la asociación y quien ponía en valor el lugar, tanto Las Paredejas como ElCerro del Berrueco («que tiene 11 yacimientos a su alrededor» aseguró López).

De momento lo que se ha excavado son 140 metros divididos en cuatro sectores y de los que lógicamente se han extraído algunas joyas de un yacimiento que podría remontarse nada menos que al siglo VIIIantes de Cristo y que además se caracteriza porque «ha tenido una gran ocupación siempre, tanto en el tiempo como en el espacio», continuaba López.

Este año la cuantía se mantiene en los 15.000 euros igual que la anterior y, en cualquiera de los dos casos, es mayor que los 10.600 con los que se iniciaron las campañas.

22 de mayo de 2023

Hallan una armadura completa en las excavaciones del castillo de Matilla (Salamanca)

Las piezas, junto a la abundante munición encontrada, se entregarán en el Museo de Salamanca
El arqueólogo Iván García Vázquez ultima el estudio de los restos encontrados.

Los trabajos de excavación arqueológica y documentación que se están llevando a cabo en el castillo de Matilla de los Caños del Río (Salamanca) van deparando nuevas sorpresas. Al hallazgo de un aljibe subterráneo, y de las torres circulares del castillo se une una panoplia de armas propias del siglo XVI, entre las que destaca una armadura completa.

«La armadura tiene todas sus piezas funcionales», señala el arqueólogo Iván García Vázquez, quien detalla que «consta de celada, peto, espaldera, coderas, grebas y demás protecciones para brazos y piernas. Estaba acompañada de una ballesta con incrustaciones de hueso, un cuchillo y bastante munición. Entre las puntas de ballesta que hemos recogido hay desde cuadrillos, que rompían las corazas, hasta puntas de púa que penetraban las cotas de malla. También hay munición en forma de bolaños de metal y piedra».

El equipo de arqueólogos ultima el estudio que se realiza desde sus instalaciones en el Parque Científico de la Universidad de Valladolid, donde se custodian transitoriamente los restos, para su depósito final en el Museo de Salamanca, que se llevará a cabo durante los próximos días.

Este proyecto ha sido promovido por el consistorio de Matilla de los Caños del Río, ha contado con la experiencia de más de una década de la empresa de arqueología Arbotante Patrimonio e Innovación, quienes en quienes han confiado para llevar a cabo el estudio arqueológico previo necesario para el ajardinamiento de los accesos y entorno del castillo que se desarrollará en el marco de la escuela taller «Jardines de la Dehesa Charra».

17 de mayo de 2023

Hallan restos de un monedero romano en la Casa del Mitreo de Mérida

Los restos fueron localizados en las últimas excavaciones en la zona del balneum (termas privadas), concretamente en la estancia nº44, una habitación asociada al área de servicio y conectada con las termas de la domus del Mitreo.
El análisis microscópico muestra fragmentos de tejido adheridos a cinco monedas de las 52 que formaban el monedero.

Un equipo de investigadoras de la Universidad de Granada (UGR), el Consorcio de la Ciudad Monumental Histórico-Artística y Arqueológica de Mérida y la Universitat Politècnica de València (UPV) ha analizado restos de un monedero (bursa o 'taleguilla' de monedas) de época romana, localizado durante las excavaciones realizadas en la Casa del Mitreo de Augusta Emerita, en Mérida.

Se trata del segundo hallazgo de una bursa de este tipo en toda la Península Ibérica, tras el ejemplar encontrado en Puente de Castro (León), y refleja, según las investigadoras, que el tejido en la antigüedad romana iba más allá de la vestimenta o indumentaria, ha indicado la universidad en un comunicado.

Esta investigación, cuyos resultados publica la revista 'Arqueología', presenta el análisis microscópico del hallazgo: unos fragmentos de tejido adheridos a cinco monedas de las 52 que formaban una ocultación monetal por parte de su propietario.

Los restos fueron localizados en las últimas excavaciones en la zona del balneum (termas privadas), concretamente en la estancia nº44, una habitación asociada al área de servicio y conectada con las termas de la domus del Mitreo.

La cronología de las propias monedas y su contexto arqueológico permite datarlas a finales del siglo III d.C., sin superar ninguna moneda el 250 d.C. Esta cronología coincide perfectamente con la fase de abandono de este lugar (finales del siglo III d.C. y principios IV d.C.), momento en el que un incendio, de improviso, afectó al edificio, probablemente también al balneum, perdiéndose así este depósito de la memoria colectiva.

La investigadora del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR Leyre Morgado-Roncal ha resaltado que, "en primer lugar, tras la recogida de los restos textiles en el lugar del hallazgo, se procedió a su limpieza, ya que eran visibles a simple vista". "De ellos, examinamos dos fragmentos de la cara exterior de una moneda", ha apuntado.

"Los trabajos comprendieron microscopía estereoscópica y óptica con luz polarizada y microscopía electrónica de barrido, ambos ejecutados por el equipo interdisciplinar de investigadoras del Departamento de Conservación y Restauración de Bienes Culturales y del Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio de la UPV", ha señalado Morgado-Roncal, al tiempo que ha destacado que así "se pudo determinar que se trataba de un tejido de tafetán o entramado liso con torsión en S a partir de su confección y el grosor de sus hilos, respecto a la materia prima de la fibra se correspondía con lino".
Hecho con lino egipcio

La caracterización de este hallazgo ha permitido interpretar que se trata de una bursa o 'taleguilla' de monedas, piezas textiles menores fruto del reciclaje de otras piezas, y que encuentran paralelos a lo largo del Imperio Romano.

El análisis tecnológico apunta a un origen oriental o egipcio donde el cultivo de lino sobresalió, y se extendió desde el VI milenio a.C. Aun así, no soluciona su origen, ya que pudo haberse desarrollado en suelo hispano con hilo hecho en Oriente, lo que lleva a las autoras a valorar aspectos técnicos sobre estas producciones en época antigua.

En cuanto a la iconografía, estas bursas han quedado bien representadas al ser uno de los atributos del dios Hermes/Mercurio. En ese sentido, hay múltiples referencias en la iconografía romana, como la estatua de bronce de la colección Salamanca del Museo Arqueológico Nacional (MAN), donde queda muy clara la utilidad de estas piezas como contenedor de monedas.

Del mismo modo, las autoras proponen un uso estático de este saquito de monedas que no deterioraría este delicado tejido, ya que tradicionalmente, estos objetos se fabricaban con materiales más resistentes como pieles.

Los resultados de este hallazgo único han permitido mejorar el conocimiento de la producción de lino en Hispania y profundizar en la funcionalidad de las conocidas bursa o marsupium. Las autoras concluyen en "la necesidad de seguir realizando análisis para seguir ahondando en la cadena productiva de estas interesantes piezas" que esperan "sean contrastadas con futuros descubrimientos".

25 de abril de 2023

Convenio para el estudio arqueológico de cuatro campamentos romanos en A Coruña

La Diputación de A Coruña firma un acuerdo de cooperación con la Universidad de Salamanca para poner en marcha el proyecto «A chegada de Roma ao Finis Terrae».
Este programa incluye la investigación y difusión de los hallazgos arqueológicos en cuatro campamentos de la provincia. Son los de O Cornado, en Negreira; Santa Baia, de A Laracha; A Cova do Mexadoiro, Trazo, y Castrillón, en Touro.
Estos espacios fueron fortificaciones temporales que el ejército romano construía en el transcurso de sus marchas. BASILIO BELLO.

La Diputación de A Coruña y la Universidad de Salamanca promueven un estudio arqueológico de cuatro campamentos romanos en la provincia. Uno de ellos es el de Santa Baia, en A Laracha. En esa área, el Concello también pretende adquirir un castro de acuerdo con sus planes de protección y puesta en valor del patrimonio histórico y cultural.

