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14 de octubre de 2024

Desvelada la trama urbana de la urbe vacceo-romana de Saldania (Palencia)

En las últimas semanas se ha desarrollado una prospección en aproximadamente 10 hectáreas de las 53 que comprende el yacimiento arqueológico, que ha permitido sacar a la luz parte de la trama urbana, así como varios edificios de época romana, entre los que destacan unas termas públicas.

La primera fase del estudio se centrará en las particularidades del asentamiento urbano y su desarrollo desde época prerromana.

Investigadores del Instituto de Arqueología de Mérida (IAM), centro de investigación mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Junta de Extremadura junto al arqueólogo Jaime Gutiérrez Pérez, han desvelado la trama urbana de la urbe vacceo-romana de Saldania.

Este yacimiento se localiza a pocos kilómetros de la villa romana de La Olmeda, en la localidad palentina de Saldaña, algo que los arqueólogos ven como una oportunidad única para relacionar la vida urbana y el desarrollo de las villas tardías en el medio rural en la época tardo-antigua a partir del siglo III d.C. Sin embargo, esta primera fase del estudio se centrará en las particularidades del asentamiento urbano y su desarrollo desde época prerromana.

En las últimas semanas, los arqueólogos Jaime Gutiérrez, Carlos Cáceres y Jesús García, investigador del Instituto de Arqueología de Mérida (IAM-CSIC), han trabajado en la urbe vacceo-romana de Saldania para sacar a la luz la trama urbana mediante la aplicación de la prospección geofísica con georradar.

Gracias a la colaboración de la Diputación de Palencia, el Ayuntamiento de Saldaña y el Laboratorio de Arqueología de Mínima Invasión del IAM-CSIC, se ha desarrollado una prospección, en aproximadamente 10 hectáreas de las 53 que comprende el yacimiento arqueológico, que ha permitido sacar a la luz parte de la trama urbana, así como varios edificios de época romana, entre los que destacan unas termas públicas.

Junto a los trabajos de prospección, realizados mediante un potente georradar de 32 antenas y 600 megahercios (mhz) de frecuencia, se ha desarrollado un proyecto de fotografía aérea con drones multiespectrales que permite confirmar algunas de las estructuras localizadas con el georradar. “Queremos ampliar la prospección geofísica a las laderas del yacimiento. Creemos que el patrimonio cultural es imprescindible para el desarrollo del pueblo”, señala Adolfo Palacios Rodríguez, alcalde de Saldaña.

Jesús García Sánchez, investigador del IAM, recalca la importancia de los métodos geofísicos para a ampliar el conocimiento sobre la arqueología romana: “la prospección geofísica es la mejor técnica para comprender la extensión de los yacimientos, nos permite formular nuevas hipótesis y garantizar el éxito de las futuras campañas de excavación en el yacimiento”.

Asimismo, la protección del yacimiento es fundamental para respetar la labor de investigación, es la razón por la que el enclave será vigilado por agentes del Seprona de la Guardia Civil: “Hemos detectado expolios en el yacimiento, y junto a la labor de investigación, avanzaremos en los trabajos de concienciación del valor de la arqueología entre la población local”, concluye el arqueólogo Jaime Gutiérrez.

Ubicado en el Alto de la Morterona, el yacimiento de Saldania, junto a la actual localidad de Saldaña (Palencia), sitúa sus orígenes en la Edad del Bronce, aunque no fue hasta la Segunda Edad del Hierro cuando se constata un importante núcleo celtíbero.

De hecho, el Ayuntamiento de Saldaña pretende poner en valor esta zona con un mirador sobre el Carrión y un monumento alusivo a los thieldones encontrados en este punto.

Ya en época romana, la ciudad tuvo un auge entre los siglos I y II d.C., para ir perdiendo, paulatinamente, importancia durante los siglos III y IV d.C., momento en el cual surgen las grandes villas, como la cercana Villa Romana La Olmeda.

En época visigoda el enclave perduró, siendo importante, como queda demostrado por la acuñación de monedas, con la leyenda SALDANIA PIVS, de cinco reyes visigodos, entre los que destacan Leovigildo (571-586) o Chindasvinto (642-653).

La vida en el enclave se mantuvo en época medieval, siendo asolada por Almanzor en el 995. Posteriormente, el núcleo urbano se trasladó a la zona del castillo, aunque no se abandonó definitivamente hasta el siglo XIII-XIV, manteniéndose una actividad alfarera de gran importancia.

1 de octubre de 2024

Un equipo de la UPO descubre un triclinio acuático en Villa Adriana

Investigadores de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla han revela nuevos detalles sobre la villa imperial del emperador Adriano en Roma, entre ellos una sala de banquetes rodeada de agua.

Equipo de la UPO que ha participado en la campaña de excavación en Villa Adriana.

El equipo científico del Seminario de Arqueología de la Universidad Pablo de Olavide ha realizado un importante hallazgo en el marco de su última y reciente campaña de excavación en Villa Adriana, una de las construcciones más emblemáticas del emperador Adriano, ubicada a 28 km de Roma. El descubrimiento ha revelado la existencia de un triclinio acuático, una sala de banquetes rodeada de agua, en la que se aplicó una solución arquitectónica muy singular para su época.

Durante la campaña de excavación, llevada a cabo del 8 al 29 de septiembre, el equipo centró su trabajo en el pórtico central del Palazzo de Villa Adriana, área que fue la primera zona residencial del emperador. El triclinio está compuesto por una plataforma central que, en tres de sus lados, está bordeada por un estanque.

Las excavaciones han revelado que tanto el interior del estanque como el zócalo de las paredes estaban revestidos con mármol blanco, destacando el mármol de Carrara y otros procedentes de diferentes partes del Imperio. Este tipo de sala era habitual en la arquitectura romana, pero el diseño descubierto es especialmente singular y único en su época, que más tarde se reproduciría en otras construidas en distintos lugares del Impero Romano. Ejemplos similares de estos comedores rodeados de agua se pueden encontrar en la península ibérica, como en la Villa romana de Salar (Granada) y en la Casa dos Repuxos en Conimbriga (Coimbra, Portugal).

En campañas anteriores, los arqueólogos y arqueólogas de la UPO descubrieron otro triclinio acuático de distinto diseño en la misma zona del Palazzo, lo que convierte este lugar en un auténtico laboratorio arquitectónico donde se experimentó con el uso del agua en espacios de banquetes. Las dimensiones reducidas de las plataformas donde se celebraba el banquete sugieren que estos comedores eran íntimos, reservados para el emperador y dos comensales más, creando un espacio de reunión privada.

Rafael Hidalgo, profesor de la UPO y director del proyecto, destaca la importancia de este hallazgo: “La localización de dos triclinios acuáticos nos permite entender mejor las innovaciones arquitectónicas llevadas a cabo en Villa Adriana y el papel simbólico del agua en las estancias dedicadas al banquete”.

El proyecto arqueológico en Villa Adriana, desarrollado de forma ininterrumpida por la UPO desde 2003, es el primer proyecto de excavación español en esta villa. Solo otros dos equipos internacionales, de las universidades de Oxford y Columbia, están actualmente autorizados para excavar en este sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El proyecto de la UPO en Villa Adriana junto al proyecto institucional del CSIC en la ciudad romana de Tusculum, son los dos únicos proyectos de excavaciones arqueológicas españoles que actualmente se desarrollan en Italia.

La reciente campaña ha contado con la colaboración del Instituto Autónomo de Villa Adriana y Villa d’Este, dirigido por Andrea Bruciati, y ha sido financiada íntegramente por la Universidad Pablo de Olavide, con el apoyo de su Consejo Social, la Facultad de Humanidades y el Departamento de Geografía, Historia y Filosofía. En esta ocasión, el equipo de excavación está constituido por profesorado e investigadores e investigadoras de la UPO y estudiantes de la Facultad de Humanidades, así como por alumnos y alumnas de la Università degli Studi Roma Tre.

20 de septiembre de 2024

Las excavaciones confirman la importancia del yacimiento fenicio de El Cerro del Villar (Málaga)

Los resultados de la tercera campaña de investigación de la Universidad de Málaga en el Cerro del Villar confirman que se trata de uno de los asentamientos fenicios arcaicos mejor conservados del Mediterráneo occidental y con mayor potencial para el estudio de este periodo, de hace casi 3.000 años, así como del fenómeno de expansión colonial en la Península Ibérica.

Tras cuatro semanas de excavaciones concluyen los trabajos realizados en el yacimiento.

Los resultados de la tercera campaña de investigación de la Universidad de Málaga en el Cerro del Villar confirman que se trata de uno de los asentamientos fenicios arcaicos mejor conservados del Mediterráneo occidental y con mayor potencial para el estudio de este periodo, de hace casi 3.000 años, así como del fenómeno de expansión colonial en la Península Ibérica.

Así lo ha afirmado hoy el profesor del Área de Prehistoria del Departamento de Ciencias Históricas de la UMA, el director del equipo investigador de las excavaciones arqueológicas, José Suárez Padilla, en la rueda de prensa de presentación de las primeras conclusiones del proyecto, celebrada esta mañana en este yacimiento, que cuenta con una extensión de alrededor de ocho hectáreas.

Tras cuatro semanas de excavaciones ya han concluido los trabajos realizados en el asentamiento, liderados por la UMA y subvencionados por la Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, con el apoyo del Ayuntamiento y de la Fundación Málaga.

El acto de presentación de los resultadas ha reunido en la desembocadura del río Guadalhorce, donde se ubica el Cerro del Villar, al rector de la Universidad, Teodomiro López; el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre; la delegada de Turismo, Cultura y Deportes en Málaga, Gemma del Corral, y el gerente de la Fundación Málaga, Gonzalo Otalecu. Además, el investigador José Suárez ha estado acompañado por el catedrático de Arqueología de la Universidad Bartolomé Mora.

“La entidad constructiva y el estado de conservación de los restos que hemos documentado en esta campaña confirman que este yacimiento sería una auténtica ciudad fenicia del siglo VII a.C.”, ha señalado Suárez.

