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8 de agosto de 2017

Colecta para excavar en el asentamiento prerromano de Complutum

Un grupo compuesto por la arqueóloga Sandra Azcárraga; el director del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, Enrique Baquedano; el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Gonzalo Ruiz Zapatero; y el también profesor de la UCM, Arturo Ruiz Taboada, ha iniciado una colecta para hacer excavaciones en el asentamiento prerromano que hay en el entorno de la ciudad de Complutum, en Alcalá de Henares.
Casa de los Grifos de la ciudad romana de Complutum, en Alcalá de Henares. (Foto: Ayuntamiento de Alcalá de Henares).
Así lo ha explicado Sandra Azcárraga, que al tratarse de una iniciativa particular, están recaudando dinero para pagar “comidas y seguros” a los estudiantes universitarios que quieran hacer “prácticas y colaborar” en el yacimiento. “Cuanto más dinero tengamos más trabajos podremos hacer. Si cubrimos gastos podremos hacer análisis de muestras de carbono 14 o estar más días”, ha indicado.

Hasta hoy se han recaudado 1.400 euros. El grupo ha situado el objetivo mínimo en los 2.400. “Algunas instituciones sí nos apoyan, cediéndonos material o con donaciones”, ha reseñado Azcarraga, que también ha relatado cómo comenzó esta propuesta de excavación.

PRIMITIVA COMPLUTUM
El entorno en el que comenzarán los trabajos arqueológicos es el el del Cerro de San Juan del Viso, en Alcalá de Henares. “La primera ciudad de Complutum, la primitiva, fue construida en lo alto del cerro”, detalla Azcárraga, que ha explicado que el asentamiento romano se trasladó a la parte de abajo, la nueva Complutum.

Aunque se ha investigado más la Complutum más reciente, Azcárraga cuenta que descubrió el plano de la ciudad antigua dibujado sobre el cereal de lo alto del cerro mientras consultaba una imagen aérea del Instituto Nacional Geográfico para su tesis doctoral. “Se pueden distinguir todas las líneas que marca la traza de la Complutum original”, ha señalado la arqueóloga.

Esta primera Complutum dio origen a lo que hoy es Alcalá de Henares. Lo que se va a investigar es un asentamiento prerromano que existe en lo alto del cerro, frente al que los romanos instalaron su campamento que daría paso años después a Complutum. “El campamento puede ser de la época de César, año 40 a.C., y la ciudad se construiría entre finales de la República e inicios del Imperio, entre los años 40 a.C. y 60 d.C.”, ha señalado.

ORIGEN CARPETANO
El asentamiento prerromano era carpetano, según ha apuntado la arqueóloga, que se ubica en un terreno del Ministerio de Defensa que ha autorizado las excavaciones. El resto de la Complutum original se asienta sobre un terreno de un privado para el que no han conseguido permisos.

Azcárraga asegura que la excavación no está vinculada a una universidad porque ella está ahora empleada en la administración municipal y las cosas “se han precipitado”, porque no contaba con recibir los permisos para excavar este año. Gracias al estudio de imágenes aéreas, se han detectado ya ruinas de antiguos edificios. “Lo que vamos a abrir es en teoría el asentamiento prerromano”, ha indicado.

INCENTIVOS
Para incentivar la financiación del proyecto, Azcárraga ha señalado que hay una serie de recompensas, que varían en función de si se colabora con 10 o con 200 euros. Por 25, por ejemplo, se obtiene el agradecimiento expreso del grupo de arqueólogos a través de sus plataformas de difusión, una visita guiada al yacimiento, y un artículo en PDF sobre los descubrimientos.

En su web, Primitiva Complutum, el grupo de arqueólogos ha defendido que colaborar es “una oportunidad única de ser partícipe del crecimiento de uno de los yacimientos más importantes de la Comunidad de Madrid” y también de invertir “directamente en cultura, un sector tan necesitado de ayudas como necesario para el crecimiento y desarrollo de nuestra sociedad”.

13 de febrero de 2014

Hallan la primera ubicación de la ciudad romana de Complutum al suroeste de Alcalá de Henares (Madrid)

Complutum, la antigua ciudad romana sobre la que hoy se levanta Alcalá de Henares, en la Comunidad de Madrid, no siempre estuvo ahí, sino que su primera ubicación fue el Cerro de San Juan del Viso, unos terrenos que a día de hoy son un campo de cereal bajo el que se conservan intactos los cimientos de la urbe que ocupó 30 hectáreas y albergó a 10.000 personas. 
Cerro de San Juan del Viso donde se ha localizado la primera Complutum romana. Foto: Sandra Azcárraga.
En una entrevista, la arqueóloga Sandra Azcárraga explica que el hallazgo, que ha sido posible gracias a la fotografía aérea, no deja lugar a dudas, ya que en las imágenes se pueden ver "todas las trazas del urbanismo de la planta de la ciudad romana más antigua de la Comunidad de Madrid perfectamente delimitadas", con las calles distribuidas en un diseño "muy cuadriculado" e incluso los lugares donde se levantaron el teatro, las termas y el templo.

Esta arqueóloga, que compara este descubrimiento con el de la ciudad italiana de Altinum en 2009, el cual también fue posible gracias a la fotografía aérea, destaca que éste es un hallazgo único en España, porque se trata "de una ciudad completa, conservada y con edificios públicos". 

Ortoimagen de IGN y su fotointerpretación. Foto Sandra Azcárraga.
Vía: Mediterráneo Antiguo
TRASLADO DE LA CIUDAD PIEDRA A PIEDRA
La primera Complutum, según las investigaciones de Azcárraga, se fundó en el Cerro de San Juan del Viso, a unos kilómetros de su ubicación actual, sobre el año 40 antes de Cristo y ocupó 30 hectáreas, en las que llegaron a vivir 10.000 personas, hasta el año 60 después de Cristo. Esta ciudad fue trasladada piedra a piedra apenas un siglo después de su fundación a las orillas del Henares, donde se encuentra a día de hoy, si bien algunas cosas no se pudieron mover, como los cimientos y las calles pavimentadas, por lo que estos restos son los que se pueden vislumbrar bajo el cereal, gracias a las fotografías aéreas. 

Azcárraga explica que en las zonas donde se encuentran enterradas las calles de la ciudad, el cereal crece más bajo porque las raíces no pueden penetrar en la piedra, y este crecimiento menor es reconocible en las fotografías aéreas e incluso a pie de campo, donde las diferencias de altura se aprecian a simple vista, pero que no se darían si en vez de cereal creciera simplemente la hierba.

Gracias a esta huella de la ciudad que permanece en el tiempo, las fotografía aéreas permiten observar la traza de las termas, la ubicación donde posiblemente estuvo la puerta monumental de la ciudad e incluso la planta de algunas domus romanas, con el patio interior y las habitaciones distribuidas a su alrededor. 

Detalle del teatro de Complutum. Foto: Sandra Azcárraga.
Vía: Mediterráneo Antiguo
TEATRO ROMANO
Con todo, el edificio más singular es el teatro, con un aforo para 2.000 personas y 40 metros de diámetro, que se vería desde el valle del Henares y que, probablemente, para su construcción se aprovechó un desnivel del terreno o se hizo el hueco en la tierra para usar las laderas como graderío. Por ello, Azcárraga asevera que, si se hicieran excavaciones en esta zona, se comprobaría que este teatro romano, el cual se convertiría en uno de los más antiguos de España, se conserva en buenas condiciones.

La arqueóloga ya ha remitido un proyecto a la Dirección General de Patrimonio solicitando la excavación de estas tierras, un extremo que ve difícil, ya que todo el Cerro de San Juan del Viso, que en total son unas 70 hectáreas, son propiedad privada, de un agricultor que es quien siembra el cereal que ha permitido el hallazgo.

6 de agosto de 2014

Los arqueólogos descubren un ara romana en el yacimiento musulmán de Alcalá la Vieja (Madrid)

Los arqueólogos que trabajan en el yacimiento musulmán de Alcalá la Vieja han hallado un ara -piedra consagrada- romana dedicada al "sagrado" Marte, hallazgo que constata que en esa zona hubo un asentamiento romano anterior al ya conocido Complutum donde hoy se asienta Alcalá de Henares. La piedra consagrada -1,7 metros de alto y casi 900 kilos- es de finales del siglo I d.C o principios del II.
Uno de los arqueólogos realiza in situ el dibujo del ara que ha aparecido en estratos de la Baja Edad Media.
Foto: DESDESORIA
"Falta limpiarla bien y que un especialista la estudie" ha afirmado hoy la arqueóloga, Elena Serrano, quien ha señalado que según la datación preliminar, la piedra consagrada -1,7 metros de alto y casi 900 kilos- es de finales del siglo I d.C o principios del II.

En palabras de Serrano, esta ara romana se ha encontrado "fuera de contexto", ya que se halla en un extracto que aproximadamente es de la baja Edad Media, siglo XIV o XV.

"Los restos de la época romana están aún por descubrir", ha apuntado.

Asimismo, la arqueóloga ha asegurado que no se trata de un ara funeraria, sino de una dedicatoria de agradecimiento al dios Marte de un personaje que, aunque su nombre "no está claro", parece ser que era Lycurus Primitivus.

ESPACIO PÚBLICO ANTERIOR A "COMPLUTUM"
Por ello, ha proseguido, están valorando la hipótesis de que hubiera en esa zona un templo o un espacio público de un asentamiento "incluso anterior a la fundación de Complutum".

