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7 de octubre de 2012

Descubren cerca de Roncesvalles la antigua ciudad romana de Iturissa

Se calcula que la urbe, que ya mencionaba Ptolomeo en el siglo II, tiene una superficie de 18 hectáreas. Un equipo de arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi en colaboración con un programa de voluntariado de la Unión Europea, ha descubierto los primeros restos de esta ciudad a cinco kilómetros de Roncesvalles.
Restos de muros de la ciudad de Iturissa. Foto: Aranzadi.
La antigua ciudad romana de Iturissa, mencionada por los antiguos historiadores griegos y romanos, estaba situada a unos dos kilómetros de Auritz-Burguete, en el término de Zaldua, en Navarra y ocupaba una superficie de unas 18 hectáreas. Un equipo de arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi en colaboración con un programa de voluntariado de la Unión Europea, ha descubierto los primeros restos de esta ciudad, que hoy se mostrarán al público en una jornada de puertas abiertas.

La sociedad Aranzadi lleva cuatro años investigando las antiguas calzadas romanas que unían el Valle del Ebro y la Cuenca de Pamplona con el Pirineo. El año pasado, en el paraje de Asibar, en Aurizberri-Espinal, se encontraron dos miliarios, los primeros hallados en esta zona, que datan de finales del siglo III y principios del siglo IV. Los miliarios son piedras cilíndricas grabadas que los romanos situaban al borde de las calzadas y que señalaban hitos importantes. Los encontrados en Aurizberri tienen una altura de dos metros y están grabados, incluso con loas al emperador. Este hallazgo y la investigación de la calzada entre Espinal y Burguete ha llevado al descubrimiento de los primeros restos de Iturissa. "Ya Ptolomeo, en el siglo II, la citaba como ciudad vascona en el paso del Pirineo. Después aparece en el Itinerario Antonino, una especie de Guía Michelin de la época y también en el Códice de Rávena", señalaba ayer el arqueólogo y secretario de Aranzadi, Juantxo Agirre.

EN BUSCA DE LA CIUDAD

Pero lo cierto es que la ciudad de Iturissa no ha aparecido hasta ahora. Ya en 1986 Juan Mari Martínez Txoperena, miembro de Aranzadi y vecino de Aurizberri-Espinal, encontró la necrópolis, que posteriormente se excavó, pero nunca se había hallado la propia ciudad. Ha sido en las últimas tres semanas, durante un campo de trabajo organizado por Aranzadi y en el que han participado seis voluntarios italianos, en el primer programa de voluntariado para mayores de 50 años desarrollado en Navarra, cuando se han encontrado los restos de calles y casas.

Lo encontrado en el paraje de Zaldua tiene una gran importancia arqueológica, según Juantxo Agirre. "Hemos hecho sondeos y hemos encontrado una cimentación muy importante, de un metro de anchura y dos metros y medio de profundidad; y de esos cimientos salen otros muros y pavimentos de época romana. Todos estos elementos son de gran calidad y tienen una enorme potencia estratigráfica. Demuestran que ha habido una continuidad de la ciudad a lo largo de los siglos, primero habitada por los vascones y luego también por los romanos. En otro sondeo a unos 150 metros han aparecido también estructuras de viviendas, de forma que esta ha sido la primera vez que excavamos en la antigua ciudad de Iturissa, en sus calles y en sus casas", sostiene Agirre. De momento se han realizado cuatro sondeos, además de otros dos en la calzada, pero se estima que la ciudad ocupa unas 18 hectáreas, "así que aún tenemos una visión muy pequeña del conjunto", añade Agirre.

La ciudad de Iturissa formaba parte de la vía de comunicación romana que desde Iruña-Veleia y por la Llanada alavesa y Sakana llegaba a la Comarca de Pamplona y de allí cruzaba el Pirineo por Luzaide-Valcarlos. Aranzadi trabaja en los últimos años en toda la zona pirenaica, desde Aoiz hasta Valcarlos, donde han aparecido otros restos de la época como tramos de la calzada y otro asentamiento en Arce. Desde Aranzadi han informado del hallazgo al Departamento de Cultura del Gobierno de Navarra y están colaborando con expertos de otras universidades para crear una red de investigadores. De momento, la ciudad de Iturissa ha aparecido y la mayor parte de ella está bajo tierra a la espera de nuevas excavaciones.

27 de febrero de 2012

Veinte años de silencio sobre Lezetxiki (Guipúzcoa)

