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2 de octubre de 2023

Documentan una muralla defensiva en el yacimiento campaniforme de Peñafiel (Valladolid)

Arqueólogos de las universidades de Burgos y Valladolid constatan la existencia de una muralla defensiva, de unos 100 metros de longitud y 2,5 metros de anchura, en el yacimiento campaniforme del Pico de la Mora, próximo a la localidad vallisoletana de Peñafiel.


La campaña de excavaciones de 2016 en el Pico de la Mora, situado en las proximidades de la localidad vallisoletana de Peñafiel, ha concluido recientemente con hallazgos realmente interesantes. La mayor novedad ha sido la constatación de que el lugar, que estuvo ocupado en época campaniforme (entre el 2500 y el 2000 antes de Cristo), se encontró protegido por una construcción de carácter defensivo la cual probablemente fuera erigida en aquellos momentos.

Hasta la fecha la posible muralla se conocía a partir de algunas prospecciones superficiales y varios fotogramas aéreos pero durante diez días de este último mes de agosto un grupo de siete investigadores ha llevado a cabo unos trabajos arqueológicos que han intervenido en uno de los puntos (sector septentrional) de su trazado y ello ha permitido reconocer algunos rasgos de su estructura constructiva. En resumidas cuentas, se ha averiguado que esta muralla de unos 100 metros de longitud y 2,5 metros de anchura debió contar con un tosco paramento, tanto al interior como al exterior. 

En efecto, en algunos puntos del recorrido se reconocen una serie de grandes bloques de caliza de entre medio y un metro de anchura, situados en la base de la estructura, que aparecen alineados y que sirvieron para soportar los empujes del relleno. Éste, integrado fundamentalmente por un cúmulo de cantos de caliza de tamaño pequeño/medio mezclado con tierra, contiene también algunos interesantes materiales arqueológicos. 

A falta de dataciones absolutas, que se realizarán en breve a partir de los “carbones” que han sido recuperados entre el relleno, tales artefactos han permitido la adscripción al “horizonte Campaniforme” de esta obra: Efectivamente, diversas cerámicas lisas y algunos útiles líticos como una pequeña lámina de sílex son fácilmente paralelizables con los que aparecen en yacimientos campaniformes cercanos (por ejemplo: Pico del Castro, en Quintanilla de Arriba, Valladolid).

Estos trabajos han sido efectuados por un grupo de investigación dirigido por el profesor de la Facultad de Historia, Patrimonio y Comunicación de la Universidad de Burgos (UBU) Dr. José Antonio Rodríguez Marcos y por el Dr. por la Universidad de Valladolid (UVa) Rodrigo Villalobos García (quien ha dirigido los trabajos de campo) y financiados por la Junta de Castilla y León.

Otros de los resultados son la constatación de que el lugar conoció una actividad propia de un pequeño hábitat hace unos 4.500 años. Esto queda probado por algunos hallazgos que se han recogido, dispersos por la superficie y laderas del alto, y en una cata que se ha abierto en el interior del recinto. En este sentido cabe señalar la presencia de un diente de hoz con pátina de haber segado cereal, algún objeto de barro relacionado con el hilado (fusayola), un buen número de núcleos de sílex y restos de talla del mismo material, y, sobre todo, un conjunto de cerámicas, la mayor parte de las cuales aparecen sin decoración y que vienen a sumarse a otras también lisas y a las pocas decoradas con motivos campaniformes que se habían recuperado en años anteriores sobre la superficie del área ocupada por el yacimiento.

Las diferentes pruebas recogidas y muestras y observaciones realizadas en el Pico de la Mora configuran un conjunto ciertamente homogéneo desde el punto de vista de su atribución cronológica y ponen en evidencia que el lugar, en efecto, dio cobijo a un pequeño pero interesante asentamiento que fue habitado, en exclusiva, a finales del periodo Calcolítico de la Meseta Norte Española, durante el desarrollo de la denominada “etapa del Vaso Campaniforme”. En este momento los moradores del lugar erigieron una muralla que protegía el acceso al poblado; la cual, por cierto, constituye la más antigua construcción que, de esta clase, se conoce en todo el sector central de la Meseta castellanoleonesa.
Un proyecto científico con perspectiva de futuro

La breve campaña que se ha realizado en Pico de la Mora ha abierto, sin duda, importantes expectativas a futuras campañas arqueológicas a desarrollar en este enclave. Por resumir, diremos que resultaría sumamente interesante completar la reconstrucción de las características de la muralla que cerró el hábitat Campaniforme, así como también lo sería reconocer las principales características del espacio habitado que se instaló sobre el Pico de la Mora. Ambos extremos tienen el indudable interés por el escaso conocimiento que, sobre ambos aspectos, tiene la “ciencia arqueológica” en la actualidad.