"Estos hallazgos romanos son la gran novedad y aportación porque antes se pensaba que todos los elementos arquitectónicos de esta época procedían de Complutum", ha explicado Serrano.

Los trabajos de excavación finalizarán la próxima semana y se procederá a la extracción de la piedra y a su posterior restauración para trasladarla al Museo Arqueológico Regional que se sitúa en la ciudad complutense Patrimonio de la Humanidad.

La consejera de Cultura, Empleo y Turismo, Ana Isabel Mariño, ha visitado hoy este yacimiento arqueológico de Alcalá de Henares junto con el alcalde de la localidad, Javier Bello, para ver los trabajos de acondicionamiento que se están realizando para que los ciudadanos puedan visitarlo.

En este sentido, Mariño ha manifestado que el Gobierno regional ha invertido, desde 2008, más de 300.000 euros para conocer la extensión del yacimiento, garantizar su conservación y hacerlo visible al público.


Toma de coordenadas en el lugar del hallazgo.
Foto: DESDESORIA
"Mientras los presupuestos lo permitan seguiremos invirtiendo en el patrimonio de la Comunidad de Madrid", ha apostillado.

En concreto, el Ejecutivo madrileño ha realizado el levantamiento topográfico del yacimiento, estudios geotécnicos, prospecciones y excavaciones arqueológicas en los arrabales, recinto fortificado y su entorno, desescombro del área de acceso al recinto y tareas de conservación en la torre albarrana.

EN LA RED DE YACIMIENTOS VISITABLES
Respecto a estos trabajos, la consejera ha destacado que lo más importante han sido los datos "muy buenos" que se han obtenido sobre la forma de vida y la ocupación del ser humano en la zona.

Por su parte, el alcalde de Alcalá de Henares, Javier Bello, ha manifestado que se va a sacar mucha información de cómo se vivía en esa área durante los diferentes siglos que ha habido ocupación.

Gracias a estas laborales, el yacimiento de Alcalá la Vieja, en el que se pueden encontrar restos desde la Edad de Bronce, del Hierro, fortificaciones de la fase Andalusí hasta el siglo XVI, quedará integrado en la red de yacimientos visitables de la Comunidad de Madrid, que ya abarca otros 20 enclaves donde se puede conocer el legado arqueológico y paleontológico de la región.

Por último, Bello ha subrayado que esta localidad madrileña es un "museo al aire libre" para todos los madrileños y turistas.

"Toda Alcalá de Henares es patrimonio porque tiene mucho por descubrir todavía en el subsuelo", ha concluido Mariño.

(Fuente: ABC / EFE)

6 de septiembre de 2022

Comienza la tercera campaña de excavación en la primitiva Complutum

Hasta el próximo 16 de septiembre alumnos de grado, máster y doctorado de las Universidades de Alcalá de Henares, Complutense y Autónoma de Madrid estarán en el cerro de San Juan del Viso junto a los directores del proyecto, Arturo Ruiz Taboada y Sandra Azcárraga Cámara.
Excavaciones en Primitiva Complutum
Nueva intervención para desenterrar el origen de Alcalá de Henares. En lo alto del cerro de San Juan del Viso en Villalbilla, bajo un campo de cereal, se encuentran los restos arqueológicos de la primitiva ciudad de Complutum. Este año los trabajos se iniciaron con el vuelo de dron realizado en el mes de junio y estas dos semanas de excavación van a servir para ampliar los datos que el georradar proporcionó el año pasado. La campaña consistirá en ampliar la superficie de dos sondeos ya comenzados en 2017 y 2018 y en abrir uno nuevo para tratar de localizar la calle principal romana que atravesaría la ciudad en dirección Noroeste-Sureste.

Como explica la arqueóloga y responsable del proyecto, Sandra Azcárraga, en total el dron tomó 4.800 fotografías que han permitido elaborar un modelo 2D y 3D de las 30 hectáreas del yacimiento. Lo más destacado de estos resultados es que las imágenes obtenidas tienen una mayor resolución que las fotografías aéreas que se han utilizado todos estos años. “Ahora, prácticamente, se pueden contar las piedras de cada edificio”, señala Azcárraga.

Al igual que en campañas anteriores, el equipo ofrecerá una jornada de puertas abiertas para todos los ciudadanos interesados que tendrá lugar el domingo, 18 de septiembre, por la mañana. Además, en esta ocasión, la Asociación de recreación histórica Ab Urbe Condita participará en el evento.

6 de agosto de 2018

Arqueólogos por un día en la ciudad romana de Complutum

Comunidad de Madrid y Ayuntamiento de Alcalá de Henares organizan durante los meses de julio, agosto y septiembre los talleres "Arqueólogos por un día", que permite a chicos y grandes trabajar en un yacimiento arqueológico recreado en el entorno de la ciudad romana de Complutum. Hay unas 3.000 plazas, y ya están casi todas ocupadas.  La actividad también se extenderá a Hoyo de Manzanares.
Los participantes en el taller desentierran materiales en la excavación  Foto: ÁNGEL NAVARRETE
Ponerse en la piel de un arqueólogo y desenterrar tesoros de la antigüedad es un sueño para muchos niños. La ciudad romana de Complutum, origen de la actual Alcalá de Henares, ofrece este verano la posibilidad de hacer este sueño realidad en Arqueólogos por un día, una actividad en la que pequeños y mayores trabajan en una excavación recreada y son enseñados a utilizar las técnicas de estos expertos, desde cómo desenterrar las piezas sin perder la información que facilita la tierra hasta su posterior tratamiento en el laboratorio.

El taller, que es gratuito y está organizado por la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Alcalá, se ofrece los meses de julio, agosto y septiembre, y tiene unas 3.000 plazas disponibles, la gran mayoría ya ocupadas. Veinticinco fueron los chavales que asistieron el pasado jueves 19 de julio, y que confirmaron, tras tres horas de trabajo con cubos y arena, que la arqueología «mola». «Es la segunda vez que vengo», señalaba Nico, de seis años, que esta vez acudía con sus hermanos. «A mí me encanta la historia y quiero ser arqueóloga», contaba Laura, de 11 años, para la que la experiencia era «la prueba de fuego» para confirmar esta vocación.

Y no defraudó. Tras una rápida visita a la ciudad romana y a la Casa de los Grifos -conocida por sus muestras de pintura mural- los niños pudieron ponerse manos a la obra y comenzar a trabajar en el yacimiento, en el que debían desenterrar las piezas ocultas en la tierra, para lo que se les hizo entrega de una brocha, un recogedor y un cuadernillo. Los más espabilados no tardaron en encontrar el tesoro:«¡He encontrado un cráneo!», exclamó Nico, de seis años, uno de los primeros en cantar bingo. «Seguro que era de los árabes», añadió. Sarah, de 11 años, desenterró una mano con un anillo y Javi, de 13, un cuerno.

Una tarea para la que contaron en todo momento con las instrucciones de los guías, que se enfrentaron a la difícil misión de explicar a niños «un proceso tan largo y meticuloso» como el del arqueólogo, algo que, para el responsable de la actividad, Diego Martín Puig, es «todo un reto». «¡Cuidado al sacar las piezas!», señalaba Martín, ante las prisas de algunos chavales por hacerse con los objetos. «La tierra hay que tratarla con cuidado, que nos aporta mucha información», explicaba.

Además de los restos humanos y animales, que fueron los que más entusiasmaron a los niños, el yacimiento escondía cerámica, mosaicos, joyas y adornos, todos recreaciones de objetos romanos. Una vez desenterrados, los participantes debían identificarlos y dibujarlos en un cuadernillo, para lo que contaron con la ayuda de sus padres, que, siempre dejando el protagonismo a los pequeños, supervisaban todo el trabajo. «Trabajar en equipo es uno de los pilares de esta actividad», explica Martín. «Que padres e hijos vengan juntos al taller crea un vínculo muy especial entre ellos», añade.

Del yacimiento los niños eran trasladados al «laboratorio», en el que se les explicaba el trabajo de restauración, siglado y clasificación de las piezas. «Esta es una actividad 360 grados, que abarca todo el proceso que lleva a cabo el arqueólogo», señala. «Se busca que los chavales interioricen la meticulosidad del trabajo en una excavación », pero que también «se diviertan».

De hecho, «aquí pueden tocar las piezas y utilizar instrumentos reales», algo que no suele pasar en un museo, en la que los chavales «se limitan a mirar», explica. Tan bien se lo pasan que muchos repiten: este año, por primera vez, podrán hacerlo en Hoyo de Manzanares, donde, ante el éxito de la actividad, se ha dedicido iniciar otro taller arqueólogico en septiembre.


"Conocer el patrimonio desde pequeños"
Además de la diversión, Arqueólogos por un día tiene una finalidad didáctica, y busca que los chavales se «enganchen» con el patrimonio, un legado que es necesario «que conozcan desde niños» y que sientan «que les pertenece». «Es bueno que los niños sepan que si encuentran algo en el campo pueden llevarlo a las autoridades para que sea trasladado a un museo y disfrutado por todos», afirma Paloma Sobrini, directora de Patrimonio de la Comunidad de Madrid.