El diputado de Cultura, Xurxo Couto, y el profesor de Arqueología de la universidad salamanquina, José Manuel Costa, formalizaron el acuerdo de colaboración entre ambas entidades para llevar a cabo el proyecto "A chegada de Roma ao Finis Terrae". Este programa incluye la investigación y difusión de los hallazgos arqueológicos en cuatro campamentos de la provincia. Son los de O Cornado, en Negreira; Santa Baia, de A Laracha; A Cova do Mexadoiro, Trazo, y Castrillón, en Touro.

Apuntan desde la Diputación que estos espacios fueron fortificaciones temporales que el ejército romano construía en el transcurso de sus marchas, bien por motivos defensivos, bien cuestiones de disciplina interna. Eran recintos simples delimitados por fosos excavados en el terreno, terraplenes y cierres. Son difíciles de identificar en los paisajes actuales, pero los estudios realizados mediante la tecnología LiDAR (Light Detection and Ranging) permitieron su localización ya hace unos años.

José Manuel Costa y su equipo iniciaron los trámites para que Patrimonio de la Xunta catalogase y protegiese estos yacimientos. Los promotores del proyecto consideran que muestran evidencias de un «aceptable estado de conservación».

La idea es llevar a cabo un estudio arqueológico por medio de técnicas de teledetección no destructivas y el diseño de iniciativas de divulgación y socialización con fines turísticos, culturales y educativos. El recinto romano larachés es de tamaño medio, de entre 4 y 7 hectáreas, y servía para alojar a entre 2.000 y 4.000 soldados. Podría ser de los años 29-19 antes de Cristo.

El alcalde, José Manuel Varela, considera esta medida un paso adelante en la puesta en valor del patrimonio cultural del municipio. De hecho, en la misma zona está el castro de Santa Baia, que el Concello ha decidido adquirir, como ya hizo con el menhir del monte de Santa Leocadia, en Erboedo, y que ya forma parte del Parque do Megalitismo, y el recinto castreño de Montesclaros, que está en proceso de excavación y promoción. Actualmente, el Ayuntamiento tiene en proceso la expropiación de los restos de las Torres de Cillobre.

El castro de Santa Baia, al nordeste de Soandres, está a 323 metros sobre el nivel del mar. La zona protegida en la que se actuará es de casi 30.000 metros cuadrados. Por su parte, el proyecto A chegada de Roma ao Finis Terrae que anuncia la Diputación irá acompañado de un programa de divulgación de los hallazgos.

16 de febrero de 2023

Un estudio avisa de "fracturaciones" en el dolmen de Menga

Aseguran que se trata de patologías no "dramáticas" pero que "sí requieren de una atención urgente" para su tratamiento
Interior del dolmen de Menga. / JAVIER FLORES (Antequera)

El libro Dolmen de Menga. Intervención de 2005-2006, coordinado por el profesor del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla Leonardo García Sanjuán y publicado recientemente por la Editorial de la Universidad hispalense y la editorial Almuzara, refleja en uno de sus capítulos que dicha construcción megalítica, declarada Monumento Nacional en 1886, sufre "fracturaciones" en sus cobijas fruto de la "presión" que soportan las mismas. Ante ello, los científicos abogan por "un estudio geotécnico en profundidad", para esclarecer si tales fracturas "van a ir a más o no" y para averiguar "cómo corregirlas".

El volumen en cuestión, según explica el profesor Leonardo García Sanjuán, consta de 486 páginas divididas en 16 capítulos, que contienen un "amplio estudio multidisciplinar de todo el registro arqueológico" cosechado en las excavaciones acometidas entre octubre de 2005 y febrero de 2006 en este imponente monumento megalítico, buque insignia de los Dólmenes de Antequera, un enclave declarado Patrimonio Mundial en 2016 e indiscutible referente del megalitismo en Andalucía y en toda España.

Y es que además de los valores propios del enclave, que abarca también a las construcciones megalíticas de Viera y El Romeral, el dolmen de Menga está caracterizado por notables singularidades.

La alineación de su eje central, por ejemplo, no se corresponde con el lugar de salida del sol como resulta común en los megalitos del sur de la península Ibérica, sino con la Peña de los Enamorados, la montaña de silueta antropomórfica que domina el paisaje de la Vega de Antequera, contando por cierto con un abrigo decorado con pinturas rupestres, al que apunta precisamente el eje de Menga.

El citado estudio científico sobre el registro arqueológico obtenido de la intervención promovida en el dolmen de Menga entre 2005 y 2006 es fruto del trabajo de un equipo de 33 investigadores de España, Francia, Grecia, Portugal y Reino Unido; pertenecientes a las universidades de Alcalá de Henares, Atenas, Bretaña Sur, Córdoba, Durham, Granada, Jaén, Lisboa, Salamanca y Sevilla; así como a organismos como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), el Centre Nationale de la Recherche Scientifique (CNRS) o el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH). LAS "PATOLOGÍAS" DEL DOLMEN

Uno de los 16 capítulos del libro, como han explicado a Europa Press Leonardo García Sanjuán y el investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) José Antonio Lozano Rodríguez, como ponente de este apartado, se centra en el estado de conservación del dolmen, a cuenta de las "patologías geoquímicas" que presenta.

A tal efecto, José Antonio Lozano ha expuesto que el dolmen de Menga fue levantado con "rocas blandas o moderadamente blandas" y, desde su construcción varios milenios atrás, "ha tenido una continuidad de uso prácticamente constante", acogiendo además actividades "de todo" tipo.

Por ejemplo, ha detallado que allá en los siglos XIX y XX esta construcción megalítica fue utilizada para guardar "ovejas y cabras", extremo que "generó una gran erosión" en sus ortostatos o losas verticales "por el roce del ganado" contra tales piezas. Es más, incluso pesa constancia de "hogueras en el interior" del monumento, pues otrora fue usado como "refugio o vivienda".

Todo ello, según este miembro del CSIC, se ha traducido en "determinadas patologías" en las rocas que conforman el dolmen, como "costras" que en su mayoría reflejan "alteraciones químicas" de los materiales, "filtraciones de agua" o "el mal de la piedra", es decir la progresiva descomposición de las superficies pétreas.

"Fracturación" en las cobijas
Pero según José Antonio Lozano, las patologías de mayor envergadura detectadas en el dolmen de Menga están "relacionadas con la fracturación" observada en las cobijas del recinto, fruto de la "presión" que soportan, extremo que se aprecia "fundamentalmente" en las dos primeras cobijas de la galería, al no contar las mismas con pilares.

Al punto, José Antonio Lozano y Leonardo García Sanjuán indican que actualmente no se conoce "cuánto riesgo hay" en tales fracturas y si las mismas "van a ir a más o no", pues este estudio sobre el estado de conservación del dolmen y sus patologías constituye "un diagnóstico preliminar, que debe ser ampliado con un estudio geotécnico en profundidad". No sólo para aclarar si dichas fracturas "van a ir a más", sino especialmente para "saber cómo corregirlas", según precisan.

En ese sentido, Leonardo García Sanjuán reflexiona que se trata de "cuestiones que sin ser dramáticas, sí que requieren de una atención urgente" por parte de las autoridades, pues hablamos de patologías que "no han sido monitorizadas ni realmente controladas durante los últimos 20 años", pesando además la falta de "estudios en profundidad" sobre estas afecciones que sufre el dolmen de Menga.

