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29 de agosto de 2022

Comienzan los trabajos arqueológicos en el asentamiento romano Casas del Campo de Villena (Alicante)

La investigación se enmarca en el proyecto denominado ‘Poblamiento antiguo en los valles de Villena’, iniciado en 2006 y que desde 2018 se integra en un Plan General de Investigación autorizado por la Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana.

El Ayuntamiento de Villena ha iniciado los trabajos de excavación arqueológica en el asentamiento romano Casas del Campo. El alcalde en funciones, Andrés Martínez, y la concejala de cultura, Elena Benítez, realizaron una visita institucional para ver el estado de esta campaña que comenzó el día 16 de agosto.

Este proyecto se lleva a cabo por un equipo de trabajo compuesto por dos arqueólogos de la empresa alicantina Arpa Patrimonio, David González e Iván Cuadrado, un estudiante, Manel Molina y los técnicos arqueólogos del SEMAP del Museo de Villena, Luz Pérez, directora de la excavación, y Josep Menargues.

El estudio de Casas del Campo permitirá ampliar el conocimiento sobre el proceso de romanización en la comarca de Villena: tipos de asentamientos, su distribución en el territorio, vías de comunicación, las formas de vida, la economía, la sociedad, el paisaje, etc.

Durante la semana pasada, en una primera fase, se retiró con una máquina mixta la tierra que cubría los restos de una vivienda romana excavada en 2009 y 2021. Posteriormente, se efectuaron trabajos manuales de limpieza del sondeo hasta alcanzar la cota de la fibra geotextil que protegía la zona excavada. Tras retirarla, se acondicionó la superficie para proceder a la excavación manual de la presente campaña.

El objetivo de esta nueva campaña es finalizar el estudio de la edificación. Para ello, es preciso excavar los estratos arqueológicos adyacentes. De este modo, gracias a los objetos que se vayan recuperando en el interior de dichos estratos o capas de tierra, se podrá conocer la datación relativa de los restos arquitectónicos y su relación con los hallazgos del entorno: baño, pozo, fosas, etc.

La investigación se enmarca en el proyecto denominado ‘Poblamiento antiguo en los valles de Villena’, iniciado en 2006 y que desde 2018 se integra en un Plan General de Investigación autorizado por la Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana. El Ayuntamiento de Villena, a través de la Concejalía de Cultura, financia este proyecto con el fin de conocer, conservar y divulgar el patrimonio arqueológico del término municipal de Villena.

16 de octubre de 2013

Retoman los trabajos en la villa romana de Casas del Campo en Villena (Alicante)

La cuarta campaña de excavaciones en la villa romana de Casas del Campo, que pretende dar significado a las termas que en 2007 se encontraron en el paraje, se ha iniciado después de permanecer tres años sin presupuesto para estudiar el yacimiento.
La extensión de la villa romana podría llegar a las 13 hectáreas. Fotos: CARLOS RODRÍGUEZ
Las excavaciones de los restos de una villa romana en el término municipal de Villena se han reanudado después de que los trabajos se abandonasen por falta de presupuesto hace tres años. El proyecto de investigación dirigido por Laura Hernández y Luz Pérez ha continuado gracias a la financiación del Ayuntamiento de Villena. 

QUINCE DÍAS PARA DESENTERRAR LA VILLA
La cuarta campaña se ha iniciado esta semana y en ella se pretende ampliar la zona excavada en las anteriores para descubrir nuevas áreas de la villa y discernir si se trata de una construcción residencial o agrícola. Para ello sólo tienen quince días, lo que está previsto que duren las labores de desenterramiento. 

La arqueóloga del Museo Arqueológico José María Soler, Luz Pérez, subrayó que «con estas excavaciones esperamos descifrar si la villa es una residencia de verano o, por el contrario, vivían permanentemente en ella». También aseguró que «a lo largo del Vinalopó se han encontrado villas romanas, pero no se ha excavado ninguna en el ámbito rural», a lo que añadió: «ésta es la primera».

UNA VILLA DEL ALTO IMPERIO
Por su parte, la directora del proyecto, Laura Hernández, señaló que «la extensión de la villa la calculamos en unas 13 hectáreas, lo que supone una finca de gran extensión». En las dos primeras jornadas de trabajo sólo se han sacado a la luz materiales cerámicos, pero las investigadoras esperan que las catas afloren la gran construcción que todavía permanece bajo tierra, guardando los secretos de los habitantes de estas tierras en tiempos del imperio romano. 

TERMAS ROMANAS
El descubridor del Tesoro de Villena e investigador local, José María Soler, fue el primero que habló en sus estudios del hallazgo de una villa romana. Pero fue en 2006 y tras una exploración superficial realizada por el museo en la partida del Campo, cuando se practicó un sondeo geofísico en una de las parcelas para comprobar la posible existencia de elementos constructivos en el subsuelo. 

Un año después se encontraron unas termas romanas fechadas en el siglo I después de Cristo, que se creen que formaban parte de una villa romana de grandes proporciones, propiedad de una familia adinerada de la época Alto Imperial. Los resultados permitieron iniciar los trabajos de excavación en 2007 y continuarlos en 2008 y 2009.

Después, los baños domésticos de la residencia, utilizados para la higiene, la salud, y el ocio se enterraron para evitar su deterioro.

18 de agosto de 2015

Sale a la luz un mosaico de los siglos II-III d.C. en La Puebla de Híjar (Teruel)

Se trata de un mosaico polícromo de buena factura con decoración geométrica que pertenece a una villa romana del siglo II o III ubicada en la partida de Campo Palacio. Aunque ya se han descubierto 12 metros cuadrados de mosaico los arqueólogos todavía no lo han delimitado en su totalidad por lo que se desconocen sus dimensiones y estado de conservación. Todo apunta a que la villa romana en la que ha aparecido podría extenderse por una área de unos 1.000 metros cuadrados situada en una pequeña elevación rodeada de fincas de regadío
Un mosaico polícromo de buena factura con decoración geométrica que pertenece a una villa romana del siglo II o III ubicada en la partida de Campo Palacio, en La Puebla de Híjar. Este es el nuevo descubrimiento arqueológico en el Bajo Aragón, un territorio rico en restos íberos y romanos por ser lugar de producción agrícola. La aparición de vestigios de esta villa, rodeada de campos de cultivo, refuerza la hipótesis de que los sistemas de riego de la margen derecha del Ebro tengan una antigüedad cercana a los 2.000 años.

El pasado mes de abril, un vecino de La Puebla de Híjar comunicó al Seprona de la Guardia Civil el hallazgo de un mosaico en Campo Palacio, una partida ya declarada como Zona de Prevención Arqueológica por el Gobierno de Aragón. El Servicio de Prevención y Protección del Patrimonio Cultural habilitó una partida de 2.350 euros (IVA aparte) para documentar y, sobretodo, proteger los restos aparecidos, de cuya existencia se tiene constancia desde finales del siglo XIX, cuando el maestro y secretario del Ayuntamiento de La Puebla Lorenzo Pérez Temprado hizo las primeras investigaciones motivado por su curiosidad.

YA HAN SALIDO 12 m2 de MOSAICO
Estos trabajos, llevados a cabo la semana pasada bajo la dirección de arqueólogos del Gobierno de Aragón, han consistido en una cata exploratoria de 4x4 metros cuadrados de lado en torno a la zona descubierta que han sacado a la luz unos 12 metros cuadrados de mosaico polícromo de buena factura, con decoración geométrica, que no ha sido delimitado en su totalidad y que con toda probabilidad se extiende por las zonas anexas a la cata realizada. 


Para el arqueólogo José Antonio Benavente, el elemento decorativo forma parte, "sin duda, de una villa romana de la que se desconocen sus dimensiones y estado de conservación, pero que parece extenderse por una área de unos 1.000 metros cuadrados situada en una pequeña elevación rodeada de fincas de regadío".

REGADÍOS DE ÉPOCA ROMANA
Este dato no es baladí, pues según Benavente vendría a reforzar la hipótesis de que los sistemas de regadío de la margen derecha del Ebro se remontan a época romana". "La acequia pasa a pocos metros" de esta villa, dijo el investigador, que puso otros ejemplos de la zona del Bajo Aragón. Así, de la presa de Almonacid de la Cuba -en los dominios del río Aguasvivas- parte una gran acequia para regar las tierras de Belchite junto a la ciudad romana de El Pueyo. En el río Martín, la acequia de Gaén está junto a las villas de la Loma del Regadío de Urrea de Gaén (en la que se han documentado hasta cinco grandes prensas de viga para la elaboración de aceite). En Alcañiz, la vieja acequia que riega la Redehuerta pasa muy cerca del yacimiento del Palao.

"Parece probable que se conserve no solo el mosaico, sino parte de las estructuras de esta villa", indicó Benavente. De la misma opinión es Salvador Melguizo, quien junto a Benavente ha codirigido las excavaciones. "Se ve perfectamente cómo hay restos de grandes muros de contención, de habitaciones". En definitiva, vestigios que, de ser excavados, sacarían a la luz con seguridad "infraestructuras de transformación" de productos agrícolas similares a los de la cercana Loma del Regadío.

Esta villa pertenecería a "una familia de terratenientes de poder adquisitivo alto, como indica la propia calidad de este mosaico, que pertenece a una de las habitaciones principales", explicó Benavente.

SIGLO II - III d.C
"La construcción del mosaico parece que pueda ser del siglo II o III después de Cristo", dató Melguizo, quien explicó que, "a partir del Alto Imperio Romano, las élites ricas que vivían en Caesar Augusta (actual Zaragoza) o Tarraco (Tarragona) fueron invirtiendo dinerales en fincas rurales en lo que es la realización de pavimentos y otras decoraciones".