Generar vocaciones, y fomentar el conocimiento de nuestros antepasados entre los más pequeños, es otro de los objetivos del taller, algo que, según su organizador, se consigue. «Muchos niños se van diciendo que van a ir a museos y que quieren saber más de los romanos», relata. Otros este entusiasmo ya lo traen de casa, y desde muy pequeños tienen claro que la historia y la arqueología es lo suyo. Es el caso de Javi y Miguel, dos hermanos de 13 y 10 años de Alcalá de Henares. «El mayor quiere ser paleontólogo y el pequeño arqueólogo», explica su madre, que este verano se los lleva de viaje a Egipto. «Lo de Javi es increíble:con tres años ya se sabía todos los nombres de los dinosaurios en latín», añade.

La actividad concluía con la entrega de un diploma a los niños, que se marchaban a casa entusiasmados y con ganas de repetir. También con la pena de no poder llevarse «el trofeo» desenterrado a casa. Y es que, como sucede en la vida real, las piezas son enviadas después del taller a un depósito común, pasando a formar parte de «un patrimonio que nos pertenece a todos».

5 de agosto de 2024

La nueva excavación de Caraca se centrará en la necrópolis visigoda

La campaña arqueológica que se desarrollará este verano en el yacimiento del Cerro de la Virgen de la Muela, en la localidad guadalajareña de Driebes, que se prolongará dos semanas desde el próximo 12 de agosto, intentará arrojar luz sobre la necrópolis visigoda.
La necrópolis visigoda data del siglo VI d.C y es la última fase del yacimiento.

La campaña arqueológica que se desarrollará este verano en el yacimiento del Cerro de la Virgen de la Muela, en la localidad guadalajareña de Driebes, que se prolongará dos semanas desde el próximo 12 de agosto, intentará arrojar luz sobre la necrópolis visigoda.

Así lo han indicado a Europa Press tanto fuentes del equipo investigador que dirige esta excavación como la jefa del Servicio de Cultura de la Delegación de la Junta en Guadalajara, Teresa Sagardoy, quien ha recordado que este espacio arqueológico fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) este mismo año y está compuesto de varios yacimientos.

En cuanto a la necrópolis visigoda, afirma que, según los datos recogidos hasta el momento, data "más o menos" del siglo VI d.C y es la última fase del yacimiento. Está compuesta por tumbas, algunas de las cuales son "simples fosas" tapadas con una laja de yeso, que es la piedra natural de los cerros de Driebes.

Otras son lo que se conocen como 'cistas', tumbas con varias lajas haciendo el hueco de la fosa y que también están tapadas con varias losas de este tipo de piedra típica de la localidad guadalajareña, prosigue Sagardoy.

"Son tumbas de inhumación y no se ha encontrado ajuar de momento, pero en alguna tumba esperamos que se encuentre algún objeto", ha apuntado, para agregar que lo que sí que se ha encontrado son restos de los ataúdes o sudarios, es decir, de los elementos con los que se depositaba al muerto.

Ha puesto el acento en que en esta necrópolis visigoda se ha hallado parte del cementerio infantil con pequeñas tumbas de niños, a veces neonatos, a los que se les tenía separados en otra zona del cementerio; "en lo que se llama un limbo, porque no estaban bautizados todavía. Se les reservaba un espacio diferente que es curioso de visitar", ha agregado.

Parte de esta necrópolis está musealizada y cuenta ya con carteles para hacerla visitable y comprensible por los visitantes aunque es un trabajo que se acaba de iniciar e irá ampliándose a distintos espacios, pese a que desde el equipo investigador del yacimiento apuntan que en las últimas semanas la cartelería y la señalización han sido vandalizadas y habrá de ser repuesta.

Ocupación desde la Edad del Bronce
En el Cerro de la Virgen de la Muela hay ocupación desde la Edad del Bronce que se conoce como un 'oppidum' carpetano correspondiente a las poblaciones indígenas de antes de los romanos. Lo más conocido es la ciudad romana de Caraca, a la que se unen otros puntos donde se han localizado restos arqueológicos, una villa romana, un monumento funerario o zonas más de carácter militar en las inmediaciones de la ciudad.

Sagardoy ha resaltado que la ciudad romana de Caraca es la única que se ha hallado en la provincia de Guadalajara, que tuvo su esplendor en el siglo I o el II d.C --en época Flavia-- y estaba a mitad de camino entre Complutum (Alcalá de Henares) y Segóbriga --en la provincia de Cuenca--, en la vía Spartaria que unía Cartagonova con Complutum.

Desde el equipo investigador del yacimiento apuntan que la ciudad estaría en la provincia romana de la Tarraconense y que se cree que hacía su labor "seguramente" como paso por la vía en el Tajo, hecho que hizo que Sertorio (I a.C.) la conquistara por la fuerza.

Un hallazgo que ha destacado la jefa de Cultura de la Junta en Guadalajara relacionado con la ciudad es el del acueducto que se ha encontrado a tres kilómetros así como el manantial que daba origen al mismo. "Está realizado en 'Opus caementicium', una obra de ingeniería romana habitual, y que traía el agua desde ese manantial a la ciudad", ha añadido.

A ello ha unido que se han localizado varias piscinas limarias, que son piscinas de decantación, que depuraban el agua y a la vez impedían que tuviera mucha velocidad por el canal y deteriorara el mismo.

Las campañas arqueológicas
Hasta el momento se han llevado a cabo en el Cerro de la Virgen de la Muela siete campañas arqueológicas y este mes de agosto se llevará a cabo la octava. Además de las múltiples visitas para hacer prospecciones, vuelos de dron o el uso de un georradar.

Así, en 2016 se hicieron las primeras prospecciones y se usó el georradar para confirmar la existencia del yacimiento y ya en el 2017 tuvo lugar la primera campaña de excavación, cuyos directores han sido desde el inicio Emilio Gamo Pazos y Javier Fernández Ortea.

Para Sagardoy, se trata de un equipo de investigadores "muy dinámico" que, con pocos medios, la ayuda de las administraciones y "mucho empeño" han estado haciendo pequeñas campañas de unos 15 días.

Esta excavación se desarrollará gracias al convenio firmado entre la Diputación de Guadalajara y el Ayuntamiento de Driebes, con el apoyo del Ayuntamiento de Brea de Tajo y la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara.

En su conjunto, la responsable de Cultura de la Junta en Guadalajara ha resaltado que en estas campañas se ha podido delimitar todo el mapa de la ciudad romana --compuesto por 27 manzanas--, se ha localizado el Cardo, el Decumano, el Foro y las Termas; pese a lo cual ha señalado que queda "muchísimo trabajo" por hacer y apenas se ha iniciado la investigación sobre todos estos yacimientos.

Jornada de Puertas Abiertas
De otro lado, el Ayuntamiento ha informado de que este verano se volverá a realizar la Jornada de puertas abiertas en el yacimiento el jueves 22 de agosto que constará de visitas guiadas al mismo a las 10.30 y 19.00 horas, siendo el acceso a la actividad libre y gratuito.

El 'Proyecto de excavación de la necrópolis de época visigoda de Caraca (Driebes, Guadalajara) y de los niveles carpetanos en esa misma área' está dirigido por los ya citados Javier Fernández Ortea (arqueólogo) y Emilio Gamo Pazos (Museo Arqueológico Nacional) a los que se unen Saúl Martín González (arqueólogo), Santiago David Domínguez Solera (Heroica arqueología).

El equipo interdisciplinar de investigación contará este año con la colaboración de un amplio número de expertos que analizarán el yacimiento desde distintas ópticas, incluyendo a Antonio Alvar Ezquerra (Universidad de Alcalá), Ana Gracia Rivas (Museo Nacional de Antropología), José María Murciano Calles (Museo Nacional de Arte Romano) y María Luisa Cerdeño Serrano.

También participarán Daniel Cordero Bordejé, María Ángeles Perucha Atienza (IGME-CSIC), Miguel Ángel Rodríguez Pascua (IGME-CSIC), José Francisco Mediato Arribas (IGME-CSIC), Andrés Díez Herrero (IGME-CSIC), Helena Gimeno Pascual (Centro CIL II-Alcalá de Henares), Daniel Méndez García (Revives.es y UFV), Ana Fernández Jiménez y Paula Carmona Quiroga (Instituto Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas -IETcc-CSIC), Magdalena Barril Vicente, Macarena Bustamante Álvarez (Universidad de Granada), Sergio Remedios Sánchez (UNED-Senior) y Álvaro Sánchez Climent.

7 de agosto de 2017

La excavación en el yacimiento de Driebes descubrirá el foro de la ciudad romana de Caraca

Los trabajos arqueológicos, cuya primera fase acaba el 16 de agosto, se centran en recuperar dos espacios clave: la plaza pública y una de las vías principales. Los restos encontrados hasta ahora acreditan la existencia de la primera ciudad romana localizada en Guadalajara entre el siglo X a.C. y el siglo II d.C. Emilio Gamo, director de las excavaciones: “la campaña arqueológica está confirmando el hallazgo que detectó en febrero el georradar
Las excavaciones en el yacimiento de Driebes las dirige el equipo técnico encabezado por los arqueólogos Emilio Gamo y Javier Fernández. También participa un equipo multidisciplinar del que forman parte los también arqueólogos Saúl Martin y David Álvarez. FOTO: RAQUEL GAMO
“Caraca fue la primera ciudad romana con rango jurídico en la provincia de Guadalajara”. Así lo confirma Emilio Gamo, codirector del ‘Proyecto Driebes’, a eldiarioclm.es, después de que las excavaciones arqueológicas que actualmente se desarrollan al sur de la localidad de Driebes, en la comarca de la Alcarria Baja, hayan podido confirmar la existencia de este asentamiento de época romana, tal como apuntaba la investigación llevada a cabo mediante la técnica del georradar.

