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28 de octubre de 2024

Primer hallazgo de canibalismo infantil ritual del Neolítico en la Comunidad Valenciana

El descubrimiento se remonta a comunidades de pastores de hace 6.400 años y posiciona a la Cova del Randero de Pedreguer como un referente internacional

Las excavaciones realizadas en la Cova del Randero de Pedreguer han confirmado el primer hallazgo de canibalismo ritual del Levante Peninsular en el contexto del Neolítico. Así lo anunció el presidente de la Diputación de Alicante, Toni Pérez, tras presentar las conclusiones de los trabajos de investigación desarrollados en el marco del Plan de Excavaciones e Investigaciones arqueológicas del MARQ.

Arqueólogos del MARQ y especialistas en tafonomía del Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació (IVCR+i) han dado a conocer este descubrimiento, que se remonta a comunidades de pastores, agricultores y artesanos de hace 6.400 años. Como ha manifestado Toni Pérez, que ha estado acompañado por el diputado de Cultura, Juan de Dios Navarro, y el alcalde de Pedreguer, Sergi Ferrús, “la Diputación mantiene firme su compromiso por la investigación a través del plan anual de excavaciones del MARQ y, en este caso, hemos tenido la oportunidad de crear alianzas para ir de la mano del Ayuntamiento de Pedreguer durante años de trabajo y poner en valor el rico patrimonio histórico y cultural que tiene la Cova del Randero”.

Un equipo interdisciplinar en arqueología, antropología y arqueozoología dirigido por Jorge A. Soler, prehistoriador y director del MUBAG, Consuelo Roca de Togores, arqueóloga de la Diputación, Mª Pilar Iborra y Rafael Martínez Valle, del IVCR+i, ha dado a conocer las conclusiones de este trabajo basado en la determinación en huesos humanos de señales de desarticulación, descarnación o marcas de diente humano. Los resultados también se presentaron el pasado mes de septiembre en dos foros científicos internacionales: el VIII Congreso Internacional del Neolítico en la Península Ibérica de la Universidad de Alcalá de Henares y el XVII Congreso Nacional e Internacional de Paleopatología del Museo de Segovia.

Soler ha explicado que el canibalismo era una actividad relativamente común durante el Neolítico, prácticamente en toda Europa, y en la Península Ibérica se concentra sobre todo en zonas de Andalucía. Las causas, según distintos autores, podían ser gastronómicas, por violencia o por ritual. “En Randero la falta de señales de violencia en ninguno de los huesos conservados, sumado a que aquellos que presentan marcas se corresponden con sujetos infantiles, hace suponer su ingesta como un acto ritual selectivo vinculado al duelo funerario, en un contexto familiar, consumidos en lo que pudiera formar parte de un ritual funerario, en un pensamiento circular donde la muerte se proyecta en la vida, haciendo propio el recuerdo de un ser vivo y querido”, ha puntualizado Roca de Togores.

Hace 6.400 años un grupo de la comunidad de pastores que frecuentó o residió en la Cova del Randero para acoger ganado doméstico y su procesado cárnico, arrojó a una galería interna usada como basurero, desechos domésticos que incluían una gran cantidad de huesos de animales procesados (fundamentalmente ovejas y cabras), junto a fragmentos de huesos pertenecientes a un mínimo de ocho esqueletos humanos, entre adultos y niños. Dos huesos, un fragmento de mandíbula de un niño de unos seis años y un cúbito de un perinatal de unas 40 semanas de gestación, que presentan claras evidencias de manipulación antrópica peri mortem, es decir, cuando el hueso todavía estaba fresco, que confirman un canibalismo selectivo.

Las investigaciones permitieron identificar en 2023 varios tipos de marcas antrópicas: cortes realizados con instrumental de piedra para desarticular y para descarnar, fracturas por flexión para acceder a la médula y mordeduras humanas, en algunos casos provocando la destrucción de algunas partes del hueso.

Los trabajos en este enclave se han llevado a cabo a lo largo de catorce campañas (2007 – 2021) del Plan de Excavaciones del MARQ, con el apoyo del Ayuntamiento de Pedreguer, aunque los hallazgos tuvieron lugar concretamente en 2018 y la investigación en laboratorio sigue en curso en la actualidad. Hasta ahora la importancia de la cueva radicaba en haber sido excavada en los niveles del Neolítico Medio, ofreciendo muchos datos en cuanto a gestión y organización del espacio físico y temporal.

Además, Jorge Soler ha añadido que, también en la comarca de la Marina Alta se publicaron en 2017 otros huesos humanos con mordeduras humanas y marcas de corte procedentes de la Cova de Santa Maira en Castell de Castells, que remiten al Mesolítico -cazadores y recolectores-, “todo lo que contribuye a hacer de la provincia de Alicante un referente en el marco de la investigación prehistórica y paleoantropológica”.

4 de octubre de 2024

Finalizan las excavaciones en el Castell del Piló de Albalat dels Tarongers (Valencia)

Durante las excavaciones se han encontrado fragmentos cerámicos y otras piezas arqueológicas de interés, que ahora serán analizadas y clasificadas.
Zona en la que se ha actuado en el Castell del Piló.

El Ayuntamiento de Albalat dels Tarongers ha dado por finalizadas las excavaciones arqueológicas en el Castell del Piló, una fortificación medieval ubicada en el término municipal declarada Bien de Interés Cultural (BIC). La intervención ha supuesto la primera fase de un ambicioso proyecto de puesta en valor del castillo, impulsado por el Ayuntamiento de la localidad con el objetivo de preservar su patrimonio histórico y arqueológico y, al mismo tiempo, hacerlo accesible para vecinos y visitantes.

Las excavaciones, dirigidas por los arqueólogos José Rafael Martínez y Sonia López, se han centrado en la limpieza y desbroce de la vegetación que cubría las estructuras del castillo, especialmente en la Torre del Homenaje, uno de los elementos más representativos de la fortificación. Durante los trabajos, se han documentado diversos restos arquitectónicos, como lienzos de muralla, posibles torres defensivas y cimentaciones de antiguas construcciones, muchas de las cuales estaban cubiertas por la densa vegetación del monte bajo y los pinares que rodean la zona.

El Castell del Piló, cuya cronología se remonta a la época medieval, se sitúa en la Muntanyeta de les Forques, una elevación cercana al municipio de Gilet. Este enclave estratégico fue utilizado como punto defensivo, aunque parte de sus estructuras han sido dañadas por la construcción de la Autovía Mudéjar, que atraviesa el área oeste del castillo. A pesar de estos daños, los arqueólogos han logrado identificar importantes vestigios que contribuirán a una mejor comprensión de la evolución histórica de la fortificación.

Según informan los responsables del proyecto, durante las excavaciones se han encontrado fragmentos cerámicos y otras piezas arqueológicas de interés, que ahora serán analizadas y clasificadas. Todo el material recuperado será depositado en los almacenes arqueológicos, conforme a la normativa vigente, y posteriormente podría ser exhibido en futuras exposiciones locales para dar a conocer la historia del castillo y su entorno.

24 de septiembre de 2024

Nueva campaña de excavaciones en la ciudad romana y visigoda de Begastri

El equipo arqueológico busca determinar las fases cronológicas y los usos que esta zona tuvo a lo largo del tiempo. Los descubrimientos previos ya han proporcionado valiosa información sobre las capas de ocupación desde la época ibérica hasta la visigoda, lo que convierte a esta campaña en un avance significativo en la reconstrucción histórica y arqueológica de la ciudad

La Alcaldesa de la localidad murciana de Cehegín, Alicia del Amor, junto al concejal de Cultura, Lolo García, visitaron ayer la nueva campaña de excavaciones arqueológicas en la ciudad tardorromana y visigoda de Begastri, dirigida por el catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Murcia, Rafael González Fernández, y José Javier Martínez García, miembro del Grupo de Investigación Antigüedad y Cristianismo de la misma universidad.

Este proyecto cuenta con la colaboración del Director del Museo Arqueológico de Cehegín, Francisco Peñalver. Desde el 16 de septiembre hasta el 28, un equipo de aproximadamente 15 estudiantes de diversas universidades, incluyendo la Universidad de Murcia, Universidad de Valencia, Universidad de Barcelona, y universidades internacionales de Estados Unidos y Portugal, participan activamente en las excavaciones. A ellos se suman arqueólogos locales como Manuel Alejandro Moya del Amor, José Antonio López Fernández y Adolfo Enrique Guirao, que aportan su experiencia y conocimiento del terreno.

La campaña actual se desarrolla en la zona occidental de la parte alta de la ciudad, un área crucial para desvelar detalles sobre la configuración urbana de Begastri. El equipo arqueológico busca determinar las fases cronológicas y los usos que esta zona tuvo a lo largo del tiempo. Los descubrimientos previos ya han proporcionado valiosa información sobre las capas de ocupación desde la época ibérica hasta la visigoda, lo que convierte a esta campaña en un avance significativo en la reconstrucción histórica y arqueológica de la ciudad.