"Eran propietarios y tenían una gran ventaja: la mano de obra era esclava, por lo que el beneficio era máximo". Contaban con elementos de transformación que convertían la oliva en aceite, y las espigas de trigo en grano. "Vendían por el valle del Ebro y, si bajaban por el cauce del río con barcazas, a través del puerto de Tarragona llevaban sus productos por todo el Imperio", prosiguió Melguizo, quien destacó que el Bajo Aragón "ha sido siempre un lugar de producción agrícola y de generación de riquezas".

A estos terratenientes les gustaba hacer alarde de su riqueza construyendo grandes casas con habitaciones decoradas. En La Loma del Regadío o el Camino de Albalate (Calanda) han aparecido ricos mosaicos, "pero si vamos al área del Matarraña o el Guadalope, donde se conservan los mausoleos en los que se enterraban, nos podemos hacer a la idea de toda la riqueza que se generaba en el territorio".

DETALLES COMO EL "NUDO DE SALOMÓN"
Frente al mosaico de La Loma del Regadío, con una decoración espectacular basada en la mitología, los animales y las plantas, los elementos de Campo Palacio son "estrictamente geométricos", indicó Melguizo. Aparecen decoraciones como el Nudo de Salomón, "un motivo geométrico que combina curvas, cuadrados y rectángulos de forma que se asemejan a un nudo". Alrededor hay "motivos vegetales de tallos y plantas". También hay triángulos, rectángulos y diferentes formas que acaban formando el dibujo deseado. Un extremo de la habitación termina en un semicírculo.

(Fuente: Diario de Teruel / Marcos Navarro)

5 de agosto de 2016

Nuevos datos sobre el pasado andalusí de Al-Qannis entre los siglos IX y XII

Las excavaciones arqueológicas en Alcañiz el Viejo hablan de un asentamiento de 80 casas y medio millar de personas Los pobladores musulmanes permanecieron cuatro siglos viviendo de la agricultura y de la alfarería. Las catas han destapado partes de la muralla íbero-romana amortizada sobre estructuras protohistóricas anteriores y otras de periodo andalusí.
Arqueólogos y estudiantes realizaron las catas en Alcañiz el Viejo. FOTO: DIARIO DE TERUEL.
La segunda campaña de excavaciones arqueológicas del Museo de Teruel en Alcañiz el Viejo se ha saldado con la confirmación de que el yacimiento estuvo ocupado, en su época musulmana, entre los siglos IX y XII, siendo ya por aquel entonces la capital del Bajo Aragón. Allí podrían vivir medio millar de personas repartidas entre 80 casas dedicadas principalmente a una agricultura enfocada al mercado y a la fabricación y venta de cerámica. También han aflorado restos espectaculares de una muralla de dos metros de altura.

Los resultados de esta segunda fase de exploración son "muy alentadores", según resaltó Julián Ortega, director científico del proyecto de investigación plurianual del Museo de Teruel "Bases para el estudio del poblamiento andalusí en el sur de Aragón", que pretende analizar la organización del territorio durante época musulmana en el sur de Aragón.

Los trabajos de arqueología se desarrollaron durante una semana y concluyeron el pasado 22 de julio. "Con muy pocos recursos vamos a tener muy buenos resultados", auguró Ortega, quien se mostró eufórico: "Con mes y medio de trabajo al mismo ritmo, convertiríamos lo que ahora es un monte en un atractivo turístico", aseveró.

El objetivo del proyecto no es tanto presentar la monumentalidad de los restos fortificados que se han encontrado como ahondar en el aspecto más humano del asentamiento, como son las formas de vida de la población andalusí que habitó en Alcañiz el Viejo durante 400 años, hasta que el rey de Aragón Ramón de Berenguer conquistó este burgo fortificado y desplazó a sus habitantes al cerro de Pui Pinos, donde han permanecido hasta nuestros días.

ASENTAMIENTO DESCUBIERTO EN 1921
La principal conclusión que los arqueólogos extraen de sus investigaciones "todavía preliminares" es que Alcañiz el Viejo "no es un yacimiento cualquiera, no sólo de Alcañiz sino del Bajo Aragón", explicó Ortega, quien indicó que se conoce el asentamiento desde 1921, cuando lo descubrió el mítico Vicente Bardavíu. Sin embargo, desde entonces "no se había hecho una intervención en condiciones" hasta el año pasado, cuando empezó el "valiente" proyecto del Museo de Teruel.

Alcañiz el Viejo, según citan las crónicas árabes del año 904, "es un yacimiento grande, por encima de la media de lo que es habitual en el sur de la Comunidad", señaló el experto, quien con todas las reservas se atrevió a censarlo en medio millar de pobladores distribuidos en unas 80 viviendas. No era una ciudad porque no contaba con la estructura necesaria, pero sí un burgo, ya que superaba ampliamente la condición de simple aldea.

ORIGEN EN LA EDAD DEL BRONCE

Este yacimiento, cuyo origen se ubica en la Edad del Bronce final (entre el siglo X y el VIII a.C.), probablemente fue el sucesor del Palao, que fue abandonado hacia el año 70 d. C., justo cuando Alcañiz el Viejo comenzó a tomar auge.

De hecho, en la última campaña de prospecciones arqueológicas se han encontrado objetos domésticos de todas las épocas, si bien los restos de casas "son de ocupación musulmana", indicó Ortega, quien destacó que, aunque el objeto del proyecto es estudiar las comunidades andalusíes, "hemos tenido la suerte de encontrar un buen conjunto de materiales en torno al siglo V d.C., una época oscura y difícil de identificar". Estos hallazgos incluyen vajillas manufacturadas en el sur de Francia y ánforas importadas desde el norte de África.

La explicación de que Alcañiz El Viejo sea el poblamiento del valle del Guadalope durante más tiempo ocupado está en el regadío y en la acequia vieja, una obra hidráulica de más de 20 kilómetros de longitud que ya estaba en uso en los siglos VI y VII, en época hispano visigoda.

SOCIEDAD AGRÍCOLA
Los trabajos han consistido en la realización de cuatro sondeos de diversa entidad, dos en la ladera meridional del cerro y dos más en su cima. Los primeros han estado encaminados al estudio de aspectos relativos al urbanismo y la vivienda, en particular el diseño, construcción y formas de uso de los ámbitos domésticos.

De su estudio embrionario se deduce que los pobladores de la época andalusí se dedicaban fundamentalmente a la agricultura, puede que especializada en el olivar. Lo que está fuera de duda es que buena parte de la producción estaba enfocada al mercado. También tenían trigo y ganado ovicáprido.

Sobresale también la existencia "casi segura de alfares locales", apuntó Ortega, si bien "no sabemos si en Alcañiz el Viejo o en el entorno". Se han encontrado en el yacimiento "ollas con una pasta muy blanquecina que no se da en otras zonas de Teruel". También han aparecido importaciones de Lérida o de Zaragoza en base a cerámica "un poquito más de lujo", sobretodo "la dedicada al servicio de mesa: fuentes para servir alimentos y jarras y tazas vidriadas para los líquidos".

El asentamiento también debió de tener mezquita, baños y un espacio para lo que podría ser un mercado comarcal semanal.

MURALLA
Las catas abiertas en el sector superior del yacimiento han destapado algo que, si bien no es lo más significativo del poblado desde el punto de vista cultural, sí lo es por su espectacularidad. Se trata de parte de la muralla que cierra el conjunto por su lado occidental, que ha permitido evidenciar la existencia de al menos dos fases: una primera, de época ibérica o ibero-romana, que amortiza estructuras protohistóricas anteriores; y una segunda, ya andalusí, que rehabilitó la obra antigua empleando técnicas constructivas diferentes. En la zona excavada se han conservado hasta seis hiladas de esta muralla de empaque ciertamente monumental, lo que, dejando a un lado su evidente interés científico, confiere a la construcción un evidente atractivo desde el punto de vista del turismo arqueológico y patrimonial.

EN 2017 EL POBLADO SERÁ VISITABLE
La intención del Museo de Teruel es continuar con las excavaciones en Alcañiz el Viejo en 2017 "con una actuación de mayor envergadura" que permita, además de continuar con las investigaciones de carácter científico, comenzar con actuaciones que supongan la incorporación del yacimiento a los recursos visitables para sacar un valor añadido al patrimonio.

Por ello, los futuros trabajos pasarán por la limpieza y excavación de la zona de la muralla para dejar más tramos visibles y visitables, además de recuperar las estructuras que se localizaron en las excavaciones realizadas a principios del siglo XX que ahondaron en la mayor parte de las estancias de época islámica. "La idea es limpiar esas estancias que están cubiertas por tierra caída y vegetación para que el visitante perciba de una manera más rápida y eficaz las características de este notable asentamiento islámico", explicó el director del Museo de Teruel, Jaime Vicente.

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN
La actuación en Alcañiz el Viejo se enmarca dentro de un proyecto de investigación plurianual del Museo de Teruel que, con el título Husun y qura. Bases para el estudio del poblamiento andalusí en el sur de Aragón, pretende analizar la organización del territorio durante época musulmana en la provincia.

Forma parte de este mismo proyecto la próxima campaña de excavaciones que, a partir de inicios del mes de septiembre, se llevará a cabo en otro destacado yacimiento andalusí, como es el Cabezo de la Cisterna, en Alba del Campo, objeto exploraciones también el año anterior.

