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25 de febrero de 2025

Descubren uno de los signos más antiguos de escritura celtíbera en La Ercina (León)

Se trata de una letra del alfabeto celtibérico que se remontaría al siglo I a. C. grabada en un contrapeso de un huso de hilado hallado en el yacimiento de La Peña del Castro

El estudio de los materiales hallados en el yacimiento de La Peña del Castro (La Ercina, León) por parte de investigadores de la Universidad de León, ha permitido identificar el que sería uno de los primeros ejemplos de grafía alfabética en la provincia de León, se trataría de una letra del alfabeto celtibérico realizada en el propio asentamiento y que se remontaría al siglo I a.C.

Esa grafía está grabada en una fusayola (contrapeso de un huso de hilado) del yacimiento de La Peña del Castro, un asentamiento de la Edad del Hierro se encuentra en el municipio de La Ercina, en la Montaña Oriental leonesa. El enclave ha sido objeto de intervenciones arqueológicas entre los años 2013 y 2019 y continúa actualmente el proyecto con el estudio de los materiales recuperados en las excavaciones.

Durante la campaña de 2017, las excavaciones exhumaron un almacén donde además de un cesto con semillas, se recuperaron restos de carne curada de vacuno, varias herramientas y el objeto con el grabado alfabético. Este grabado podría corresponder con una marca de propiedad, si bien, el hecho de sea el único elemento de estas características en el yacimiento, hace que también sea un elemento de prestigio que diferenciaría a su propietario de otros habitantes del poblado. Este tipo de marcas son habituales en culturas limítrofes como la vaccea, que desde el s. II a.C. va a ejercer una influencia muy importante en el poblado leonés. Por lo tanto, esta práctica se enmarcaría en toda una serie de cambios sociales que se producirían en La Peña del Castro, como son el aumento de la población, la diferenciación social o la complejidad económica con la acumulación de excedentes agrarios y el aumento de los intercambios con la montaña y la meseta.

Inscripción en un objeto fabricado en talco
El objeto que cuenta con la inscripción está fabricado con talco, material procedente del entorno, por lo que la letra habría sido realizada en el propio yacimiento, y no ser fruto de intercambios con otras zonas. Esto indicaría que, aunque no conservamos textos en la Edad del Hierro de la zona cantábrica, sí habría en este poblado población que tendría los conocimientos para realizar esta práctica. A este respecto, hay que considerar la posibilidad de que pudiera haber población foránea en el asentamiento.

Este estudio ha sido publicado recientemente por el director de las excavaciones Eduardo González Gómez de Agüero en la revista Paleohispánica, una de las más prestigiosas en el ámbito peninsular sobre lenguas y culturas de la Hispania Antigua. En este enlace se puede acceder a la publicación.

5 de agosto de 2024

La nueva excavación de Caraca se centrará en la necrópolis visigoda

La campaña arqueológica que se desarrollará este verano en el yacimiento del Cerro de la Virgen de la Muela, en la localidad guadalajareña de Driebes, que se prolongará dos semanas desde el próximo 12 de agosto, intentará arrojar luz sobre la necrópolis visigoda.
La necrópolis visigoda data del siglo VI d.C y es la última fase del yacimiento.

La campaña arqueológica que se desarrollará este verano en el yacimiento del Cerro de la Virgen de la Muela, en la localidad guadalajareña de Driebes, que se prolongará dos semanas desde el próximo 12 de agosto, intentará arrojar luz sobre la necrópolis visigoda.

Así lo han indicado a Europa Press tanto fuentes del equipo investigador que dirige esta excavación como la jefa del Servicio de Cultura de la Delegación de la Junta en Guadalajara, Teresa Sagardoy, quien ha recordado que este espacio arqueológico fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) este mismo año y está compuesto de varios yacimientos.

