google.com, pub-4869754641634191, DIRECT, f08c47fec0942fa0 La Bitácora de Jenri: Resultados de la búsqueda de ancla
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12 de mayo de 2016

Rescatan un ancla de 1.500 años en aguas de Jávea (Alicante)

La pieza de 200 kilos de peso fue izada en aguas del Portitxol y arrastrada hasta el Club Náutico. En su recuperación participaron miembros del Centro de Arqueología Subacuática de la Comunidad Valenciana en colaboración con el Museo Arqueológico y la Policía Local.
MIembros del equipo de rescate posan con el ancla a su llegada al Club Náutico de Jávea. FOTO: RAFAEL MARTOS.
Nuevo hallazgo arqueológico en aguas de la Marina Alta, siempre muy prósperas en estos encuentros con la historia. Durante la mañana del miércoles miembros del Centro de Arqueología Subacuática de la Comunitat Valenciana en colaboración con el Museo Arqueológico y la Policía Local de Xabia rescataron del fondo marino del Portixol un ancla lítica de unos 200 kilos de peso y unos 1.500 años de antigüedad.La pieza estaría fechada en el último periplo del Imperio Romano o al principio de la Alta Edad Media.

Del hallazgo han informado tanto el Club Náutico de Xàbia en su página de Facebook como el submarinista y fotógrafo Rafael Martos en su blog. Martos agregó que la existencia de este ancla lítica se conocía desde hace varias semanas. Y añade que en la expedición de rescate estaba integrada la lancha de la Policía Local.

Describe además los pormenores de este rescate arqueológico. Así, el ancla se encontraba sumergida a unos veinte metros y una vez que los submarinistas completaron la inmersión y llegaron hasta el fondo se pasó un cabo por uno de los dos orificios del ancla y se amarraron tres globos que, una vez llenos de aire comenzaron a elevar la roca.

Según relata Martos, por cierto, hubo alguna dificultad debido a una fuga de aire o rotura que provocó que la pieza volviera a depositarse con violencia en el fondo. No obstante, el problema pudo solventarse con rapidez debido a que los globos aún conservaban el aire y el cabo ya se encontraba en la superficie por lo que los tripulantes de la embarcación lograron arrastrarlo. Una vez que el ancla fue izada, se aseguró su flotabilidad con varias boyas de defensa de la embarcación y fue arrastrada hasta el Club Náutico, donde se extrajo con la ayuda de una grúa.

Martos agrega que este tipo de artilugios de piedra se usa desde los orígenes de la navegación para fondear embarcaciones debido a que era el material más abundante, económico y fácil de trabajar. Después se evolucionó a anclas de piedra con más orificios y a otras que combinaban la piedra con otros materiales, como la madera. No obstante, tanto la procedencia como la datación exacta de la pieza, que pasará a engrosar los fondos del Museo Arqueológico, están aún por determinar.

(Fuente: La Marina Plaza)

30 de mayo de 2023

Piden tres años de cárcel a dos jóvenes por el expolio de un ancla del siglo XIX en Mallorca

Ambos están acusados de un delito contra el patrimonio histórico
La Guardia Civil recuperó el ancla e imputó a los dos jóvenes. | OPC

La Fiscalía solicita sendas penas de año y medio de prisión a dos jóvenes por el expolio de un ancla del siglo XIX en la zona de es Portixol, en Palma, en octubre de 2021. Ambos están acusados de un delito contra el patrimonio histórico.

Tal y como detalla el Ministerio Público en su escrito de acusación, al que ha tenido acceso Ultima Hora, los hechos tuvieron lugar sobre las 15.30 horas del día 25. Los dos procesados, de origen colombiano, extrajeron del mar un ancla tipo Almirantazgo datada del siglo XIX que habían descubierto un mes antes. Funcionarios de la Policía Portuaria los sorprendieron en las inmediaciones del Club Náutico de Es Portixol de Palma justo en el momento que la sacaban.

El mencionado ancla forma parte del Patrimonio Histórico Español y de las Illes Balears y los dos sospechosos quedaron imputados por un delito contra el patrimonio histórico. El juicio se celebrará en una sala de lo Penal de Vía Alemania.

