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21 de mayo de 2013

Astrofísicos y arqueólogos confirman que seis santuarios fenicios del sur peninsular rindieron culto a la diosa Astarté

Astrónomos del Instituto de Astrofísica de Canarias y arqueólogos de la Universidad de Sevilla han constatado que seis santuarios protohistóricos del sur de la Península presentan una misma orientación -hacia un acimut de 55 grados- lo que parece coincidir con la puesta de Venus y supone un posible indicio del culto a la diosa fenicia Astarté. 
Representación de la diosa fenicia Astarté
encontrada en el yacimiento de El Carambolo (Sevilla).
El estudio "Arqueología del cielo. Orientaciones astronómicas en edificios protohistóricos del sur de la Península Ibérica" ha sido realizado por el astrónomo César Esteban y el catedrático de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla José Luis Escacena, que han analizado seis santuarios.

  • El estudio se refiere en concreto a los yacimientos sevillanos de Coria del Río, El Carambolo, Satillo, Mesa de Setefilla , Tejada la Vieja (Huelva) y El Oral (Alicante). Es la primera investigación de este tipo que se realiza sobre edificios de la edad del Hierro Antiguo en este área geográfica.
El estudio se basa en la medida precisa de las orientaciones definidas por los edificios y el análisis del horizonte que les rodea, y que revela claros vínculos astronómicos, pues tampoco puede descartarse su posible relación con la salida y puesta del sol en los solsticios, lo que sugeriría además el culto al dios fenicio Baal, pareja masculina de Astarté.

César Esteban explica en una entrevista que los santuarios estudiados proceden de la época tartésica, que se extiende aproximadamente desde el mil hasta el 500 antes de Cristo, cuando se extendió en la mitad sur de la Península una cultura basada en los contactos entre la población autóctona de la zona y colonizadores fenicios.

Enclaves tartésicos de origen fenicio

Los fenicios fundaron Cádiz, la ciudad más antigua de Europa occidental, y otras colonias en el litoral atlántico y mediterráneo peninsular, aunque José Luis Escacena y otros arqueólogos piensan que también llegaron a establecerse en el interior y que incluso Sevilla y otros enclaves tartésicos pudieron realmente tener un origen fenicio.

Algunos yacimientos son muy conocidos, como el del Carambolo, situado en un cerro cerca del Guadalquivir, además del de Coria del Río y el Saltillo en Carmona, edificados entre el siglo IX y el VI antes de Cristo.

Para sorpresa de los investigadores, al estudiar los santuarios se encontraron con que estos tres compartían exactamente la misma orientación: hacia un acimut de 55 grados, y teniendo también en común dos de ellos altares con forma de piel de toro.

Para el arqueólogo José Luis Escacena, este altar podría estar relacionado con el culto al dios fenicio Baal, al que a veces se representa como un toro.

Posteriormente César Esteban midió la orientación de otro santuario al sur de Alicante, El Oral, que es de época ibérica -siglo V antes de Cristo- y que además de contar con un altar similar, también presenta la misma orientación de 55 grados.

Coincidencias

Estas coincidencias despertaron el interés de los investigadores por averiguar si había algún fenómeno astronómico relacionado con esta orientación, pues el que estos cuatro santuarios coincidan en esta cuestión sugiere que este hecho pudo ser un elemento esencial en el diseño y construcción de los templos.

Posteriormente los investigadores se percataron que el acimut de 55 grados podría coincidir, hacia el oeste, con la puesta de Venus en su posición más al sur, en coincidencia con los puntos extremos que alcanza este planeta en su ciclo de ocho años.

El astrónomo recuerda que los dioses principales del panteón fenicio son Baal y Astarté, y que mientras el primero es un dios masculino eminentemente solar, esta última es una deidad femenina identificada con Venus.

De hecho, según relatan los historiadores griegos y romanos de la antigüedad, en la costa sur de España había templos dedicados a una diosa relacionable con Astarté y con el citado planeta.

"En este contexto, merece recordarse que en el cerro de El Carambolo se encontró precisamente una estatua sedente dedicada a esta divinidad", explica César Esteban.

Los investigadores quieren proseguir el estudio de las orientaciones en otros yacimientos similares porque, precisa el astrónomo, la orientación astronómica, cuando presenta regularidades estadísticamente significativas, deja de ser algo subjetivo y es un hecho constatable que ayudan a conocer cómo las antiguas sociedades organizaban sus espacios sagrados, su calendario y festividades.