Actuaciones con "repercusión"
A colación, García Sanjuán ha recordado el estudio promovido junto con la también investigadora del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla Coronada Mora Molina, sobre las intervenciones realizadas desde 1840 en los dólmenes de Antequera, pues dicho trabajo arrojó la detección de al menos 26 actuaciones con "repercusiones para la integridad de los dólmenes y su entorno".

"Algunas intervenciones arqueológicas han sido muy agresivas", ha manifestado García Sanjuán, toda vez que aquella "revisión crítica" de las actuaciones acometidas en el enclave reflejaba, por ejemplo, que las excavaciones acometidas en el dolmen de Menga entre 1842 y 1847 por Rafael Mitjana y Ardison ya supusieron "la apertura de un nuevo acceso" o "la presumible acumulación de la masa tumular extraída en otra zona" diferente a la original.

Así, García Sanjuán ha aseverado que estas patologías deben ser "una de las prioridades" a la hora de planear las futuras actuaciones en el dolmen de Menga, un asunto a incluir "muy alto en la agenda de la gestión del monumento".

26 de enero de 2023

Un videojuego de paleografía estudia la vida del campesinado en la Edad Media

La investigadora de la Universidad de Salamanca Ainoa Castro se adentra en manuscritos medievales y con casi un millón de euros elabora el primer catálogo de fuentes diplomáticas gallegas con acceso abierto, el videojuego de aprendizaje 'Scribe of Ages' y la plataforma digital de escritura visigótica 'VisigothicPal
Ainoa Castro lider del Grupo de Investigación Antigüedad Tardía y Alta Edad Media. USAL

La científica de la Universidad de Salamanca Ainoa Castro, líder del grupo de investigación en Antigüedad Tardía y Alta Edad Media en Hispania de la institución académica salmantina, se adentró en manuscritos medievales con el objetivo de descifrar el papel del campesinado durante la Edad Media, merced a un innovador proyecto de investigación sobre la escritura medieval en la Península Ibérica entre los años 900 y 1.200.

Dotado con una financiación de 995.040 euros de los fondos europeos de la convocatoria ERC Starting Grants del Consejo Europeo de Investigación, el proyecto de la Usal incluye el desarrollo del “pionero” videojuego ‘Scribe of Ages’, que sumerge a todos aquellos interesados al mundo de la paleografía a través de una aventura gráfica por reconocidos códices peninsulares. Además, según avanzó la investigadora, logró la elaboración del ‘Catálogo de fuentes diplomáticas gallegas’, “primero tanto en formato digital como en formato impreso que reúne todos los documentos conservados para Galicia de entre los años 900 y 1199, en acceso abierto”, y por último, la plataforma ‘VisigothicPal’, “un novedoso recurso en línea para el estudio de la escritura visigótica y sus fuentes manuscritas”.

La iniciativa de investigación, cuyo objetivo principal es explorar el rol del campesino en el mundo de la escritura y las implicaciones del uso de la escritura en la modelización de la sociedad, se prolongará hasta 2025 estructurada en torno a un “análisis crítico y contextualizado de la trilogía formada entre escribas, firmantes y lectores” Con ese objetivo en mente, los investigadores de la Usal se acercan en su trabajo a las comunidades rurales medievales del noroeste ibérico desarrollando “una nueva metodología para agregar la propia voz de la clase media y los campesinos a la discusión sobre la escritura”, según destacó el vicerrector de Investigación y Tranferencia, José Miguel Mateos Roco.

La mayoría de los manuscritos medievales conservados son “aquellos que interesaban a los poderosos, pero existen otros que también han sobrevivido y que muestran otra faceta de la sociedad medieval”, explicó. Así, el proyecto ‘PeopleAndWriting’, que además estrena web para almacenar los contenidos, propone explorar esta combinación de manuscritos y gente común para descubrir “qué implicó la escritura para las comunidades laicas y cómo modeló su cotidianidad”.

El trabajo interdisciplinar emplea un “método nuevo” que combina estudios de ciencias y técnicas historiográficas, historia, antropología y otras ramas de la ciencia para descubrir “la intrahistoria” de aquellos que escribieron, firmaron, leyeron y conservaron estos textos. En comparación con otras áreas europeas, las fuentes de la Península Ibérica son “menos abundantes, más escasas en datos personales”. Además, instituciones y élites ejercían “un control total sobre la producción escrita, decidiendo no solo qué se producía sino también qué se conservaba”, explicó la investigadora principal.

Por ello, el método tradicionalmente aplicado en el estudio de fuentes documentales no es viable para su objetivo de investigación, por lo que la nueva metodología desarrollada por los investigadores de la Usal propone “ir al revés” y se centra en “los individuos, sus interacciones sociales y su vínculo con la escritura para comprender mejor la producción escrita de ese periodo de la Historia, abordando, además, el corpus no registrado de manuscritos de la Península Ibérica”.

El videojuego y la plataforma paleográfica
Entre los recursos elaborados por el proyecto destaca el ‘Catálogo de fuentes diplomáticas gallegas, años 900-1200’, que se convierte en el primero, ya sea digital o en formato impreso, que reúne todos los documentos conservados para Galicia de entre los años 900 y 1199. En total reúne más de 3.500 referencias a las que el usuario puede acceder a través del buscador incorporado en la web. De cada registro se incluye una ficha descargable con toda la información básica. Este recurso se revela como una “herramienta fundamental” para realizar cualquier tipo de investigación de carácter histórico del noroeste peninsular y “supone un gran logro”, según Castro, dado que es el primero en conseguir reunir toda esta información y ponerla al servicio del público.

Por otro lado, a través de la práctica paleográfica centrada en manuscritos clave de producción peninsular de los siglos VI al XIII, el videojuego Scribe of Ages revive la evolución de la cultura escrita “repasando los modelos gráficos replicados por los escribas profesionales y las temáticas de producción escrita más características”.

Se trata de un videojuego desarrollado por un equipo interdisciplinar de profesores e investigadores de la Usal con la intención de acercar “de forma amena” los manuscritos medievales a estudiantes, y a todo aquel interesado en este tipo de fuentes, animando a iniciarse en el estudio de la rica cultura manuscrita peninsular. Odoario, un monje robot enviado al pasado por sus hermanos cenobitas para recuperar el saber perdido medieval, es el personaje principal del juego. Junto con el peregrino Gabriel, acompañan al jugador en un viaje directo a través de nuestro pasado desde el siglo VI hasta el siglo XIII por Córdoba, Toledo, Silos, Cogolla o Ripoll y las distintas escrituras visigótica, carolina o gótica, entre otras.

El jugador deberá superar ocho niveles llenos de práctica paleográfica y contexto histórico en el que los secretos escondidos en los códices irán siendo desvelados. Titivillus, un monje caído en desgracia contemporáneo de Odoario y enloquecido por los secretos ocultos en los textos, añadirá obstáculos al mismo tiempo que se descubre la ardua tarea del maestro copista.

Por último, VisigothicPal es un recurso online para el estudio de la escritura visigótica y sus fuentes manuscritas. El objetivo de esta plataforma es “facilitar y perfeccionar” el estudio de este tipo de escritura, además de “concienciar a la comunidad científica” sobre las necesidades y posibilidades de realizar investigaciones basadas en fuentes primarias y difundir la investigación ya realizada, o en curso, en el campo de estudio.

6 de diciembre de 2022

Hallan restos de una máscara ritual egipcia enterrados en Salamanca hace 2.800 años

Los arqueólogos encontraron en el Cerro San Vicente una placa de pasta de vidrio decorada con oro. Era parte de un retrato de la diosa Hathor y "sin duda" egipcia. Es la segunda vez que la diosa Hathor aparece en la historia antigua de Salamanca. 
Pieza hallada en el cerro superpuesta sobre un modelo de retrato de la diosa Hathor. (Foto: A. Blanco / J. J. Padilla)

Hace casi 3.000 años un grupo de pobladores de la Edad de Hierro se asentó en el cerro de San Vicente y, aunque ellos no lo sabían, fundaron Salamanca. Esa colina esconde las primeras páginas de la historia de la ciudad y los arqueólogos modernos no dejan de buscarlas.

