google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Universidad de Valladolid
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4 de noviembre de 2024

Un puñal de Pintia para iluminar el tiempo de los celtas

El investigador Roberto Matesanz descifra la iconografía de un pomo vacceo hallado en Padilla de Duero, en 1986, descubriendo un calendario con el que releer otros objetos de la céltica europea
Dibujo e imagen de una parte del pomo hallado en PintiaCEVFW

Hay pasajes de la historia que tardan siglos en sacudirse el polvo del tiempo, y ni siquiera revelan sus secretos al ser recuperados para la memoria colectiva. Exhumados sus restos, depositados quizá en algún museo arqueológico, son contemplados cada día por cualquiera sin que nadie sea consciente de los arcanos que encierra. Eso podría decirse de uno de los hallazgos realizados en 1986 en la tumba número 32 de la necrópolis de Las Ruedas, en Padilla de Duero (Valladolid), en el conjunto arqueológico de Pintia. Allí se conservaba una urna cineraria junto a varios objetos que parecían pertenecer al ajuar de un guerrero vacceo: entre ellos, junto al broche de un tahalí, el pomo de un puñal de tipo Monte Bernorio del siglo III antes de Cristo, en plena Edad del Hierro.

A lo largo de estos años, diferentes especialistas interpretaron de forma variada las escenas, tanto la que incluye trece animales desfilando en el borde superior del pomo como la que adorna el reverso, simétrica en su composición, en la que se despliegan tres misteriosas figuras zoomórficas, cuatro animales identificados como suidos –jabalíes o verracos domésticos, como la docena que ocupa el canto– y sendas escenas de combate en los márgenes. Interpretaciones que dotaban a la pieza de una significación económica o productiva, o le asignaban una lectura que apelaba al coraje y la ferocidad propios de la sociedad vaccea. Hasta ahora.

Porque el investigador de la Universidad de Valladolid Roberto Matesanz Gascón ha conectado la rica y misteriosa ornamentación del reverso y el canto del pomo –los motivos geométricos se extienden por el anverso– con el calendario lunisolar celta de finales de la Edad de Hierro, que dividía el año en dos semestres, cuatro estaciones y doce meses –cada uno con dos quincenas separadas por el plenilunio– a los que había que sumar, de forma periódica, uno intercalar para sincronizar las fases –12 lunaciones suman 354 días, de ahí la necesidad de añadir días para sincronizar con el año solar–. Tanto días como meses y años se dividían, a su vez, en dos mitades, una nocturna u oscura y otra diurna o luminosa. Sus eras eran de 30 años.

Una organización del tiempo que se ha podido reconstruir, recuerda el experto, en base a antiguas referencias literarias como Julio César (Guerra de las Galias) y Plinio (Historia Natural), hallazgos como el calendario galorromano de Coligny (siglo II d.C.) y tardías tradiciones gaélicas que apuntan al 1 de noviembre como el inicio del calendario (Samain), comenzando la parte oscura del año, con festividades el 1 de febrero (Imbolc), 1 de mayo (Beltaine) y 1 de agosto (Lugnasad), las cuatro estaciones ya contempladas en los primeros siglos de nuestra era por los pueblos celtas de Irlanda.

«El pomo no solo es el documento iconográfico más importante que existe para comprender cómo concebían los pueblos célticos de toda Europa su ciclo anual durante la protohistoria, sino que, por eso mismo y porque es un objeto cuyo riquísimo programa figurativo se conserva prácticamente completo, es la piedra angular que nos permitirá analizar muchos otros objetos arqueológicos con una composición mucho más sencilla en su ornamentación. Sin las claves interpretativas que proporciona el equipo metálico de la tumba 32 jamás vislumbraríamos su posible significación calendárica», expone Matesanz Gascón, que traza conexiones con otros hallazgos como el llamado ‘Vaso de los Lobos’ de Rauda (Roa, Burgos) o el pectoral lusitano en forma de lúnula de Chao de Lamas.

El historiador, que ya ha defendido su trabajo en foros como la Real Academia de Bellas Artes de Valladolid, de la mano de académicos como Germán Delibes y Eloísa Wattenberg, así como en publicaciones como el Anuario del Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg o la prestigiosa Paleohispánica –dependiente de la Institución Fernando El Católico, adscrita al CSIC–, asegura que la investigación iniciada hace ya más de dos años «apenas acaba de comenzar», habida cuenta de «toda la luz que la iconografía del pomo pintiano vierte sobre otros hallazgos arqueológicos o sobre textos antiguos».

Cuál pudo ser la motivación de quien hizo labrar el hierro naviforme: en una sociedad eminentemente ágrafa como era la vaccea, plasmar los ciclos temporales de una forma visual era un «mecanismo de conservación y transmisión de dicho conocimiento». Quien controlaba el tiempo en aquellas sociedades controlaba aspectos fundamentales como las actividades productivas, desde la siembra a la recolección; también las festividades o la vida pública, desde la duración de las sanciones al tiempo en el que un individuo podía ostentar un cargo. Si en la antigua Roma esa misión recaía en los sacerdotes del Collegium Pontificum, era la clase sacerdotal druídica la que se ocupaba de ello entre los celtas, explica el historiador.

«La necesidad de medir el tiempo es un anhelo universal», apunta el arqueólogo Carlos Sanz Mínguez, profesor de la Universidad de Valladolid y fundador y director del Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg. «La interpretación calendárica es una hipótesis muy coherente y plausible. Existían calendarios vinculados a las élites y esta pieza contiene un conjunto interpretativo completo, con todos los segmentos temporales incluidos, cuando en otros casos es mucho más fragmentario», matiza el que es desde 1985 máximo responsable de las excavaciones en Pintia.

¿Cómo interpretar la iconografía del pomo? 
Según Matesanz Gascón, los suidos, animales de hábitos nocturnos, funcionarían como marcadores de las distintas subdivisiones temporales. Una figura simbólica asociada a la luna, referencia «básica de cómputo en los calendarios lunares y lunisolares».

Al fijar la mirada a uno y otro lado del reverso del pomo se aprecian sendos círculos reticulados junto a dos grandes jabalíes que representarían cada semestre del año: las figuras del lado derecho tienen un contorno doble y las del lado izquierdo, un contorno simple. «Las primeras denotan la parte inicial del año y las segundas, su parte final. Esta dicotomía que opone un mismo motivo trazado con un contorno simple o doble, asociada a conjuntos duodecimales en composiciones iconográficas más sencillas, también aparece sobre objetos prehistóricos de Europa central y de las islas británicas», subraya el historiador vallisoletano. Los combates, apunta, podrían representar tanto duelos celebrados en distintas festividades del calendario como episodios mitológicos en los que se enfrentasen las fuerzas de la luz y de la oscuridad.

En la embocadura del pomo, encarnando las estaciones celtas, otros cuatro suidos desfilan de derecha a izquierda, haciéndose sus cuerpos más abultados a medida que avanza la escena. Una evolución que invita a pensar en que es en el lado diestro donde está representado el comienzo del año.

Y en el canto, a cada lado de la escotadura central, avanzan ordenadas seis bestias, rematando la composición en el extremo izquierdo un decimotercer animal que Matesanz Gascón identifica como un mustélido que encara al resto de suidos, y que él interpreta como el citado mes intercalar. Asimismo, en la parte diestra, la que representa el lado oscuro del año, una figura muy diferente a la del resto de jabalíes o verracos ocupa el cuarto lugar, el correspondiente a la segunda estación del año céltico (Imbolc). Parece un tejón, señala el investigador, que recuerda la costumbre en regiones de Europa central ocupadas en la antigüedad por pueblos celtas de celebrar el 2 de febrero el Día del Tejón como despedida del invierno.