En este sentido, la delegada de la Junta de Andalucía ha manifestado que los resultados obtenidos demuestran el éxito del trabajo realizado, que “nos permite seguir avanzando en el conocimiento de nuestra historia y recuperando patrimonio que por siglos ha permanecido enterrado en este enclave único”.

Colaboración institucional
El alcalde, por su parte, ha destacado la colaboración institucional entre la Junta, el Ayuntamiento y la Universidad “que hace posible el desarrollo de este proyecto”. Además, ha resaltado la participación de 8 arqueólogos de la red de Urbanismo y el apoyo municipal para que el yacimiento sea zona protegida.

Igualmente, Gonzalo Otalecu ha recalcado el compromiso de Fundación Málaga con la conservación, la protección y la divulgación del patrimonio histórico de la ciudad.

Finalmente, el rector ha expresado su orgullo y satisfacción por esta nueva campaña, que “es un ejemplo de colaboración institucional”.

Organización interna del sitio: dos fases arquitectónicas
En concreto, se han distinguido dos fases arquitectónicas de este periodo, con un valioso estado de conservación de las estructuras. Las de la segunda mitad del siglo VII a.C. destacan por estar construidas con potentes zócalos de piedra local, que superan más de 1 metro de altura, y con suelos fabricados con barro y grava.

“Calles y edificios de este periodo, con más de una decena de estancias, han quedado al descubierto, poniendo de manifiesto como este nuevo proyecto urbanístico subió la cota de los suelos de la fase previa de forma considerable, previsiblemente para evitar la afección supuesta por las inundaciones del río”, ha explicado Suárez.

De la primera fase, primera mitad del siglo VII a.C., por otro lado, se ha señalado el estado de conservación del interior de alguna de las estancias en la que han aparecido una serie de grandes ánforas completas, conservadas “in situ”, dispuestas apoyadas contra las paredes de barro.

“Estas se han descubierto fragmentadas como consecuencia de un importante incendio, del que se ha preservado los restos de algunas de las vigas de madera quemadas y caídas sobre los contenedores cerámicos. Este hallazgo es de particular interés, porque permite reconstruir con precisión el uso de los distintos espacios que sufrieron este episodio catastrófico, presentándose como un auténtico contexto tipo Pompeya", aclara el investigador de la UMA.

Zona de fondeadero
Además de esto, la entidad de los inmuebles próximos a la zona donde se ubicó previsiblemente una de las zonas de fondeadero sigue quedando de manifiesto. Están ordenados a partir de calles paralelas a la orilla de la isla en este punto y presentan más de 20 metros de longitud, con amplias estancias internas. Destaca el hallazgo en una de las habitaciones de objetos relacionados con la producción metalúrgica, posiblemente de objetos de cobre.

Producción alfarera
Por otro lado, se ha identificado en el extremo más occidental de la isla parte de un horno de producción alfarera con sus testares -depósitos con restos de cerámica desechada o defectuosa, en particular ánforas y otras vasijas de gran formato- que pueden fecharse a finales del siglo VI a.C.

Prácticas de culto
El descubrimiento de una pequeña cabeza femenina de terracota en las proximidades del lugar donde se descubrieron en la campaña anterior restos de un ungüentario y una jarrita, que “podían formar parte de una ofrenda”, puede reforzar la idea de la continuidad de las prácticas de culto en este entorno en momentos ya avanzados del siglo III a.C.

Producción de salazones
También se ha documentado el límite del gran edificio de época romana tardía (siglo IV d.C.) dedicado a la producción de salazones, evidenciándose el buen estado de conservación de la factoría, así como la presencia de otras estructuras perimetrales coetáneas, que pueden formar parte de inmuebles auxiliares de este complejo, de posible carácter residencial o de almacenamiento.

Bajo el nombre, ‘Cerro del Villar: naturaleza y temporalidad del proyecto territorial fenicio arcaico en la bahía de Málaga’, el equipo científico que ha llevado a cabo la campaña arqueológica ha estado formado por investigadores de la UMA, así como de universidades andaluzas e internacionales, caso de Chicago (EE UU) y Marburgo (Alemania), instituciones con las que se está formalizando convenios de colaboración. Además, se ha contado con especialistas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de los Servicios Centrales de Apoyo a la Investigación (SCAI).

19 de septiembre de 2024

Investigadores de la UA desvelan que las técnicas agrarias de las áreas de montaña de Alicante tienen dos mil años de antigüedad

Prácticas como la irrigación, el abonado o los abancalamientos se iniciaron en la Edad de Hierro
Los investigadores de la UA durante el trabajo de campo en la montaña alicantina.

Dos artículos recientemente publicados por investigadores de la Universidad de Alicante en revistas de alto impacto internacional demuestran que las técnicas agrarias intensivas utilizadas en la montaña alicantina, atribuidas a la población medieval islámica, son mil años más antiguas de lo que se suponía. “Estas actividades, como son la irrigación, el abonado o los abancalamientos se iniciaron a fines de la Edad del Hierro, hacia el 100 a C., y se han mantenido a través del tiempo y las culturas, mostrándose tremendamente sostenibles ambiental y socialmente”, explica el catedrático de Arqueología de la UA Ignasi Grau, uno de los coordinadores de la investigación junto a la profesora Julia Sarabia, del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico de la UA.

En concreto, los artículos publicados son, por una parte, Archaeological landscapes and long-term settlements in the Perputxent valley (eastern Iberia): Exploring land use strategies and sustainability in a Mediterranean mountain área, publicado por The Holocene; y, por otra, Roman farmers in eastern Iberia: A spatial, geoarchaeological and bioarchaeological approach to agrarian strategies, publicado en Quaternary International.

Los estudios, que analizan la actividad agraria y el poblamiento rural de fines de la Edad del Hierro y época romana, se han basado en técnicas múltiples como análisis arqueológico, teledetección, análisis geoquímicos, arqueométricos o de micromorfología de suelos. Y con ellas se han caracterizado zonas de huertas en la Vall de Perputxent y bancales en Banyeres de Mariola, unas investigaciones en las que han participado especialistas de las Universidades de Jaén, Burgos, Valencia, el CSIC o la Sociedad Aranzadi de Euskadi y que han contado con la financiación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y la Conselleria de Educación, Cultura, Universidades y Empleo-GVA.

Ignasi Grau señala como el mosaico agroforestal que conforma nuestro paisaje, el de las comarcas alicantinas, en el que se combinan los cultivos y los huertos con las zonas boscosas, ya era así hace más de 2.000 años. “Lo que vemos ahora es la suma del trabajo de muchas generaciones de personas que han estado haciendo lo mismo durante siglos. Hemos creado una agricultura sostenible a costa de mucho esfuerzo, que empezó a perderse a partir de los años 60 cuando se abandonó el cultivo tradicional”, explica el profesor, para quien la falta de estudios arqueológicos sobre la vida rural sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes de los investigadores ya que “se ha puesto mucho interés en saber qué se hacía en las urbes, pero se desconoce cómo era la vida en el campo cuando, en realidad, el 95 % de la población habitaba en ese entorno”.

9 de agosto de 2024

Sacan a la luz un asentamiento de la Edad de Bronce en Tafalla (Navarra)

Entre los hallazgos destacan restos de dos inhumaciones, un conjunto de vasos cerámicos y 6 kilos de lingotes de cobre que permiten documentar actividades rituales y económicas de la época.
Conjunto de lingotes de cobre con un peso cercano a los 6 kilos

La explotación de una gravera en el término de Ceda –La Celada en Tafalla para dar servicio a la construcción de la línea de Tren de Altas Prestaciones entre Zaragoza y Pamplona ha sacado a la luz un asentamiento temporal de la Edad de Bronce que ha permitido documentar actividades rituales y económicas de la población prehistórica navarra.

Los trabajos de excavación, que se realizan en colaboración con la Dirección General de Cultura – Institución Príncipe de Viana, se han llevado a cabo entre 2020 y 2023 por Adif en una zona de préstamos de gravas y han permitido descubrir en una superficie de 2 hectáreas un conjunto de 130 estructuras. Éstas consisten en sencillos rebajes en el terreno de morfología diversa, donde se han encontrado distintos elementos: agujeros de poste de dos cabañas, silos, hogares, fuegos, etc. El yacimiento, que se fecha en la Edad del Bronce a mediados del IIº milenio a.C., fue un pequeño hábitat temporal de corta existencia, un tipo muy habitual durante la Prehistoria reciente en la Comunidad Foral.

Esta clase de yacimientos, conocidos como “campos de hoyos”, se erigieron con estructuras perecederas, por lo que no se han llegado a conservar sus restos constructivos (viviendas, suelos, cercados, etc.) debido a su fragilidad y al efecto de la roturación. Sin embargo, han permitido documentar los restos de los enseres y datos significativos sobre los modos de subsistencia, condiciones ambientales, tecnología, etc. de sus habitantes. Sin embargo, la excavación en extensión permite que afloren numerosa información y en ocasiones descubrimientos inesperados.

Finalizados los trabajos arqueológicos en el yacimiento, los restos descubiertos han pasado a conservarse en los Fondos de Arqueología del Gobierno de Navarra, donde están siendo objeto de restauración. Al mismo tiempo, se está llevando a cabo un estudio científico a través de la colaboración entre la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana y Adif. En el mismo, están participando técnicos del Servicio de Patrimonio Histórico, de Olcairum, S.L. y de diversos centros de investigación (Universidades de Valladolid y Autónoma de Madrid, CSIC, etc.). Los trabajos incluyen la datación radiocarbónica, análisis de metales y de su procedencia, tecnología de elaboración de cerámica, residuos orgánicos, arqueofauna, antropología, etc.

Hallazgos
Entre los hallazgos efectuados, destacan los restos de dos inhumaciones de la Edad del Bronce, las más antiguas conocidas de la localidad.