Tal y como destacó Vicente, se trata del segundo año de desarrollo de este proyecto, "que pretende conocer mejor el poblamiento islámico de época andalusí en la provincia y más concretamente el de Alcañiz el Viejo, que fue un asentamiento urbano que perdura hasta el momento de la conquista aragonesa de este territorio". "Se trata -añadió- de una etapa muy interesante y de larga duración ya que son cuatrocientos años de desarrollo de esta cultura, de la que sin embargo tenemos muy poca información".

Según añadió el director del Museo de Teruel, el equipo de investigadores que han trabajado en Alcañiz el Viejo ha estado dirigido por Carolina Villagordo y ha contado con la participación de estudiantes procedentes de Aragón, Castilla-La Mancha, Madrid y Valencia. "Ha intervenido un grupo bastante numeroso y los resultados han sido satisfactorios desde el punto de vista científico y patrimonial porque una de las catas que se han hecho en la muralla ha dejado al descubierto un tramo de ella que en los próximos años pretendemos ampliar y también incorporar a los repertorios monumentales", explicó Vicente.

La intención del Museo de Teruel es seguir trabajando en estas excavaciones como parte del proyecto que está desarrollando en los núcleos andalusíes más importantes del territorio para ahondar en el conocimiento de yacimientos de distinto carácter (urbanos, aldeas, alquerías o fortificaciones), cronología y situados en diferentes ámbitos geográficos.

6 de abril de 2020

Arqueología en tiempos de pandemia

La Universidad de Alicante (UA) inició la cuarta campaña de excavación arqueológica con el proyecto Domus-La Alcudia "Vivir en Ilici". Las excavaciones comenzaron el 2 de marzo en el sector 4F del Yacimiento arqueológico de La Alcudia de Elche “con grandes expectativas”, según Sonia Gutiérrez, investigadora principal del proyecto. La intervención, que ha visto detenida su actividad de arqueología de campo estos días por el COVID-19 continúa, sin embargo, como arqueología en casa

La Universidad de Alicante (UA) inicia la cuarta campaña de excavación arqueológica con el proyecto Domus-La Alcudia. Vivir en Ilici, que se lleva a cabo en el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH). Las excavaciones comenzaron 2 de marzo en el sector 4F del Yacimiento arqueológico de La Alcudia de Elche “con grandes expectativas”, según ha manifestado Sonia Gutiérrez, investigadora principal del proyecto. La intervención, que ha visto detenida su actividad de arqueología de campo estos días por el COVID-19 continúa, sin embargo, como arqueología en casa en lo que, tomando prestada la metáfora de Gabriel García Márquez, ha dado en llamar su directora principal “arqueología en tiempos de pandemia”. Domus-La Alcudia. Vivir en Ilici se desarrolla en el marco financiado por el Programa propio de ayudas del vicerrectorado de Investigación y Transferencia de Conocimiento, con el apoyo del Ayuntamiento de Elche, y con la participación de estudiantes del Grado de Historia y del Máster de Arqueología Profesional y Gestión Integral del Patrimonio de la UA.

El objetivo general del proyecto es documentar la historia de la ciudad a través de la secuencia arqueológica completa en un sector nunca excavado, indica el equipo, que cuenta esta vez con cuatro directores de la excavación: a la catedrática de Arqueología Sonia Gutiérrez se suman los investigadores Jesús Moratalla y Julia Sarabia, y el técnico Víctor Cañavate, aunque el equipo de investigación implicado es mucho más amplio e incluye profesores de las áreas de arqueología, prehistoria y construcciones arquitectónicas de la UA, de la Universidad de Murcia, investigadores del INAPH y del CSIC, entre otros.

En las campañas previas encontraron testimonios de ocupación islámica temprana, visigoda y romana bajoimperial, en concreto restos de una calle y algunas viviendas, y “este año aspirábamos a dar un salto más en la secuencia histórica del sitio”, señala Gutiérrez. De hecho, durante la primera semana de trabajo “empezamos a vislumbrar, a una profundidad de dos metros respecto al paisaje actual, la trama urbana correspondiente posiblemente al momento de la fundación de la Colonia Iulia Ilici Augusta”. Los derrumbes de las casas de esta época, construidas con muros de tierra sobre gruesos zócalos de piedra, proporcionan abundantes cerámicas, metales, monedas y todo tipo de objetos domésticos correspondientes al periodo Julio-Claudio (en torno al 20-60 d.n.e.), como detalla la catedrática. La excelente conservación de la estratigrafía en este sector y la proximidad al lugar donde aparecieron algunos de los vasos más emblemáticos de La Alcudia, como el de la famosa ‘Tonta del Bote’, en un potente nivel de incendio, generó “una gran expectativa e ilusión en el equipo, que esperaba poder documentar contextos similares a los hallados por Alejandro Ramos Folqués en la década de los años 40 del siglo XX. Y, por qué no, llegar a los niveles romanos republicanos e ibéricos antes de concluir los trabajos. Sin embargo, no contábamos con el enemigo silencioso y volátil que nos ha golpeado”, confiesa Gutiérrez.

Es por este motivo, en el marco de la alerta por coronavirus COVID-19 y siguiendo las instrucciones del gobierno y las autoridades académicas, la dirección del proyecto Domus-La Alcudia suspendió temporalmente su actividad arqueológica el viernes 13 de marzo, “con apenas dos semanas de trabajo de campo, para garantizar la seguridad de todos los miembros del equipo (estudiantes, investigadores, técnicos y peones), se protegieron in situ los vestigios descubiertos y se notificaron las medidas adoptadas a las autoridades competentes”, declara la investigadora.

ARQUEOLOGÍA EN TIEMPOS DE PANDEMIA
Pero dejar de excavar no significa dejar de investigar. En espera de poder retomar las excavaciones en mejores circunstancias y antes de marcharse a casa, el equipo recogió toda la documentación que genera una excavación en curso, tanto virtual como material, incluidos los materiales pendientes de limpieza y catalogación que se trasladaron con el equipo. Para continuar con el trabajo iniciado, han diseñado una estrategia de investigación compatible con el periodo de confinamiento. Desde entonces Domus “ha abierto las puertas de numerosas casas y ordenadores, los de todo el equipo, para seguir trabajando unidos en lo fundamental”, apunta la investigadora. Así, por ejemplo, Víctor Cañavate gestiona la información estratigráfica y fotogramétrica, realizando fichas, matrices, planos y ortofotos de lo excavado; Raquel Bujalance, con la colaboración de Violeta Martínez y Victoria Amorós, lleva al día el inventario de los materiales y cataloga los nuevos materiales; mientras Carolina Doménech estudia los repertorios numismáticos, ambas tareas cruciales para datar los contextos arqueológicos. Julia Sarabia y Sonia Gutiérrez trabajan en la memoria científica del proyecto, que en breve se ofrecerá en abierto a la comunidad científica en el Repositorio universitario, como en años anteriores (fase II y fase I).

Por su parte, Jesús Moratalla ha lavado, ordenado y estudiado los materiales de la última unidad excavada, crucial para establecer la cronología de los últimos restos arqueológicos hallados en la excavación, al tiempo que ha organizado un proyecto colaborativo a través de WhattsApp – el Programa “Tu cerámica me suena”- para que los estudiantes puedan seguir sus prácticas de forma no presencial, catalogando desde casa las piezas cerámicas que podían ser determinantes para la datación de esos restos. Para ello, cada uno ha recibido la fotografía de una pieza para que descubriera la forma, su origen y su cronología, de acuerdo a la bibliografía recomendada.

Las conclusiones han sido de calado, señala Jesús Moratalla, pues varias piezas corresponden al primer tercio del siglo I d.n.e (sigillatas sudgálicas y cerámicas de paredes finas, especialmente, el vaso decorado con un rostro humano, datable entre los años 25-75 d.n.e), “lo que nos permite situar la importante reforma arquitectónica del sector excavado en el gobierno de la dinastía Julio-Claudia. Como por debajo de estos niveles empezaba a aparecer una nueva fase arquitectónica, podemos suponer que la Colonia Iulia Ilici Augusta y los enigmas que su fundación entraña, están esperando que leamos una nueva página del libro de la tierra donde se compila su historia”, concluye Sonia Gutiérrez, resumiendo el sentir del equipo con esta afirmación: “volveremos nuevamente a La Alcudia, a las aulas y a las calles; pero entre tanto el proyecto Domus-La Alcudia sigue ‘abierto por excavaciones’ desde las ventanas virtuales y físicas de las domus de todos sus colaboradores y colaboradoras”.

25 de julio de 2011

El yacimiento mesolítico de La Corona en Villena (Alicante) alberga restos humanos de hace 8.000 años

El alcalde ha informado sobre dichas excavaciones, realizadas desde el año 2008 una vez que se detectaran restos en 2006 en el yacimiento de La Corona, lo que corrobora cómo “nuestro término municipal ha sido un enclave importante a través de los años” y que también sirve para “resaltar la importancia de nuestra ciudad en la historia, incluso en el panorama internacional actual, con motivo de los hallazgos arqueológicos en Villena”. 
Arqueólogos trabajando en el yacimiento de La Corona.