Cada campaña de excavaciones desvela un pedacito de la historia antigua de Salamanca y a cambio, como si fuera un juego, deja nuevas preguntas sin responder. La última: ¿por qué hay restos de la máscara de una diosa egipcia enterrados en el cerro de San Vicente?

El profesor de la Universidad de Salamanca Antonio Blanco ha participado en las excavaciones en el cerro. Explica que este verano encontraron "una placa de material llamado fayenza", a base de pasta de vidrio, que "posiblemente formaba parte de una taracea que se incrusta en un mueble o placa de madera". La taracea es una técnica decorativa consistente en encajar piezas de distintos materiales en un mismo soporte.

Pues bien, esa placa de fayenza "sin duda viene de Egipto. Esta hecha con pasta de vidrio y se ve un hilo de oro muy fino. Estaba quemada y arrancada del objeto originario, pero buscando paralelos, es muy posible que sea el final del bucle de una peluca de una cara humana y que sea de la diosa Hathor. Todo lo que está saliendo hace referencia a esta diosa".

Es la segunda vez que la diosa Hathor aparece en la historia antigua de Salamanca. Durante el verano de 2021, sin ir más lejos, encontraron un amuleto dedicado a ella. Ahora hallan un fragmento de un retrato de dicha diosa y surgen más preguntas: ¿cuándo llegó hasta aquí? ¿hubo cultos egipcios en Salamanca?

La primera pregunta es la más sencillo de responder. "Tenemos una fecha. Hemos aplicado una técnica llamada arqueomagnetismo, bastante precisa. Es del siglo VII antes de Cristo". Como referencia temporal, en aquel momento aún faltaban ocho siglos para que se edificara el Puente Romano.

El cómo apareció por Salamanca tampoco es un misterio: "hay cultos con objetos que han pasado de mano en mano y pueden haber venido desde Mondego, en Portugal, o desde la Ruta de la Plata. Las dos vías podrían funcionar".



El 'templo' del cerro de San Vicente
El amuleto de Hathor estaba "en un cenizal, en un basurero" de la Salamanca de la Edad del Hierro. Al excavarlos "vimos que salían cosas muy extrañas, que no se correspondian con la actividad cotidiana de las viviendas, sino demasiados objetos rituales".

Con la experiencia de 2021 en mente, este verano de 2022 "hemos excavado un edificio rectangular un poco extraño que pensamos que pudo ser un templo por sus características y su orientación, medida por arqueoastrónomos y por el tipo de materiales que han aparecido en el relleno dentro del edificio".

La lista de objetos encontrados en el subsuelo del templo es muy extensa: "dejaron piezas, objetos rotos... que eran parte de enseres litúrgicos y de parafernalia ritual. Hay cerámica egipcia de un ánfora, este trocito de fayenza..." Y a mayores, cerámica fenicia, llegada desde el Mediterráneo oriental y hecha a torno. "Esta gente importaba materiales hechos a torno, que se parecen a los de la Edad Media y a los de nuestra época. Son todo vajillas rituales. Hay pebeteros para quemar sustancias aromáticas, vajillas de comensalidad, vasitos individuales, jarras de vino... de cerámica fenicia".

La guinda fue el hallazgo de un diente de tiburón que parece "corresponder a una estructura relacionada con el culto". Quién sabe cuántas sorpresas más guarda aún esa colina.

18 de octubre de 2022

Sacan a la luz una antigua fortificación celtibérica en San Miguel de Bernuy (Segovia)

El yacimiento segoviano de Los Sampedros representa una de las obras militares de la Edad de Hierro más relevantes de toda la región
En el yacimiento se sitúan los restos de una antigua ciudad celtibérica.

Algunos recientes trabajos arqueológicos en el paraje de los Sampedros, localizado en San Miguel de Bernuy, han puesto de relieve la existencia de un yacimiento en el que se sitúan los restos de una pequeña ciudad celtibérica, además de ser un sitio con una larga ocupación entre la Edad del Hierro y la etapa medieval.

Desde el año 2020 se está desarrollando un proyecto de exploración del yacimiento arqueológico, promovido y financiado por el Ayuntamiento de San Miguel de Bernuy, que está siendo ejecutado a través del Proyecto Oppidum de Los Sampedros de la Universidad de Salamanca, con la dirección de Santiago Martínez Caballero, del Museo de Segovia, y Juan José Palao Vicente, de dicha universidad.

El proyecto cuenta con un equipo de investigación profesional del que forman parte especialistas en arqueología, antropología física y otras disciplinas, en relación con trabajos de aplicación de nuevas tecnologías, fotogrametría, cartografía y topografía, inventario y análisis de materiales, entre otras. Los trabajos de campo, ejecutados este último año entre junio y agosto, también han contado con la colaboración de alumnos en prácticas de varias universidades españolas.

La actuación arqueológica además de ahondar en el conocimiento del desarrollo histórico de esta área del valle del Duratón, aporta la documentación científica necesaria poner desarrollar un proyecto de puesta en valor del yacimiento, con la presentación de las estructuras de la ciudad celtibérica, especialmente la fortificación de la Edad del Hierro, que se unen a los restos conocidos de las dos iglesias románicas que se construyeron en el sitio en entre los siglos XII y XIII, las de San Pedro y San Martín, así como del edifico de Las Ermitonas.

UBICACIÓN ESTRATÉGICA
El yacimiento arqueológico de Los Sampedros se sitúa en un promontorio quinientos situado 500 metros al norte de San Miguel de Bernuy, sobre en un cerro que conforma una península elevada sobre entre un meandro del río Duratón y el barranco del arroyo del Hocino. El cerro está delimitado en buena parte de su perímetro por farallones verticales, que se elevan hasta 60 metros por encima del cauce del Duratón, cuyo cauce corre con gran anchura en este tramo inicial del pantano de las Vencías. Tan solo el cerro es accesible en su lado oriental, donde se estrecha el promontorio hasta los cien metros en una lengua rocosa que comunica con el páramo.

La información recabada de las prospecciones y excavaciones arqueológicas permiten señalar una primera ocupación del lugar en la Edad del Bronce, en el II milenio a. C., aunque muy mal conocida, por la limitada información disponible. El sitio sería ya ocupado de forma permanente desde la Primera Edad del Hierro, a partir de los siglos VII y VI a.C., cuando se documenta la presencia de un poblado celtibérico de una extensión cercana a las tres hectáreas, poco menos de la mitad de la superficie completa de la península de Los Sampedros.

1 de septiembre de 2022

Datan el asedio romano a Olmillos de Sasamón (Burgos)

La campaña arqueológica desarrollada entre entre el 8 y el 26 de agosto ha permitido datar y obtener información muy valiosa acerca de este asedio. Los trabajos se han centrado en la prospección con métodos geofísicos y la excavación alrededor del poblado prerromano del Cerro de Castarreño
Trabajo con el Georradar StreamC del Instituto de Arqueología, Mérida. JESÚS GARCÍA.

El equipo de arqueólogos dirigidos por Jesús García Sánchez (Instituto de Arqueología, Mérida-CSIC) y José Manuel Costa-García (Universidad de Salamanca) continúa avanzando en el conocimiento del pasado de la comarca segisamonense por sexto año consecutivo.