Caraca data del primer milenio antes de nuestra era. Y no es la única constatación fehaciente. Los trabajos a pie de campo, que se iniciaron a mediados de julio, han revelado los restos del pórtico y la cabecera del foro, una prueba que cumple con una de las mayores expectativas de esta investigación. “Nos encontrarnos ante la ciudad romana más primitiva de la provincia de Guadalajara”, admite el arqueólogo. De hecho, la existencia de un foro, centro de la vida social en el Imperio romano, es precisamente el criterio por el que se otorgaba el estatus de ciudad a una población.

El paisaje bajo el que yace Caraca es mesetario, casi lunar. Se trata del Cerro de la Virgen de la Muela, al sur del municipio de Driebes. Es un paraje a 600 metros de altitud, abierto, vasto, rodeado de barrancos esteparios, casi desérticos por la pobre vegetación de matorral. Este alto en el que también se emplazan los restos de la Ermita Nueva contrasta con la deliciosa imagen de la fértil vega, regada por el río Tajo que puede otearse en el horizonte. Una paleta de diversidad y cromatismo que tanto caracteriza a Guadalajara.

Pasear por esta loma es como reencontrase con la historia antigua y experimentar la sensación de caminar encima de unas termas o un mercado de época romana. La ubicación de la que fue la antigua Caraca hace que el viajero pueda toparse con todo tipo de vestigios. Por ejemplo, valiosas cerámicas, piedras de granito u otros objetos que formaban parte de la vida cotidiana de nuestros antecesores.

UNA CIUDAD MEDIANA
Caraca, según los especialistas que trabajan en su emplazamiento, debió de ser una ciudad mediana en su tiempo con una población de entre 1.500 y 1.800 habitantes. Otra relevante infraestructura que refuerza la hipótesis de que ésta se trataba de una urbe administrativa es el acueducto de tres kilómetros que abastecía a los pobladores desde el manantial de Lucus o ‘bosque sagrado’ en latín y que, gracias a la arqueología, se ha recuperado parcialmente.

El punto geográfico escogido por los romanos para construir Caraca no fue casual, como nada que tenga que ver con esta avanzada civilización que sentó las bases de la ingeniería civil hace 2000 años. Al contrario, el Cerro de La Muela, que es donde asienta, estuvo considerado, según puntualiza Emilio Gamo, una zona “estratégica” de la meseta sur desde donde la población dominaba el Tajo por el norte y controlaba diversos arroyos y vegas circundantes. Esta situación privilegiada permitió a los romanos, por un lado, defenderse de las invasiones enemigas y, por otro, abastecerse de abundante agua para sostener su próspera economía basada en la explotación del ‘lapis specularis’-mineral usado en el Imperio Romano para construir ventanas- y en la fabricación de esparto, una planta empleada antiguamente para la minería y la cordelería de los barcos.

De ahí que los romanos decidieran asentarse en Caraca, ciudad ubicada en la vía ‘Complutum-Carthago Nova’- principal centro portuario de la época-, a medio camino entre Alcalá de Henares (Complutum) y Segóbriga, otro yacimiento cercano en la provincia de Cuenca. “Probablemente la ciudad se abandonó en el siglo II después de Cristo por el fin de las actividades mineras que se llevaban aquí a cabo”, explica Gamo al hablar sobre el ocaso de Caraca.


"GRAN DESCUBRIMIENTO"
El yacimiento del cerro de la Virgen de la Muela está ubicado sobre un amplio cerro amesetado situado en la orilla derecha del Tajo, cuando traza un amplio meandro, y está delimitado por barrancos con un curso de agua irregular. Se sitúa una altitud de 610 metros y la extensión del yacimiento de época imperial es de al menos 8 hectáreas.

A nivel geológico, la zona a estudio está compuesta de gravas, arenas y limos del cuaternario Superior. Se trata de un área, por tanto, óptima para el asentamiento antrópico. Esta visión queda reforzada por la situación estratégica del enclave, dominando el Tajo desde el norte, el arroyo del Barranco al este, el arroyo Salobre al oeste y una fértil vega a sus pies, al sureste.

Juan Manuel Abascal, catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Alicante, sostiene que Caraca “es, sin duda, el gran descubrimiento arqueológico de los últimos años en Castilla-La Mancha”. Especialmente, por la luz que arroja acerca “del trazado de las principales vías romanas a su paso por la actual provincia de Guadalajara”.

EQUIPO TÉCNICO
La campaña arqueológica en el yacimiento de Driebes está siendo ejecutada por un equipo técnico encabezado por los arqueólogos Emilio Gamo y Javier Fernández, y un equipo multidisciplinar del que forman parte los también arqueólogos Saúl Martin y David Álvarez. Además, un grupo de nueve peones naturales de Driebes, contratados mediante el Plan de Empleo de la Junta de Castilla-La Mancha, se encarga de excavar con pico y pala cada mañana durante seis horas en las tres catas que se han abierto en el yacimiento: dos en las que, según apuntan los estudios previos, se situaría el foro; y otra que pertenecería al ‘decumano’ o calle principal del enclave que se cruzaba perpendicularmente con el cardo, la otra gran vía del plano urbano que discurría de norte a sur de la ciudad.

El objetivo esencial del trabajo de campo que se llevará a cabo en el Cerro de la Virgen de la Muela hasta el próximo 16 de agosto es verificar los resultados del ‘georradar’ tridimensional que durante la fase previa de prospección arqueológica del terreno arrojaron “la presencia de una planta urbanística plenamente establecida en las dos calles principales de una ciudad romana, el foro, unas posibles termas y un posible ‘macellum’ o mercado”.

POBLADO CARPETANO ANTERIOR
En noviembre de 2016, el grupo de arqueólogos desarrolló una prospección arqueológica sobre 1,3 hectáreas del Cerro de la Virgen de la Muela a través de la tecnología del georradar con la que se determinó que estas ruinas correspondían probablemente a una población con su foro, sus termas y su acueducto, entre otros edificios. Se trataba de una ciudad romana reconstruida sobre un poblado carpetano existente anteriormente.

Tras varios meses, las expectativas depositadas por los arqueólogos en la información aportada por la técnica se van cumpliendo punto por punto. “De momento las excavaciones están confirmando lo que habíamos visto en las prospecciones”, reconoce Gamo. De este modo, la información que ofrezcan los restos hallados servirá para “analizar cómo se produjo el proceso de romanización en la provincia de Guadalajara y en Castilla-La Mancha”, mediante la evolución histórica de Caraca desde el primer mileno a.C. hasta el Siglo II d.C.

VISITA GUIADA
La primera visita guiada que el grupo de arqueólogos organizó al yacimiento el pasado jueves despertó una gran expectación. Contó con la participación de cerca de un centenar de visitantes de Driebes y otras localidades que, a pesar del incesante calor que caía sobre el cerro, no faltaron a la cita con Caraca. Esa misma tarde tuvo lugar otra visita por la tarde y, además, hay programadas otras dos: el día 10, organizada por la Asociación de los Amigos del Museo de Guadalajara y, al día siguiente, otra de la Asociación de Mujeres de Brea del Tajo.

Durante el recorrido por Caraca, Emilio Gamo describió con todo lujo de detalles los avances que se han alcanzado en apenas 20 días de trabajo. Y, aunque aún no hay nada asegurado y los especialistas recomiendan conceder tiempo y prudencia a las investigaciones, lo cierto es que los trabajos realizados hasta la fecha permiten alumbrar la esperanza sobre la confirmación de los hallazgos detectados por el georradar. En primer lugar, el arqueólogo se detuvo en las inmediaciones de la Ermita Nueva de Driebes, sobre la que aún perviven varias leyendas a su alrededor y desde donde puso en situación a los escuchantes sobre el contexto de la investigación.

PÓRTICO DEL FORO
En la primera cata que los técnicos han abierto en el yacimiento arqueológico, los trabajos se enfocan a encontrar una zona característica del foro: el pórtico. Según Gamo, “la presencia de un espacio diáfano, rodeado al sur por una columnata a modo de pórtico y al norte por dos habitáculos de grandes dimensiones al sur de la actual ermita hace pensar que podría tratarse de un foro”, es decir, el área pública y administrativa del núcleo.

En una segunda excavación, situada a escasos metros de la anterior, la investigación se propone “documentar una parte del ‘decumano’ cercana a su conexión con el cardo máximo”. Aquí se puede observar un rebaje de la calzada empedrada para la conducción de las aguas residuales, que ratifica la hipótesis del georradar de que en esta ciudad romana hubo un sofisticado sistema de alcantarillado. También es visible un muro que pudo pertenecer a una villa e incluso restos de una viga de madera que formaría parte de la sujeción de la citada casa.

Y, finalmente, en la tercera cata podría ubicarse un complejo de instituciones públicas, civiles o religiosas aún por determinar. “Hemos hallado todo lo que esperábamos y a partir de este momento pueden venir las sorpresas. Queremos llegar al nivel ocupacional de las catas y en este punto que alberga la cabecera del foro podríamos encontrar el Templo Imperial, la Curia o la Tesorería”, asegura Javier Fernández Ortea, codirector del ‘Proyecto Driebes’.


APOYO DE LA JUNTA
La ruta arqueológica culminó a la entrada de la antigua ciudad romana, una pronunciada pendiente desde donde se contempla idéntico paraje árido y desmochado. En medio de este entorno se conserva la vía que daba acceso al municipio, la conocida como Vía Espartaria, que se prolonga hasta llegar al río Tajo y sobre el que los romanos debieron construir un puente, hoy desaparecido. Caraca debió contar con una extensión de entre 8 y 12 hectáreas.