Además, se ha encontrado el grupo de vasos cerámicos más completo de Navarra de la Edad del Bronce. Gran parte de estas cerámicas se han hallado íntegras, fueron depositadas simultáneamente y finalmente selladas, lo que probablemente represente un acto de carácter ritual del que aún se desconoce su significado ya que no existen paralelos. Los estudios sobre tecnología y residuos permitirán aportar luz para su comprensión.

También se ha descubierto un conjunto de lingotes de cobre con un peso cercano a los 6 kilos, que constituía una pequeña fortuna para la época. Este hallazgo, que supone un caso único en la Comunidad Foral y en el noroeste de España, se comparará con otros descubrimientos realizados al norte de los Pirineos para conocer las circunstancias del abandono de esta fortuna.

La excavación y estudio de Ceda-La Celada constituye un caso único para conocer cómo vivía una comunidad del IIº milenio a.C. en Navarra ya que se han documentado actividades rituales y económicas hasta la fecha insospechadas.
(Fuente: Cultura Navarra)

5 de agosto de 2024

Los rostros de El Turuñuelo nominados a 'Mejor hallazgo histórico' por National Geographic

Los relieves con rostro hallados en el yacimiento tartésico de El Turuñuelo han sido nominados por la revista Historia National Gegraphic a los primeros Premios de los lectores +Historia, en la categoría 'Mejor Descubrimiento o Hallazgo Histórico Nacional'. Destacar que también se incluyen entre las nominaciones el descubrimiento del mosaico de Medusa en Huerta de Otero en Mérida.
Esculturas tartésicas halladas en en yacimiento arqueológico del Turuñuelo de Guareña, en Badajoz / Samuel Sánchez

Los relieves con rostro hallados en el yacimiento tartésico de El Turuñuelo han sido nominados por la revista Historia National Gegraphic a los primeros Premios de los lectores +Historia, en la categoría 'Mejor Descubrimiento o Hallazgo Histórico Nacional'. Así se lo han comunicado a los investigadores del yacimiento, a los que desde la publicación también han trasladado su más sincera enhorabuena y admiración por la labor que realizan. Destacar que también se incluyen entre las nominaciones el descubrimiento del mosaico de Medusa en Huerta de Otero en Mérida.

Los hallazgos del equipo del Instituto de Arqueología de Mérida (IAM), Centro de Investigación mixto del CSIC-Junta de Extremadura, dirigidos por Esther Rodríguez González y Sebastián Celestino Pérez, han hecho que El Turuñuelo sea considerado uno de los yacimientos arqueológicos más importantes en la Península Ibérica

La nominación está enmarcada dentro de unos premios de nueva creación con los que National Geographic pretende reconocer la promoción y divulgación de la historia, el patrimonio y la cultura. En concreto, los relieves con rostro de la cultura tartésica nominados a estos premios, están formados por un grupo de fragmentos de escultura de piedra que representan los rostros humanos de hasta cinco individuos distintos, en diferente estado de conservación. Estas representaciones humanas constituyen un hallazgo sin precedentes en lo que conocemos de la cultura tartésica, un descubrimiento de importancia mundial.

Los trabajos de excavación en El Turuñuelo cuentan con el apoyo del gobierno regional a través de diferentes consejerías. En concreto, la Secretaría General de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Consejería de Educación, Ciencia y Formación Profesional ha destinado este año 200.000 euros al personal investigador. Además, la Consejería de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes ha gestionado la declaración del yacimiento como Bien de Interés Cultural, así como las autorizaciones de excavación y los informes para la adjudicación de terrenos necesarios para continuar con los trabajos.

Mosaico de Medusa
El gran mosaico de Medusa hallado en Huerta de Otero también ha sido nominado a estos premios, que votan los lectores de la revista Historia National Geographic, en la misma categoría 'Mejor Descubrimiento o Hallazgo Histórico Nacional'. Se trata de un gran mosaico de teselas de colores, conservado de forma excepcional, y que ha visto la luz tras las últimas excavaciones realizadas en Huerta de Otero por Escuela Profesional Barraeca II del ayuntamiento emeritense.

La lista de nominados estará disponible próximamente en la web https://historia.nationalgeographic.com.es/. En ella, el público podrá votar desde el 23 de agosto hasta el 10 de octubre y los ganadores se darán a conocer en el mes de diciembre.

La Junta de Extremadura ha trasladado su satisfacción y enhorabuena a los investigadores tras conocer la noticia. El objetivo del gobierno regional es dar todo el apoyo necesario para que Extremadura siga consolidándose como un referente mundial en el hallazgo de las culturas que nos precedieron.

La nueva excavación de Caraca se centrará en la necrópolis visigoda

La campaña arqueológica que se desarrollará este verano en el yacimiento del Cerro de la Virgen de la Muela, en la localidad guadalajareña de Driebes, que se prolongará dos semanas desde el próximo 12 de agosto, intentará arrojar luz sobre la necrópolis visigoda.
La necrópolis visigoda data del siglo VI d.C y es la última fase del yacimiento.

La campaña arqueológica que se desarrollará este verano en el yacimiento del Cerro de la Virgen de la Muela, en la localidad guadalajareña de Driebes, que se prolongará dos semanas desde el próximo 12 de agosto, intentará arrojar luz sobre la necrópolis visigoda.

Así lo han indicado a Europa Press tanto fuentes del equipo investigador que dirige esta excavación como la jefa del Servicio de Cultura de la Delegación de la Junta en Guadalajara, Teresa Sagardoy, quien ha recordado que este espacio arqueológico fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) este mismo año y está compuesto de varios yacimientos.

En cuanto a la necrópolis visigoda, afirma que, según los datos recogidos hasta el momento, data "más o menos" del siglo VI d.C y es la última fase del yacimiento. Está compuesta por tumbas, algunas de las cuales son "simples fosas" tapadas con una laja de yeso, que es la piedra natural de los cerros de Driebes.

Otras son lo que se conocen como 'cistas', tumbas con varias lajas haciendo el hueco de la fosa y que también están tapadas con varias losas de este tipo de piedra típica de la localidad guadalajareña, prosigue Sagardoy.

"Son tumbas de inhumación y no se ha encontrado ajuar de momento, pero en alguna tumba esperamos que se encuentre algún objeto", ha apuntado, para agregar que lo que sí que se ha encontrado son restos de los ataúdes o sudarios, es decir, de los elementos con los que se depositaba al muerto.

Ha puesto el acento en que en esta necrópolis visigoda se ha hallado parte del cementerio infantil con pequeñas tumbas de niños, a veces neonatos, a los que se les tenía separados en otra zona del cementerio; "en lo que se llama un limbo, porque no estaban bautizados todavía. Se les reservaba un espacio diferente que es curioso de visitar", ha agregado.

Parte de esta necrópolis está musealizada y cuenta ya con carteles para hacerla visitable y comprensible por los visitantes aunque es un trabajo que se acaba de iniciar e irá ampliándose a distintos espacios, pese a que desde el equipo investigador del yacimiento apuntan que en las últimas semanas la cartelería y la señalización han sido vandalizadas y habrá de ser repuesta.

Ocupación desde la Edad del Bronce
En el Cerro de la Virgen de la Muela hay ocupación desde la Edad del Bronce que se conoce como un 'oppidum' carpetano correspondiente a las poblaciones indígenas de antes de los romanos. Lo más conocido es la ciudad romana de Caraca, a la que se unen otros puntos donde se han localizado restos arqueológicos, una villa romana, un monumento funerario o zonas más de carácter militar en las inmediaciones de la ciudad.

Sagardoy ha resaltado que la ciudad romana de Caraca es la única que se ha hallado en la provincia de Guadalajara, que tuvo su esplendor en el siglo I o el II d.C --en época Flavia-- y estaba a mitad de camino entre Complutum (Alcalá de Henares) y Segóbriga --en la provincia de Cuenca--, en la vía Spartaria que unía Cartagonova con Complutum.

Desde el equipo investigador del yacimiento apuntan que la ciudad estaría en la provincia romana de la Tarraconense y que se cree que hacía su labor "seguramente" como paso por la vía en el Tajo, hecho que hizo que Sertorio (I a.C.) la conquistara por la fuerza.

Un hallazgo que ha destacado la jefa de Cultura de la Junta en Guadalajara relacionado con la ciudad es el del acueducto que se ha encontrado a tres kilómetros así como el manantial que daba origen al mismo. "Está realizado en 'Opus caementicium', una obra de ingeniería romana habitual, y que traía el agua desde ese manantial a la ciudad", ha añadido.

A ello ha unido que se han localizado varias piscinas limarias, que son piscinas de decantación, que depuraban el agua y a la vez impedían que tuviera mucha velocidad por el canal y deteriorara el mismo.

Las campañas arqueológicas
Hasta el momento se han llevado a cabo en el Cerro de la Virgen de la Muela siete campañas arqueológicas y este mes de agosto se llevará a cabo la octava. Además de las múltiples visitas para hacer prospecciones, vuelos de dron o el uso de un georradar.

Así, en 2016 se hicieron las primeras prospecciones y se usó el georradar para confirmar la existencia del yacimiento y ya en el 2017 tuvo lugar la primera campaña de excavación, cuyos directores han sido desde el inicio Emilio Gamo Pazos y Javier Fernández Ortea.

Para Sagardoy, se trata de un equipo de investigadores "muy dinámico" que, con pocos medios, la ayuda de las administraciones y "mucho empeño" han estado haciendo pequeñas campañas de unos 15 días.

Esta excavación se desarrollará gracias al convenio firmado entre la Diputación de Guadalajara y el Ayuntamiento de Driebes, con el apoyo del Ayuntamiento de Brea de Tajo y la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara.

En su conjunto, la responsable de Cultura de la Junta en Guadalajara ha resaltado que en estas campañas se ha podido delimitar todo el mapa de la ciudad romana --compuesto por 27 manzanas--, se ha localizado el Cardo, el Decumano, el Foro y las Termas; pese a lo cual ha señalado que queda "muchísimo trabajo" por hacer y apenas se ha iniciado la investigación sobre todos estos yacimientos.