El Ayuntamiento de Arrasate, la Diputación y la Sociedad de Ciencias Aranzadi se unen para pedir que se proteja la cueva.
 "¿Desde cuándo? La primera vez que lo pedí fue en 1991. La Ley de Patrimonio Cultural Vasco que está en vigor se aprobó en julio de 1990 y yo en enero de 1991 ya envié un escrito solicitando que se considerara un bien cultural calificado", recuerda el arqueólogo Álvaro Arrizabalaga, director de las excavaciones del yacimiento de Lezetxiki.
El arqueólogo Álvaro de Arrizabalaga en una de las campañas
de excavación en la cueva de Lezetxiki. Foto: Notcias de Gipuzkoa.
Desde entonces, hace más de veinte años, el Ayuntamiento de Arrasate, al que pertenece la cueva, la Diputación de Gipuzkoa y la Sociedad de Ciencias Aranzadi, de la que Arrizabalaga es socio desde hace tres décadas, ha tramitado distintas solicitudes (al menos ocho distintas) para que el Gobierno Vasco protegiera la cueva. Por primera vez, las tres entidades lo han hecho al unísono, para sumar fuerzas, pero la respuesta de las sucesivas administraciones siempre ha sido la misma: el silencio. "Nunca he conseguido una respuesta. Nunca he tenido en mis manos un escrito en el que se me explique que se me deniega la solicitud por ese motivo o por otro. No sé qué tipo de argumentación se puede dar para no considerar que Lezetxiki tiene ese valor patrimonial", señala Arrizabalaga. Si razonaran una negativa, Arrizabalaga "podría contraargumentar". La ley vasca de patrimonio así lo especifica: "En caso de que se deniegue, tendrá que exponerse los motivos por escrito".
Según indicaron fuentes del departamento de Cultura, la situación podría cambiar, dos décadas después, porque la dirección de Patrimonio del Gobierno Vasco estudia "la posibilidad de iniciar la tramitación del correspondiente expediente de protección".
Un técnico de Aranzadi abandona el yacimiento.
Lezetxiki constituye uno de los orgullos de Arrasate, que se ha movilizado -en su última iniciativa a través de las redes sociales- para reclamar su protección. Pero no se trata solo de amor por proximidad. La historiadora Arantza Otaduy, integrante de Arrasate Zientzia Elkartea, recuerda que el yacimiento guipuzcoano es uno de los centros prehistóricos más importantes del norte peninsular. Es especial porque en él se localizó, en las campañas de Aita Barandiaran entre los años 50 y 60, el primer resto humano en la CAV (un húmero de mujer). Es privilegiado porque reúne fósiles humanos de tres especies distintas (homo heidelbergensis, neandertal y homo sapiens). Es peculiar porque cobijó uno de los últimos monos que habitó en Europa antes de su extinción. Es sentimental, porque está ligada a las leyendas de Mondragón, recogidas también por Barandiaran, como las que relacionan una lamia con un joven de un caserío de Garagarza; leyendas que, más allá de su poder simbólico, explican cambios sociales como el proceso de cristianización de los vascos.
SIGNIFICADO "No entiendo los trámites burocráticos ni los motivos por los que el Gobierno Vasco no le da el valor que le damos otros", lamenta Otaduy. El concejal de Cultura de Arrasate, Kepa Urteaga, confirma que tanto el Ayuntamiento como la Diputación y Aranzadi "están unidos en la idea de salvaguardar este espacio para la posteridad". Pero, ¿qué entraña que el Gobierno Vasco dé luz verde a la protección?
Si Lezetxiki hubiera estado protegido desde el primer momento en que se solicitó, arqueólogos y amantes del yacimiento se habrían ahorrado los tres sustos que pudieron abocarlo a la desaparición; habría existido un régimen de ayudas oficiales para la compra y adquisición por parte del Ayuntamiento del terreno privado, y el Consistorio no habría tenido que comprarlo a precio de mercado al propietario con sus propios recursos; y habría sido un yacimiento prioritario en las ayudas de catalogación de los bienes, algo que no ha sucedido en 18 años de excavación. "Habría supuesto muchas cosas, muchas facilidades, comodidades, seguridades y tranquilidades", resume Arrizabalaga.
Por ejemplo, a nadie se le habría ocurrido en el primer proyecto del Tren de Alta Velocidad (TAV) destruir el yacimiento. "Las alegaciones para que no se destrozara las tuve que interponer yo como arqueólogo particular", recuerda. "Si se hubiese protegido, habría un punto rojo destelleando en el ordenador, y cuando lo hubieran visto, habrían dicho 'mejor nos metemos en otro valle'. Al final es verdad que se ha conseguido desviar, ha sido uno de los pocos puntos en los que se ha atendido las alegaciones, pero porque el 3 de agosto de 1997 un particular, a instancias del Ayuntamiento de Mondragón, interpuso un recurso. Ninguna institución lo hizo. Todo eso nos lo habríamos evitado si este lugar hubiera estado protegido. Queremos que lo esté de una santa vez y no tengamos que estar continuamente sometidos a estos sustos", reclama el arqueólogo de Aranzadi.
Desde el Gobierno Vasco se recuerda que, aunque ninguna de las solicitudes "dio como resultado el inicio de un expediente de protección de Lezetxiki", ello no ha "impedido en ningún momento una actitud vigilante del Departamento de Cultura, manifestada en el requerimiento de Patrimonio de variar el trazado de la línea del TAV para impedir que afectara a la cueva, como así se hizo finalmente". "Obviamente, el Departamento de Cultura informó favorablemente. ¡Solo faltaba!", apostilla Arrizabalaga. "Cuando presentamos alegaciones, no solo caía Lezetxiki, sino siete yacimientos arqueológicos y alguno más que ha sido descubierto con posteridad", sostiene.
SIN PINTURAS Además por el trazado del TAV, Lezetxiki ha estado a punto de desaparecer en otras dos ocasiones. A mediados de los 90, los furtivos se acercaban a la cueva con una azada, picaban y se llevaban unos huesos "en plan tesorillo". "Uno individualmente no hace estropicio, pero el conjunto suponía un grave problema", precisa Arrizabalaga.
El segundo sobresalto se produjo cuando el propietario del terreno, que incluía un pinar, taló los árboles , que cayeron en terreno arqueológico. Tan o más problemático fue retirarlos. Todo esto, insiste el director de la excavación, se habría evitado con un expediente de protección.
"Lo único que desenfoca un poco la importancia de Lezetxiki es que está al lado de un lugar de rango mundial, como es Atapuerca. Si no estuviera tan cerca, tendría un puesto de honor en la Prehistoria de la Península Ibérica", asegura. Además, todavía puede albergar más tesoros. "Tenemos una secuencia de nueve metros y aún no hemos dado con la base, seguimos excavando. Sigue saliendo material y nada transmite la sensación de que eso se vaya a acabar en breve. Casi con toda seguridad, no queda menos de un metro", pronostica Arrizabalaga.
Preguntado por si podría pesar en su contra, como se ha mencionado en alguna ocasión, la ausencia de pinturas rupestres, es tajante. "Se me ocurren dos decenas de cuevas que no tienen pinturas rupestres y son Patrimonio de la Humanidad por la Unesco; la más cercana, Atapuerca". "No es un argumento: los yacimientos arqueológicos, tengan o no pinturas, sean o no cuevas, tienen valor en sí mismos como contenedores, como el escenario en el que se ha desarrollado la vida de los grupos humanos prehistóricos. Si es un escenario importante, como es el caso de Lezetxiki, porque tenemos un registro casi continuado de presencia humana de más de 150.000 años y los restos fósiles más antiguos del Cantábrico, creo que no hacen falta muchas argumentaciones más", señala.
Lezetxiki tiene "plusmarcas" más que suficientes, pero, insiste Arrizabalaga, en este caso, "simplemente" habría que atender a que "existe un régimen de protección de yacimientos y bienes culturales que está en vigor desde hace 20 años y solo se pide que se cumpla la normativa. Aunque el yacimiento fuera mucho menos importante, merecería también un régimen de protección. Se está solicitando algo de derecho y no sé muy bien por qué motivo no se cumple", concluye.

15 de noviembre de 2022

Hallada una mano de bronce con la inscripción más antigua en lengua vasca que se conoce

La singular pieza, descubierta en un yacimiento de Navarra y datada en el primer tercio del siglo I a.C., constituye "un hito en la historia del origen del euskera".
La llamada La mano de Irulegi, hallada en el yacimiento ubicado en el valle de Aranguren (Navarra).
Foto: Sociedad de Ciencias Aranzadi

Una representación en bronce de una mano, probablemente diseñada para colgar con los dedos hacia abajo en la puerta de entrada de una casa, como si se tratase de un objeto ritual protector, esconde "el documento más antiguo y también el más extenso escrito en lengua vascónica". La pieza fue hallada durante unas excavaciones en un yacimiento arqueológico ubicado en el monte de Irulegi, en el valle de Aranguren (Navarra), entre los vestigios de un poblado de la Edad del Hierro que fue destruido a comienzos del siglo I a.C., tras ser atacado por tropas romanas en el marco de las guerras sertorianas (años 83-73 a.C).

La llamada "mano de Irulegi", fechada en el primer tercio del sigo I a.C., constituye un hallazgo excepcional al iluminar los difusos orígenes del euskera, al menos en lo que al apartado escrito se refiere. Sorioneku, que significa "de buena fortuna", es la primera de las cinco palabras (40 signos) distribuidas en cuatro líneas que ha podido ser descifrada por un equipo de investigadores dirigido por los arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, que prospectan el sitio desde 2017, y del que también han formado parte Javier Velaza, catedrático de Filología latina en la Universidad de Barcelona, Joaquín Gorrochategui, catedrático en Lingüística Indoeuropea en la Universidad del País Vasco, y Berta Balduz, restauradora del Gobierno de Navarra.