Entre los asistentes a la visita se encontraba Faustino Lozano, director provincial de Cultura, quien reiteró el compromiso del Gobierno regional con la continuación de las excavaciones arqueológicas “interesantes” que se están ejecutando en la provincia de Guadalajara. “Sigue habiendo mucha expectativa, pero hay que seguir con prudencia los trabajos cuya continuidad dependen de las subvenciones públicas que convoca anualmente la Junta. Es una pena que a veces algunos yacimientos se queden sin ayudas, porque Guadalajara es muy rica en estos recursos”, admitió.

FINANCIACIÓN DEL PROYECTO
La financiación de las excavaciones en el enclave de Caraca ha corrido a cargo de la Junta de Castilla-La Mancha, que ha aportado 16.000 euros; además de las aportaciones del Ayuntamiento de Driebes, la Asociación de Mujeres de Brea de Tajo y la Asociación de Amigos del Museo Provincial de Guadalajara. Mediante un canal de ‘crowdfunding’, destinado a incrementar los fondos para la investigación, se recaudaron 11.000 euros en solo tres meses, lo que da una idea del fervor que este hallazgo ha causado entre la población de Driebes y su entorno.
Pueblo ilusionado

“La gente de Driebes es sencilla y tiene una gran humanidad, un corazón muy grande. Somos especiales”. Así califica el alcalde, Pedro Rincón a sus conciudadanos. Y es que Driebes vive con enorme entusiasmo el hallazgo de la ciudad romana de Caraca, a escasos 6 kilómetros de este municipio de la Alcarria Baja, rayano con la Comunidad de Madrid.

Con un censo municipal de alrededor de 300 habitantes, la materialización de este hito arqueológico actuaría como foco cultural y turístico para atraer viajeros a toda la comarca. “De momento ya hemos ganado mucho. Recibimos la visita de gente de toda España y del extranjero, que pasan por el pueblo, preguntan, compran algo y eso da más vida al pueblo”, asegura el primer edil a eldiarioclm.es. En cuanto a los planes que imagina para Caraca, el regidor reconoce que “todos tenemos un sueño: que haya un centro de interpretación, un pequeño museo… pero todo esto depende de los resultados que vayamos obteniendo y de las ayudas”.

La entrega de los driebanos al proyecto para desenterrar a su ciudad romana del olvido encuentra un claro ejemplo en la solidaridad de los hermanos Ángel y Pedro Zorita, propietarios durante décadas de los terrenos bajo los que se asientan los vestigios de Caraca.

Ambos se los compraron a una monja de Driebes en 1979 y, según cuenta, siempre sospecharon que “ahí debajo” había algo extraordinario. “Vaya campos más malos que hemos hecho, no salen más que piedras”, le decía Ángel a su hermano. Casi 40 años después, el mayor de los hermanos Zorita, de 82 años, cree que el proyecto “tiene buena pinta”. Los dos han colaborado con la causa cediendo sus dominios agrícolas. La participación de su hijo y su nieto en las excavaciones demuestra la ligazón que existe entre el pueblo de Driebes y Caraca, convertida desde este año en un insólito aliciente en la oferta cultural y turística de Guadalajara en el futuro.

31 de julio de 2017

La ciudad perdida de Caraca resurge del olvido en Driebes (Guadalajara)

Desde el pasado 17 de julio los arqueólogos sacan a la luz estructuras de esta urbe romana, nudo importante de comunicaciones en la vía de Complutum a Segóbriga camino a Cartago Nova
El georadar desveló las estructuras urbanas de la ciudad romana que antes fue un oppidum carpetano. 
Desde el cerro de la Virgen de la Muela no se divisa ni un pueblo, ni una casa aislada, nada. Driebes, la localidad más cercana, se encuentra a unos seis kilómetros de carretil de piedras, polvo y matojos. En este paraje olvidado de Guadalajara hoy solo quedan en pie las ruinas de la antigua ermita que da nombre al lugar, en medio de un extenso campo de cereal recién cosechado. En otro tiempo, sin embargo, aquí se levantaba la ciudad de Caraca, una importante urbe de la Hispania romana a la que acudían las gentes del entorno para ir al mercado, al foro o al templo. La empinada cuesta que baja hasta el Tajo era entonces un transitado tramo de la calzada romana que conducía a Cartago Nova (Cartagena).

«Donde ahora pisamos debía de estar el foro», indica el arqueólogo Emilio Gamo, mientras muestra el plano con los resultados del georradar y drones que sirvieron en febrero para anunciar el descubrimiento de esta ciudad perdida que citaron Plutarco o Ptolomeo, equidistante de Complutum (Alcalá de Henares) y Segóbriga (Saelices, Cuenca), según el Anónimo de Rávena.

Se la había situado anteriormente en lugares como Almoguera o Tarancón, pero el hallazgo en 1945 de un tesorillo de plata de unos 14 kilos durante la construcción del canal de Estremera hizo sospechar de la existencia de un yacimiento en Driebes. Los profesores Jorge Sánchez-Lafuente y Juan Manuel Abascal defendieron en los años 80 que se trataba de la ciudad romana de Caraca, pero hasta ahora nunca se había excavado en este lugar.

El georradar reveló que ante la ermita se extendía antiguamente un espacio diáfano, rodeado por una columnata a modo de pórtico. De ratificarse la existencia allí de un foro, como estos datos sugieren, se habrá dado con la primera ciudad romana de la que se tiene constancia en la provincia de Guadalajara.

Las excavaciones que se están llevando a cabo desde el 17 de julio vienen a confirmar el diagnóstico al que llegaron los arqueólogos. «Empezamos a constatar estructuras y una serie de materiales que ratifican los resultados que dio el georradar en la campaña precedente», subraya Javier Fernández Ortea, coodirector del proyecto junto con Gamo.

En las dos catas abiertas, ya se aprecian con claridad algunos muros de antiguas edificaciones públicas romanas, aunque aún es pronto para poder identificarlas como parte del foro y para datar la época en que éste fue erigido, un dato clave para saber cuándo esta población fue promocionada jurídicamente como ciudad romana.

Hay una tercera cata señalada, en el cruce del cardo y el decumano, las dos coordenadas que vertebraban toda urbe romana. Allí el georradar indica que podría conservarse un empedrado con un sistema de alcantarillado. Si es así, servirá para verificar hasta qué nivel de desarrollo llegó Caraca.

Con estas primeras intervenciones quirúrgicas, el equipo interdisciplinar que dirigen Gamo Pazos y Fernández Ortea pretende registrar la estratigrafía de la ciudad y conocer así la evolución histórica de este lugar que se cree que estuvo habitado desde comienzos del primer milenio antes de Cristo y fue un «oppidum», un asentamiento carpetano antes de la romanización.


UNA CIUDAD DE 1.800 HABITANTES
La ciudad, de unas 8 hectáreas en el perímetro que creen que pudo estar amurallado y otras cuatro de zona anexa, se abastecía de agua a través de un acueducto de tres kilómetros del que quedan unos 130 metros, según han podido comprobar los arqueólogos en las proximidades del cerro de la Virgen de la Muela. Calculan que llevaba 1,3 litros por segundo, lo que les lleva a pensar en una población de entre 1.500 y 1.800 habitantes.

Bajo el sol de justicia que cae sobre el yacimiento, Javier Fernández comenta que en época romana el clima era más húmedo y había más vegetación. «Posiblemente era un lugar más habitable y había más densidad de población en esta zona hace 2.000 años que ahora», dice.

La ciudad contó con templos, que estarían ubicados bajo la actual ermita derruida, con posibles termas y con un macellum (mercado) donde acudían los campesinos y artesanos de los alrededores para comprar y vender. «Debió de ser una ciudad como Valeria o Ercávica», apunta Gamo haciendo referencia a dos yacimientos romanos de Cuenca.

El arqueólogo de la UNED explica que por su posición estratégica sobre la vera del Tajo y la presencia de atochas en la zona, creen que se dedicaba a la explotación del esparto, tan apreciado en la época por su uso para confeccionar cabos para la navegación o la minería, o para usos cotidianos (calzado, cestas...).

Caraca se destacó también por la exportación del lapis specularis o espejuelo, un yeso traslúcido y brillante que los romanos utilizaron en sus ventanas antes del vidrio. «Quizá el declive del uso del lapis specularis tuvo relación con el abandono de Caraca en el siglo II d.C.», sugiere el arqueólogo Saúl Martín.


UN CSI ARQUEOLÓGICO
Los peones que ayudan en la excavación acaban de encontrar un fragmento de interés y requieren el examen de Gamo, que explica: «Esto es como en CSI, investigamos cada pieza, cada detalle, solo que no es una escena de un crimen».

Excavar en un yacimiento virgen como el de Caraca permite estudiarlo desde cero, documentando de forma exhaustiva cada hallazgo, con el apoyo de modernos métodos como el sistema de información geográfica del Instituto Geográfico Nacional o los sistemas de información geocientífica del Instituto Geológico y Minero de España (IGME). El equipo multidisciplinar cuenta con la ayuda de especialistas en inscripciones latinas, expertos en gestión del patrimonio y especialistas del IGME, así como con la financiación de la Junta de Castilla-La Mancha, el Ayuntamiento de Driebes, la Asociación de Mujeres de Brea de Tajoy y la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara.