(Fuente: El DÍa / EFE / Ana Santana)

23 de enero de 2015

El equinoccio en la Cueva de la Lobera de Castellar (Jaén) podría desentrañar los rituales ibéricos

Los investigadores han estudiado cómo la luz del sol en el ocaso de los equinoccios, al entrar en la cueva principal del santuario ibérico de Castellar (Jaén), proyecta una sombra que evoca a los exvotos, lo que puede dar información crucial sobre el calendario íbero y sus rituales.
Interior de la Cueva de la Lobera en Castellar (Jaén). FOTO: TANQUERAY / "Viaje al Tiempo de los Íberos".
El estudio, desarrollado por las investigadoras del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén Carmen Rísquez y Carmen Rueda, y por el astrónomo del Instituto de Astrofísica de Canarias César Esteban, se ha centrado en la Cueva de la Lobera, enclavada en el citado santuario ibérico.

La investigación, que ha sido publicada en el número anual de la revista Archivo Español de Arqueología -editado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)-, aborda lo que puede ser una "hierofanía" o manifestación de lo sagrado.

César Esteban explica, en una entrevista que visitó el recinto de Castellar, en el que hay varias cuevas en las que se han encontrados cientos de exvotos, figurillas de bronce que pueden representar a los propios devotos, sacerdotes, dioses y otras clases de ofrendas.

Cuando Esteban, especialista en arqueoastronomía, entró en la Cueva de la Lobera percibió que había una abertura a modo de ventana hacia el poniente que parecía alinearse hacia la dirección opuesta, el este, hacia una especie de nicho u hornacina que corresponde a la parte más profunda de la cueva

Además a través de la "ventana" se veía el horizonte, explica el astrónomo.

Sus sospechas de que este alineamiento podía estar relacionado con el ocaso del sol en los equinoccios se vieron confirmadas por fotos obtenidas por Lucas Rubio, del Museo de Arte Ibérico de Castellar posteriormente, y en colaboración con las arqueólogas de la Universidad de Jaén comprobaron el fenómeno.

Dos momentos de la entrada de luz solar en la Cueva-Santiario.
FOTO: INSTITUTO DE ASTROFÍSICA DE CANARIAS.

Unas pocas horas antes de la puesta de sol, la luz entra por la ventana hasta que, en los últimos minutos antes del ocaso, ilumina la hornacina, relata Esteban.

COINCIDENCIAS DEL RAYO DE LUZ CON LA HORNACINA
"Es algo muy llamativo porque solamente durante la puesta de los equinoccios y durante unos minutos se produce la coincidencia entre la forma y las dimensiones de la hornacina y la mancha de luz solar, que adquiere una vistosa coloración rojiza que se va desvaneciendo hasta desaparecer justo al ocaso", detalla el astrónomo.

Pero además Esteban percibió el fenómeno durante dos días seguidos y pudo ver cómo cambiaba la forma que proyectaba la luz solar "de forma perceptible".

"Es algo curioso y nos parece significativo pues nos ayuda a delimitar temporalmente el fenómeno", precisa el investigador, quien recuerda que ya se ha establecido la relación de otros santuarios ibéricos con el equinoccio.

Otro aspecto sugerente de este acontecimiento es la forma que adquiere la mancha de luz proyectada por la abertura, que recuerda ciertas representaciones muy comunes en los exvotos y que podría haber sido recreada artificialmente, según los investigadores.

La forma de la mancha creada por la luz solar recuerda al perfil de un tipo común de figuras íberas, que se interpretan como la representación de una diosa de la fecundidad o una gran sacerdotisa y cuyo ejemplo más conocido sería la Dama de Elche y en todo caso, recuerda Esteban, representaciones similares de cuerpo entero han aparecido entre los exvotos de este santuario.

13 de enero de 2015

Confirman la existencia de altares solares en el yacimiento ibérico de Castillejo del Bonete

El Instituto Astrofísico de Canarias ha certificado que nuestros antepasados de la Edad del Bronce habrían construido en el Castillejo de Bonete de Terrinches (Ciudad Real) un sistema de túmulos orientados solarmente a un gran altar natural.
La Peña del Cambrón en la Sierra de Segura se erige desde el yacimiento como "un gran altar natural en el horizonte".
FOTO: EL DÍA DIGITAL.
Así lo determinan los estudios desarrollados por César Esteban López, profesor titular en el Departamento de Astrofísica de la Universidad de La Laguna (Canarias) en Castillejo del Bonete durante el pasado otoño, según los cuales es posible certificar la hipótesis según la cual el túmulo funerario prehistórico tenía cierta orientación astronómica.

Como explica César Esteban López, esta confirmación se ha podido verificar en el primer evento astronómico sucedido tras la revelación: el solsticio de invierno, momento en que el día es más corto en todo el año (22 de diciembre). Ese día, al amanecer, el sol nace por el punto central de la Peña del Cambrón (Sierra del Segura), notable meseta de laderas muy verticalizadas apreciable desde Castillejo del Bonete en la línea del horizonte. Este relieve es claramente visible desde el complejo tumular, ya que representa un gran altar natural ubicado en el horizonte.