28 de octubre de 2012

El "tesoro" romano de la isla de Tabarca

Las prospecciones realizadas por el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) en aguas de la isla localizan el cepo de un ancla del Alto Imperio, de 1,40 metros y 130 kilogramos de peso. Estos datos van a permitir actualizar la Carta Arqueológica del Patrimonio Cultural Subacuático de las costas de la provincia de Alicante.
Han sido unas de las primeras prospecciones subacuáticas realizadas en los fondos marinos de Tabarca. Y su principal objetivo pasaba por confirmar las informaciones orales, los materiales sustraídos y los hallazgos casuales que han tenido lugar en este entorno, catalogado como Reserva Marina, a lo largo de los años. El Museo Arqueológico de Alicante acometió esta tarea del 1 al 15 de octubre y el principal resultado ha sido el hallazgo del cepo de un ancla romana. 
Rafael Azuar (sentado a la izquierda), director del MARQ junto a otros
 miembros del equipo. Foto: La Información
Con 1,40 metros de largo y un peso aproximado de 130 kilogramos, esta pieza de plomo correspondía, según los primeros estudios, al ancla de un navío mercante romano, muy probablemente del Alto Imperio. La pieza se encontraba oculta bajo las hojas secas de la posidonia, en una zona de intenso fondeo de embarcaciones que llegan a la isla, por lo que se optó por informar del hallazgo a la Conselleria de Cultura y solicitar su extracción para garantizar su conservación. De esta manera se procedió a sacar del agua el cepo, con la ayuda del barco Punta Falcó, con el que se consiguió recuperar la pieza de plomo, que posteriormente se traslado al MARQ donde permanece para su tratamiento y posterior estudio.

Este hallazgo viene a confirmar la importancia de la isla en las rutas de navegación de la antigüedad, ya que se ha comprobado la información que existía hasta ahora sobre pecios hundidos y se han documentado nuevos hallazgos, aunque se trata de restos puntuales y no de estructuras de barcos. Todos estos datos van a permitir actualizar la Carta Arqueológica del Patrimonio Cultural Subacuático de las costas de la provincia de Alicante que está llevando a cabo el MARQ, según los acuerdo de la Convención de la Unesco 2001.
Momento del izado del cepo del ancla romana.
Foto: La Información.

Las prospecciones se han realizado en más de una treintena de puntos de la isla, entre otros, los Farallones, el Campo de Ánforas, citado en los escritos del padre Belda, y frente a la Puerta de la Trancada. Así, se han localizado, identificado y referenciado diversas concentraciones de ánforas, lugares de fondeo y las dos anclas fenicias de piedra -cuya existencia se conocía y que se han documentado in situ-, así como restos de hundimientos y naufragios de finales del siglo XIX.

Esta campaña se ha realizado bajo la dirección del arqueólogo del MARQ Rafael Azuar, José Lajara y Omar Inglese, con un equipo integrado por Arturo Rey, técnico para la convención de la Unesco; Sergio Moreno, de la Universidad de Málaga; César Martínez, de la Universidad Autónoma de Madrid; Daniel Calatayud, fotógrafo subacuático; Alberto Bravo-Morata, de la Universidad de Alicante; Carlos Monfort, de la Universidad de Valencia, y Daniel Sirvent, profesor asociado de la Universidad Alicante, entre otros.

Además, este equipo ha contado con la colaboración de José Manuel Pérez Burgos, director del Museo Nueva Tabarca, y de Felio Lozano, técnico de la Reserva Marina, así como de la Concejalía de Medioambiente del Ayuntamiento de Alicante que ha puesto a disposición del equipo el Aula del Centro de Educación Ambiental de Tabarca.

21 de mayo de 2012

Un sondeo subacuático localiza restos del Siglo V en el puerto de Ceuta

Los especialistas han localizado un ancla de plomo de época bizantina,
cerçamica almohade del los Siglos XI y XII, monedas de los Siglos XVI a XIX
así como varias piezas de cañones de los siglos XVII y XVIII..
Un sondeo arqueológico realizado en el interior del puerto de Ceuta ha permitido la localización de restos del siglo V así como el hallazgo de cañones de los siglos XVII y XVIII que se corresponden con el hundimiento de varios barcos.

Según han informado fuentes del área de Patrimonio, la empresa Mediterráneo Servicios Marítimos ha localizado en el interior de la dársena del puerto restos que abarcan desde el siglo V (periodo bizantino) hasta las guerras de África de principios del siglo XX.

El análisis de los diferentes estratos ha permitido determinar que el puerto ceutí fue un puerto de alta actividad comercial, principalmente durante la Edad Media.

Los especialistas han localizado un ancla de plomo de la época bizantina, cerámica almohade de los siglos XII y XIII, monedas de los siglos XVII al XIX así como varias piezas de cañones de los siglos XVII y XVIII.

Todos los hallazgos se han podido encontrar en un área aproximada de unos cien metros cuadrados de extensión, dentro del propio puerto ceutí.