Este esfuerzo conjunto entre estudiantes y arqueólogos tiene como objetivo profundizar en el conocimiento sobre la configuración urbana y social de Begastri, un asentamiento de gran importancia estratégica y cultural en la península ibérica durante los periodos tardorromano y visigodo.

25 de julio de 2024

El MARQ inicia las excavaciones en seis yacimientos con 114.000 euros

Cerca de treinta voluntarios participan en esta edición que se desarrollará entre agosto y octubre coordinada por el director del Museo, Manuel Olcina

La campaña de excavaciones del Museo Arqueológico Provincial de Alicante (Marq), dotada con 114.000 euros, arranca en seis yacimientos de la provincia y la participación de un total de 27 voluntarios.

El diputado de Cultura, Juan de Dios Navarro, ha presentado esta mañana los pormenores de esta campaña acompañado por el director del Museo, Manuel Olcina, y ha manifestado que “la Diputación mantiene firme su apuesta por la investigación arqueológica a través de este amplio programa en media docena de yacimientos, localizados en el norte, sur y centro de la provincia, que abarcan periodos desde la prehistoria hasta la Baja Edad Media y nos proporcionan excelentes herramientas para profundizar en nuestro pasado como territorio y conoce nuestra historia”.

Coordinado por Olcina, el plan cuenta con la colaboración de 27 voluntarios estudiantes universitarios o recién graduados, y cumple con el objetivo de documentar y realizar una amplia investigación científica de los hallazgos, así como de avanzar en el conocimiento de las antiguas civilizaciones que poblaron distintos enclaves del territorio.

La duración de los trabajos oscilará entre las tres y las cinco semanas desde agosto a octubre, y constituyen “uno de los pilares de la actuación museística (del MARQ)” y, además, ha dicho que es una de las acciones más potentes llevadas a cabo por un museo español.

Illeta dels Banyets de El Campello. Época ibérica (s. IV-III aC)
Situado en El Campello, se trata de un yacimiento de larga ocupación, desde la prehistoria hasta la época romana. En esta edición, como continuación de la campaña anterior, la excavación se centrará en las estructuras ibéricas (siglos IV-III a. C.) del área central del enclave con el objetivo de conocer los sistemas constructivos y metrología empleada. Bajo la dirección de Olcina y Adoración Martínez, los trabajos se prolongarán durante cuatro semanas y contarán con un presupuesto de 23.000 euros.

Cabezo Molino de Rojales. Época ermiral (siglos VIII-IX)
Este enclave abarca desde la Antigüedad Tardía a los inicios de la Edad Media, de Época Islámica (ss. VI al IX), y este año proseguirá con la excavación de la necrópolis del siglo VI vinculada muy probablemente a gentes del mediterráneo oriental (del Imperio romano de oriente o bizantinos). Una parte importante de este proyecto es el estudio antropológico y los análisis de ADN de los cadáveres hallados. Bajo la dirección de Juan Antonio López Padilla y Teresa Ximenez de Embún, se actuará durante cuatro o cinco semanas gracias a un presupuesto de 19.000 euros.

El Tabayà de Aspe. Prehistoria, cultura del Argar
Este importante yacimiento de la cultura del Argar (segundo milenio a. C.) es una aldea asentada sobre una elevación de áspera orografía que fue probablemente un puesto de vigilancia y control del paso natural que durante siglos constituyó el curso del Vinalopó, conectando la costa mediterránea con las tierras del interior. El equipo dirigido por López Padilla trabajará durante cinco semanas para tratar de conocer con mayor detalle las características culturales de este periodo prehistórico. La actuación cuenta con un presupuesto de 23.000 euros.

Tossal de Manises de Alicante. Época romana (siglo I d. C.)
Este año, respaldado con un presupuesto de 3.000 euros, está previsto realizar únicamente analíticas antracológicas -madera- con el objeto de conocer las especies vegetales existentes en el entorno durante la Antigüedad.

La Alcudia de Elche. Ciudad ibérica y romana
Con una destacada ocupación ibérica sobre la que se levantó una colonia romana, perdurando la población hasta los inicios de la Edad Media, La Alcudia es uno de los más importantes yacimientos arqueológicos españoles. La intervención consistirá en la limpieza de las estructuras de las termas occidentales que formaban el frente oeste de la ciudad para obtener un diagnóstico preciso del estado de conservación con el que se pueda elaborar un amplio proyecto de consolidación y musealización. Eventualmente se podría realizar algún sondeo arqueológico para conocer el estado de conservación de algún muro o pavimento. Las estructuras a día de hoy presentan un avanzado estado de degradación con peligro de derrumbe de muros y pavimentos y esta actuación será el inicio para la definitiva recuperación de este importante edificio de la Ilici romana. Bajo la dirección de Olcina, Rafael Pérez (Area de Arquitectura de la Diputación), Ana Ronda y Mercedes Tendero (Fundación Universitaria La Alcudia de Investigación Arqueológica, FUAIA, dependiente de la Universidad de Alicante), las labores se prolongarán durante cinco semanas y contarán con un presupuesto de 23.000 euros.

Pobla d’Ifac de Calp. Epoca bajomedieval (s. XIV)
La decimonovena actuación que efectúa el MARA en este yacimiento estará centrada en delimitar el Edificio XIV, una estructura extramuros de la ciudad, cuya función aún es desconocida y que se halla anexa a la entrada oeste a la Pobla. Terminar de excavar este edificio y documentar su función será el principal objetivo de la campaña dirigida por José Luis Menendez Fueyo que se prolongará durante cinco semanas y está dotada con 23.000 euros.
(Fuente: MARQ)

18 de junio de 2024

Descubren en Sevilla el vino más antiguo del mundo: un blanco con más de 2.000 años de ‘maduración’

Los análisis químicos confirman que el líquido hallado en el interior de una urna funeraria en Carmona es un vino de época romana, la muestra más antigua identificada hasta la fecha
La urna funeraria con el líquido en su interior, que ha resultado ser un vino de 2.000 años. FOTO: Juan Manuel Román, Ayuntamiento de Carmona

Un equipo de investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO) ha identificado el vino más antiguo encontrado hasta la fecha en el interior de una urna funeraria de 2.000 años de antigüedad. El recipiente se encontraba en el mismo mausoleo romano descubierto en 2019 en la localidad sevillana de Carmona en el que ya se había localizado un frasco de perfume perfectamente sellado. Otra de las urnas cerradas herméticamente contenía cuatro litros de un líquido rojizo que, tras el análisis químico, ha sido identificado como vino y supera en antigüedad a la famosa botella de Espira, un recipiente desenterrado de una tumba romana en Alemania del siglo IV d.C.

“Fue muy sorprendente, porque cuando encontramos las urnas durante una excavación dábamos por hecho que contenían huesos y ajuar; nunca nos imaginamos que dentro pudiera haber líquido”, asegura Juan Manuel Román, arqueólogo municipal del Ayuntamiento de Carmona que descubrió la tumba y lideró la excavación. Fue al abrir la urna en el laboratorio cuando se quedaron atónitos. “El líquido tenía un color rojizo y estaba como burbujeando, quizá por el movimiento del traslado”, recuerda. Sumergidos en el interior de la urna estaban los huesos incinerados de un hombre de alrededor de 45 años, junto a otros elementos como un anillo de oro y varias piezas de hueso trabajado.

Tras asegurarse de que el líquido no podía proceder de la condensación y que no se habían producido filtraciones en la urna, los científicos procedieron a su análisis químico. En un trabajo publicado en la revista Journal of Archaeological Science: Reports, el equipo del Departamento de Química Orgánica de la UCO, liderado por el catedrático José Rafael Ruiz Arrebola, detalla los resultados de una serie de pruebas para estudiar su composición, diferenciar los compuestos que podían estar relacionados con el vidrio de la urna o con los huesos del difunto y compararlo con vinos actuales de Montilla-Moriles, Jerez o Sanlúcar.

“Lo que nos dio la certeza de que se trataba de un vino fueron los polifenoles”, comenta Ruiz Arrebola a elDiario.es. “Lo que vemos son las moléculas características del vino, sin lugar a dudas, de hecho los hemos comparado con vinos de la zona y están presentes los mismos compuestos”. Por otro lado, la ausencia de antocianinas, los polifenoles que se encuentran en la piel de la uva cuando se dejan en maceración al producir vino tinto, les lleva a pensar que se trataba de un vino blanco.

“Certeza absoluta no la podremos tener jamás, pero tengo cierta confianza en que era un vino blanco, porque en el análisis químico no aparece el ácido siríngico que viene de la descomposición de la antocianina más abundante y aparece en los tintos”, subraya el especialista.

Una práctica desconocida
Uno de los aspectos que desconcierta a los científicos es el hecho de que los restos funerarios aparezcan sumergidos de vino, algo de lo que no hay constancia en otros lugares ni en los documentos escritos de la época. Recientemente se encontró una urna del mismo tipo en Pompeya rellena de líquido, pero aún no se ha analizado su contenido ni se conoce si es un caso similar. “Este es un aspecto del ritual funerario del que no había constancia”, explica Juan Manuel Román. “Será difícil encontrar algo parecido, porque tiene que tener unas condiciones muy particulares para que un líquido se conserve 2.000 años, hay que recordar que del frasco de perfume que encontramos en la urna que estaba junto a esta solo nos habían quedado los posos”.