Gracias al AVE

Según Laura Hernández, en 2006 y de acuerdo con una campaña de prospección arqueológica realizada en el valle de Villena, se descubre el lugar donde se encuentra el yacimiento de La Corona, perteneciente al periodo mesolítico reciente, que data del 6.000 a. C. “Los resultados de estas investigaciones se han dado a conocer en revistas especializadas y divulgativas como la revista Villena. Algunos de estos yacimientos ya habían sido conocidos por Jose María Soler anteriormente, como es el caso de las Casas del Campo, donde se realizaron dos campañas de excavación con la aparición de unas termas romanas”, recordaba Hernández. 
La directora del Museo Arqueológico enfatizaba la importancia del descubrimiento: “En concreto, La Corona era un yacimiento inédito que no se conocía hasta el momento. Fue localizado en las prospecciones y a partir de esa inspección superficial del terreno entendimos que se podía tratar de una ocupación. En 2008 se nos pidieron informes con motivo de las obras del trazado del AVE y nosotros pedimos que se tuviera en cuenta este yacimiento, porque se vería seriamente dañado por dichas obras. Y fue este informe el que favoreció el inicio de la excavación arqueológica en este lugar”. 


Importante trascendencia
Según han destacado los arqueólogos responsables de la campaña, este hallazgo tiene mucha trascendencia, tanta que se ha requerido la colaboración con empresas e instituciones en distintas fases: primero, la fase de detección temprana, segundo, la intervención arqueológica de salvamento realizada por ARPA Patrimonio, y finalmente, el estudio del material encontrado. A este respecto el doctor Javier Fernández opina que “la fase de estudio se ha desarrollado con la perspectiva de encontrar siempre a los mejores especialistas que hemos tenido a nuestro alcance para poder estudiar esta parte del pasado de Villena”.
Uno de los enterramientos encontrados en perfecto estado de conservación.


En este estudio post-excavación han colaborado distintas instituciones: la Universidad de Valencia en estudios arqueológicos, el MARQ en la investigación sobre las ocupaciones en el periodo calcolítico, la Universidad de Barcelona en determinar las patologías dentales, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas se ha encargado de hacer un estudio de polen de la zona de la Cubeta de Villena, el servicio de Investigación Prehistórica de la Diputación de Valencia ha permitido conocer el contexto sedimentario, la Universidad Complutense de Madrid se ha encargado de la extracción de ADN antiguo de los restos humanos y, por último, también ha colaborado el Max Planck Institute de Alemania, institución que se encarga del estudio de la evolución humana, que está realizando el análisis de isótopos estables de carbono y de nitrógeno con tal de determinar la dieta de los pobladores de este lugar.


Solo tres yacimientos similares
En la Comunidad Valenciana, hoy en día, hay tan solo tres yacimientos de este tipo: Collado, descubierto en 1988, Mas Nou, en 2002, y este de La Corona, descubierto en 2008. En palabras del doctor Marco Aurelio Esquembre, en La Corona “se ha encontrado un asentamiento del Mesolítico reciente, del Neolítico y del Calcolítico y dos enterramientos que nos sitúan en el 6.000 a. c., por lo que estamos hablando de algunos de los restos humanos más antiguos de la provincia encontrados en asentamientos al descubierto”.El hallazgo se realizó en 2008, pero se ha esperado hasta hoy para dar a conocer la noticia porque los arqueólogos entendían que era preferible primero trabajar y estudiar los descubrimientos antes de darlos a conocer oficialmente a los medios de comunicación, justamente para darle el valor real que poseían. 
(Fuente: El Periódico de Villena)

13 de julio de 2017

La primera motilla en altura podría estar en Cerro Bilanero (Ciudad Real)

Los arqueólogos datan el poblado entre los años 1900 y 2000 antes de Cristo, en el Bronce Medio, contemporáneo de la Motilla del Azuer y señalan que es “bastante más grande de los estudiados hasta la fecha"
Cerámica y punzón, algunos de los restos más relevantes hallados en la motilla del cerro Bilanero. El equipo también utiliza drones para escanear el subsuelo.
El cerro Bilanero de Alhambra podría albergar la primera motilla en altura localizada en La Mancha de hace tres mil quinientos años. Hasta ahora se presuponía que este tipo de poblados de la Edad del Bronce sólo se daban en llano, como la Motilla del Azuer de Daimiel con la que la comparan sus descubridores.

“Hemos hallado un asentamiento mucho más grande que los estudiados hasta la fecha en estos enclaves, las morras. Aquí tenemos una torre central a modo de almacén, anillos de muralla alrededor, con las casas o diferentes edificios en el exterior en los que se produciría la transformación de los alimentos”, explica el arqueólogo Alfonso Monsalve.

“No hemos encontrado pozo con agua, como en el Azuer, quizá eso pueda indicar que no era un recurso tan necesario para que se tuviera que proteger en esta zona, tal vez por la mayor accesibilidad al agua en ese momento en el Campo de Montiel y La Mancha, nos queda mucha investigación”.

Monsalve y su compañera de la Universidad de Granada Alexia Serrano forman parte de un equipo mutidisciplinar en el que también está Gonzalo de Pedro Andrés, de la Universidad de Burgos, que llevan tres años consecutivos excavando en este cerro de Alhambra, a 150 metros de altura.


BASTANTE MÁS GRANDE DE LO ESPERADO
Datan el poblado entre los años 1900 y 2000 antes de Cristo (faltan los resultados del carbono catorce), contemporáneo de la Motilla del Azuer y “bastante más grande de los estudiados hasta la fecha”, aseguran.

En estos años años de excavación creen además haber conseguido establecer una relación entre este tipo de poblados: “Pensamos que eran algo más frecuentes y que estas formas redondeadas de las torres podría obedecer a un patrón cultural común. Es posible que estas motillas pertenezcan a una cultura concreta, con un ente territorial que se regiría por unas leyes o unos patrones comunes”, asegura Monsalve.

Entre los hallazgos destacan restos de cerámicas (en proceso de restauración para que puedan ser expuestas), un diminuto brazal de arquero o adorno, un punzón, restos de marfil y de conchas marinas (comerciaban con pueblos del mar), de animales y cuatro individuos humanos, dos de ellos niños, pero no sus tumbas -en ese periodo los enterramientos humanos se hacían debajo de las casas- y sin signos de violencia.
El mayor compendio de metales de la península

Otro hallazgo importante es “un gran compendio de metales que generalmente se suelen encontrar en las tumbas. Está en una área de unos 250 metros cuadrados y creémos que es una de las colecciones de objetos de metal más importante de la península Ibérica para este época”.

SIN APOYO MUNICIPAL
Y todo eso lo están haciendo a título particular, con sus correspondientes permisos, “y sin ningún tipo de apoyo del actual equipo de gobierno del Ayuntamiento, que prefiere apoyar el yacimiento romano de Laminium”, recalcan, lo que está convirtiendo en más titánica si cabe su labor.

El trabajo de este equipo, del que saldrán varias tesis doctorales y proyecto de máster que se presentarán próximamente, también han concurrido a financiación de fundaciones, al ‘crowdfunding’, y a la venta de camisetas.

“Estamos pendientes de todas las ayudas que puede haber pero la situación de la arqueología es difícil. Hay muy pocos fondos para un buen número de investigadores y hay que pelear mucho por ellas”, relata. Por ejemplo la campaña arqueológica del Gobierno regional para este año no ha salido, depende de los presupuestos de 2017 que no están aprobados.

Pese a todo, pretenden iniciar una nueva campaña de excavaciones a finales de este año e ir entregando al Museo Provincial los hallazgos más relevantes para que se puedan exponer.

Desde que empezaron han sacado del cerro “entre 15 y 20.000 restos arqueológicos: fauna, industria lítica. Lo cribamos todo y lo interesante lo pasamos a la fase de estudio en el laboratorio”. Según explica ya han entregado a las autoridades competentes en patrimonio 6.000 restos, fundamentalmente cerámica.

EL CLIMA DE HACE 3.500 AÑOS
Su investigación, que incluye escaner del subsuelo también está centrada incluso el clima de la época, para eso cuentan con restos de barro del material con el que se construían las casas. En ellos han localizado paja y restos vegetales, “intentaremos reconstruir el clima de la zona de hace tres mil quinientos años”.

El equipo arqueológico del cerro Bilanero tiene la costumbre de hacer una jornada de puertas abiertas para los vecinos de Alhambra y público en general todos los sábados, durante sus periodos de excavación. El resto del año el yacimiento tiene que estar cerrado y protegido.

15 de octubre de 2014

Descubren una estructura urbana única en el castro celtíbero de Laguna del Cañizar (Teruel)

Las viviendas del castro no estaban pegadas a la muralla como en los demás castros de la Edad del Hierro, sino que dejaban un espacio con una anchura por la que podía pasar un carro. También se han descubierto bloques ciclópeos en la cimentación de la muralla y un embarcadero.
Esta trama urbanística se ha calificado de "única" en los poblados de la Edad del Hierro. FOTO: EUROPA PRESS.

El equipo de arqueólogos y estudiantes de arqueología de la Universidad Complutense de Madrid en la campaña de excavación que están realizando en el castro de El Cerrito de la Laguna del Cañizar (Teruel) está descubriendo la existencia de una estructura urbana única entre los poblados celtíberos de la Edad de Hierro. Las casas no estaban pegadas a la muralla. 

El investigador y arqueólogo asociado a la Universidad Complutense de Madrid, Jesús Francisco Torres Martínez, valoró este descubrimiento hecho y lo calificó como "único". El investigador explicó que las casas se construyen pegadas a las murallas, pero no es el caso del castro El Cerrito, ya que hay un espacio por el que podía pasar un carro y esto se tiene que clarificar, así como si se extiende por todo el poblado".

En esta línea, Jesús Francisco Torres Martínez, apuntó la hipótesis de que como el poblado estaba en la laguna de El Cañizar, como un espolón, que se metía dentro del humedal, sus habitantes pudieran dejar este espacio para combatir la humedad y que no perjudicara el grano.

