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19 de septiembre de 2024

Confirman «la singularidad» de dos fortificaciones romanas de A Coruña

El arqueólogo de la Universidad de Salamanca (USAL) José Manuel Costa coordina el proyecto ‘Roma en el Finis Terrae’ financiado por la Diputación de A Coruña y que estudia el inicio de la conquista romana en el noroeste de la Península. La investigación acaba de ser presentada en el principal encuentro mundial sobre arqueología militar romana ‘XXVI Congreso Internacional sobre la Frontera Romana’ en Batumi (Georgia)
 Francisco Alonso Toucido, Manuel Gago, Xosé Manuel Penas y José Manuel Costa durante la presentación de los resultados en la Diputación de A Coruña (Foto: Anxo Miján)

Desde finales del siglo pasado la arqueología militar romana en España ha vivido una verdadera revolución, lo que ha supuesto una importante mejora para la investigación española en este campo, muy retrasado respecto al de otros países de Europa. Si hacia 1990 únicamente se conocían 11 yacimientos militares romanos de época altoimperial en la zona norte de la Península Ibérica, en la actualidad, la literatura científica ya recoge cerca de un centenar de estos emplazamientos que han podido ser identificados y estudiados por medio de metodologías completamente renovadas.

En este contexto se sitúa el proyecto de investigación ‘Roma en el Finis Terrae’, que, coordinado por la Universidad de Salamanca y financiado por el Área de Cultura de la Diputación de A Coruña, se desarrolla con el principal objetivo científico de ahondar en el conocimiento de los momentos iniciales de la conquista romana en el noroeste de la Península. Una investigación que ha permitido confirmar “la singularidad de las fortificaciones romanas de Santa Baia (A Laracha) y El Castrillón (Touro) en A Coruña, erigidas en sitios arqueológicos previos, de la Edad del Hierro”, explica a Comunicación USAL José Manuel Costa, del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Salamanca y coordinador de la iniciativa.

El objetivo general del proyecto de investigación y divulgación -en el que también participa la Universidad de Santiago de Compostela y cuya ejecución arqueológica corre a cargo de la empresa Tempos Arqueólogos - persigue dar a conocer y poner en valor sitios militares del ejército romano en A Coruña. Para ello, el trabajo se concentró en el estudio de estos dos yacimientos singulares, descubiertos en los últimos años mediante técnicas de detección remota y excavados en 2023 por miembros del colectivo de investigación romanarmy.eu, también con el apoyo de la Diputación gallega.

Ahora, las últimas intervenciones arqueológicas en las zonas “han demostrado que estas fortificaciones romanas se levantaron y fueron abandonadas con rapidez”, destaca Costa García de entre las principales conclusiones obtenidas. Al respecto, el proyecto fue ejecutado mediante la combinación de técnicas de detección remota -como la fotografía aérea histórica y moderna, imágenes por satélite, LiDAR aéreo o fotogrametría, entre otras-, con prospecciones arqueológicas de superficie, excavaciones, prospecciones geofísicas o Sistemas de Información Geográfica (SIG).

Asimismo, con los datos obtenidos, los investigadores han elaborado detalladas recreaciones virtuales y materiales divulgativos accesibles para el público. Estas herramientas, junto a los resultados del proyecto acaban de ser presentados a la comunidad científica en el ‘XXVI Congreso Internacional sobre la Frontera Romana’, principal congreso mundial sobre arqueología militar romana, celebrado del 9 al 14 de septiembre en Batumi (Georgia).

Dos complejos sitios fortificados
Cabe destacar que el sitio de Santa Baia (A Laracha) presenta la particularidad de que en el mismo lugar existieron un castro de la Edad del Hierro y un campamento romano de unas 5 ha de extensión. Los trabajos arqueológicos confirmaron la presencia de una potente muralla en el primer caso que pudo datarse entre los siglos VI e III a. C., sin que puedan descartarse cronologías anteriores. Las intervenciones demostraron, además, que el campamento, como corresponde a este tipo de fortificaciones temporales, fue construido con rapidez, excavándose un foso y levantándose un parapeto de tierra detrás del mismo. Tras su abandono, se desmanteló con igual velocidad.

Por su parte, el sitio del Castrillón (Touro) es una fortificación de pequeño tamaño que cuenta con dos recintos defensivos con dos fases constructivas: la primera es un complejo sistema de terrazas que aprovecha los afloramientos rocosos locales; la segunda consistiría en una serie de parapetos levantados con piedra y tierra. Por el momento, las investigaciones parecen apuntar hacia una cuidada construcción del primer sistema antes de la llegada de los romanos (siglos V-IV la. C.), mientras que el segundo evidencia una rápida refortificación y ampliación de los espacios defensivos que se relaciona con la llegada de los romanos a la zona.

En palabras de Costa García, los objetivos científicos del proyecto “se han cumplido totalmente, ya que han logrado generar nueva información que nos permitirá entender mejor este complejo período histórico y hemos tenido ocasión, además, de testar distintas metodologías científicas que ayudarán a otros investigadores en el futuro”.

Con todo, el coordinador subraya que “no se puede olvidar que trabajamos en sitios muy difíciles de estudiar por su ocupación efímera y naturaleza perecedera, con la presión añadida de que su escasa visibilidad dificulta su conservación y gestión patrimonial”.

Un gran esfuerzo de visualización
Una de las líneas más destacadas del proyecto es el esfuerzo por producir materiales divulgativos que faciliten la socialización del trabajo de investigación. De este modo, el proyecto apostó por un conjunto innovador de productos para difundir la investigación, colaborando con profesionales de distintos ámbitos del sector cultural gallego que contribuyeron a hacer visibles las hipótesis de los arqueólogos en relación con los yacimientos de Santa Baia y El Castrillón.

Así, se incluyen ilustraciones artísticas a cargo del reconocido dibujante Alberto Taracido y detalladas recreaciones virtuales de las dos fortificaciones investigadas a cargo del Centro Infográfico Avanzado de Galicia (CIAG), integrado por Anxo Miján, Carlos Paz y Miguel Torre, que se plasman en vídeos e imágenes estáticas de alta resolución. Estos materiales se unen a otros generados durante el proceso de intervención por el equipo arqueológico, como son los modelos tridimensionales de las excavaciones.

“Las recreaciones permiten no solo crear empatía entre los ciudadanos y los yacimientos arqueológicos, sino que se convirtieron incluso en una herramienta para comprobar la viabilidad de algunas hipótesis del equipo de investigación”, señala el profesor de la Universidad de Santiago de Compostela y responsable de esta área Manuel Gago. “Optamos por echar mano de las tecnologías más realistas para modelar no solo los yacimientos, sino el paisaje de la época, en las recreaciones más ambiciosas de sitios militares romanos hechas hasta el momento en Galicia”, apunta.

Además, entre el material diseñado también figura un podcast realizado por el productor sonoro Jorge Lama que permite trasladar en formato conversacional los resultados en uno de los formatos narrativos con mayor crecimiento en los últimos años.

Presentación en la Diputación de A Coruña

La presentación pública de los resultados de ‘Roma en el Finis Terrae’ tuvo lugar el pasado 4 de septiembre en la Diputación de A Coruña. El acto contó con la participación de Xosé Luís Penas, diputado de Patrimonio; José Manuel Costa, profesor de la Universidad de Salamanca y coordinador del proyecto; Manuel Gago, profesor de la Universidad de Santiago de Compostela; y Francisco Alonso Toucido, arqueólogo de Tempos Arqueólogos. 

17 de julio de 2024

La UNIA celebra en Bedmar (Jaén) la sexta edición del curso Arqueología del cuaternario

La Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) inaugura la sexta edición del curso Arqueología del cuaternario: teorías, métodos y prácticas, organizado por la Sede Antonio Machado de Baeza (Jaén) y por el Centro de Investigaciones Prehistóricas de Sierra Mágina (Paleomágina), y dirigido por Marco Antonio Bernal y José María Hidalgo, de Paleomágina, y Mª del Carmen Jorge García, de la Universidad Carlos III de Madrid.


La Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) inaugura la sexta edición del curso Arqueología del cuaternario: teorías, métodos y prácticas, organizado por la Sede Antonio Machado de Baeza (Jaén) y por el Centro de Investigaciones Prehistóricas de Sierra Mágina (Paleomágina), y dirigido por Marco Antonio Bernal y José María Hidalgo, de Paleomágina, y Mª del Carmen Jorge García, de la Universidad Carlos III de Madrid.

El curso finaliza el 28 de julio y su objetivo es dotar al alumnado de una formación práctica y teórica en la metodología y técnicas arqueológicas del Cuaternario y realizar una investigación y puesta en valor de una parte de la riqueza arqueológica patrimonial de Bedmar (Jaén), como es el Yacimiento de la Cueva del Nacimiento del Río Cuadros.

Una edición más, el alumnado realizará excavaciones arqueológicas y trabajo de laboratorio por las mañanas, mientras que las tardes se han reservado para sesiones de conferencias y prácticas con investigadores expertos en distintos campos de la arqueología.

