google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Mondragón
Mostrando entradas con la etiqueta Mondragón. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mondragón. Mostrar todas las entradas

12 de julio de 2011

En las entrañas de la cueva de Lezetxiki (Mondragón)

Dos dientes neandertales, un húmero de una mujer, fósiles de osos de las cavernas, bisontes, cabras montesas y el fragmento de la mandíbula inferior de un mono de Gibraltar han sido entre otros los hallazgos encontrados en los últimos años en una de las cuevas más importantes de la villa cerrajera. Se trata de Lezetxiki y desde hace ya 16 años recibe cada verano a estudiantes de historia que trabajan codo con codo en labores de excavación, dirigidas por el profesor de Prehistoria de la Universidad del País Vasco, Alvaro Arrizabalaga. A las nueve de la mañana se ponen en marcha para comenzar una jornada más de trabajos arqueológicos. Los estudiantes pasan horas muestreando, registrando y tamizando el sedimento en los poco más de doce metros cuadrados de yacimiento.
Una veintena de estudiantes trabajan codo con codo en labores de excavación bajo la dirección de Alvaro Arrizabalaga.

En esta campaña, la cueva arrasatearra acoge desde el pasado 27 de junio a estudiantes procedentes de Salamanca, Madrid, Navarra, Gipuzkoa y Bizkaia. En el grupo también se encuentran cuatro debagoiendarras, Amaia Agirre y Aitor Juaristi de Arrasate, David Cano de Oñati y Martin Arriolabengoa de Aramaio. «La mayoría de ellos está realizando estudios universitarios, doctorados y máster, pero este año tenemos también una estudiante de instituto, Naiara, que se ha interesado y hemos accedido a su petición», afirma Alvaro Arrizabalaga.
Bóveda de la cueva
La campaña se completará el próximo día 13 de julio y a pesar de que en estos últimos días están realizando trabajos de mantenimiento, Arrizabalaga señala que han logrado llegar a sedimentos que datan entre 160.000 y 180.000 años, donde se encuentra parte de la visera de la cueva, que a lo largo de los años se ha ido cayendo en tres fases. «Ahora estamos estudiando como retirar las rocas de la tercera fase de colapso de la bóveda -la primera cronológicamente-, que no será nada fácil», señalaba ayer el profesor de prehistoria. Una vez extraídas las rocas, se espera que los restos que en un futuro se encuentren bajo las mismas estén mejor conservados, ya que no se encuentran al aire libre o bajo el abrigo de la cueva como hasta ahora, sino que serán hallazgos característicos de una cueva.
Los trabajos de excavación de Lezetxiki se han desarrollado en los últimos doce años en dos yacimientos. El primero en la cueva que excavó entre 1956 y 1968 José Miguel Barandiaran junto a Jesús Altuna -trabajos realizados en más de cien metros cuadrados-, y el segundo, Lezetxiki II, una galería de cuatro metros de largo y uno de ancho, a un metro y medio de conexión con la cueva principal. Allí fue donde Barandiaran encontró el famoso húmero en 1963, el resto humano más antiguo del País Vasco. Sin embargo, el trabajo en esta segunda cueva, como indica el profesor de prehistoria de la UPV, está prácticamente acabado.
Con la XVI campaña de Lezetxiki, Alvaro Arrizabalaga se dirigirá a Irikaitz (Zestoa), un yacimiento del Paleolítico situado al aire libre, descubierto a inicios del 96 e investigado por la Sociedad de Ciencias Aranzadi desde 1998, en el que dirigirá las excavaciones hasta agosto. Tras dos semanas de vacaciones regresará a la aulas y en otoño al yacimiento Jaizkibel en Hondarribia, donde proseguirá su habitual curso de investigación arqueológica.
(Fuente: Diario Vasco)