Esta intervención, financiada por la Diputación de Burgos y los Ayuntamientos de Sasamón, Olmillos de Sasamón y Villasandino, ha tenido como objetivo estudiar los restos de un importante sistema de asedio romano alrededor del Cerro de Castarreño (Olmillos de Sasamón), así como continuar generando nueva información arqueológica sobre la importante ciudad romana de Segisamo (Sasamón) y otros asentamientos del mismo periodo ubicados en sus proximidades.

Mediante el uso de distintas técnicas de teledetección –incluyendo drones y equipos de prospección geofísica-, los arqueólogos lograron documentar en los últimos años varios campamentos situados en las inmediaciones del cerro, así como un sistema de dobles fosos que, por espacio de más de 6 km, rodearía el asentamiento indígena, aislándolo por completo.

La prospección geofísica con georradar y magnetómetro, empleados en esta campaña arqueológica, son métodos en auge que permiten obtener imágenes tridimensionales del subsuelo sin necesidad de excavaciones. Hasta la fecha, los miembros del equipo han prospectado con georradar lugares tan emblemáticos como la necrópolis de Pinilla Trasmonte, complejos vilicarios en Almenara de Adaja o amplios sectores de la ciudad romana de Segisamo.

La prospección de 2022 ha cubierto otro sector del cerco completamente inédito, permitiendo definir los límites de los campamentos romanos y otras estructuras asociadas. Asimismo, se ha investigado otro pequeño recinto militar recientemente documentado en las proximidades de Villasandino, una villa suburbana en las inmediaciones de Olmillos y varios sectores de la ciudad de Segisamo.

Por su parte, la excavación de diversos sondeos durante las campañas de 2021 y 2022 ha sido clave para la documentación de las estructuras del cerco de asedio. Dado que los trabajos agrícolas han ido erosionando las estructuras que pudiesen existir en superficie, los elementos más reconocibles son frecuentemente los fosos excavados en la roca caliza local por el ejército romano. Una vez concluido el asedio, estas defensas fueron rápidamente cubiertas por sus mismos constructores, de modo que el estudio arqueológico de estos depósitos es clave para la datación de un episodio histórico desconocido hasta hace poco.

Así, se han podido recuperar algunas piezas cerámicas -tanto indígenas como romanas- y metálicas -proyectiles de honda, flechas, tachuelas de calzado militar, etc.-, pero se han tomado también muestras de carbones y sedimentos que, mediante la datación por radiocarbono o luminiscencia, afinan la cronología. Unos y otros elementos apuntan que las tropas romanas habrían cercado el castro turmogo en el siglo I a.C. -probablemente a mediados del mismo-, un periodo histórico mal conocido en la zona.

Gracias a esta investigación, ahora se sabe que los romanos emplearon su fuerza, ingenio y tecnología militares para cercar y asediar el cerro. Los investigadores plantean ahora que el castro fue considerado por Roma un importante foco de resistencia, si bien no es posible saber si todos los turmogos se opusieron en igual medida a los romanos o pudo haber disensión entre ellos.

Se desconoce, además, cuál fue el resultado de ese asedio: ¿se rindieron los turmogos que habitaban el Cerro Castarreño? ¿Sucumbieron acaso por el hambre? ¿Fue el castro totalmente destruido o simplemente abandonado? Dado el nivel de arrasamiento actual del yacimiento, es difícil precisar estos hechos, pero es segura la presencia del ejército romano en el mismo en relación con estos eventos.

Además, con carácter anual, los arqueólogos desarrollan campañas de prospección aérea con drones en esta zona para monitorizar las estructuras arqueológicas soterradas y documentar nuevas trazas de su presencia mediante la generación de cartografías a partir de fotografías tomadas por medio de drones. De este modo se ha logrado conocer mejor el urbanismo romano de Segisamo o de complejos suburbanos como los de Tisosa y Santa Eulalia. Durante el desarrollo de estas actividades se han podido recuperar materiales arqueológicos relacionados con la vida cotidiana durante la Antigüedad.

Una consolidada iniciativa de divulgación
Este colectivo reúne a un conjunto de arqueólogos profesionales e investigadores de diversas instituciones que estudian la presencia del ejército romano en el norte peninsular. En los últimos años, el colectivo ha descubierto y estudiado numerosos yacimientos arqueológicos, lo que le ha permitido ofrecer visiones innovadoras sobre este proceso.

A través de una iniciativa centralizada en la web romanarmy.eu y en las redes sociales vinculadas, están llevando a cabo una tarea de difusión y visibilización de los nuevos hallazgos y análisis sobre estas evidencias arqueológicas, más de dos mil años después del fin de las operaciones militares. Asimismo, se han organizado tanto charlas (en Villasandino y Sasamón) como visitas a las zonas de excavación (en Olmillos de Sasamón) con el fin de dar a conocer a la población local los resultados obtenidos y concienciarla de la necesidad de su conservación para generaciones futuras.

26 de julio de 2017

Hallan un asentamiento con cientos de restos arqueológicos dentro de la fortaleza de Tiñana

El sondeo realizado saca a la luz una cabaña de la época tardoantigua que «aportará importantes datos sobre la forma de vida durante los orígenes del Reino de Asturias»
Recreación de una fortaleza similar a la de Tiñana realizada por la empresa valenciana Aescala para el Museo de Asturias.
El momento de transición entre la Antigüedad y la alta Edad Media es una época muy oscura. En Asturias, en ese momento, entre los siglos V y VIII, fue el del nacimiento de la aristocracia que dio lugar al Reino de Asturias,y apenas se conocen asentamientos que permitan saber cómo era la vida de los habitantes de la región en aquella época. Hasta ahora. 

El hallazgo de un asentamiento, una cabaña, con «cientos de restos arqueológicos» en el interior de la fortaleza de Tiñana, en Siero, permitirá a los investigadores «aportar datos sobre la vida de las poblaciones asturianas en este momento de transición histórico, la génesis del Reino de Asturias». El proceso para sacar a la luz todos los secretos de esta fortaleza, conocida como Castiello de Fozana, localizada en 1957, pero clasificada en su momento como asentamiento castreño, no ha hecho más que empezar.

A lo largo de tres días, el equipo que dirigen los profesores Pablo C. Díaz e Iñaki Martín Viso, con la colaboración de Luis R. Menéndez Bueyes y el arqueólogo Alfonso Fanjul Pedraza, en un proyecto del Ministerio de Economía y Competitividad en colaboración con la Universidad de Salamanca, realizaron un sondeo en lo que tienen identificado como el interior de la parte fortificada, hallando un muro de lo que sería uno de los pocos ejemplos de una zona de hábitat en ese periodo. 

NUMEROSOS RESTOS
Una cabaña en la que, carbonizados, aparecieron numerosos restos de fauna, cerámica, escorias de producción metalúrgica y apliques de bronce, que en uno de los casos parece que estaba sujeto a una pieza de cuero carbonizada. «Probablemente un cinturón o unos correajes», detalla el investigador asturiano Alfonso Fanjul. Otra pieza importante, explica, es «un crisol de fundición de cobre», lo que les permitirá ver cómo fue evolucionando esa tecnología con el paso del tiempo.

Entre los restos de fauna, «una mandíbula de un herbívoro, una cabra o una oveja, que seguramente les servía de alimento, porque no parece un espacio para estabulación, al ser tan pequeño», detalla. Y además, algo muy importante: «Semillas». Y es que tras analizar esos restos de cereal y leguminosas se podrá conocer, por ejemplo, «si en su dieta conservaban la escanda o si ya hay algún cereal nuevo».