CUEVA MONUMENTALIZADA
Por su parte, los arqueólogos directores del estudio del yacimiento, Luis Benítez de Lugo Enrich y Norberto Palomares Zumajo señalan que, en aquella época, “la alineación en el día más corto del año del sol, la existencia del altar natural y la cueva monumentalizada con grandes túmulos construidos sobre ella donde enterraban a sus muertos y celebraban ceremonias rituales debió suponer un gran acontecimiento reiterado a lo largo de los años”.

El alcalde de Terrinches, Nicasio Peláez, se muestra muy ilusionado con los avances en los estudios y señala que "ahora que el yacimiento es Bien de Interés Cultural nos proponemos avanzar en las dotaciones para su musealización". En su opinión, el nuevo dato arqueoastronómico viene a avalar el esfuerzo de la institución local lleva realizando desde hace una década para poner en valor el Patrimonio Histórico local. "En este propósito no decaemos", ha asegurado. "Somos conscientes del valor y posibilidades del Patrimonio Cultural como motor para el desarrollo local. En la misma línea este año queremos publicar un libro monográfico que presente los resultados de todos los estudios realizados, y continuar trabajando para que la cueva descubierta pueda en el futuro ser puesta en valor y visitada".

COFINANCIACIÓN DEL PROYECTO
El estudio se ha realizado en el marco del proyecto denominado ‘Investigación paleoclimática, hidrogeológica, geofísica y arqueoastronómica del más antiguo sistema de captación de agua subterránea de la Península Ibérica: la prehistórica 'Cultura de las Motillas de La Mancha', cuyo investigador principal es Miguel Mejías Moreno, jefe de Área de Infraestructura Hidrogeológica del Departamento de Investigación y Prospectiva Geocientífica de esta institución.

Los trabajos, por su interés, han sido cofinanciados con 15.000 euros por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en el marco de la Orden de 01/04/2014, de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes para realizar proyectos de investigación del patrimonio arqueológico y paleontológico de Castilla-La Mancha. En el marco de esta misma Orden, en noviembre finalizaron las campañas de excavaciones arqueológicas desarrolladas con el motivo del estudio "La cámara paradolménica prehistórica de Castillejo del Bonete y el balneum romano de La Ontavia. Conservación, interpretación y estudio del horizonte megalítico asociado al Bronce de La Mancha y del fenómenovillae vinculado a la Vía Augusta".

PROYECTOS PARA EL PRÓXIMO SOLSTICIO
La empresa 'Sophia, Arqueología y Turismo', dedicada al Turismo Arqueológico, de hecho se propone desarrollar una actividad turística en Castillejo del Bonete durante el próximo solsticio en Terrinches.

(Fuente: El Día Digital)

31 de octubre de 2022

Documentan un nuevo yacimiento de la Edad de Bronce en Almagro (Ciudad Real)

En la zona de "Bocapucheros" se han encontrado los restos de un varón de 30 años, un hombre de la 'Cultura de las Motillas', enterrado en un túmulo principesco orientado a la constelación de la Cruz del Sur, que podría ser un 'Rey de la Prehistoria'
'Bocapucheros', un nuevo yacimiento arqueológico en Almagro

A escasos kilómetros de Almagro, se alza la zona conocida como Bocapucheros. "Un montículo en medio de la planicie, del que en las últimas décadas, ha suscitado la curiosidad de muchos investigadores y estudiosos", informa el Ayuntamiento de Almagro, en su web. Sus características hacían pensar que se trataba de un yacimiento arqueológico. Uno de estos investigadores es el profesor de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, Luis Benítez de Lugo, que hace unos cuatro de años se puso en contacto con el Ayuntamiento para comenzar un trabajo de investigación en esta área. Hace tan solo unos días, "el sueño se ha hecho realidad" como comentaba el propio Benítez de Lugo durante la entrevista realizada por Onda Almagro, la radio municipal. Un equipo formado por arqueólogos y una antropóloga, han iniciado la primera excavación este nuevo yacimiento, "lugar sagrado de hace unos 4.000 años" que se desarrollará durante todo el mes de octubre.

El sitio es especial. Encuadrado en lo que se conoce como la 'Cultura de las Motillas', Bocapucheros es centro ritual ubicado en pleno corazón de Campo de Calatrava. A diferencia de la zona volcánica en la que se ubica caracterizada con tonalidades mayoritariamente negras, Bocapucheros se asienta sobre un afloramiento de cuarcitas rosadas.

En el lugar se halla una cueva que fue monumentalizada construyendo grandes túmulos sobre ella en tiempos de la Edad de Bronce. Se pueden observar, al menos tres cámaras funerarias en las que, según los estudios previos realizados, deben estar enterradas personas principales y significadas de la 'Cultura de las Motillas', con ajuares cerámicos cuyos restos se encuentran hoy dispersos por el entorno. Prueba de ello, son los estudios que han sacado a la luz los restos de un varón de 30 años, clave en esta primera excavación de Bocapucheros.