Los arqueólogos confían que Caraca arroje luz sobre un periodo histórico aún en parte desconocido. Es «otra tesela más en ese mosaico tan complejo de la romanización en el interior peninsular», subraya Fernández Ortea.

Hasta el 17 de agosto removerán la tierra en busca de cuanta información logren obtener, pero parte de Caraca siempre ha estado ahí, a la vista de cualquiera. En la construcción de la ermita de la Virgen de la Muela en el siglo XVI se reutilizaron fustes de columna que aún permanecen encajados en las paredes, uno incluso numerado con un cinco romano.

En las laderas del cerro, es fácil ver grandes piedras que formaron parte de edificios públicos de relevancia. Los agricultores las fueron arrojando a un lado cada vez que daban con alguna que les impedía arar el campo. No es ésa una buena tierra para cultivar. Allí donde antes se empedró una calle o se levantó una vivienda no crece igual el cereal.

El cerro de la Virgen de la Muela donde el pastor Mariano Vadillo jugaba solo en su niñez con aquellas piedras y trozos cerámicos de los que desconocía su origen, acapara ahora el interés de lugareños y curiosos, tanto que la Guardia Civil patrulla a menudo por los alrededores, no sea que una porción de la Hispania romana acabe olvidado en la vitrina de algún desaprensivo sin revelar sus secretos.


EL TESORO ESCONDIDO A FINALES DEL S. III a.C.
Durante la construcción del canal de Estremera en 1945 se descubrió en un talud del cerro de la Virgen de la Muela un tesorillo de plata de más de 13 kilos en forma de tortas, lingotes y fragmentos de adornos (torques, brazaletes, varillas, sortijas y fíbulas) que actualmente se expone en el Museo Arqueológico Nacional. Son piezas de cultura carpetana, datadas entre los siglos IV y III antes de Cristo o principios del II a.C. «El peso de las tortas, entre 448 y 455 gramos y sus particiones indican que utilizaban un sistema metrológio estandarizado, similar al de Cancho Roano», se indica en la vitrina que contiene las piezas halladas en Driebes. Los fragmentos completarían el valor de su peso en una transacción comercial. Las monedas constituyen solo una pequeña parte del tesoro y en su mayoría están partidas, pues se usaron como pequeños lingotes. Algunas proceden de Cartago y por su datación se ha podido fechar cuándo se ocultó el tesoro, ya que las más modernas fueron acuñadas a finales del siglo III a.C.

La pieza más relevante del tesoro es una fíbula que debió de ser emblema de un personaje de la aristocracia. Muestra un personaje con casco y torques en el pie y una escena simétrica de un felino que devora una cabeza humana en el puente. Ésta representaría a un jefe guerrero que al ser comido por el león se convierte en héroe. Cuando se descubrió, el arqueólogo Julián San Valero Aparisi la llamó «Fíbula de Hércules», creyendo que la imagen del puente representaba al héroe griego vestido con la piel del león de Nemea.

27 de octubre de 2022

Guadalajara, la medina islámica que desplazó a la ‘Complutum’ romana como centro de poder

Las monedas de cobre encontradas en varios yacimientos han arrojado nuevos datos sobre una ciudad que data de finales del siglo VIII y de la que todavía queda mucho por descubrir
El Ataifor de Guadalajara, una pieza de cerámica andalusí aparecida en la ciudad que permite ahondar en el pasado islámico de la ciudad y su entorno Foto: Junta de Castilla-La Mancha

Medio centenar de monedas de cobre han sido clave para que los investigadores hayan podido confirmar nuevos datos sobre el origen islámico de Guadalajara. Y es que el felús, la unidad más humilde del sistema monetario hispano-musulmán, resultó ser un elemento fundamental en el proceso de islamización de la Península Ibérica. Además, estas monedas de cobre, mucho más abundantes que las visigodas, marcaron el inicio de nuevas relaciones sociales o económicas a través de los zocos o mercados.

Ahora se sabe que el origen de la ciudad se remonta, al menos, al periodo comprendido entre los años 780 y 790 y que estaba vinculada al gobierno de los Banu Salim. Era un linaje beréber perteneciente a la tribu de los Masmuda que controlaba el territorio entre Guadalajara y Medinaceli (Soria).

El Museo de Guadalajara guarda una importante colección de monedas islámicas que ronda el medio centenar. “Gracias a su labor se ha podido determinar su procedencia. Todas disponen de su propia referencia topográfica. Se encontraron en yacimientos que son, incluso, anteriores a la propia fundación de la ciudad. Las hay que datan con anterioridad al gobierno de Abd al Rahman I (756-788)”, detalla Manuel Castro, profesor del área de Arqueología de la Universidad de Alcalá (UAH).

Hoy sabemos que desplazó a la urbe romana de Complutum (Alcalá de Henares). “Se creó un nuevo núcleo de poder territorial y urbano: la medina de Guadalajara. Y así sería hasta bien entrada la Baja Edad Media. Las monedas encontradas confirman eso ocurrió muy avanzado en el siglo VIII”, explica Castro.

“El siglo VIII es oscuro en lo histórico, pero sabemos que se fundaron otras medinas como la de Zorita de los Canes, en Guadalajara y Medinaceli, en Soria. Probablemente, ya estarían formadas o en proceso de consolidación definitiva, bajo el gobierno de Al-Hakam I (796-822)”. Lo hicieron, reconoce el investigador, “un poco antes de lo que hasta ahora pensábamos. E incluso antes que Madrid, que se fundó a mediados del siglo IX”.

Wād al-ḥaŷara -el nombre islámico más conocido de la hoy Guadalajara- no fue su primera denominación. En realidad, su nombre fundacional fue Madinat al-Faray.

Esa medina -como la actual Guadalajara- era una zona de paso, pero estratégica, ubicada junto al río Henares. “Sabemos que en la margen izquierda se funda una fortaleza islámica con funciones estratégicas no solo frente a enemigos externos, sino de control de la población y de los recursos interiores de Al-Andalus. Por ejemplo, el cobro de impuestos”.

Guadalajara, la Madinat al-Faray islámica, ciudad de la Marca o Frontera Media, aparece mencionada en las fuentes escritas árabes como centro secundario en relación con Toledo. “Tuvo zoco, un recinto amurallado con torres rectangulares -no necesariamente en el mismo lugar que la actual muralla- y en la segunda mitad del siglo IX fue una de las medinas más destacadas en el centro de la Península Ibérica porque tuvo una importante escuela de ulemas o doctores de la ley islámica”.

Manuel Castro explica además que en el lugar “solían parar las tropas procedentes de Córdoba para iniciar las aceifas o saqueos hacia el norte”.

Ricos yacimientos hasta ahora poco explorados
“La ciudad de Guadalajara es un auténtico yacimiento islámico y de otras épocas. Conocemos relativamente poco”, lamenta el investigador. Cree que “necesitaría un buen proyecto de investigación, al margen de las excavaciones de urgencia, junto a un plan de musealización de algunas áreas de la ciudad y de su entorno”, según propone.

Y es que la ciudad “fue un sitio estratégico por su elevación. Hoy la vemos como la vemos, pero en el siglo VIII su Alcázar, sobre una peña, permitía un control del territorio increíble”.

Si las fuentes escritas han sido importantes para ahondar en el pasado andalusí de Guadalajara, también lo son las muchas, aunque pequeñas, excavaciones realizadas tanto en la ciudad como su entorno en los últimos años y que han ido arrojando nuevos datos.

El arqueólogo alude en particular a la que se llevó a cabo en el año 2000 cuando se construía el túnel de Aguas Vivas, uno de los más importantes enlaces entre el casco antiguo y las nuevas zonas residenciales. “De allí salió una importante secuencia arqueológica que confirmó la ocupación de la ciudad en los siglos VIII y IX, de la que formó parte un singular tesoro de monedas de cobre o feluses”.

Otras excavaciones realizadas en el Real Alcázar de Guadalajara, que hoy es casi una ruina, sacaron a la luz más monedas, en este caso del siglo noveno. “Guadalajara era entonces la referencia urbana más importante de la zona. La siguiente era ya Medinaceli. Al menos hasta el siglo XI y XII. Cuando en 1085 cae Toledo, Guadalajara sigue siendo una plaza importante”.

Actualmente, coincidiendo con las obras del nuevo campus de la Universidad de Alcalá, se han descubierto restos arqueológicos de una necrópolis visigoda y medieval. “Es posible que también haya otros elementos islámicos relativamente próximos”.

El Ataifor de Guadalajara
Manuel Castro acaba de ofrecer una conferencia en el Museo de Guadalajara dentro del ciclo dedicado al recientemente descubierto Ataifor de Guadalajara, en la que reflexiona sobre el origen de la ciudad, a partir de un conjunto de conferencias, como resultado de una reciente exposición en torno a la excepcional pieza de cerámica andalusí, la más importante aparecida en muchos años, localizada durante unas obras en la ciudad.

“Tiene una especial belleza, realizada en la técnica conocida como verde y manganeso, que incluye una figura humana y eso era muy poco frecuente”, señala el arqueólogo. La pieza destaca por la representación de un jinete, algo muy poco frecuente en la iconografía islámica.

9 de febrero de 2016

Rituales de banquetes y ofrendas en el complejo tumular de Castillejo del Bonete, en Terrinches (Ciudad Real)

La revista científica de investigación prehistórica MENGA publica un estudio sobre los materiales arqueológicos encontrados en Castillejo del Bonete, el complejo tumular de Terrinches (Ciudad Real), que evidencian la celebración ritual de banquetes y ofrendas durante la Prehistoria Reciente en una cueva monumentalizada mediante túmulos en el interior de la Península Ibérica.