El investigador ilumina las sombras y establece conexiones para armar un relato en el que afloran nombres como el de Estrabón, que en su Geografía aludía a un ‘dios innominado’ celtíbero que era venerado de noche en los plenilunios. «En el ámbito celta, las dos quincenas del mes, que comenzaría con la luna nueva, parecen haber estado separadas por el plenilunio», advierte el estudioso, que dirige la atención al reverso del pomo, a su centro, a los dos conjuntos de 15 molduras que flanquean una figura zoomórfica. «Es la divinidad mencionada por el geógrafo e historiador griego, un icono que desde un punto de vista arqueológico aparece documentado entre esos pueblos peninsulares que él llamaba ‘los celtíberos y sus vecinos del norte’, entre turmogos, cántabros, astures o vacceos», asevera Matesanz Gascón.

Hoy, el «soberbio» pomo descansa como un tesoro más en una vitrina del Museo de Valladolid, sin reclamar gran atención para sí. «Es la mejor pieza de la época prerromana», sentencia un Sanz Mínguez preocupado por el posible deterioro de la reliquia pintiana: desde la restauración que hiciera Cristina Escudero a finales de los ochenta, el óxido ha hecho saltar del hierro la pequeña figura de un pájaro. «Sería conveniente exhibir una réplica y conservar el original en una atmósfera neutra, sin oxígeno, para evitar la corrosión», sugiere el director del Centro de Estudios Vacceos.

‘Un producto conservador del espíritu humano’
En la cabeza de Matesanz Gascón resuenan las palabras del arqueólogo Paul-Marie Duval (1912-1997), a quien cita para explicar el horizonte que se abre al descifrar la iconografía del pomo pintiano, por las conexiones que permite con otros tesoros del pasado: ‘Entre los productos del espíritu humano, no hay nada más conservador que el calendario’. Conexiones cercanas, como con el ‘Vaso de los Lobos’ de Rauda –a unos 20 kilómetros en línea recta de Padilla–, o más lejanas, con broches de tipo Miraveche, monedas britanas o estandartes galos cuya iconografía incluye la presencia de jabalíes o de series duodecimales.

8 de octubre de 2024

El yacimiento vacceo de Bamba, amenazado por unas obras de la Junta de Castilla y León

El Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg denuncia los daños causados al oppidum vacceo de El Viso de Bamba, en Zamora por las obras de instalación de depósitos de agua, unas obras que fueron autorizadas por la Comisión de Patrimonio de la Junta de Castilla y León.
El punto amarillo en la imagen señala el punto de destrucción.

Según denuncia la institución a través de sus redes sociales, el proyecto de instalación de grandes depósitos de agua para abastecer a varios municipios del alfoz de Zamora está afectando gravemente a la integridad de este bien y parece obviar que en el imponente cerro testigo de El Viso se implantó una ciudad vaccea de la Edad del Hierro, que algunos identifican con la Arbucola de las fuentes clásicas, destruida por el cartaginés Aníbal en el 220 a.C.

La comunidad de Castilla y León cuenta con una nómina de en torno a 28 000 yacimientos arqueológicos, pero de ellos solamente 138 están distinguidos como Bienes de Interés Cultural (BIC), en su figura de Zona Arqueológica, bienes estratégicos de especial relevancia. De esos 138, solamente 6 son ciudades vacceas: 4 en la provincia de Valladolid (Pintia, Tiedra, El Soto de Medinilla y Valoria la Buena), 1 en la de Palencia (Palenzuela) y 1 más en la de Zamora (El Viso, Bamba).

"No puede ser de ninguna manera que el único asentamiento vacceo de la provincia de Zamora, catalogado como estratégico y protegido desde 1980 (fecha de incoación del expediente, resuelto en 2013), se vea sometido a esta destrucción sistemática. Primero fue una. antena o repetidor de señal de TV/radio, ahora un depósito de agua. ¿En el futuro un parque eólico o de placas solares?"

"Respetemos la Historia y nuestro pasado. Es incomprensible la destrucción realizada. Confiamos en que no se siga adelante y en que se depuren responsabilidades en relación a los daños ocasionados", concluye el comunicado de la entidad adscrita a la Universidad de Valladolid.

9 de agosto de 2024

Sacan a la luz un asentamiento de la Edad de Bronce en Tafalla (Navarra)

Entre los hallazgos destacan restos de dos inhumaciones, un conjunto de vasos cerámicos y 6 kilos de lingotes de cobre que permiten documentar actividades rituales y económicas de la época.
Conjunto de lingotes de cobre con un peso cercano a los 6 kilos

La explotación de una gravera en el término de Ceda –La Celada en Tafalla para dar servicio a la construcción de la línea de Tren de Altas Prestaciones entre Zaragoza y Pamplona ha sacado a la luz un asentamiento temporal de la Edad de Bronce que ha permitido documentar actividades rituales y económicas de la población prehistórica navarra.

Los trabajos de excavación, que se realizan en colaboración con la Dirección General de Cultura – Institución Príncipe de Viana, se han llevado a cabo entre 2020 y 2023 por Adif en una zona de préstamos de gravas y han permitido descubrir en una superficie de 2 hectáreas un conjunto de 130 estructuras. Éstas consisten en sencillos rebajes en el terreno de morfología diversa, donde se han encontrado distintos elementos: agujeros de poste de dos cabañas, silos, hogares, fuegos, etc. El yacimiento, que se fecha en la Edad del Bronce a mediados del IIº milenio a.C., fue un pequeño hábitat temporal de corta existencia, un tipo muy habitual durante la Prehistoria reciente en la Comunidad Foral.

Esta clase de yacimientos, conocidos como “campos de hoyos”, se erigieron con estructuras perecederas, por lo que no se han llegado a conservar sus restos constructivos (viviendas, suelos, cercados, etc.) debido a su fragilidad y al efecto de la roturación. Sin embargo, han permitido documentar los restos de los enseres y datos significativos sobre los modos de subsistencia, condiciones ambientales, tecnología, etc. de sus habitantes. Sin embargo, la excavación en extensión permite que afloren numerosa información y en ocasiones descubrimientos inesperados.

Finalizados los trabajos arqueológicos en el yacimiento, los restos descubiertos han pasado a conservarse en los Fondos de Arqueología del Gobierno de Navarra, donde están siendo objeto de restauración. Al mismo tiempo, se está llevando a cabo un estudio científico a través de la colaboración entre la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana y Adif. En el mismo, están participando técnicos del Servicio de Patrimonio Histórico, de Olcairum, S.L. y de diversos centros de investigación (Universidades de Valladolid y Autónoma de Madrid, CSIC, etc.). Los trabajos incluyen la datación radiocarbónica, análisis de metales y de su procedencia, tecnología de elaboración de cerámica, residuos orgánicos, arqueofauna, antropología, etc.

Hallazgos
Entre los hallazgos efectuados, destacan los restos de dos inhumaciones de la Edad del Bronce, las más antiguas conocidas de la localidad.

Además, se ha encontrado el grupo de vasos cerámicos más completo de Navarra de la Edad del Bronce. Gran parte de estas cerámicas se han hallado íntegras, fueron depositadas simultáneamente y finalmente selladas, lo que probablemente represente un acto de carácter ritual del que aún se desconoce su significado ya que no existen paralelos. Los estudios sobre tecnología y residuos permitirán aportar luz para su comprensión.

También se ha descubierto un conjunto de lingotes de cobre con un peso cercano a los 6 kilos, que constituía una pequeña fortuna para la época. Este hallazgo, que supone un caso único en la Comunidad Foral y en el noroeste de España, se comparará con otros descubrimientos realizados al norte de los Pirineos para conocer las circunstancias del abandono de esta fortuna.