3 de julio de 2011

El misterio del obispo de Palencia

El descubrimiento del sarcófago en Mondragón (Vizcaya) con los restos del supuesto prelado palentino se produjo durante las obras de rehabilitación integral del templo parroquial desarrolladas entre 1994 y 1998.
Las obras de rehabilitación de la iglesia parroquial concluidas en 1998 sacaron a la luz incontables enterramientos bajo el suelo del templo. No en vano desde la Edad Media hasta prácticamente el siglo XVIII -los enterramiento en Aldai comenzaron en 1809- los feligreses eran inhumados en el templo parroquial. Era habitual que cada familia, al menos las más prominentes, poseyeran un espacio para las sepulturas de sus miembros. Entre estas destacan la de Inés Ruiz de Otalora, fallecida en Valladolid en 1607, y cuyos restos momificados han pasado a la posteridad con el apelativo de Amandre Santa Inés.
La primitiva torre del campanario se edificó entre 1520 y 1540 pero la actual
 está reedificada en 1721, de 25.5 metros
Pero ninguna sepultura resultaría tan desconcertante y misteriosa como la atribuida a un supuesto Obispo de Palencia. El sarcófago con los restos del prelado afloró bajo la torre del campanario, un sitio «muy extraño», en palabras de José Ángel Barrutiabengoa. Resulta cuando menos insólito que un eclesiástico de su jerarquía fuera inhumado fuera del templo, bajo una torre que además fue edificada con posterioridad. Porque si bien la iglesia de tres naves que conocemos data en buena parte de la segunda mitad del siglo XV, reconstruida tras el incendio de 1448, la torre fue edificada entre 1520 y 1540 pero, al amenazar ésta ruina, en 1721 se construyó la actual edificación de 25,5 metros de altura.
¿Qué hace un Obispo de Palencia enterrado bajo la torre de la parroquia?. Esta interrogante tiene muy difícil contestación, según Barrutiabengoa. En primer lugar porque «la iglesia parroquial de San Juan Bautista pertenecía al obispado de Calahorra y no al de Palencia». Y en segundo lugar porque «no existe constancia de que ningún hijo de Mondragón hubiera alcanzado la dignidad de Obispo de Palencia».
Con mitra y báculo
El descubrimiento del sarcófago con los restos del supuesto prelado palentino se produjo durante las obras de rehabilitación integral del templo parroquial desarrolladas entre 1994 y 1998. El hallazgo tuvo lugar durante una excavación efectuada bajo el campanario, cuando uno obreros se toparon con un sarcófago de piedra. Tras retirar la lápida que cubría el sepulcro encontraron un esqueleto vestido con ropajes episcopales, anillo, mitra y báculo incluidos. Pero ante el temor de que el hallazgo arqueológico obligara a paralizar la obra, el encargado de la misma mandó cerrar el sarcófago y volver a echar tierra sobre el mismo, tanto en sentido literal como figurado.
Dibujo de la puerta de Kanpantorpea realizado por Julio Galarta.
Para entonces, un jubilado de los que acostumbran a observar la obras había presenciado la apertura del sarcófago. A su testimonio se debe que el hallazgo de este sarcófago episcopal no haya pasado totalmente desapercibido. Responsables municipales y eclesiástico, así como investigadores de la historia local, conocían las circunstancias de este asombroso descubrimiento del que nada ha trascendido durante más de 10 años.
Ahora, por mediación de José Ángel Barrutiabengoa, la Sociedad de Ciencias Aranzadi podría arrojar luz sobre este misterio. La sociedad que preside Francisco Etxeberria presentará un proyecto de excavación a la Diputación Foral solicitando el levantamiento de la zona de Kanpantorpea. Otra interrogante que ronda a los investigadores como Barrutiabengoa es si «este enterramiento tendrá algo que ver con el obispo de Calahorra asesinado por bandoleros cuando venía de Bizkaia y cuya muerte recuerda la piedra episcopal de Ipizte en Aramaio.
(Fuente: Diario Vasco)