Este mausoleo circular acogió a una familia de alto poder adquisitivo, estaba situada junto a la importante vía que comunicaba Carmo (la actual Carmona) con Hispalis (Sevilla), y señalizada con una torre de la que ya no quedan restos. Los arqueólogos subrayan que esto hace más improbable que pasara desapercibida por los saqueadores, pero por algún motivo permaneció sin abrir hasta 2019. El mausoleo acogía seis urnas funerarias con los restos de tres hombres y tres mujeres que vivieron en el siglo I d.C., además de vasijas, platos de vidrio y cerámica de gran valor que formaban parte de un ajuar. Conocemos el nombre de dos de ellos, Hispana y Senicio, pero no el de los ocupantes de las dos urnas más lujosas, situadas en el lado derecho de la tumba, la que contenía el perfume (de una mujer) y la del recién descubierto vino (de un hombre).

Los investigadores, que no saben si ambos fueron familia porque la incineración no ha dejado muestras de ADN, creen que esta diferencia de tratamiento puede deberse a una cuestión de género. Las mujeres en la antigua Roma tuvieron durante mucho tiempo prohibido probar el vino, que estaba reservado para los hombres. Los restos de la mujer tenían tres joyas de ámbar, un frasco de perfume con aroma a pachulí y fragmentos de telas cuyos primeros análisis parecen indicar que se trataría de seda. Como curiosidad, además del vino, los restos del hombre estaban acompañados por un anillo de oro que se añadió tras la cremación con la figura de Jano bifronte —una divinidad asociada al tránsito de la muerte—, y restos de huesos trabajados que han resultado ser las patas de una cama, seguramente junto con la que se quemó su cuerpo.

Una bebida para la liturgia
María José Motilva, investigadora del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV-CSIC), que no ha participado en el artículo, cree que se trata de un “hallazgo excepcional” y que los resultados del análisis de polifenoles sugieren que el líquido rojizo contenido en el ánfora podría tratarse de un vino con una lógica degradación por el paso del tiempo. “La composición en sales minerales del líquido es bastante similar a la de los vinos finos que se producen actualmente en la antigua región bética”, destaca. En cuanto al pH de 7,5, muy superior al de los vinos finos que se elaboran hoy día, cree que se debe a “una degradación lógica que se relaciona con el bajo contenido de materia orgánica del vino que fue en su día”.

José Miguel Martínez Zapater, director del ICVV-CSIC, también cree que se trata de un trabajo muy relevante que aporta mucha información sobre cómo vivieron sociedades anteriores a las nuestras y cómo valoraban el vino. “El vino era una bebida casi para comunicarse con los dioses, estaba muy relacionado con la religión”, asegura. “Estaba destinada a determinados grupos sociales y lo que le daba valor es que solo se producía una vez al año, a diferencia de otras bebidas como la cerveza, que estaban más disponibles”.

Zapater y su equipo trabajan en la identificación de restos arqueológicos de la vid, a partir de semillas en yacimientos con los que tratan de identificar qué variedades se cultivaban, por lo que si apareciera alguna semilla en el fondo de esta urna, señala, sería especialmente interesante para ellos. “Me atrevería a afirmar que las variedades de uva no han cambiado tanto, pero no hay mucha información en el trabajo”, asegura. Lo que tiene claro es que el vino que se bebía hace 2.000 años era muy diferente del actual. “Sospecho que era un vino que se oxidaba rápidamente y tenía problemas de conservación; eso se sabe de muchos vinos de la antigüedad, es algo que ahora evitamos con la tecnología”.

¿A qué sabrá este vino después de 2.000 años? Ruiz Arrebola confiesa que él y su equipo han fantaseado alguna vez con la posibilidad de tomarse un chupito para celebrar el descubrimiento. “No creo que sea peligroso, pero me da un poco de asco, en particular porque estaba en contacto con los restos de un romano muerto”, bromea.

Para Juan Manuel Román, el arqueólogo que descubrió esta tumba romana llena de tesoros, el vino es una muestra más del poder de aquella familia, capaz de adquirir productos que viajaban desde las más lejanas partes del mundo. “Hasta Carmona llegaba el ámbar del Báltico, el pachulí de Pakistán, el vidrio de Alejandría y ahora sabemos que quizá hasta seda desde el lejano oriente”, resume. “El vino es un añadido más a este espectacular hallazgo que nos brinda información de primera sobre cómo se vivía (y se moría) en el mundo romano”.

14 de noviembre de 2023

Palencia invertirá más de cuatro millones de euros en la reforma del yacimiento arqueológico de La Tejada

Será presentado a la convocatoria del Programa de mejora de la competitividad y de dinamización del Patrimonio Histórico con uso turístico en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia
Brágimo /ICAL - Presentación del proyecto de reforma integral para la villa romana La Tejada en Quintanilla de la Cueza, (IaD) el arquitecto de la institución , José Antonio González; la diputada Carolina Valbuena; la presidenta de la Diputación, Ángeles Armisén; el responsable del área de Cultura, Rafael Martínez; y la técnico de Cultura, Elena Gutierrez

La Diputación de Palencia proyectará la reforma integral del yacimiento arqueológico de La Tejada, en Quintanilla de la Cueza, para garantizar la correcta conservación de los vestigios y potenciar así su uso turístico. Esta actuación, por un valor de 4,12 millones de euros, será presentada a la convocatoria del Programa de mejora de la competitividad y de dinamización del Patrimonio Histórico con uso turístico en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

El proyecto de reforma integral incluye la construcción de un nuevo edificio dividido en tres bloques que cubrirían la totalidad de los vestigios arqueológicos para garantizar su conservación y potenciará su uso como recurso turístico, similar a la villa romana La Olmeda.

En estos momentos, se están llevado a cabo labores de mantenimiento en la cubierta y los cerramientos que garantizan la conservación de los vestigios arqueológicos y que forman parte de as labores habituales que se llevan a cabo en la villa. Paralelamente, se van a iniciar trabajos de limpieza y conservación de los mosaicos a la espera de obtener a financiación para acometer el proyecto de reforma integral.
(Fuente: ICAL)

1 de marzo de 2023

El MARQ impulsa seis excavaciones desde la Prehistoria hasta la Baja Edad Media

El yacimiento de la ladera de San Antón en Orihuela, el poblado del Tabayá en Aspe, la Illeta dels Banyets de El Campello y el Tossal de Manises entre ellas

El Museo Arqueológico Provincial de Alicante (MARQ) ha programado el desarrollo este año de seis actuaciones dentro del Plan de Excavaciones e Investigaciones Arqueológicas de la Diputación de Alicante, dotado con 130.000 euros y coordinado por el director del museo, Manuel Olcina.

La propuesta, aprobada por el equipo de Gobierno, permitirá completar los trabajos impulsados en los últimos años por el equipo de especialistas del MARQ. Así lo ha confirmado la vicepresidenta y diputada de Cultura, Julia Parra, que ha mostrado su firme apoyo “a garantizar la continuidad de las investigaciones que han permitido realizar importantes hallazgos y poner en valor yacimientos alicantinos de gran interés que hoy en día están considerados como referentes en la cuenca mediterránea”.

El calendario comprende seis intervenciones en otros tantos yacimientos de la provincia de Alicante que abarcan restos arqueológicos desde la prehistoria hasta la Baja Edad Media. Una primera fase se llevará a cabo en la segunda mitad de junio y el resto de la actividad se concentrará entre los meses de septiembre y octubre.

El Plan abarcará el yacimiento ibérico de la ladera de San Antón en Orihuela y el poblado amurallado del Tabayá en Aspe, en los que se investiga la cultura del Argar del II milenio a.C. Además, se acometerán trabajos también en la Illeta dels Banyets de El Campello, donde se pretende completar la planta arquitectónica de uno de los lagares de época ibérica (ss. IV-III a.C.), así como en el Tossal de Manises, cuya intervención estará centrada en la consolidación y musealización de las Termas de Popilio (s. I d. C.) que fueron terminadas de excavar el año pasado.

Otro de los emplazamientos contemplados en el programa del MARQ es el Cabezo Molino de Rojales, un yacimiento que tiene indicios de la época ibérica (hornos de fundición de metal) pero cuya mayor ocupación documentada se data en época tardoantigua (s. VI-VII d.C.) con la existencia de una necrópolis.

Por último, la Pobla de Ifach en Calpe continuará con su plan de excavaciones, que prevé la excavación de varias tumbas del cementerio situado junto a la iglesia, la preparación del terreno para futuras intervenciones y la consolidación de las estructuras descubiertas en anteriores campañas.

Las direcciones concretas de estas seis actuaciones en emblemáticos yacimientos de la provincia correrán a cargo de arqueólogos de los MARQ Manuel Olcina, Juan López Padilla, Jose Luis Menéndez, Adoración Martínez, Teresa Ximenez, Eva Tendero y Antonio Guilabert. Asismimo, como en otras campañas, el Plan contará con la colaboración de una treintena de voluntarios estudiantes universitarios.

