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7 de febrero de 2025

La Sociedad de Ciencias Aranzadi dará cuenta de sus últimas investigaciones en unas jornadas de arqueología

Las máscaras de Turuñuelo, el Ara de Larunbe y la cueva de Isturitz protagonistas de las Jornadas de Arqueología
Imagen del interior de la cueva de Isturitz. (Diego GARATE)

Aranzadi tiene todo dispuesto para dar inicio a sus XXIII. Jornadas de Arqueología. La programación se compone de diversas conferencias en torno a sus últimas investigaciones arqueológicas. Las charlas tendrán lugar del 11 al 14 de febrero, todas ellas en el Museo San Telmo de San Sebastián a las 19.00. La entrada a las charlas es libre y gratuita hasta completar aforo. Las jornadas se organizan junto al Departamento de Cultura de la Diputación Foral de Gipuzkoa y el Museo San Telmo.

El 11 de febrero el tema a tratar será el arte paleolítico de las cuevas de Isturitze y Otsozelaia. El doctor en Prehistoria por la Universidad de Cantabria, el arqueólogo vizcaino Diego Garate presentará las últimas investigaciones de una de las cuevas que conforma el yacimiento arqueológico del Paleolítico superior de gran referencia.

«No solo por los extraordinarios objetos tallados en hueso, sino también por las numerosas pinturas rupestres y grabados conservados en su sistema cárstico. Estas cuevas se encuentran en la colina de Gaztelu, un lugar estratégico que durante toda la Prehistoria funcionó como nexo entre distintas regiones como el Cantábrico, Pirineos y Dordoña. En su interior conserva tres cuevas decoradas. La cueva de Isturitz, además de ser un lugar de hábitat de referencia para todo el periodo, contiene una serie de muestras de arte y de otras actividades de carácter simbólico en sus paredes y techos. En un nivel inferior, Oxocelhaya se caracteriza por pinturas y grabados en lugares muy alejados de la entrada, en una cavidad que no fue habitada de manera permanente. Por último, Erberua se encuentra en el nivel freático y presenta un conjunto excepcional de arte rupestre de diversas cronologías», indican responsables de la Sociedad de Ciencias.

Al día siguiente, el 12 de febrero, el Catedrático en Filología latina por la Universtitat de Barcelona Javier Velaza, y el arqueólogo de Aranzadi Juantxo Agirre Mauleon explicarán las características lingüísticas de la recién presentada Ara de Larunbe y la importancia del yacimiento de Larunbe y su contexto.

En el transcurso de las excavaciones arqueológicas dirigidas por Aranzadi, se halló un ara o altar romano dedicado a la divinidad Larrahe. Este hallazgo ha venido a incrementar el conocimiento sobre la realidad religiosa antigua en territorio vascón.

«El análisis de los testimonios conocidos permite vislumbrar cada vez mejor las características de las divinidades que veneraron los vascones, su ámbito de influencia, y su integración y pervivencia en el contexto de la romanización», subrayan.

Javier Velaza es catedrático de filología latina en la Universitat de Barcelona. Ha sido también clave en la interpretación lingüística de la Mano de Irulegi. Desde 2017 es decano de la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona. Es especialista en epigrafía romana, lenguas paleohispánicas, literatura clásica y transmisión de textos, entre otros temas.

Juantxo Agirre Mauleon, es arqueólogo de la Sociedad de ciencias Aranzadi. Director de diferentes yacimientos en Navarra y Gipuzkoa. Actualmente dirige las arqueológicas de los yacimientos Amaiur y Larunbe.

El 13 de febrero se analizará el paisaje de Baztan. Pero no entendiendo el paisaje como un objeto invariable, sino como una morada moldeada durante siglos por esta comunidad humana. Fruto del trabajo y del conocimiento es el paisaje de Baztan, un patrimonio vivo en constante evolución.

«Los instrumentos de investigación ofrecidos por la arqueología ponen de manifiesto el valor natural y cultural de este patrimonio. Es responsabilidad de todos cuidarlo para que siga siéndolo en el futuro», señalan desde Aranzadi.

En esta conferencia que se impartirá en euskara participan Josu Narbarte y Mattin Aiestaran. Ambos son arqueólogos e hitoriadores de la UPV/ EHU y de Aranzadi. Mattin Aiestaran, arqueólogo y director del yacimiento de Irulegi.