Este descubrimiento es lo más relevante del proyecto. Encontrar un individuo principal de la Cultura de las Motillas, no había sucedido nunca antes. Hay dos lugares sagrados de la 'Cultura de las Motillas', pero sólo en Bocapucheros alguien se enterró en un túmulo que domina buena parte del Campo de Calatrava, que está junto a La Encantada y en medio de motillas.

Datos del yacimiento
Un dato importante es que el corredor de acceso principal a estos túmulos está orientado al Paso de Salvatierra, que comunica Andalucía con la Meseta. Este corredor natural ha venido funcionando como vía de paso desde tiempos prehistóricos, con un fuerte componente simbólico como atestigua Bocapucheros. Los corredores, además de alinearse a este paso, se orientan a la constelación de la Cruz del Sur que con el cambio de era dejó de verse en el hemisferio norte.

Por otro lado, tiene conexión visual directa con alguna de las motillas de la zona, como es la de Torralba (Torralba de Calatrava). Además, el poblado fortificado de 'La Encantada' (Granátula de Calatrava) se encuentra a tan solo 6 km.

Respecto al varón, los arqueólogos encontraron una oveja depositada como ofrenda junto al difunto. "Es un dato significativo, porque la posesión de ganado era una de las claves del poder en aquella época, junto al control del agua. El enterramiento de este hombre en un panteón tumular sin igual revela el poder que tuvo", explica el profesor y codirector del proyecto que considera que la persona enterrada era y es "un rey de la Edad de Bronce" y Bocapucheros "un lugar sagrado, un santuario en torno al 2000 a.C., del siglo XXI antes de nuestra era".

"Se sabía que la sociedad de la Edad del Bronce enterraba a sus muertos en poblados como La Encantada y en motillas como El Azuer, El Retamar o El Acequión. Ahora sabemos que también unas pocas personas muy distinguidas eran enterradas en grandes monumentos orientados a las estrellas, como Castillejo del Bonete o Bocapucheros. Es un dato muy importante para reconstruir aspectos sociales y religiosos de aquella cultura, que nos indica claramente la existencia de una jerarquización social a partir del comienzo de la Edad de los Metales. La excavación tiene este objetivo, aportar información novedosa sobre las sociedades del pasado, aportación al conocimiento científico y un incremento de nuestro nivel cultural. En Bocapucheros así es, claramente", señala el profesor Benítez de Lugo.

Por su parte, el coordinador de la excavación, el arqueólogo José Luis Fuentes, comenta que Bocapucheros es un yacimiento de referencia, "muchos hemos suspirado con trabajar en él durante muchos años para conocer cuál era su verdadero significado". Mi misión es comprender estructuralmente el yacimiento, su proceso de construcción, desarrollo y funcionalidad y su posterior abandono" para, finalmente, ver las señales intrínsecas del Bronce.

La excavación va a servir para saber si Bocapucheros era un espacio funerario o un espacio de hábitat y funerario, qué hacían allí, de donde venían, qué comían y de qué murieron. Este trabajo corresponde a la arqueoantropóloga, Victoria Peña, que comenzará, tras finalizar los trabajos en el terreno, con el estudio de los huesos y restos que se vayan encontrando. Peña habló en la radio municipal del trabajo preliminar por un hallazgo casual en superficie que permitió recuperar los huesos de este varón de 30 años y de una mandíbula humana de otro individuo que tras la prueba del carbono-14 es que son de la misma época, de la Edad de Bronce. "Estamos seguros que son dos individuos que proceden de este época".

En su visita a la excavación, el concejal de Cultura, Dionisio Muñoz, que apoyó el proyecto desde el primer momento, destaca la relevancia de esta investigación con la que "queremos contribuir al conocimiento de la Cultura de las Motillas aportando información sobre los aspectos espirituales, religiosos, monumentales y sociales de nuestros antepasados. A Almagro vinieron a enterrarse gentes de las motillas y poblados de alrededor, porque este lugar era un sitio especial; no era un poblado, sino un lugar sagrado. Se va a dar un paso más para conocer este tipo de monumentos del Bronce de La Mancha".

La investigación arqueológica en Bocapucheros cuenta con un sistema de cofinanciación mixta público-privada en la que participa el Ayuntamiento de Almagro, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y las empresas privadas E2IN2, Anthropos y Oppida. La excavación que comenzó la pasada semana es financiada por la Viceconsejería de Cultura, dentro de las ayudas a la investigación el patrimonio arqueológico de Castilla-La Mancha por valor de 22.350,65 euros, de los cuales la Junta aporta 12.810,88 euros y el Ayuntamiento aporta 9.539,77 euros. El estudio ha podido realizarse gracias a la autorización del propietario de estos terrenos, Dámaso Gómez Camacho.