En el acto inaugural, el director de la Sede Antonio Machado de Baeza de la UNIA, José Manuel Castro, ha recordado “la vocación colaborativa de la Internacional de Andalucía; en este caso, con otras instituciones públicas como el Ayuntamiento de Bedmar, la Diputación Provincial de Jaén y la Junta de Andalucía, y privadas como la Caja Rural de Jaén”.

También ha destacado la “calidad de este programa, que se extiende tanto a la dirección del mismo como a su profesorado”. Por último, Castro se ha referido al alumnado, a su papel fundamental como “destinatario de la oferta de la UNIA”, y ha subrayado la especificidad de este programa docente que permite a los alumnos adquirir “competencias en investigación”.

Junto al director de la Sede Antonio Machado de Baeza de la UNIA, han intervenido en el acto inaugural, el delegado de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía, José Ayala; la vicepresidenta de la Diputación provincial de Jaén, Pilar Parra; la concejala de Juventud, Igualdad, Bienestar Social y Educación de Bedmar, Mª Mar Vílches; el gerente de la Fundación Caja Rural de Jaén, Luis Jesús García-Lomas, y el director del curso, Marco Antonio Bernal.

Precisamente, Bernal ha agradecido a las instituciones su colaboración en este curso, del que ha afirmado es “un mosaico que necesita todas sus piezas”. Un curso que ha ido creciendo desde hace 10 años, que cuenta con “alumnado internacional, procedente de países como Colombia o México” y que conjuga “la formación con la recuperación del patrimonio”.

Tras el acto inaugural ha tenido lugar la conferencia Ídolos: imágenes femeninas en la prehistoria reciente ibérica, impartida por Primitiva Bueno, catedrática de Prehistoria de la Universidad de Alcalá de Henares.

Participan como profesores, Félix Ríos, de la Sociedad Gaditana de Historia Natural; Leonor Peña, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas; Juan Manuel Jiménez y Jesús Miguel Úbeda-Portugués, de la Universidad de Granada; Iñigo Olalde e Iñaki Intxaurbe, de la Universidad del País Vasco; Antonio Delgado, investigador del CSIC-IACT de Granada; José Yravedra, de la Universidad Complutense de Madrid; Javier Baena, Nuria Castañeda, Patricia Ríos y Concepción Torres, de la Universidad Autónoma de Madrid; Sandra Bañuls, de la Universidad de Valencia; Robert Sala, del Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social, Universidad Rovira i Virgili; Pablo Garrido, de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía; José Antonio Riquelme y Antonio Jesús Torres, de la Universidad de Córdoba; Francisco José Bermúdez, investigador en la Fundación Instituto de Investigación de Prehistoria y Evolución Humana; Francisco Javier Fernández de la Peña, de Dibujantes de Arqueología; Manuel Jesús Torres Soria y Antonio López Rodríguez, investigadores de Paleomágina; Mª Soledad Maíz, de Fíbula. Didáctica del Patrimonio; José Ramos Muñoz y Manuel Jesús Parodi, de la Universidad de Cádiz, y Juan Antonio Pérez Claros, de la Universidad de Málaga.

25 de abril de 2023

Convenio para el estudio arqueológico de cuatro campamentos romanos en A Coruña

La Diputación de A Coruña firma un acuerdo de cooperación con la Universidad de Salamanca para poner en marcha el proyecto «A chegada de Roma ao Finis Terrae».
Este programa incluye la investigación y difusión de los hallazgos arqueológicos en cuatro campamentos de la provincia. Son los de O Cornado, en Negreira; Santa Baia, de A Laracha; A Cova do Mexadoiro, Trazo, y Castrillón, en Touro.
Estos espacios fueron fortificaciones temporales que el ejército romano construía en el transcurso de sus marchas. BASILIO BELLO.

La Diputación de A Coruña y la Universidad de Salamanca promueven un estudio arqueológico de cuatro campamentos romanos en la provincia. Uno de ellos es el de Santa Baia, en A Laracha. En esa área, el Concello también pretende adquirir un castro de acuerdo con sus planes de protección y puesta en valor del patrimonio histórico y cultural.

El diputado de Cultura, Xurxo Couto, y el profesor de Arqueología de la universidad salamanquina, José Manuel Costa, formalizaron el acuerdo de colaboración entre ambas entidades para llevar a cabo el proyecto "A chegada de Roma ao Finis Terrae". Este programa incluye la investigación y difusión de los hallazgos arqueológicos en cuatro campamentos de la provincia. Son los de O Cornado, en Negreira; Santa Baia, de A Laracha; A Cova do Mexadoiro, Trazo, y Castrillón, en Touro.

Apuntan desde la Diputación que estos espacios fueron fortificaciones temporales que el ejército romano construía en el transcurso de sus marchas, bien por motivos defensivos, bien cuestiones de disciplina interna. Eran recintos simples delimitados por fosos excavados en el terreno, terraplenes y cierres. Son difíciles de identificar en los paisajes actuales, pero los estudios realizados mediante la tecnología LiDAR (Light Detection and Ranging) permitieron su localización ya hace unos años.

José Manuel Costa y su equipo iniciaron los trámites para que Patrimonio de la Xunta catalogase y protegiese estos yacimientos. Los promotores del proyecto consideran que muestran evidencias de un «aceptable estado de conservación».

La idea es llevar a cabo un estudio arqueológico por medio de técnicas de teledetección no destructivas y el diseño de iniciativas de divulgación y socialización con fines turísticos, culturales y educativos. El recinto romano larachés es de tamaño medio, de entre 4 y 7 hectáreas, y servía para alojar a entre 2.000 y 4.000 soldados. Podría ser de los años 29-19 antes de Cristo.

El alcalde, José Manuel Varela, considera esta medida un paso adelante en la puesta en valor del patrimonio cultural del municipio. De hecho, en la misma zona está el castro de Santa Baia, que el Concello ha decidido adquirir, como ya hizo con el menhir del monte de Santa Leocadia, en Erboedo, y que ya forma parte del Parque do Megalitismo, y el recinto castreño de Montesclaros, que está en proceso de excavación y promoción. Actualmente, el Ayuntamiento tiene en proceso la expropiación de los restos de las Torres de Cillobre.

El castro de Santa Baia, al nordeste de Soandres, está a 323 metros sobre el nivel del mar. La zona protegida en la que se actuará es de casi 30.000 metros cuadrados. Por su parte, el proyecto A chegada de Roma ao Finis Terrae que anuncia la Diputación irá acompañado de un programa de divulgación de los hallazgos.

13 de febrero de 2023

Encuentran restos del recinto de la medina y de la fortaleza medieval de Uceda (Guadalajara)

Los trabajos de investigación dirigidos por los profesores de la Universidad de Alcalá, Manuel Castro-Priego y Lauro Olmo-Enciso, confirman el asentamiento islámico en la provincia de Guadalajara. Se trata de un conjunto medieval muy interesante. A principios del siglo XVI se abandonó. La nueva villa se extendió fuera del recinto amurallado. Aunque gran parte de la antigua ciudad medieval fue expoliada durante siglos se encuentra, en gran medida, enterrada.
Restos el alcázar de Uceda.

– ¿Qué hallazgos han encontrado en Uceda? ¿Qué tipo de técnicas/instrumentos en la investigación utilizan?

– En esta primera fase, los elementos más importantes que hemos podido documentar han sido, por un lado, el recinto de una medina y por otro una importante fortaleza bajomedieval que se abandonó a partir de mediados del siglo XVI. Uceda tenía una importancia estratégica en el control de la sierra de Guadarrama. Por ello, se trata de un yacimiento con diversas e intensas fases de ocupación. Lo que tenemos claro es que en un momento entre el siglo VIII-IX (periodo andalusí), se comienza a utilizar como espacio fortificado, que debía de ser un castillo muy bien defendido a finales del siglo XI, cuando el rey castellano Alfonso VI, conquista la Taifa Toledana en 1085.

Las excavaciones se están centrando en la última gran reforma del castillo, que podemos situar en la segunda mitad del siglo XV. Hemos conseguido identificar el acceso al alcázar, así como observar la existencia de un segundo piso en el interior de la fortaleza, que todavía se conserva. También hemos localizado un gran aljibe que aseguraba el aprovisionamiento de agua en momentos de asedio y un gran patio central que vertebraba el resto del recinto. Estamos pudiendo distinguir diversas fases constructivas, y podemos asegurar la existencia de una construcción previa del siglo XIII, con un importante conjunto torreado.

Para la caracterización y la documentación de la fortaleza hemos combinado una excavación arqueológica en extensión en el recinto exterior, con una amplia prospección en la que hemos empleado metodología arqueológica no invasiva, mediante un georradar 3D. Además, hemos empleado dos drones, uno de ellos con tecnología LIDAR, que nos han permitido delimitar el espacio de la medina. Esta se extendía a lo largo de 12 hectáreas.
Imagen LIDAR del Alcázar y de la Medina de Uceda.

– ¿Cuál es su importancia?