Todos los restos han sido trasladados a Alicante, sede de la empresa, para su análisis.
(Fuente: EFE)

6 de marzo de 2013

Inician la búsqueda del mayor navío de la Armada Invencible en aguas de El Ferrol

La "Ragazzona", nave capitana de la Escuadra de Levante, capitaneada por Don Martín de Bertendona, se hundió en el viaje de regreso de la maltrecha flota el 8 de diciembre de 1588, la noche antes de entrar en el Puerto de La Coruña
"La Armada Invencible" de Aert van Autum, Rijksmuseum, Amsterdam.
La costa gallega es una especie de museo sin catalogar. En sus fondos marinos descansan cientos de navíos que a lo largo de los siglos fueron quedando varados, escribiendo su relato alternativo de la historia. En la costa de Ferrol, en concreto, uno de ellos ha llamado la atención de un grupo de arqueólogos: La Ragazzona. De propiedad veneciana, esta nave del siglo XVI fue una de las muchas que alquiló el rey español Felipe II para engrosar las filas de la que se dio en llamar como Armada Invencible, en 1588. Fue el navío de mayor envergadura de la expedición y la nave que capitaneó la Escuadra de Levante, a las órdenes de don Martín de Bertendona.

Encallada en El Ferrol
Su últimos meses en activo fueron un cúmulo de despropósitos. Tras la sonrojante derrota en los mares de Inglaterra de la expedición española, La Ragazzona regresó de vuelta a la Península Ibérica refugiándose de los temporales en la ría de Muros. Ante los requerimientos de su dueño, la República de Venecia, la tripulación recibió órdenes de llevar a reparar el navío a A Coruña para ser devuelto en condiciones. La noche antes de entrar en el puerto, el buque fue sorprendido nuevamente por la tormenta, perdiendo el ancla y dañando gravemente las velas. A partir de ahí, la tripulación perdió el control de su destino y acabó encallando en la costa ferrolana.

Ahora, 425 años después de aquel episodio, este grupo de arqueólogos de la Universidade de Santiago (USC), ha decidido rescatar de las profundidades el recuerdo de aquel naufragio. David Fernández, es el director de la expedición y uno de los principales autores intelectuales de la aventura. Investigador de la USC, participó ayer en la primera de las inmersiones del proyecto, que se prolongarán hasta el domingo. El objetivo: encontrar algún resto de La Ragazzona en forma de munición, piezas de artillería, cerámicas o, incluso, concentraciones de maderas procedentes del casco.

Primer acercamiento
Por el momento, el equipo arqueológico solo cuenta con un perímetro acotado a partir de las referencias de crónicas y documentos históricos en los que se narra como el barco, sin ancla y con las velas destartaladas, acabó varando en la costa y partiendo en dos. Lo de ayer simplemente fue la primera toma de contacto. "Estuvimos viendo la zona y cerrando el área de búsqueda. Es el primer acercamiento y en los próximos días continuaremos en la procura de algún resto que nos permita verificar que ahí está el barco", arguye David Fernández.

La expedición, autofinanciada por los investigadores, cuenta también con el apoyo de la unidad de buceo de la Armada española, con base en A Graña, y de la empresa de arqueología Argos, de la que también forma parte Fernández. En el futuro, con todo, no se cierra la puerta a la financiación pública. "Si después de esta primera búsqueda hay alguna Administración interesada en apoyar el proyecto sería perfecto", comenta.

Entre ocho y doce metros de profundidad
Las estimaciones del grupo sitúan a La Ragazzona a unos ocho o doce metros de profundidad pero, pese a ser relativamente accesible, no prevén extraer ninguna pieza. Simplemente documentarán el hallazgo y darán parte a la Dirección Xeral de Patrimonio. "Conservar este tipo de descubrimientos en tierra tiene un coste enorme. Al sacarlos de su entorno natural, la velocidad a la que se degradan si no se tratan adecuadamente es muy grande", asegura.

Durante esta semana continuarán las labores de búsqueda. Confiados en que las condiciones meterológicas ayuden, el equipo que dirige David Fernández persistirá en su intento de cerciorar que La Ragazzona, el gigante de la armada española que intentó tomar Inglaterra, descansa en el fondo de los mares de Galicia.

(Fuente: La Opinión A Coruña / Miguel Rodríguez)

13 de febrero de 2020

España y México, unidos en arqueología subacuática para encontrar un colosal navío

El Juncal se hundió en 1631 con 300 personas a bordo y un inmenso cargamento de plata, oro y piedras preciosas. Ambos países buscarán también las naves de Hernán Cortés
El colosal navío Nuestra Señora del Juncal naufragó en 1631 dentro de las aguas de la entonces Nueva España con más de 300 personas a bordo y un inmenso tesoro: más de un millón de pesos de plata, oro y piedras preciosas. México y España han anunciado hace unos días que redoblarán esfuerzos en su búsqueda. Esta hazaña, cofinanciada por ambos países, se desarrollará en mayo, durante diez días, y en ella se emplearán las últimas tecnologías en arqueología subacuática.

La localización del Juncal supone una oportunidad para ambos países de conocer por fin “científicamente un galeón de los siglos del imperio, de los virreinatos”, destaca Iván Negueruela, director del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqva), ubicado en Cartagena, Murcia.