La excavación y estudio de Ceda-La Celada constituye un caso único para conocer cómo vivía una comunidad del IIº milenio a.C. en Navarra ya que se han documentado actividades rituales y económicas hasta la fecha insospechadas.
(Fuente: Cultura Navarra)

7 de noviembre de 2023

Claves para la datación de la villa romana de Flavia Augusta (Burgos)

La Facultad de Química de la Universidad de Valladolid colabora con el proyecto y se encargará de llevar a cabo los análisis de las pinturas murales de la conocida como "Casa de las Flores", mientras que un laboratorio de Vilna (Lituania) datará la villa romana con el carbono 14.
Hallan en Flavia Augusta la clave para descubrir su antigüedad - Foto: VALDIVIELSO.

La actual campaña de excavación en el yacimiento de la ciudad romana de Flavia Augusta, en concreto en una habitación de la denominada Casa de las Flores, finalizará en los próximos días y deja al equipo de expertos implicados con mejor sabor de boca del esperado. Además de haber comprobado que la vivienda se vino abajo de manera natural y no fue derribada -han aparecido caídas las placas de pinturas y sobre ellas el muro- han dado con la fórmula -mejor dicho elemento químico- que resolverá el misterio que envuelve la datación del momento de su construcción.

El importante hallazgo tiene nombre y apellido: carbono 14, y según explica la directora del proyecto y arqueóloga, Esperanza Martín, es un «isótopo radioactivo del carbono que se puede emplear como testigo de la antigüedad de una muestra de origen orgánico» y determinar la edad de materiales que lo contienen hasta unos 50.000 años atrás. «Lo hemos encontrado por todas partes de la casa porque el suelo lo construyeron con materia orgánica, pero el carbono 14 en concreto apareció en una de las paredes de la construcción», expone. Al tratarse de piezas tan antiguas en espacios altamente maltratados «en ciertas ocasiones resulta bastante complicado descifrar la fecha que levantaron un edificio y nos guiamos por cuestiones estéticas, ya que cada modelo decorativos está englobado en una época concreta de la historia», añade. La Facultad de Química de la Universidad de Valladolid colaborará con el proyecto y se encargará de llevar a cabo los análisis de las pinturas, mientras que un laboratorio de Vilna (Lituania) lo hará del carbono.

Por otro lado, entre los restos de la pequeña estancia -de unos nueve metros cuadrados de dimensión- han desenterrado por primera vez muestras pintadas que imitan mármol, un resultado que ha sorprendido al conjunto del equipo porque este tipo de reproducciones «no son como las que vemos aquí. Considero que las de esta edificación cuentan con unas características bastante raras, con líneas pintadas en zigzag y puntos. Normalmente esta imitación no es así, sino con líneas más rectas y rojas», explica. Asimismo, sostiene que aunque los propietarios de la vivienda tuvieran un nivel adquisitivo alto, «el hallazgo de piezas simulando a otros modelos de mármol del resto de Hispania indica que no tanto como pensábamos».

Martín confía en que los trabajos de campo y laboratorio continúen en los próximos años con ayuda de las administraciones porque «obtendremos todas las piezas para el puzzle final. Nos están saliendo todo tipo de motivos iconográficos que abundan en el conocimiento de la pintura mural en zonas rurales, a pesar de que Flavia Augusta fue un asentamiento de primera importancia». Además de las imitaciones de mármol, han brotado entre lo más profundo de la tierra pinturas simulando flores que «hasta el momento permanecían desconocidos en este mundo, un hecho que implica continuar acumulando más granitos para conocer la historia romana de este espacio», aclara.

Un artista muy observador. 
Entre las figuras dibujadas que han aparecido a lo largo de estas semanas, «motivos totalmente únicos», dejan entrever que el artista, además de inventar, plasmaba lo que le rodeaba en el entorno.

Limpiar y digitalizar las piezas del puzzle
Durante la pasada campaña de excavación, los arqueólogos y voluntarios consiguieron dar con la pintura mural que decoraba hace unos 2.000 años una de las habitaciones de una casa en Flavia Augusta y sustraer parte de las piezas, pero no todas, por lo que las actuaciones en la nueva intervención se han centrado en recuperarlas, limpiarlas y analizarlas al completo. Los más de mil fragmentos de pintura mural rescatados de la profundidad de una finca de La Bureba y en torno a los 200 de cerámica que pasaron por las manos de Lucía Anta, la restauradora, ahora se han multiplicado. La experta confirma que «salen miles de piezas y a pesar de que tengo el apoyo de otra restauradora, Sofía, desconozco hasta cuando se alargarán los trabajos de recuperación porque todavía me quedan restos que tratar de la campaña de 2021 y 2022. Hasta que no acaben con la excavación no me veo capaz de calcular un plazo», comenta mientras coloca uno de los fragmentos en las nuevas estanterías, donde los mantienen clasificados.

Su labor implica paciencia y delicadeza, teniendo en cuenta que la limpieza de una pieza de aproximadamente cinco centímetros cuadrados se puede prolongar entre 15 y 30 minutos, y el tratamiento de las pinturas solo lo pueden llevar a cabo expertos, al igual que el análisis digital previo a las copias en 3D. En marzo de este año se dedicó junto a Esperanza Martín exclusivamente durante un mes a eliminar todo tipo de restos que envolvían a los fragmentos y trasladarlos por cuestión de seguridad y espacio a la planta superior del laboratorio, ubicado en el Centro de Interpretación de las Salinas, un espacio cedido por el Ayuntamiento que actualmente cumple funciones de almacén.

En la dependencia de al lado se ha instalado Zoilo Perrino con su equipo de fotografía y escaneado. Su función comienza ahora, una vez que las piezas se van limpiando. Como cada una es diferente y hay miles, su objetivo persigue realizar una reconstrucción de la estancia y sus pinturas sin la necesidad de manejar las piezas reales. Para ello, y contando con la circunstancia excepcional de los delicados colores, ha montado un sistema diferente para ejecutar el registro y su virtualización. «La digitalización la empezaremos ahora. Es ideal realizar el 3D de las piezas, pero lo que realmente nos interesa es el puzle», explica.

A su vez, continúa fotografiando los fragmentos. «Este trabajo consiste en rotar el objeto con una iluminación controlada y hacer el registro de varios anillos para tomar imágenes de distintos ángulos y, a continuación, comenzar con la reconstrucción». Todas estas piezas irán formando parte del museo virtual, que puede visitarse a través de la plataforma Sketchfab.

2 de octubre de 2023

Documentan una muralla defensiva en el yacimiento campaniforme de Peñafiel (Valladolid)

Arqueólogos de las universidades de Burgos y Valladolid constatan la existencia de una muralla defensiva, de unos 100 metros de longitud y 2,5 metros de anchura, en el yacimiento campaniforme del Pico de la Mora, próximo a la localidad vallisoletana de Peñafiel.


La campaña de excavaciones de 2016 en el Pico de la Mora, situado en las proximidades de la localidad vallisoletana de Peñafiel, ha concluido recientemente con hallazgos realmente interesantes. La mayor novedad ha sido la constatación de que el lugar, que estuvo ocupado en época campaniforme (entre el 2500 y el 2000 antes de Cristo), se encontró protegido por una construcción de carácter defensivo la cual probablemente fuera erigida en aquellos momentos.

Hasta la fecha la posible muralla se conocía a partir de algunas prospecciones superficiales y varios fotogramas aéreos pero durante diez días de este último mes de agosto un grupo de siete investigadores ha llevado a cabo unos trabajos arqueológicos que han intervenido en uno de los puntos (sector septentrional) de su trazado y ello ha permitido reconocer algunos rasgos de su estructura constructiva. En resumidas cuentas, se ha averiguado que esta muralla de unos 100 metros de longitud y 2,5 metros de anchura debió contar con un tosco paramento, tanto al interior como al exterior. 

En efecto, en algunos puntos del recorrido se reconocen una serie de grandes bloques de caliza de entre medio y un metro de anchura, situados en la base de la estructura, que aparecen alineados y que sirvieron para soportar los empujes del relleno. Éste, integrado fundamentalmente por un cúmulo de cantos de caliza de tamaño pequeño/medio mezclado con tierra, contiene también algunos interesantes materiales arqueológicos. 