TAMAÑO DEL NÚCLEO URBANO
El investigador y arqueólogo, Jesús Francisco Torres Martínez, señaló que la tercera campaña arqueológica en el castro El Cerrito en la laguna del Cañizar en Cella tiene como objetivos realizar unos sondeos con el fin de establecer el tamaño del núcleo urbano, así como la trama que tenía y que tipo de viviendas. Asimismo apuntó que se persigue hasta que etapa estuvo ocupado este castro.

La tercera campaña de excavación arqueológica en El Cerrito de la Laguna del Cañizar se inició el pasado 9 de octubre y terminará el próximo 19 de octubre. La organización corre a cargo del Ayuntamiento de Cella y en la campaña están participando en total 11 personas, 7 de ellas alumnos de arqueología y graduados de la Universidad Complutense de Madrid.


El director de la campaña arqueológica comentó que estaban trabajando en el yacimiento de El Cerrito en el área de la muralla y de las edificaciones más próximas a la muralla y es en la realización de estos trabajos cuando han podido descubrir la singular trama urbana, que es diferente a la trama de otros castros. "Lo que estamos haciendo es intensificar los esfuerzos en saber qué tipo de estructura interna tenía el poblado".

CIMENTACIÓN CICLÓPEA DE LA MURALLA
Para el director de la excavación destaca, además del descubrimiento de la estructura urbana del poblado, la cimentación de la muralla, que tiene unos bloques ciclópeos, lo que supone un trabajo enorme para su desplazamiento y la realización de un gran esfuerzo colectivo, lo que hace imaginar el papel que ejercía el poblado en una zona muy rica agrícola y ganadera y en una laguna que abarcaba una gran extensión, por lo que había una comunicación con barca hasta que se desecó el humedal entr los hoy municipios de Cella, Villarquemado y Santa Eulalia del Campo. 

EMBARCADERO
"Las ruinas del castro sirvieron durante siglos como embarcadero", comentó. El castro del Cerrito de la Edad de Hierro abarca un periodo 400 años antes de Cristo y el cambio de era. El yacimiento se encuentra muy expoliado y dañado, ya que las piedras han servido para hacer diferentes obras a lo largo de los siglos. No obstante en los trabajos de excavaciones está permitiendo que aparezca material cerámico, que tras su análisis en la Universidad se mandará al Museo de Teruel.

PODRÍA SER VISITABLE
El investigador y arqueólogo asociado a la Universidad Complutense de Madrid, Jesús Francisco Torres Martínez, valoró muy positivamente el proyecto que comparten el Ayuntamiento de Cella y de Villarquemado de que el yacimiento del castro El Cerrito pueda ser visitable y potenciar de esta manera el patrimonio arqueológico del yacimiento ubicado en la laguna del Cañizar. Se tiene constancia que durante la Edad Media El Cerrito estuvo ocupado, ya que se han recuperado cerámicas cristianas y musulmanas. El Cerrito fue excavado por primera vez en 2012.

(Fuente: Diario de Teruel)

11 de agosto de 2011

Salen a la luz nuevos secretos en el castillo de Alcalá la Real (Jaén)


El trabajo de los jóvenes del Campo Internacional de Arqueología Fortaleza de la Mota permite sacar a la luz nuevos detalles sobre el pasado de la ciudad fortificada y la vida de sus habitantes. Con herramientas, hacen que afloren secretos del pasado en la zona llamada El Bahondillo. 
Integrantes del campo de trabajo en el castillo de La Mota.
El arqueólogo municipal Carlos Calvo, coordinador de las tareas de excavación, indica que, este año, se han descubierto varios objetos. Entre ellos, un par de campanas de bronce, dos monedas del siglo XVII y una aguja, aparte de numerosos restos de vasijas y cerámica. Por otro lado, en las labores, que acabarán mañana, los jóvenes limpian vestigios que corresponden a casas, bodegas y calles del recinto fortificado. Calvo subraya que en algunas de las viviendas se aprecia que los patios eran amplios. 
Como novedad, en 2011 se ha terminado de excavar la parte inferior del Bahondillo, por lo que en las últimas jornadas la actividad se centra en la parte de arriba de este barrio, por encima del camino que lleva desde la puerta de Santiago hasta la iglesia mayor abacial. A partir del año próximo, las prospecciones se centrarán en un área más noble, el barrio militar, ubicado en el entorno de la alcazaba. De cualquier manera, todavía queda intramuros terreno que explorar para varias temporadas más del programa juvenil de verano.
El arqueólogo del Ayuntamiento llama la atención sobre el valor que representa la conservación completa de una ciudad, poblada de manera ininterrumpida desde la Edad Media hasta   hace solo unos siglos. En este sentido, considera que se trata de un conjunto casi único en la comunidad autónoma andaluza. Gracias al Campo de Arqueología, el conocimiento de la trama urbana se ha incrementado.

31 de octubre de 2016

Digitalizan el patrimonio arqueológico de Ciudad Real en tres dimensiones

Durante la primera fase que se desarrolló el pasado mes de junio, se digitalizaron lugares tan significativos y emblemáticos como la Motilla del Azuer, Calatrava La Vieja, Calatrava La Nueva, los tres molinos históricos de Campo de Criptana, la Plaza de Toros de Ciudad Real y el santuario de la Virgen de las Nieves de Almagro.
Los investigadores trabajan con el escáner 3-D de última generación. FOTO: J.JURADO
Un grupo de arqueólogos estadounidenses pertenecientes a la Universidad de Florida del Sur (USF) en colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha y de la mano del arqueólogo Victor Manuel Lopez-Menchero, trabajan en la segunda fase del ‘Proyecto La Mancha’, que consiste en digitalizar en tres dimensiones (3D), algunos de los enclaves del patrimonio histórico y cultural de la provincia de Ciudad Real y que después quieren extenderlo al resto del territorio castillano-manchego.

En esta segunda fase del proyecto que ha comenzado este mes de octubre, el equipo de seis personas de la Universidad de Florida del Sur está realizando labores de digitalización del castillo y la presa romana de Consuegra, el yacimiento arqueológico de Alarcos, la Puerta de Toledo en Ciudad Real y el Cerro de las Cabezas de Valdepeñas. Todo pertenciente a la provincia de Ciudad Real salvo Consuegra, que pertenece a Toledo. Según Herbert Maschner, director del ‘Proyecto La Mancha’ y del Centro para la Virtualización y las Tecnologías Espaciales Aplicadas (CVAST), la idea es seguir aumentando las fases y trasladar este proyecto a todo el patrimonio cultural y arqueológico de Castilla-La Mancha.

La idea de realizar este proyecto de digitalización del patrimonio surgió cuando Herbert visitó Castilla-La Mancha y el arqueólogo Victor López-Menchero, de la Universidad de Castilla-La Mancha, le mostró el “magnífico” legado arqueológico que posee la región. Al conocerlo, Herbert mostró interés por enseñar los entresijos de La Mancha por todo el mundo a través de la digitalización 3D, “la idea es que la gente de cualquier lugar del planeta conozca el desconocido patrimonio castellanomanchego y darlo a conocer, entonces nos decidimos por emprender este proyecto”.

MÉTODO EMPLEADO
Los investigadores de la Universidad de Florida del Sur, usan dos métodos para la digitalización en 3D de yacimientos o edificios.

Por un lado está el escáner láser terrestre; y por otro los drones. Con el escáner terrestre los arqueólogos consiguen hacer un registro 360 grados de un punto concreto ya sea una una habitación o una zona exterior.

A raiz de ahí van moviendo el escáner para que una vez producido se pueda hacer una visita virtual del espacio, como si estuviéramos dentro de un castillo por ejemplo, pero a través del ordenador. Por su parte, el dron, permite medir el terreno a través de la fotogrametría, una técnica para obtener planos de grandes extensiones de terreno por medio de la fotografía aérea. El dron hace un análisis exahustivo de la orografía y del terreno donde se encuentra el edificio o yacimiento a digitalizar sobrevolándolo.

La combinacion de ambas técnicas, el uso del dron y el escáner láser, permite tener una gran precision y una buena cobertura de los sitios que pretenden digitalizar. El arqueólogo de la UCLM, Victor Manuel López-Menchero, nos pone el ejemplo de el uso combinado en los castillos. “En el caso de los castillos, al ser tan extensos, debemos de utilizar ambos métodos: con los escáneres de tierra hacemos una información precisa del edificio desde el terreno, pero no puedes alcanzar lugares que están muy altos, esa información nos la proporciona el dron”, indica el arqueólogo.

Los escáneres crean unos puntos digitales tras haber analizado el yacimiento y a través de la concentración de millones de estos puntos, se crea una imagen. “Desde lejos parece una imagen sólida, pero si ampliáramos la imagen, veríamos los puntitos”, apunta López-Menchero.

VISITAS E INVESTIGACIÓN ON LINE
Según Herbert Maschner, la diferencia principal entre la digitalización en tres dimensiones y la manera tradicional, es que cualquier persona en todo el mundo puede tener “la experiencia” de visitar un yacimiento arqueológico de Castilla-La Mancha sin importar el lugar donde esté.

Además, el director del proyecto afirma que también supone una mayor rapidez de cara a estudios arqueológicos, ya que desde el ordenador, los investigadores pueden estudiar el yacimiento sin tener que desplazarse in situ al objeto de estudio, pudiéndolo realizar desde sus propias casas. Otra finalidad del ‘Proyecto La Mancha’ es fomentar el turismo en estos espacios en los que han trabajado.