“Para nosotros es importante darle continuidad a un proyecto que tiene décadas de trabajo, impulsado por la maestra Pilar Luna, para frenar las iniciativas de caza tesoros que intentaron durante años lucrar con este pecio” precisa desde México Roberto Junco, subdirector de Arqueología Subacuática (SAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

La búsqueda del navío se realizará en la sonda de Campeche, en el Golfo de México, en un área de unos 70 kilómetros cuadrados, precisa Negueruela. El Juncal zarpó con la Flota de la Nueva España en octubre de 1631 rumbo a la península pero unos días después fue alcanzado por un intenso temporal y se hundió. Solo sobrevivieron 39 personas cuyo testimonio arrojó pistas sobre la ubicación del navío. “Hemos cotejado las investigaciones basadas en las declaraciones de los supervivientes y hemos coincidido en ese cuadrilátero”, subraya Negueruela.

Los restos arqueológicos del Juncal son propiedad de España. “Si bien, de encontrarse el pecio, este sería legalmente de España, en realidad es patrimonio cultural compartido, según quedó establecido en un Memorándum de Entendimiento, firmado por ambos países en 2014”, precisa Junco. “España no va hacer uso de eso” añade por su parte, Negueruela. Ambos países firmaron la convención internacional de la Unesco de 2001 para la protección del patrimonio subacuático.

Los especialistas siguen las pistas halladas en 2012, cuando el INAH zarpó en busca del Juncal a bordo del buque oceanográfico Justo Sierra de la UNAM. En las aguas del Golfo de México se detectaron entonces numerosas anomalías magnéticas que podrían responder a la presencia de cañones u otros elementos metálicos del barco.


TELEARQUEOLOGÍA
Los arquéologos subacuáticos que emprenderán la búsqueda utilizan equipos de geofísica para explorar y ubicar el buque mediante sonar de barrido —un sistema que se utiliza para obtener una imagen de grandes porciones del suelo marino— y magnetonómetros —unos dispositivos que sirven para detectar una señal magnética—.

Además, los especialistas operan desde el interior del barco unos vehículos con brazos que descienden hasta el fondo del mar, a 1.000, 2.000 e incluso 3.000 metros, explica Negueruela, con los que son capaces de recuperar objetos.

Sin la telearqueología, que no ha parado de mejorar desde el 2000, en gran medida por la industria militar, asegura Negueruela, sería imposible bajar a tantos metros de profundidad. “El buceo clásico solo nos permite llegar a barcos que están a unos 30-35 metros de profundidad. Y con los barcos hundidos a 50 metros los buceadores pueden estar muy poco tiempo bajo el agua, unos ocho minutos”, explica.


LAS NAVES DE CORTÉS
Con estas mismas herramientas, aunque con diferente configuración y metodología, ambos países se embarcarán en una segunda misión en julio en Villa Rica, Veracruz (México): en busca de las naves de Hernán Cortés hundidas hace cinco siglos, antes de iniciar la marcha a la capital mexica, Tenochtitlán.

En 1519 Cortés hundió voluntariamente sus naves para cortarle a sus hombres la posibilidad de huir de vuelta a Cuba. “Es muy posible que la tesis de junco se acabe confirmando de que estamos ante las naves de cortés —asegura Negueruela—, lo cual tendría un valor simbólico para la historia universal”.

Cortés había llegado hacía poco a las costas de México, acababa de fundar Villa Rica. Diego Velázquez, gobernador de Cuba, le había enviado con órdenes de limitarse a explorar. Pero él quería más y traicionó a Velázquez.

“Si las naves de Cortés están donde parece no debe de quedar nada de materia orgánica: las maderas, la ropa, los huesos, la comida todo eso habrá desaparecido”, subraya Negueruela, a menos de que haya quedado enterrado inmediatamente bajo la arena, puntualiza. Solo podrán encontrarse el metal, las cerámicas, el hierro y el bronce.

En diciembre fueron halladas dos anclas antiguas en el fondo de la bahía de Villa Rica, del siglo XVI. Un año antes un equipo internacional dirigido por Junco encontró un ancla de hierro forjado muy bien conservada, datada por análisis de la UNAM y de Beta Analytic entre 1450 y 1530, a 300 metros al sur de las otras dos, con un trozo de madera adherido a la caña, el cuerpo principal del ancla. Los investigadores confirmaron que la madera era de un árbol de la cornisa cantábrica de España, que estuvo vivo en la segunda mitad del siglo XV.


LA PRIMERA EXPOSICIÓN DEL JUNCAL
Ambos países se han comprometido también a organizar la primera gran exposición realizada hasta ahora sobre el navío. La primera parada será el Archivo General de Indias, en Sevilla. Está por definirse si, de forma previa a su traslado a México, la instalación llegará también a la Casa de México, ubicada en Madrid.