Josu Narbarte es Doctor por la Universidad del País Vasco - Euskal Herriko Unibertsitatea con la tesis Paisaje y prácticas sociales arqueología agraria en el País Vasco 2020.

El 14 de febrerolas jornadas pondrán el foco a Tartesos, las cabañas de Turuñuelo. «El Turuñuelo fue uno de los descubrimientos más importantes de la arqueología mediterránea. En 2014 aparecieron en Guareña (Badajoz) los indicios de un edificio imponente que fue sellado tras un sacrificio masivo de animales. La excavación del patio del Turuñuelo es uno de los hechos arqueológicos más sobresalientes de la historia antigua mediterránea», recuerdan.

Durante esta charla se pretende explicar cómo Tarteso ha dejado de entenderse desde el mito y la leyenda para convertirse, gracias a las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo durante el presente siglo, en una realidad histórica.

Cada día se entienden mejor sus técnicas constructivas, su artesanía, sus rutas comerciales, sus ritos funerarios o su religión. También se va dibujando el área geográfica que ocupó durante los casi 500 años de su existencia, desde el siglo IX al V a.C. Hoy Tarteso se entiende como una cultura que se conformó, de forma paulatina, gracias a la mezcla de la población indígena, de raigambre atlántica, con los colonos procedentes del Mediterráneo oriental, principalmente fenicios. Este mestizaje cultural dio como resultado una civilización de tintes mediterráneos, pero de gran originalidad.

«A partir del siglo VI a.C, tras la denominada ‘crisis de Tarteso’, se produjo el auge de su cultura en el entorno del valle del Guadiana, donde se levantaron grandes edificios de adobe hoy ocultos bajo túmulos de tierra, donde destaca el santuario de Cancho Roano. Sin embargo, la excavación en la última década del edificio de Casas del Turuñuelo, está permitiendo conocer aspectos hasta ahora inéditos de la cultura tartésica, gracias a su excelente grado de conservación y al ingente elenco de materiales que atesora», subrayan desde Aranzadi.

Presentarán la última charla de las Jornadas los dos Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Cieníficas (CSIC) Esther Rodríguez, y Sebastián Celestino.
(Fuente: NAIZ)

18 de junio de 2024

Descubren en Navarra un altar votivo del siglo I d.C. dedicado a una divinidad vascona

 El altar, documentado en un monasterio medieval de la localidad navarra de Larunbe, recoge una dedicatoria en latín de una mujer, Valeria Vitella, a la deidad vascona Larrahe. El catedrático de Filología Latina y decano de la Facultad de Filología y Comunicación de la Universidad del País Vasc, Javier Velaza, forma parte del grupo de investigadores que descubrió esta pieza en 2022.

Un equipo multidisciplinar coordinado por arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y con la participación de investigadores de la Euskal Herriko Unibertsitatea-Universidad del País Vasco, la Universitat de Barcelona, la Universidad de Burgos y la Université de Pau et des Pays de l’Adour descubrió en agosto del 2022 un ara o altar votivo de época romana, datada en el siglo I d.C. Esta pieza es excepcional debido a su inscripción y la posición donde fue recuperada, ya que recoge una dedicatoria en latín de una mujer, Valeria Vitella, a la deidad vascona Larrahe.

La Sociedad de Ciencias Aranzadi coordina desde el 2010 y en auzolan a un equipo de arqueología junto a más de 50 voluntarios y voluntarias de Larunbe para excavar y consolidar los restos del monasterio medieval de Doneztebe (siglo XI), ubicado en la cima del monte Arriaundi (942m).

Un monasterio medieval sobre restos de época romana
Arriaundi constituye un importante yacimiento arqueológico, puesto que permite conocer la evolución de un enclave cultural con diversas fases que van desde la época romana, pasando por la Antigüedad Tardía y siguiendo prácticamente durante toda la Edad Media hasta la Edad Moderna. De hecho, las características de su emplazamiento, un promontorio fácilmente defendible e inexpugnable por su vertiente sureste y con un control visual de una de las principales vías de acceso a la cuenca de Pamplona, lo convirtieron en un lugar atractivo y de carácter religioso en diferentes épocas.

Fue en el contexto de las políticas del reino de Pamplona cuando, a finales del siglo XI, se ordenó la construcción de un monasterio dedicado a San Esteban (Doneztebe) que define el espacio central del yacimiento. Gracias a las labores de voluntariado de vecinas y vecinos de Larunbe y la coordinación arqueológica de Aranzadi se descubrieron y consolidaron los restos de este monasterio, cuyo emplazamiento era desconocido hasta la fecha, y que conserva su planta original de tres ábsides semicirculares.