Jornada de Puertas Abiertas
De otro lado, el Ayuntamiento ha informado de que este verano se volverá a realizar la Jornada de puertas abiertas en el yacimiento el jueves 22 de agosto que constará de visitas guiadas al mismo a las 10.30 y 19.00 horas, siendo el acceso a la actividad libre y gratuito.

El 'Proyecto de excavación de la necrópolis de época visigoda de Caraca (Driebes, Guadalajara) y de los niveles carpetanos en esa misma área' está dirigido por los ya citados Javier Fernández Ortea (arqueólogo) y Emilio Gamo Pazos (Museo Arqueológico Nacional) a los que se unen Saúl Martín González (arqueólogo), Santiago David Domínguez Solera (Heroica arqueología).

El equipo interdisciplinar de investigación contará este año con la colaboración de un amplio número de expertos que analizarán el yacimiento desde distintas ópticas, incluyendo a Antonio Alvar Ezquerra (Universidad de Alcalá), Ana Gracia Rivas (Museo Nacional de Antropología), José María Murciano Calles (Museo Nacional de Arte Romano) y María Luisa Cerdeño Serrano.

También participarán Daniel Cordero Bordejé, María Ángeles Perucha Atienza (IGME-CSIC), Miguel Ángel Rodríguez Pascua (IGME-CSIC), José Francisco Mediato Arribas (IGME-CSIC), Andrés Díez Herrero (IGME-CSIC), Helena Gimeno Pascual (Centro CIL II-Alcalá de Henares), Daniel Méndez García (Revives.es y UFV), Ana Fernández Jiménez y Paula Carmona Quiroga (Instituto Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas -IETcc-CSIC), Magdalena Barril Vicente, Macarena Bustamante Álvarez (Universidad de Granada), Sergio Remedios Sánchez (UNED-Senior) y Álvaro Sánchez Climent.

23 de julio de 2024

Nueva línea de investigación sobre análisis de materiales del patrimonio arquitectónico y arqueológico

La Escuela de Estudios Árabes (EEA), instituto de investigación perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), abre una línea de investigación para el estudio de las características y propiedades de los diferentes materiales que conforman el patrimonio arquitectónico y arqueológico (cerámica, morteros, tapial, piedra, vidrio y metal), tanto en el laboratorio como en el monumento o yacimiento arqueológico; al análisis de los factores y mecanismos que condicionan su deterioro; y a la investigación y el desarrollo científico de las técnicas y metodologías que permitan su conservación y restauración.
La labor investigadora de la EEA se centra, por un lado, en el estudio de la Historia y los textos andalusíes, así como de la lengua árabe y, por otro, en la Arqueología y Arquitectura Islámicas.

La labor de investigación reciente implantada incluye la colaboración en proyectos de conservación y restauración con instituciones nacionales e internacionales y administraciones locales (entre ellas, Universidad de Granada, Patronato de la Alhambra y Generalife, Getty Conservation Institute), realizando tanto la caracterización y el diagnóstico previo como el seguimiento científico de las intervenciones.

La difusión se realiza mediante publicaciones nacionales e internacionales, conferencias, cursos y docencia de grado y postgrado impartidos fundamentalmente en la Facultad de Ciencias y Bellas Artes de la Universidad de Granada (Grado en Conservación y Restauración de Bienes Culturales y Máster en Ciencia y Tecnología en Patrimonio Arquitectónico).

Líneas específicas de investigación:
  • Caracterización composicional-textural y propiedades químicas/físico-mecánicas de los materiales del patrimonio arquitectónico y arqueológico.
  • Investigación geológica de canteras históricas y otros puntos de procedencia de materiales.
  • Estudio de la tecnología de la fabricación de los materiales e implicaciones arqueométricas.
  • Análisis del estado de conservación y las causas, los mecanismos y las morfologías de alteración.
  • Diseño, aplicación y análisis de materiales y tratamientos de conservación: orgánico, inorgánico y biomineralización.
  • Control y seguimiento del proceso de intervención: tratamientos, productos y metodología de su aplicación.
Sobre la EEA
La Escuela de Estudios Árabes (EEA) es un Instituto de investigación perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), organismo público de investigación, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación. La sede inicial de la EEA se estableció en la llamada Casa del Chapiz, conjunto de dos casas moriscas declarado Bien de Interés Cultural, cuyos orígenes se remontan al siglo XIV, y que se encuentra situado en el Albaicín (barrio de Granada, incluido por la UNESCO en la lista del Patrimonio Mundial), en la confluencia de la Cuesta del Chapiz con el Camino del Sacromonte.

Hoy en día, la EEA cuenta con dos sedes, la mencionada Casa del Chapiz y el Carmen de los Mínimos, edificio de nueva construcción inaugurado en 2007.

La labor investigadora de la EEA se centra, por un lado, en el estudio de la Historia y los textos andalusíes, así como de la lengua árabe y, por otro, en la Arqueología y Arquitectura Islámicas, concretándose en siete líneas de investigación: Historia del Islam, Historia de la ciencia árabe, Arquitectura islámica, Granada en época musulmana y morisca, Arqueología medieval, Arqueología de la Arquitectura y Dialectología árabe.

Una buena síntesis sobre la historia de la institución y su sede, así como de la labor que desempeñan en ella sus investigadores puede apreciarse en el vídeo institucional.
(Fuente: CSIC)

17 de julio de 2024

La UNIA celebra en Bedmar (Jaén) la sexta edición del curso Arqueología del cuaternario

La Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) inaugura la sexta edición del curso Arqueología del cuaternario: teorías, métodos y prácticas, organizado por la Sede Antonio Machado de Baeza (Jaén) y por el Centro de Investigaciones Prehistóricas de Sierra Mágina (Paleomágina), y dirigido por Marco Antonio Bernal y José María Hidalgo, de Paleomágina, y Mª del Carmen Jorge García, de la Universidad Carlos III de Madrid.


La Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) inaugura la sexta edición del curso Arqueología del cuaternario: teorías, métodos y prácticas, organizado por la Sede Antonio Machado de Baeza (Jaén) y por el Centro de Investigaciones Prehistóricas de Sierra Mágina (Paleomágina), y dirigido por Marco Antonio Bernal y José María Hidalgo, de Paleomágina, y Mª del Carmen Jorge García, de la Universidad Carlos III de Madrid.

El curso finaliza el 28 de julio y su objetivo es dotar al alumnado de una formación práctica y teórica en la metodología y técnicas arqueológicas del Cuaternario y realizar una investigación y puesta en valor de una parte de la riqueza arqueológica patrimonial de Bedmar (Jaén), como es el Yacimiento de la Cueva del Nacimiento del Río Cuadros.

Una edición más, el alumnado realizará excavaciones arqueológicas y trabajo de laboratorio por las mañanas, mientras que las tardes se han reservado para sesiones de conferencias y prácticas con investigadores expertos en distintos campos de la arqueología.

En el acto inaugural, el director de la Sede Antonio Machado de Baeza de la UNIA, José Manuel Castro, ha recordado “la vocación colaborativa de la Internacional de Andalucía; en este caso, con otras instituciones públicas como el Ayuntamiento de Bedmar, la Diputación Provincial de Jaén y la Junta de Andalucía, y privadas como la Caja Rural de Jaén”.

También ha destacado la “calidad de este programa, que se extiende tanto a la dirección del mismo como a su profesorado”. Por último, Castro se ha referido al alumnado, a su papel fundamental como “destinatario de la oferta de la UNIA”, y ha subrayado la especificidad de este programa docente que permite a los alumnos adquirir “competencias en investigación”.

Junto al director de la Sede Antonio Machado de Baeza de la UNIA, han intervenido en el acto inaugural, el delegado de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía, José Ayala; la vicepresidenta de la Diputación provincial de Jaén, Pilar Parra; la concejala de Juventud, Igualdad, Bienestar Social y Educación de Bedmar, Mª Mar Vílches; el gerente de la Fundación Caja Rural de Jaén, Luis Jesús García-Lomas, y el director del curso, Marco Antonio Bernal.

Precisamente, Bernal ha agradecido a las instituciones su colaboración en este curso, del que ha afirmado es “un mosaico que necesita todas sus piezas”. Un curso que ha ido creciendo desde hace 10 años, que cuenta con “alumnado internacional, procedente de países como Colombia o México” y que conjuga “la formación con la recuperación del patrimonio”.

Tras el acto inaugural ha tenido lugar la conferencia Ídolos: imágenes femeninas en la prehistoria reciente ibérica, impartida por Primitiva Bueno, catedrática de Prehistoria de la Universidad de Alcalá de Henares.

Participan como profesores, Félix Ríos, de la Sociedad Gaditana de Historia Natural; Leonor Peña, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas; Juan Manuel Jiménez y Jesús Miguel Úbeda-Portugués, de la Universidad de Granada; Iñigo Olalde e Iñaki Intxaurbe, de la Universidad del País Vasco; Antonio Delgado, investigador del CSIC-IACT de Granada; José Yravedra, de la Universidad Complutense de Madrid; Javier Baena, Nuria Castañeda, Patricia Ríos y Concepción Torres, de la Universidad Autónoma de Madrid; Sandra Bañuls, de la Universidad de Valencia; Robert Sala, del Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social, Universidad Rovira i Virgili; Pablo Garrido, de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía; José Antonio Riquelme y Antonio Jesús Torres, de la Universidad de Córdoba; Francisco José Bermúdez, investigador en la Fundación Instituto de Investigación de Prehistoria y Evolución Humana; Francisco Javier Fernández de la Peña, de Dibujantes de Arqueología; Manuel Jesús Torres Soria y Antonio López Rodríguez, investigadores de Paleomágina; Mª Soledad Maíz, de Fíbula. Didáctica del Patrimonio; José Ramos Muñoz y Manuel Jesús Parodi, de la Universidad de Cádiz, y Juan Antonio Pérez Claros, de la Universidad de Málaga.