Hacia finales de año, en octubre o noviembre, planean también llevar a cabo un encuentro internacional de arqueología subacuática enfocado en la ruta comercial del Galeón de Manila o Nao de China. Un foro, cuya sede será Acapulco (México) en el que se reunirán expertos de aquella importante ruta oceánica que unió durante siglos a tres continentes. Por ello, en el encuentro se darán cita académicos de México, España, Filipinas, Japón, Estados Unidos, Perú, Panamá, entre otros.

De acuerdo con Junco, otras iniciativas que fueron planteadas y recibidas favorablemente por las autoridades culturales españolas, se encaminan a la posibilidad de gestionar becas para que estudiantes mexicanos cursen másteres de arqueología subacuática, o que puedan asistir a congresos y actividades académicas en España, una de las cuales sería la 19 Reunión de Ciencia Náutica que organiza la Universidad Pablo de Olavide.

14 de diciembre de 2010

El pecio fenicio de "La Campana" sigue sorprendiendo por sus descubrimientos

  • Hubicado en aguas de Murcia, data de hace mas de 2600 años, y transportaba colmillos
El hallazgo de barcos fenicios en las costas de Murcia, no acaba de deparar sorpresas. Así lo constatan desde hace tres años los arqueólogos que trabajan en los meses de verano en el pecio fencio de unos 15 metros de eslora hundido cerca de isla Farallón e isla Grosa, y cuya madera de casco data del siglo VII A C. Esta investigación financiada por la National Geographic Society y al mando del español Juan Pinedo Reyes y el estadounidense Mark Edward Polzer saca a la luz cada día nuevos datos sobre el pecio de "La Campana" un barco fenicio comercial que habría partido de Cádiz con destino a la costa mediterránea española con una carga de colmillos de elefantes africanos, piezas de cerámica, ánforas con  pescado, platos, lucernas, cuencos, urnas, ungüentarios, peines, ámbar. 
Un ancla bajo el lecho marino.

El Ministerio de Cultura colabora con personal del Museo de Arqueología Subacuática de Cartagena (ARQUA) en este estudio arqueológico en el que colaboran arqueólogos de numerosos países desde hace tres años, bajo la protección del Ministerio de Cultura y la Guardia Civil.

Mientras los conocidos pecios fenicios de Mazarrón I y Mazarrón II tienen un tamaño próximo a los 7 metros, el pecio La Campana, alcanza los 15 metros de eslora.

"Hemos documentado una parte mínima del yacimiento, por lo que las perspectivas para las siguientes campañas son inmejorables. Este yacimiento ya es de por sí uno de los mayores y más importantes hallazgos de la arqueología clásica en el Mediterráneo Occidental por la diversidad, riqueza y abundancia de los materiales que transportaba. Además, nos ofrece una visión única de las transacciones y del comercio marítimo fenicio", asegura el buzo y arqueólogo submarino Juan Pinedo al diario murciano La Verdad.

El Museo Arqua custodia ya en sus almacenes tanto materias primas, como cerámica, elementos suntuarios (de lujo) y alimentos. Los arqueólogos tienen ya más de una decena de colmillos de marfil de 70 a 150 centímetros de longitud procedentes de elefantes del norte de África ya extinguidos, con inscripciones en alfabeto fenicio; y más de 200 lingotes de estaño, muchos lingotes de cobre y piedras de galerna (plata y plomo).  
(Fuente: Bajoelagua.com)

4 de agosto de 2010

El naufragio de "La Capitana": inmersión en La Herradura (Granada)

La Herradura es uno de los enclaves favoritos que posee la costa granadina para hacer submarinismo. De hecho, son muchos los aficionados de toda España que visitan nuestros fondos marinos por sus aguas transparentes y su belleza marina, pero son muy pocos los que la conocen por episodios históricos acaecidos en sus acantilados, que por desgracia han dejado una triste huella en la historia de España.
Uno de esos episodios tuvo lugar el lunes 19 de octubre de 1562 cuando 25 galeras de 28 naufragaron en la Punta de la Mona al mando del Don Juan de Mendoza y murieron alrededor de 5.000 almas.
Sumergirse en el maravilloso mundo de la arqueología submarina es apasionante y más en este caso tan especial, por cuanto la cantidad de barcos hundidos en un espacio físico tan reducido hace de esta inmersión algo extraordinario.