La pequeña lámina de bronce, cuya pátina contiene un 53,19% de estaño, un 40,87% de cobre y un 2,16% plomo, fue descubierta junto a la entrada de una de las viviendas excavadas en el yacimiento —estuvo habitado entre mediados de la Edad del Bronce (siglos XV-XI a.C) y finales de la Edad del Hierro—. Con unas dimensiones de 14,3 cm de altura, 1,09 mm de grosor, 12,7 cm de ancho y 35,9 g de peso, es lisa en el lado de la palma y en el dorso presenta la forma de las uñas correspondientes a los dedos anular, corazón e índice, aunque no se han conservado.

En el centro del extremo cercano a la muñeca presenta una perforación. Por el lugar en el que se encontró, su morfología y su decoración, los investigadores sugieren que se trata de un objeto ritual que se colgaba en la puerta de entrada de la vivienda.

En un comunicado distribuido por la Sociedad de Ciencias Aranzadi se detalla que el sistema gráfico empleado para escribir el texto, cuyas trazas solo lograron identificarse en el laboratorio, pertenece al sistema ibérico. Sin embargo, presenta algunas características que llevan a catalogarlo como "un sistema específico del territorio vascón". Durante la presentación del singular objeto, los investigadores han destacado el parecido entre la primera palabra —sorioneku— y el vocablo vasco zonioneko (de buena fortuna, de buen agüero). El resto de la inscripción, realizada con la técnica de punteado después de un esgrafiado, no ha podido ser descifrada hasta el momento.

"La 'mano de Irulegi' introduce novedades significativas en el mundo arqueológico y lingüístico", han subrayado los especialistas. "Por un lado, confirma la existencia de un sistema gráfico específico, derivado del signario ibérico, llamado 'signario vascónico'. Además, certifica el empleo de la lengua vascónica en el área geográfica en el que ha sido descubierta a inicios del siglo I a.C.; es decir, hace más de 2.000 años".

También han apuntado que es una prueba más del uso de la escritura por parte el antiguo pueblo prerromano de los vascones y que habría que sumarse a otras evidencias como las acuñaciones de monedas, el mosaico de Andelo, el bronce de Aranguren o una inscripción sobre piedra de Olite. La "mano de Irulegi" ha sido calificada como "un hito en la historia del origen del euskera".

El yacimiento, que va a ser declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Zona Arqueológica, donde se ha hallado el peculiar bronce se sitúa en la zona más exterior del antiguo poblado, uno de los mejores ejemplos de oppidum de la región y con un tamaño de 14 hectáreas. Se trata de una zona abierta con una superficie de 370 metros cuadrados, en la que han aparecido dos viviendas de unos 70 m2 y parte de la vía principal, de cuatro metros de anchura.

Su excavación, según los arqueólogos, es de singular importancia dado que ofrece una imagen "congelada" de la época. El poblado fue incendiado durante la guerra que enfrentó a los ejércitos romanos de Quinto Sertorio y Lucio Cornelio Sila —los indígenas locales tomaron partido por uno de ellos y fueron castigados— y los muros cayeron sobre las viviendas, sepultando y protegiendo lo que se encontraba en su interior. Se ha podido documentar cerámica y objetos cotidianos en buen estado de conservación. En la Edad Media, sobre sus vestigios, se erigió un castillo de realengo que fue destruido a finales del siglo XIII por orden de los reyes de Navarra para evitar que fuese utilizado por los afines al reino de Castilla.

19 de junio de 2020

Descubren cuatro tumbas más en la necrópolis bizantina de Sant Francesc en Formentera

En las dos tumbas excavadas que se han excavado hasta el momento se han encontrado restos de dos niños en una de ellas, y un adulto y un niño, en la otra. Las sepulturas, datadas en el siglo VII se suman a otras cuatro halladas anteriormente y podrían estar relacionadas con algún asentamiento próximo.
La necrópolis de época bizantina se documentó en 2017. FOTO: NOU DIARI
El Consell de Formentera, a través del área de Patrimonio, informa que ha empezado una nueva tarea de excavaciones arqueológicas en la necrópolis de época bizantina que se encontró en 2017 en un solar de la calle del Médico Vicent Riera en Sant Francesc. En esta primera semana, los trabajos que están desarrollando un equipo de arqueólogos de la empresa Sociedad Ciencias Aranzadi han sacado a la luz cuatro tumbas más junto a las otras cuatro que se encontraron anteriormente y que corresponden a la época tardía antigua del siglo VII.

La consellera de Patrimonio, Raquel Guasch, ha valorado el trabajo que se está desarrollando en este lugar. “Estos hallazgos nos ayudan a conocer más en profundidad nuestra historia y por eso es fundamental que la administración impulse estas acciones y disponga de las herramientas adecuadas para proteger nuestro patrimonio, como son el catálogo de patrimonio cultural y la Comisión Específica de Arqueología”, ha señalado la consellera Guasch.

Por su parte, la arqueóloga Glenda Graziani ha comentado que, en Formentera, de esta época baja imperial bizantina hay otras necrópolis documentadas “un poco anteriores a este periodo, como Can Gabino, Can Toni Blai, monasterio de la Mola, etc. y esta que no se conocía hasta ahora, dentro de la finca sa Tanca Vella”. Graziani ha subrayado que “se espera que con esta intervención se pueda dar un poco de luz a una época menos conocida; esta necrópolis seguramente estaría ligada a un asentamiento que quizás algún día saldrá”. De hecho, en los trabajos ha salido una estructura excavada en la roca que podría tener alguna relación con la necrópolis. También hay un campo de cultivo antiguo, “muy interesante para conocer la evolución de la explotación agrícola a lo largo de la historia”.

ESTUDIO DE SEDIMENTOS
Por su parte, la también arqueóloga Almudena García-Rubio ha detallado que “las sepulturas encontradas están más separadas de las anteriores y que en las dos tumbas excavadas de momento hay restos de dos niños, en una de ellas, y un adulto y un niño, a la otra”. “Los restos tienen un estado de conservación bastante deficiente y se hará un estudio de sedimentos por saber si el tipo de tierra afecta a su conservación”, ha comentado.

Durante una excavación en 2017 previa a la concesión de licencia de obras para construir dos viviendas, se localizó parte de una necrópolis de época bizantina, en un espacio que se encuentra dentro del entorno de protección del yacimiento arqueológico YA-111 del catálogo del patrimonio cultural de Formentera. Posteriormente, en 2018 el Consell firmó un convenio de colaboración con la propiedad de la finca para asumir la ejecución de la excavación arqueológica del resto del solar y sacó a concurso público, que ganó Sociedad Ciencias Aranzadi, por un importe de 25.703,74 € (IVA incluido).