– Se trata de un conjunto medieval fosilizado muy interesante. En gran medida, porque a principios del siglo XVI se abandonó. La nueva villa se extendió fuera del recinto amurallado. Aunque gran parte de la antigua ciudad medieval fue expoliada durante siglos se encuentra, en gran medida, enterrada.

La fortaleza de Uceda era, además, uno de los castillos avanzados en la defensa de la Marca Media (espacio de frontera entre los territorios castellanos y andalusíes). Existen otros ejemplos en las provincias de Guadalajara y Madrid, pero sin ninguna duda, Uceda puede convertirse en uno de los más significativos, por su gran amplitud cronológica. Todavía era una fortaleza importante perteneciente al arzobispado de Toledo bajo el gobierno del Cardenal Cisneros, a principios del siglo XVI. De hecho, era uno de los puntos neurálgicos donde las autoridades eclesiásticas concentraban el cobro de impuestos y parte del ‘tesoro’, por considerar el recinto casi inexpugnable.

– ¿Cómo era esta medina? ¿Cómo se fue modificando?


– Uceda se integraba dentro de una red más amplia. No muy lejos se encontraba Talamanca del Jarama, Guadalajara, la propia Madrid. Tendría probablemente unas características bastante similares a otros conjuntos del periodo califal y taifa, como el de Alcalá la Vieja y sus arrabales. Sabemos, por las fuentes, la existencia de un recinto amurallado muy complejo, con barbacanas, torres albarranas, una gran puerta de acceso, que todavía se mantenía en pie durante el siglo XIX. Dentro del conjunto de la medina destacaba la iglesia románica de la Varga, uno de los ejemplos más notables de románico tardío de la provincia de Guadalajara. Conocemos también dos arrabales fuera del recinto amurallado, donde se concentraba una importante producción textil y también metalúrgica.

Está claro que uno de los problemas que tuvo la medina en la Baja Edad Media era su tamaño, y la necesidad de ampliarse más allá del recinto militar de la ciudad. Es el motivo principal por el que se fue construyendo extramuros una nueva villa.Vista aérea del Alcázar de Uceda.

– ¿Cuáles son los próximos pasos a seguir en esta investigación?

– A lo largo de las siguientes campañas seguiremos caracterizando la fortaleza bajomedieval, y definiendo también la posible existencia de un recinto andalusí. Pretendemos en 2023 iniciar la excavación del acceso principal. El objetivo es diseñar un modelo de difusión y musealización de los restos aparecidos a medio plazo. Esto significará que a partir de este año tendremos también que profundizar en una perspectiva interdisciplinar, que permita asegurar una protección de los restos, al mismo tiempo que aseguramos el acceso a ellos de manera sostenible. El papel de la UAH será crucial en esta fase. Al mismo tiempo, estamos realizando una intensa labor de Arqueología Pública, en la que participan activamente los habitantes de Uceda que se están convirtiendo en uno de los ejes fundamentales del proyecto. 
(Fuente: La Crónica)

23 de diciembre de 2022

Uceda, una medina oculta a los pies de Somosierra

Un proyecto arqueológico que lidera la Universidad de Alcalá ha permitido confirmar la secuencia histórica del asentamiento poblacional de época islámica en esta zona a caballo entre las provincias de Madrid y Guadalajara
Excavación del espacio extramuros del castillo-alcázar de Uceda (Guadalajara) Imagen: Universidad de Alcalá

Bajo el pueblo de Uceda, en la provincia de Guadalajara, hay todo un mundo. Los pobladores se han ido sucediendo desde la fundación de una ciudad árabe que, según los primeros cálculos, se habría extendido en unas diez hectáreas de territorio. Sobre sus restos crecería después una población medieval que mudó de aspecto hasta hoy.

“Estamos encontrando una gran diacronía, una secuencia histórica en la zona que nos permite saber cómo se fue trasladando la población desde la primera medina original”, explica Lauro Olmo, codirector del proyecto junto a Manuel Castro. Ambos investigadores son profesores en la Universidad de Alcalá (UAH) y buscan saber cómo han cambiado los poblamientos a los pies de la Sierra Norte de Madrid en lo que hoy es el límite con Guadalajara.

Parten de los datos del cercano yacimiento del Pontón de la Oliva. “Fue saqueado por los furtivos y explotado como cantera desde el siglo XIX”, asegura Manuel Castro. Seguramente sirvió para la construcción de la presa que hay en esta parte del río Jarama, que hoy está en desuso.

“No hay ninguna fase anterior al siglo VI, en época visigoda, así que lo lógico es pensar que la población se trasladó posiblemente a Uceda y que se convirtió en el asentamiento dominante en la zona durante época islámica y muy vinculada a la medina de Talamanca del Jarama”, cuenta Castro.

“Uceda ofrece una oportunidad muy significativa porque gran parte de la medina está fosilizada”, abunda el arqueólogo, aunque en la excavación todavía no han llegado a los niveles en los que están los restos islámicos que se conocen gracias al georradar. La medina tuvo una extensión de entre 10 y 12 hectáreas y, aunque en parte está ocupada por construcciones modernas, todavía conserva intacta una amplia zona.

En 2018 ya se llevó a cabo una primera prospección y en este 2022, durante tres meses, han excavado en el espacio extramuros de lo que primero fue alcazaba árabe y después castillo-alcázar, en las proximidades de la puerta que daba acceso a la fortificación.

En el siglo XV sitúan los investigadores el último momento de una gran reforma en el edificio antes de iniciar su declive. Fue intensa y supuso el desmantelamiento de la fortaleza medieval articulada entre los siglos XIII y XIV.

Los resultados han permitido confirmar que el momento de abandono de la fortaleza se inició a finales del siglo XVI, para convertirse en cantera. Pero, ¿qué paso a lo largo de ocho siglos?

La medina islámica
El origen de este pueblo de Guadalajara cercano a Torrelaguna (Madrid) está en la época de Al-Andalus. “Es uno de esos asentamientos urbanos de nueva planta que se fundaron en época andalusí”, explica Lauro Olmo.

Su nacimiento coincidió, además, con “la aparición de un nuevo modelo de ciudad en el siglo IX, durante la consolidación del Emirato omeya de Córdoba que incluía aldeas o alquerías como las llamaban los árabes. La de Uceda era la típica ciudad. Nuestra provincia siempre ha estado muy ligada al mundo árabe, incluso en la toponimia”, recuerda el arqueólogo que cita por ejemplo otros movimientos de población como el éxodo de los habitantes de la ciudad visigoda de Recópolis a la vecina Zorita de los Canes, la fundación de Madinat al-Faray (hoy Guadalajara), o los nuevos asentamientos de Sigüenza y Atienza.

El lugar de surgimiento de la medina no se elige al azar. Los romanos ya estuvieron allí antes, en un asentamiento a apenas dos kilómetros de lo que hoy es el pueblo de Uceda. Y además, muy cerca de allí hay otras dos importantes referencias poblacionales: el yacimiento de la Dehesa de la Oliva, en Patones o el de la medina de Talamanca del Jarama, ambos ya en la provincia de Madrid. “Es posible que desde ambos se produjera un éxodo de población hacia Uceda”, señala Olmo-Enciso quien destaca además la importancia de la vida en torno al río Jarama.

“Me gusta recordar que uno de los legados árabes fueron los grandes cultivos de huerta que es evidente en Uceda”, añade para matizar que “todo eso cambió con el efecto del Corredor del Henares, que ha dejado una estructura económica muy distinta en la actualidad”.
El alcázar y la ciudad medieval: el Arzobispado de Toledo guardaba allí su recaudación

Lauro Olmo-Enciso lamenta que la arqueología de Al-Andalus “no se prodiga demasiado en los proyectos de investigación ni tampoco la post medieval y resulta que en Uceda tenemos referencias de los siglos XIV, XV y XVI de gran trascendencia”.

De hecho, el proyecto investigador abarca varios momentos de la historia. Uceda era una amplia ciudadela medieval de 10 hectáreas y un punto estratégico en el control del paso de Somosierra que permitía el acceso entre la meseta sur y la norte. Era todavía un importante núcleo militar a principios del siglo XVI, momento en el que conservaba un importante arsenal y fue uno de los centros defensivos más importantes del Arzobispado de Toledo.

En el conjunto urbano destacaba la alcazaba, que en el lugar siempre se ha conocido como el Alcázar y después el castillo medieval.

Se conserva todavía parte de una imponente torre albarrana junto a los restos de un camino de origen medieval que permitía el acceso desde el Jarama y que aporta al castillo un importante valor paisajístico y ambiental para conocer el entorno a los pies de la Sierra Norte entre Madrid y Guadalajara.

“Las fuentes textuales nos hablan de diversas reconstrucciones y ampliaciones de la fortaleza entre los siglos XII-XV, sobre una fundación islámica”, explican los investigadores. Su función estratégica fue reforzada en el siglo XV por los sucesivos arzobispos que “convirtieron a la fortaleza en uno de los puntos fuertes donde se guardaba la recaudación fiscal”.