3 de noviembre de 2022

La excavación prueba 1.700 años de expolio constante en Clunia

El equipo de arqueólogos que participa en los trabajos ha conseguido sacar a la luz los cimientos de cuatro columnas que hubo en el doble porticado del Foro, construido en el siglo I.
Una de las arqueólogas de la Universidad de Burgos se emplea a fondo en la recuperación de los cimientos sobre los que descansó una las columnas que hubo en el Foro romano de Clunia. - Foto: Valdivielso

En la recta final de la campaña de excavación que se está llevando a cabo en pleno otoño en el yacimiento romano de Clunia, los descubrimientos no han tardado demasiado en aparecer. Hasta ahora, el equipo de arqueólogos que participa en los trabajos ha conseguido sacar a la luz los cimientos de cuatro columnas que hubo en el doble porticado del Foro, construido en el siglo I. A ello se suma otro punto más, víctima del expolio. En este caso, no hay ni rastro de la base ya que apenas queda la trinchera de cimentación.

El arqueólogo director de Clunia, Francesc Tuset, detalla que su objetivo principal es hacer comprensible este espacio para los visitantes. Para ello, un punto clave pasa por aclarar de qué forma se comunicaban la plaza del Foro y los pórticos con la entrada a la Basílica, el centro jurídico y administrativo de la ciudad. «Había que encontrar las basas. En unos casos ha salido el zapatón sobre el que se montaba la basa. En otros nada, quiere decir que alguien vino y se lo llevó», explica.

En total, han aflorado los cimientos de cuatro columnas. Tres de ellos con forma rectangular, con una dimensión de poco más de un metro. El cuarto es circular. Y el quinto, el expoliado, cuadrado. «Sobre esto hay que imaginarse la basa, después la columna y, encima, al final, el capitel», apunta Tuset, mientras precisa que los restos que han hallado durante esta campaña «en teoría no se verían porque son las zapatas del muro». Después, «del capitel de la columna te vas al capitel de una pilastra adosada a la esquina y lo cubres».

Elementos todos ellos que forman parte de un espacio que está considerado como el centro de la ciudad y el núcleo principal del desarrollo económico, político y religioso de Clunia durante la época romana. De hecho, siempre se ha destacado su gran amplitud y se le considera como uno de los mayores foros que se conocen. Sin embargo, el hecho de que no se visualice físicamente su doble porticado hace muy difícil que los visitantes puedan concebir la trazada real de la plaza. De ahí la campaña de excavación que se está llevando a cabo con investigadores de la Universidad de Burgos, la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona y miembros del departamento de Arquitectura de la Universidad de Valladolid. A partir de ahora, una vez que han conseguido sacar a la luz las basas de las columnas sobre las que se sustentaba la cubierta, el siguiente punto será recrear esas columnas, a media altura, como algunas de las originales que todavía se conservan en la zona de la Basílica y que datan del siglo I, en torno al año 50. «No hay idea de recrear el doble porticado, pero sí las columnas», detalla al respecto Tuset.

Con ello, se persigue que el visitante conciba la dimensión real del espacio en el que se encuentra, un espacio que durante la época romana daba cabida a tiendas, tabernas y «oficinas», por ejemplo, de escribas. «El Foro era un espacio cerrado, aún se ve la puerta. Entras, tienes lo que llamamos tabernas. A un lado se encuentra el templo. Al otro, la Basílica. Todo esto se debía cerrar a una hora determinada y hasta el día siguiente no se abría. Aquí se hacía la vida comercial», remarca el arqueólogo director, quien junto con Miguel Ángel de la Iglesia dirigen los trabajos que se efectúan en Clunia.