El artículo científico, que se titula “Paleoecología y cultura material en el complejo tumular prehistórico de Castillejo del Bonete”, supone un avance de la investigación paleoecológica sobre las colecciones de carbón, polen y microvertebrados. Además se presentan cuentas de piedra y madera, colgantes de concha, material lítico, la colección cerámica, nuevas metalografías e industria metálica y botones de marfil.

Nicasio Peláez, alcalde de Terrinches y promotor de los trabajos, recuerda que en Castillejo del Bonete, el complejo tumular de la Edad del Bronce ocupado en fechas calcolíticas, y vinculado a la Cultura de las Motillas, donde se han recuperado materiales arqueológicos muy diversos asociados a las arquitecturas de lugar como túmulos, corredores o potentes muros, es una muestra del importante legado que atesora la localidad terrinchosa. Además, ha anunciado que el Ayuntamiento trabaja ya en la organización de las nuevas campañas de trabajo para este año 2016.


CONFIRMADO POR EXPERTOS
El artículo que ha publicado la revista MENGA, y que se puede descargar, está confirmado por numerosos expertos especialistas en diferentes áreas, encabezados por el director de los trabajos arqueológicos, Luis Benítez de Lugo, y por autores que trabajan y están adscritos a instituciones diversas como son el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social, o las universidades Complutense y Autónoma de Madrid, de Granada, de Valencia, de Sevilla, el Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos, el Museo Arqueológico Regional de Madrid o las consultoras de Arqueología Anthropos y Arqueonatura.

Este estudio de materiales complementa al estudio arquitectónico de Castillejo del Bonete, que ya fue presentado el pasado año en el volumen anterior de MENGA. Asimismo, este trabajo completa los estudios específicos de materiales que han sido ya publicados en otras revistas científicas como Complutum (cerámicas), Zephyrus (metales), Madrider Mitteilungen (marfiles), Revista Española de Antropología Física (isótopos en huesos humanos), Journal of Archaeological Sciences (varsicitas) y Mediterranean Archaeology and Archaeometry (orientaciones astronómicas de las arquitecturas).

El Ayuntamiento de Terrinches continúa dando pasos en la promoción de su patrimonio arqueológico y cultural en distintos foros. Hace unos días fue en la Feria de Turismo, Fitur de Madrid, donde se presentó el libro 'El Patrimonio Cultural de Terrinches' y un video explicativo de los trabajos realizados ya que Castillejo del Bonete se ha convertido en una pieza fundamental para avanzar en el conocimiento del Bronce de La Mancha y la Cultura de las Motillas.

10 de agosto de 2018

Salen a la luz las termas de la ciudad romana de Caraca

El equipo de arqueólogos del proyecto Driebes (Guadalajara) ha descubierto las termas de la ciudad de Caraca, durante la segunda campaña de excavaciones que se han llevado a cabo este verano en el yacimiento romano, situado en las proximidades del municipio de Driebes. Se trata de un edificio termal de carácter público de unos 900 m2 de superficie, ubicado en la zona noroeste de la ciudad.
Área del yacimiento romano de Caraca, cercana al foro donde se ubican las termas. FOTO: JCCM
Emilio Gamo, arqueólogo que dirige el proyecto arqueológico en los terrenos del Cerro de la Virgen de la Muela, asegura que “el hallazgo de unas termas públicas de grandes dimensiones confirma que Caraca fue una ciudad romana importante y demuestra la majestuosidad que alcanzó durante los siglos I-II d.C”.

Las termas, antecedente de los actuales balnearios, constituían uno de los espacios más significativos de las urbes romanas dentro del foro. Concebidos como lugar de reunión social, el centro termal se dividía en varias estancias que se distribuían en torno a un patio central (palestra). Alrededor de esta área se abría la sala de agua caliente (caldarium), la estancia de baños fríos (frigidarium), donde se podía practicar también la natación, debido a sus grandes dimensiones y la habitación de temperatura tibia (tepidarium). El complejo acuático se completaba con las tabernas en las que se vendía bebida y comida a los bañistas; los vestuarios (apodyterium) en los que los usuarios depositaban sus vestimentas, vigiladas por un esclavo y el baño de vapor (laconium).

En el caso de Caraca, los trabajos, que se han concentrado en una superficie de unos 200 metros cuadrados del total de 900 m2 de la extensión total que ocuparon, según estimaciones de los arqueólogos, revelan la existencia de unas termas públicas de diversas estancias. Según subraya Gamo, “las termas de Caraca funcionaron como lugar de encuentro de la comunidad y muestran aspectos interesantes como la cuestión de género, ya que eran utilizadas unos días por los hombres y otros por las mujeres”. Asimismo, añade “reflejan la extensión de la romanización entre la población y hasta qué punto los habitantes de la ciudad habían asumido las costumbres cotidianas de los romanos”.

Una vez concluyan las excavaciones en los terrenos privados del Cerro de la Virgen de la Muela el 10 de agosto, el equipo de arqueólogos analizará los materiales encontrados en el propio yacimiento arqueológico y en las instalaciones del Museo de Guadalajara. Estos trabajos aportarán más información acerca de la datación, las características y los usos que tuvieron estas termas en los primeros siglos de nuestra era. “Hemos actuado sobre una pequeña porción de las termas y necesitaremos de varias campañas para alcanzar una comprensión total de cómo eran y cómo funcionaron las termas en Caraca”.

Al margen de la presencia de estas termas públicas al noroeste de la ciudad romana, el director de la investigación explica a este digital que “existieron otras termas privadas en la ciudad, ubicadas en otra zona y destinadas a un uso particular”.

El hallazgo del edificio de las termas confirma nuevamente los datos que los técnicos obtuvieron mediante la tecnología del georradar a finales de 2016. Estos estudios describían una ciudad romana de unas 8 hectáreas, emplazada en la vía romana Complutum-Carthago Nova y habitada por unos 1800 habitantes hasta al menos el siglo II d.c.
Durante la primera campaña a pie de campo que se llevó a cabo en el verano de 2017, las exploraciones sacaron a la luz parte del foro romano. La plaza pública constó de mercado (macellum), otros edificios administrativos, las propias termas y el acueducto, localizados entre las dos calles principales de la ciudad romana, el decumano (norte-sur) y el cardo, de orientación de este a oeste, que se cruzaban perpendicularmente.

A lo largo de la segunda prospección arqueológica sobre la ciudad romana, conocida como ‘Urbanismo y territorio: excavación arqueológica del sector noroeste de Caraca’, el equipo arqueológico, formado por los docentes Javier Fernández y Emilio Gamo ha trabajado en un área cercana al foro junto con un grupo de ocho peones de Driebes, contratados, mediante un Plan de Empleo de la Junta de Castilla-La Mancha.

Para el arqueólogo Emilio Gamo “es satisfactorio haber descubierto las termas de Caraca, porque ratifican la relevancia que alcanzó esta ciudad en su época y nuestra voluntad es proseguir en el futuro con este proyecto”.

Esta campaña, cofinanciada por la Junta de Castilla-La Mancha, el Ayuntamiento de Driebes, el Ayuntamiento de Brea de Tajo y la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara ha contado con una financiación de 22.000 euros. Durante la visita que el director provincial de Educación y Cultura, Faustino Lozano realizó a Caraca, a principios de agosto, destacó la importancia de este yacimiento para Driebes y para el conjunto de la provincia “desde el punto de vista cultural, histórico, patrimonial y también de impulso para el turismo y la economía de la zona, como ha demostrado el interés que han suscitado hasta la fecha las investigaciones realizadas”.
La jornada de puertas abiertas que el equipo de investigadores organizó el pasado 6 de agosto en el yacimiento suscitó una gran expectación de público, que, como ya ocurrió en 2017, se interesó por conocer en detalle los avances en las excavaciones arqueológicas.

TERRENOS PÚBLICOS
La propiedad de los terrenos sobre los que yace la ciudad de Caraca condicionará el futuro y el tiempo de ejecución de este proyecto arqueológico. En la actualidad, las 11 hectáreas de tierras de labor, ubicadas en el Cerro de la Virgen de la Muela, a unos 5 kilómetros al sur de la población de Driebes son de propiedad privada y se encuentran en manos de cinco propietarios.
El objetivo del Ayuntamiento de Driebes es adquirir una porción de seis hectáreas de la superficie sobre la que subyace Caraca. Pedro Rincón, alcalde del municipio driebano asegura a Henaresaldia.com que “las negociaciones con los propietarios marchan por buen camino y confío que a finales de año los terrenos sean públicos, porque esta nueva situación lo cambiaría todo y podríamos acceder a una mayor financiación para avanzar con las excavaciones”.

Mientras tanto, el hallazgo de Caraca ha revolucionado la vida cotidiana en Driebes, además de haberlo colocado en el mapa de la arqueología. “Caraca ha sido un revulsivo para la economía y el turismo de la población, los vecinos están ilusionados y me sorprende la cantidad de visitantes incluso extranjeros que han venido a visitarlo”, enfatiza el primer edil.
De cara al futuro, Rincón afirma que “estamos ilusionados con progresar, pero es fundamental que crezca el apoyo económico para que el yacimiento sea visitable en dos o tres años”, concluye el primer edil.