Aunque el castillo sufrió diversas reconstrucciones entre los siglos XIII-XIV, destacan las obras emprendidas por el díscolo arzobispo Alonso Carrillo de Acuña (1410-1482), que encargó que el alcázar se reforzara, preparándolo intensamente para el fuego de artillería además de ampliar su foso. Y es que “en el siglo XIII hubo un cambio en el concepto de las construcciones ofensivas”, detalla Olmo-Enciso.

Con la llegada de los Reyes Católicos, tras imponerse en la Guerra de Sucesión (1475-1479), se inició un largo periodo de abandono de un lugar que, por cierto, sirvió de encierro para personajes ilustres como el cardenal Cisneros a finales del siglo XV, y “tal vez” para el duque de Alba (1579-1580).

Las excavaciones realizadas en el interior del recinto han puesto de manifiesto la existencia de suelos que formaron parte de un segundo piso y un gran aljibe.

De momento, se ha trabajado en la identificación de algunos de los elementos más significativos de la alcazaba a través de una extensa prospección geofísica, mediante georradar. Eso ha permitido a los investigadores reconocer parte de la planta y el diseño original del castillo que permanece enterrado. Se ha confirmado, por ejemplo, la organización del edificio en torno a un gran patio central.

Después y gracias a drones de alta resolución, se ha podido identificar gran parte del espacio de la medina, mediante la creación de modelos 3D. Todo ello ha permitido encontrar un recinto amurallado que debió tener unas dimensiones de, al menos, 1,40 kilómetros.

Una iniciativa ciudadana
El pasado islámico de la provincia, arqueológicamente, ha permanecido siempre en un segundo plano, reconoce Lauro Olmo-Enciso. Con Uceda ha llegado la excepción y además gracias a la iniciativa ciudadana local: “Partió del propio Ayuntamiento de Uceda y eso no suele ser habitual”. El Consistorio financia parte del proyecto, además de la Junta de Castilla-La Mancha, la Universidad de Alcalá y no se descarta que se pueda sumar la Diputación de Guadalajara.

Además del ayuntamiento, los vecinos de este pueblo que no llega a los 3.000 habitantes se han volcado con los investigadores: “Los arqueólogos y los historiadores nos basamos en documentación científica, pero la colaboración de las gentes del lugar que te vienen a contar cosas, incluidas las tradiciones, es algo muy notable. Ha sido un entorno de trabajo muy agradable y potenciador”.

Ya les esperan para la próxima campaña que está prevista para la primavera de 2023. Se centrarán en la excavación de la puerta de acceso y en la identificación de la primera configuración de la fortaleza, cuya fundación se debió producir en época emiral (siglos VIII-IX) y ligada estrechamente con la medina de Talamanca del Jarama.

27 de octubre de 2022

Guadalajara, la medina islámica que desplazó a la ‘Complutum’ romana como centro de poder

Las monedas de cobre encontradas en varios yacimientos han arrojado nuevos datos sobre una ciudad que data de finales del siglo VIII y de la que todavía queda mucho por descubrir
El Ataifor de Guadalajara, una pieza de cerámica andalusí aparecida en la ciudad que permite ahondar en el pasado islámico de la ciudad y su entorno Foto: Junta de Castilla-La Mancha

Medio centenar de monedas de cobre han sido clave para que los investigadores hayan podido confirmar nuevos datos sobre el origen islámico de Guadalajara. Y es que el felús, la unidad más humilde del sistema monetario hispano-musulmán, resultó ser un elemento fundamental en el proceso de islamización de la Península Ibérica. Además, estas monedas de cobre, mucho más abundantes que las visigodas, marcaron el inicio de nuevas relaciones sociales o económicas a través de los zocos o mercados.

Ahora se sabe que el origen de la ciudad se remonta, al menos, al periodo comprendido entre los años 780 y 790 y que estaba vinculada al gobierno de los Banu Salim. Era un linaje beréber perteneciente a la tribu de los Masmuda que controlaba el territorio entre Guadalajara y Medinaceli (Soria).

El Museo de Guadalajara guarda una importante colección de monedas islámicas que ronda el medio centenar. “Gracias a su labor se ha podido determinar su procedencia. Todas disponen de su propia referencia topográfica. Se encontraron en yacimientos que son, incluso, anteriores a la propia fundación de la ciudad. Las hay que datan con anterioridad al gobierno de Abd al Rahman I (756-788)”, detalla Manuel Castro, profesor del área de Arqueología de la Universidad de Alcalá (UAH).

Hoy sabemos que desplazó a la urbe romana de Complutum (Alcalá de Henares). “Se creó un nuevo núcleo de poder territorial y urbano: la medina de Guadalajara. Y así sería hasta bien entrada la Baja Edad Media. Las monedas encontradas confirman eso ocurrió muy avanzado en el siglo VIII”, explica Castro.

“El siglo VIII es oscuro en lo histórico, pero sabemos que se fundaron otras medinas como la de Zorita de los Canes, en Guadalajara y Medinaceli, en Soria. Probablemente, ya estarían formadas o en proceso de consolidación definitiva, bajo el gobierno de Al-Hakam I (796-822)”. Lo hicieron, reconoce el investigador, “un poco antes de lo que hasta ahora pensábamos. E incluso antes que Madrid, que se fundó a mediados del siglo IX”.

Wād al-ḥaŷara -el nombre islámico más conocido de la hoy Guadalajara- no fue su primera denominación. En realidad, su nombre fundacional fue Madinat al-Faray.

Esa medina -como la actual Guadalajara- era una zona de paso, pero estratégica, ubicada junto al río Henares. “Sabemos que en la margen izquierda se funda una fortaleza islámica con funciones estratégicas no solo frente a enemigos externos, sino de control de la población y de los recursos interiores de Al-Andalus. Por ejemplo, el cobro de impuestos”.

Guadalajara, la Madinat al-Faray islámica, ciudad de la Marca o Frontera Media, aparece mencionada en las fuentes escritas árabes como centro secundario en relación con Toledo. “Tuvo zoco, un recinto amurallado con torres rectangulares -no necesariamente en el mismo lugar que la actual muralla- y en la segunda mitad del siglo IX fue una de las medinas más destacadas en el centro de la Península Ibérica porque tuvo una importante escuela de ulemas o doctores de la ley islámica”.

Manuel Castro explica además que en el lugar “solían parar las tropas procedentes de Córdoba para iniciar las aceifas o saqueos hacia el norte”.

Ricos yacimientos hasta ahora poco explorados
“La ciudad de Guadalajara es un auténtico yacimiento islámico y de otras épocas. Conocemos relativamente poco”, lamenta el investigador. Cree que “necesitaría un buen proyecto de investigación, al margen de las excavaciones de urgencia, junto a un plan de musealización de algunas áreas de la ciudad y de su entorno”, según propone.

Y es que la ciudad “fue un sitio estratégico por su elevación. Hoy la vemos como la vemos, pero en el siglo VIII su Alcázar, sobre una peña, permitía un control del territorio increíble”.

Si las fuentes escritas han sido importantes para ahondar en el pasado andalusí de Guadalajara, también lo son las muchas, aunque pequeñas, excavaciones realizadas tanto en la ciudad como su entorno en los últimos años y que han ido arrojando nuevos datos.

El arqueólogo alude en particular a la que se llevó a cabo en el año 2000 cuando se construía el túnel de Aguas Vivas, uno de los más importantes enlaces entre el casco antiguo y las nuevas zonas residenciales. “De allí salió una importante secuencia arqueológica que confirmó la ocupación de la ciudad en los siglos VIII y IX, de la que formó parte un singular tesoro de monedas de cobre o feluses”.

Otras excavaciones realizadas en el Real Alcázar de Guadalajara, que hoy es casi una ruina, sacaron a la luz más monedas, en este caso del siglo noveno. “Guadalajara era entonces la referencia urbana más importante de la zona. La siguiente era ya Medinaceli. Al menos hasta el siglo XI y XII. Cuando en 1085 cae Toledo, Guadalajara sigue siendo una plaza importante”.

Actualmente, coincidiendo con las obras del nuevo campus de la Universidad de Alcalá, se han descubierto restos arqueológicos de una necrópolis visigoda y medieval. “Es posible que también haya otros elementos islámicos relativamente próximos”.

El Ataifor de Guadalajara
Manuel Castro acaba de ofrecer una conferencia en el Museo de Guadalajara dentro del ciclo dedicado al recientemente descubierto Ataifor de Guadalajara, en la que reflexiona sobre el origen de la ciudad, a partir de un conjunto de conferencias, como resultado de una reciente exposición en torno a la excepcional pieza de cerámica andalusí, la más importante aparecida en muchos años, localizada durante unas obras en la ciudad.

“Tiene una especial belleza, realizada en la técnica conocida como verde y manganeso, que incluye una figura humana y eso era muy poco frecuente”, señala el arqueólogo. La pieza destaca por la representación de un jinete, algo muy poco frecuente en la iconografía islámica.