Lugar sagrado, orientado al sur
César Esteban, arqueoastrónomo y astrofísico, ha participado en el estudio y sus aportaciones han permitido verificar el significado de la orientación al sur del monumento. Jugó un papel simbólico relevante en la disposición de las tumbas y en las construcciones sagradas de la 'Cultura de las Motillas'. Según ha constatado la estrella más austral de la Cruz del Sur, Ácrux, dejó de ser visible sobre el horizonte alrededor del inicio de la era cristiana. La última estrella visible fue la que ocupa el extremo septentrional, Gacrux, que desapareció alrededor del año 1000 d.C. debido a la precesión- cambio gradual del eje de rotación de la tierra-. La Cruz del Sur es una constelación que en la actualidad sólo se ve en el hemisferio celeste austral, compuesta por dos segmentos cruzados en forma de cruz latina. Aunque es la más pequeña de las ochenta y ocho constelaciones que conforman la bóveda celeste, es muy clara y útil para la orientación, ya que permite determinar exactamente el punto cardinal sur, de forma parecida a como la estrella polar marca el norte. Se trata de una señal luminosa claramente visible en el cielo.

En diferentes culturas esta constelación ha tenido un significado sagrado, además de servir de orientación y ser un marcador calendárico. Hace 2000 años, en tiempos del nacimiento de Jesús de Nazaret, a quien se le asociaría con el signo de la cruz romana, era visible desde la latitud de Jerusalén, de Mesopotamia y de Persia (en el sur del territorio ocupado por el Imperio Parto) erguida sobre el horizonte en la medianoche de los días de febrero, de modo que pudo ser la 'Estrella del Niño' o 'Signo de Jesús' que vieran los Magos de Oriente desde su país de origen, y más tarde en su viaje desde Jerusalén a Belén, que está a diez kilómetros hacia el sur, señala el Consistorio en su comunicado.

Sobre el Campo de Calatrava
El Campo de Calatrava ha sido una zona volcánica activa desde el Plioceno (Terciario). En este entorno los gases magmáticos han aflorado a la superficie durante milenios. Aquí se han producido erupciones hidromagmáticas y piroclásticas de gran impacto y magnitud. Cerca de Bocapucheros surgió a principios del siglo XXI un géiser que alcanzó los 60 m de altura y estuvo activo siete meses. En los últimos 20 años han surgido nueve géiseres de este tipo en la zona; el más reciente, a finales de agosto de 2022.

Los eventos sísmicos asociados a este vulcanismo han provocado daños en yacimientos de la Edad del Bronce en la zona. El volcán Columba, situado en la margen izquierda del río Jabalón y con 100 m de altura sobre el entorno circundante, todavía emitía potentes oleadas piroclásticas desde su cráter cimero a mediados del IV milenio. A partir del Neolítico final la remisión de la actividad volcánica fue pareja a una mayor ocupación del territorio, pero los hervideros, fuentes de agua agria y géiseres han continuado hasta la actualidad. Estas manifestaciones tectónicas pudieron contribuir en la Prehistoria reciente a considerar que este espacio tenía un carácter sagrado.

10 de junio de 2011

Los tesoros de la Marina española duermen tierra adentro

El Archivo Histórico de la Armada reside en el palacio del almirante Álvaro de Bazán, un bajel renacentista varado en el Viso del Marqués (Ciudad Real).


Los infinitos páramos de La Mancha albergan, aún hoy, tesoros por descubrir. En pleno corazón de España, en un paraje equidistante de los principales puertos y a medio camino entre el litoral y Madrid del que le separan 230 kilómetros, guarda la Marina española parte sustancial de su enjundiosa historia. Sobre una de las atalayas que forma el paisaje al pie de Sierra Morena, encima del caserío de Viso del Marqués, hoy con tres mil moradores, se yergue un soberbio edificio de vigorosos muros cuya noble hechura permite evocar el pasado grandioso de su dueño. Se trata del palacio de Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz, Almirante de la Mar Océana. Sus victorias navales en la Berbería frente a los corsarios, en las Azores ante portugueses y franceses, contra ingleses en Gibraltar y en Lepanto sobre el turco, llenaron de gloria las armas y los buques de España bajo el reinado de Felipe II.
Don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz.