MUESTRAS DE POLEN
También han tomado muestras de polen para «completar una visión del paisaje campesino en la transición entre la Antigüedad y la alta Edad Media». No en vano, el proyecto de investigación lleva por título 'Formación y dinámica de los espacios comunales ganaderos en el noroeste de la península ibérica medieval: paisajes e identidades sociales en perspectiva comparada'. A partir del polen pretenden reconstruir el paisaje vegetal inmediato a la fortaleza en ese momento de ocupación. Otro objetivo es realizar una datación por medio del Carbono 14 para fechar de forma exacta ese momento de ocupación.

Con todos esos datos en la mano, y los resultados de los análisis sobre los «cientos de restos arqueológicos encontrados, una barbaridad para el tamaño de la cata», estarán en disposición de dar un montón de respuestas sobre la forma de vida en lo que podría ser la primera fortaleza del reino astur. «Se han localizado algunas necrópolis, como en Argandenes o Belmonte, y también una capa del siglo VI en el castillo de Gauzón, pero este yacimiento, por su tamaño y por su riqueza, es el más importante de Asturias en ese periodo», explica Fanjul. «No es normal que con un sondeo tan pequeño saquemos tanto material». Por eso, tras los análisis, su objetivo es realizar una excavación más amplia de la zona. «Estaría bien sacar la cabaña completa, porque suponemos que habrá más, pegadas a la muralla por su parte interior». 

La fortaleza, de carácter defensivo y situada en un «punto estratégico de acceso del valle del Nalón al centro de Asturias, mide 139 metros de longitud y 94 metros de ancho y, además de dos torres, cuenta con un aljibe de acceso a una fuente de agua.

25 de enero de 2017

Hallan el campamento romano que asedió y destruyó la ciudad de Cabezo Alcalá, en Azaila (Teruel)

La destrucción de la ciudad ibero-romana se produjo en plena guerras sertorianas entre los años 75 y el 69 a.C. Ocupó 2,2 hectáreas y tenía unas dimensiones de 152x140 metros. Ha sido descubierto gracias a la revisión de fotografías antiguas de dos vuelos americanos realizados en 1945 y 1956,
En todas las viviendas se encontraron materiales quemados y tejados hundidos. 
La ciudad iberoromana de Azaila fue destruida y aniquilada entre el año 75 y 69 antes de Cristo durante las guerras de Sertorio. Sus defensores, ya romanizados, montaron barricadas y aguantaron las embestidas de las legiones enviadas por la República de Roma para aniquilar el levantamiento ibérico aliado del pretor contra el poder de Roma. Con mucha probabilidad, la población civil fue evacuada antes de que el ejército romano lograra entrar en la ciudad, después de asediarla y atacarla desde un campamento situado a 160 metros de las murallas y que acaba de ser localizado por el arqueólogo Francisco Romeo, a su vez jefe de sección de prevención del Patrimonio cultural de la dirección general de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón .

Cómo fue destruido el Cabezo Alcalá de Azaila se sabe desde que se han estudiado sus cimientos, hechos cenizas. Fue incendiada por completo. "En todas las casas se han encontrado materiales quemados y tejados hundidos, y se ha podido reconocer un incendio muy potente y generalizado", explicó el arqueólogo. No es extraño, pues la devastación de las ciudades que se unieron a Sertorio contra el poder de la República de Roma "es común en todo Aragón", apuntó Romeo.

Que la ciudad fue destruida tras un asedio y un ataque dirigido desde un ejército acantonado es una teoría que ya defendió en 2004 Romeo, que ahora ha localizado el pequeño cuartel desde el que se dirigió la ofensiva definitiva sobre la ciudad. Ocupó solamente 2,2 hectáreas y tenía unas dimensiones de 152x140 metros. Precisamente desde allí, señaló, parte una rampa de asalto a la acrópolis que ya fue localizada en su día por Miguel Beltrán.

A raiz de una investigación personal, Romeo consideró en 2004 la posibilidad de que la ciudad hubiera sido objeto de un asedio durante las guerras sertorianas, pero su teoría fue cuestionada por otros investigadores, que fijaban su destrucción durante las guerras civiles de Pompeyo contra Julio César. La cuestión quedó sin dilucidar hasta la celebración en Lezuza (Cuenca) del Congreso Internacional de Cultura Material Romana en la Hispania republicana. Allí, la comunidad científica aceptó la datación realizada por Miguel Beltrán de los materiales asociados a la destrucción de Azaila, que sitúa entre el 75 y 69 antes de Cristo. Eso significa que ha quedado aceptado que el Cabezo Alcalá fue destruido en ese periodo, es decir, durante las guerras de Sertorio.


Una vez reconocida como válida la fecha de la destrucción de la ciudad iberoromana, el arqueólogo Francisco Romeo retomó su investigación. "Lo primero que hice fue revisar fotografías antiguas de dos vuelos americanos realizados en España en 1945 y 1956, y en el segundo de ellos pude reconocer un rectángulo en la zona baja de la acrópolis que podría corresponderse con un campamento", explicó. Y "al buscar otras fotografías antiguas, una de 1973, volví a reconocer el mismo rectángulo", así que impulsado por este descubrimiento Romeo decidió acudir al terreno, donde "vi que todavía se conserva alrededor del campamento un pequeño foso, que había sido interpretado por Juan Cabré como una estructura que limitaba la acrópolis, pues tiene solo 1,5 metros de ancho". Es tan pequeño que "nadie se había imaginado que podría pertenecer a una estructura de asedio", contó el arqueólogo. Sin embargo, recordó cómo "de un tiempo a esta parte se han excavado campamentos de cronología sertoriana que tienen fosos de 1,5 metros de ancho y profundidad", es decir, coincidentes en altura y anchura con el que rodea lo que parece el campamento desde el que el ejército romano atacaría a los últimos defensores de la ciudad.

MÁS CERCA DE LO PREVISTO
Para el propio investigador fue todo un descubrimiento, pues buscaba el acantonamiento militar más lejos de la ciudad. Ha sido una sorpresa que le ha animado a retomar la investigación. Reconoció que "lo buscaba más lejos, porque siempre pensaba en grandes campamentos, que en ocasiones llegan a las 60 hectáreas, como los campamentos consulares para varias legiones, donde el ejército pasaba el invierno?En este caso se trata de uno pequeño destinado al combate y que tiene 2,2 hectáreas de superficie". En su opinión, "es probable que no sea un campamento a modo de cuartel destinado al descanso del ejército", sino pensado "solo para tomar la ciudad". En cualquier caso, "deberemos confirmarlo y para ello hace falta excavar".

La intención del investigador es, primero, "prospectar sobre el terreno" para ver qué materiales aparecen". En cuanto llegue la primavera realizarán "vuelos con drones y cámaras especiales " para que, "mediante varios sistemas de teledetección" comprobar cuáles son las estructuras que aparecen bajo la superficie".

Romeo, que ya estudió el yacimiento de Cabezo Alcalá en 1997 con motivo de la tesis de licenciatura que realizó sobre los sistemas defensivos ibéricos en Aragón, ha retomado ahora la investigación, de tipo personal, pero que cuenta con el conocimiento y apoyo de la dirección general de Cultura y Patrimonio.

El descubrimiento de lo que parece un antiguo campamento romano ha venido a confirmar la tesis que ya apuntó doce años atrás en un artículo sobre el asedio de la ciudad ibérica. Entre otras cuestiones, entonces determinó que existían "elementos que indicaban que se había producido un asedio prolongado en el tiempo". No en vano, "existe una rampa de asalto identificada por Miguel Beltrán que va ganando en altura y se aproxima a la ciudad". La rampa "se superpone al barrio situado fuera de las murallas, en la zona baja, lo que significa que esa zona se habría abandonado". A esto se añade el descubrimiento reciente de un muro, presumiblemente realizado por el ejército atacante, que rodearía la ciudad y que "estaría destinado a impedir que los defensores pudieran recibir ayuda del exterior".