Cabe destacar que algunas de las intervenciones, en concreto la del Tossal de Manises y la Pobla d’Ifach, se realizan con la colaboración del Área de Arquitectura de la Diputación, bajo la dirección de Rafael Pérez. El Plan de Investigación de este año se completa con la realización de análisis arqueométricos (polen, sedimentos, metalúrgicos, radiocarbono, faunísticos, etc..), así como trabajos encaminados a la documentación y registro de las estructuras (topografía, ortofotos) y de los objetos hallados.

20 de febrero de 2023

Documentan los primeros vestigios de la ciudad romana de Ipolcobulcula en Carcabuey (Córdoba)

Aunque era una conclusión admitida que el 'municipium' se situaba en el cerro del Castillo, hasta ahora no se habían encontrado restos. La rehabilitación del entorno de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción dio como resultado el hallazgo de diferentes estructuras que, concluyen los arqueólogos, se trata de elementos constructivos de época altoimperial romana que atestiguan la existencia del antiguo municipio.
Estructuras junto a la iglesia. / A. ROLDÁN / R. MARTÍNEZ / A. MORENO

Aunque se daba por hecho que el municipium romano de Ipolcobulcula se encontraba en el cerro del Castillo de Carcabuey, su existencia concreta era un auténtico misterio. Hasta ahora. La rehabilitación del entorno de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción dio como resultado el hallazgo de diferentes estructuras que, concluyen los arqueólogos, se trata de elementos constructivos de época altoimperial romana que atestiguan, al fin, la existencia del antiguo municipio. El hallazgo, firmado por Andrés Roldán, Rafael Martínez y Antonio Moreno, acaba de ser publicado en la revista Antiquitas, que edita el Museo Histórico Municipal de Priego de Córdoba.

La zona donde se llevaron a cabo los trabajos se encuentra en el límite actual del suelo urbano, en la ladera occidental de la elevación que identifica a Carcabuey como un pueblo-fortaleza. El entorno -profundizan los autores- es un "excepcional" yacimiento donde se ha constatado un primer asentamiento de la Edad del Bronce, una primera ocupación que se prolongaría de forma ininterrumpida hasta época romana.

Pese a los debates, el topónimo Ipolcobulcula es el más aceptado para denominar el sitio -el gentilicio de Carcabuey es carcabulense-, pues así lo probarían diversos hallazgos epigráficos. El más destacado es una escripción funeraria encontrada tiempo atrás durante una obra en Carcabuey dedicada a un tal Fortunatus, un esclavo público perteneciente, precisamente, a Ipolcobulcula. Como explican distintos autores, rara vez una persona con este estatus iba a encontrarse alejado de la ciudad a la que servía, por lo que el topónimo que aparece en la inscripción debía hacer referencia al lugar donde se encontraba. La lápida, además, mostraba la condición jurídica de municipium del asentamiento, se cree que a partir de época flavia como ocurre con muchos otros núcleos hispanos.

"La consecución de este estatus jurídico supondría, además de reformas de carácter urbano, una reordenación del territorio y la necesidad de establecer unos límites claros", explican los autores. Y, aunque existen diferentes teorías, lo más habitual es que quedara delimitada por los principales accidentes geográficos situados a unos diez kilómetros a la redonda desde el Cerro del Castillo.

Es decir, se conocía Ipolcobulcula por diferentes fuentes históricas y por inscripciones, y se daba por hecho que este municipium romano se situaba bajo la actual Carcabuey, pero había permanecido oculto. Hasta que, durante la ejecución de una zanja para introducir el cableado eléctrico en la calle Virgen, aparecieron una siere de estructuras que desde un primer momento se identificaron como de época romana.

Un depósito que pudo servir a la oleicultura
Los arqueólogos identifican varias estructuras. La primera es una pequeña construcción de opus camenticium, justo en la esquina entre la iglesia y la casa parroquial contigua. Se trataría de un depósito destinado a contener líquido, similar a otros existentes en la Subbética, y los expertos teorizan con que podría tratarse de un “mero” recipiente destinado al almacenamiento de agua para consumo o riego, o bien estar relacionado con un espacio productivo. “Considerando la cantidad de evidencias arqueológicas ya documentadas en la zona, parece claro que, al igual que en la actualidad, la oleicultura debió ser un sector importante en la economía, por lo que no debería extrañarnos la presencia de este tipo de elemento en el ámbito urbano”, exponen.

Tras su abandono, el recinto quedó colmatado por un “interesante” paquete estatigráfico del que se han recuperado fragmentos de cerámica correspondientes a platos y lucernas que los expertos datan en el siglo I después de Cristo, durante el reinado de Claudio.

Una vez amortizado el depósito, su pared meridional sirvió para delimitar un espacio subterráneo o semisubterrráneo, explican los historiadores a la luz de los restos encontrados durante las pequeñas catas.Entre los vestigios, hay numerosos restos cerámicos correspondientes a distintos tipos de recipientes, aunque lo que más llamó la atención fue el hallazgo de cinco pesas de telar junto a dos fragmentos de cerámica con forma de disco que podrían estar vinculados al trabajo textil.

A estos elementos habría que sumar una pieza que los arqueólogos consideran “de gran interés”: un asta o candil derecho de ciervo adulto de seis puntas. Reducida a numerosos fragmentos, se conservaría completa. Como hipótesis, los arqueólogos consideran el hallazgo “un elemento de trabajo desechado o interrumpido, ligado a la elaboración de cilindros de bisagras, usadas con frecuencia en el mobiliario”.

¿Y qué pasó con Ipocobulcula?
Pese a la escasa extensión de los espacios localizados, ya que se prolongan bajo edificios actuales, los arqueólogos lo tienen claro: “Nos encontramos ante los primeros restos conocidos de la Ipolcobulcula de época romana que se excavado, y que muestran, aunque de un modo muy parcial, cómo podría ser el entramado urbano de la ciudad”, exponen Roldán, Martínez y Moreno.

Los arqueólogos, en concreto, vislumbran una disposición en terrazas típica de los poblados de tradición íbera construidos en lugares de elevadas pendientes. Y es que –recuerdan– los espacios documentados se encuentran excavados en la ladera, de forma que sirven para “aterrazarla”, lo que generaría un nivel de “circulación horizontal” a una cota inferior, y por tanto quedan como subterráneos o semisubterráneos en una de sus caras.

“En la arquitectura doméstica romana era bastante común utilizar espacios de estas características con diversas funciones, por ejemplo, para hacer más llevaderas las altas temperaturas del verano”, recuerdan.Se sabe por fuentes documentales que, en época flavia, municipios como Ipolcobulcula vivieron su auge económico y los personajes acaudalados locales invirtieron en la monumentalización del espacio público. En este caso concreto, se conoce la existencia de L. Porcius Quietus, que llegó a costear el foro y un templo.

Los autores teorizan con que, coincidiendo con este florecimiento, la parte más alta del municipio –la hallada durante las catas arqueológicas– pudo abandonarse, pues así se ha documentado por ejemplo en Ategua. Y, con el paso de los siglos, las antiguas estructuras quedaron sepultadas bajo calles, viviendas, jardines e iglesias hasta desaparecer por completo.

11 de septiembre de 2020

Valenzuela impulsa la primera excavación científica en Cerro Boyero

Cerro Boyero es una de las grandes ciudades del primer milenio antes de Cristo en la Península Ibérica. Con sus casi 20 hectáreas de núcleo fortificado constituye una de las tres primeras ciudades antiguas de la provincia de Córdoba, junto al viejo núcleo prerromano de la propia Córdoba en la Colina de los Quemados y a Ategua.

El Ayuntamiento de Valenzuela (Córdoba) está llevando a cabo, desde hace varias semanas, la primera intervención arqueológica científica dentro del área urbana de la imponente ciudad prehistórica y protohistórica de Cerro Boyero de esta localidad.

Así lo ha indicado el Consistorio de Valenzuela en una nota en la que ha detallado que el alcalde, Antonio Pedregosa, y el concejal de Cultura de este Ayuntamiento, Ildefonso Ruiz Sabariego, han mostrado su satisfacción por ver cumplido un proyecto en el que llevan trabajando desde hace años, y al mismo tiempo han querido agradecer la colaboración altruista de los propietarios de los terrenos.

“Esta actuación partió de la necesidad de limpieza y restauración de una antigua cisterna a bagnarola que se hallaba parcialmente a la vista desde hace varias décadas, en malas condiciones de conservación y en abierto proceso de deterioro, y se ha materializado en un proyecto aprobado por la Consejería de Cultura a través de su Delegación Territorial en Córdoba”, ha afirmado el alcalde.

Cerro Boyero es una de las grandes ciudades (poleis) del primer milenio antes de Cristo en la Península Ibérica. Con sus casi 20 hectáreas de núcleo fortificado constituye una de las tres primeras ciudades antiguas de la provincia de Córdoba, junto al viejo núcleo prerromano de la propia Córdoba en la Colina de los Quemados, y a Ategua.