(Fuente: Nou Diari)

21 de agosto de 2011

Restos de la Edad de Hierro en Murumendi (Beasain)

La sociedad arqueológica Suhar viene realizando en ese yacimiento guipuzcoano descubrimientos inéditos. Destacan un molinillo manual, pegado a lo que pudo ser una torre de defensa, los muros defensivos o restos de cerámica y de escoria... 
Murumendi, el mitológico y tan nombrado monte beasaindarra vuelve a ser noticia a lo largo del mes de agosto. No lo es por la recuperación de sus afamadas romerías de agosto de antaño sino por las prospecciones arqueológicas que desde la sociedad arqueológica Suhar vienen realizando, al igual que lo hicieron a finales de los ochenta del siglo pasado arqueólogos de Aranzadi. El objetivo de ir profundizando en la búsqueda de vestigios y restos arqueológicos datados en la Edad de hierro.
Los arqueólogos en plena prospección en Murumendi.
Quienes suben y son habituales de la cima de Murumendi a buen seguro que además del alfombrado verde en infinidad de ocasiones han pisado más de un resto de la muralla de defensa de los poblados que antaño allí existieron en el edad de hierro es decir el S. I antes de Cristo.
En la campaña realizada en los ochenta, la sociedad de ciencias Aranzadi realizó «un trabajo de prospección inédito en una zona con todo el aspecto de ser un recinto fortificado con dos aterrazamientos en forma de escalón», según señalaba Carlos Olaetxea en el informe realizado en su día.
Ahora los miembros de Suhar, con el beasaindarra Ander Arrese al frente, han ido mucho más lejos; fruto de un trabajo muy paciente se han topado con muchos más vestigios de una Edad de Hierro bien avanzada. En el centro de la primera zona defensiva se toparon con una abertura y allí pudo ubicarse una torre y adosado a la pared donde encontraron un molino manual.
Cerámica con torno
En otras prospecciones cercanas encontraron gran cantidad de restos de cerámica, un colgante de bronce...Y es que trabajan al detalle, ya que entre la cerámica aparecida distinguen la realizada artesanalmente, es decir, manualmente y aquellos otros restos que fueron trabajados con un torno. Es impresionante que estos vestigios permanezcan 22 siglos en un sitio tan cercano.
Doble muralla concéntrica
Los miembros de Suhar ubicaron las zonas de los muros de defensa en forma de semicírculo concéntrico hasta llegar a la zona del barranco; y en un plano más elevado hay otros muros cuyo espacio interno era utilizado a beneficio del hábitat humano.
El molinillo manual encontrado en las catas de 2009.
«Ahora queremos dar con vestigios de sus viviendas, el problema es que se realizaban con madera y adobe, elementos que por su propia naturaleza desaparecen y no suele quedar ningún vestigio. A pesar de ello, es nuestro reto», señalaba Ander Arrese. Es el empeño y objetivo de esta campaña que se alargará toda la próxima semana, hasta el día 26.
La pendiente sobre la que se encuentra el yacimiento a los mismos moradores de aquellas zonas hace 22 siglos les condicionó su forma de vida.
En otra de las zonas hallaron gran cantidad de escoria de hierro lo que les llevó a considerar que aquella zona era propia de una fundición al estilo de aquella época, pero no han podido dar con los restos del horno.
  Prueba
Prueba  
El próximo viernes cierran la campaña de este verano desde estas líneas uno de los agradecimientos los trasladan al Lizeo Alkartasuna por la ayuda prestada.
(Fuente: Diario Vasco/JuanTxo Unanua)

7 de noviembre de 2014

Encuentran dos varillas ornamentales de 14.000 años en una cueva de Azpeitia (Guipúzcoa)

Las varillas, datadas en el Magdaleniense Medio, tienen unos veinte centímetros de longitud y están fabricadas en asta de ciervo o reno. Los investigadores creen que la factura de estas dos piezas, de "calidad excepcional", denota también un contacto directo con otros grupos humanos de la vertiente norte de los Pirineos, ya que "entroncan con la tradición cultural de las varillas isturitzenses" localizadas en Francia. 
La arqueóloga María José Iriarte posa junto a las dos varillas enteras halladas en la cueva de Ezkuzta, en Azpeitia.
FOTO: RUBÉN PLAZA / NOTICIAS DE GIPUZKOA.
Ambas piezas, encontradas en la cueva de Ezkuzta (Azpeitia), han sido presentadas por la diputada guipuzcoana de Cultura, Ikerne Badiola, y la arqueóloga del centro Ikerbasque y de la Sociedad de Ciencias Aranzadi María José Iriarte, quienes han estado acompañadas por el alcalde de Azpeitia, Eneko Etxeberria.

Las varillas, datadas en el Magdaleniense Medio, tienen unos veinte centímetros de longitud y están fabricadas en asta de ciervo o reno, material que fue empleado por un artista prehistórico de nuestra misma especie para realizar una serie de profundos grabados en todos sus lados, salvo en la cara posterior, con un claro propósito decorativo.

María José Iriarte ha destacado la "calidad técnica" de los grabados de las varillas, una de las cuales se caracteriza por sus líneas incisas en haces, que juegan también con los espacios que el artista dejó blanco sobre el cuerno, mientras que la segunda destaca por sus espirales y rayas curvilíneas.

USO ORNAMENTAL
Las varillas, que no fueron concebidas para ser empleadas como herramientas sino para que únicamente tuvieran un uso ornamental, están trabajadas con un buril de piedra muy fino por un artesano con gran precisión y grabadas en paralelo en un único trazo con una distancia de unos dos milímetros entre ellas, según ha desvelado Iriarte.

La arqueóloga ha destacado también el "gran concepto artístico" de las personas que elaboraron estos elementos, quienes confeccionaron las varillas "pensando en lo que iban a grabar" sobre ellas desde el momento inicial de "la concepción previa de la obra".

La experta ha recordado además la dificultad de conservación de los elementos orgánicos en los yacimientos prehistóricos debido a la acidez de algunos suelos guipuzcoanos y a la facilidad con la que se corrompen estos materiales.

PROBLEMAS DE CONSERVACIÓN EN LA CUEVA
En el caso de Ezkuzta, una cueva descubierta por la asociación Antxieta Jakintza Taldea, también existen problemas de conservación debido a la instalación de una cantera sobre la gruta y la construcción de una acequia próxima, lo que erosionó el yacimiento y originó un "colapso" en la cueva con el desplazamiento de sus sedimentos y la entrada de agua en el lugar.


Los investigadores creen que la factura de estas dos piezas, de "calidad excepcional", denota también un contacto directo con otros grupos humanos de la vertiente norte de los Pirineos, ya que "entroncan con la tradición cultural de las varillas isturitzenses" localizadas en Francia.

RESTOS DE FAUNA, INDUSTRIA LÍTICA Y OBJETOS DE ADORNO
Junto a las piezas presentadas, las últimas excavaciones realizadas en Ezkuzta han permitido localizar otras piezas destacadas como restos de fauna de los animales con los que se alimentaban sus moradores, industria lítica confeccionada con sílex y datada en el Paleolítico Inferior, y objetos de adorno personal como conchas con las que pudieron confeccionarse colgantes.