En cuanto a la necrópolis visigoda, afirma que, según los datos recogidos hasta el momento, data "más o menos" del siglo VI d.C y es la última fase del yacimiento. Está compuesta por tumbas, algunas de las cuales son "simples fosas" tapadas con una laja de yeso, que es la piedra natural de los cerros de Driebes.

Otras son lo que se conocen como 'cistas', tumbas con varias lajas haciendo el hueco de la fosa y que también están tapadas con varias losas de este tipo de piedra típica de la localidad guadalajareña, prosigue Sagardoy.

"Son tumbas de inhumación y no se ha encontrado ajuar de momento, pero en alguna tumba esperamos que se encuentre algún objeto", ha apuntado, para agregar que lo que sí que se ha encontrado son restos de los ataúdes o sudarios, es decir, de los elementos con los que se depositaba al muerto.

Ha puesto el acento en que en esta necrópolis visigoda se ha hallado parte del cementerio infantil con pequeñas tumbas de niños, a veces neonatos, a los que se les tenía separados en otra zona del cementerio; "en lo que se llama un limbo, porque no estaban bautizados todavía. Se les reservaba un espacio diferente que es curioso de visitar", ha agregado.

Parte de esta necrópolis está musealizada y cuenta ya con carteles para hacerla visitable y comprensible por los visitantes aunque es un trabajo que se acaba de iniciar e irá ampliándose a distintos espacios, pese a que desde el equipo investigador del yacimiento apuntan que en las últimas semanas la cartelería y la señalización han sido vandalizadas y habrá de ser repuesta.

Ocupación desde la Edad del Bronce
En el Cerro de la Virgen de la Muela hay ocupación desde la Edad del Bronce que se conoce como un 'oppidum' carpetano correspondiente a las poblaciones indígenas de antes de los romanos. Lo más conocido es la ciudad romana de Caraca, a la que se unen otros puntos donde se han localizado restos arqueológicos, una villa romana, un monumento funerario o zonas más de carácter militar en las inmediaciones de la ciudad.

Sagardoy ha resaltado que la ciudad romana de Caraca es la única que se ha hallado en la provincia de Guadalajara, que tuvo su esplendor en el siglo I o el II d.C --en época Flavia-- y estaba a mitad de camino entre Complutum (Alcalá de Henares) y Segóbriga --en la provincia de Cuenca--, en la vía Spartaria que unía Cartagonova con Complutum.

Desde el equipo investigador del yacimiento apuntan que la ciudad estaría en la provincia romana de la Tarraconense y que se cree que hacía su labor "seguramente" como paso por la vía en el Tajo, hecho que hizo que Sertorio (I a.C.) la conquistara por la fuerza.

Un hallazgo que ha destacado la jefa de Cultura de la Junta en Guadalajara relacionado con la ciudad es el del acueducto que se ha encontrado a tres kilómetros así como el manantial que daba origen al mismo. "Está realizado en 'Opus caementicium', una obra de ingeniería romana habitual, y que traía el agua desde ese manantial a la ciudad", ha añadido.

A ello ha unido que se han localizado varias piscinas limarias, que son piscinas de decantación, que depuraban el agua y a la vez impedían que tuviera mucha velocidad por el canal y deteriorara el mismo.

Las campañas arqueológicas
Hasta el momento se han llevado a cabo en el Cerro de la Virgen de la Muela siete campañas arqueológicas y este mes de agosto se llevará a cabo la octava. Además de las múltiples visitas para hacer prospecciones, vuelos de dron o el uso de un georradar.

Así, en 2016 se hicieron las primeras prospecciones y se usó el georradar para confirmar la existencia del yacimiento y ya en el 2017 tuvo lugar la primera campaña de excavación, cuyos directores han sido desde el inicio Emilio Gamo Pazos y Javier Fernández Ortea.

Para Sagardoy, se trata de un equipo de investigadores "muy dinámico" que, con pocos medios, la ayuda de las administraciones y "mucho empeño" han estado haciendo pequeñas campañas de unos 15 días.