13 de julio de 2024

Nuevas excavaciones revelan la excepcional importancia del castro vettón de Ulaca en Ávila

Las nuevas excavaciones realizadas en el castro vettón de Ulaca, situado en el término municipal de Solosancho, a unos veinte kilómetros de Ávila, han desvelado la excepcional importancia de este oppidum considerado entre los más importantes de Europa por su extensión -setenta hectáreas- y restos.
Los trabajos realizados han demostrado que el edificio tuvo “más complejidad estructural en su interior” de lo que inicialmente se preveía.

Las nuevas excavaciones realizadas en el castro vettón de Ulaca, situado en el término municipal de Solosancho, a unos veinte kilómetros de Ávila, han desvelado la excepcional importancia de este oppidum considerado entre los más importantes de Europa por su extensión -setenta hectáreas- y restos.

El resultado de los trabajos de la séptima campaña, realizada desde el pasado 23 de junio por parte de arqueólogos y estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid, han sido difundidos este viernes por Jesús Álvarez Sanchis, catedrático de Prehistoria de dicha institución académica y director del proyecto arqueológico.

Tres décadas
Comenzó hace tres décadas en esta atalaya privilegiada desde la que se contempla todo el Valle Amblés y entre cuyos icónicos vestigios se encuentran la Sauna, la Cantera o el singular Altar de los Sacrificios, labrado en la piedra granítica de la zona.

El director del proyecto, acompañado por el diputado provincial de Cultura, Javier González, y por el alcalde de Solosancho, Jesús Martín, han explicado los trabajos realizados por un equipo de quince personas desde hace tres semanas en la zona de El Torreón.

Se trata de la séptima y, probablemente, penúltima campaña en este lugar cuyas funciones están aún por determinar a finales de la Edad del Hierro, si bien Jesús Álvarez ha señalado que cada vez parece más clara su “función política” en este castro.

Las sucesivas excavaciones en el espacio que ocupó en su momento este edificio “singular y fantástico” han arrojado información para concluir que esta construcción “no tiene parangón con otras”, dadas sus “grandes dimensiones”.

El director calcula que, teniendo en cuenta las piedras extraídas en las siete campañas realizadas en la zona, podría haber tenido una altura de “entre ocho y diez metros”, lo que hace pensar que puso haber sido una gran atalaya “con un enorme control visual” tanto dentro como fuera del poblado.

Los trabajos realizados han demostrado que el edificio tuvo “más complejidad estructural en su interior” de lo que inicialmente se preveía, según el director del proyecto, quien ha señalado que contaba con tres partes: una habitación central y dos algo más pequeñas.

Cuentas de vidrio
Teniendo en cuenta el tamaño, la altura y una “cierta orientación astronómica”, El Torreón pudo tener una función “ceremonial y política”, ha explicado Jesús Álvarez, quien ha llamado la atención acerca del hallazgo de cuentas de vidrio, cuya producción podría situarse en “talleres del próximo Oriente”.

Dichas cuentas de vidrio, remitidas a laboratorios del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para su análisis, podría proceder de Siria, Israel o Egipto.

De confirmarse este extremo, el catedrático de Prehistoria destaca el hecho de que Ulaca pudo ser una importante referencia en el comercio de aquella época, datada en torno a los siglos II y I antes de Cristo.

“Que cuentas de vidrio llegaran al centro de la Península Ibérica es un acicate para pensar en el carácter absolutamente excepcional y privilegiado de este monumento a finales del la Edad del Hierro”, ha precisado.

Gran población
Los expertos han señalado que la importancia de la que fue una destacada ciudad vettona también viene determinada por su población, ya que sus cerca de trescientas construcciones apuntan que Ulaca pudo llegar a tener en torno a 1.500 habitantes hace más de 2.000 años.

Los resultados de esta séptima campaña de excavaciones en El Torreón se producen dos días antes de que arqueólogos y estudiantes finalicen unos trabajos que cuentan con la colaboración del Ayuntamiento de Solosancho y de la Diputación de Ávila, que aporta 30.000 euros.

Todo apunta, ha concluido, que la del próximo año puede ser la última campaña en El Torreón antes de seguir excavando en otros puntos de este extenso poblado, entre los que ha destacado la necesidad de volver a retomar los trabajos en la “excepcional” necrópolis de Ulaca.

(Fuente: La Vanguardia)

21 de junio de 2024

Los arqueólogos desvelan la ocupación humana del Alto Pirineo a lo largo de miles de años

La campaña de excavaciones de este año llevada a cabo por arqueólogos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y del CSIC en la Cova de l'Home Mort de Soriguera (Pallars Sobirà, Lleida) ha sacado a la luz restos de ceràmicas romanas del final del Imperio Romano (siglo V d. C.), así como una singular punta de flecha de bronce de más de 3.500 años de antigüedad.
Miembros del GAAM realizando trabajos de excavación en la cova de l'Home Mort. Imagen: GAAM-UAB

Arqueólogos del Grupo de Arqueología de Alta Montaña (GAAM), formado por investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han dado a conocer hoy los resultados de la campaña de excavaciones que han llevado a cabo este mes de junio en la cova de l'Home Mort (Soriguera, Pallars Sobirà, Lleida), que han calificado «de alta relevancia científica».

Por un lado, destaca el hallazgo de cerámicas romanas, algunas de origen norteafricano. Este descubrimiento confirma que la cova de l'Home Mort, además de en la Edad del Bronce, acogió ocupaciones humanas al final del Imperio Romano (siglo v d. C.) y «consolida los datos de los últimos años, que indican que los valles del Pallars Sobirà no quedaron al margen de las dinámicas históricas en época romana, como tradicionalmente se había apuntado en varias ocasiones», ha señalado Ermengol Gassiot, director del GAAM del Departamento de Prehistoria de la UAB.

Por otro lado, se han podido recuperar numerosos restos humanos y objetos asociados a la Edad del Bronce, de una antigüedad de entre 3.500 y 3.600 años. Entre los objetos, se ha recuperado una nutrida y diversa producción cerámica y objetos singulares, entre los que destaca una punta de flecha de bronce. «Se trata de un objeto muy valioso para el patrimonio arqueológico pirenaico, dada la escasez de piezas similares que se han encontrado hasta ahora», han detallado los investigadores.

En cuanto a los restos humanos, «una primera evaluación muestra una elevada presencia de huesos de individuos infantiles, si bien también se documentan de personas de edad avanzada», ha explicado Xavier Sánchez, arqueólogo del Pallars Sobirà y miembro del GAAM, coordinador también de la campaña de este año.

La cova de l'Home Mort (Soriguera, Pallars Sobirà) es una cueva con dos galerías situada en el Pirineo, a 1.180 metros de altitud. Los hallazgos de este año se han hecho en la totalidad de la Galería 1, la misma en la que en 2008 se documentó por primera vez el yacimiento y en la que se recuperaron varios restos humanos que en 2017 se pudieron fechar con una antigüedad de entre 3.500 y 3.600 años. La cantidad de fragmentos humanos recuperados hasta ahora es propia del carácter sepulcral que la cueva habría tenido al menos durante 125 años.

A fecha de hoy, los restos humanos de la Edad de Bronce documentados y fechados en la cova de l'Home Mort se sitúan entre los más antiguos recuperados en los Pirineos occidentales de Cataluña y tienen la misma cronología que las de la cueva sepulcral de Montanissell, en el municipio de Coll de Nargó (Alt Urgell, conocidas como la Señora de las Montañas). Su estudio ha de contribuir a entender las condiciones de vida de las poblaciones humanas en las zonas de montaña y alta montaña pirenaicas en un periodo en el que se documenta la consolidación del impacto humano en los medios de alta montaña.

Sin embargo, el estudio de la ocupación humana de la cueva podría ampliar el abanico temporal de esta ocupación, porque los trabajos de este año han proporcionado también restos arqueológicos que, por sus características, parecen provenir del final del Neolítico o Calcolítico, hace unos 5.000 – 4.500 años, entre los que destacan restos de cerámica campaniforme. «A la espera del desarrollo de las investigaciones, este hecho confirma una secuencia arqueológica que cubre varios miles de años. Esto la convierte en un yacimiento de referencia para el estudio de la presencia humana en las áreas de montaña de los Pirineos durante los últimos 5 milenios», ha destacado Ermengol Gassiot.

La investigación llevada a cabo este año ha contado con la participación de alumnado del grado de Arqueología de la UAB.

Los trabajos arqueológicos en la cova de l'Home Mort se enmarcan en varias ayudas del Parque Natural del Alto Pirineo y dentro del proyecto cuatrienal de investigación arqueológica «Arqueología del pastoralismo y la agricultura prehistórica en el Pirineo Occidental», financiado por el Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya y como parte del proyecto «(Re)pensar la gestión de los espacios abiertos y de la ganadería extensiva en el Alto Pirineo en el contexto del cambio climático (Repica)», financiado por el AGAUR (Generalitat de Catalunya). En relación con este último, la cova de l'Home Mort está aportando interesantes datos de la evolución del valle de Siarb desde el último periodo glaciar. También permitirá, a través de sus restos arqueozoològicos, el estudio de la evolución de las estrategias ganaderas los últimos 3.500 años.

18 de junio de 2024

Descubren en Sevilla el vino más antiguo del mundo: un blanco con más de 2.000 años de ‘maduración’

Los análisis químicos confirman que el líquido hallado en el interior de una urna funeraria en Carmona es un vino de época romana, la muestra más antigua identificada hasta la fecha
La urna funeraria con el líquido en su interior, que ha resultado ser un vino de 2.000 años. FOTO: Juan Manuel Román, Ayuntamiento de Carmona

Un equipo de investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO) ha identificado el vino más antiguo encontrado hasta la fecha en el interior de una urna funeraria de 2.000 años de antigüedad. El recipiente se encontraba en el mismo mausoleo romano descubierto en 2019 en la localidad sevillana de Carmona en el que ya se había localizado un frasco de perfume perfectamente sellado. Otra de las urnas cerradas herméticamente contenía cuatro litros de un líquido rojizo que, tras el análisis químico, ha sido identificado como vino y supera en antigüedad a la famosa botella de Espira, un recipiente desenterrado de una tumba romana en Alemania del siglo IV d.C.