Durante la comparecencia, la diputada de Cultura, Ikerne Badiola, ha destacado la riqueza arqueológica de Gipuzkoa, donde en la última campaña se han realizado 19 excavaciones y otros proyectos de interés arqueológico.

Por su parte, el alcalde de Azpeitia, Eneko Etxeberria, ha reclamado protección para el yacimiento de Ezkuzta con el fin evitar el posible "saqueo" y que alguien pueda "borrar las huellas" de sus vestigios arqueológicos.

(Fuente: Deia / EFE)

17 de febrero de 2023

Ni medieval ni de familia real, aunque sí de buena cuna

Las pruebas de ADN de los restos de la niña enterrada en el Alcázar de Sevilla han dado negativo por el plomo del sarcófago, la cal y la humedad, lo que mantiene abierta la incógnita de quién fue la pequeña y cómo fue enterrada en un lugar tan relevante. Todo apunta que vivió a finales del siglo XIX o principios del XX.
Parte del equipo investigador, junto a los restos de la pequeña. A.M.G.

La niña cuyos restos aparecieron en unas obras de restauración de una capilla del Alcázar de Sevilla hace un par de años no es medieval, como se pensó en un principio. De hecho, ha rejuvenecido una pila de años, porque vivió entre finales del siglo XIX e incluso principios del XX. Y otra duda despejada: no es descendiente de reyes, y es que el palacio lleva siglos como residencia de los monarcas hispanos y aquello disparó la imaginación, hasta el punto de apuntarse que podría ser una hija bastarda del mismísimo Alfonso X. Ante estas historias, los arqueólogos siempre ponían rostro serio y apelaban a la prudencia, que la pequeña podía ser medieval o no, y que eso lo determinarían las pruebas que se hicieran, las cuales han certificado que no es de linaje real pero sí debió pertenecer a una buena familia, porque tuvo una buena alimentación (comía carne cuando no era un plato común) y fue enterrada en un lugar de privilegio.

Así que la niña no es medieval, pero eso no le resta a la calidad del trabajo científico desplegado, una labor detectivesca que se ha encontrado con que las pruebas de ADN no han sido determinantes. De ello tiene la culpa la humedad y la cal acumulada en el lugar, pero sobre todo el plomo del sarcófago con el que se recubrió el ataúd de madera en un aparente intento por protegerlo, aunque lo que hizo fue destrozar muchas evidencias. “No voy a engañar, no es lo mismo que si hubiese sido hija de la alta nobleza del siglo XIV, pero el valor arqueológico es el mismo, es ciencia”, defendía este jueves el arqueólogo Miguel Ángel Tabales, responsable del equipo de expertos, en la presentación de estos casi dos años de investigaciones impulsadas por el Ayuntamiento de Sevilla.

El cuerpo apareció cuando se iban a acometer obras en la capilla del Palacio Gótico, de 1260, la primera construcción cristiana de un recinto islámico en el que en ese momento aposentaba sus reales Alfonso X, que reinó entre 1252 y 1284. Los trabajos eran para proteger unos paños de azulejos de Cristóbal de Augusta de 1577, uno de los conjuntos cerámicos renacentistas más relevantes de Europa. “Es la sala más importante del Alcázar, no es un enterramiento debajo de un pino”, apostilla Tabales de manera bastante gráfica.

Murió por una extraña enfermedad
¿Y qué es lo que se sabe de la niña? Pues que tenía unos 4 años, que medía aproximadamente un metro, que era rubia y que “había comido bien toda su vida”. Falleció por una causa poco común, una malformación vascular intracraneal, y lo hizo en una Sevilla en la que eran frecuentes las epidemias, ya fuese cólera o fiebre amarilla. La propia rareza de la patología pudo llevar a pensar que falleciese por una enfermedad infecciosa, de ahí a lo mejor lo del sarcófago de plomo para intentar “hermetizar” el cadáver, pero eso no deja de ser una hipótesis.

El posible origen medieval se descartó relativamente pronto, y a ello ayudaron los escasos objetos encontrados junto al cuerpo. Los botones, por ejemplo, estaban tallados con máquinas de producciones industriales inglesas o norteamericanas del último tercio del siglo XIX, como también los restos de tela y el cuero del calzado, con un cosido manual propio también de esas fechas. ¿Más evidencias que haya aportado la investigación? Pues que el sarcófago de plomo no se abrió en un momento posterior al enterramiento, lo que se barajó por el mal estado del ataúd de madera que cobijaba. O que se descarta que en el emplazamiento haya una cripta como se llegó a plantear, aunque sí se han encontrado restos que pueden ser de otras tumbas, algo que sólo podría comprobarse si se levanta todo el suelo de la estancia. Han aflorado también restos de la muralla y una de las torres del primitivo palacio islámico, a caballo entre los siglos XI y XII.

La investigación ha despejado muchas dudas, pero también ha puesto sobre la mesa algunas incógnitas por las que todavía puede colarse la fantasía. La fundamental es qué hacía allí enterrada la niña, el primer cadáver que ha aparecido en el Alcázar hispalense. No se sabe si la inhumación fue legal o irregular, ya que la fecha parece coincidir con el momento en que se hizo obligatorio que los enterramientos fuesen en cementerios. Lo que sí es seguro es que la calidad del sarcófago y la ubicación elegida hacen imposible que se sepultase a espaldas de trabajadores o responsables del palacio, lo que nos lleva de nuevo a una familia acomodada muy posiblemente relacionada con los alcaides.

También cobra fuerza el componente devocional, ya que los restos aparecieron a los pies de la capilla consagrada a la Virgen de la Antigua, una advocación que no es de las más populares. La tumba no tenía ningún elemento que permitiera identificar quién fue la niña, y no se han encontrado referencias a un fallecimiento que se ajuste a sus características ni rastreando la vida de los reyes y bastardos de la época ni preguntando a los descendientes de los alcaides del Alcázar. Tampoco ha sido posible reconstruir y reproducir el rostro de la pequeña, ya que faltaba material óseo.

Los restos pueden volver a donde se encontraron
¿Y ahora qué? Pues puestos a dejar volar la imaginación, como ha ocurrido con esta historia desde que se produjo el hallazgo, se cruzan los dedos por si aparece alguien diciendo que en su familia se contaba la leyenda de que a una pequeña antepasada la enterraron en el Alcázar, teniendo en cuenta que no nos estamos remontando muchas generaciones atrás. La investigación científica no se cierra, y ahora se centrará en los archivos por si arrojan algo de luz sobre el origen de la niña, cuyos restos en teoría deberían ser depositados en el Museo Arqueológico pero que se va a proponer que vuelvan a ser enterrados “con dignidad y respeto” en el mismo lugar en el que aparecieron.