A falta de dataciones absolutas, que se realizarán en breve a partir de los “carbones” que han sido recuperados entre el relleno, tales artefactos han permitido la adscripción al “horizonte Campaniforme” de esta obra: Efectivamente, diversas cerámicas lisas y algunos útiles líticos como una pequeña lámina de sílex son fácilmente paralelizables con los que aparecen en yacimientos campaniformes cercanos (por ejemplo: Pico del Castro, en Quintanilla de Arriba, Valladolid).

Estos trabajos han sido efectuados por un grupo de investigación dirigido por el profesor de la Facultad de Historia, Patrimonio y Comunicación de la Universidad de Burgos (UBU) Dr. José Antonio Rodríguez Marcos y por el Dr. por la Universidad de Valladolid (UVa) Rodrigo Villalobos García (quien ha dirigido los trabajos de campo) y financiados por la Junta de Castilla y León.

Otros de los resultados son la constatación de que el lugar conoció una actividad propia de un pequeño hábitat hace unos 4.500 años. Esto queda probado por algunos hallazgos que se han recogido, dispersos por la superficie y laderas del alto, y en una cata que se ha abierto en el interior del recinto. En este sentido cabe señalar la presencia de un diente de hoz con pátina de haber segado cereal, algún objeto de barro relacionado con el hilado (fusayola), un buen número de núcleos de sílex y restos de talla del mismo material, y, sobre todo, un conjunto de cerámicas, la mayor parte de las cuales aparecen sin decoración y que vienen a sumarse a otras también lisas y a las pocas decoradas con motivos campaniformes que se habían recuperado en años anteriores sobre la superficie del área ocupada por el yacimiento.

Las diferentes pruebas recogidas y muestras y observaciones realizadas en el Pico de la Mora configuran un conjunto ciertamente homogéneo desde el punto de vista de su atribución cronológica y ponen en evidencia que el lugar, en efecto, dio cobijo a un pequeño pero interesante asentamiento que fue habitado, en exclusiva, a finales del periodo Calcolítico de la Meseta Norte Española, durante el desarrollo de la denominada “etapa del Vaso Campaniforme”. En este momento los moradores del lugar erigieron una muralla que protegía el acceso al poblado; la cual, por cierto, constituye la más antigua construcción que, de esta clase, se conoce en todo el sector central de la Meseta castellanoleonesa.
Un proyecto científico con perspectiva de futuro

La breve campaña que se ha realizado en Pico de la Mora ha abierto, sin duda, importantes expectativas a futuras campañas arqueológicas a desarrollar en este enclave. Por resumir, diremos que resultaría sumamente interesante completar la reconstrucción de las características de la muralla que cerró el hábitat Campaniforme, así como también lo sería reconocer las principales características del espacio habitado que se instaló sobre el Pico de la Mora. Ambos extremos tienen el indudable interés por el escaso conocimiento que, sobre ambos aspectos, tiene la “ciencia arqueológica” en la actualidad.

22 de mayo de 2023

Hallan una armadura completa en las excavaciones del castillo de Matilla (Salamanca)

Las piezas, junto a la abundante munición encontrada, se entregarán en el Museo de Salamanca
El arqueólogo Iván García Vázquez ultima el estudio de los restos encontrados.

Los trabajos de excavación arqueológica y documentación que se están llevando a cabo en el castillo de Matilla de los Caños del Río (Salamanca) van deparando nuevas sorpresas. Al hallazgo de un aljibe subterráneo, y de las torres circulares del castillo se une una panoplia de armas propias del siglo XVI, entre las que destaca una armadura completa.

«La armadura tiene todas sus piezas funcionales», señala el arqueólogo Iván García Vázquez, quien detalla que «consta de celada, peto, espaldera, coderas, grebas y demás protecciones para brazos y piernas. Estaba acompañada de una ballesta con incrustaciones de hueso, un cuchillo y bastante munición. Entre las puntas de ballesta que hemos recogido hay desde cuadrillos, que rompían las corazas, hasta puntas de púa que penetraban las cotas de malla. También hay munición en forma de bolaños de metal y piedra».

El equipo de arqueólogos ultima el estudio que se realiza desde sus instalaciones en el Parque Científico de la Universidad de Valladolid, donde se custodian transitoriamente los restos, para su depósito final en el Museo de Salamanca, que se llevará a cabo durante los próximos días.

Este proyecto ha sido promovido por el consistorio de Matilla de los Caños del Río, ha contado con la experiencia de más de una década de la empresa de arqueología Arbotante Patrimonio e Innovación, quienes en quienes han confiado para llevar a cabo el estudio arqueológico previo necesario para el ajardinamiento de los accesos y entorno del castillo que se desarrollará en el marco de la escuela taller «Jardines de la Dehesa Charra».

14 de octubre de 2022

Los arqueólogos buscan el doble pórtico del Foro de Clunia

Los trabajos se prolongarán en noviembre centrados en la recuperación de parte del doble porticado del Foro, frente a las dos primeras tabernas del ángulo noreste, y la entrada a la Basílica Jurídica
Los yacimientos de Clunia ofrecen numerosas posibilidades a los investigadores.

La campaña de excavación en el Yacimiento Romano de Clunia (Burgos) se desarrolla entre octubre y noviembre centrada en la recuperación de parte del doble porticado del Foro, frente a las dos primeras tabernas del ángulo noreste, y la entrada a la Basílica Jurídica. La actividad arqueológica, coordinada por los directores del yacimiento y el equipo de Investigación, va a contar con la colaboración, como campo de experiencia arqueológica, de las Universidades de Burgos, Rovira y Virgil (Tarragona) y del departamento de Arquitectura de la Universidad de Valladolid.

Los investigadores y la Diputación Provincial, que es quien se hace cargo del cuidado y conservación de este patrimonio arqueológico de la época romana, es hacer comprensible este espacio, que fue el centro de la ciudad y núcleo principal del desarrollo económico, político y religioso de Clunia.

Siempre se destaca su gran amplitud, uno de los mayores foros que conocemos. Sin embargo, el no visualizar físicamente su doble porticado, en el que tenían lugar las actividades comerciales de la ciudad, hace muy difícil a la mayoría de nuestros visitantes concebir la trazada real de la plaza. La visión actual, sin ese elemento, resulta sobredimensionada, un espacio difícil de entender.

Por ello, sacar a la luz las basas de las columnas sobre las que se sustentaba la cubierta, dando cabida a los puestos itinerantes y protegiendo a los transeúntes de las inclemencias del tiempo, permitirá al visitante concebir la dimensión real del espacio en el que se encuentra. Será consciente de que el Foro de Clunia es muy similar a los porticados que afortunadamente aún conservamos en algunos de nuestros pueblos.

Otro de los objetivos de la campaña pasa por transmitir a los voluntarios, vecinos y visitantes la riqueza de una ciudad que aún tiene mucho pasado por descubrir y de la que se espera que "seguramente" ofrezca "alguna sorpresa durante esta campaña".

20 de septiembre de 2018

La Bitácora de Jenri, obtiene el premio "Vaccea 2018" de Comunicación

Ayer se hizo público el fallo del Jurado de los Premios Vaccea 2018, que de forma bianual otorga el Centro de Estudios Vacceos "Federico Wattemberg" de la Universidad de Valladolid y en el que he sido distinguido con el Premio 2018 en la categoría de Comunicación por el trabajo altruista que desde 2010 vengo realizando con este blog. "La Bitácora de Jenri" nació sin más pretensión que la de tratar de acercar a la ciudadanía la actividad de los profesionales de la Arqueológica en España, por lo que éste reconocimiento por inesperado me ha dejado literalmente sin palabras. No puedo por menos que agradecer a los miembros del Jurado y al Centro de Estudios Vacceos en general éste reconocimiento por el que me siento muy honrado, y por supuesto, a todos y cada uno de vosotros, que formáis la "legión" de seguidores del blog, porque sin vosotros nada de esto sería posible ni tendría sentido.  Muchas gracias de todo corazón. 