1 de septiembre de 2022

Datan el asedio romano a Olmillos de Sasamón (Burgos)

La campaña arqueológica desarrollada entre entre el 8 y el 26 de agosto ha permitido datar y obtener información muy valiosa acerca de este asedio. Los trabajos se han centrado en la prospección con métodos geofísicos y la excavación alrededor del poblado prerromano del Cerro de Castarreño
Trabajo con el Georradar StreamC del Instituto de Arqueología, Mérida. JESÚS GARCÍA.

El equipo de arqueólogos dirigidos por Jesús García Sánchez (Instituto de Arqueología, Mérida-CSIC) y José Manuel Costa-García (Universidad de Salamanca) continúa avanzando en el conocimiento del pasado de la comarca segisamonense por sexto año consecutivo.

Esta intervención, financiada por la Diputación de Burgos y los Ayuntamientos de Sasamón, Olmillos de Sasamón y Villasandino, ha tenido como objetivo estudiar los restos de un importante sistema de asedio romano alrededor del Cerro de Castarreño (Olmillos de Sasamón), así como continuar generando nueva información arqueológica sobre la importante ciudad romana de Segisamo (Sasamón) y otros asentamientos del mismo periodo ubicados en sus proximidades.

Mediante el uso de distintas técnicas de teledetección –incluyendo drones y equipos de prospección geofísica-, los arqueólogos lograron documentar en los últimos años varios campamentos situados en las inmediaciones del cerro, así como un sistema de dobles fosos que, por espacio de más de 6 km, rodearía el asentamiento indígena, aislándolo por completo.

La prospección geofísica con georradar y magnetómetro, empleados en esta campaña arqueológica, son métodos en auge que permiten obtener imágenes tridimensionales del subsuelo sin necesidad de excavaciones. Hasta la fecha, los miembros del equipo han prospectado con georradar lugares tan emblemáticos como la necrópolis de Pinilla Trasmonte, complejos vilicarios en Almenara de Adaja o amplios sectores de la ciudad romana de Segisamo.

La prospección de 2022 ha cubierto otro sector del cerco completamente inédito, permitiendo definir los límites de los campamentos romanos y otras estructuras asociadas. Asimismo, se ha investigado otro pequeño recinto militar recientemente documentado en las proximidades de Villasandino, una villa suburbana en las inmediaciones de Olmillos y varios sectores de la ciudad de Segisamo.

Por su parte, la excavación de diversos sondeos durante las campañas de 2021 y 2022 ha sido clave para la documentación de las estructuras del cerco de asedio. Dado que los trabajos agrícolas han ido erosionando las estructuras que pudiesen existir en superficie, los elementos más reconocibles son frecuentemente los fosos excavados en la roca caliza local por el ejército romano. Una vez concluido el asedio, estas defensas fueron rápidamente cubiertas por sus mismos constructores, de modo que el estudio arqueológico de estos depósitos es clave para la datación de un episodio histórico desconocido hasta hace poco.

Así, se han podido recuperar algunas piezas cerámicas -tanto indígenas como romanas- y metálicas -proyectiles de honda, flechas, tachuelas de calzado militar, etc.-, pero se han tomado también muestras de carbones y sedimentos que, mediante la datación por radiocarbono o luminiscencia, afinan la cronología. Unos y otros elementos apuntan que las tropas romanas habrían cercado el castro turmogo en el siglo I a.C. -probablemente a mediados del mismo-, un periodo histórico mal conocido en la zona.

Gracias a esta investigación, ahora se sabe que los romanos emplearon su fuerza, ingenio y tecnología militares para cercar y asediar el cerro. Los investigadores plantean ahora que el castro fue considerado por Roma un importante foco de resistencia, si bien no es posible saber si todos los turmogos se opusieron en igual medida a los romanos o pudo haber disensión entre ellos.

Se desconoce, además, cuál fue el resultado de ese asedio: ¿se rindieron los turmogos que habitaban el Cerro Castarreño? ¿Sucumbieron acaso por el hambre? ¿Fue el castro totalmente destruido o simplemente abandonado? Dado el nivel de arrasamiento actual del yacimiento, es difícil precisar estos hechos, pero es segura la presencia del ejército romano en el mismo en relación con estos eventos.

Además, con carácter anual, los arqueólogos desarrollan campañas de prospección aérea con drones en esta zona para monitorizar las estructuras arqueológicas soterradas y documentar nuevas trazas de su presencia mediante la generación de cartografías a partir de fotografías tomadas por medio de drones. De este modo se ha logrado conocer mejor el urbanismo romano de Segisamo o de complejos suburbanos como los de Tisosa y Santa Eulalia. Durante el desarrollo de estas actividades se han podido recuperar materiales arqueológicos relacionados con la vida cotidiana durante la Antigüedad.

Una consolidada iniciativa de divulgación
Este colectivo reúne a un conjunto de arqueólogos profesionales e investigadores de diversas instituciones que estudian la presencia del ejército romano en el norte peninsular. En los últimos años, el colectivo ha descubierto y estudiado numerosos yacimientos arqueológicos, lo que le ha permitido ofrecer visiones innovadoras sobre este proceso.

A través de una iniciativa centralizada en la web romanarmy.eu y en las redes sociales vinculadas, están llevando a cabo una tarea de difusión y visibilización de los nuevos hallazgos y análisis sobre estas evidencias arqueológicas, más de dos mil años después del fin de las operaciones militares. Asimismo, se han organizado tanto charlas (en Villasandino y Sasamón) como visitas a las zonas de excavación (en Olmillos de Sasamón) con el fin de dar a conocer a la población local los resultados obtenidos y concienciarla de la necesidad de su conservación para generaciones futuras.

5 de noviembre de 2021

Los arqueólogos asturianos reivindican al maestro de historiadores Manuel Gómez-Moreno

César García de Castro inaugura esta tarde en el Museo Arqueológico de Asturias unas jornadas centradas en el legado del granadino en el medievalismo asturiano

El maestro de historiadores Manuel Gómez-Moreno (1870-1970) es una figura de referencia para arqueólogos e historiadores del arte. Pionero en el estudio y la protección patrimonial del arte español, Gómez-Moreno tendría que haber sido objeto de numerosos homenajes el pasado año, cuando se cumplía medio siglo de su muerte y 150 años de su nacimiento. La pandemia impidió que 2020 fuese, efectivamente, el “año Gómez-Moreno”, pero la Asociación de Profesionales Independientes de la Arqueología de Asturias (APIAA) no olvidó la deuda con el historiador y le dedica de forma monográfica la cuarta edición de sus Jornadas de Arqueología Medieval, que se inauguran esta tarde, a las 18.00 horas, en el Museo Arqueológico de Asturias (entrada libre hasta completar aforo).

“Es una figura indispensable a la que hay que releer periódicamente”, destaca el arqueólogo César García de Castro, que inaugura esta tarde las jornadas con la ponencia “Manuel Gómez-Moreno Martínez y el Prerrománico asturiano”. “Con Asturias tuvo una relación importantísima, aunque no estuvo en la región más de cinco o seis meses. Pero le debemos cosas como la reconstrucción de la Cámara Santa, las joyas o el Arca Santa”, señala García de Castro, que además destaca el magisterio de Gómez-Moreno sobre Luis Menéndez- Pidal y Alejandro Ferrant, así como su apoyo a Helmut Schlunk, tres figuras claves en la reconstrucción del patrimonio asturiano en la posguerra y en su conservación.

Las jornadas se desarrollarán en tres sesiones, la primera hoy y las otras dos los días 19 y 26 de este mes. El día 27, sábado, se organizará una visita guiada a los templos maliayeses de San Salvador de Valdediós, San Andrés de Bedriñana y San Salvador de Priesca.

23 de octubre de 2019

Los satélites revelan el asedio de Roma a los astures

La tecnología LiDAR (Light Detection and Ranging), permitió radiografiar zonas boscosas o de tupida vegetación para fijar en el mapa varias decenas de asentamientos romanos, la mayor parte de ellos en Galicia, aunque uno en Asturias
En la primavera del año 26 antes de Cristo, el primer emperador de Roma, César Augusto, abrió en persona las puertas del templo de Jano (el dios de las dos caras), todo un símbolo de la declaración de guerra. Se trataba de conquistar el último territorio independiente del poder imperial en la península Ibérica, las áreas de los cántabros y los astures, que mantuvieron un duro conflicto con los conquistadores que quedó para las crónicas de los historiadores. Más de 2.000 años después, una tecnología inimaginable entonces, fotografías aéreas combinadas con análisis por satélite, han permitido fijar a los investigadores toda una red de campamentos y fortificaciones romanas rodeando el territorio de los astures para asegurar el control militar de una zona tan levantica y compleja orográficamente.

La mayoría de ellos están en Galicia y han servido también para ofrecer a los arqueólogos un nuevo enfoque sobre la entrada de las tropas romanas en las tierras de los galaicos.