Esta aventura de casi dos años ha dejado también sus enseñanzas, como que “hemos aprendido las limitaciones de algunas técnicas que parecen infalibles”, admite Tabales. Y eso que en el equipo investigador ha trabajado de lo mejorcito, con expertos de las universidades de Sevilla, Granada, Santiago de Compostela y A Coruña, de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, del Centro Nacional de Aceleradores y del Instituto Andaluz de Geofísica. Se han hecho estudios antropológicos, forenses, genéticos, paleontológicos, de isótopos, toxicológicos y con georradar, pero falló el ADN. “Eso fue relativamente frustrante”, confiesa el responsable del proyecto.

5 de octubre de 2017

Descubren una necrópolis medieval en una iglesia de Arrasate (Guipúzcoa)

Arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, con la colaboración de miembros de Arrasate Zientzia Elkartea, han descubierto una necrópolis medieval, datada entre los siglos XIII y XV, en la torre del campanario de la iglesia de San Juan Bautista de esta villa guipuzcoana fundada en 1260.
Cada fosa acoge a varios individuos, tres o cuatro según los casos, superpuestos y todos ellos sin ajuar.
Las excavaciones, que han contado con el respaldo de la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de la localidad, se han desarrollado durante la última semana de septiembre en pleno casco histórico de Arrasate, en un solar de unos trece metros cuadrados.

Se trataría del primer lugar de enterramiento medieval de la población, ubicado en la parte del yacimiento más cercana a la iglesia, donde se han encontrado una serie de fosas de forma ovalada excavadas directamente en la arcilla natural del terreno y organizadas en calles paralelas.

Según explican los promotores de este proyecto en una nota, cada fosa acoge a varios individuos, tres o cuatro según los casos, superpuestos y todos ellos sin ajuar, que fueron enterrados con orientación este-oeste.

Los expertos consideran que esta necrópolis se originó "en el contexto de un templo más pequeño que la iglesia actual" y que desapareció durante un incendio ocurrido en 1448.

Las investigaciones arqueológicas continuarán ahora con estudio osteológico de los restos humanos para determinar su dieta y obtener el ADN de los individuos descubiertos.

FORJA
Además de este hallazgo, las excavaciones también han permitido documentar la existencia de una edificación "relacionada con el trabajo del hierro" y que fue derruida en el siglo XVI, cuando se construyó la actual torre de la iglesia de San Juan Bautista.

Los arqueólogos recuerdan además que en este mismo entorno arqueológico se ha documentado la presencia de cerámicas relacionadas con un estadio de ocupación "mucho anterior", sobre la Edad del Bronce, que puede datarse en torno a hace entre 3.500 y 3.900 años.

Un hecho que, según estos expertos, "evidencia una temprana ocupación de la colina" en la que en 1260 se fundó la villa de Arrasate, lo que pondría de manifiesto una "continuidad" en la presencia humana en este mismo lugar desde la prehistoria hasta la actualidad.

3 de julio de 2011

El misterio del obispo de Palencia

El descubrimiento del sarcófago en Mondragón (Vizcaya) con los restos del supuesto prelado palentino se produjo durante las obras de rehabilitación integral del templo parroquial desarrolladas entre 1994 y 1998.
Las obras de rehabilitación de la iglesia parroquial concluidas en 1998 sacaron a la luz incontables enterramientos bajo el suelo del templo. No en vano desde la Edad Media hasta prácticamente el siglo XVIII -los enterramiento en Aldai comenzaron en 1809- los feligreses eran inhumados en el templo parroquial. Era habitual que cada familia, al menos las más prominentes, poseyeran un espacio para las sepulturas de sus miembros. Entre estas destacan la de Inés Ruiz de Otalora, fallecida en Valladolid en 1607, y cuyos restos momificados han pasado a la posteridad con el apelativo de Amandre Santa Inés.
La primitiva torre del campanario se edificó entre 1520 y 1540 pero la actual
 está reedificada en 1721, de 25.5 metros
Pero ninguna sepultura resultaría tan desconcertante y misteriosa como la atribuida a un supuesto Obispo de Palencia. El sarcófago con los restos del prelado afloró bajo la torre del campanario, un sitio «muy extraño», en palabras de José Ángel Barrutiabengoa. Resulta cuando menos insólito que un eclesiástico de su jerarquía fuera inhumado fuera del templo, bajo una torre que además fue edificada con posterioridad. Porque si bien la iglesia de tres naves que conocemos data en buena parte de la segunda mitad del siglo XV, reconstruida tras el incendio de 1448, la torre fue edificada entre 1520 y 1540 pero, al amenazar ésta ruina, en 1721 se construyó la actual edificación de 25,5 metros de altura.
¿Qué hace un Obispo de Palencia enterrado bajo la torre de la parroquia?. Esta interrogante tiene muy difícil contestación, según Barrutiabengoa. En primer lugar porque «la iglesia parroquial de San Juan Bautista pertenecía al obispado de Calahorra y no al de Palencia». Y en segundo lugar porque «no existe constancia de que ningún hijo de Mondragón hubiera alcanzado la dignidad de Obispo de Palencia».
Con mitra y báculo
El descubrimiento del sarcófago con los restos del supuesto prelado palentino se produjo durante las obras de rehabilitación integral del templo parroquial desarrolladas entre 1994 y 1998. El hallazgo tuvo lugar durante una excavación efectuada bajo el campanario, cuando uno obreros se toparon con un sarcófago de piedra. Tras retirar la lápida que cubría el sepulcro encontraron un esqueleto vestido con ropajes episcopales, anillo, mitra y báculo incluidos. Pero ante el temor de que el hallazgo arqueológico obligara a paralizar la obra, el encargado de la misma mandó cerrar el sarcófago y volver a echar tierra sobre el mismo, tanto en sentido literal como figurado.
Dibujo de la puerta de Kanpantorpea realizado por Julio Galarta.
Para entonces, un jubilado de los que acostumbran a observar la obras había presenciado la apertura del sarcófago. A su testimonio se debe que el hallazgo de este sarcófago episcopal no haya pasado totalmente desapercibido. Responsables municipales y eclesiástico, así como investigadores de la historia local, conocían las circunstancias de este asombroso descubrimiento del que nada ha trascendido durante más de 10 años.
Ahora, por mediación de José Ángel Barrutiabengoa, la Sociedad de Ciencias Aranzadi podría arrojar luz sobre este misterio. La sociedad que preside Francisco Etxeberria presentará un proyecto de excavación a la Diputación Foral solicitando el levantamiento de la zona de Kanpantorpea. Otra interrogante que ronda a los investigadores como Barrutiabengoa es si «este enterramiento tendrá algo que ver con el obispo de Calahorra asesinado por bandoleros cuando venía de Bizkaia y cuya muerte recuerda la piedra episcopal de Ipizte en Aramaio.
(Fuente: Diario Vasco)

12 de julio de 2011

En las entrañas de la cueva de Lezetxiki (Mondragón)

Dos dientes neandertales, un húmero de una mujer, fósiles de osos de las cavernas, bisontes, cabras montesas y el fragmento de la mandíbula inferior de un mono de Gibraltar han sido entre otros los hallazgos encontrados en los últimos años en una de las cuevas más importantes de la villa cerrajera. Se trata de Lezetxiki y desde hace ya 16 años recibe cada verano a estudiantes de historia que trabajan codo con codo en labores de excavación, dirigidas por el profesor de Prehistoria de la Universidad del País Vasco, Alvaro Arrizabalaga. A las nueve de la mañana se ponen en marcha para comenzar una jornada más de trabajos arqueológicos. Los estudiantes pasan horas muestreando, registrando y tamizando el sedimento en los poco más de doce metros cuadrados de yacimiento.
Una veintena de estudiantes trabajan codo con codo en labores de excavación bajo la dirección de Alvaro Arrizabalaga.