Enrique Garcés (administrador de "La Bitácora de Jenri).
Enrique Garcés. Administrador
del blog "La Bitácora de Jenri".


COMUNICADO DE PRENSA
El Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg de la Universidad de Valladolid ha hecho públicos los nombres de los galardonados con los Premios Vaccea en su sexta edición. Los premiados son los siguientes:

En la candidatura de Investigación y Divulgación Científicas: Martín Almagro Gorbea, por su decisiva contribución para el conocimiento y difusión de las culturas célticas de la Península Ibérica en Europa, así como por el ingente esfuerzo editorial desde su puesto de Anticuario Perpetuo de la Real Academia de la Historia.


En la candidatura de Protección y Conservación del Patrimonio: Francisco Burillo Mozota, por su intensa labor en la protección del patrimonio arqueológico de la Serranía Celtibérica y por su permanente compromiso intelectual en el reconocimiento de la identidad interregional de la Serranía Celtibérica, en el marco de la Europa de las Regiones.

PREMIO A "LA BITÁCORA DE JENRI"
Y por último, en el apartado de Comunicación, el premio es para Enrique Garcés Hecht, por su aplicación rigurosa de criterio periodístico con información de la actualidad arqueológica en el entorno digital gracias a la publicación periódica en su Bitácora de la actividad generada por los yacimientos españoles desde 2010.

Los Premios Vaccea fueron creados en el año 2008 por el Centro de Estudios Vacceos ‘Federico Wattenberg’ de la Universidad de Valladolid para destacar la labor de personas, colectivos o entidades e Instituciones en la salvaguarda, promoción y conocimiento del Patrimonio Arqueológico, con especial atención al de las identidades prerromanas de la Edad del Hierro, en gran medida configuradoras de las idiosincrasias de los territorios actuales.

El acto de entrega de premios tendrá lugar el próximo 5 de octubre, a las 11:00 horas, en el Aula Lope de Rueda de la Facultad de Filosofía y Letras.

10 de diciembre de 2015

Un estudio consigue datar el inicio del Achelense en 1,7 millones de años

Un estudio internacional liderado por el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Valladolid (UVA) ha conseguido datar con exactitud el inicio del Achelense en 1,7 millones de años gracias al hallazgo de un bifaz entre lascas basálticas que aseguran el origen.
Policarpo Sánchez y Fernando Díaz junto a la bifaz de basalto que será sometida a investigación.
El profesor titular de prehistoria de la UVA, Fernando Díez, que ha capitaneado el equipo investigador formado por especialistas de España, Reino Unido, Tanzania y Estados Unidos, ha explicado que este hallazgo "es extraordinario" ya que "el Achelense es uno de los hitos de la evolución humana".

YACIMIENTO EN TANZANIA
Aunque en yacimientos de Etiopía y Kenia ya se había planteado el origen de este período en 1,7 millones de años, no se había realizado con la exactitud que ha desprendido la investigación realizada en Olduvai (Tanzania) y que ha permitido descubrir el yacimiento "FLK West".

En este sentido, Díez, ha detallado que en este área se han hallado "herramientas de grandes dimensiones -iguales o mayores de 10 centímetros- someramente elaboradas y hachas de mano de excelente factura, muy complejas y evolucionadas, que apuntan a aspectos complejos de la cognición en las primeras etapas del Achelense".

UNA PIEZA CLAVE EN LA INVESTIGACIÓN
La pieza clave ha sido "un bifaz -herramienta prehistórica- de basalto de grandes dimensiones, perfectamente configurado, simétrico y bien elaborado técnicamente", que ha supuesto un "descubrimiento sorpresa para un yacimiento de cronología tan antigua" y que se va a "estudiar en profundidad" ya en España, durante los próximos tres años.

En total se han analizado, desde que se iniciara la investigación en 2006, más de 2.120 piezas, algunas de las cuales se ha comprobado que han sido utilizadas en el procesamiento y consumo de la fauna conservada en el yacimiento, probablemente, por parte de un temprano "Homo erectus".

Una vez se ha conocido la cronología de dichas piezas se abren nuevas vías para profundizar en ellas y ya se están desarrollando estudios sobre aspectos funcionales, cognitivos, económicos y de arqueología espacial del yacimiento, como estudios de traceología o análisis de huellas de uso y de fitolitos o restos vegetales.

El equipo internacional "Toppp" (The Olduvai Paleoanthropological and Paleoecological Proyect) trabaja ininterrumpidamente en la Garganta de Olduvai desde 2006 y en el yacimiento FLK West desde 2012 cuando, tras su descubrimiento, realizaron una primera prospección y sondeo arqueológico.

Otro de los miembros de este equipo, Policarpo Sánchez, ha incidido en la importancia del hallazgo del bifaz "por su materia prima, ya que está hecho de basalto, mientras que el resto de piezas era de cuarzo".

Además, ha destacado su tamaño, ya que triplica lo descubierto hasta entonces, y por su habilidad técnica, impropia de ese período.

Esto permite "romper los paradigmas establecidos anteriormente" ya que implica una evolución cognitiva importante, y el siguiente paso será "discriminar la funcionalidad del objeto", ya que puede estar "asociado a tareas de carnicería, pero también de procesado de madera o bien tener una dimensión simbólica que trascendería a esa funcionalidad".

(Fuente: El Diario / EFE)

20 de agosto de 2015

Las excavaciones en Matallana (Valladolid) ponen al descubierto un horno cerámico del S. XIII

Las características del horno y los materiales cerámicos a él asociados permiten datarlo en Época Medieval. Más en concreto, y a tenor de la gran extensión del complejo alfarero su funcionamiento debe ponerse en relación con las obras de construcción del vecino monasterio cisterciense de Santa María de Matallana.
Desde finales del mes de julio se vienen realizando excavaciones arqueológicas en la finca Coto Bajo de Matallana, en el marco de un Curso de Arqueología organizado por la Diputación Provincial de Valladolid en colaboración con el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UVA. En el trabajo participan, repartidos en dos turnos, estudiantes de la universidad vallisoletana así como de las de León, Autónoma de Madrid, Málaga, Cantabria, Salamanca, Santiago de Compostela y Sevilla.

HUELLAS MAGNÉTICAS
Las excavaciones se han planificado en esta nueva campaña utilizando como punto de partida una cartografía geomagnética del yacimiento efectuada por el profesor H. Becker, del Instituto Geofísico de la Universidad de Munich, en la cual se aprecian perfectamente tres fosos concéntricos que circunvalan la aldea de la Edad del Cobre conocida con el nombre de El Casetón de la Era. Concretamente la intervención arqueológica de 2015 se sustancia en dos puntos del yacimiento en los que se registran importantes huellas magnéticas: un tramo del segundo foso, en cuyo relleno se han recuperado multitud de restos prehistóricos (huesos de animales, adobes, cerámicas, objetos tallados en piedra…) que el C-14 data entre el 3000 y 2500 a.C., y un espacio localizado a pocos metros al Oeste del mismo, en el que la magnetización era particularmente acusada, que ha resultado ser un área alfarera de época medieval en la que se producían materiales de construcción.

Reviste gran interés la localización en este segundo sector de hoyos o testares en los que los antiguos alfareros tiraban los productos abortados, casi siempre pasados de cocción. 