Todas ellas (y algunas más) importantes núcleos urbanos dentro del denso territorio de la civilización prehistórica y protohistórica de la Campiña del Medio Guadalquivir, que en su fase final (ss. V-I a.C.) formaba parte de la Turdetania y era territorio central del pueblo de los Túrdulos.

El Ayuntamiento de Valenzuela lleva más de una década demostrando su compromiso con el patrimonio histórico local con diferentes actividades, como la publicación en 2015 de un remarcable libro de Historia de Valenzuela. También y en colaboración con otras administraciones, especialmente la Consejería de Cultura, han impulsado la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) del yacimiento de Cerro Boyero, aprobada en 2018.

“En esta colaboración queremos reconocer la implicación atenta y favorable el veterano arqueólogo de la Delegación de Cultura de Córdoba, Alejandro Ibáñez al que siempre estaremos agradecidos”, ha puesto de manifiesto Antonio Pedregosa.

EXCAVACIÓN
Actualmente se está realizando la excavación arqueológica sobre un espacio de unos cien metros cuadrados con el objetivo de recuperar este elemento patrimonial y estudiar el área de las murallas meridionales del asentamiento, en la que se ubica la cisterna.

Hasta el momento están apareciendo numerosos restos de muros domésticos y de posibles fortificaciones, todavía en estudio, con materiales asociados, que van desde el Calcolítico (tercer milenio a.C.) hasta el final de la República Romana, en el siglo primero antes de Cristo, que es cuando parece que se abandona casi por completo la ciudad.

El equipo científico arqueológico lo componen varios historiadores y arqueólogos del grupo de investigación ‘Arqvipo’, especialmente Pablo Casado, Rafael Saco, Ildefonso Martínez y Violeta Solís, siendo el director de la excavación en esta ocasión el historiador y arqueólogo de Porcuna, Fernando Enrique Salas Herrera.

En el resultado de esta actividad, aún en ejecución, se pretenden unir la investigación científica, conservación y restauración del patrimonio, con la socialización de un espacio patrimonial, con el fin de adecuar este espacio para su visita.

“En el futuro, cuando los hallazgos se puedan mostrar al público, este yacimiento será un pequeño botón de muestra del potencial arqueológico de la antigua ciudad, y servirá de punto de partida para continuar con futuras intervenciones que se sumen a ella, aportando un granito de arena más al patrimonio histórico y cultural de los vinagorros, de los cordobeses y de la humanidad”, ha apostillado el alcalde.

12 de junio de 2020

Descubren un gran templo tardo-romano bajo una ermita de Soneja (Castellón)

Los expertos proponen una primera cronología de alrededor de los siglos VI-VII, datación que coincidiría con la conversión al catolicismo de la población visigoda, llevada a cabo hacia el año 589. Incluye el baptisterio más inmersión más antiguo de la diócesis de Segorbe-Castellón.
En el interior de la ermita han documentado un gran templo con más de 20 metros de longitud. FOTO: GOZALBO
Los trabajos arqueológicos llevados a cabo durante estas últimas semanas en la ermita de San Francisco Javier de Soneja han sacado a la luz importantes hallazgos para la historia de la iglesia diocesana de Segorbe-Castellón ya que se ha descubierto el baptisterio por inmersión más antiguo de la diócesis.

Así lo manifestaba el vicario general de la propia diócesis, Javier Aparici, en la visita que realizó este miércoles junto al arquitecto diocesano Ángel Albert y David Montolío, de la Delegación de Patrimonio también de la diócesis.

Aparici ha destacado que "el descubrimiento permite sacar a la luz la comunidad cristiana más antigua conocida de la diócesis de Segorbe-Castellón perteneciente a los siglos iniciales del cristianismo en nuestras tierras valencianas", según han informado fuentes de la diócesis.

El equipo de restauración desveló hace algunos días diferentes fases constructivas del edificio barroco y neoclásico e importantes restos históricos tardoantiguos de gran importancia para la historia religiosa de la diócesis.

GRAN ESTRUCTURA RELIGIOSA

David Montolío ha señalado que "dentro de la gran estructura religiosa datada más de mil años antes del inicio de la construcción de la ermita y con orientación norte-sur se ha ubicado la presencia de un gran templo, con una nave principal de más de veinte metros de longitud, con numerosos enterramientos vinculados y una gran capilla bautismal adyacente, con una fuente por inmersión excavada en el suelo".

La estructura bautismal, ubicada en el centro de una construcción propia, dispone de tres escalones de ingreso y otros tres de salida y responde a otras similares localizadas arqueológicamente en ámbito hispánico, en este caso de planimetría circular y probablemente –según el arqueólogo que lleva a cabo estos trabajos, Rafael Martínez- tendría estuco decorativo en sus paredes a raíz de los fragmentos documentados.

El recinto se complementa con muros de mampostería y argamasa de cal y la presencia de fosas simples y múltiples, con cubierta de losas de piedra y enterramientos humanos en su interior, un pavimento central realizado en opus signinum (material de construcción utilizado en la antigua Roma) a modo de vía sacra.

Todo ello ha permitido a los expertos proponer una primera cronología de alrededor de los siglos VI-VII, datación que coincidiría con la conversión al catolicismo de la población visigoda, llevada a cabo hacia el año 589.

Los investigadores han encontrado también restos de mármoles y molduras trabajadas y estucos decorados que hablan de la gran riqueza interior que debió tener el edificio en su tiempo de máximo esplendor.

27 de enero de 2020

Un poblado de hace 5.000 años en pleno casco urbano de Córdoba

La excavación bajo el hospital de La Arruzafa encuentra los cuerpos de cuatro personas que vivieron en el cuarto milenio antes de Cristo, la evidencia más antigua de la presencia humana en la Edad del Cobre en Córdoba.  El estudio contradice la tesis de que el origen de los asentamientos humanos de la ciudad están en la Colina de los Quemados
Fosa común con los restos de los cuatro individuos de hace 5.000 años. FOTO: RAFAEL MARTÍNEZ 
Desde hace décadas, la tesis académica y la más popular señala que los primeros poblados se asentaron en la zona que hoy ocupa el casco urbano de Córdoba sobre la Colina de los Quemados, en lo que hoy es el parque Cruz Conde, entre el final del Neolítico y los inicios de la Edad del Cobre. Sin embargo, hay pocas evidencias arqueológicas que señalen que aquel antiguo poblado fue el primer asentamiento cordobés. Ahora, un descubrimiento arqueológico revolucionario, señala lo contrario. Bajo lo que hoy es casco urbano de Córdoba han aparecido indicios de que el suelo de lo que hoy es la ciudad ya tenía presencia humana hace 5.000 años, en plena Edad del Bronce.

Una investigación de la Universidad de Granada en colaboración con Arqueoqurtuba desarrollada desde el año 2014 en la zona de ampliación del hospital de La Arruzafa ha descubierto una fosa común en la que han aparecido los cadáveres de cuatro personas: dos niños, un adolescente y un adulto. Los investigadores saben qué dieta seguían, sus edades, que eran agricultores y que vivieron en algún momento del siglo XXXI antes de Cristo, hace la barbaridad de 5.100 años, en lo que parece ser un poblado que se localizaba en el glacis de El Brillante, una zona entre dos arroyos, protegida naturalmente y con una tierra muy rica para los cultivos que ya se estaban desarrollando. Pero lo más revolucionario es que es el asentamiento humano más antiguo que se conoce en pleno casco urbano de Córdoba. O los primeros cordobeses de los que se tiene noticia.

La investigación ha sido desarrollada por Rafael M. Martínez Sánchez, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada; Rafael Clapés Salmoral, arqueólogo autónomo: Luis Rey Tovar Acedo, de Arqueoqurtuba: Fátima Castillo Pérez de Siles, de Arqueoantropología: Inmaculada López Flores, del de Prehistòria, Arqueologia i Hª Antiga, Universitat de València; Antonio Morgado-Rodríguez, de la Universidad de Granada; Guillem Pérez Jordà, de la Universidad de Valencia: Leonor Peña-Chocarro, del Instituto de Historia; y Úrsula Tejedor García, de Arqueoantropología.

Rafael Martínez, uno de los mayores expertos en Prehistoria en Córdoba, señala que “probablemente si se excava cerca habrá más estructuras, un poblado calcolítico más extenso”. Martínez explica además que este hallazgo reformula ese concepto “prístino” de que hubo un poblado en la Colina de los Quemados, el de la antigua Córdoba, que en el siglo III antes de Cristo observaron los romanos, lo conquistaron y asimilaron en la ciudad actual.

Al contrario, este hallazgo, y otros recientes, evidencia que durante la Edad del Cobre el Valle del Guadalquivir tenía una “gran densidad de población”, configurada en una especie de “Vía Láctea” de muchos poblados cercanos que se aprovechaban de los recursos naturales que ofrece la zona, como las propias vegas del Guadalquivir y desde luego la zona de huertas y tierras para el cultivo de cereal de los alrededores.