La tragedia de La Herradura marcó en gran medida el reinado de Felipe II, para quien el control del Mediterráneo era uno de sus principales objetivos. Según reseña la profesora María del Carmen Calero Palacios en su libro 'Aportación documental en torno al naufragio de la Armada Española en La Herradura', «Felipe II inició su reinado con la obligación de atender el peligro por el dominio del mar; más que una condición de poder, era la razón de su misma existencia». Ese dominio del Mediterráneo se hacía necesario no sólo para combatir a los turcos, sino para asegurar las comunicaciones con el resto del imperio, que entonces incluía a Sicilia, Cerdeña y otros reinos italianos.
A la Piedra del Hombre
La preparación de la inmersión se hizo en base a los datos que fui recopilando de diversas fuentes históricas y la idea era la de comenzar por un punto estratégico en la Punta de la Mona, concretamente la Cueva del Jarro e ir subiendo la cota de inmersión hasta llegar a la Piedra del Hombre, donde suponía que era el lugar más cercano a la playa donde una galera podría estar anclada sin correr el peligro de encallar.
Luis Pellejero, de Buceo La Herradura, conocedor de los lugares marinos de nuestra costa como si fuera el callejero de Almuñécar, me propuso realizar distintas inmersiones a lo largo de donde se suponía que fue el naufragio. Según los documentos, las galeras de España se habían refugiado del temporal de Levante. En primer lugar 'La Soberana', seguida de la 'Mendoza' y 'San Juan', y a continuación todas las demás. 'La Capitana', 'Patrona' y 'Esperanza' estaban en el centro de la escuadra.
La primera de las inmersiones fue a unos 30 metros de profundidad. El equipos de buceo estaba compuesto por Luis Pellejero, Julio de la Rosa y yo. Contábamos con unos torpedos eléctricos que nos trasladarían con facilidad por los fondos marinos y hacían la inmersión menos penosa. Además, estos aparatos ayudarían a levantar la arena del fondo en poca cantidad cuando observáramos algún indicio del naufragio.
Nuestra intención era hallar algún vestigio del naufragio y documentar gráficamente el lugar exacto donde se encontraba, ya que la carga de las galeras, según el libro de la profesora Calero, estaba compuesta de piezas de artillería, munición, avituallamiento cargado en el puerto de Málaga, así como herramientas, clavos y cadenas, necesarias para las posibles reparaciones durante la campaña. Súmese a esto las mercancías que llevaban los marineros para negociar en los puertos y el cargamento para aprovisionar los destacamentos de Orán ( Túnez), destino que tenia la Armada, así como dinero para pagar la infantería de tierras de ultramar.

Las inmersiones continuaron y en los días siguientes nos acercamos cada vez más a las cotas previstas sin ver ningún rastro del naufragio. Eso sí, la fauna y flora que pudimos ver en las inmediaciones de la Punta de la Mona satisfacían el esfuerzo que estábamos realizando para encontrar el naufragio.
Cerámica esperanzadora
En una de las inmersiones dimos con unos restos de cerámica que en un principio podían pertenecer a la Armada. Esto nos ilusionó. La extracción fue minuciosa y anotamos todos los datos posibles para situar el hallazgo.
En mis cavilaciones pensé en esos pobres galeotes suplicando que los liberaran de sus cadenas, pues así lo autorizaba el Rey en caso de peligrar la nao y así lo hizo el capitán Mendoza cuando arreció el temporal. También mandó sujetar las naves con dobles hierros, cuestión que no gustó a la tripulación, ya que en esas circunstancias sólo se solía echar un ancla para que la nave pudiera garrear y afrontar el temporal por proa.
La galerna no les permitió desplazarse hasta la punta opuesta de Cerro Gordo o refugiarse detrás de la Punta de la Mona en lo que era la playa de los Berengueles -hoy Marina del Este-; sólo tres embarcaciones consiguieron salvarse de aquel infierno: 'La Soberana', 'Mendoza' y 'San Juan'.
Más de 5.000 personas perdieron la vida en aquel naufragio, la mayoría mujeres y soldados, ya que estos estaban menos preparados para poder bregar con las olas pues sus vestimentas y armaduras los hacían pesados y poco operativos. Salvaron sus vidas unas 2.000 personas, en su mayoría galeotes, al estar más ejercitados y mal vestidos, con lo que pudieron alcanzar la playa y de ahí la libertad. Cuentan las crónicas que, aunque en su mayoría fueron capturados de nuevo, muchos lograron escapar por la Sierra de Almijara.
Tristeza la nuestra al comprobar que los restos encontrados no tenían ningún valor . Fueron muchos los esfuerzos y muchas las inmersiones que dedicamos a esta aventura. Quizás después de 448 años las mareas cubrieron con unos cuantos metros de sedimentos los restos del naufragio. O, como alguien me comentó, los numerosos barcos extranjeros que en los años ochenta visitaron la zona esquilmaron todo lo que encontraron y nos dejaron huérfanos de nuestro patrimonio arqueológico marino, como ocurrió con el 'Odyssey'.
Una ermita de recuerdo
Con los maderos que sacó el mar a la playa, se construyó en La Herradura una ermita con el nombre de la Antigua, en honor a los fallecidos en el naufragio. El propio Cervantes hace referencia a este hecho en el Quijote: «...Fue hija de Don Alonso de Marañón, caballero del hábito de Santiago, que se ahogó en La Herradura...». También hay un bello poema de Fernando Moyano, soldado de la infantería española del tercio de Flandes, que salvó su vida al encontrarse en una de las tres galeras que pudieron refugiarse: «No hay hombre que aquello cuente / Que de lástima no llore / Y luego tras desta corre / La Capitana De Nápoles, no con gana / Sino harto con despecho / Que los lleva / Para adentro y los anega / Sin poder dalles remedio».
(Reportaje de José Manuel Fernández en elideal.es)