Tal vez por todo ello, su palacio, testimonio vivo de aquellas proezas, fue considerado como lugar idóneo para guardar, tierra adentro, el Archivo Histórico de la Marina española. Decenas de miles de documentos, cartas naúticas, portulanos, libros de bitácoras, hojas de servicios, despachos de buques y jugosas correspondencias, dan fe de tantas otras gestas y relatan la historia del poderío naval de España y de su imperio. El archivo se ve ampliado al universo de las ciencias experimentales, Matemáticas, Física, Astronomía, Trigonometría, Zoología y Botánica, entre otras disciplinas, de las que marinos ilustrados españoles, gracias a la práctica obtenida en sus singladuras y expediciones, fueron en los siglos XVIII y XIX avanzados pioneros.
El palacio permanece desde 1949 cedido a la Armada durante 90 años por sus propietarios, los marqueses de Santa Cruz, al precio simbólico de una peseta de entonces, eso sí, en papel moneda y más precisamente, la que lleva en su faz la efigie barbada y con gola del primer marqués, Señor de El Viso, nacido en Granada en 1526 y muerto en Lisboa en 1588.
No obstante, la Marina se propone evacuar el Archivo en fechas venideras, para alojarlo en un gran edificio de la localidad madrileña de Villanueva de la Cañada. El proyecto fue aprobado mediante un convenio suscrito el pasado mes de diciembre entre la alcaldía local y la Marina. Contará con una capacidad de 45 kilómetros, así se miden los archivos, frente a los 15 kilómetros de legajos que atesora el archivo manchego; permitirá alojar el contenido de otros seis archivos de la Armada dispersos por distintos emplazamientos de la península. El proyecto ha sido presupuestado en 18 millones de euros, según fuentes navales. Por su parte, fuentes cercanas a los titulares del palacio, muestran sorpresa ante tal iniciativa, de la que dicen no haber recibido detalles. Su perplejidad, aseguran, se acentúa habida cuenta del alcance de la cesión de tan magno recinto, que tan significativo escenario histórico brinda desde hace más de 60 años al Archivo Histórico de la Armada.
Monumento a Don Álvaro de Bazán en la Plaza de la Villa (Madrid).

Armas y letras
Don Álvaro, hijo de Ana de Guzmán, primogénita del Conde de Teba y de Álvaro de Bazán El Viejo, quien había mandado las galeras españolas que vigilaban el Estrecho de Gibraltar por orden del Emperador Carlos V, creció en la mar junto a su padre. Desde su mocedad aprendió las artes náuticas, complementadas por sus conocimientos del quehacer de la infantería, que aplicó con magistral desenvoltura ante poderosos adversarios y por la cual es considerado por los principales tratadistas el padre de la Infantería de Marina, arma de la que España fue pionera en un encarnizado desembarco norteafricano. Educado por el humanista Pedro González de Simancas, el joven marino recibió una esmerada cultura renacentista que, unida a su talento como estratego, así como a la bravura de su audacia táctica en los mares y en tierra firme o sus estancias en la Italia esplendente del siglo XVI, le convirtieron en una de las principales personalidades de la Europa de su tiempo y en el militar de más nombradía continental.
Su fama, sancionada por Felipe II con el título de marqués de Santa Cruz, se vio culminada por la victoria de España, asistida por Génova, Venecia y el Papa Pío V, en Lepanto, sobre aguas griegas -"la más grande ocasión que vieran los siglos", según Miguel de Cervantes Saavedra, egregio subordinado de Álvaro de Bazán como lo fueran asimismo Lope de Vega y Juan de Ercilla, entre otros grandes de las letras que blandieron asimismo las armas bajo su mando y que glosaron sus hazañas.
A las órdenes de Juan de Austria, hermano bastardo de Felipe II, gobernó Bazán en Lepanto la Escuadra de Reserva que resolvió el combate contra el otomano Mehmet I, el fanal de cuya nave capitana se traería el marqués a España como trofeo -junto con otros farolones semejantes- para situarlo, precisamente, sobre el dintel de la capilla de su futuro palacio. Otros de estos enormes candiles lucen en la escalera de la mansión madrileña de los marqueses de Santa Cruz, en la calle de san Bernardino.