“La Arruzafa se relacionaría con el aprovechamiento del glacis del Brillante y de parte de las tierras que con el tiempo se convertirían en las productivas huertas del alfoz de la ciudad de Córdoba”, abunda Martínez. El estudio ha sido publicado esta semana en el International Journal of Osteoarchaeology. Próximamente se publicará otro en la revista Antiqvitas, con los detalles de la excavación. “Los restos de la Arruzafa constituirían las estructuras constructivas de mayor antigüedad detectadas hasta el momento en el casco urbano de la ciudad, no conociendo hasta el momento materiales anteriores al III milenio en la Colina de los Quemados. La Arruzafa, pues, arrancaría de momentos finales del IV milenio antes de Cristo, momento en el que en todo el valle del Guadalquivir cristaliza una trama de asentamientos campesinos de pequeña extensión con una densidad sin precedentes arqueológicos conocidos”, detalla.

RESTOS DE LA FINCA DE ABDERRAMÁN I
La Arruzafa se excavó hace ocho años. Allí, la arqueóloga Fátima Castillo descubrió una importante estructura de los siglos VIII y IX bajo el hospital de la Arruzafa que podrían corresponderse con los restos de la gran finca de Abderramán I. Pero bajo esa imponente estructura había más restos. Uno de sus pilares partía en dos una fosa común con cuatro individuos. La sorpresa fue mayúscula cuando después de hacerle todas las pruebas científicas se llegó a la conclusión de que habían vivido hace 5.000 años.

“Son cuatro personas que murieron en un mismo evento”, señala Martínez, que insiste en que “desconocemos si tuvieron una muerte violenta o no”. Eso sí, “acabaron en una fosa y no sabemos si había más” personas, ya que “falta más de la mitad” porque se cortó para un cimiento islámico. Las pruebas han determinado que “comían cereales”. Y el niño pequeño, de unos cuatro años, era “todavía lactante”.

“La ocupación prehistórica de este sector del glacis del Brillante conocido como La Arruzafa, y sucesión de fases arqueológicas de cronología posterior documentada sobre ella, representa un ejemplo palpable de un hábitat reiterado beneficiado de unas condiciones topográficas y ecológicas óptimas”, detalla el arqueólogo, que señala que no es un “caso único”. Hay más evidencias de otros yacimientos. En 2004 se encontró uno similar en Alcolea. También ha habido hallazgos junto al puente de Ibn Firnás. “En este caso pues, una trama atomizada compuesta por distintos asentamientos a lo largo del territorio dispuesto bajo el arco serrano cordobés, podría encarnar la imagen prístina que precede a la génesis de Córdoba como ciudad histórica”, concluye esta investigación.

9 de julio de 2018

La UMU saca a la luz el Martyrium de La Alberca

Arqueólogos, investigadores del Cepoat y alumnos de la Facultad de Historia de la Universidad de Murcia participan en la limpieza de este monumento tardorromano de la primera mitad del siglo IV
Es uno de los monumentos tardo romanos más importantes de la península.
Durante años fue saqueado en busca de tesoros, pero ahora los investigadores de la Universidad de Murcia (UMU) quieren recuperar y dar a conocer la historia del Martyrium de La Alberca. Muchos de los vecinos de esta pedanía de Murcia no son conscientes del valor que tiene este monumento tardorromano de la primera mitad del siglo IV, muchos otros no saben tan siquiera que existe cuando pasan cerca de la calle La Paz, pero esto precisamente es lo que se quiere cambiar gracias a la iniciativa en la que se ha empezado a trabajar. Para ello ya se han desarrollado dos campos de trabajo que se celebraron el pasado mes de junio y en los que participaron arqueólogos, investigadores del Cepoat (Centro de Estudios del Próximo Oriente y la Antigüedad Tardía) y alumnos de la Facultad de Historia, quienes han limpiado el terreno para sacar a la luz este tesoro.

Aunque es conocido como Martyrium de La Alberca, es más correcto hablar de mausoleo, ya que en los primeros se rendía culto a un santo y en éste no se han encontrado restos que así lo indiquen. Está considerado uno de los monumentos tardorromanos más relevantes de la Península Ibérica y siempre ha estado relacionado con el cristianismo, aunque existe un malestar generalizado entre los expertos por la escasa atención que se le ha prestado para preservarlo. El edificio tiene una planta rectangular con una cámara subterránea que era utilizada como cripta y en la que se encontraban los sarcófagos, cámara que contaba con unos contrafuertes para levantar la nave y en la que había cinco pilares de refuezo en cada una de las dos paredes exteriores.

MOSAICOS
La entrada está muy destruida y por ahí se baja por unas escaleras hasta la construcción subterránea donde está la cripta con cuatro tumbas y el recinto del ábside, con el que no había comunicación. Esa misma entrada está construida en piedra de sillería y de ella se pasaba a un vestíbulo previo en el que se encontraron restos de mosaico y unas pocas líneas de teselas blancas y negras.

José Antonio Molina, profesor de Historia Antigua de la UMU y miembro del equipo que está liderando el proyecto, explica que este mausoleo formara parte, probablemente, de una villa romana, entornos que se solían amurallar para huir de la represión de los gobernantes de la época y que contaban con sus propias zonas de cultivo. Una teoría que concuerda con la aparición en el mismo espacio de una alberca para almacenar agua, infraestructura hidráulica de grandes dimensiones que era visible a más de un kilómetro de distancia y que quizá fuera el origen del nombre actual de la pedanía.

Bajo el imperio romano (siglos IV y V) se produjo una gran ruralización y los habitantes huían de las ciudades, por ello surgió una época de esplendor de las villas romanas.

Molina, que participa en esta iniciativa junto a Rafael González, José Ángel Castillo y José Javier Martínez, resalta que toda esta zona está protegida, ya que el mausoleo forma parte del catálogo nacional al ser declarado Monumento Histórico Artístico de Interés Nacional en el año 1931, de ahí que no se pueda construir en el entorno y que hace unos años fuera paralizada la obra de un nuevo edificio cuya estructura ha quedado junto al Martyrium de La Alberca.

En la Península Ibérica hay varios mausoleos romanos, aunque uno de los paralelismos más importantes se encuentra en la Cámara Santa de Oviedo o Cripta de Santa Leocadia al tener el mismo planteamiento que el de esta pedanía murciana.

Sin embargo, este martyrium no fue bien excavado porque tras descubrirse, en el siglo XIX, se creó una asociación para su explotación que casi significó la ruina del yacimiento, ya que su labor principal se centró en la depredación y búsqueda de tesoros que se suponían ocultos en el lugar.

Ahora, los investigadores de la UMU han recibido autorización del Ayuntamiento de Murcia y de la Dirección General de Bienes Culturales de la Comunidad Autónoma para llevar a cabo en esta zona obras de limpieza y acondicionamiento. «Gracias a ellas queremos que las estructuras sean más visibles y poder hacer estudios de los materiales y consolidar las estructuras si es necesario», indica el profesor José Antonio Molina, quien no pierde la esperanza de que las Administraciones se impliquen y hagan el lugar visitable con una cartelería adecuada que sitúe al ciudadano ante el gran monumento que es este mausoleo.

13 de marzo de 2018

Un estudio genético desvela la singularidad de los neoliticos peninsulares

Un estudio multidisciplinar, realizado por un equipo internacional de investigadores que combinó datos arqueológicos, genéticos y químicos y que hoy se ha publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, confirma que los íberos neolíticos muestran diferencias genéticas con los agricultores migrantes que se establecieron en Europa Central y del Norte hace más de 7.000 años.
Idealización del enterramiento neolítico en la Cueva de Los Cuarenta. AUTOR: GUADALUPE GÓMEZ
El equipo liderado por Cristina Valdiosera, analizó restos humanos de 13 individuos del norte y sur de España, incluyendo de Atapuerca. El estudio también abarcó sitios importantes como la Cueva de los Murciélagos, en Zuheros (Cördoba), de donde procede el genoma de un granjero neolítico de hace 7.245 años, lo que lo convierte en el genoma secuenciado más antiguo del sur de España y representa al de los primeros agricultores de la zona. El nuevo estudio demuestra que los íberos neolíticos muestran diferencias genéticas con los agricultores migrantes que se establecieron en Europa Central y del Norte y viene a confirmar que los primeros agricultores llegaron a la región siguiendo una ruta costera a través del norte del mar Mediterráneo.

“Esto sugiere que los primeros agricultores se remontan a los primeros neolíticos que emigraron a la península y que las posteriores contribuciones de sus homólogos centroeuropeos fueron menores”, explica Valdiosera. A pesar de otras posibles entradas a Iberia, como el norte de África o Europa continental, los investigadores no encontraron diferencias regionales sustanciales dentro de la península. 
Enterramiento neolítico en la Cueva de Los Murciélagos
en Zuheros (Córdoba). FOTO: ANTONIO MORENO

Por otra parte, Juan Carlos Vera, profesor de Prehistoria de la Universidad de Huelva, coautor del estudio y responsable de las intervenciones en las Cuevas de los Murciélagos y de Los Cuarenta, destaca que "significativamente, el genoma secuenciado más antiguo de un agricultor neolítico de Andalucía, un individuo masculino de la Cueva de los Murciélagos perteneciente a la Cultura de la Cerámica a la Almagra, coincide a grandes rasgos con otros genomas secuenciados recientemente, procedentes de regiones como Cataluña pero asociados a la denominada Cultura Cardial".