De inmediato. Así las cosas, Tuset confía en que los próximos pasos se den «muy rápido», en cuanto acaben su trabajo. Dice que se han habilitado unas partidas presupuestarias y espera que se ejecuten en un par de meses porque «si destapas y lo dejas así, se vuelve a arruinar». Ellos han excavado y lo pondrán a punto con idea de que quienes visiten el yacimiento romano, propiedad de la Diputación de Burgos, disfruten y comprendan un espacio donde también se instalarán varios carteles explicativos.

Mientras los arqueólogos se emplean a fondo, unos con palas excavando, otros con carretillas portando la tierra que sale y alguno barriendo, el director destaca que entre los descubrimientos de esta campaña también se hallan los restos de una inscripción junto a los cimientos de una columna del pórtico. «A veces ponían estatuillas, otras inscripciones dedicadas a alguien... Lo tienen que poner de forma que no moleste, por eso esta está pegada a la columna», apunta, para subrayar que un elemento de este tipo quiere decir que la ciudad romana «tuvo un momento en el que intentó embellecerse y lo debió conseguir. Pero luego a la primera de cambio... Es lo mismo que pasa en el teatro, que convirtieron en anfiteatro».

En total, la superficie excavada en el Foro ronda los 100 metros gracias a la labor efectuada por 9 arqueólogos durante una quincena de octubre y 12 en este momento. Al final, indica, lo que sale a la luz «es el resultado de prácticamente 1.700 años de saqueos, encontramos el resultado de desmontarlo todo y hay que seguir esa historia para llegar a la primera ciudad».

14 de octubre de 2022

Los arqueólogos buscan el doble pórtico del Foro de Clunia

Los trabajos se prolongarán en noviembre centrados en la recuperación de parte del doble porticado del Foro, frente a las dos primeras tabernas del ángulo noreste, y la entrada a la Basílica Jurídica
Los yacimientos de Clunia ofrecen numerosas posibilidades a los investigadores.

La campaña de excavación en el Yacimiento Romano de Clunia (Burgos) se desarrolla entre octubre y noviembre centrada en la recuperación de parte del doble porticado del Foro, frente a las dos primeras tabernas del ángulo noreste, y la entrada a la Basílica Jurídica. La actividad arqueológica, coordinada por los directores del yacimiento y el equipo de Investigación, va a contar con la colaboración, como campo de experiencia arqueológica, de las Universidades de Burgos, Rovira y Virgil (Tarragona) y del departamento de Arquitectura de la Universidad de Valladolid.

Los investigadores y la Diputación Provincial, que es quien se hace cargo del cuidado y conservación de este patrimonio arqueológico de la época romana, es hacer comprensible este espacio, que fue el centro de la ciudad y núcleo principal del desarrollo económico, político y religioso de Clunia.

Siempre se destaca su gran amplitud, uno de los mayores foros que conocemos. Sin embargo, el no visualizar físicamente su doble porticado, en el que tenían lugar las actividades comerciales de la ciudad, hace muy difícil a la mayoría de nuestros visitantes concebir la trazada real de la plaza. La visión actual, sin ese elemento, resulta sobredimensionada, un espacio difícil de entender.

Por ello, sacar a la luz las basas de las columnas sobre las que se sustentaba la cubierta, dando cabida a los puestos itinerantes y protegiendo a los transeúntes de las inclemencias del tiempo, permitirá al visitante concebir la dimensión real del espacio en el que se encuentra. Será consciente de que el Foro de Clunia es muy similar a los porticados que afortunadamente aún conservamos en algunos de nuestros pueblos.

Otro de los objetivos de la campaña pasa por transmitir a los voluntarios, vecinos y visitantes la riqueza de una ciudad que aún tiene mucho pasado por descubrir y de la que se espera que "seguramente" ofrezca "alguna sorpresa durante esta campaña".

