google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Alfonso Fanjul Peraza
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10 de enero de 2023

Hallan nuevos restos humanos de las guerras cántabras en Suarías

Los arqueólogos amplían la cronología del yacimiento de Suarías, con al menos ocho cuerpos, armas y una ingente cantidad de animales
A la izquierda, una de las piezas de bronce del cinturón localizado en Suarías y, a la derecha, su hebilla.

La cueva de La Cerrosa-Lagaña, un conducto de unos sesenta metros situado en Suarías (Peñamellera Baja), sigue hablando de la Edad del Hierro en Asturias, ofreciendo el excepcional testimonio de un «espacio único», en palabras de Alfonso Fanjul Peraza, al frente de la intervención arqueológica realizada en la sima junto con Susana de Luis Mariño.

Liderando un equipo multidisciplinar compuesto por investigadores del CSIC y de las Universidades de Oviedo, Santiago y la Complutense, su última campaña ha sacado a la luz nuevos restos humanos (parte del cuerpo de una mujer adulta), además de «una pieza clave del que posiblemente sea el cinturón romano mejor conservado de España», cuyos primeros elementos fueron localizados en 2020.

Aquel año, de la sima de Suarías salieron cuatro placas de bronce decoradas que irían remachadas en ese cinturón y que se asemejan a las recuperadas en los campamentos romanos de la línea de circunvalación de Numancia. Pues bien: ahora los arqueólogos creen que de esta nueva pieza, su hebilla, «se suspendería la vaina de un puñal que también fue localizada entonces».

Junto a ella, acaban de aparecer recipientes cerámicos que se suman a los hallados hace dos años, aunque el material arqueológico más abundante del yacimiento es, de largo, el correspondiente a la fauna, con «una ingente cantidad de animales de toda la cabaña ganadera, además de otros salvajes como el corzo o incluso el oso, allí depositados».

Desde que el equipo comenzase a excavar en La Cerrosa, sus trabajos han revelado el uso del espacio como «un lugar probablemente ritual de la Primera Edad del Hierro (al localizar dos cráneos de mujeres jóvenes) y del final de la Segunda Edad del Hierro, al encontrar otros restos humanos y una panoplia militar única en el Cantábrico». Armas como cuatro lanzas vinculadas al ámbito indígena prerromano o al militar romano, de manera que la principal hipótesis es que estarían relacionadas con las guerras cántabras. Y, junto a dos camas de freno de caballo idénticas, hallaron también varias piezas vinculadas con el adorno y cuidado personal, como una excepcional fíbula de bronce en omega y una navaja, posiblemente de afeitar, además de otras asociadas al sacrificio, como un cuchillo de hoja larga y estrecha.

Una «extraordinaria riqueza arqueológica» de la que aún quedan muchos misterios por desentrañar, aunque las nuevas dataciones del carbono 14 han ampliado ya tanto la cronología del yacimiento (ahora sabemos que fue utilizado para depositar cuerpos desde el Neolítico final a la tardorromanidad) como el número de individuos (contando un mínimo de ocho, de distintas edades, al incluir restos de un bebé, niños, adolescentes y adultos).


Espacio ritual
Así que la idea con la que trabajan Alfonso Fanjul y los suyos es que estamos ante «un lugar utilizado a lo largo de milenios como un espacio, seguramente, límite entre lo terrenal y lo espiritual» y en el que «los cuerpos fueron depositados por distintos motivos según la época, ya que la concepción del espacio subterráneo fue cambiando a lo largo del tiempo».

Con respecto a su uso durante la Segunda Edad del Hierro, el equipo investigador piensa que «seguramente estuvo relacionado con las guerra cántabras, un momento de crisis en el que la población volvió a realizar rituales en las cuevas y en el que se solían elegir espacios subterráneos ya utilizados en el pasado. Puede que se tratase de un depósito ritual, un enterramiento con ajuar o un sacrificio humano. Solo futuros estudios nos lo dirán».

26 de julio de 2017

Hallan un asentamiento con cientos de restos arqueológicos dentro de la fortaleza de Tiñana

El sondeo realizado saca a la luz una cabaña de la época tardoantigua que «aportará importantes datos sobre la forma de vida durante los orígenes del Reino de Asturias»
Recreación de una fortaleza similar a la de Tiñana realizada por la empresa valenciana Aescala para el Museo de Asturias.
El momento de transición entre la Antigüedad y la alta Edad Media es una época muy oscura. En Asturias, en ese momento, entre los siglos V y VIII, fue el del nacimiento de la aristocracia que dio lugar al Reino de Asturias,y apenas se conocen asentamientos que permitan saber cómo era la vida de los habitantes de la región en aquella época. Hasta ahora. 

El hallazgo de un asentamiento, una cabaña, con «cientos de restos arqueológicos» en el interior de la fortaleza de Tiñana, en Siero, permitirá a los investigadores «aportar datos sobre la vida de las poblaciones asturianas en este momento de transición histórico, la génesis del Reino de Asturias». El proceso para sacar a la luz todos los secretos de esta fortaleza, conocida como Castiello de Fozana, localizada en 1957, pero clasificada en su momento como asentamiento castreño, no ha hecho más que empezar.