Pero una sorpresa aguardaba debajo de la tierra. Una pieza arqueológica 1000 años más antigua que la construcción del monasterio emergió en verano del 2022 en plena campaña arqueológica: un ara o altar votivo del siglo I d.C, escrito en latín y dedicado a una divinidad vascona. Esta pieza no se ha localizado en su ubicación original: es un altar diseñado para estar de pie, ser contemplado y ser legible. Sin embargo, se ha encontrado depositada en el fondo del pozo medieval adscrito al monasterio, con la inscripción oirentada hacia abajo. Se desconoce si fue arrojada o depositada de forma intencionada en este lugar.

Si bien en el yacimiento de Arriaundi se han podido documentar aisladamente materiales arqueológicos de época romana tales como fragmentos cerámicos, tachuelas de sandalias y monedas, el descubrimiento del ara aporta avances significativos sobre las creencias de los vascones, el área de culto a la deidad Larrahe y el sincretismo entre el mundo romano y el vascón.

El ara de Larunbe, una ofrenda de agradecimiento de Valeria a Larrahe
En Hispania la mayor parte de los textos sobre aras están escritos en latín y llevan el nombre de la divinidad a la que va dedicada y, por lo general, también el nombre de la persona que hace la dedicatoria.

Los altares o aras romanas suelen estar realizados de piedra. En la parte central tienen el cuerpo, donde se escribe la dedicatoria. La base y la parte superior suelen sobresalir del cuerpo, y en la superior suelen tener una corona con un pequeño orificio denominado focus. En este focus se realizaban los sacrificios, es decir, se vertía vino o se quemaba algún tipo de incienso en su interior a modo de ofrenda.

En el caso del ara de Larunbe, se representa el cumplimiento de un voto puesto por una mujer, Valeria Vitella, a una divinidad vascona de nombre Larrahe.

El nombre de este dios o diosa indígena solamente se atestigua en otras tres aras procedentes del territorio vascón, localizadas en la cuenca del Arga y de su afluente el río Salado: Muruzabal de Andión (Mendigorria, antigua Andelo), Irujo y Riezu. La de Larunbe es excepcional ya que es la pieza que más al norte ha aparecido y a más altitud, y la única recuperada en contexto de intervención arqueológica. Esto amplia el ámbito de influencia hasta ahora conocido para esta divinidad.

Se trata por tanto de una deidad evidentemente vascona, ya que tiene una parte final, escrita -he que podemos interpretar probablemente como la forma del dativo vascónico, es decir, que marca a quién está dedicada: a la deidad Larra. El nombre vascónico, con su vinculación al euskara actual, nos lleva a una interpretarla como una deidad relacionada con el campo o el territorio de labranza.

Importancia del hallazgo para la lengua vascónica
El ara de Larunbe amplía más al norte la dimensión territorial de los testimonios escritos de la divinidad y del idioma vascónico. El lugar donde aparece está en los límites de lo que podría ser el territorio patrimonial vascón y sus vecinos probablemente várdulos. El testimonio del ara nos delimita un poco más este territorio y nos señala esta zona de culto a la divinidad vascona a finales del siglo I d.C. Es un testimonio más que ayuda a profundizar sobre los orígenes y evolución del vascónico y del euskera.

Acto de presentación del ara de Larunbe
El ara votiva se ha presentado en un acto institucional en la iglesia de San Vicente de Larunbe y ha contado con la participación de Unai Hualde, presidente del Parlamento de Navarra; Ana Ollo, vicepresidenta segunda y consejera de Memoria y Convivencia, Acción Exterior y Euskera del Gobierno de Navarra; Floria Pistono, alcaldesa de Iza; Jokin Otamendi, presidente de Aranzadi; Juantxo Agirre Mauleon, Secretario General de Aranzadi y arqueólogo director del yacimiento de Larunbe; y Javier Velaza, Catedrático de Epigrafía Latina de la Universitat de Barcelona.

En el acto se han presentado dos monografías sobre el ara de Larunbe y el yacimiento de Arriaundi, un reportaje documental sobre el hallazgo y un mural dedicado a Larrahe realizado en Larunbe por el muralista Iker Uribe.