HORNO CERÁMICO
Pero el principal descubrimiento es, sin duda, un horno destinado a la elaboración de tejas del que ha sobrevivido hasta el presente la cámara de combustión o caldera. Consiste en una fosa rectangular excavada en el substrato natural, con las paredes enlucidas con barro y tres grandes arcos que la cruzan en perpendicular con el fin de dar apoyo a un suelo perforado o parrilla. Se trata, evidentemente, del espacio que acogía la leña cuya ignición proporcionaría el calor necesario para la cocción de los productos cerámicos, dispuestos sobre la parrilla, en el interior de una segunda cámara (el laboratorio) de la que no sobrevive resto alguno..

Las características del horno y los materiales cerámicos a él asociados permiten datarlo en Época Medieval. Más en concreto, y a tenor de la gran extensión del complejo alfarero (el magnetómetro detecta más de medio centenar de estructuras semejantes que ocupan un área de 160 por 60 m), su funcionamiento debe ponerse en relación con las obras de construcción del vecino monasterio cisterciense de Santa María de Matallana, cuyas ruinas aún se pueden visitar a unos 200 m al Oeste del yacimiento. La construcción de tan magno edificio, que se extendió a lo largo de la primera mitad del siglo XIII, requirió sin duda de ingentes cantidades de ladrillos, baldosas, tejas y otros productos cerámicos cuya elaboración debió tener lugar en el taller alfarero que la presente campaña de excavaciones se esfuerza en sacar a la luz.

(Fuente: El Norte de Castilla)

3 de agosto de 2015

Hallan cuatro sepulturas del siglo V en las Villas Romanas de Almenara-Puras (Valladolid)

Se suman a las seis ya descubiertas en la necrópolis en años anteriores. Una de las sepulturas está forrada de piedras calizas y junto a ella hay una plataforma que bien podría haberse utilizado para celebrar algún tipo de rito.
Tres de las sepulturas se han encontrado intactas.  FOTO: CADENA SER
Cuatro tumbas del siglo V, época tardo-romana, se han encontrado en el Tercer Campo de Arqueología del Museo de la Villa Romana de Almenara-Puras. Estas se suman a las seis ya descubiertas en la necrópolis años anteriores. En dos de ellas se puede apreciar bien los esqueletos. La más singular está forrada de piedras calizas y al lado, se aprecia una plataforma que podría haberse utilizado para celebrar algún tipo de rito. «Nos la hemos encontrado expoliada, sin persona ni ajuar, lo que nos indica que perteneció a un personaje destacado», explicó Carmen García, catedrática de Arqueología de la Universidad de Valladolid.

SEPULTURAS INTACTAS
Además, García comentó que es posible encontrar más necrópolis en la zona. Las otras tres sepulturas se han encontrado intactas, aunque en diferentes grados de conservación. Respecto a la edad de los individuos, el profesor de Anatomía de la UVA, Félix de la Paz, explicó que solo es posible determinar el período de edad, en lugar de los años exactos. También si sufrieron alguna patología que tuviera repercusión ósea o padecieron malnutrición. Sin embargo, a simple vista, los especialistas deducen que uno de los esqueletos podría ser un hombre por la fortaleza de las rótulas.

Margarita Sánchez, arqueóloga del museo, ilustró sobre la importancia de los hallazgos. «No solo se trata de un descubrimiento que se plasmará en un libro, sino que tendrá repercusión en la gente que venga a visitarlo», dijo. Las guías ya han incluido las tumbas como parte de la visita del museo para mostrar los métodos de sepultura en la época tardo-romana.


El futuro de los estudios estará enfocado a las excavaciones agropecuarias. «Es información muy importante para conocer más sobre la economía y las labores en el campo. Todavía queda mucho trabajo por hacer aquí pero hace falta mucho dinero», afirmó la catedrática.

Los trabajos comenzaron el pasado día 20 en la zona de la necrópolis. Gracias al convenio de la Diputación con la Universidad, cinco alumnos del Grado de Historia tuvieron el privilegio de participar en estos hallazgos. «Es el tercer año de pácticas y un total de veintiún alumnos han pasado por aquí en períodos de quince días», comentó la catedrática. Además, los alumnos reciben clases específicas de anatomía y topografía que usarán cuando participen o dirijan en un futuro una excavación arqueológica. La mayoría son estudiantes de Valladolid pero también reciben jóvenes de Zamora. El objetivo de este área de trabajo es avanzar en el conocimiento de los rituales de enterramiento de la población residente. 


La institución provincial también organiza campos de trabajo en Matallana (Villalba de los Alcores). En este caso, se desarrollan dos turnos (del 25 de julio al 7 de agosto y del 8 al 21 de agosto), bajo la dirección de Germán Delibes. En él participan más personas que en Almenara, en concreto, treinta alumnos. Para ambos proyectos la Diputación ha destinado un total de 50.245 euros.

(Fuente: El Norte de Castilla / Marina Casero)

8 de septiembre de 2014

La colaboración entre arquitectos y arqueólogos devuelve el esplendor al teatro romano de Clunia y a Tiermes

El trabajo mano a mano entre investigadores y expertos de diferentes disciplinas ha sido una de las claves en los proyectos de Recuperación del Teatro Romano del yacimiento arqueológico de Clunia (Burgos) y de Musealización del Yacimiento arqueológico de Tiermes (Soria), llevados a cabo en los últimos años por el Laboratorio para la Investigación e Intervención en el Paisaje Arquitectónico, Patrimonial y Cultural (LAB PAP) de la Universidad de Valladolid.
La intervención en el teatro romano de Clunia (Burgos) ha requerido una importante labor investigadora.
Foto: Emanuele Ciccomartino.
El Grupo de Investigación, asentado en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, ha recibido por ello una Mención de Honor en el III Concurso Internacional de Obra Construida Proyectos de Arquitectura y Patrimonio Arqueológico de los Premios Piranesi, galardones que otorgan la Academia Adrianea de Roma y otros organismos italianos.

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
Como detalla el profesor Darío Álvarez, coordinador del Grupo, en el caso de la restauración del teatro romano de Clunia, se ha llevado a cabo en primer lugar un proceso de investigación con el fin de conocer en profundidad el edificio, tanto en su situación original como sus transformaciones a lo largo de la historia. Con ello, se ha conseguido dotarle de nuevo del uso para el que fue concebido, la puesta en escena de representaciones teatrales.

“Trabajamos desde hace cerca de 20 años en el yacimiento romano de Clunia en colaboración con la Diputación de Burgos. En el teatro hemos realizado un procedimiento muy novedoso, recopilando datos a través de la investigación para llevar a cabo después la recuperación. No hemos hecho una gran obra de reconstrucción, sino que hemos realizado actuaciones que son reversibles y que no dañan el yacimiento. Hemos reconfigurado la geometría del teatro, que se había perdido, hemos recompuesto algunos muros y hemos creado pasarelas que recorren la zona y que son accesibles para minusválidos, para que también puedan disfrutar de los espectáculos teatrales”, explica Álvarez.

El FORO Y "LA CASA DEL ACUEDUCTO" EN TIERMES
Por otro lado, la intervención del Laboratorio en Tiermes se ha centrado en el Foro y en la Casa del Acueducto, donde se ha tratado de mantener el paisaje cultural que configura el yacimiento, poniendo en valor todos los aspectos que confluyen en el mismo (como los propios restos, los materiales o la topografía) y facilitando su visita mediante recorridos y elementos didácticos.


“Aquí llevamos trabajando siete años junto con la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León. Las actuaciones que hemos llevado a cabo también son mínimas después de una amplia investigación previa. Hemos introducido elementos que favorecen la accesibilidad al visitante y permiten al instante entender cómo fue el Foro y la Casa, de modo que en la visión general nuestra actuación pasa desapercibida pero cuando el visitante está dentro de los restos puede entenderlos”, apunta.