13 de marzo de 2012

El naufragio de 1724 que hizo emerger la arqueología subacuática en España

Carlos León recuerda cómo logró financiar una excavación y la muestra sobre la Flota de Azogue que recibió 350.000 visitas
Carlos León, arqueólogo subacuático, en una imagen de archivo.
Además del caso Odyssey, un desastre de permisividad que acabó en expolio, hay un naufragio, acontecido en 1724, que cambió las cosas y demostró que en España se puede hacer buena arqueología subacuática sin tirar de dinero público. Hubo hace más de una década una gran exposición, financiada con dinero privado y que supuso el primer acercamiento científico a los métodos de construcción de losgaleones. Su responsable, Carlos León, arqueólogo y buzo profesional, rememora aquella experiencia, mientras prepara su siguiente y maravilloso proyecto.

León se lamenta: «Tanto caso Odyssey, tanto pirata y tanto tesoro de monedas para un lado y para otro, ha desvirtuado la esencia de laarqueología: una actividad científica cuyo objetivo es la investigación, la conservación y la difusión del patrimonio histórico y arqueológico, ya sea en medio de una ciudad en forma de catedral gótica o bajo el mar en forma de barco hundido».

Pero como responsable de uno de los proyectos más ambiciosos llevados a cabo en España, y con financiación privada, sabe que «el éxito de la arqueología submarina está en la equilibrada combinación entre la iniciativa estatal y la privada».

Ancla del galeón hundido en 1724 por un huracán
 en República Dominicana.
Cultura-Defensa: el ejemplo de Francia
A través de la colaboración entre el Ministerio de Cultura y el de Defensa, León espera que imitemos el caso francés: «el barco de investigaciones arqueológicas submarinas Archeonaute es militar mientras que losarqueólogos pertenecen al CNRS, algo así como nuestro CSIC». Es lo mismo que ocurre con el Hesperides en la investigación oceanográfica española. «Este esquema funciona, tiene buenos resultados a medio y largo plazo y un óptimo aprovechamiento de los recursos económicos y los medios técnicos».

Además, subraya el arqueólogo, «genera una excelente imagen de España fuera de nuestras fronteras y entre la comunidad científica, como las antiguas expediciones ilustradas del siglo XVIII». Para él esto no es ajeno al Plan Nacional de Arqueología Subacuática y el famoso Libro Verde.

«La iniciativa privada también puede funcionar»Nadie como Carlos León para saber la verdad que subyace en esta afirmación: «La iniciativa privada es más complicada pero también puede funcionar. Al menos a mi me ha funcionado en varios casos. Uno de ellos fue el de los Galeones de Azogue. Para ello me remonto al año 1994, cuando el gobierno dominicano contacta con nosotros, Cruz Apestegui, Manu Izaguirre y yo, para que estudiemos la construcción naval de dos galeones españoles hundidos en la bahía de Samaná, excavados legalmente por un buscador de tesoros americano en el año 1975».

A pesar de ir a excavar el pecio después de que un cazatesoros lo hubiera explotado, el proyecto valía la pena «tanto por la cantidad y calidad de los restos conservados bajo el agua, como por la excelente información escrita que localizamos en el Archivo General de Indias de Sevillasobre las dos embarcaciones: San José alias La Tolosa y Nuestra Señora de Guadalupe».

¿Y cómo se involucró la iniciativa privada? «Por la Fundación La Caixa, a través de su director Luís Monreal, y el Museo de la Ciencia de Barcelona, con el profesor Jorge Wagensberg a la cabeza». El potencial de este hallazgo superó las expectativas y se decidieron a apoyar, primero, las dos campañas de investigación bajo el agua; en segundo lugar, varias publicaciones junto a la prestigiosa editorial Lunwerg con los resultados, y finalmente, «y ahí es donde realmente centraron susesfuerzos económicos -recuerda Carlos León-, generando la exposición temporal “Huracán, 1724”, que permaneció un año en el Museo de la Ciencia de Barcelona y otro en el entonces recién inaugurado CosmoCaixa de Madrid».
La tragedia de dos galeones
Muchos cientos de miles de visitantes disfrutaron de la historia naval recuerada y la aventura y desventura de aquellos marinos empujados por un huracán nocturno hacia el naufragio. Vajillas, utensilios y todo dipo de detalles sobre la vida a bordo evocaban para el público la tragedia.