A lo largo de tres días, el equipo que dirigen los profesores Pablo C. Díaz e Iñaki Martín Viso, con la colaboración de Luis R. Menéndez Bueyes y el arqueólogo Alfonso Fanjul Pedraza, en un proyecto del Ministerio de Economía y Competitividad en colaboración con la Universidad de Salamanca, realizaron un sondeo en lo que tienen identificado como el interior de la parte fortificada, hallando un muro de lo que sería uno de los pocos ejemplos de una zona de hábitat en ese periodo. 

NUMEROSOS RESTOS
Una cabaña en la que, carbonizados, aparecieron numerosos restos de fauna, cerámica, escorias de producción metalúrgica y apliques de bronce, que en uno de los casos parece que estaba sujeto a una pieza de cuero carbonizada. «Probablemente un cinturón o unos correajes», detalla el investigador asturiano Alfonso Fanjul. Otra pieza importante, explica, es «un crisol de fundición de cobre», lo que les permitirá ver cómo fue evolucionando esa tecnología con el paso del tiempo.

Entre los restos de fauna, «una mandíbula de un herbívoro, una cabra o una oveja, que seguramente les servía de alimento, porque no parece un espacio para estabulación, al ser tan pequeño», detalla. Y además, algo muy importante: «Semillas». Y es que tras analizar esos restos de cereal y leguminosas se podrá conocer, por ejemplo, «si en su dieta conservaban la escanda o si ya hay algún cereal nuevo».

MUESTRAS DE POLEN
También han tomado muestras de polen para «completar una visión del paisaje campesino en la transición entre la Antigüedad y la alta Edad Media». No en vano, el proyecto de investigación lleva por título 'Formación y dinámica de los espacios comunales ganaderos en el noroeste de la península ibérica medieval: paisajes e identidades sociales en perspectiva comparada'. A partir del polen pretenden reconstruir el paisaje vegetal inmediato a la fortaleza en ese momento de ocupación. Otro objetivo es realizar una datación por medio del Carbono 14 para fechar de forma exacta ese momento de ocupación.

Con todos esos datos en la mano, y los resultados de los análisis sobre los «cientos de restos arqueológicos encontrados, una barbaridad para el tamaño de la cata», estarán en disposición de dar un montón de respuestas sobre la forma de vida en lo que podría ser la primera fortaleza del reino astur. «Se han localizado algunas necrópolis, como en Argandenes o Belmonte, y también una capa del siglo VI en el castillo de Gauzón, pero este yacimiento, por su tamaño y por su riqueza, es el más importante de Asturias en ese periodo», explica Fanjul. «No es normal que con un sondeo tan pequeño saquemos tanto material». Por eso, tras los análisis, su objetivo es realizar una excavación más amplia de la zona. «Estaría bien sacar la cabaña completa, porque suponemos que habrá más, pegadas a la muralla por su parte interior». 

La fortaleza, de carácter defensivo y situada en un «punto estratégico de acceso del valle del Nalón al centro de Asturias, mide 139 metros de longitud y 94 metros de ancho y, además de dos torres, cuenta con un aljibe de acceso a una fuente de agua.

25 de mayo de 2017

Hallan restos humanos y útiles de la Edad del Hierro en una cueva de Suarías (Asturias)

La pieza más llamativa es una punta de lanza de 30 centímetros, pero en la gruta de Peñamellera Baja también hay piezas de cerámica y una gran colección de fauna
Alis Serna, en el Museo Arqueológico, muestra la punta de lanza
encontrada en Peñamellera Baja. A su lado, Alfonso Fanjul.

Parece «un basurero de la Edad del Hierro completamente intacto». Así lo describe el arqueólogo asturiano Alfonso Fanjul Peraza, que se encarga en los últimos meses de estudiar este yacimiento, hallado en diciembre de 2016 por el espeleólogo Alis Serna Gancedo mientras realizaba una exploración deportiva de varias cavidades del concejo de Peñamellera Baja, en el Oriente asturiano. En una de ellas, el deportista cántabro, que es además arqueólogo y ha realizado numerosos estudios sobre hallazgos en cuevas en la comunidad vecina, se encontró en superficie una serie de objetos y restos óseos, que han resultado ser de la Edad del Hierro, esto es, de entre los siglos V y I antes de Cristo. Los investigadores han confirmado que se trata de restos humanos, hallados en superficie, entre ellos un gran fragmento de cráneo y, a su lado, varios dientes, aún sin datar ni estudiar. También han aparecido piezas de cerámica y «una potente colección de fauna».

Según explicaba ayer Alfonso Fanjul, que también participaba en aquella excursión espeolológica y fue avisado por su compañero del hallazgo, «la cueva constituye un ejemplo excepcional en Asturias de ocupación subterránea tardía dentro de la Prehistoria reciente y, teniendo en cuenta la calidad y la cantidad de las piezas, así como la escasez de yacimientos en cueva de esta época, podríamos decir que el yacimiento descubierto no tiene parangón en Asturias, donde la presencia de un vertedero protohistórico intacto, con cerámicos y fauna de la Edad del Hierro sobre el que aparecen en superficie una punta de lanza perfectamente conservada y restos humanos, convierten a este yacimiento en la gran cueva de la Edad del Hierro asturiana». Añade que el único paralelo claro está en Lledías, en Llanes, al que se podría sumar -con varios siglos de mayor antigüedad- la sima de Fuentenegroso, en la sierra del Cuera.