En esta campaña, la cueva arrasatearra acoge desde el pasado 27 de junio a estudiantes procedentes de Salamanca, Madrid, Navarra, Gipuzkoa y Bizkaia. En el grupo también se encuentran cuatro debagoiendarras, Amaia Agirre y Aitor Juaristi de Arrasate, David Cano de Oñati y Martin Arriolabengoa de Aramaio. «La mayoría de ellos está realizando estudios universitarios, doctorados y máster, pero este año tenemos también una estudiante de instituto, Naiara, que se ha interesado y hemos accedido a su petición», afirma Alvaro Arrizabalaga.
Bóveda de la cueva
La campaña se completará el próximo día 13 de julio y a pesar de que en estos últimos días están realizando trabajos de mantenimiento, Arrizabalaga señala que han logrado llegar a sedimentos que datan entre 160.000 y 180.000 años, donde se encuentra parte de la visera de la cueva, que a lo largo de los años se ha ido cayendo en tres fases. «Ahora estamos estudiando como retirar las rocas de la tercera fase de colapso de la bóveda -la primera cronológicamente-, que no será nada fácil», señalaba ayer el profesor de prehistoria. Una vez extraídas las rocas, se espera que los restos que en un futuro se encuentren bajo las mismas estén mejor conservados, ya que no se encuentran al aire libre o bajo el abrigo de la cueva como hasta ahora, sino que serán hallazgos característicos de una cueva.
Los trabajos de excavación de Lezetxiki se han desarrollado en los últimos doce años en dos yacimientos. El primero en la cueva que excavó entre 1956 y 1968 José Miguel Barandiaran junto a Jesús Altuna -trabajos realizados en más de cien metros cuadrados-, y el segundo, Lezetxiki II, una galería de cuatro metros de largo y uno de ancho, a un metro y medio de conexión con la cueva principal. Allí fue donde Barandiaran encontró el famoso húmero en 1963, el resto humano más antiguo del País Vasco. Sin embargo, el trabajo en esta segunda cueva, como indica el profesor de prehistoria de la UPV, está prácticamente acabado.
Con la XVI campaña de Lezetxiki, Alvaro Arrizabalaga se dirigirá a Irikaitz (Zestoa), un yacimiento del Paleolítico situado al aire libre, descubierto a inicios del 96 e investigado por la Sociedad de Ciencias Aranzadi desde 1998, en el que dirigirá las excavaciones hasta agosto. Tras dos semanas de vacaciones regresará a la aulas y en otoño al yacimiento Jaizkibel en Hondarribia, donde proseguirá su habitual curso de investigación arqueológica.
(Fuente: Diario Vasco)

27 de mayo de 2014

Hallan pinturas rupestres de gran tamaño en una cueva de Lekeitio (Vizcaya)

Dos arqueólogos han hallado un conjunto de pinturas rupestres de color ocre, en el que destacan dos grandes bisontes de 1,70 m. del Período Magdaleniense avanzado en la cueva de Lumentxa, ubicada entre los municipios vizcaínos costeros de Lekeitio e Ispaster, en Vizcaya.

El hallazgo ha sido dado a conocer hoy por sus responsables, Diego Gárate, técnico del Museo Arqueológico de Bizkaia, y Joseba Ríos, y la diputada foral de Cultura de Bizkaia, Josune Ariztondo, en conferencia de prensa en Bilbao, en la que han destacado lo interesante del descubrimiento para completar el conocimiento existente sobre el arte paleolítico en Bizkaia.

El hallazgo principal, descubierto por casualidad en febrero de 2012, según han precisado sus autores en la rueda de prensa, al realizar una inspección imprevista del interior de la cueva, consiste en dos figuras de bisonte de gran tamaño hechas con pintura de color ocre, y de una cabeza de caballo, de menor tamaño, insertada en el interior de uno de los bóvidos.

UN GRAFITI SOBRE LAS PINTURAS
Además de la piedra donde están las pinturas principales, que en parte están distorsionadas por un grafiti pintado sobre ellas, los arqueólogos han encontrado 24 agrupaciones de puntos, manchas y trazos en rojo, el depósito de ocre utilizado para hacerlas y una herramienta de sílex incrustada en un agujero de la pared de la cueva.

Las pinturas se encontraron en una sala lateral de la galería principal de la oquedad natural que tiene su entrada principal en terrenos del municipio de Lekeitio, pero que se extiende por el interior hasta un territorio de la cercana localidad costera de Ispaster.

1,70 METROS DE ENVERGADURA

La peculiaridad de este pequeño yacimiento, ya explorado en 1929 por el considerado "padre" de la antropología vasca, Joxe Miguel de Barandiarán y el eminente naturalista Claudio Aranzadi, está en el gran tamaño de las pinturas halladas, de 1,70 metros de envergadura, más propio del arte rupestre pirenaico que del cantábrico.

Otro elemento que incide en la importancia del descubrimiento es que es el primero con manifestaciones artísticas que se halla en la comarca de Lea Artibai, pese a haber sido una zona de asentamiento constante de poblaciones prehistóricas en el Magdaleniense.

El yacimiento se encuentra próximo a la cueva de Santimamiñe, en la cercana comarca de Urdaibai, considerada el "templo" del arte rupestre vizcaíno, por la cantidad y calidad de sus pinturas aunque, en este caso, su tamaño es considerablemente menor al de las de Lumentxa (entre 30 y 40 centímetros).

El hallazgo ha sido exhaustivamente analizado y datado por sus descubridores con antigüedad de entre 14.000 y 12.400 años (a.c.) y sus conclusiones han sido publicadas en el último número de la revista Kobie de Paleoantropología editada por la Diputación de Bizkaia.

(Fuente: Te interesa / EFE)

18 de marzo de 2015

Los investigadores creen haber encontrado los restos de Miguel de Cervantes

La investigación comenzó hace 10 meses en la iglesia del convento de las Trinitarias de Madrid. Los restos del escritor se han hallado muy disgregados y junto con los de otras 16 personas. El hallazgo de una moneda de la época de Felipe IV y prendas litúrgicas junto a los restos óseos han permitido datarlos en el siglo XVII.
Los restos del escritos estaban mezclados juntoa  los de otras 16 personas.
FOTO: ATLAS / SOCIEDAD ARANZADI
El forense y director de la búsqueda de Cervantes, Francisco Etxebarria, ha confirmado este martes que "es posible considerar que entre los fragmentos" encontrados en la cripta de la iglesia madrileña de las Trinitarias "se encuentran algunos" pertenecientes a Miguel de Cervantes, sin "discrepancias". Los restos del escritor se han hallado muy disgregados y junto con los de otras 16 personas.