MENCIÓN DE HONOR EN ROMA
La entrega de la Mención de Honor al Laboratorio gracias a estas intervenciones tuvo lugar el pasado 29 de agosto en Roma y, junto con otras 17 formaciones, los equipos de diferentes países presentaron sus trabajos en materia de patrimonio arqueológico. Un jurado internacional fue el encargado de otorgar dos premios y dos menciones de honor, una de ellas, para los proyectos del grupo vallisoletano. “Ambos casos son un magnífico ejemplo de lo que la Universidad puede hacer, no solo en la teoría también en la práctica”, subraya Álvarez. Asimismo, en el mismo acto se entregó un premio especial por su trayectoria profesional al arquitecto del Campus de Segovia, José Ignacio Linazasoro.

27 de junio de 2013

Castilla y León destina 237.000 euros a la consolidación del yacimiento de Tiermes (Soria)

La Consejería de Cultura y Turismo, a través de la Dirección General de Patrimonio Cultural, ha destinado 236.970,40 euros a la consolidación del conjunto rupestre del Foro del yacimiento de Tiermes y la Casa del Acueducto, adjudicada a la empresa Trycsa con un plazo de ejecución de cuatro meses, que complementa a los trabajos de recuperación del foro ejecutados en 2009 y 2010.
El proyecto contempla la recuperación, puesta en valor y protección
del conjunto rupestre del Foro y la casa del Acueducto de Tiermes.
El proyecto desarrolla, por un lado, una serie de actuaciones puntuales en la recuperación, protección y puesta en valor del Conjunto Rupestre del Foro y la Casa del Acueducto y, por otro, plantea una nueva estrategia en la comprensión del lado oeste del yacimiento, basada en la creación de sistemas de recorridos en forma de racimos, que permitan una articulación flexible y amplia de las visitas.

Esto posibilitará varios tipos de recorridos, según su duración y el número de restos visitados.

Los arquitectos Miguel Ángel de la Iglesia y Darío Álvarez, directores del 'Laboratorio de Paisaje, Patrimonio y Arquitectura' como técnicos responsables de la Fundación General de la Universidad de Valladolid, han redactado el proyecto de la obra de consolidación del yacimiento, que se encuadra plenamente dentro de la filosofía del proyecto 'Tiermes. Laboratorio Cultural'.

En este sentido, el proyecto "va más allá de la mera consolidación y puesta en valor de una serie de estructuras de interés" y plantea, mediante un grupo de mecanismos, una "perfecta inserción del conjunto en el propio paisaje del yacimiento", ha declarado el delegado territorial de la Junta, Manuel López.

Junto con los citados arquitectos, los responsables del área arqueológica, Emilio Illarregui y Pablo Arribas, han explicado al delegado territorial los trabajos que se están desarrollando en Tiermes.

Conjunto rupestre

La actuación no contempla nuevos accesos para la visita, que se realiza únicamente desde la pasarela y miradores ya construidos en el Foro en la fase anterior. En este sentido, la nueva actuación tiene en cuenta aspectos no solo de conservación, sino visuales y de contemplación.

Asimismo, se proyecta la creación de un nuevo camino que descienda desde el mirador alto del Foro hasta la Casa del Acueducto, lo que compone un nuevo sistema de percepción del conjunto y permitiendo la creación de un mirador, como parte de la estrategia.

Por otro lado, se contempla la adecuación y regularización del camino existente desde las Tabernas Sur del Foro hasta la misma Casa del Acueducto, que permitiría mejorar la accesibilidad, al menos hasta esa estructura, e incluso, en el futuro, hasta la Puerta Oeste.


El nuevo camino posibilita la creación de un pequeño mirador en lo alto de la ladera. La actuación atiende tanto al exterior como al interior de la Casa del Acueducto para hacer posible la visita parcial en su interior y la explicación de los restos.

Además, se recupera el acceso original, en el lado este, mediante una escalera nueva realizada en acero corten para que el visitante pueda acceder al vestíbulo principal. Desde allí se realiza un recorrido por los distribuidores y patios originales que permite ver las distintas habitaciones sin entrar en ellas.

El suelo de toda la casa se saneará, se realizarán drenajes nuevos y se rematará, mediante grava en las habitaciones y mediante jabre en las zonas de recorrido.

En diversos puntos se reconstruyen algunos muros, para lo que se utiliza técnicas y procedimientos similares a los ya desarrollados en las obras de emergencia y de recuperación del Foro. En el extremo sur se crea un pequeño mirador en la propia casa que permite una mejor comprensión del conjunto y de su inserción urbana.

Se realizan tratamientos de adecuación y mejora de las calles y caminos que bordean la Casa del Acueducto de manera que faciliten la visita y permitan una mejor comprensión de la estructura y su enclave en la ciudad.

Calles y señalización
En las calles reconocibles se recuperará el trazado original para una mejor didáctica del yacimiento. El proyecto se apoya en un nuevo sistema de señalización que incluye los recorridos y posibles circuitos, la información general y la particular de las estructuras o de las diferentes huellas del hombre, que pasan a menudo desapercibidas para la mayoría de los visitantes, incluso de aquellos especializados.

Por esta razón, una parte importante del proyecto consiste en la elaboración gráfica en forma de plantas generales del yacimiento y de la zona suroeste, así como de las estructuras singulares, lo que incluye alzados y secciones de la roca y del acueducto, todo ello con vistas a que pase a formar parte de la información general y de la señalización, de manera que haga más visibles y reconocibles los valores del yacimiento arqueológico.

19 de diciembre de 2011

Tras los pasos de mudéjares y moriscos en Ávila

Un proyecto de investigación vinculado a la UNED, las Universidades de Salamanca y Valladolid y el Museo de Ávila diseña un SIG para crear el mapa mudéjar de la ciudad
El proyecto de investigación nació en el año 2009 con el objetivo de analizar la presencia mudéjar y morisca en Ávila desde sus orígenes, en el siglo XII, hasta su expulsión. Los resultados de estos tres años de investigación han permitido el diseño de un Sistema de Información Geográfica, SIG, en el que están localizados todos los puntos de interés que documentan la historia de los mudéjares y los moriscos que vivieron en Ávila durante cinco siglos. Coincide la culminación de este estudio con el IV centenario de su expulsión definitiva de tierras castellanas (1611).

El Grupo de Investigación surgió a partir de los trabajos, que hasta entonces de manera individual, habían desarrollado sus componentes. El equipo tiene un carácter interdisciplinar al contar con una experta en información mudéjar, Ana Echevarría, profesora de Historia Medieval de la UNED; Serafín de Tapia, estudioso de la comunidad morisca en Ávila, autor del único trabajo de investigación al respecto que se había publicado hasta los años 90; Olatz Villanueva, arqueóloga vinculada al departamento de Historia Antigua y Medieval de la Universidad de Valladolid y Javier Jiménez Gadea, también arqueólogo y conservador del Museo de Ávila. De manera que el grupo reúne los cuatro pilares clave sobre los que se sostiene la investigación: documentación mudéjar y morisca, y trabajo de campo en torno a cerámicas y epigrafía árabe.
En el contexto de constitución del grupo no podemos obviar el descubrimiento en 1999 del cementerio de los musulmanes de Ávila que se encontraba extramuros de la ciudad, al oeste del recinto amurallado, entre la iglesia de San Nicolás y el río Adaja, en un paraje conocido como Vado de San Mateo. Un descubrimiento de suma importancia pues se trata de una necrópolis “única en la arqueología islámica peninsular”, apunta Javier Jiménez, por su numerosidad (puso al descubierto más de 3000 sepulturas) y por la información que reveló sobre la religiosidad de los mudéjares castellanos.
Fue descubierta a raíz de las prospecciones arqueológicas previas a la urbanización de la zona y su vigencia, entre los siglos XIII y XV confirma que los mudéjares mantuvieron intacta durante ese tiempo su fe islámica. A pesar de que su descubrimiento puede parecer casual, Javier Jiménez aclara que las estelas funerarias que habían aparecido reutilizadas en algunas fincas de la zona y la referencia a este lugar en libros de los siglos XVII y XVIII como ‘La cerca de los osso’ o ‘El honsorio de los judíos’ aportaban pistas fiables sobre su ubicación. 
  • El estudio recoge la existencia de “sólidos indicios documentales” sobre otros lugares de enterramiento en Ávila: junto al monasterio cisterciense de Santa Ana y junto al premostratense del Sancti Spiritus.