En Castilla-La Mancha es la primera vez que se hace un trabajo a tan gran escala. La UCLM había iniciado algunos proyectos de fotogrametría en algunos lugares, “pero nunca se había hecho nada a esta escala”, según López Menchero. “La UCLM tenía un nivel de precisión medio en sus trabajos y ellos tienen un nivel de precisión extremo, lo analizan todo milímetro por milímetro”.

Pueden visitar su página web  donde van colgando todo el patrimonio de la provincia digitalizado, pudiendo realizar un paseo virtual por los lugares más emblemáticos.

30 de enero de 2022

Encuentran cerámica de la Edad del Bronce y construcciones del siglo VIII en el castillo de Huélamo (Cuenca)

Las cerámicas han aparecido en una de las catas, al pie de la roca. En la excavación también han aparecido estructuras, una de ellas circular datadas en el siglo VIII 

En Huélamo, dos leyendas esparcieron sus raíces de casa en casa: la del hombre de la capa que abrasó con su mano la puerta de Juan Merchante, y la del tesoro del Castillo, escondido en una oquedad, en la que intentaban introducirse todos los muchichos (así llaman en Huélamo a los muchachos) con la emoción de encontrarlo como piratas del Caribe. Nunca se encontró nada como, tampoco, hallaron tesoro alguno en esas otras cuevas de los moros que proliferan por nuestra geografía. Algunas monedas, quizás, y algún grafiti que llamamos ahora, también. Sobre todo en galerías de lapis en las que se cobijaban ciertos fugitivos y en las que, como ahora, nosotros con los móviles, dejaban testimonios de su presencia como también lo hicieron los escribanos, en los llamados libros de visitas, que en el siglo 16 dan buena cuenta de que, aquí, había un castillo en toda la regla.

Por eso, y por otras cosas, un grupo de arqueólogos está llevando a cabo una serie de excavaciones con el fin de certificar, de llevar a cabo un análisis comparativo entre la documentación escrita que tenemos y la realidad de los descubrimientos más recientes que, por cierto, han dado muy buenos frutos. Algo que, al turista huidizo de meterse en charcos, le costará creer porque, viendo lo que se ve en ese colmillo pétreo, hay que decirle que, hasta hace unos 400 años hubo un castillo fortaleza con muralla, torre del homenaje y dependencias de todo tipo con el fin de defender la plaza, Encomienda de la Orden de Santiago, en plena frontera entre Castilla y Aragón. Castillo en el que, ahora sí, como decimos, siguen jugando al escondite vestigios de una historia que comenzó aquí, a finales de la Edad del Bronce, que mejoraron los árabes hace más de mil años, y que fueron consolidados a partir del siglo 16 para, desde aquí, empezar a dibujar un tapiz urbano que se desparrama en bancales a la sombra de la que fuera, aquí, Orden de Santiago, estirándose, después, con el esplendor de la lana aprovechando tierras surgidas de una erosión que dejó, al Castillo, como cerro testigo vigilante de un pueblo lleno de fuentes y fachadas blancas.

Sí, así es. El castillo es nuestra señal de identidad, responde Leopoldo Martínez, alcalde del municipio, imaginando conmigo lo que sería la fortaleza si retrocediéramos 500 años. Lo malo es que apenas quedan vestigios de lo que fue y, lo bueno, es que como te digo, se ha convertido en símbolo de nuestro pueblo, Huélamo, porque se ve desde muy lejos y hace la labor del pregonero, añade Leopoldo.

Veríamos un castillo completo con sus almenas, la torre del homenaje, murallas, puertas etc, porque es así como aparece en las visitaciones de la Orden de Santiago cuando venían, aquí, por ser Encomienda. Hay visitaciones en los siglos XIV y XV siendo, la más extensa, la de 1508 que se refiere a las propiedades de la encomienda citando al Castillo y a muchas de sus dependencias. Pero, ahora, van apareciendo nuevos hallazgos que nos llevan al siglo octavo, a tiempos de los árabes.

Ese grupo de arqueólogos, dirigidos por Pedro Pablo de las Muelas, busca vestigios, restos que puedan dar luz a lo que se sabe que existió porque, documentos escritos, los hay, como dice el alcalde y, de esos escritos, a lo excavado y a los hallazgos que dan fe de la importancia de Huélamo.

Ciertamente. Gracias a estos trabajos tenemos claro que, la fortaleza, que empieza con los árabes, tenía muchísima importancia al ser, Huélamo, paso de Aragón a Castilla por la Herrería de los Chorros junto al río Almagrero que, como sabéis, es el que da agua al Júcar. Se trata de poner en valor esa historia contrastada, comprobada de que así es, aunque seguiremos intentando recaudar fondos de Europa, del gobierno de Castilla-La Mancha o del Estado para poder seguir estudiando estos restos que los arqueólogos van descubriendo. Sobre todo, esas cerámicas que han aparecido en una de las catas, al pie de la roca, entre la plaza de toros y la iglesia, una excavación en la que han aparecido estructuras, una de ellas circular, y en donde se han encontrado piezas de cerámica que, al parecer, son de la Edad del bronce, añade Leopoldo quien recuerda que, por culpa del Covid, de esta maldita pandemia, no pudieron llevar a cabo las representaciones de la llegada de Julián Romero.

No, por desgracia, junto a la Asociación nacida para llevar a cabo estas recreaciones, estábamos preparando todo ese conjunto de actuaciones que, en el 2018, por ejemplo, llevamos a cabo con la presencia del Regimiento Sicilia, con base en San Sebastián, heredero del Regimiento de Julián Romero.

Se refiere al año en el que, la comitiva, partió desde el Castillejo hasta el monumento a los Cargos, inaugurándose el emblema de la Orden de Santiago. Año en el que se nombró Comendadora a María Vicente, nuestra campeona de Heptatlón

Sí, fue en un acto precioso que tuvo lugar en el interior de nuestra iglesia, tras un desfile desde la plaza de Julián Romero hasta el templo parroquial con los Cargos, comitiva de Julián Romero, nuestras gentes ataviadas de época y autoridades. Fue un acto muy emotivo, sí.

La pandemia está ahí. Dicen que está bajando pero, la realidad es que trata de engañarnos como el hombre de la capa y, encima, hay descontento porque unas cosas se pueden hacer y, otras no aunque, ambas, sean al aire libre. ¿Habrá representación en este 2022?.

Estamos en ello. Tendremos una reunión en Febrero y, a partir de ahí, a ver si se van conjugando las fechas para que, en Semana Santa, tengamos una reunión más definitiva de la que saldrán todos los actos a representar con motivo de la llegada de Julián Romero, Maestre de Campo, nacido en Huélamo en el año 1518.

Unos andamios, colocados en la cara del Castillo que da a la iglesia, testifican que, allí, se trabaja no sólo en la cumbre sino que, también, en los laterales en donde descansaban los muros de la fortaleza.

Al frente de ello, en la dirección científica, se encuentra Pedro Pablo de las Muelas, arqueólogo y de Huélamo, que lleva muchos años estudiando la historia de Walmu, Vuelmo, Güelamo o Huélamo, nombres que, de por sí, encierran mucha historia.

Pues sí. Simplemente, por esa toponimia, podemos trazar el inicio de lo que sería el origen de Huélamo, en ese Walmu de época hispano musulmana. A partir de ahí, en lo que siempre se ha llamado castillo, es de donde surge el pueblo. Desde ahí, desde ese punto de Walmu, empezamos a tirar de un ovillo cuyo final tendrá que esperar por muchos motivos.

Lo comentaba el alcalde, Leopoldo Martínez, la cantidad de información que se tenía en los llamados libros de visitas. No solo certificaban la existencia de 6 ermitas, la de Santiago en el Castillo. Sino que, también, describían que, al entrar, se encontraban dos almenas, un portal donde está la caballeriza, la puerta de la Aldaba, la de Majaderos etc. Incluso en las Relaciones de Felipe II, se lee que en lo alto había un falconete y un aljibe con paredes de cal y canto.

Tratamos de confirmar las hipótesis de trabajo que se nos estaban abriendo. Necesitábamos la vivencia arqueológica que nos dijese, si todos los escritos, podrían tener visos de verdad o no era así. Las catas y excavaciones, nos han llevado a buenos resultados y, las pruebas que llevamos a cabo, constatan que el origen del Castillo estaría a finales del siglo 8 o comienzos del 9. Pero en todos esos paseos, visitas, prospecciones, en esas situaciones en las que a veces tienes suerte y otras no , en una de ellas, junto al alcalde, en un derrumbe, apareció una muestra, un fragmento de cerámica que estaba fuera de todo contexto arqueológico, algo que no pintaba nada. Pero, es más porque, hace 15 días, en el último estrato, apareció cerámica que correspondía con ese primer fragmento abriéndose, ante nosotros, un mundo nuevo con respecto a lo que era el Castillo de Huélamo. Una puerta abierta que nos llevaría a finales de la Edad del Bronce, en torno a unos 800 a de C.

La Inversión Territorial Integrada del Gobierno de Castilla-La Mancha (ITI), instrumento arbitrado por la normativa europea, facilita el apoyo económico para llevar cabo este proyecto en el que, además de Pedro Pablo, colabora Carpetania Integra responsable de la ejecución del proyecto, y un equipo técnico compuesto por Salvador Vila, arquitecto, y los arqueólogos Hipólito Ruiz y Greta Bruno. Todos formamos un grupo de amigos con lo que, el trabajo resultante, es fenomenal, añade Pedro Pablo al tiempo que imaginamos cómo sería este colmillo pétreo, vestido con un lienzo de muralla o un torreón.