“Fue muy sorprendente, porque cuando encontramos las urnas durante una excavación dábamos por hecho que contenían huesos y ajuar; nunca nos imaginamos que dentro pudiera haber líquido”, asegura Juan Manuel Román, arqueólogo municipal del Ayuntamiento de Carmona que descubrió la tumba y lideró la excavación. Fue al abrir la urna en el laboratorio cuando se quedaron atónitos. “El líquido tenía un color rojizo y estaba como burbujeando, quizá por el movimiento del traslado”, recuerda. Sumergidos en el interior de la urna estaban los huesos incinerados de un hombre de alrededor de 45 años, junto a otros elementos como un anillo de oro y varias piezas de hueso trabajado.

Tras asegurarse de que el líquido no podía proceder de la condensación y que no se habían producido filtraciones en la urna, los científicos procedieron a su análisis químico. En un trabajo publicado en la revista Journal of Archaeological Science: Reports, el equipo del Departamento de Química Orgánica de la UCO, liderado por el catedrático José Rafael Ruiz Arrebola, detalla los resultados de una serie de pruebas para estudiar su composición, diferenciar los compuestos que podían estar relacionados con el vidrio de la urna o con los huesos del difunto y compararlo con vinos actuales de Montilla-Moriles, Jerez o Sanlúcar.

“Lo que nos dio la certeza de que se trataba de un vino fueron los polifenoles”, comenta Ruiz Arrebola a elDiario.es. “Lo que vemos son las moléculas características del vino, sin lugar a dudas, de hecho los hemos comparado con vinos de la zona y están presentes los mismos compuestos”. Por otro lado, la ausencia de antocianinas, los polifenoles que se encuentran en la piel de la uva cuando se dejan en maceración al producir vino tinto, les lleva a pensar que se trataba de un vino blanco.

“Certeza absoluta no la podremos tener jamás, pero tengo cierta confianza en que era un vino blanco, porque en el análisis químico no aparece el ácido siríngico que viene de la descomposición de la antocianina más abundante y aparece en los tintos”, subraya el especialista.

Una práctica desconocida
Uno de los aspectos que desconcierta a los científicos es el hecho de que los restos funerarios aparezcan sumergidos de vino, algo de lo que no hay constancia en otros lugares ni en los documentos escritos de la época. Recientemente se encontró una urna del mismo tipo en Pompeya rellena de líquido, pero aún no se ha analizado su contenido ni se conoce si es un caso similar. “Este es un aspecto del ritual funerario del que no había constancia”, explica Juan Manuel Román. “Será difícil encontrar algo parecido, porque tiene que tener unas condiciones muy particulares para que un líquido se conserve 2.000 años, hay que recordar que del frasco de perfume que encontramos en la urna que estaba junto a esta solo nos habían quedado los posos”.

Este mausoleo circular acogió a una familia de alto poder adquisitivo, estaba situada junto a la importante vía que comunicaba Carmo (la actual Carmona) con Hispalis (Sevilla), y señalizada con una torre de la que ya no quedan restos. Los arqueólogos subrayan que esto hace más improbable que pasara desapercibida por los saqueadores, pero por algún motivo permaneció sin abrir hasta 2019. El mausoleo acogía seis urnas funerarias con los restos de tres hombres y tres mujeres que vivieron en el siglo I d.C., además de vasijas, platos de vidrio y cerámica de gran valor que formaban parte de un ajuar. Conocemos el nombre de dos de ellos, Hispana y Senicio, pero no el de los ocupantes de las dos urnas más lujosas, situadas en el lado derecho de la tumba, la que contenía el perfume (de una mujer) y la del recién descubierto vino (de un hombre).

Los investigadores, que no saben si ambos fueron familia porque la incineración no ha dejado muestras de ADN, creen que esta diferencia de tratamiento puede deberse a una cuestión de género. Las mujeres en la antigua Roma tuvieron durante mucho tiempo prohibido probar el vino, que estaba reservado para los hombres. Los restos de la mujer tenían tres joyas de ámbar, un frasco de perfume con aroma a pachulí y fragmentos de telas cuyos primeros análisis parecen indicar que se trataría de seda. Como curiosidad, además del vino, los restos del hombre estaban acompañados por un anillo de oro que se añadió tras la cremación con la figura de Jano bifronte —una divinidad asociada al tránsito de la muerte—, y restos de huesos trabajados que han resultado ser las patas de una cama, seguramente junto con la que se quemó su cuerpo.

Una bebida para la liturgia
María José Motilva, investigadora del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV-CSIC), que no ha participado en el artículo, cree que se trata de un “hallazgo excepcional” y que los resultados del análisis de polifenoles sugieren que el líquido rojizo contenido en el ánfora podría tratarse de un vino con una lógica degradación por el paso del tiempo. “La composición en sales minerales del líquido es bastante similar a la de los vinos finos que se producen actualmente en la antigua región bética”, destaca. En cuanto al pH de 7,5, muy superior al de los vinos finos que se elaboran hoy día, cree que se debe a “una degradación lógica que se relaciona con el bajo contenido de materia orgánica del vino que fue en su día”.

José Miguel Martínez Zapater, director del ICVV-CSIC, también cree que se trata de un trabajo muy relevante que aporta mucha información sobre cómo vivieron sociedades anteriores a las nuestras y cómo valoraban el vino. “El vino era una bebida casi para comunicarse con los dioses, estaba muy relacionado con la religión”, asegura. “Estaba destinada a determinados grupos sociales y lo que le daba valor es que solo se producía una vez al año, a diferencia de otras bebidas como la cerveza, que estaban más disponibles”.

Zapater y su equipo trabajan en la identificación de restos arqueológicos de la vid, a partir de semillas en yacimientos con los que tratan de identificar qué variedades se cultivaban, por lo que si apareciera alguna semilla en el fondo de esta urna, señala, sería especialmente interesante para ellos. “Me atrevería a afirmar que las variedades de uva no han cambiado tanto, pero no hay mucha información en el trabajo”, asegura. Lo que tiene claro es que el vino que se bebía hace 2.000 años era muy diferente del actual. “Sospecho que era un vino que se oxidaba rápidamente y tenía problemas de conservación; eso se sabe de muchos vinos de la antigüedad, es algo que ahora evitamos con la tecnología”.

¿A qué sabrá este vino después de 2.000 años? Ruiz Arrebola confiesa que él y su equipo han fantaseado alguna vez con la posibilidad de tomarse un chupito para celebrar el descubrimiento. “No creo que sea peligroso, pero me da un poco de asco, en particular porque estaba en contacto con los restos de un romano muerto”, bromea.

Para Juan Manuel Román, el arqueólogo que descubrió esta tumba romana llena de tesoros, el vino es una muestra más del poder de aquella familia, capaz de adquirir productos que viajaban desde las más lejanas partes del mundo. “Hasta Carmona llegaba el ámbar del Báltico, el pachulí de Pakistán, el vidrio de Alejandría y ahora sabemos que quizá hasta seda desde el lejano oriente”, resume. “El vino es un añadido más a este espectacular hallazgo que nos brinda información de primera sobre cómo se vivía (y se moría) en el mundo romano”.

13 de junio de 2024

Arqueólogos de la UA obtienen una secuencia ininterrumpida de la ocupación de Ilici

Arqueólogos de la Universidad de Alicante han conseguido documentar la vida del yacimiento desde la Edad Media hasta las raíces del asentamiento ibérico
Equipo Domus 2024.

El proyecto ‘Domus-La Alcudia: vivir en Ilici’ culmina sus objetivos en las nuevas excavaciones y obtiene una secuencia contrastada e ininterrumpida de ocupación en el sector nororiental de la ciudad, uno de los puntos más elevados de la topografía original, donde existían indicios de ocupación entre la prehistoria y la época medieval, según ha informado Sonia Gutiérrez Lloret, catedrática de Arqueología de la Universidad de Alicante y codirectora del proyecto junto a los profesores Julia Sarabia, Victoria Amorós y Jesús Moratalla, todos ellos del área de Arqueología de la UA, especialistas en diversos periodos y problemáticas históricas.

La campaña cuenta, además, con un equipo amplio de especialistas de prehistoria y arqueología de la Universidad de Alicante y otros centros investigación, como el Instituto de Arqueología de Mérida-CSIC (Trinidad Tortosa) o la Universidad de Murcia (Alicia Fernández). En él participan también estudiantes y egresados del Máster en Arqueología Profesional y Gestión Integral del Patrimonio de la UA y un excelente equipo de técnicos y peones especializados, fruto de la colaboración con el Ayuntamiento de Elche.

Gutiérrez Lloret explica que Domus pretendía contrastar el relato idealizado de las ciudades superpuestas con la verdadera historia material de IIlici. “Y para ello, en lugar de focalizar el interés en un periodo o monumento concretos, convertimos la diacronía (el tiempo en un espacio) en nuestro objetivo, rechazando los clichés arbitrarios que tanto han condicionado y siguen condicionando la interpretación de La Alcudia, desde la aparición casual de la Dama de Elche en un contexto desconocido de la ladera oriental de la colina”, señala la arqueóloga, que incide en el hecho de que “todas las ciudades, como espacios construidos, son una sucesión de paisajes urbanos en continua transformación y La Alcudia es un ejemplo impresionante”.

De este modo, Sonia Gutiérrez señala que la excelente conservación de la estratigrafía en este sector ha proporcionado ya interesantes novedades, como el descubrimiento, por vez primera, de una ocupación islámica temprana (siglos VIII y IX) que permite demostrar que la madina Ilš del pacto de Teodomiro del año713 estuvo en La Alcudia, mucho antes de que una nueva ciudad heredase su nombre, dando lugar a Elx en el siglo X. “Hemos constatado la importancia de la Ilici romana a través de una intensa y monumental remodelación urbanística fechada entre los siglos IV y V, con el trazado de calles y edificios que estuvieron en uso, tras diversas remodelaciones, hasta la época visigoda. Se ha documentado también una fase urbana altoimperial del siglo I d. C. correspondiente a la fundación colonial, un importante contexto del siglo III a. C. y niveles que alcanzan el ibérico pleno”.