Mediante este acto, Aranzadi inaugura así la temporada de excavaciones arqueológicas en Navarra, que se alargará hasta mediados de septiembre. En este contexto, y relacionado con otra pieza esencial de la epigrafía de los vascones como lo es la Mano de Irulegi, Aranzadi ofrece visitas guiadas al yacimiento de Irulegi para toda la ciudadanía interesada en conocer este poblado en el corazón de la tierra de los vascones.
(Fuente: Aranzadi)

31 de enero de 2025

Descubren un santuario romano en la Cova de les Dones (Valencia)

Investigadores de las universidades de Alicante y Zaragoza hallan una quincena de inscripciones romanas y una moneda de la época del emperador Claudio
El investigador Xabier Garín Artázcoz señala el lugar exacto de la cavidad en el que se halló la moneda romana de la epoca del emperador Claudio. Autor: A. Ruiz-Redondo, V. Barciela & X. Martorell.
Anverso y reverso de la moneda romana de la época
del emperador Claudio. Autor: Museo de Prehistoria de Valencia.

Investigadores de las universidades de Alicante (UA) y Zaragoza (Unizar) han descubierto un santuario romano en la Cova de les Dones, en el municipio de Millares (Valencia). Este santuario se localiza en una sala a más de 200 metros de profundidad en la que se han documentado, al menos, una quincena de inscripciones romanas acompañadas de una moneda de la época del emperador Claudio, depositada como ofrenda entre una fisura y una estalactita, en el techo de la sala. Las conclusiones preliminares permiten datar la frecuentación del santuario romano en torno al siglo I d.C.

Este descubrimiento se suma al publicado en la revista británica Antiquity en 2023, cuando los investigadores hallaron más de un centenar de unidades gráficas (motivos rupestres) en esta cueva. Por número de motivos y variedad de técnicas, el yacimiento es, según los investigadores, el conjunto paleolítico más importante del litoral Mediterráneo oriental de la península ibérica.

El nuevo hallazgo supone una evidencia más de la excepcionalidad del yacimiento de la Cova de les Dones. Desde sus orígenes, como conjunto rupestre paleolítico más importante del este peninsular, pasando por su condición de lugar de culto para íberos y, desde ahora, romanos, terminando con sus exploraciones documentadas desde el siglo XVIII hasta la actualidad.

La Cova de les Dones estaba clasificada desde los años 60 como cueva-santuario ibérica por la datación de abundantes materiales de la Edad del Hierro, principalmente cerámicos. Sin embargo, la utilización del santuario en época romana había sido escasamente atestiguada por anteriores hallazgos materiales, por lo que este descubrimiento refuerza la idea de su perduración o reutilización.

Por tanto, este nuevo hecho ha resultado sorprendente tanto por su novedad como por sus propias características, tratándose de un conjunto epigráfico de entidad ubicado a gran profundidad dentro de una cueva. La ubicación de las inscripciones, a más de 200 metros de la entrada, lo convierte en uno de los yacimientos de la península ibérica con inscripciones romanas a mayor profundidad, solo por detrás de la Cueva del Puente (Junta de Villalba de Losa) y, tal vez, de la Cueva de Román de Clunia, ambas en la provincia de Burgos.

El proceso de investigación de la Cova de les Dones está en una etapa inicial, ya que apenas se ha estudiado en detalle un 20 % de la zona decorada paleolítica. Las inscripciones romanas están comenzando a ser analizadas y aún quedan zonas de la cavidad sin prospectar detalladamente, por lo que la Cova puede ser todavía fuente de sorpresas para los arqueólogos en los próximos años.

Equipo de trabajo
Los trabajos arqueológicos se enmarcan en el proyecto de investigación DONARQ para el estudio del santuario rupestre y su contexto arqueológico. Lideran el proyecto Virginia Barciela González, profesora de Prehistoria de la Universidad de Alicante e investigadora del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH) de esta misma institución; Aitor Ruiz-Redondo, profesor de Prehistoria de la Universidad de Zaragoza, investigador del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón (IUCA) e investigador asociado de las universidades de Southampton (Reino Unido) y Burdeos (Francia), y por Ximo Martorell Briz, arqueólogo del Servicio Territorial de Cultura de Valencia y colaborador honorífico del Área de Prehistoria de la UA.