26 de agosto de 2020

Los arqueólogos documentan una necrópolis altomedieval en Grañón (La Rioja)

Los trabajos arqueológicos en el yacimiento de La Magdalena, junto a la autovía del Camino Santiago, han sacado a la luz una necrópolis altomedieval con 108 tumbas y restos de la época tardoantigua
En los enterramientos se han identificado 71 individuos adultos, 30 infantiles y 6 neonatos, sin contar las reducciones.
El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ha finalizado la excavación arqueológica en el yacimiento de La Magdalena (Grañón) integrada en las obras del tramo Santo Domingo de la Calzada – Villamayor del Río de la Autovía del Camino de Santiago A-12. Consiste en la excavación arqueológica en área de un yacimiento de cronologías tardoantigua y altomedieval en una superficie de 1.985 m2. La intervención ha permitido documentar casi 120 contextos arqueológicos, de los cuales 108 son tumbas de inhumación pertenecientes a una necrópolis altomedieval. Una vez finalizada la intervención y agotada la estratigrafía arqueológica, se trabaja en la redacción de la memoria técnica, que incluirá el tratamiento y estudio de materiales arqueológicos y un exhaustivo estudio antropológico de los finados exhumados.

La UTE "Autovía A-12", adjudicataria de los trabajos por parte del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, contrató para la realización de los trabajos arqueológicos a la empresa Antequem, Arqueología y Medio Ambiente, S.L. Esta empresa redactó el correspondiente proyecto de actuación, solicitando permiso de excavación arqueológica a la Dirección General de Cultura del Gobierno de La Rioja. El permiso fue concedido el pasado 20 de mayo de 2020.

CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS
La actuación se ha realizado durante el último mes y medio y se ha desarrollado en una superficie de 1.985 m2. Las tareas de excavación manual han permitido reconocer y documentar de forma exhaustiva 117 contextos arqueológicos pertenecientes a un yacimiento de cronologías tardoantigua y altomedieval. De ellos, 108 son tumbas de inhumación perteneciente a una necrópolis altomedieval, con sepulturas excavadas en la arcilla geológica en forma de fosas simples o, en algunos casos, antropomorfa, es decir marcando los hombros.

Aproximadamente la mitad de las tumbas presentan cubierta de lajas de piedra –de caliza, arenisca o esquisto–, en algún caso monolíticas, mientras que en el resto se cubrió el cadáver directamente con tierra.

Todos los cuerpos estaban colocados en decúbito supino, a excepción de algunos neonatos colocados en posición fetal. En la posición de los brazos es donde se observan leves variaciones, ya que podían estar a lo largo del cuerpo o flexionados en diversos ángulos, con las manos sobre el abdomen, el pecho, las clavículas o el pubis, y en muchos casos cada brazo estaba en una posición diferente, es decir de manera asimétrica. Lo que sí parece claro es que estaban envueltos en sudarios, pues, aunque no se ha conservado ningún resto textil, lo esqueletos muestran un recogimiento que sólo sería posible si estaban envueltos en una tela que contuvo los miembros durante los procesos postdeposicionales relacionados con la pudrición del cadáver.

Secuencia de excavación de una tumba con cubierta de lajas y antropomorfa.
Apenas se han identificado alteraciones y expolios de las tumbas. Asimismo son muy escasos los objetos hallados dentro de las tumbas, tanto ajuares como prendas, amuletos o elementos del ritual de enterramiento.

En lo que se refiere a la población, a priori se identificaron 71 individuos adultos, 30 infantiles y 6 neonatos, sin contar las reducciones, que, en todo caso, eran bastante escasas.

RESTOS DE UN POBLADO
Por último, hay que señalar que además del cementerio altomedieval se han excavado varias estructuras de cronología tardoantigua que se corresponden con los restos de un poblado, ya que incluyen un posible fondo de cabaña, un horno de fundición y unos 10 hoyos, identificados como silos de almacenamiento o con otras funciones indeterminadas.

Una vez finalizada la intervención y agotada la estratigrafía arqueológica, se trabaja en la redacción de la memoria técnica que incluirá el tratamiento y estudio de materiales arqueológicos y un exhaustivo estudio antropológico de los restos óseos exhumados. El estudio antropológico se realizará en el Laboratorio de Evolución Humana del Área de Paleontología, que forma parte del Departamento de Historia, Geografía y Comunicación de la Universidad de Burgos.

(Fuente: Radio Haro)