“Con todo, esta última campaña ha marcado tres hitos fundamentales en el conocimiento de la historia de La Alcudia: la materialización del urbanismo romano tardío, la constatación de la importancia de la ciudad en el convulso siglo III a. C y la documentación de sus raíces ibéricas”, recalca la investigadora.

En las venas de la ciudad romana
Asimismo, la excavación de un cruce de calles romano ha sacado a la luz, bajo su pavimento, las tuberías de plomo por las que circulaba el agua que abastecía casas y termas, junto con la impresionante red de alcantarillado subterráneo que saneaba la ciudad. “Con los nuevos datos obtenidos se demuestra que buena parte de los restos romanos visibles en diversos sectores de la ciudad corresponden en realidad a los siglos IV y V, verdadero periodo de esplendor de la ciudad de Ilici, mientras que la materialidad de la ciudad altoimperial se muestra esquiva”, comenta Gutiérrez.

Entre púnicos y romanos: el convulso siglo III a.C.
Además, la arqueóloga señala que uno de los descubrimientos más llamativos, que ha permitido constatar la complejidad del siglo III a. C., se refleja en una inusitada intensidad constructiva durante su segunda mitad, comparable con la detectada en otros asentamientos próximos de características urbanas como el Tossal de Manises. Se trata del ángulo de una monumental estructura de más de 9 metros de longitud por un metro de anchura, de la que se conserva el zócalo de mampostería con alzado de grandes adobes y refuerzos de vigas verticales pensados para sostener algún adarve voladizo, sobre una cimentación heterogénea de dos metros de anchura, que transformó sustancialmente la trama urbana de carácter doméstico preexistente. La regularidad y características de su diseño, con paralelos en el mundo púnico y helenístico, y su cronología reforzada por el hallazgo de una moneda hispano- cartaginesa (221-218 a. C.), lo sitúan en el contexto de la II Guerra Púnica, es decir, el enfrentamiento entre púnicos y romanos que asoló con gran intensidad el sureste de la Península Ibérica.

Las raíces ibéricas del asentamiento
Por otra parte, la excavación de los niveles más profundos ha demostrado que la zona estuvo densamente habitada entre los siglos III y IV a. C., ya que a más de 4 m. de profundidad respecto al suelo agrícola actual y por debajo de los niveles de la primera mitad del siglo III a. C, se suceden suelos y estructuras que reutilizan piezas de fases anteriores, como un espectacular molino giratorio ibérico, hasta llegar a las habitaciones de adobe y barro amasado, similares a otras documentadas en La Alcudia, que nos sitúan en vísperas de la sociedad que alumbró la Dama. ,

Algunos significativos indicios, como un molino barquiforme o cerámica de la Edad del Bronce, indican que la ocupación pudo ser mucho más antigua, pero no es posible documentarla sin dañar otros valiosos restos que es necesario conservar. Recuerdan los investigadores, que “el objetivo final de un proyecto diacrónico es la puesta en valor de cada fase histórica detectada, explicando no una sino todas las historias escritas en la propia tierra de este sector de La Alcudia”.

Instantáneas de la historia en la tierra
“Aunque la arqueología en general y nuestro proyecto en particular estudian procesos antes que acontecimientos, la investigación a veces depara sorpresas asombrosas que son capaces de congelar el tiempo en un instante”, asegura Sonia Gutiérrez al tiempo que destaca dos de estas “instantáneas”: Por un lado, el descubrimiento, en una humilde habitación de la antigüedad tardía, de una antigua jarrita de producción local, cuidadosamente sellada con arcilla y envuelta en una tela, cuya urdimbre quedó impresa en el barro. “No sabemos por qué ni qué contenía, aunque en épocas romanas más antiguas era de buen augurio realizar ofrendas similares con carácter ritual, mientras que en periodos posteriores de inestabilidad a menudo se utilizaban como escondrijos”, matiza la arqueóloga. Por otro, una pequeña fosa llena a rebosar de cacharros rotos (tapaderas y marmitas, jarras, tinajas y ánforas con restos aún de sus tapones de yeso). “Este humilde basurero, que alguien llenó de trastos viejos, es un ‘tesoro’ que nos ha proporcionado un excelente contexto material de los siglos VII y VIII que permitirá conocer no solo cómo vivían los últimos habitantes de La Alcudia, sino también de dónde venían los productos que almacenaban”, cuenta la investigadora, señalando con humor que “a veces nuestro gozo sí está en un pozo”.

12 de junio de 2024

Documentan en el Turuñuelo el primer ejemplo de escritura tartésica

El estudio de la tablilla de pizarra con imágenes de guerreros descubierta em el yacimiento del Turuñuelo -en la localidad pacense de Guareña- desvela una serie de signos inscritos que podrían ser el primer ejemplo de escritura descubierto de la enigmática civilización de Tarteso.
La tablilla esconde en su marco lo que parece ser una secuencia de 21 signos. Joan Ferrer i Jané CSIC

La placa de pizarra de unos 2.500 años de antigüedad grabada con imágenes de una escena de combate entre tres guerreros hallada en el yacimiento tartésico de Casas del Turuñuelo (Guareña, Badajoz) ha dado mucho que hablar desde el anuncio de su descubrimiento la semana pasada. Sin embargo, los arqueólogos del Instituto de Arqueología de Mérida (IAM) no habían reparado en una serie de signos inscritos alrededor de la tablilla. O al menos no los habían interpretado como ha hecho un investigador independiente del proyecto: se trataría de un abecedario de una escritura paleohispánica meridional.

Joan Ferrer i Jané, investigador adscrito al grupo LITTERA de la Universidad de Barcelona, se enteró a través de los medios de comunicación del hallazgo de la placa de pizarra, que sería una suerte de boceto que habría servido al artesano tartesio de apoyo para inmortalizar estas imágenes en piezas de oro, marfil o madera. "Más allá de las figuras, cuando observé la placa vi que en uno de los laterales parecía haber un signo paleohispánico, un signo que no se puede confundir con ningún otro. También se apreciaban otros trazos compatibles con signos de una secuencia conocida", ha explicado el epigrafista.

Rápidamente se puso en contacto con Esther Rodríguez y Sebastián Celestino, directores del proyecto Construyendo Tarteso, y les pidió fotografías macro parciales de la zona para poder corroborar sus sospechas. "Tras estudiar las imágenes todo apunta a que se trata de un abecedario de escritura meridional con la secuencia inicial ABeKaTuIKeLBaNS?ŚTaUE, que es casi la misma documentada en el abecedario de Espanca [hallado en Castro Verde, Portugal], excepto por el decimoprimer signo, que presenta una forma especial", detalla Ferrer.

Según ha anunciado el CSIC este martes en un comunicado, los científicos del IAM ya se encuentran trabajando con el investigador catalán para tratar de arrojar luz sobre lo que parece una secuencia de 21 signos trazados en el marco de la tablilla hallada en Casas del Turuñuelo. Según las primeras hipótesis, se trataría del tercer abecedario de una escritura paleohispánica meridional y el primer ejemplo de escritura descubierto en un yacimiento único, famoso por desvelar el mayor sacrificio de animales del Mediterráneo occidental o los primeros relieves figurados de la enigmática civilización de Tarteso.

Esther Rodríguez González, una de las responsables de los trabajos arqueológicos en Casas del Turuñuelo, destaca que desde el primer momento del hallazgo de la tablilla de pizarra era consciente de que "el volumen de información que contenía era superior incluso al de los propios rostros encontrados [de los guerreros]". Además de las siluetas de unas figuras humanas, los científicos ya habían observado varios círculos y líneas que hacían intuir que la placa se podría analizar a diferentes niveles.

Dos abecedarios más
Las escrituras paleohispánicas se dividen en dos familias: la familia nororiental y la familia meridional. La frontera entre una y otra estaría, aproximadamente, al sur de Valencia. Todas ellas derivan de la escritura fenicia, de la que se hizo una primera adaptación a lo que se llama un signario paleohispánico original y luego se produjeron dos adaptaciones diferentes, una en el norte y otra en el sur. Esta última es la que dio lugar a la familia de las escrituras meridionales, a la que correspondería este abecedario, según se informa desde el CSIC.

Hasta el momento, solo hay constancia de la existencia de dos abecedarios más de escrituras meridionales. Según las primeras investigaciones, el abecedario del Turuñuelo repite, como mínimo, los 10 primeros signos del abecedario del yacimiento de Espanca, en Castro Verde (Portugal). "Este abecedario tiene 27 signos y es el único completo que conocíamos hasta la fecha. Se encontró otro en la excavación de Villasviejas del Tamuja (Cáceres) pero está muy fragmentado, solo tiene algunos signos centrales. Con lo cual el de Guareña sería el tercero y aportaría mucha información", apunta Ferrer.

El hallado en el yacimiento tartésico empieza con la secuencia "ABeKaTu", que sería su equivalente, y contaría con 21 signos escritos en el sentido de izquierda a derecha siguiendo el borde exterior de la placa. "Se habrían perdido al menos 6 signos en la zona partida de la pieza, pero si fuera completamente simétrico y los signos ocuparan completamente tres de los cuatro laterales de la placa podría llegar a los 32 signos, con lo que los signos perdidos podrían llegar a ser once o quizás más si un posible signo, "Tu", aislado en el cuarto lateral, formara parte del abecedario", comenta Ferrer i Jané, que añade que "es una pena que se haya perdido la parte final del abecedario ya que es ahí donde suelen estar las diferencias más acusadas".

La colaboración entre los investigadores ayudará a determinar si el abecedario de Casas del Turuñuelo se puede clasificar con alguna de las escrituras ya conocidas o si debe considerarse una escritura meridional independiente. "En todo caso, confirma que en este yacimiento se ocultan aun muchas más inscripciones que esperamos que salgan a la luz en futuras campañas", concluye el especialista en escritura paleohispánica.