LIDAR
Publicado por los investigadores de Roman Army, el estudio parte de los trabajos de José Manuel Costa-García, de la Universidad de Santiago de Compostela; João Fonte, del CSIC; y Manuel Gago, también de la universidad compostelana, y han aprovechado imágenes obtenidas mediante la tecnología LiDAR (Light Detection and Ranging), que permite radiografiar zonas boscosas o de tupida vegetación; para fijar en el mapa varias decenas de asentamientos romanos, la mayor parte de ellos en Galicia, aunque uno en Asturias -en A Penaparda, a caballo entre Fonsagrada en Lugo y Los Oscos- que les ayudaron a comprender la manera en la que los romanos fueron concretado su dominio sobre el noroeste de la península ibérica.

El estudio destaca las muy escasas fuentes documentales sobre la invasión romana del territorio que en la actualidad comprende Galicia y el norte de Portugal, frente a los relatos sobre la conquista de los astures y los orígenes como fortificación militar de la capital astur en la meseta, Asturica Augusta, hoy Astorga. En este sentido apuntan que «aunque no cerramos la puerta a otras posibilidades interpretativas, planteamos la hipótesis de que estemos quizá ante recintos relacionados de algún modo con un episodio o escenario secundario del conflicto cántabro-astur (29-19 a.C.). Durante el mismo se buscaría asegurar dominio romano sobre unas áreas montañosas que en buena medida se encuentran todavía dentro de los límites de la Asturia histórica, lo que explicaría la ausencia de alusiones a los galaicos en las fuentes textuales que aluden a este conflicto».

DIFERENTES TAMAÑOS DE ASENTAMIENTO
Los arqueólogos han destacado que sus hallazgos se dividen en asentamientos de distinto tamaño, desde los pequeños con capacidad para entre dos o tres cohortes (entre 100 y 1.500 hombre), a campamentos grandes y pequeños e incluso recintos de enormes dimensiones capaces de albergar fuerzas de entre 10.000 y 14.000 hombres. En el caso del hallazgo en Los Oscos se trata de uno de los grandes campamentos temporales (los romanos contaban entre sus tropas con especializas capaces de levantar fortificaciones en una jornada) y que podría acoger a una legión, unos 6.000 soldados, con «gran independencia operativa, al modo de una brigada contemporánea». La descripción del terreno es de «una cima de suave pendiente desde la que se obtiene un notable control visual de los cordales próximos, pero su disposición general parece indicarnos que el recinto estaría orientado hacia el Sur. No es posible encontrar en el entorno inmediato poblados de tipo castro, ya que estos se encuentran en la comarca en terrenos de menor altitud, ocupando preferentemente elevaciones y espolones con un mejor control de los valles».


Los autores señalan que «resulta muy sugerente la hipótesis de que A Penaparda y los campamentos localizados en las sierras de Penouta-Ouroso conformen un conjunto que revele el uso estratégico por parte del ejército romano de un cordal montañoso, del mismo modo que ocurriría en áreas como La Carisa o La Mesa», un cerco de kilómetros para asediar los reductos de resistencia astur.

De la crudeza de las guerras cántabras y astures dieron cuenta los historiadores romanos. Los arqueólogos han señalado que «en el ámbito astur, las fuentes indican que los romanos plantearon una estrategia militar similar, de modo que en la Meseta Norte y el piedemonte cantábrico se habrían desarrollado acciones a gran escala frente a un enemigo que parece haber mostrado una gran capacidad organizativa y de movilización de efectivos, así como una notable autonomía política». Al norte de la cordillera, en la Asturias actual, la lucha tampoco fue sencilla: «la arqueología revela que el objetivo habría sido la división del ejército en fuertes columnas que avanzarían a un mismo tiempo siguiendo distintos cordales con el fin de controlar la totalidad del territorio y ahogar cualquier foco de resistencia».

26 de octubre de 2016

Documentan un segundo verraco en el Castro de Irueña (Salamanca)


Es el segundo, de los que según las fuentes históricas habría en el Castro de Irueña. Es de granito rojo y podría aportar mucha información sobre los periodos vetón y romano.
José María Dorado muestra el hallazgo. FOTO: CASAMAR 
La Asociación de "Amigos del Castro de Irueña" mostró este domingo un hallazgo relevante para la historiografía del yacimiento arqueológico de Fuenteguinaldo, el descubrimiento de un segundo verraco, gracias a la labor de uno de los miembros de su junta directiva, José María Dorado, novedad que ya ha sido puesta en conocimiento en días pasados a la Junta de Castilla y León, antes de hacerla pública.

"Se trata sin duda de un verraco, el segundo de los entre 2 y 4 que hablan las fuentes históricas que existieron en el Castro de Irueña, tanto por las formas que se pueden apreciar a simple vista en las distintas partes disgregadas por el lugar como el material utilizado, granito", señaló la arqueóloga e historiadora miembro de la agrupación guinaldesa, Paula García Encinas.

El GRANITO ROJO NO ES PROPIO DE IRUEÑA
Una vez puesto en conocimiento de la Junta, los arqueólogos han iniciado ya su estudio, que tendrá que analizar el resto de los trozos del mismo material, granito rojo, que se encuentran en el mismo área y que no es propio de Irueña sino que debió traerse de otro lugar", aseguró Paula García.

El descubrimiento de este segundo verraco en el Castro de Irueña "tiene una gran importancia porque viene a demostrar que a pesar de los expolios de siglos que ha sufrido el yacimiento, su puesta en valor aportará muchísima información sobre el periodo tanto vetón como romano", afirmaron tanto García Encinas como José María Dorado, "al tiempo que creemos que puede suponer un espaldarazo a los trabajos de excavación iniciados hace unos días por la Junta de Castilla y León".

Precisamente las excavaciones encargadas por la Junta al arqueólogo Manuel Carlos Jiménez se centran ahora en la zona del primer verraco, conocido como la "Yegua de Irueña" y en su rehabilitación.

(Fuente: La Gaceta de Salamanca)

30 de agosto de 2016

Las excavaciones sacan a la luz el yacimiento prerromano de La Peña del Hombre (León)

Las investigaciones se centrarán en una fase posterior en analizar los posibles vínculos con Las Médulas. El asentamiento prerromano será visitable en 2018. 
La excavación aportará nuevos datos sobre el contexto social, histórico y político de la explotación aurífera de las Médulas.
FOTO: ANA F. BARREDO.
A simple vista era un montículo de piedras desordenadas, fechadas en el paleozoico, situadas a 1.240 metros de altitud y atrapadas por unas matas de roble desde las que se divisa la llanura central berciana y el círculo que conforma la cadena montañosa que rodea la comarca. Hoy, aquel desorden aparente de escombrera —causado por el paso de más de 2.200 años de antigüedad— empieza a desaparecer y el trabajo de excavación de este verano de un grupo de 24 arqueólogos de 10 universidades ha sacado a la luz parte del asentamiento castreño prerromano de la Peña del Hombre.

Ayer se clausuraba el campo de trabajo que promueve la Fundación las Médulas, la Junta y el Ayuntamiento de Priaranza del Bierzo. Y como lo que se ha descubierto es de gran relevancia cultural y turística, allí estaba el director general de Patrimonio, Enrique Sáiz, quien confía en que habrá un segundo campo de trabajo el próximo año y todo el hallazgo podría ser ya visitable en el 2018. Sáiz dijo que pretenden convertir estos trabajos, situados en el entorno de Las Médulas, en un «laboratorio arqueológico», junto con el yacimiento de Pedreiras (Lago de Carucedo), el Castrelín (San Juan de Paluezas) y la Corona del Cerco (Borrenes).

El castro de la Peña del Hombre está en el municipio de Priaranza del Bierzo y se accede a él desde el pueblo de Paradela de Muces, siguiendo parte de la pista de tierra que conduce a Ferradillo y desviándose a la izquierda por un empinado cortafuegos, sólo apto para vehículos todoterreno. Al sur, las montañas de Ferradillo, y al norte —montaña abajo— el imponente castillo de Cornatel.

El director de Patrimonio contextualizaba lo que significa este campo de trabajo arqueológico: «Conocemos muy bien lo que es la extracción aurífera de las Médulas, pero falta todavía por avanzar y descubrir el contexto histórico, geográfico de un espacio como el castro de la Peña del Hombre, que puede dar datos muy relevantes acerca de lo que fue ese contexto social, histórico y político de la explotación aurífera de las Médulas».

La ubicación en altitud del castro lo hace único y excepcional, y aunque era conocido, es la primera vez que se excava y se investiga. «Esto nos permite como objetivo de la excavación situar su importancia en relación a lo que fue la ocupación romana de la explotación aurífera y la posible vinculación o no que tuvo con esa explotación», dijo Sáiz.

ORIGEN PRERROMANO
Precisamente una de las conclusiones de estos trabajos arqueológicos es que estamos ante un yacimiento de entre los años 600 y 200 antes de Cristo; aunque este dato deberá ser reafirmado científicamente a través del gabinete de laboratorio. Es un asentamiento previo a las Médulas, pero su creación alude al control del territorio y hay datos que indican que su masa social fue posteriormente utilizada para la obtención del oro.