Al lado de Álvaro de Bazán peleó también el insigne marino genovés Andrea Doria, con quien mantendría una estrecha amistad, tanta, que al declinar su vida, el primer marqués de Santa Cruz decidió erigir en el corazón de La Mancha un palacio semejante al de los Doria en Génova, pero no un palacio cualquiera sino sólo aquel que llegara a ser inolvidable testimonio en piedra, concepto y colorido del Renacimiento, en clave genovesa y sobre una mansión de anterior factura. Santa Cruz consiguió satisfacer su anhelo: la traza del palacio fue ideada en 1562, como consta en las contratas para edificar fachada y escaleras cuyas actas guarda el Archivo de Protocolos de Madrid, en la calle de Alberto Bosch. En 1564 comenzó la construcción que duraría hasta después de la muerte de Santa Cruz en 1588.
Palacio renacentista del Marqués de Santa Cruz en El Viso (Ciudad Real).
Cárcel, hospital y escuela
De planta cuadrada con 55 metros de lado, el edificio presenta un aspecto semejante al de una fortificación, como el enrejado de ancho nudo de las grandes ventanas de su planta baja anuncia. Según explica el conservador del recinto, subteniente condestable de la Armada Francisco Moreno, el hoy nuevamente palacio, fue con posterioridad hospital, cuartel bajo la ocupación francesa -etapa en la que sufrió expolio- más adelante prisión, escuela, granero, cuadra y sede de un destacamento de Regulares que, en la posguerra civil, combatió desde allí al maquis comunista que luchaba con las armas en la mano contra Franco, en las estribaciones de la cercana Sierra Morena. Al poco de concluir aquel penúltimo destino, sus dueños lo recobraron y lo cedieron a la Armada, que mantuvo permanentemente en el palacio a una veintena de marineros de reemplazo y una unidad de mando a cargo del archivo.
Hoy son cuatro las personas que laboran en el Archivo, dos facultativas, una auxiliar y una persona de mantenimiento. A su cargo se encuentran los 15 kilómetros de legajos, distribuidos en alargados estantes o en cámaras metalizadas sobre nueve salas en dos plantas, baja y principal, y una más grande bajo el suelo en sótano, que albergan documentos de extraordinaria valía histórica: así, el informe encargado por la Armada española sobre la explosión registrada el 15 de febrero de 1898 en el acorazado estadounidense Maine frente al apostadero de La Habana, desencadenante de la guerra hispano-norteamericana que puso fin al imperio hispano en América. Las fichas y hojas de servicios de toda la oficialidad y marinería desde 1784 en adelante permanecen almacenadas en seis salas de la planta baja del palacio, así como un ala entera del amplio sótano que subyace al generoso patio columnado y central del palacio.
Llama la atención otro de los documentos atesorados, con fecha de 1884, que incluye un asunto aún hoy de especial actualidad: Apuntes sobre el ozono e importancia de su estudio... lleva por título, que indica la posición avanzada de la Ciencia española de entonces gracias a los estudios realizados desde el mar por marinos con vocación científica. Conmueven igualmente las relaciones e inventarios de inmigrantes acopiadas por el Archivo y que aún hoy, según explica la archivera Silvia López Wehrli, "son consultadas por familiares y descendientes suyos, señaladamente hispanoamericanos, para obtener pruebas de acreditación de acceso a la doble nacionalidad". Abundan los despachos de buques y singladuras de las Comandancias de Vigo y A Coruña, así como las hojas de servicios, que dejaron de archivarse entre fechas posteriores al 18 de julio de 1936 y abril de 1939. La del entonces capitán de fragata Luis Carrero Blanco, mano derecha del dictador Francisco Franco, que sería presidente del Gobierno hasta su asesinato por ETA en 1973, da cuenta de una petición suya realizada en 1929 para gozar del título de profesor, mientras estaba destinado en el submarino B-2 con base en Cartagena. Posee el archivo una sala de investigadores con 6 puestos de consulta que el pasado año 2010 acogieron hasta 248 sesiones de trabajo. La dirección informática del archivo es archivoalvarodebazan@fn.mde.es
Escudo de Armas en el palacio de El Viso.