Asímismo, Torsten Günther, genetista y coautor del estudio añade que “si bien las diferencias geográficas parecen menores, sí vemos algunas diferencias a lo largo del tiempo debido a la interacción y el intercambio genético entre grupos”.

Los primeros agricultores ibéricos muestran niveles notablemente bajos de diversidad genética, lo que indica que la primera ola de migración oriental para establecerse en la península fue relativamente pequeña. Después de este período inicial de baja diversidad, las poblaciones recién llegadas crecieron en tamaño y se mezclaron con los cazadores-recolectores locales, aumentando rápidamente la diversidad genética durante los períodos posteriores. Esto confirma que la historia genética de la zona fue única ya que ha sido influida fundamentalmente por la principal migración prehistórica asociada con la introducción de prácticas agrícolas, conocida como la revolución neolítica.

DIETA DE CULTURAS AGRÍCOLAS
Los autores también investigaron la dieta de estos agricultores neolíticos durante casi 4.000 años, y los resultados mostraron que, a pesar de la interacción biológica significativa entre grupos culturalmente diferentes, la cultura agrícola predominó desde el principio y continuó a lo largo del tiempo. El arqueólogo molecular Colin Smith, otro de los expertos involucrados en el estudio, señala que “curiosamente, si bien observamos una afluencia genética sustancial de ascendencia cazadora-recolectora en los agricultores a lo largo del tiempo, la dieta de estos primeros agricultores no cambia. la dieta es característica de las culturas agrícolas y persiste temporal y geográficamente a lo largo de milenios”.
El estudio ilustra la importancia de la investigación interdisciplinaria para comprender la complejidad de la prehistoria europea.

YACIMIENTOS E INVESTIGADORES 
De los seis yacimientos arqueológicos cuyas secuencias genómicas se presentan en primicia, la mitad son andaluces y más concretamente, cordobeses. Además de la Cueva de los Murciélagos de Zuheros (Neolítico Antiguo), se presentan genomas de la Cueva de los Cuarenta (Neolítico Final) con 5700 años de antigüedad, y del Abrigo rocoso de El Pirulejo, de aproximadamente 4000 años (Bronce Antiguo), ambos situados en Priego de Córdoba. TAmbién se han estudiado los restos humanos procedentes del yacimiento arqueológico del Portalón, en Atapuerca (Burgos). Los análisis genómicos se han llevado a cabo mediante ultrasecuenciación de última generación. 

Entre los expertos españoles que han participado en el estudio también se encuentra Rafael M. Martínez Sánchez, como investigador contratado del Programa "Juan de la Cierva" adscrito al Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, y miembro del equipo investigador de la Cueva de Los Cuarenta.

20 de abril de 2016

Descubren un espacio sepulcral de la Edad del Cobre en una cueva de Obejo (Córdoba)

Allí se han encontrado los restos humanos de cinco individuos de ambos sexos que fueron depositados sobre lechos de corcho. Junto a ellos había siete vasos de cerámica. Los expertos creen que la cueva fue acondicionada como espacio sepulcral.
Miembros del G-40 trabajando en el yacimiento descubierto en Obejo. FOTO: G40.
Hace más de 5000 años, algo revolucionario sucedió. Se fue fraguando muy lentamente, en parte a través de aprendizaje y desarrollos locales, pero también gracias a viajeros y conocimientos compartidos en el resto de Europa y el Mediterráneo. Así, las culturas presentes en el Sur de la Península Ibérica, poco a poco, empezaron a controlar el uso de los metales. Las técnicas más avanzadas en la talla de instrumentos y armas de piedra, dieron paso a la tecnología del martillado y fundición. Y con ella, del Neolítico se saltó a una nueva edad histórica: la Edad del Cobre y del Bronce.

En Sierra Morena, en lo que actualmente es la provincia de Córdoba, por aquel entonces, se comenzaban a explotar las vetas de mineral de cobre en la zona de Cerro Muriano. Algunas comunidades del entorno fundaron asentamientos más estables. Allí vivieron, allí murieron y una de sus tumbas acaba de ser encontrada e investigada en Obejo.

El contexto excavado es uno de los ejemplos más antiguos de uso funerario en esa zona de Sierra Morena, en donde, a diferencia de la comarca de Los Pedroches y el Alto Guadiato, los dólmenes escasean. Se encuentra en Peña Calera, en el valle del Guadalbarbo. Y ya ha sido investigado por un equipo de arqueólogos y antropólogos de las universidades de Córdoba, Granada y Huelva, coordinados con miembros del grupo espeleológico G-40 y con el apoyo del Ayuntamiento de Obejo, autorizados por la Delegación Provincial de Cultura en Córdoba.

PAISAJE ESCARPADO
Se trata de una zona elevada y rocosa. Allí en una cueva propia de la zona -una diaclasa-, miembros del Grupo Espeleológico G-40 encontraron un habitáculo en la roca donde asomaban restos de hueso y cerámica. Conscientes de su interés, inmediatamente dieron cuenta a la Delegación de Cultura en Córdoba. Informados los investigadores, y tras realizar el proyecto de estudio, comenzó la intervención arqueológica, la cual se desarrolló durante la pasada Semana Santa.


En esta angosta y claustofóbica diaclasa, con un espacio de apenas dos metros útiles, y donde en ningún momento era posible mantenerse erguido, los arqueólogos han encontrado los restos de al menos cinco individuos. Entre los distintos huesos hallados destaca un cráneo completo. Uno de los aspectos que más ha llamado la atención de los investigadores es que los cadáveres fueron depositados en una oquedad tapizada de bloques de piedra sobre la que se depositaron planchas de corcho. “El espacio en sí es muy seco y eso ha afecto a la conservación de los huesos, pero esta materia vegetal se ha preservado muy bien”, señala el arqueólogo de la universidad de Granada Rafael Martínez.

PLANCHAS DE CORCHO
En un primer momento, los científicos pensaron que el corcho pudo haber sido introducido por animales que, durante milenios, han usado este mismo espacio como letrina, nido y madriguera. “Pero la disposición y el corte preciso de las planchas denotan que se trata de una materia prima trabajada, muy probablemente colocada con un objetivo funerario”, indica el experto. Los cuerpos, muy probablemente, fueron depositados sobre las planchas en posición fetal. Queda realizar los estudios antropológicos de laboratorio para confirmar género y edad de los inhumados, aunque se apunta la presencia de individuos de ambos sexos y al menos un preadulto. Por otro lado, se van a realizar dataciones de radiocarbono para precisar la edad del yacimiento, aunque todo parece indicar que corresponden aproximadamente al 3200 antes de Cristo.

SIETE VASOS DE CERÁMICA
Junto a los huesos, también se han encontrado siete vasos de cerámica -de los cuales dos están intactos y otros tantos corresponden a fragmentos- y un punzón de hueso. La forma de algunos de los vasos, dotados de un diseño muy particular, con carena, es muy característico de este momento cronológico que, en este caso, lo sitúan en los inicios de la Edad del Cobre. “Se trata del momento en el que se constata una gran cantidad de asentamientos más o menos permanentes en la zona de la campiña, vega del Guadalquivir, y como se demuestra ahora, también en áreas de Sierra Morena. Será este momento cuando se documenten los primeros poblados estables en el actual casco urbano de Córdoba, incluyendo la zona de la Arruzafa y la barriada de Alcolea”, explica Martínez.

Los investigadores creen que la cueva fue acondicionada como espacio sepulcral a golpe de maza: “Se preparó el lugar, incluso se rompieron algunas estalactitas, y se terminó cerrando con varios bloques de piedra” termina Rafael Martínez. Y así ha permanecido durante 5200 años. Hasta hoy.

16 de marzo de 2015

Nuevos hallazgos revelan la existencia de otra importante villa romana en Cabra (Córdoba)

Las donaciones realizadas por un particular al Museo Arqueológico de Cabra han servido para localizar una posible villa romana de la que no se tenía conocimiento hasta ahora. Podría tratarse de la segunda villa romana en importancia en el municipio después de la del Mitra, cuya declaración B.I.C. podría producirse en las próximas semanas.
El delegado de Cultura y Patrimonio de Cabra, Javier Ariza junto al director del Museo Arqueológico, Antonio Moreno.
Parte de una nereida o ninfa del mar de época romana, que podría haber formado parte de una fuente decorada con conchas, piñas y animales marinos donada por el egabrense Rafael López al Museo Arqueológico Municipal han servido al Ayuntamiento de Cabra para descubrir, gracias a la colaboración ciudadana, la existencia de un posible yacimiento arqueológico de una villa rural romana de primer orden de la que no se tenía constancia hasta el momento.