Esta primera excavación afectó a unos 300 metros cuadrados; 250 de fuera de la muralla, de hasta 3 metros de altura, y unos 100 metros de estructura de vivienda o centro social interior. Jesús Celis, director científico de la excavación, dijo que se trata de un «yacimiento singular», con mucho por descubrir, como una estructura en su zona este desconocida, de enorme porte y de planta ovalada, que algunos creen pueda ser una torre.

4 de julio de 2014

Restos cerámicos y arquitectónicos evidencian el paso de Cartago por el oppidum ibérico de Giribaile (Jaén)

Las excavaciones en el oppidum ibérico de Giribaile, en Vilches (Jaén) muestran las huellas cartaginesas en la zona, corrobaradas -entre otras más recientes- por el hallazgo de abundantes fragmentos de ánforas cartaginesas así como de un monumento funerario torriforme, el empleo de casamatas en la muralla de barrera y un opus signinum con lechada de cal, todas ellas técnicas constructivas características de la antigua Cartago.  
Luis María Gutiérrez, director de los trabajos en Giribaile, atiende a los periodistas durante una visita al yacimiento. 
Según Luís Maria Gutierrez, arqueólogo del Instituto Universitario de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén, autor de la Guía Arqueológica de Giribaile y responsable de los trabajos de investigación en el oppidum íbero, los trabajos de campo "ya arrojan indicios claves para corroborar la huella cartaginesa en la zona», "como ya dedujimos en la recogida sistemática de materiales que realizamos entre 2004 y 2005, y en la que contabilizamos que aproximadamente el 15% de las piezas cerámicas recuperadas correspondían a ánforas cartaginesas."  

UN CAMPAMENTO CARTAGINÉS
Según nos comentó el propio Gutiérrez poco antes de comenzar las excavaciones en Giribaile, "en estos trabajos de recogida de materiales nos acompañó José Luis López Castro, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Almería y especialista en arqueología púnica y fenicia, quien ya nos apuntó entonces la hipótesis, basada en estos fragmentos cerámicos, de que se pudiera localizar un campamento cartaginés en Giribaile."
Parte del equipo de excavación que participa en la campaña de este año.
Foto: GIRIBAILE

CASAMATAS EN LA MURALLA DE BARRERA
Además, según nos contó Luis María Gutiérrez, en los trabajos previos a la excavación ya se constató la existencia de casamatas en algunos puntos de los 250 metros de la muralla de barrera que protegía el asentamiento, una técnica muy característica de la arquitectura defensiva cartaginesa.

Las casamatas eran unas estancias interiores que eran usadas como establos y también, para alojar a los soldados que custodiaban la muralla

OBRAS HIDRÁULICAS CARTAGINESAS
Otra de las evidencias que nos llevan a creer en la presencia cartaginesa en Giribaile, según Gutiérrez,  es el hallazgo de restos de opus signinum, una arquitectura hidráulica de mortero (cal, arena y fragmentos de roca silícea) muy propia de los romanos, pero con la peculiaridad de que el descubierto en Giribaile "cuenta con un revestimiento de lechada de cal, muy propio de las bolsas de agua empleadas en Cartago."

MONUMENTO FUNERARIO
"También descubrimos en su día, -prosigue el profesor Gutiérrez- la base de los que pensamos puede ser un monumento funerario torriforme, muy característico de Cartago que pudo estar erigido en el S. IV a.C y se mantuvo hasta la Segunda Guerra Púnica (aproximadamente el 207 a.C.)", que es cuando se data la destrucción de la ciudad de Oringis, que bien pudiera ser ésta.
Cueva-santuario de Giribaile.
Foto: GIRIBAILE

CUEVA-SANTUARIO DE GIRIBAILE
Ya se está trabajando en el conjunto eremítico de la cueva-santuario de Giribaile. Cuevas excavadas en la roca viva y que, recientemente sufrieron un gran deterioro al desplomarse varias de ellas a causa de las intensas lluvias. 


Ya en 1860 el investigador D. Manuel Góngora, que documentó este yacimiento por primera vez, ya decía que en esta cueva venían apareciendo "algunas figurillas de bronce similares a las de Sierra Morena", esto son exvotos como los aparecidos en la Cueva de la Lobera de Castellar y en El Collado de los Jardines Santa Elena, ambos enclaves también en la provincia de Jaén.  

Las otras dos zonas que se están excavando son: el área productiva -la zona de la muralla donde los habitantes trabajaban- y un almacén. El trabajo de campo se irá intercalando con el análisis de los materiales encontrados.

MUROS DE UN METRO DE ANCHO
Aunque queda mucho por excavar, descubrir y analizar, llaman la atención las dos áreas arqueológicas en las que se ha trabajado hasta junio, sobre todo, según ha comentado Luis María Gutiérrez,  por los muros exhumados que conservan un alzado de en torno a un metro.


CONFIRMAR LA PRESENCIA CARTAGINESA
Entre los objetivos de esta investigación está el de confirmar la presencia cartaginesa que, de corroborarse al final de este proyecto, «sería lo más novedoso, sumaría un elemento diferenciador al amplio y rico patrimonio cultural de la provincia». Según los arqueólogos, se cree que el oppidum de Giribaile llegó a estar poblado por unas 3.000 personas y que mantuvo una estrecha relación con el centro neurálgico de Cástulo, y los santuarios antes mencionados de Castellar y Santa Elena.  

El proyecto de excavación se va a extender durante más de cuatro años y cuenta con un presupuesto de 268.000 euros. 

14 de octubre de 2013

Después de 45 años vuelven las excavaciones al oppidum ibérico de Giribaile, en Vilches (Jaén)

La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía ha aprobado el Proyecto de Investigación Arqueológica de Giribaile para los próximos seis años. Dotado con 268.000 euros contempla la prospección tomográfica, con georradar y ortografía aérea de una zona de la meseta para delimitar la trama urbanística del oppidum, además de la excavación en pequeñas áreas muy delimitadas del yacimiento.
Luis María Gutiérrez en el Instituto Universitario de Estudios de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén.
Por fín, después de que en 1968 se iniciaran las últimas excavaciones en la meseta del oppidum ibérico de Giribaile, que terminaron de forma repentina en 1969, la Junta de Andalucía ha aprobado una nueva intervención arqueológica en este yacimiento ibérico de Vilches (Jaén). 

Con ello, el profesor Luis Mª Gutiérrez, del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén y autor de la "Guía Arqueológica de Giribaile", ha visto cumplido uno de sus mayores sueños: el inicio de los trabajos para los que se vienen preparando desde hace casi 25 años. Se trata del Proyecto General de Investigación Arqueológica para Giribaile, que aunque "se ha aprobado por seis años, en principio la financiación sólo nos alcanza para los primeros cuatro en los que alternaremos la prospección con la excavación así como con el estudio de los materiales que vayamos encontrando", nos comenta.

Según Luis María Gutiérrez,  "Gracias a estos años de investigación ya tenemos unos planteamientos iniciales muy concretos y algunas prospecciones muy adelantadas". "Como objetivo prioritario de esta actuación será la aplicación de innovaciones metodológicas en el campo de la Arqueología, sobre todo en lo que se refiere a la relación entre las prospecciones y la excavación.

UNA ESTRATEGIA DIFERENTE
"Después de tantos años de investigación, la estrategia que aplicaremos en Giribaile será muy diferente de la aplicada en otros yacimientos, ya que en este caso lo que nos define es la diversificación de riesgos y oportunidades, abriendo muchos sectores de excavación pero con poca superficie de ejecución", dice Gutiérrez.
La muralla de "barrera" y acceso al yacimiento de Giribaile.

 "De esta manera en un primer momento vamos a comenzar las prospecciones sobre la plataforma principal de la meseta sobre la que se asienta el yacimiento y en la que va a participar la Escuela Politécnica de Linares, realizando una tomografía eléctrica  y un barrido con georradar sobre una superficie delimitada de 1 hectárea de terreno que tendrá como objetivo el delimitar la posible articulación de la trama urbanística del oppidum, así como determinar la potencia estratigráfica y en profundidad de los depósitos arqueológicos y el aterrazamiento de la superficie principal de la meseta, un trabajo en el que nos será de ayuda el empleo de la ortofotografía aérea", comenta el profesor Gutiérrez.

PUNTOS DE EXCAVACIÓN
El Proyecto contempla la excavación de diferentes áreas del yacimiento, todas ellas de una superficie aproximada a los 70 metros cuadrados, para intentar esclarecer algunas de las hipótesis con las que se ha venido trabajando durante todos estos años.

Así por ejemplo, se tiene previsto excavar una casa completa del poblado intramuros de aproximadamente 20x20 metros, un monumento funerario descubierto extramuros, un muro ciclópeo para estudiar su cronología, el emplazamiento de la posible cueva-santuario descrita por Góngora en 1860 y en la que se cita el descubrimiento de figurillas de bronce "similares a las de Sierra Morena". Otra de las excavaciones se centrará en la zona afectada por el expolio que se realizó en 2008 sobre lo que parece un horno cerámico en la meseta del yacimiento.