El paso del tiempo es inexorable. Avanza, pero no retrocede. Y si a eso se le añaden las condiciones climáticas de la zona pues, la tormenta erosiva la tenemos y bien fuerte. Los procesos de erosión son muy duros para la roca, los muros etc. Es lo que hemos visto en multitud de yacimientos, es lo normal. La erosión, las sedimentaciones y, luego, la mano del hombre porque la población que surge después, aprovecha material del antiguo castillo para construir las casas del pueblo. Otros tiempos. El ser humano avanza pero, hoy, afortunadamente, vamos en otra dirección.

En las excavaciones, entre otras cosas, han aparecido muros y una especie de pozo, de forma circular de unos 3 metros de profundidad. Testigos de una parte de la historia que no sabemos si quedarán como piezas museísticas.

Si tenemos en cuenta que para la intervención actual nos hemos tirado 10 años llamando a puertas, y recibiendo portazos, llega un momento en que decidimos que lo mejor que podemos hacer, con el dinero conseguido, es aprovecharlo al máximo sin hipotecar el yacimiento. Hacer las cosas muy bien antes de querer llegar a un paso que no pudiéramos dominar. La decisión que hemos tomado es la de acabar los trabajos y cubrir los restos aparecidos, de la mejor forma, que nos permita volver a ellos para poder realizar una musealizacion mucho más adelante.

Un Castillo que ha abierto nuevas páginas en la historia y vida de Huélamo, a cuyos pies nació uno de los pueblos más bellos de España.

Tiene su razón de ser. El origen de lo que es hoy día el núcleo urbano, parte del Castillo, de un asentamiento pequeño habitado por poca gente. Cuando la población comienza a crecer, se desparrama ese urbanismo por la falda del cerro desde el que llamamos barrio del Castillo. Un barrio distinto porque tiene calles estrellas, no demasiados ángulos rectos que nos lleva a la primera fase de expansión. El resto se estructura en 3 calles paralelas que se comunican con rampas y escaleras, pero en época posterior. Son los siglos 16, 17 y 18 relacionados con la pérdida de poder de la Orden de Santiago y la preeminencia de la ganadería trashumante. Esos comienzos del 16, anteriores a la crisis económica que afecta al comercio de lanas, sería la ampliación de ese paisaje urbano de Huélamo, concluye Pedro Pablo al que dejamos en lo alto del Castillo, junto al aljibe, con agua. Un mirador sin puertas solo para tus ojos.

(Fuente: Liberal de Castilla / José Luís Muñoz Martínez)

6 de septiembre de 2022

El TAC revelará los secretos del primer enterramiento íbero hallado en Jaén

La importancia de este hallazgo, más allá de la información que proporcione y que aún está por definir, es que es la primera vez que se encuentran enterramientos de época ibera en la ciudad de Jaén. El TAC permitirá conocer cuántas personas fueron enterradas en ellas, su edad, sexo o la causa de la muerte.
Una de las vasijas encontradas este verano en el yacimiento de Marroquíes Bajos de Jaén.

Dos vasijas. Parecen solo dos vasijas, pero son uno de los descubrimientos más importantes de este verano en Jaén. Los voluntarios del campo de trabajo de la Zona Arqueológica de Marroquíes Bajos, en la capital de la provincia, han encontrado lo que es el primer enterramiento íbero de la ciudad.

En efecto, son dos vasijas con pinturas iberas que albergan cenizas y restos óseos de lo que se presume eran dos personas. La importancia de este hallazgo, más allá de la información que proporcione y que aún está por definir, es que es la primera vez que se encuentran enterramientos de época ibera en la ciudad de Jaén. Ahora, está previsto que algunos de los secretos que albergan las dos vasijas se puedan conocer cuando pasen por un TAC próximamente. Esta prueba permitirá conocer cuántas personas fueron enterradas en ellas, su edad, sexo o la causa de la muerte.

6.000 años superpuestos
Se trata, pues, de un hallazgo que supone para arqueólogos y amantes de la historia un nuevo aliciente para adentrarse en lo que se conoce como Marroquíes Bajos, la zona de expansión urbana al norte de Jaén. Y hablamos de un motivo más porque, desde que se comenzara a excavar allí a principios de los años 90, no ha dejado de dar sorpresas.

Marroquíes Bajos tiene una de las secuencias culturales más completas y complejas de la arqueología de España. ¿Eso qué significa? Que se pueden observar seis mil años superpuestos, amalgamados en más de 130 hectáreas, incluyendo uno de los asentamientos calcolíticos más importantes de Europa, que ha llegado a ser calificado por una arqueóloga como la Nueva York de la prehistoria, sin olvidar a quienes lo relacionan con la leyenda de la Atlántida por la curiosa forma en que se construyó, con cinco círculos concéntricos de murallas.

Ibero tardío
Pero este último hallazgo habla de los iberos. Arturo Ruiz, presidente de la Asociación de Amigos de los Iberos y ex director del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén, ha explicado a elDiario.es Andalucía, que los restos parecen pertenecer a un enterramiento que podría datarse entre los siglos II y I antes de C., lo que se conoce como ibero tardío.

De momento, los materiales son escasos, ya que los restos se encuentran en dos urnas decoradas con pinturas ibéricas extraídas en un trozo de tierra. Ahora la cuestión reside en terminar de excavar la zona, para saber si se trata de una tumba o si forma parte de una necrópolis, que suele ser lo habitual en estos casos. De hecho, días después de encontrar las vasijas se localizó la estructura que se asociaría a la tumba, pero con diversas estancias o pequeños espacios que aún están por interpretar.

No se puede olvidar, como recuerda Arturo Ruiz, que en la ciudad de Jaén hay yacimientos iberos tan importantes como el oppidum (ciudad fortificada) de Puente Tablas o el del Cerro de Santa Catalina. Por eso se intuye que tienen que existir necrópolis (cementerios) iberas; el problema es que aún no se han encontrado. Esta circunstancia convierte el hallazgo de Marroquíes Bajos en “una importante novedad”.

Parque Arqueológico
Vicente Barba, coordinador de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Jaén y director de las excavaciones que se realizan en la zona, explica que “los descubrimientos se han hecho en el marco del III Campo Arqueológico de Voluntariado de Marroquíes Bajos que ha reunido en esta edición a una treintena de voluntarios de distintos puntos”.

El enterramiento fue encontrado en una fosa, en una zona de rocas naturales que podría no haber sido elegida al azar para depositar los restos. Los trabajos se realizan en la llamada parcela C de Marroquíes, un espacio de unos 8.000 metros cuadrados que se reservó hace más de veinte años, en medio del boom constructor de la ciudad en esa zona, para dedicarlo a un Parque Arqueológico. Incluso la Junta de Andalucía redactó un proyecto para el mismo que nunca fue más allá, y que se abandonó durante más de dos décadas, tiempo en el que el terreno se llenó de malas hierbas y basura, además de olvido.

Ahora este proyecto ha sido retomado en cierta manera por el Ayuntamiento de Jaén, aunque según el propio Vicente Barba, no tiene nada que ver. “Es un nuevo proyecto con nuevas perspectivas” y con gestión público-privada, añade Barba.

De cualquier forma, ya lleva tres años funcionando y dando frutos. “Llevamos tres años quitando basura” del solar, asegura Vicente Barba, al tiempo que recuerda que es precisamente esta parcela la más representativa de todo el poblado calcolítico, el corazón del mismo.

Desde un enterramiento romano a los muros islámicos de la ciudad
Allí, en un rincón del solar de 10x10 metros, se han encontrado, desde que se retomaron las excavaciones tras veinte años, una zona con un aljibe romano, casas musulmanas, o el curioso enterramiento de una mujer adulta de época tardo romana (siglo VI después de C.) enterrada con los pies orientados hacia la salida del sol y cuyo esqueleto había sido invadido por las raíces de un árbol que crecía sobre su cabeza.

En los últimos días del campo de trabajo de este año, que ha finalizado en julio, también se han encontrado los muros islámicos de la ciudad y se ha documentado un recipiente completo posiblemente del periodo emiral.

“Sabíamos de la importancia de apostar por poner en valor como parque arqueológico este espacio que nos está dando una importante información histórica y además nos va a permitir contar a la gente de Jaén y a sus visitantes cómo se vivía en la que ahora es la capital hace miles de años”, asegura José Manuel Higueras, concejal de Cultura y Turismo.

Visitas guiadas
El próximo objetivo es su puesta en valor. Aunque ya se realizan visitas guiadas en programas como el ‘Otoño Arqueo’ o la ‘Primavera Arqueo’. Próximamente, se realizará una jornada de difusión con los estudios y resultados de los campos de trabajo.

La idea es que cuando se termine de instalar una valla perimetral que proteja la zona, se llegue a acuerdos con distintas empresas turísticas para poder visitarlo con un horario establecido, lo mismo que se ha hecho con los ‘Baños del Naranjo’ en el centro de Jaén.

19 de diciembre de 2011

Tras los pasos de mudéjares y moriscos en Ávila

Un proyecto de investigación vinculado a la UNED, las Universidades de Salamanca y Valladolid y el Museo de Ávila diseña un SIG para crear el mapa mudéjar de la ciudad
El proyecto de investigación nació en el año 2009 con el objetivo de analizar la presencia mudéjar y morisca en Ávila desde sus orígenes, en el siglo XII, hasta su expulsión. Los resultados de estos tres años de investigación han permitido el diseño de un Sistema de Información Geográfica, SIG, en el que están localizados todos los puntos de interés que documentan la historia de los mudéjares y los moriscos que vivieron en Ávila durante cinco siglos. Coincide la culminación de este estudio con el IV centenario de su expulsión definitiva de tierras castellanas (1611).