Emporio renacentista
Los muros del palacio de los Bazán son robustos, de piedra, ladrillo y un mampuesto rojizo cuya cálida tonalidad recuerda a la piedra dorada salmantina de Montemayor. Al alzar la vista hacia sus cubiertas de tejas anaranjadas, un piso y dos entreplantas más arriba, la mirada permite intuir que fueron en su día rematadas por cuatro torreones. Existieron y hoy han desaparecido, tras los devastadores efectos que sobre el palacio y su excelsa ornamentación causó el terremoto de Lisboa, acaecido al sur de Portugal, con epicentro en el cabo de San Vicente y que en 1755 hizo venirse abajo una parte importante del palacio, consecutivamente reconstruido. Una pilastra de panza combada muestra en el patio los efectos del seísmo sobre su tronco.
Columnado con dos fustes de estilo toscano en basas de caliza apeadas junto a dos cañones, un portalón con casetones de madera y llamadores de hierro se abre a la entrada del visitante, bajo un arco de medio punto tallado en piedra. La altura de la bóveda del zaguán sorprende al recién llegado, cuya mirada se posa sobre los frescos que profusamente decoran su cóncava oquedad. Fue Giovanni Battista Castello, más conocido como El Bergamasco, su principal tracista, que se recreó en la escalera y en el patio claustrado con un exquisito dominio de las proporciones. El concepto mismo de la villa romana, su mejor canon, se percibe en todas ellas. No en vano, Castello fue discípulo en Roma de Miguel Angel Buonarroti. Con El Bergamasco trabajaron el arquitecto y escultor Giovanni Battista Olamosquin, asistido por los maestros de obras Domenico y Alberto, ambos genoveses. Pintores fueron los hermanos Gian Battista y Francesco Péroli, así como el sobrino de ambos, Esteban, además del espléndido fresquista César Arbasia junto con Fabrizio Castello y Nicola Granello, hijo e hijastro del tracista, también de nación genovesa. Entre todos cubrieron con sus vivaces pinturas hasta 8.000 metros cuadrados de bóvedas, el conjunto pictórico hecho con esta técnica y sobre motivos mitológicos más amplio de España y uno de los más importantes de Europa.
Ellos tachonaron también las cúpulas palaciegas con innúmeros grutescos, adornos de estilizados diseños y vivo colorido, que juegan trenzadas simetrías repletas de caprichos, así como escenas sacras, de linajes y combates, con mapas y vistas aéreas, también pintadas al fresco sobre los paramentos bajo las arcadas, de las principales ciudades y enclaves donde las armas de Bazán triunfaron sobre sus adversarios o fueron testigos de su predominio: Navarino, Argel, Ceuta, Nápoles y Génova, en la planta baja, se completan con Túnez, Mesina, Tetuán, Venecia y Milán, en la planta superior, como se muestra sobre los espléndidos dinteles de las puertas que dan al patio central, jalonado por columnas y pilastras dóricas de asientos áticos. Se yerguen en la planta inferior sobre un suelo de mosaico, con linternas de aljibes, que imita los de las grandes villas romanas. Su aroma clasicista impregna todas las estancias y genera en el visitante emoción y respeto.
Excelsa simetría
Las cuatro tríadas dobles de arcos apuntados del patio, en cuyos vanos se sitúan puertas de dinteles barrocos -el palacio fue incesantemente modernizado a partir de 1610- muestran la serena oquedad de una escalera de tempo maestoso donde dos estatuas se enseñorean del espacio ascendente bajo solemnes crujías mientras las esculturas representan al marqués y a su padre, efigiados a la romana al modo de Marte y Neptuno, respectivamente. La segunda planta alberga la Sala de Honor, ésta con dos espléndidas chimeneas en mármol negro y pizarra con mensulones de titanes, más una balandra y un bergantín; le siguen salas de David, Argos, Dédalo y Faetón; un salón de Linajes; las saletas del Olimpo, Diana, Apolo, Tobías y Danae, así como la cámara de don Álvaro, en la esquina del edificio, donde se dice que pernoctaba Franco en sus cacerías por el coto de la Sierra de Mudela; las habitaciones privadas de los marqueses se sitúan en el ala opuesta.
Todas las bóvedas de las estancias de la planta superior planta se ven decoradas profusamente con motivos mitológicos. Tras un tapiz del muro de la capilla, oratorio donde reposan los restos del primer marqués y su cercana parentela, se aprecia un grafito escrito por un soldado francés durante la devastadora ocupación de 1808 y en otra cercana estancia, una historiada letra capitular B, de retorcidos rabos, atribuye su autoría a lord Byron. Lope de Vega elogió al dueño y su palacio que, siglos después, provocaría la admiración, también por escrito, de Gregorio Marañón y otros ilustres visitantes.
El alineamiento de los salones a través de las puertas permite calibrar su excelente simetría y genera un devaneo óptico dimensional, tan caro a los arquitectos del Renacimiento. Un sinfín de alegorías a la Navegación, la Fama, el Poder, la Paz y la Victoria pueblan los nobles techados cuyo turbión y riqueza de relatos allí pintados, por su profusión, parece escapar a la posibilidad de interpretarlos cabalmente: Júpiter, Proserpina, Hércules, Sabinas, Orfeos y Apolos, en colosal cortejo, rinden testimonio en cada rincón del palacio a la celebridad de Álvaro de Bazán, de quien los historiadores aseguran que jamás conoció derrota militar alguna ni en los mares ni en tierra firme. Más de medio centenar de batallas ganadas, decenas de ataques, ofensivas, levantamientos de cercos y asedios sin cuento, además de dos mil cristianos rescatados al turco y 26.000 adversarios prisioneros, atestiguan su fama de almirante invicto. Empero, cuando en 1588 ultimaba el marqués en Lisboa los preparativos de la flota lista para combatir a Inglaterra, fue relevado del mando y al poco murió, quizá de pena, como ha sugerido alguno de sus biógrafos.
Un jardín con setos de aligustre, decorado hace treinta años con cerámica historicista, muestra emparedadas las estatuas orantes de don Alonso de Bazán, hermano de don Álvaro, y de su esposa María de Guzmán, en mármol gris veteado. A lo largo de toda la ubérrima mansión prolifera el escudo ajerezado de los Bazán, oriundos del valle navarro de semejante nombre. La leyenda cuenta que Sancho Abarca III de Navarra, preso de un rey francés, fue rescatado por el fundador del linaje tras vencer en el tablero jaquelado a su regio captor. La escena figura en la bóveda del salón de Linaje, cuyas esquinas superiores muestran la orgullosa heráldica blanquinegra. Cinco siglos después de su construcción, el palacio de Viso del Marqués, tan alhajado y soberbio bajel, contempla en silencio desde la entraña de La Mancha la dulce singladura del discurrir de los días.