¿ORISSIA U ORINGIS?
La campaña de excavación también contempla trabajar sobre el emplazamiento de un posible campamento romano que de confirmarse localizará aquí la ciudad de Oringis, que sufrió un asedio por los romanos y fué destruída después de que sus habitantes ayudaran a los de Cástulo en su campaña contra Roma durante la Segunda Guerra Púnica (aprox. 207 a.C.). De confirmarse esta teoría, se rebatiría la actualmente en vigor desde 1860 en la que el investigador D. Manuel Góngora, siguiendo la historiografía de Plutarco, en sus "Vidas Paralelas" situaba en Giribaile la ciudad de Orissia, que también fue destruída por los romanos pero en fecha más reciente, el 90 a.C.

¿UN CAMPAMENTO CARTAGINÉS EN GIRIBAILE?
En los trabajos en Giribaile colaborará el catedrático de la Universidad de Almería D. José Luis López Castro, quien no descarta encontrar  un campamento cartaginés en el yacimiento, ya que en 2004-2005 se realizó una recogida sistemática de materiales en el yacimiento en la que aproximadamente el 15% de la cerámica recogida era de origen cartaginés. Además se constató la existencia de casamatas en algunas en algunos puntos de los 250 metros de la muralla de la barrera (que también se estudiará a partir del tercer año de trabajo) que protege el acceso al yacimiento, y que es algo típico de los yacimientos cartagineses.

"Otro de los puntos que hacen pensar sobre la existencia de un asentamiento cartaginés en Giribaile es el hallazgo de un mortero hidráulico realizado con la técnica del opus signinum cubierto con una lechada de cal, muy característico de las balsas cartaginesas.", nos comenta Luis María Gutiérrez.

7 de octubre de 2013

El Instituto de Arqueología Ibérica de la UJA propone la creación de la ruta turística ‘El camino de Aníbal’

El director del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén, Arturo Ruiz, ha presentado en el marco de la Feria de Turismo de Interior Tierra Adentro un proyecto para crear la ruta turística ‘El camino de Aníbal’, un itinerario cultural que sobre la base del recorrido que realizó Aníbal Barca desde Cartago, en Túnez, hasta Roma, pasando por España y Francia.
Marcelo Castro, director de FORVM MMX, Arturo Ruíz y Manuel Molinos del Instituto Universitario de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén.
“La provincia de Jaén tiene unos lugares impresionantes desde el punto de vista de la Segunda Guerra Púnica, los paisajes son espectaculares”, subraya Arturo Ruíz, quien añade que “queremos ver dentro del plano de la provincia qué zonas se pueden mostrar como lugares del camino de Aníbal”. En este sentido, desde el Instituto Universitario de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén se trabaja en la definición de un itinerario que tenga en la provincia jiennense uno de sus núcleos esenciales gracias a que coinciden, en las tierras del Alto Guadalquivir, algunos de los acontecimientos más conocidos de la Segunda Guerra Púnica. A esto se suman los avances de las investigaciones de acontecimientos como la Batalla de Baécula o Cástulo.

 Así, se da la circunstancia de que en Jaén se desarrollaron acontecimientos cuyos lugares son conocidos y están confirmados por la investigación, como el caso de las tomas de Iliturgi y Cástulo o la ya citada Batalla de Baecula, así como otros lugares que están en fase de investigación, como las Batallas de Cástulo e Ilorci, en las que murieron el padre y el tío de Escipión el Africano. Todas estas acciones se desarrollaron entre el 217 y el 206 a.C.

Ruta Internacional
“Con el trabajo de la Batalla de Baécula nos hemos dado cuenta de que tenemos una potencialidad enorme desde el punto de vista turístico. Ya existe un ‘Camino de Aníbal’, aprobado por el Consejo de Europa, que cuenta con una parada en Trasimeno, en Italia. Por eso planteamos una ruta que empezara en el núcleo de Jaén y que se articulara para Cartagena, hasta Sagunto, ligándola con Italia y con lo que se está haciendo en Túnez, con lo que podría salir una ruta internacional”, explicó Arturo Ruiz.

Respecto a la infraestructura necesaria, el director del Instituto Universitario de Arqueología Ibérica de la UJA asegura que “no hay grandes cosas que hacer, puesto que Cástulo está puesto en valor dentro del Viaje al Tiempo de los Iberos’, Iliturgi no está excavado y es simplemente el sitio como tal y solamente habría que trabajar un poco más en Baécula, sobre todo en lo que al paisaje se refiere porque no se trata de conservar grandes ruinas o estructuras antiguas”.

(Fuente: Linares 28)

14 de mayo de 2013

Andalucía reafirma su apuesta por el proyecto 'Forvm MMX' y el conjunto de Cástulo, en Linares (Jaén)

La Junta de Andalucía continúa impulsando el proyecto de investigación 'Forum MMX' y la puesta en valor del conjunto arqueológico de Cástulo con un presupuesto para este año de 300.000 euros. Ayer se presentó en la Universidad de Jaén el trabajo con imágenes en alta resolución sobre el excepcional "Mosaico de los Amores", desenterrado en la campaña del pasado verano.
En éste enlace de internet se puede apreciar en alta definición el maravilloso mosaico gracias a un trabajo de fotografía de alta definición en el que se ha inmortalizado tesela a tesela este mosaico, fechado entre finales del siglo I y principios del II d.C..
La presentación de esta iniciativa se realizó ayer tarde en la Universidad de Jaén y ha estado a cargo de Marcelo Castro y José Manuel Pedrosa (director y miembro del equipo de FORVM MMX respectivamente y Francisco Arias coordinador del conjunto Arqueológico.

A este acto asistieron el secretario general de Universidades, Investigación y Tecnología de la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo, Francisco Triguero, la delegada del Gobierno de la Junta en Jaén, Purificación Gálvez, el director general del Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ), Raúl Perales, el rector de la UJA, Manuel Parras, el presidente de la Diputación Provincial, Francisco Reyes, y el alcalde de Linares, Juan Fernández; además de los delegados territoriales de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo, Manuel Gabriel Pérez; de Educación, Cultura y Deporte, José Ángel Cifuentes, así como el coordinador provincial del IAJ, Víctor Torres.



Uno de los principales valores  con que cuentan las excavaciones en Cástulo
es la implicación ciudadana. 
Durante la presentación se ha podido también ver un vídeo con imágenes idealizadas de cómo pudo ser aquella ciudad romana, que tuvo una situación estratégica en la cabecera del Valle del Guadalquivir, al ser el último puerto navegable del Betis, un municipio que tuvo capacidad para acuñar moneda y ser sede episcopal en la época del Bajo Imperio.

El director de 'Forum MMX', Marcelo Castro, ha valorado que el trabajo con imágenes en alta resolución sobre el Mosaico de los Amores, presentado esta tarde, abrirá una puerta para que la gente lo pueda consultar en Internet. "Esperamos que muchos investigadores nos den sus conclusiones sobre el mosaico y así nos enriquezcamos, al mismo tiempo que nos sirve como instrumento para la conservación. Es un elemento único y, por lo tanto, tenemos una responsabilidad muy grande para conservarlo", ha destacado.

Un mosaico semejante a los de Pompeya

El Mosaico de Los Amores muestra a través de teselas de pequeño tamaño, características del Alto Imperio y semejantes a las de Pompeya, de piedra y pasta de vidrio en tonos rojos, amarillos, verdes o azules, de forma clara, dos mitos clásicos: uno es el del juicio de Paris, por el que comenzó la guerra de Troya, tras el enfrentamiento de Juno, Venus y Minerva por la manzana de la discordia. También aparece el mito de Selene (diosa griega que en la mitología romana era la Luna) y Endimión, pastor del que se enamoró y que cayó en un profundo sueño del que solo despertaba para ella.

Pero el mosaico es solo uno de los hallazgos, ya que gracias a las últimas excavaciones, en las que se buscaba el foro de Cástulo, objetivo no logrado, se han descubierto espacios públicos altamente significativos del centro monumental, como un edificio de época alto imperial, identificado con "el tesoro" de la ciudad, que acogió durante los siglos IV y V el establecimiento de una comunidad judía.

El otro edificio hallado, donde además se encuentra el mosaico de Los Amores, pudo ser la sede del culto imperial, en un complejo donde se intercalaban patios con espacios cubiertos, pavimentados con mosaicos y muros estucados.

Nueva campaña de excavaciones
El 1 de junio comienzan de nuevo las excavaciones, que este año contarán -al igual que en años anteriores- con un presupuesto procedente de la Junta de Andalucía de 300.000 euros donde cientos de voluntarios se unirán al trabajo de los expertos para seguir sacando a la luz la historia de una ciudad, escenario de guerras púnicas y lugar de nacimiento de la princesa ibera Himilce, unida en matrimonio al cartaginés Aníbal.

(Fuentes: Europa Press / EFE -La Información-)