León recuerda que, después de dos años buceando, «trajeron las mejores piezas halladas en ambos galeones: joyas, monedas, ánforas, armas, objetos religiosos, instrumentos de navegación, utensilios de la tripulación ... Se hicieron grandes maquetas, se creo una reconstrucción a escala real de la popa del Guadalupe, se instalaronacuarios recreando la fauna y flora de la zona, se construyó una escenografía del camarote del capitán del barco antes y después de su hundimiento, y otra del pañól de la pólvora con ratas de verdad». Quien la visitó no la ha olvidado.

Fue una exposición inolvidable. Se vendieron más de diez mil ejemplares de los tres libros de la exposición (el catálogo de Lunwerg, un cómic de la editorial Sinsentido y una novela publicada por Plaza y Janés), hubo conferencias y un enorme impacto en la prensa, radio y televisión.

Lo más importante, para el arqueólogo: «terminada la exposición, las piezas de estos dos barcos españoles volvieron sanas y salvas a Santo Domingo, donde siguen expuestas en el Museo de las Casas Reales y en el Faro a Colón, y nadie se plantea, ni se planteó en su momento, si las piezas debían quedarse en España, en la República Dominicana, en la Fundación La Caixa, o en casa del buscador de tesoros que localizó los restos en 1975». Están donde tienen que estar.
Importa la historia
 Lo que queda es el mejor ejemplo de colaboración entre una fundación sin ánimo de lucro con fines sociales y culturales, un equipo de investigadores de dos países y un gobierno dominicano que supo aprovechar la oportunidad para formar a sus profesionales en esta disciplina científica. Nada que ver conOdyssey y el Nuestra Señora de las Mercedes, ni con Frank Goddio y el San Diego, donde lo importante no es la historia ni la conservación del patrimonio arqueológico sumergido sino los dólares que generó su venta.
(Fuente: ABC / Jesús García Calero)

18 de noviembre de 2022

La Isla del Portichol comienza a revelar sus secretos

Descubren más de mil objetos antiguos, estructuras constructivas romanas y resto de un pecio en el yacimiento de Xabia (Alicante)
Los arqueólogos de la excavación de l'illa del Portitxol explican los resultados de la campaña

El "Projecte Portitxol" de Xàbia ha finalizado la primera fase de su investigación y los resultados son impresionantes. L'illa del Portitxol esconde grandes secretos históricos así como miles de objetos. El equipo de arqueólogos de la Universidad de Alicante y del Museo Soler Blasco presentaron anoche, en la Fundación Cirne, los resultados de la reciente campaña de excavaciones realizada en la parte sur de l’Illa.

Hallazgos en tierra
Los arqueólogos Jordi Blázquez, Juanfran Álvarez y Álex Pérez, junto al director del Museo de Xàbia, Ximo Bolufer, señalaron que los hallazgos son "importantes e increíbles" que hacen que la investigación del Portitxol nunca acabe. Y es que, los resultados de la esta campaña de excavación arqueológica descubren, en tierra, restos de columnas de época romana, piezas de cerámica, posiblemente del siglo VI, de época bizantina, fosas (tumbas) y muros romanos que explicarían un posible asentamiento, es decir, que la illa fue habitada.

Anclas
Pero este no es el único tesoro histórico hallado, sino que bajo el mar, el descubrimiento es aún mayor. Más de 200 anclas, de distintas cronologías, han sido descubiertas, lo que convierte a la bahía del Portitxol y antiguo puerto, en un punto excepcional y el mayor de todo el Mediterráneo en la concentración de estas piezas "que nos aportan el tipo de barco que fondeaba en esta isla y desde que época".

De este hallazgo se ha creado un museo submarino con una ruta única que lleva a los buceadores a visitar las anclas. Los arqueólogos explicaron que en cada punto se puede apreciar el resto de ancla y una tablilla con la información de cada una de ellas. Pero estos hallazgos no sólo quedarán en el mar, sino que también será visitable en un museo virtual, en el que se está trabajando, para que pueda estar al alcance de todos.

Pecios
Por otra parte, y además de las monedas de oro de época romana halladas hace poco por unos buceadores, el fondo marino de l'illa del Portitxol esconde restos de dos barcos hundidos. Uno parece ser de época púnica, año 800 a.C., por las ánforas púnicas halladas que explicarían la carga de un navío perdido. El otro corresponde a un pecio del siglo XVIII.

La investigación, que ya lleva cerca de tres años, continua. Estos resultados invitan a que seguir descubriendo los secretos del Puerto Histórico del Portitxol.