La falange de un niño encontrada en la campaña de excavaciones de este verano en la Sima de los Huesos, el yacimiento más rico del mundo en fósiles humanos, sitúa en esa parte de Atapuerca el primer «santuario de la humanidad», afirmó ayer uno de los codirectores de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga.
Se trata de uno de los huesos más pequeños del cuerpo, dado que sólo los del oído medio tienen menor tamaño, aunque su relevancia es «enorme» para avalar la teoría de los codirectores de Atapuerca respecto a la razón de la acumulación de huesos de homínidos en la Sima de los Huesos, que es «el mayor misterio actual de la Arqueología», afirmó Arsuaga.
Una vez descartada la hipótesis de algún accidente o catástrofe, se había planteado como alternativa que los huesos hubieran sido llevados a ese lugar por animales carnívoros de gran tamaño. Sin embargo, la aparición de este hueso pequeño del pie descarta esa opción, porque de haber sido obra de carnívoros, éstos habrían devorado los huesos de manos y pies completamente, más en el caso de los de un niño.
Arsuaga aseguró que, aunque no toda la comunidad científica esté de acuerdo, los codirectores de Atapuerca creen que los cadáveres fueron depositados allí por otros humanos, lo que sería la «prueba más antigua de un comportamiento humano simbólico de tipo funerario».
Nuevos hallazgos a estudio
En la Sima de los Huesos se han encontrado hasta ahora 6.500 fósiles, entre ellos 30 esqueletos casi completos, de hace entre 300.000 y 500.000 años, lo que convierte a este yacimiento en el más rico del mundo en restos de homínidos. En esta misma campaña se han localizado también restos de un cráneo, parte de una mandíbula y un húmero que ahora se estudiarán para conocer detalles y saber si se trata de nuevos individuos o de partes de los que ya se han encontrado algunos huesos.
Arsuaga presentó ayer el balance de las excavaciones de este verano en Atapuerca, en las que han participado 150 investigadores, junto a los otros dos codirectores de los yacimientos, Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro. Carbonell destacó la importancia de otro enterramiento mucho más reciente encontrado en otro yacimiento del complejo, en la Cueva del Mirador, donde se han hallado restos de ocho individuos enterrados en una cueva que «seguramente tenía algún tipo de puerta para evitar que entraran los animales».
Para Carbonell, es una muestra de que hace unos 4.000 a 4.400 años había en la zona redes sociales complejas y estructuradas, en algo similar a tribus con jefaturas. Los restos serán objeto de un estudio de ADN para intentar saber si vivieron en la zona durante generaciones o hubo aportación de humanos procedentes de fuera de la península ibérica, que podrían haber traído algunos avances en el trabajo del metal o la agricultura.
Bermúdez de Castro destacó también el hallazgo del cráneo de un oso de una especie única de Atapuerca, un Ursus Dolinensis, del que se había encontrado una mandíbula hace más de una década, por lo que el nuevo hallazgo permitirá mejorar la definición de la especie, que podría situarse entre el gran oso cavernario y el más moderno oso pardo.
Eudald Carbonell, la consejera Alicia García, Juan Luis Arsuaga y José Mª Bermúdez durante la presentación de ayer. Foto: EFE |
El arqueólogo precisó que se trata de la falange distal, la que tiene la uña, del dedo meñique de un pie de un niño que vivió en la sierra de Atapuerca hace entre 300.000 y 500.000 años, lo que, a falta del resultado de los análisis de laboratorio, podría corresponder a un Homo Heidelbergensis.
Se trata de uno de los huesos más pequeños del cuerpo, dado que sólo los del oído medio tienen menor tamaño, aunque su relevancia es «enorme» para avalar la teoría de los codirectores de Atapuerca respecto a la razón de la acumulación de huesos de homínidos en la Sima de los Huesos, que es «el mayor misterio actual de la Arqueología», afirmó Arsuaga.
Una vez descartada la hipótesis de algún accidente o catástrofe, se había planteado como alternativa que los huesos hubieran sido llevados a ese lugar por animales carnívoros de gran tamaño. Sin embargo, la aparición de este hueso pequeño del pie descarta esa opción, porque de haber sido obra de carnívoros, éstos habrían devorado los huesos de manos y pies completamente, más en el caso de los de un niño.
Arsuaga aseguró que, aunque no toda la comunidad científica esté de acuerdo, los codirectores de Atapuerca creen que los cadáveres fueron depositados allí por otros humanos, lo que sería la «prueba más antigua de un comportamiento humano simbólico de tipo funerario».
Nuevos hallazgos a estudio
En la Sima de los Huesos se han encontrado hasta ahora 6.500 fósiles, entre ellos 30 esqueletos casi completos, de hace entre 300.000 y 500.000 años, lo que convierte a este yacimiento en el más rico del mundo en restos de homínidos. En esta misma campaña se han localizado también restos de un cráneo, parte de una mandíbula y un húmero que ahora se estudiarán para conocer detalles y saber si se trata de nuevos individuos o de partes de los que ya se han encontrado algunos huesos.
Arsuaga presentó ayer el balance de las excavaciones de este verano en Atapuerca, en las que han participado 150 investigadores, junto a los otros dos codirectores de los yacimientos, Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro. Carbonell destacó la importancia de otro enterramiento mucho más reciente encontrado en otro yacimiento del complejo, en la Cueva del Mirador, donde se han hallado restos de ocho individuos enterrados en una cueva que «seguramente tenía algún tipo de puerta para evitar que entraran los animales».
Para Carbonell, es una muestra de que hace unos 4.000 a 4.400 años había en la zona redes sociales complejas y estructuradas, en algo similar a tribus con jefaturas. Los restos serán objeto de un estudio de ADN para intentar saber si vivieron en la zona durante generaciones o hubo aportación de humanos procedentes de fuera de la península ibérica, que podrían haber traído algunos avances en el trabajo del metal o la agricultura.
Bermúdez de Castro destacó también el hallazgo del cráneo de un oso de una especie única de Atapuerca, un Ursus Dolinensis, del que se había encontrado una mandíbula hace más de una década, por lo que el nuevo hallazgo permitirá mejorar la definición de la especie, que podría situarse entre el gran oso cavernario y el más moderno oso pardo.
(Fuente: Diario Vasco / EFE)