Esta excavación se desarrollará gracias al convenio firmado entre la Diputación de Guadalajara y el Ayuntamiento de Driebes, con el apoyo del Ayuntamiento de Brea de Tajo y la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara.

En su conjunto, la responsable de Cultura de la Junta en Guadalajara ha resaltado que en estas campañas se ha podido delimitar todo el mapa de la ciudad romana --compuesto por 27 manzanas--, se ha localizado el Cardo, el Decumano, el Foro y las Termas; pese a lo cual ha señalado que queda "muchísimo trabajo" por hacer y apenas se ha iniciado la investigación sobre todos estos yacimientos.

Jornada de Puertas Abiertas
De otro lado, el Ayuntamiento ha informado de que este verano se volverá a realizar la Jornada de puertas abiertas en el yacimiento el jueves 22 de agosto que constará de visitas guiadas al mismo a las 10.30 y 19.00 horas, siendo el acceso a la actividad libre y gratuito.

El 'Proyecto de excavación de la necrópolis de época visigoda de Caraca (Driebes, Guadalajara) y de los niveles carpetanos en esa misma área' está dirigido por los ya citados Javier Fernández Ortea (arqueólogo) y Emilio Gamo Pazos (Museo Arqueológico Nacional) a los que se unen Saúl Martín González (arqueólogo), Santiago David Domínguez Solera (Heroica arqueología).

El equipo interdisciplinar de investigación contará este año con la colaboración de un amplio número de expertos que analizarán el yacimiento desde distintas ópticas, incluyendo a Antonio Alvar Ezquerra (Universidad de Alcalá), Ana Gracia Rivas (Museo Nacional de Antropología), José María Murciano Calles (Museo Nacional de Arte Romano) y María Luisa Cerdeño Serrano.

También participarán Daniel Cordero Bordejé, María Ángeles Perucha Atienza (IGME-CSIC), Miguel Ángel Rodríguez Pascua (IGME-CSIC), José Francisco Mediato Arribas (IGME-CSIC), Andrés Díez Herrero (IGME-CSIC), Helena Gimeno Pascual (Centro CIL II-Alcalá de Henares), Daniel Méndez García (Revives.es y UFV), Ana Fernández Jiménez y Paula Carmona Quiroga (Instituto Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas -IETcc-CSIC), Magdalena Barril Vicente, Macarena Bustamante Álvarez (Universidad de Granada), Sergio Remedios Sánchez (UNED-Senior) y Álvaro Sánchez Climent.

4 de diciembre de 2023

Aparecen 16 morteros romanos en una playa de Asturias

El Gobierno de Asturias ha recuperado 16 morteros mineros de época romana en el complejo aurífero de Salave-Lagunas de Silva, en Tapia de Casariego. Las direcciones generales de Patrimonio Cultural y de Custodia del Territorio llevaron a cabo una labor conjunta de rescate de este material, fechado en tono a los siglos I y II d.C., que ya ha sido trasladado a los almacenes del Museo Arqueológico de Asturias.
Los morteros romanos hallado en el complejo aurífero de Salave-Lagunas de Silva, en Tapia de Casariego (Asturias).GOBIERNO DE ASTURIAS

Según indican desde el Ejecutivo autonómico en nota de prensa, las labores de recuperación se realizaron el 29 de noviembre en la Ribeiría de El Figo, tras haber sido informado el Servicio de Patrimonio Cultural de la existencia de estas piezas por los geólogos Evaristo Álvarez Muñoz, Beatriz González Fernández y Eduardo Menéndez Casares.

En la Ribeiría del Figo, localizada bajo una gran zanja-canal de la zona aurífera de Salave-Lagunas de Silva, y en la franja intermareal, los especialistas localizaron más de cincuenta morteros mineros labrados sobre bloques granitoides o de cuarzo, el conjunto más importante del noroeste de la península, dado que el resto de los hallazgos conocidos se reduce a ejemplares aislados.