Este proyecto ha contado con la colaboración del epigrafista y profesor de Arqueología de la Universitat de València, Víctor Sabaté Vidal, y del catedrático de Filología Latina de la Universidad de Barcelona y director del equipo LITTERA, Javier Velaza Frías, para el estudio de las inscripciones romanas. La recuperación y la extracción de las monedas ha sido llevada a cabo por Trinidad Pasíes Oviedo, responsable del gabinete de restauración del Museo de Prehistoria de Valencia, y Carles Ferrer, conservador de esta misma institución.

29 de noviembre de 2021

Recuperan en Xàbia (Alicante) un plomo ibérico con escritura del siglo IV a. C.

Los expertos aseguran que la pieza, rescatada por la Fundació Cirne, es «excepcional» y una de las quince mejores descubiertas hasta ahora

La Fundación Cirne de Xábia ha recuperado un plomo ibérico. Su presidente, Enric Martínez, es cauto y revela lo estrictamente necesario: «Nos llegó de una donación anónima y pertenece a la Marina Alta, pero no puedo decir más».

La fundación vela por el patrimonio cultural. Hace tres años, de buenas a primeras, el «destino» (por llamarlo de alguna forma) puso en sus manos la asombrosa pieza. Cirne y el Museo de Xàbia contactaron con los principales expertos. Lo primero era comprobar su autenticidad. El Instituto Valenciano de Conservación, Restauración e Investigación (IVCR+i) y los especialistas del grupo Littera de la Universitat de Barcelona (integrado, además de por Joan Ferrer i Jané, por Noemí Moncunill, Víctor Sabaté y Javier Velaza), acreditaron que era un plomo ibérico con todas las de la ley. Además, está entre los 30 ó 40 mejor conservados y entre los 15 con un texto más largo.

«Cualquier museo se rifaría una pieza tan valiosa como ésta», asegura el experto en epigrafía.

El plomo se presentó el viernes en la sede de la Fundació Cirne. Ferrer i Jané explicó que su escritura incisa pertenece a la variante nororiental dual. Afirmó que «epigráficamente» puede situarse en el área edetana (Llíria) o contestana, territorio que abrazaba la actual provincia de Alicante y parte de las de València, Murcia y Albacete.

El experto advirtió de que en los yacimientos no se suelen descubrir ya plomos ibéricos. Los furtivos se han adelantado y los han expoliado. Una vez recuperados, resulta complicado situarlos cronológica y geográficamente.

El rescatado en Xàbia presenta signos complejos y de ahí que se date en un momento antiguo de la escritura ibérica, que con el tiempo se iría simplificando.

El experto ha transcrito todos los signos y es capaz de leer el texto. Desentrañar su significado es otro cantar. «El 60 % de lo que podemos entender son nombres propios», señaló.

También ha detectado giros que se utilizaban para dar testimonio, lo que podría llevar a interpretar que se trata un documento comercial. Sin embargo, Ferrer y Jané descarta en principio esa hipótesis e intuye que esos 200 signos están relacionados con el culto y la religión.

La disposición de la escritura es bien curiosa. Las líneas están marcadas. Los signos de la mitad superior aparecen boca arriba y los de la inferior boca abajo. Funciona como un espejo, como si dos personas escribieran cara a cara en las mismas láminas.

El plomo se hallaba originariamente plegado como un libro. Pero el furtivo que se lo llevó de un yacimiento lo abrió y rompió las cuatro «hojas». No obstante, la pieza se ha conservado muy bien. El metal, ideal por su ductilidad para la escritura incisa, ha perdido, eso sí, con el tiempo elasticidad.

15 de noviembre de 2022

Hallada una mano de bronce con la inscripción más antigua en lengua vasca que se conoce

La singular pieza, descubierta en un yacimiento de Navarra y datada en el primer tercio del siglo I a.C., constituye "un hito en la historia del origen del euskera".
La llamada La mano de Irulegi, hallada en el yacimiento ubicado en el valle de Aranguren (Navarra).
Foto: Sociedad de Ciencias Aranzadi

Una representación en bronce de una mano, probablemente diseñada para colgar con los dedos hacia abajo en la puerta de entrada de una casa, como si se tratase de un objeto ritual protector, esconde "el documento más antiguo y también el más extenso escrito en lengua vascónica". La pieza fue hallada durante unas excavaciones en un yacimiento arqueológico ubicado en el monte de Irulegi, en el valle de Aranguren (Navarra), entre los vestigios de un poblado de la Edad del Hierro que fue destruido a comienzos del siglo I a.C., tras ser atacado por tropas romanas en el marco de las guerras sertorianas (años 83-73 a.C).