El Grupo de Investigación surgió a partir de los trabajos, que hasta entonces de manera individual, habían desarrollado sus componentes. El equipo tiene un carácter interdisciplinar al contar con una experta en información mudéjar, Ana Echevarría, profesora de Historia Medieval de la UNED; Serafín de Tapia, estudioso de la comunidad morisca en Ávila, autor del único trabajo de investigación al respecto que se había publicado hasta los años 90; Olatz Villanueva, arqueóloga vinculada al departamento de Historia Antigua y Medieval de la Universidad de Valladolid y Javier Jiménez Gadea, también arqueólogo y conservador del Museo de Ávila. De manera que el grupo reúne los cuatro pilares clave sobre los que se sostiene la investigación: documentación mudéjar y morisca, y trabajo de campo en torno a cerámicas y epigrafía árabe.
En el contexto de constitución del grupo no podemos obviar el descubrimiento en 1999 del cementerio de los musulmanes de Ávila que se encontraba extramuros de la ciudad, al oeste del recinto amurallado, entre la iglesia de San Nicolás y el río Adaja, en un paraje conocido como Vado de San Mateo. Un descubrimiento de suma importancia pues se trata de una necrópolis “única en la arqueología islámica peninsular”, apunta Javier Jiménez, por su numerosidad (puso al descubierto más de 3000 sepulturas) y por la información que reveló sobre la religiosidad de los mudéjares castellanos.
Fue descubierta a raíz de las prospecciones arqueológicas previas a la urbanización de la zona y su vigencia, entre los siglos XIII y XV confirma que los mudéjares mantuvieron intacta durante ese tiempo su fe islámica. A pesar de que su descubrimiento puede parecer casual, Javier Jiménez aclara que las estelas funerarias que habían aparecido reutilizadas en algunas fincas de la zona y la referencia a este lugar en libros de los siglos XVII y XVIII como ‘La cerca de los osso’ o ‘El honsorio de los judíos’ aportaban pistas fiables sobre su ubicación. 
  • El estudio recoge la existencia de “sólidos indicios documentales” sobre otros lugares de enterramiento en Ávila: junto al monasterio cisterciense de Santa Ana y junto al premostratense del Sancti Spiritus.

Además del trabajo documental desarrollado por los investigadores a partir del Archivo Histórico Provincial de Ávila, el del Ayuntamiento, la Diputación, el Archivo General de Simancas y el Archivo Histórico Nacional, parte del estudio se ha basado en el trabajo de campo: recorridos por la ciudad en busca de elementos que pudieran relacionarse con los mudéjares y moriscos. En este sentido, diferenciamos entre los reutilizados en otras construcciones y los dispersos en la ciudad como elementos ornamentales. “Prácticamente todos los edificios construidos o reformados durante el primer tercio del siglo XVI emplearon estelas funerarias musulmanas”, subraya Javier Jiménez. Y es que tras la orden de conversión de los Reyes Católicos, en 1502, todos los lugares de culto fueron desmantelados.
Como resultado de estos recorridos, el Grupo de Investigación ha diseñado un Sistema de Información Geográfica, SIG, en el que pueden localizarse todos aquellos lugares de interés referidos a mudéjares y moriscos. Una estela que se reutiliza o una casa que fue vendida por un musulmán a un vecino de Ávila aparecen referenciadas en un plano que “podemos superponer a la cartografía actual o histórica y en el que se irán destacando todos los puntos que queramos localizar”, explicó Javier Jiménez, “de esta manera conectamos una base de datos con información espacial en soporte cartográfico”. El sistema exige una actualización continua a raíz de los descubrimientos que se vayan realizando.
El objetivo de este SIG no se agota en ser una herramienta para la investigación, sino que el Grupo aspira a poder proponerlo a las administraciones públicas para la gestión del patrimonio histórico, sobre todo de cara a las prospecciones arqueológicas previas a una intervención urbanística. Asimismo, otra de las intenciones es ponerlo a disposición de la sociedad a través de una página web de acceso libre. Pero para ello, aún queda recorrido pues es preciso terminar de definir la herramienta informática que lo sustenta y enriquecerlo con más puntos de interés. Esperan, eso sí, que pueda estar finalizado para 2014, cuando culminará el segundo proyecto de investigación en el que se han embarcado junto a otros investigadores al amparo del Ministerio de Educación, con el objetivo de profundizar en la presencia mudéjar y morisca en Castilla.
La presencia musulmana
A finales de la Edad Media, la presencia musulmana en Ávila apenas llegaría a los diez millares. De la primera etapa tan sólo han quedado rastros documentales, las tumbas del cementerio islámico y el trabajo agrícola, por el que los obispos les reclamaban los diezmos correspondientes. Las morerías se organizaban por obispados y en el siglo XIV, mantenían relaciones fluidas con el Cabildo y el Consejo y ocupaban, abonando una renta, casas de su propiedad que se situaban zonas de mercado próximas a la muralla, como las Plazas del Mercado Nuevo y de San Pedro, y también a la mezquita de la Solana. Tenían estatus de ‘vecinos’ que les reportaba garantías en los conflictos que pudieran surgir con los naturales de otros lugares. Sus oficios eran principalmente el textil, la venta de sal, el trabajo con cueros, la alfarería o la construcción, según se recoge en el estudio.
En cuanto a sus lugares de culto, los últimos estudios han documentado la existencia de mezquitas en las ciudades de la Cuenca del Duero. A principios del siglo XIV, la comunidad musulmana abulense había levantado dos mezquitas, una intramuros y otra a los pies de la muralla donde se levantó más tarde el Monasterio de Nuestra Señora de Gracia. A finales de siglo construyeron un tercer templo, al parecer en la actual calle Empedrada y en 1480 se levantó otra en la zona sur de la ciudad, en la morería del Berrocal.
El año 1502 marcó un punto de inflexión: los Reyes Católicos obligan a los musulmanes a convertirse al cristianismo si querían seguir viviendo en al Península. En Ávila, unas 700 personas (el 10% de sus habitantes) se bautizaron y se conoce el nombre cristiano que 154 varones moriscos adoptaron: el más repetido fue Lope, en referencia a un antiguo noble granadino que vivía en Ávila y que colaboró con los Reyes Católicos en la guerra de Granada. La llegada a partir de 1570 de los que después se llamaron moriscos granadinos, para diferenciarlos de los que llevaban siglos ocupando estas tierras, trajo cambios importantes.
A Ávila llegaron unos mil, en pésimas condiciones sanitarias pues al no estar acostumbrados al invierno, un 12% murió en el camino, según indicó otro de los miembros del equipo de Investigación, Serafín de Tapia. “Eran dos mundos, uno mediterráneo y otro continental y aunque al principio los moriscos abulenses los recibieron con deferencia, el choque fue inevitable”, señala Tapia. Tan es así, que tras el decreto de expulsión de 1610, las autoridades abulenses pidieron que se excluyera a los moriscos abulenses, que gozaban de un elevado nivel de integración. Y se consiguió, hasta que en el año 1611 la expulsión fue definitiva y Ávila perdió el 17% de su población, una población que aportaba el 49% de los recursos financieros de la ciudad. La ciudad pasó de tener 8.300 habitantes en 1611 a 5.400 en 1632 y no fue hasta principios del siglo XX cuando se recuperó el volumen demográfico del XVII.
La exposición ‘Mudéjares y moriscos
Precisamente con el objetivo de acercar a la sociedad este trabajo de investigación, el Museo de Ávila acoge hasta el próximo 18 de marzo una exposición con las piezas más significativas de la historia mudéjar y morisca en la provincia. Piezas únicas halladas en Ávila ya que sólo se conocen dos estelas funerarias mudéjares encontradas fuera de tierras abulenses: en Lisboa y Toledo. Entre ellas destaca un cipo funerario de mediados del siglo XIII correspondiente a una mujer y que refleja que doscientos años después de que Alfonso VI conquistara Toledo, los musulmanes toledanos conservaban su costumbre de señalizar las sepulturas con estas piezas cilíndricas.
De Segovia ha viajado hasta Ávila una llave islámica como las que aparecen representadas en la Alhambra de Granada, considerada un ejemplo de falso mudejarismo, ya que según un estudio en el que ha participado Javier Jiménez, no deben relacionarse ni con la ciudad de Segovia, ni con su aljama mudéjar, ya que se trata de objetos traídos desde al- Andalus como trofeos tras las campañas militares y que eran ofrecidos a monasterios o iglesias.
En la exposición también puede contemplarse parte del sepulcro de un musulmán que pertenecía a una destacada familia mudéjar, los Rico, que desempeñaron importantes cargos en la aljama abulense en el siglo XV; por este motivo el sepulcro fue distinguido, además de por el hecho de haber sido asesinado. Actualmente se encuentra en la Iglesia de Santiago de Ávila.
Por otra parte, se ha reconstruido en el Museo un horno elaborado a partir de estelas funerarias de la necrópolis abulense y que por motivos de conservación no se ha podido trasladar a la capital. Un dato curioso sobre las estelas funerarias de los musulmanes, reseña Javier Jiménez, es que sabemos que son islámicas por las inscripciones, algunas con citas coránicas, pero utilizan elementos decorativos del arte cristiano contemporáneo, como el gótico final abulense. “Se produce así un fenómeno de intercambio cultural contrario al del arte mudéjar: si éste utiliza un lenguaje islámico para unos edificios conceptualmente cristianos como palacios o iglesias, el lenguaje que emplean los mudéjares para sus propias estelas funerarias está tomado del arte cristiano contemporáneo”, añade Jiménez.
(Fuente: León Noticias / E. Rodríguez)