Además del trabajo documental desarrollado por los investigadores a partir del Archivo Histórico Provincial de Ávila, el del Ayuntamiento, la Diputación, el Archivo General de Simancas y el Archivo Histórico Nacional, parte del estudio se ha basado en el trabajo de campo: recorridos por la ciudad en busca de elementos que pudieran relacionarse con los mudéjares y moriscos. En este sentido, diferenciamos entre los reutilizados en otras construcciones y los dispersos en la ciudad como elementos ornamentales. “Prácticamente todos los edificios construidos o reformados durante el primer tercio del siglo XVI emplearon estelas funerarias musulmanas”, subraya Javier Jiménez. Y es que tras la orden de conversión de los Reyes Católicos, en 1502, todos los lugares de culto fueron desmantelados.
Como resultado de estos recorridos, el Grupo de Investigación ha diseñado un Sistema de Información Geográfica, SIG, en el que pueden localizarse todos aquellos lugares de interés referidos a mudéjares y moriscos. Una estela que se reutiliza o una casa que fue vendida por un musulmán a un vecino de Ávila aparecen referenciadas en un plano que “podemos superponer a la cartografía actual o histórica y en el que se irán destacando todos los puntos que queramos localizar”, explicó Javier Jiménez, “de esta manera conectamos una base de datos con información espacial en soporte cartográfico”. El sistema exige una actualización continua a raíz de los descubrimientos que se vayan realizando.
El objetivo de este SIG no se agota en ser una herramienta para la investigación, sino que el Grupo aspira a poder proponerlo a las administraciones públicas para la gestión del patrimonio histórico, sobre todo de cara a las prospecciones arqueológicas previas a una intervención urbanística. Asimismo, otra de las intenciones es ponerlo a disposición de la sociedad a través de una página web de acceso libre. Pero para ello, aún queda recorrido pues es preciso terminar de definir la herramienta informática que lo sustenta y enriquecerlo con más puntos de interés. Esperan, eso sí, que pueda estar finalizado para 2014, cuando culminará el segundo proyecto de investigación en el que se han embarcado junto a otros investigadores al amparo del Ministerio de Educación, con el objetivo de profundizar en la presencia mudéjar y morisca en Castilla.
La presencia musulmana
A finales de la Edad Media, la presencia musulmana en Ávila apenas llegaría a los diez millares. De la primera etapa tan sólo han quedado rastros documentales, las tumbas del cementerio islámico y el trabajo agrícola, por el que los obispos les reclamaban los diezmos correspondientes. Las morerías se organizaban por obispados y en el siglo XIV, mantenían relaciones fluidas con el Cabildo y el Consejo y ocupaban, abonando una renta, casas de su propiedad que se situaban zonas de mercado próximas a la muralla, como las Plazas del Mercado Nuevo y de San Pedro, y también a la mezquita de la Solana. Tenían estatus de ‘vecinos’ que les reportaba garantías en los conflictos que pudieran surgir con los naturales de otros lugares. Sus oficios eran principalmente el textil, la venta de sal, el trabajo con cueros, la alfarería o la construcción, según se recoge en el estudio.
En cuanto a sus lugares de culto, los últimos estudios han documentado la existencia de mezquitas en las ciudades de la Cuenca del Duero. A principios del siglo XIV, la comunidad musulmana abulense había levantado dos mezquitas, una intramuros y otra a los pies de la muralla donde se levantó más tarde el Monasterio de Nuestra Señora de Gracia. A finales de siglo construyeron un tercer templo, al parecer en la actual calle Empedrada y en 1480 se levantó otra en la zona sur de la ciudad, en la morería del Berrocal.
El año 1502 marcó un punto de inflexión: los Reyes Católicos obligan a los musulmanes a convertirse al cristianismo si querían seguir viviendo en al Península. En Ávila, unas 700 personas (el 10% de sus habitantes) se bautizaron y se conoce el nombre cristiano que 154 varones moriscos adoptaron: el más repetido fue Lope, en referencia a un antiguo noble granadino que vivía en Ávila y que colaboró con los Reyes Católicos en la guerra de Granada. La llegada a partir de 1570 de los que después se llamaron moriscos granadinos, para diferenciarlos de los que llevaban siglos ocupando estas tierras, trajo cambios importantes.
A Ávila llegaron unos mil, en pésimas condiciones sanitarias pues al no estar acostumbrados al invierno, un 12% murió en el camino, según indicó otro de los miembros del equipo de Investigación, Serafín de Tapia. “Eran dos mundos, uno mediterráneo y otro continental y aunque al principio los moriscos abulenses los recibieron con deferencia, el choque fue inevitable”, señala Tapia. Tan es así, que tras el decreto de expulsión de 1610, las autoridades abulenses pidieron que se excluyera a los moriscos abulenses, que gozaban de un elevado nivel de integración. Y se consiguió, hasta que en el año 1611 la expulsión fue definitiva y Ávila perdió el 17% de su población, una población que aportaba el 49% de los recursos financieros de la ciudad. La ciudad pasó de tener 8.300 habitantes en 1611 a 5.400 en 1632 y no fue hasta principios del siglo XX cuando se recuperó el volumen demográfico del XVII.
La exposición ‘Mudéjares y moriscos
Precisamente con el objetivo de acercar a la sociedad este trabajo de investigación, el Museo de Ávila acoge hasta el próximo 18 de marzo una exposición con las piezas más significativas de la historia mudéjar y morisca en la provincia. Piezas únicas halladas en Ávila ya que sólo se conocen dos estelas funerarias mudéjares encontradas fuera de tierras abulenses: en Lisboa y Toledo. Entre ellas destaca un cipo funerario de mediados del siglo XIII correspondiente a una mujer y que refleja que doscientos años después de que Alfonso VI conquistara Toledo, los musulmanes toledanos conservaban su costumbre de señalizar las sepulturas con estas piezas cilíndricas.
De Segovia ha viajado hasta Ávila una llave islámica como las que aparecen representadas en la Alhambra de Granada, considerada un ejemplo de falso mudejarismo, ya que según un estudio en el que ha participado Javier Jiménez, no deben relacionarse ni con la ciudad de Segovia, ni con su aljama mudéjar, ya que se trata de objetos traídos desde al- Andalus como trofeos tras las campañas militares y que eran ofrecidos a monasterios o iglesias.
En la exposición también puede contemplarse parte del sepulcro de un musulmán que pertenecía a una destacada familia mudéjar, los Rico, que desempeñaron importantes cargos en la aljama abulense en el siglo XV; por este motivo el sepulcro fue distinguido, además de por el hecho de haber sido asesinado. Actualmente se encuentra en la Iglesia de Santiago de Ávila.
Por otra parte, se ha reconstruido en el Museo un horno elaborado a partir de estelas funerarias de la necrópolis abulense y que por motivos de conservación no se ha podido trasladar a la capital. Un dato curioso sobre las estelas funerarias de los musulmanes, reseña Javier Jiménez, es que sabemos que son islámicas por las inscripciones, algunas con citas coránicas, pero utilizan elementos decorativos del arte cristiano contemporáneo, como el gótico final abulense. “Se produce así un fenómeno de intercambio cultural contrario al del arte mudéjar: si éste utiliza un lenguaje islámico para unos edificios conceptualmente cristianos como palacios o iglesias, el lenguaje que emplean los mudéjares para sus propias estelas funerarias está tomado del arte cristiano contemporáneo”, añade Jiménez.
(Fuente: León Noticias / E. Rodríguez)