La llamada "mano de Irulegi", fechada en el primer tercio del sigo I a.C., constituye un hallazgo excepcional al iluminar los difusos orígenes del euskera, al menos en lo que al apartado escrito se refiere. Sorioneku, que significa "de buena fortuna", es la primera de las cinco palabras (40 signos) distribuidas en cuatro líneas que ha podido ser descifrada por un equipo de investigadores dirigido por los arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, que prospectan el sitio desde 2017, y del que también han formado parte Javier Velaza, catedrático de Filología latina en la Universidad de Barcelona, Joaquín Gorrochategui, catedrático en Lingüística Indoeuropea en la Universidad del País Vasco, y Berta Balduz, restauradora del Gobierno de Navarra.

La pequeña lámina de bronce, cuya pátina contiene un 53,19% de estaño, un 40,87% de cobre y un 2,16% plomo, fue descubierta junto a la entrada de una de las viviendas excavadas en el yacimiento —estuvo habitado entre mediados de la Edad del Bronce (siglos XV-XI a.C) y finales de la Edad del Hierro—. Con unas dimensiones de 14,3 cm de altura, 1,09 mm de grosor, 12,7 cm de ancho y 35,9 g de peso, es lisa en el lado de la palma y en el dorso presenta la forma de las uñas correspondientes a los dedos anular, corazón e índice, aunque no se han conservado.

En el centro del extremo cercano a la muñeca presenta una perforación. Por el lugar en el que se encontró, su morfología y su decoración, los investigadores sugieren que se trata de un objeto ritual que se colgaba en la puerta de entrada de la vivienda.

En un comunicado distribuido por la Sociedad de Ciencias Aranzadi se detalla que el sistema gráfico empleado para escribir el texto, cuyas trazas solo lograron identificarse en el laboratorio, pertenece al sistema ibérico. Sin embargo, presenta algunas características que llevan a catalogarlo como "un sistema específico del territorio vascón". Durante la presentación del singular objeto, los investigadores han destacado el parecido entre la primera palabra —sorioneku— y el vocablo vasco zonioneko (de buena fortuna, de buen agüero). El resto de la inscripción, realizada con la técnica de punteado después de un esgrafiado, no ha podido ser descifrada hasta el momento.

"La 'mano de Irulegi' introduce novedades significativas en el mundo arqueológico y lingüístico", han subrayado los especialistas. "Por un lado, confirma la existencia de un sistema gráfico específico, derivado del signario ibérico, llamado 'signario vascónico'. Además, certifica el empleo de la lengua vascónica en el área geográfica en el que ha sido descubierta a inicios del siglo I a.C.; es decir, hace más de 2.000 años".

También han apuntado que es una prueba más del uso de la escritura por parte el antiguo pueblo prerromano de los vascones y que habría que sumarse a otras evidencias como las acuñaciones de monedas, el mosaico de Andelo, el bronce de Aranguren o una inscripción sobre piedra de Olite. La "mano de Irulegi" ha sido calificada como "un hito en la historia del origen del euskera".

El yacimiento, que va a ser declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Zona Arqueológica, donde se ha hallado el peculiar bronce se sitúa en la zona más exterior del antiguo poblado, uno de los mejores ejemplos de oppidum de la región y con un tamaño de 14 hectáreas. Se trata de una zona abierta con una superficie de 370 metros cuadrados, en la que han aparecido dos viviendas de unos 70 m2 y parte de la vía principal, de cuatro metros de anchura.

Su excavación, según los arqueólogos, es de singular importancia dado que ofrece una imagen "congelada" de la época. El poblado fue incendiado durante la guerra que enfrentó a los ejércitos romanos de Quinto Sertorio y Lucio Cornelio Sila —los indígenas locales tomaron partido por uno de ellos y fueron castigados— y los muros cayeron sobre las viviendas, sepultando y protegiendo lo que se encontraba en su interior. Se ha podido documentar cerámica y objetos cotidianos en buen estado de conservación. En la Edad Media, sobre sus vestigios, se erigió un castillo de realengo que fue destruido a finales del siglo XIII por orden de los reyes de Navarra para evitar que fuese utilizado por los afines al reino de Castilla.