También han sido localizadas estructuras defensivas que demostrarían la teoría del asedio. "Existe una fotografía toma por Juan Cabré con las losas de una calle levantadas, lo que parece ser un recurso defensivo de los que se encontraban en la ciudad". Esto indicaría que "los defensores se atrincheraron para resistir y fortificaron el perímetro".

EVACUACIÓN CIVIL
Según el arqueólogo, "que se abandonara la parte baja de la ciudad, se destruyeran casas, levantaran losas de la calle para entorpecer el paso, se construyeran barricadas y que se resistiera hasta el final puede indicar además que la población civil fue evacuada".?Esta hipótesis defendida por Francisco Romeo "está pendiente de investigación y, por tanto, tiene que ser comprobada y confirmada".

En cualquier caso, recordó que "por otras fuentes se conoce que ésta era una práctica habitual" en la época y que "una ciudad con población civil capitula enseguida". Además, dijo, "el frente permaneció estable durante tres años", es decir, hubo tiempo suficiente tanto para sacar del peligro a mujeres, niños y ancianos, como para instalar un campamento de asedio.

A día de hoy también se desconoce la altura que llegaron a tener las murallas, porque del Cabezo Alcalá solo se ven los cimientos. Con todo, Romeo comentó que "actualmente puede parecer que fue una ciudad poco fortificada, pero obligó al ejército de Roma a realizar u asedio más o menos prolongado".

EL EQUIPO DE INVESTIGACIÓN TRABAJARÁ EN PRIMAVERA
El equipo de investigación que trabajará en las prospecciones del campamento romano descubierto en Azaila estará integrado, además de por el investigador Francisco Romeo, por los arqueólogos Miguel Beltrán y Luis Fatás, el arqueólogo y topógrafo Jorge Angás, que realizará la teledetección de estructuras mediante drones, y por Paula Uribe, profesora de arqueóloga en la Universidad de Salamanca.

29 de julio de 2016

Arqueólogos identifican asentamientos altomedievales en La Genestosa (Salamanca)

La campaña que la Universidad de Salamanca realiza en el yacimiento de ‘El Pueblito’, en la comarca salmantina de La Genestosa, ha descubierto estructuras en superficie de una comunidad campesina del S. VIII que podrían ser las primeras encontradas en la Meseta del Duero
Rubén Rubio Díez e Iñaki Martín Viso, investigadores principales del proyecto. FOTO: USAL.
“La historia escribe en las piedras, la piedra escribe la historia”, bien podría ser un lema de alguna de las casas de la exitosa serie televisiva ‘Juego de Tronos’. Pero no, se trata de lo que uno percibe en medio de la quietud de la dehesa de La Genestosa, localizada en la comarca de El Rebollar, al suroeste de la provincia de Salamanca y próxima a la localidad de Casillas de Flores. En este singular paraje de rebollos y suelo granítico Iñaki Martín Viso, investigador de Historia Medieval de la Universidad de Salamanca, trabaja desde 2012 identificando las huellas dejadas por núcleos poblacionales desde el inicio de nuestra Era Común, en el siglo I.

La novedad de esta cuarta campaña, desarrollada en el yacimiento de ‘El Pueblito’, es que las características de las estructuras halladas en las nuevas prospecciones sugieren que tal vez pudiéramos estar frente a los primeros vestigios encontrados en la Meseta del Duero de una comunidad campesina altomedieval del s. VIII, “período del que nunca hasta ahora se habían documentado ni encontrado restos en esta zona de la Península Ibérica”, explica Martín Viso a Comunicación Universidad de Salamanca. De ser así estaríamos ante todo un hito ya que se trata de un “fragmento profundamente desconocido y oscuro de la historia”, tanto que incluso “de esa falta de datos historiográficos y arqueológicos surgió una corriente que aboga por pensar en un despoblamiento generalizado de esta área tras el fin del período romano que se prolongaría hasta el momento de la repoblación en el s. XII”, subraya el profesor.


Con la prudencia que caracteriza a los hombres de Ciencia, Iñaki Martín muestra todas sus reservas y recuerda que hay que esperar hasta dentro de unos meses cuando los resultados de los análisis de radiocarbono de los sedimentos y cerámicas encontrados, junto con los paleomagnéticos (que ofrecen la historia geológica de un lugar determinado) y los palinológicos (que aportarán información sobre la vegetación y polen de la época) permitan una acotación cronológica exacta de los restos. “Es cierto que lo que hemos encontrado en esta campaña es diferente a las anteriores, pero hasta entonces no estaremos en disposición de poder afirmar nada”, ataja.

ESTRUCTURAS DE HÁBITAT ASOCIADAS A TUMBAS EXCAVADAS EN ROCA
Las prospecciones de años anteriores en el amplia área de la dehesa permitieron a los investigadores documentar restos de épocas romana (finales del s. I y s. II) y altomedieval (de finales del s. V a mediados del s. VII). Rubén Rubio Díez, arqueólogo de la USAL y codirector de la investigación, detalla que en los dos últimos sondeos abiertos en ‘El Pueblito’ se descubren estructuras de hábitat altomedieval claramente perceptibles en superficie y asociadas a “dos tumbas excavadas en roca localizadas a escasos metros de distancia que habíamos catalogado anteriormente y que hicieron que fijáramos nuestra atención en este lugar concreto. Queríamos saber más acerca de la relación entre los dos puntos”, explica.

Debemos viajar en nuestra mente, entonces, a un poblado rural campesino, articulado en torno al cauce del arroyo del Mazo de Prado Álvaro muy próximo a la frontera con Portugal. Para las gentes de esta zona marginal y aislada de las rutas de comercio las condiciones de vida se suponen en extremo duras. Con una actividad dedicada fundamentalmente a la agricultura y la ganadería y con altísimos porcentajes de mortalidad de mujeres en edad fértil e infantil.

Para esta comunidad, en la que un individuo de 30 o 40 años se encontraba ya en el ocaso de su vida, los espacios funerarios tendrían un valor añadido ayudándoles, tal vez, en la creación de la identidad del grupo residente, sirviendo de memoria de ancestros sobresalientes del grupo o, como una especie de marcador de derechos sobre el uso de espacios y los recursos de una zona determinada. Es significativo que las tumbas se sitúen próximas a los asentamientos y estén perfectamente señalizadas, “están diseñadas para que se vean”, aseveran los investigadores.

El reto ahora consiste en averiguar “si estos nuevos restos y estructuras halladas corresponden a los mismos momentos de ocupación datados en los yacimientos colindantes. Es decir, si son coetáneos o, por el contrario, pertenecen a diferente cronología” y, en ese caso, tratar de determinar “el tipo y función de los espacios y su modo de ocupación, así como su distinta cultura material que nos informará sobre el modo de vida de los que allí vivían”, añade Rubio Díez.

CERÁMICAS, TESTIGOS DEL TIEMPO
El contexto del suelo granítico en el que se cimientan los yacimientos constituye el principal obstáculo al que se enfrentan para recabar datos cronológicos que sitúen el asentamiento en una franja precisa de espacio y tiempo. La acidez propia de esta roca ha eliminado cualquier tipo de resto óseo, tanto humano como animal, que pudiera servir de patrón para la datación temporal.

Por ello, Martín Viso y Rubio Díez, junto con su equipo de investigación compuesto principalmente por doctorandos del grado de Historia de la USAL, así como por estudiantes procedentes de universidades mexicanas y portuguesas, se afanan en identificar los materiales y modos de construcción de las edificaciones, así como en recuperar fragmentos de metales y cerámicas domésticas. Serán precisamente estas cerámicas los ‘testigos del tiempo’, los elementos principales que situarán al equipo sobre la pista de la edad del asentamiento desenterrado.