29 de septiembre de 2022

El IUIAI engrosa sus fondos editoriales con una importante donación

El Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén (UJA) ha recibido un fondo bibliográfico especializado en la cultura íbera compuesto por alrededor de 500 obras. Ha sido donado por los investigadores María Paz García-Bellido y Javier de Hoz.
Cerca de 500 títulos vienen a engrosar los fondos del Instituto Universitario de Arqueología Ibérica de Jaén.

El Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén (Jaén) ha recibido un fondo bibliográfico especializado en la cultura íbera. Compuesto por alrededor de 500 obras, ha sido donado por los investigadores María Paz García-Bellido y Javier de Hoz.

El acto de donación ha contado con la propia investigadora del Instituto de Historia del CSIC así como la directora y el subdirector del instituto, Carmen Rísquez y Juan Pedro Bellón, y el vicerrector de Proyección de la Cultura y Deporte, Serrano Estrella.

Rísquez ha explicado que el origen de esta donación está vinculado a la colaboración investigadora de García-Bellido y De Hoz con el propio centro jiennense, a través del estudio de la numismática procedente de campos de batalla en el primer caso --con los estudios de Baecula o Iliturgi-- y de los estudios epigráficos, de inscripciones ibéricas, en el segundo, como los de la necrópolis de Piquía en Arjona.

REFERENTES
En este sentido, ha señalado que ambos investigadores son un referente en sus campos de estudio principales: la numismática prerromana y la filología antigua (la historia de la escritura ibérica, en particular).

Por su parte, García-Bellido ha indicado que el hecho de tratarse de una Universidad joven, pero a la vez contar con un Instituto de Arqueología Ibérica "referente en su ámbito", ha servido de acicate para realizar esta donación.

Se une a la que ya posee el centro de libros, revistas, monografías especializadas, si bien están menos representados los fondos anteriores a los años ochenta del pasado siglo XX, con los que los fondos cedidos vienen a paliar esa carencia.

En los más de 500 volúmenes donados, destacan series extensas de revistas especializadas como Zephyrus, Ampurias, Acta Arqueológica Hispánica, Archivo de Prehistoria Levantina, el Boletín del Centro Arqueológico Saguntino (ARSE), el Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, la revista Complutum, las series de Cartas Arqueológicas de España, Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid o las Excavaciones Arqueológicas en Ullastret (Gerona).

También hay números de Gladius, Habis, Kalathos, Lucentum, Mastia, Palaeohispanica, de la Real Academia de Cultura Valenciana, Recerques del Museu d'Alcoi, Revista d'Arqueologia de Ponent, la Rivista di Studi Liguri, Romula, Saguntum, Studia Historica, Veleia, que en conjunto contienen los referentes de la protohistoria peninsular y, particularmente, de la cultura ibérica.

MANUALES DE ARQUEOLOGÍA
Igualmente, hay manuales de arqueología europea, ediciones en inglés, homenajes que recogen momentos clave de la disciplina. Del conjunto, más de 200 ejemplares se editaron antes de 1980 y un centenar de ellos es anterior a la década de los años 50 del pasado siglo.

Monografías de Manuel de Góngora, Louis Siret, Dèchelette, Rada y Delgado, Antonio Vives, Bosch Gimpera, G. Bonsor, Frobenius, Lantier, Pericot, Taracena, Maluquer de Motes, Almagro, Miriam Astruc...

"Sin lugar a dudas, referentes de la historia de la arqueología de la cultura ibérica, ejemplares únicos y excepcionales que pasan a formar parte de nuestra biblioteca, que serán importantes para la investigación específica en este ámbito, pero también para la formación de nuestro alumnado", ha asegurado Bellón.

TRAYECTORIAS
María Paz García-Bellido ha sido investigadora en el Instituto de Historia del CSIC. Desde 2010 es profesora ad honorem de dicha institución. Es miembro de la American Numismatic Society y del Instituto Arqueológico Alemán (Deutsches Archäologisches Institut). Ha dirigido una de las revistas españolas más importantes en arqueología: Archivo Español de Arqueología y su serie de monografías.

Sus líneas de investigación han sido amplias, pero fundamentalmente centradas en la numismática prerromana, siendo editora de un Diccionario de Cecas, que es una obra de referencia para dicho ámbito de estudio. También se ha interesado en el estudio de los grupos étnicos hispanos, el origen de la moneda, las redes comerciales o la política romana.

Javier de Hoz Bravo fue catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, experto en filología clásica, literatura griega arcaica, teatro griego, historia de la escritura, y, uno de los escasos expertos en el estudio de la lengua y escritura ibéricas. Fundador de la revista Habis (Universidad de Sevilla), fue miembro del Central Coordinating Comitee for Study of Celtic de la Unesco, miembro de la Fundación Pastor de Estudios Clásicos.

23 de septiembre de 2019

Sale a la luz el acueducto romano de Caraca

El nuevo elemento descubierto en el yacimiento de Driebes (Guadalajara) era capaz de suministrar 114.000 litros de agua al día y es muy similar al de la ciudad romana de Segóbriga
Excavación del acueducto en la ciudad romana de Driebes. FOTO: MATÍAS NIETO
Hay mucho de imaginación en la arqueología: uno desentierra el tramo de un acueducto en medio de un secarral y, si sabe, puede reconstruir los tiempos pretéritos en los que esa zanja llevaba litros y litros de agua que daban de beber a las miles de gentes que habitaban a pocos kilómetros de ese punto, en una ciudad que hubo de ser próspera, pero que hoy yace enterrada bajo polvo y tierra. Todo esto es imaginación, claro, pero imaginación científica: esa que levanta imperios sobre materia rota y registros escritos… Hay que tener mucho de eso, suponemos, para pasarse el ecuador de agosto limpiando y catalogando restos romanos bajo el sol de Driebes (Guadalajara), en jornadas que empiezan a las siete de la mañana y terminan a la una y media de la tarde, justo antes, pero no mucho, de que uno termine derretido. Algo así debe de ser la vocación.

«Agosto no es el mejor momento para esto, pero la mayoría de excavaciones las hacen profesores de universidad, y es cuando ellos tienen vacaciones y cuando hacen las convocatorias de subvenciones de la junta de comunidades», explica Javier Fernández, codirector del proyecto que está rescatando la antigua ciudad romana de Caraca. Junto a su equipo sacó a la luz el acueducto del lugar entre los días 12 y 23 del pasado mes de agosto y confirmó su pálpito: se utilizaba para el consumo humano, por lo que la urbe no era solo un lugar de paso, una «mansio», sino una ciudad de estatus municipal y unos 1.800 habitantes, según sus cuentas. Era, también, el nudo de comunicación entre Segóbriga y Complutum (actual Alcalá de Henares) y formaba parte de la vía espartaria, que llegaba hasta Cartago Nova.

A simple vista, no parece mucho más que un pequeño canal de piedra 0 en el suelo. Pero los ojos del arqueólogo ven una obra de ingeniería compleja, capaz de superar la difícil orografía del lugar para suministrar 114.000 litros al día a Caraca. «Es un acueducto de albañilería, hecho con el cemento armado de los romanos, mezclando cal, arena y piedra. Es un reto técnico bestial, porque tienen que mantener una inclinación constante a lo largo de tres kilómetros. Creemos que lo hicieron los mismos que el de Segóbriga, porque es prácticamente idéntico», apunta Fernández. ¿Y cuánto tardaron? «No lo sabemos, pero no mucho, porque era una necesidad primaria. Y hay que tener en cuenta que los romanos montaban un campamento para cuatro mil personas en unas horas...».

En algunos tramos del acueducto hay pequeñas piscinas donde solo cubre el tobillo. Son la clave del descubrimiento. «Son piscinas limarias, que ralentizan la velocidad del agua y la filtran para que salga limpia. Por ellas sabemos que era apta para el consumo de los ciudadanos», continúa. El agua la «robaban» del manantial Lucos, un topónimo probablemente derivado de «lucus», que significa «bosque sagrado». Aunque hoy, sobre este terreno árido y seco, cuesta adivinar el bosque y lo sagrado es otro tema… Quizás fuera muy diferente en la época de los Flavios, allá por el año 69 de nuestra era, que es cuando se supone que se construyó este invento.

Un trabajo de años
Este es el último hallazgo de un trabajo de años, que va rescatando poco a poco un pedazo de nuestro pasado remoto, romano. Ya en el siglo XVI se hablaba de la ubicación de Caraca, conocida, entre otras cosas, por los testimonios de Plutarco, que maldecía a los «bárbaros» del lugar por esconderse en sus cuevas y dificultar su conquista. Había gente, incluso, que pensaba que era Guadalajara. Pero no era así. «El gran salto científico es que antes de 2016 no se tenía claro dónde estaba. Ahora ya no hay ninguna duda de que estaba aquí, en Driebes. También hemos encontrado estructuras muy importantes, como un mercado o un foro», asevera.

Este equipo de arqueólogos ha preparado el acueducto para que sea visitable, pues está prevista la creación de una ruta senderista que pase por estos restos romanos, y que se llamará «Entre agua y esparto». Pero no es el último paso, ni mucho menos, porque este paisaje esconde mucha Historia. «En Caraca todo está por excavar. Ya hemos visto restos de estructuras muy importantes con el georradar. Y en el extrarradio habrá más estructuras, como las termas públicas. Es una labor de generaciones... Yo me moriré y mis hijos no lo verán terminado», sentencia Fernández. Eso, claro, también es vocación.