Así se pone punto y final a una investigación que comenzó hace diez meses para localizar el lugar exacto de la iglesia donde reposaba el autor de "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha", aunque los forenses no han cerrado la puerta a que una tercera fase lleve a un análisis más detallado de los restos.


Francisco Etxebarria presenta los resultados de la investigación.
FOTO: REUTERS

 HUESOS MUY FRAGMENTADOS
No obstante, ha apuntado Francisco Etxebarria, es "un imposible" comprobar a través del ADN cuáles son los restos de Cervantes de entre todos los localizados en la cripta, puesto que están "muy fragmentados", y hay además otra dificultad: el escritor no tuvo hijos, y la única familiar sepultada en un lugar conocido es su hermana, cuyos restos están en un osario común en Alcalá de Henares.

El forense ha destacado que tanto la investigación documental como los hallazgos arqueológicos permiten concluir que los restos de Cervantes fueron trasladados a la cripta de la iglesia de las Trinitarias y que uno de los conjuntos de restos óseos encontrado en esa cripta coincide "fielmente" con los datos de archivo sobre el grupo con el que habría sido enterrado el escritor.


Muestra de la fragmentación de los huesos.
RESTOS TRASLADADOS EN EL S. XVIII
Se trata de los restos de 17 cuerpos, que fueron inhumados entre 1612 y 1630 de la iglesia primitiva de las Trinitarias, ubicada al contrario de lo que se pensaba hasta ahora en un lugar distinto al actual, y que fueron trasladados a la cripta entre 1698 y 1730, en el momento en que estaban terminando las obras de construcción del convento.

Según ha expresado en la rueda de prensa la antropóloga Almudena García Cid, concretamente hay restos de un mínimo de cinco niños y un mínimo de diez adultos (de ellos, cuatro masculinos, dos femeninos, dos indeterminados y dos probablemente masculinos).

Los restos estaban en el subsuelo, en el conjunto que los investigadores han nombrado con el punto 32, y han aparecido junto con una moneda de 16 maravedís de Felipe IV y prendas litúrgicas, entre otros objetos que han permitido datarlos en el siglo XVII.

Esta investigación, liderada por el forense Luis Avial y el georradarista Francisco Etxebarria, ha costado 124.000 euros y ha estado apoyada por el Ayuntamiento de Madrid.

Sobre qué pasará con los restos del escritor y la posibilidad de que se expongan al público, el historiador Francisco José Marín Perellón, funcionario del Ayuntamiento y archivero, ha indicado que no corresponde al Gobierno local esta decisión, que ha dejado en manos del convento de las Trinitarias y la Real Academia Española, que ostenta la tutela del edificio.

Las iniciales M.C. en uno de los restos de madera.

CASI UN AÑO DE TRABAJO EN EL CONVENTO
Los trabajos comenzaron a finales de abril del año pasado, cuando el equipo de georradaristas liderado por Luis Avial localizó las áreas de la iglesia donde había enterramientos, y, tras meses de gestiones para obtener los permisos, entre ellos los de la Comunidad de Madrid, el pasado 22 de enero una treintena de investigadores accedieron a la cripta para comenzar con la fase arqueológica.

El hallazgo coincide con la conmemoración de los 400 años de la publicación de la segunda parte de "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha", que precede a la celebración en 2016 del cuarto centenario de la muerte del escritor español más universal, que coincidirá, por cierto, con el homenaje de Inglaterra a Shakespeare, cuya tumba puede visitarse en la iglesia de su pueblo natal.

(Fuente: La Opinión / EFE)

23 de junio de 2014

Un desprendimiento fue vital para conservar la cueva ritual de Praileaitz (Guipúzcoa)

El desprendimiento de una enorme piedra de varias toneladas, que bloqueó la entrada a la cueva de Praileaitz en Deba (Guipúzcoa), fue crucial para preservar intacto este yacimiento prehistórico, un enclave único Europa por su uso como lugar ritual por los humanos prehistóricos durante miles de años.
Trabajando en el interior de la cueva de Praileaitz. Foto: Xabier Peñalber-ARANZADI
Así lo ha revelado el director de las excavaciones, Xabier Peñalver, que ha compartido con los periodistas su hipótesis sobre los excepcionales hechos ocurridos hace diez mil años en esta gruta y que han permitido a los arqueólogos recuperar, en su propio contexto, una inusual colección de artefactos simbólicos poco habituales en otros yacimientos.

UN HOGAR DE HACE 10.000 AÑOS
Hasta el momento, los investigadores han encontrado esta caverna elementos tan especiales como un hogar de hace 10.000 años bajo el que había 200 caracolas marinas, una excepcional colección de collares elaborados a partir de piedras negras pulidas de hace 15.500 años, un colgante de piedra con forma de silueta femenina de la misma época, y una serie de pinturas con formas geométricas de hace probablemente 18.000 años, entre otros objetos y restos de fauna.

Al hilo de estos hallazgos los investigadores aventuraron que la gruta pudo ser utilizada probablemente en algún momento del Magdaleniense Inferior (hace 15.500 años) por un único individuo, tal vez un chamán, una tesis cada vez más reforzada por excavaciones desarrolladas con posterioridad.

Peñalver ha ido un paso más allá y ha expuesto el hecho que habría permitido preservar hasta nuestros días un lugar tan excepcional y que, según ha explicado, se debió al desprendimiento de una piedra "inmensa" que bloqueó parcialmente la entrada a la cueva y que fue retirada "con mazo y cincel" por los arqueólogos.

El arqueólogo ha especulado con el momento en el que la piedra se desprendió de la pared, junto al lugar en el que el chamán tenía su fogata y un asiento de piedra que utilizaba habitualmente, y destrozó la carne de varios animales que tenía para su consumo así como varios colgantes que había en el lugar.

A juicio del experto, el bloque cayó mientras el chamán se encontraba fuera, porque no se han localizado restos humanos en el lugar, y le obligó a abandonar unos materiales tan "excepcionales" como los encontrados en Praileaitz, que en la actualidad sigue amenazada por su emplazamiento en una cantera aún en explotación.

PIDEN MAYOR PROTECCIÓN PARA LA CUEVA
Una "tortura" para los arqueólogos contra la que hoy Peñalver ha reclamado una mayor preservación para la cueva, que cuenta con una protección de 50 metros de distancia que, en su opinión, resulta "insuficiente" y conlleva "un riesgo enorme" porque se dice que está protegida pero, según ha dicho, lo está "hasta que un día, con una voladura -de la cantera-, aparezca un boquete" en la caverna.

A su entender, "estamos jugando con fuego" con una protección que el anterior Gobierno Vasco fijó en 65 metros y que el nuevo "ha vuelto a reducir a 50", algo que ha calificado de "aberrante", ya que la gruta esta llena de galerías colmatadas de sedimentos que "no pueden venir de la entrada principal" sino de otro acceso aún por descubrir y que podría no encontrarse fuera de la zona de protección.

(Fuente: Deia)