10 de junio de 2024

Recuperando Tarteso: la réplica del carro de "La Joya" de Huelva se construirá con técnicas de hace 3.000 años

Las iniciativas privada y pública se dan la mano para poner en marcha un ambicioso proyecto de reconstrucción de uno de los objetos más prestigiosos y significativos de todo el territorio de Tarteso.
Excavación de la tumba 17 de la necrópolis de La Joya. En la imagen se aprecian algunas partes del carro.

El carro tartésico de La Joya, encontrado por Pedro Garrido Roiz y Elena Orta García en las primeras excavaciones que se realizaron en los años setenta en la necrópolis del cabezo onubense, es “uno de los objetos más prestigiosos y significativos de todo el territorio de Tarteso”. Un símbolo evidente, tangible, de la importancia que tuvo que tener la vieja Onoba en la cultura tartésica. Durante tres mil años había permanecido, completamente a oscuras, sin un solo rayo de luz, sin que nadie supiera de su existencia, en una tumba escondida entre la maleza y la dura tierra del Cabezo. Dos cabezas de felino de bronce cuidadosamente talladas, una lanza, unas bandas de bronce, un pasarriendas y dos bocados de caballo, junto con otros pequeños fragmentos metálicos como clavos, pasadores o arandelas, eran las piezas de un puzzle que habría de convertirse en uno de los hallazgos más importantes de la arqueología europea. Todas juntas formaban parte de la estructura de un carro del que no había precedentes, una pieza única a la que, lamentablemente, le faltaban todos los elementos de la madera que el paso del tiempo y las propias condiciones del terreno habían hecho desaparecer.

Sin embargo, desde su hallazgo las piezas han sido expuestas siempre de forma inconexa, “haciendo difícil su comprensión” por parte del público, como explica Jorge Cotallo, el presidente de la Asociación Cultural Arqueo Huelva. Durante décadas los investigadores han debatido acerca de cuál fue su funcionalidad (si se trataba de un carro funerario, si se destinó a la batalla o, por el contrario, fue un vehículo de paseo) y, sobre todo, sobre cuál fue su forma real, ya que el carro había sido desmontado completamente antes de ser enterrado. Lo que sí estaba claro desde su descubrimiento es que había pertenecido a algún personaje destacado de la Huelva del primer milenio antes de Cristo. De alguien lo suficientemente importante como para ser enterrado con su carro, un vehículo que no era nada común en su época y cuya propiedad estaba vinculada a príncipes y reyes. A excepción de una recreación “un tanto libre” que se expuso en el Museo Provincial en los años 90, cualquier persona que haya querido saber algo más sobre él ha tenido que conformarse con mirar un póster. Pero eso va a cambiar ya mismo.

Iniciativa conjunta
Por primera vez, la iniciativa privada y la pública se dan la mano en un proyecto de recuperación del patrimonio de Huelva. Arqueo Huelva la Consejería de Cultura y la empresa Atlantic Copper, a través de su Fundación, se han propuesto llevar a cabo si no la primera intentona, sí desde luego la más ambiciosa iniciativa que se ha llevado a cabo nunca para reconstruir el carro de la Tumba 17 de La Joya, una pieza que debería haber sido desde hace mucho “una seña de identidad de Huelva” y, sobre todo, de la estrechísima, más bien inseparable, relación de la ciudad con la cultura de Tarteso.

Es el proyecto más ambicioso por muchas cosas. Primero, por sus dimensiones, y es literal: la réplica se va a realizar a tamaño real, escala 1:1, en un trabajo “de alquimia moderna” en el que “se conjugará la tradición con la innovación”. Segundo, por el trabajo de investigación que hay detrás y que ha sido realizado en gran parte por el arqueólogo y vicepresidente de Arqueo Huelva, Rafael C. Robles, que precisamente había participado, en el marco del proyecto ‘Construyendo Tarteso’ que realiza el CSIC en Extremadura, en el diseño de una nueva propuesta estética del carro que fue exhibida en el Museo Arqueológico y Paleontológico de Alcalá de Henares en Madrid y con la que se ha tratado de acercarlo más a la realidad de su tiempo y, sobre todo, al encaje de todas sus piezas.

Esta reconstrucción digital es la base para la réplica física que se va a construir en Huelva, aunque el proyecto de Arqueo Huelva y la Consejería presenta algunas novedades importantes sobre los aspectos constructivos y el uso de algunas de sus piezas menos singulares. La tercera razón es, quizás, la más hermosa, porque para la reconstrucción del carro habrá que hacer un auténtico viaje en el tiempo. El carro será construido en madera y metal, respetando al máximo posible la fabricación tradicional de este tipo de vehículos.

El artesano que trabajará la madera es Carlos Carmona, un joven onubense, ingeniero de Diseño Industrial y de Desarrollo de Productos, afincado en Sevilla, donde fabrica muebles a mano. En su taller, Carmona devolverá a la vida la estructura del carro perdida por el paso del tiempo. El trabajo de los metales, por su parte, correrá a cargo de Manuel Meijide, un joyero con más de 20 años de experiencia reproduciendo joyas arqueológicas de diferentes culturas como celtas, celtíberos o tartesios. Meijide realizará los conocidos bocines (los tapacubos de las ruedas con forma de cabeza de felino) replicando la misma técnica que se usaba hace casi 3000 años, llamada ‘a la cera perdida’. Las otras piezas singulares, como las bandas decoradas con palmetas, serán trabajadas a mano una a una, igual que en la antigüedad, con la ventaja, eso sí, “de que ahora podemos usar modelado 3D y scanners para tener mayor precisión de las piezas originales sin tener que intervenir en ellas”, explica Jorge Cotallo.

Hay una cuarta razón para justificar lo de ‘ambicioso proyecto’ que tan bien suena: su extensión, y es que “este es un proyecto de divulgación”, cuenta el presidente de Arqueo Huelva, y por eso la construcción del carro irá ligada a la generación de otros contenidos que viajarán en paralelo, como diferente material gráfico, audiovisual y didáctico “que nos llevará a entender y descubrir de una manera sencilla y accesible la construcción del vehículo y su contexto en el pasado más remoto de nuestra ciudad”. Por ejemplo: parte el equipo, al mando de “nuestro pintor de cámara”, el artista Rafa Septién, se encuentra preparando ya una animación 3D “que nos hará entender de una forma muy sencilla el significado de la colina sacra de la Joya, sus rituales de enterramiento y el significado que tenía poseer un carro en la Huelva del siglo VII antes de Cristo”.

Y es que no se trata (o no solo) de una cuestión de recuperar “un objeto de gran valor histórico y cultural”. La reconstrucción del carro “representa una oportunidad única para conectar con nuestras raíces y entender mejor el pasado de Huelva”. El carro tartésico “es un símbolo tangible de la riqueza y complejidad de la cultura que una vez habitó esta zona de Andalucía”, y hacerlo real “puede servir como un poderoso instrumento educativo”, sin olvidar su atractivo turístico, asegura Cotallo, que tiene claro que “no solo estamos poniendo en valor un artefacto importante”, sino que “también estamos reavivando el interés por la historia local y fomentando un sentido de orgullo en la comunidad”.

Recuperarlo es una forma de hacer que la historia “cobre vida”, y que las personas puedan experimentar de manera directa, por ejemplo, cómo la ingeniería y el arte de un tiempo tan pasado no son tan distintas a los de hoy, cómo aquellos primeros onubenses no son tan diferentes a los que ahora pisan exactamente el mismo suelo. Tocar con las propias manos un carro tartésico tal y como se construyó hace casi 3.000 años será “una experiencia increíble” que, seguramente, “puede inspirar a futuras generaciones” y animarles “a explorar y valorar su patrimonio” o, por qué no, a tratar de crear proyectos como este, que aseguren “que la historia de Huelva no se pierda” en medio de tanta oscuridad. Que arrojen, como dijo aquel, luz, toda la luz del mundo, sobre las tinieblas.

Un equipo multidisciplinar
En la reconstrucción del carro tartésico de La Joya participan arqueólogos, artesanos del metal, la madera, el cuero y la cestería, expertos en patrimonio, diseño gráfico y 3D y profesionales de la comunicación audiovisual, entre otros. Un equipo multidisciplinar que, se prevé, tendrá lista la réplica en otoño.

Jorge Cotallo
Además de presidente de Arqueo Huelva, Jorge Cotallo se encarga de la dirección de arte del proyecto, además de ejercer como enlace entre los distintos equipos y coordinar la imagen y la parte audiovisual. Cotallo estudió Interpretación y Comunicación Audiovisual y ha trabajado en series de ficción, publicidad y cine.

Rafael C. Robles
El arqueólogo onubense es vicepresidente de Arqueo Huelva y el responsable de coordinar todo el conjunto desde el punto de vista arqueológico, historiográfico y documental. Robles ha participado como arqueólogo en diferentes excavaciones y proyectos de recreación digital.

Miguel Gómez Pedraza
Socio fundador de Arqueo Huelva, es un enamorado del patrimonio natural y cultural de su ciudad. Estudio en el IES La Rabida los ciclos formativos de guia, informacion y asistencia turistica, al igual que grado superior en agencias de viajes y gestión de eventos.

Rafael Septién
El dibujante Rafa Setién se encargará de la realización del material gráfico del proyecto. Nacido en Huelva en 1997, se inició en la escultura hasta que en 2015 la abandona para centrarse en el dibujo sobre papel y la escenografía inspirada en el imaginario colectivo andaluz.

Manuel Meijide
Meijide es un artesano joyero con más de 20 años de experiencia. Apasionado de la historia antigua, desde su proyecto ‘Arsgentum’ reproduce joyas arqueológicas de diferentes culturas, que fabrica a mano utilizando las antiguas técnicas.

Carlos Carmona
Onubense, ingeniero de Diseño Industrial y de Desarrollo de Productos. Desde su taller en Sevilla (elviscanario.com) diseña y fabrica muebles propios hechos a mano. Carmona va a ser el encargado de darle vida a toda la estructura de madera que el tiempo hizo desaparecer en la Tumba 17 de La Joya.