ANÁLISIS DE ADN y CARBONO 14
Los descubridores comunicaron el hallazgo a la Consejería de Cultura, que envió una semana después a dos arqueólogos del servicio de Patrimonio para realizar una visita técnica. Trasreconocer los restos, se trasladó la punta de lanza al Museo Arqueólogico de Asturias, donde quedó depositada. La pieza, «excelentemente conservada», mide 30 centímetros de longitud, es de sección plana y dispone de un mango de madera circular. Al pasar casi cinco meses desde el hallazgo sin que los descubridores hayan recibido el encargo de realizar una actuación de emergencia -tal y como exige la Ley de Patrimonio- y ante el riesgo de que el yacimiento sea saqueado, han dedicido presentar un proyecto y solicitar esa actuación de emergencia. En la misma se plantea una topografía de todo el yacimiento, la recuperación y estudio de las piezas y la obtención de muestras para realizar una datación con Carbono 14, aprovechando que la punta de lanza mantiene inctacta la madera del arma. Igualmente, plantean un presupuesto para realizar un análisis de ADN y un estudio antropológico de los restos humanos para poder datarlos y confirmar su importancia arqueólogica.

«Preferimos no dar el nombre de la cueva ni su ubicación exacta para evitar posibles expolios», explicaba Fanjul, quien de todas formas cree que es necesario realizar «cuanto antes» esa intervención de urgencia para recuperar los restos, que siguen en el mismo lugar donde fueron encontrados a finales del año pasado.

16 de mayo de 2014

Asturias pierde financiación americana para dos excavaciones arqueológicas

La Universidad norteamericana de Columbia, dentro del proyecto de Escuela Internacional de Arqueología, tenía previsto invertir este verano unos 30.000 euros en dos excavaciones arqueológicas en Asturias, una en el yacimiento medieval de Faro (Oviedo) y otra en el Pico Castiellu, en Siero. Sin embargo, los movimientos de las administraciones públicas del Principado han motivado la retirada del apoyo a estos trabajos, cuya inversión irá finalmente a dos campañas arqueológicas en Francia.
Excavaciones en el yacimiento de Faro (Oviedo) de 2013. Foto: ARCHEOLOGICAL INSTITUTE OF AMERICA.
El caso más chocante es el del yacimiento de Faro, en Oviedo, donde un equipo de investigadores liderado por el arqueólogo Alfonso Fanjul Peraza llevaba cuatro años trabajando en busca de vestigios de las cerámicas de los siglos XI y XII. La Universidad de Columbia ya había aportado fondos y estudiantes con anterioridad, y seguiría haciéndolo este año si el proyecto no hubiera cambiado de manos. Fanjul denuncia que el Ayuntamiento de Oviedo, que también ha estado financiando estos trabajos «se lo ha entregado a la empresa Gecuna, afín a Izquierda Unida», y que sería uno de los puntos del acuerdo entre el gobierno popular y la coalición a cambio de su abstención para aprobar las cuentas municipales.

La doctora Megane Clarke, directora de la Escuela Internacional de Arqueología, considera «éticamente reprochable» el proceder del Ayuntamiento, y asegura que no quiere implicarse «en ningún escándalo relacionado con tratos a favor de empresas o con política regional», por lo que este año no participarán en las excavaciones ovetenses, de las que hasta ahora había sido una parte activa.

SIN PERMISO LEGAL
El otro proyecto sin financiación está en Tiñana, en el concejo de Siero. Allí, el equipo de Fanjul había localizado unos restos que, aunque inicialmente se pensaba que pertenecía a un castro, una revisión hacía pensar que en realidad eran parte de una fortaleza militar de los orígenes del reino de Asturias. La universidad americana había reservado 15.000 euros para poder arrancar los trabajos en Siero este año, sobre todo por el interés que despierta en Estados Unidos el período de formación de los reinos hispánicos, pero el Principado no ha concedido el permiso para poder realizar la excavación. «El proyecto está bien presentado y no pedimos dinero», asegura Fanjul, que cree que la negativa se debe «a temas políticos y personales».

Clarke considera «decepcionante» la respuesta de las instituciones a su intención de «consolidar en Asturias nuestro proyecto de escuela». Y, en lugar de a Oviedo y a Siero, el dinero que Columbia iba a invertir en Europa se irá directamente a Francia. Allí colaborarán con otras dos campañas arqueológicas.

Mientras, Fanjul explica que intentará continuar el proyecto de Faro «fuera de la línea oficial», pero Tiñana, de momento, no se podrá llevar a cabo mientras Cultura no dé luz verde al inicio de las excavaciones.

(Fuente: El Comercio / Ruth Arias)