Así lo ha explicado el delegado municipal de Cultura y Patrimonio, Javier Ariza, junto al director de museo, el arqueólogo Antonio Moreno, indicando que la existencia de la villa, ubicada en la zona norte del término municipal egabrense y en el entorno del arroyo de la Marcenilla, ha sido ya puesta en conocimiento de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

HALLAZGO FORTUITO

La pieza, que está siendo estudiada por especialistas de la Universidad de Barcelona por la rareza que presenta en su fisonomía, fue encontrada de forma fortuita en una zona en la que se han hallado desde la existencia de sillares a restos de cerámica y de columnas de épooca romana entre otros restos, añadía el arqueólogo, si bien en superficie no se han detectado restos de estructuras de muros pertenecientes a algún tipo de edificación.


150 YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS
De confirmarse, sería la segunda villa rural romana de importancia existente en Cabra junto a la del Mitra y para la que su declaración como Bien de Interés Cultural podría ser decretada por la Consejería de Cultura en las próximas semanas. Y es que como recordaba el arqueólogo, el término municipal de Cabra es muy rico en patrimonio arqueológico, ya que se tienen constatados unos 150 yacimientos, de los cuales unos 80 serían de época romana.

El hallazgo fue dado a conocer en el transcurso de la presentación de la donación de la pieza que Rafael López ha hecho al Museo Arqueológico Municipal, junto a otras donadas recientemente por fray Guillermo Triano, Miguel Martínez Ecija y Francisco Payar, encontradas fortuitamente y cuyo gesto agradecían tras calificarlos como "ciudadanos ejemplares", por lo que han invitado al resto de vecinos a hacer lo mismo.

Las piezas que estos últimos han donado al museo, que ha registrado 1.859 visitas desde su reapertura el pasado 28 de febrero, son un instrumento musical de viento y una jarra doméstica decorada de época andalusí; dos ánforas --una de época moderna y un fragmento de época romana-- y una pieza metálica de la iluminación doméstica del siglo XVIII procedente, según testimonio, de la casa de Doña Leonor de Guzmán.

(Fuente: DIario Cördoba / José Moreno)

6 de febrero de 2014

Aparece en El Carpio (Córdoba) una estela funeraria de hace 3.000 años

Se trata de una estela funeraria del bronce final, de la primera mitad del primer milenio antes de Cristo. La superficie grabada muestra, arriba, una figura humana, que correspondería al cuerpo inerte de un jefe guerrero, junto a sus más preciadas posesiones: una espada, un arco con flecha.

La asociación Amigos del Museo Histórico de El Carpio (Córdoba) , apoyada en la tesis de Rafael Martínez Sánchez, miembro del Área de Prehistoria de la Universidad de Córdoba, ha descubierto una sorprendente estela funeraria de unos 3.000 años de antigüedad, en la torre de Garci Méndez de El Carpio.

PROCEDE DE LA TUMBA DE UN GUERRERO
Según Martínez Sánchez, se trata de una estela funeraria del bronce final, de la primera mitad del primer milenio antes de Cristo. La superficie grabada muestra, arriba, una figura humana, que correspondería al cuerpo inerte de un jefe guerrero, junto a sus más preciadas posesiones: una espada, un arco con flecha.

En su sección inferior, y de espaldas, con largos cuernos, pendientes, puñal, espejo y hoz, se visualiza la figura de un «chamán» de la tribu o un familiar, que le acompaña en el ritual de enterramiento. Así, según las investigaciones realizadas, el lugar de origen de la estela, con mucha probabilidad, se situaría en la cercana población de Alcocer, a un kilómetro del casco urbano y junto a la actual ermita de San Pedro, lugar, desde donde, en el siglo XIV, se extrajeron y reutilizaron muchas piezas que hoy componen la torre de Garci Méndez, construida en el año 1325.

Tras diversas excavaciones arqueológicas se localizaron piezas de un poblado prehistórico en la zona, que contenía restos de otras culturas, hasta su despoblamiento en la Baja Edad Media. Los autores del hallazgo pretenden ahora darlo a conocer y mostrar el valor del patrimonio.

(Fuente: ABC / Andrés Orgaz)

2 de diciembre de 2013

El hallazgo de un un texto árabe del S.VIII confirmaría la reocupación andalusí de Los Bañales (Zaragoza)

En el yacimiento de Los Bañales, en Uncastillo (Zaragoza) ha aparecido un texto en árabe pintado sobre una escápula (omóplato) de vaca y fechado, según las primeras investigaciones, a finales del siglo VIII o principios del IX. De confirmarse el uso didáctico de esta pieza habrá que pensar que en el siglo VIII la población era lo suficientemente importante como para tener una escuela
Un hallazgo casual, probablemente favorecido por las lluvias de las últimas semanas, está ‘revolucionando’ a los especialistas en al-Ándalus.El hallazgo tiene gran importancia, toda vez que hasta ahora solo se conocían en España 29 huesos con textos en árabe, y éste no solo es el más largo de los que se conocen, sino que también es el único pintado: el resto fueron grabados con un cincel en el hueso. La pieza encontrada en Uncastillo puede ser además la clave que explique la función de estas piezas, sobre las que han circulado dos teorías enfrentadas, y que finalmente parece ser que podrían tener fines didácticos. Pero todavía es muy pronto para extraer conclusiones definitivas.

«La pieza la encontró, a simple vista, uno de los colaboradores de la excavación en El Pueyo de los Bañales –relata el director de los trabajos, Ángel A. Jordán–. Fue en una zona que había excavado José Galiay en los años 40, por lo que pensamos que la pieza ha aflorado con las lluvias de los últimos días». Mide 25 por 14 centímetros y está en buen estado de conservación. Presenta un agujero, lo que indica que en su día estuvo colgada, y los salientes del dorso están rebajados, tarea que se realizó para facilitar que se apoyara en una superficie plana.

DOS TEORÍAS SOBRE SU USO
«La primera línea del texto se lee bastante bien: es el inicio de una sura del Corán, lo cual le da un gran valor a esta pieza –subraya Jordán–, porque la mayoría de los textos que se han encontrado hasta ahora escritos sobre hueso son simples alfabetos». El revuelo que ha creado la escápula ha hecho que las noticias se sucedan casi a diario desde que fue encontrado la pasada semana. Ayer mismo, un especialista confirmaba al arqueólogo «que la caligrafía es similar a la de coranes procedentes del ámbito mediterráneo, de un momento muy temprano, de finales del siglo VIII o principios del IX».

Pero la pieza, como sus precedentes, en su mayor parte inscritos también en escápulas, está envuelta todavía en numerosos enigmas. ¿Qué uso tenía?

«Sobre este tipo de piezas existe cierta controversia científica. Hay quien dice que eran amuletos mágicos que se empleaban para proteger las cosechas, porque muchos de ellos se han encontrado cerca de silos. Otros, sin embargo, han defendido que se trataba de una especie de ‘pizarras’ donde se aprendía a escribir». Según esta hipótesis, en una de las caras estaría el alfabeto, grabado sobre el hueso, y la otra se utilizaría para ir escribiendo con tinta. El problema es que los huesos encontrados hasta ahora estaban en muy mal estado, y el texto en tinta, si existió, no se ha conservado. Sí, en cambio, el alfabeto grabado. El hueso de Uncastillo encajaría en esta hipótesis si tuviera el alfabeto inscrito al dorso del texto escrito en tinta. ¿Lo tiene?

¿REESCRIBIR LA HISTORIA DE LOS BAÑALES?
«No podemos asegurarlo. Parece que se aprecian algunos trazos, pero queremos esperar a que la pieza sea restaurada por especialistas antes de pronunciarnos». Virgilio Martínez Enamorado, investigador de la Escuela de Estudios Árabes de Granada, y el cordobés Rafael Carmona han iniciado ya el estudio del texto.


Si se confirma finalmente que este tipo de piezas tenían un uso didáctico, ello ofrecería nuevos perfiles para la historia de Los Bañales. «Sabíamos que el enclave estuvo poblado en época ibérica y romana, pero hasta ahora se pensaba que hacia el siglo IV era ya un bosque de ruinas –asegura Jordán–. Si se confirma el uso de esta pieza habrá que pensar que en el siglo VIII la población era lo suficientemente importante como para tener una escuela. Algo ya vislumbrábamos: excavamos una despensa árabe y nos encontramos 13 tinajas enteras en ella, lo que prueba la importancia de la vivienda, y del poblamiento en general».

SIN AYUDA ECONÓMICA
Ángel A. Jordán dirige las excavaciones en El Pueyo de los Bañales, unos trabajos que se realizan los domingos sin ningún tipo de ayuda económica (con alumnos voluntarios de Tudela, Gallur, Tarrasa, Madrid...) en dos fases: abril-mayo y septiembre-octubre.

El equipo limpió primero el área excavada por Galiay, y el año pasado emprendió el trabajo en el resto. Ahí es donde apareció la despensa de
siglo VIII, lo que les permite concluir: «Tenemos una ciudad con mil años de historia».