En este sentido, Inés Centeno Cea, arqueóloga especializada en estudios cerámicos de la Universidad de Valladolid colabora desde el año pasado en las prospecciones de la USAL ayudando en la identificación de las cerámicas encontradas. La especialista señala que el modo de producción pseudoindustrializado, un poco ‘en serie’ por así describirlo, que se realizaba en época romana se verá interrumpido a partir del s. V con el colapso del Imperio. A partir de entonces, comienzan a facturarse piezas cerámicas mucho más manuales, en tornos más rudimentarios y con sistemas de producción más reducidos que presentan menor grado de belleza y perfeccionamiento técnico. Se tratará de producciones locales que tendrán escasos km. de recorrido e identificar fragmentos de este tipo en el sondeo permitiría acotar el tiempo.

“Los modos de facturación y de producción empleados en las cerámicas dejan evidencias en las piezas. Son perceptibles en sus paredes una serie de huellas de los instrumentos usados que nos ayuda a ajustar la cronología de las producciones, cotejando datos de acuerdo a la historia de la evolución de la cerámica”, argumenta la experta. A simple vista las piezas del yacimiento parecen indicar que son posteriores al s. V. ¿Podría tratarse del s. VIII? Nuevamente una llamada a la calma, “nos movemos en un espacio de tiempo muy impreciso y en una zona en la que no disponemos de guías fósiles que puedan situarnos. Tenemos que esperar a los análisis”, concluye Centeno.

‘EL REBOLLAR’ COMO MODELO SOCIAL POSTROMANO
En su conjunto, el trabajo de los investigadores de la Universidad de Salamanca en toda el área de la dehesa de la Genestosa, aportará información contrastada de un amplio período que permitirá ver los cambios y las transformaciones sufridas en varios siglos por aquellos “sectores sociales que no aparecen en los grandes relatos históricos, de los que nadie habla. De ese 99% de la población que no forma parte de la nobleza ni de las élites del poder de los comienzos de la época medieval”, matiza Iñaki Martín, responsable principal del proyecto.

Todas estas evidencias arqueológicas permitirán ver cómo se organizaban este tipo de comunidades en esos primeros siglos medievales en los que no había un Estado, un poder cercano, analizando un caso concreto a escala local. De momento, las actividades del ‘Grupo de Investigación Antigüedad Tardía y Alta Edad Media en Hispania de la Universidad de Salamanca’ ya han demostrado que la despoblación en esta zona de la Meseta del Duero no era tal. Que sí ha habido asentamientos continuados en el tiempo y en diferentes épocas. Comunidades rurales de las que tratan de esclarecer el tipo de aprovechamiento que hacían de su entorno natural y sus modos de vida.

Gentes a las que se les presuponen creencias profundas con la construcción de esas tumbas excavadas en piedra, una ardua labor que necesitaba de una planificación previa en el tiempo, una dedicación. Tumbas de las que todavía quedan interrogantes por resolver: ¿Estuvieron tapadas en algún momento? ¿Se compartían entre diferentes individuos de un mismo grupo? ¿Tendrían una finalidad temporal hasta que el cuerpo era trasladado a una necrópolis? No hay ni un sólo resto óseo encontrado que pueda confirmar o desmentir las teorías.

La dehesa de La Genestosa es en sí es todo un tesoro arqueológico que pone en valor el patrimonio histórico y cultural de la provincia de Salamanca. Un tesoro del que el granito se encarga de salvaguardar todo su misterio.

PARTICIPANTES DEL PROYECTO
La campaña de excavación se enmarca en el desarrollo del proyecto titulado “Colapso y regeneración en la Antigüedad Tardía y la Alta Edad Media: el caso del Noroeste peninsular”, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. Iñaki Martín Viso y Rubén Rubio Díez son los directores del estudio en el que colaboran el CSIC y la Universidad Complutense de Madrid en los análisis palinológico y los estudios de paleomagnetismo, respectivamente, así como las investigadoras Inés Centeno Cea (Universidad de Valladolid) y Marina Vieira (Centro de Estudos Arqueologicos das Univesidades de Coimbra e Porto –CEAUCP-).

(Fuente: Noticias CyL)

26 de enero de 2016

Las minas romanas de Castrocontrigo (León) podrían haber triplicado la producción de oro de Las Médulas

Arqueólogos de la Universidad de Salamanca anunciaron hace poco más de un año el descubrimiento de unas nuevas minas de oro romanas en el valle del Eria gracias al uso de la tecnología Lidar. Ahora se sabe que la producción de estas minas habría triplicado la cantidad de oro extraído en las Las Médulas.
El complejo minero tiene unas estructuras que aún se conservan sobre el terreno pero se aprecian con dificultad por la vegetación que las oculta. FOTO: LA INFORMACIÓN.
El valle de Eria, en León, dió a finales de 2014  uno de los grandes descubrimientos arqueológicos: los secretos de una gran mina de oro del Imperio Romano.

Javier Fernández Lozano es investigador de la Universidad de Salamanca, trabaja para el departamento de Geología y participó en este descubrimiento.


NOVEDOSA COMBINACIÓN 
"Hemos procesado todos los datos que nos han facilitado los láser aerotransportado con los que hemos trabajado y hemos aplicado un extra, los drones".

"Poder distinguir estos yacimientos a simple vista es muy complicado por culpa de la vegetación pero con esta metodología ha resultado mucho más fácil".

"Los drones nos han permitido conocer al detalle la zona y saber si se han explotado con anterioridad. Habitualmente en los trabajos arqueológicos ocurre un problema y es que no siempre hay buenos datos para trabajar".

"Mediante esta serie de técnicas hemos mejorado los datos que ya existían de la zona y ahora podemos visualizar cosas que antes era imposible y conocer, por ejemplo, los canales hidráulicos que sirvieron para explotar los yacimientos de oro. Y donde había buenos datos hemos aportado otros mejores".

Estos datos confirman por tanto que los romanos tenían un elaborado método de extracción sistemática que probablemente empleó a un grupo cualificado.

UNO DE LOS MAYORES COMPLEJOS MINEROS DE ORO DEL IMPERIO ROMANO
El valle del Eria es una zona en la que ya se conocía que había oro pero que debido a la cantidad de explotaciones de bosques, campos de cultivo, etc, tenía ocultas gran parte de sus yacimientos.

El Valle se encuentra entre la localidad de Castrocontrigo y la Cumbre de Teleno y en el se extienden más de 13.000 hectáreas de explotación minera.

Los cálculos más recientes han señalado que la suma de oro extraído en estas dos zonas señalan que la suma del oro extraído puede superar las 9 toneladas frente a los 3,5 y 5 toneladas que se habrían logrado en Las Médulas.


¿UN FUTURO GEOPARQUE?
En las comarcas de La Cabrera y Valdería es donde se asienta el yacimiento. Estas zonas se han visto condenadas, con el paso de los años,a la pérdida cada vez más preocupante de sus habitantes.

En 1950 alcazaron su máximo de vecinos pero con la emigración masiva del campo a las ciudades estas comarcas se quedan sin gente y no superan a día de hoy los 2.000 habitantes, nos cuenta Fernández-Lozano.

"Siendo de allí estoy viendo que aquello se muere. Por eso tenemos en mente la creación de un Geoparque, que puede suponer un gran atractivo para el público en general y es una forma de potenciar el turismo gracias a la financiación".

Un Geoparque es una zona protegida y una figura que ofrece la UNESCO a los territorios que tienen un especial interés geológico y cultural.