¿Para qué se usaban estas herramientas en el pasado?
La función de estas piezas se relaciona con el lavado y cribado de los metales pesados en las explotaciones mineras de época romana. Debido a su valor histórico y arqueológico, el Consejo del Patrimonio Cultural de Asturias acordó recuperar los ejemplares de mayor importancia, lo que ofrecía dos grandes dificultades: el elevado peso de la mayor parte de los morteros -alguno de los cuales supera holgadamente los 200 kilos- y la falta de acceso directo a la cala en la que se localiza el conjunto.

Para resolver estas complicaciones, se acordó llevar a cabo la operación por vía aérea, para lo cual se articuló un dispositivo en el que participaron un técnico arqueólogo del Servicio de Patrimonio Cultural, miembros de la Guardería del Medio Natural y un helicóptero de Bomberos de Asturias, lo que permitió rescatar 16 elementos.

Los expertos valoran este hallazgo debido a que se trata de artefactos mineros bien contextualizados arqueológicamente, ya que se ubican al pie de una gran zanja-canal de una explotación aurífera de época romana que desarrolló su actividad entre mediados del siglo I d.C. y mediados del siglo II d.C.

9 de enero de 2018

Documentan un puente "perdido" del S. XVI en Rojales (Alicante)

Una investigación etnoarqueológica revela la ubicación y los restos de la antigua estructura de madera sobre el río Segura anterior a la actual del siglo XVIII. El paso elevado se localiza sobre el azud de sillería en pleno centro urbano y tendría una longitud de 40 metros por 10 de ancho.
En primer término, las rocas sin tratar que son la base de una de las pilastras del puente. FOTO: EL MUNDO
Durante siglos, los vecinos de la localidad alicantina de Rojales han venido observando que para la construcción de la presa o azud del río Segura fueron utilizados diferentes materiales y de calidades distintas. Sin saber el porqué, los trabajados sillares entrelazados magistralmente para resistir las grandes avenidas del río contrastaban con zonas rellenas de piedras casi sin tratar, ubicadas en la presa y curiosamente en puntos equidistantes entre sí.

Popularmente se viene manteniendo que las diferencias observadas se debían a la degradación sufrida en puntos concretos del azud por el paso de los siglos. Ahora el enigma ha sido resuelto gracias a los trabajos de investigación y redacción de informes para la protección y restauración del conjunto hidráulico de Rojales.

De forma inesperada ha tenido lugar este descubrimiento etnoarqueológico, uno de los más importantes de las últimas décadas en el sur de la provincia: la localización de los restos de un antiguo puente sobre el río Segura, anterior al actual, y que se ubicaba sobre la presa o azud de sillares.

Con el hallazgo, la importancia del conjunto histórico formado por el puente de sillería de Carlos III, la noria, la toma de la acequia de la Comuna y el azud, aumentan su valor al constituir uno de los más grandes y ambiciosas obras de arquitectura hidraúlica y vial de la Comunidad Valenciana de los siglos XVI-XVIII.

El hallazgo ha sido constatado por el director del Servicio de Patrimonio Cultural de Rojales, Manuel de Gea y por el arquitecto técnico Antonio M. González. La investigación-técnico arqueológica determina que «de forma inesperada», y en el transcurso de los estudios realizados en el conjunto hidráulico se han descubierto las bases de las pilastras de sillarejo (sillares pequeños) de un antiguo puente situadas en el azud. La bases, hasta cinco, siguen una trayectoria semicircular, que lo convierten «en una construcción inédita para la época de su construcción, en el siglo XVI» se añade.


VALOR AÑADIDO
Pese el actual puente de sillería fue construido en el siglo XVIII, sustituyendo al ahora localizado cuya base peatonal era de madera y sus pilares de piedra incrustados en la presa. «Se trataba de un puente mucho menos sólido que el actual y más propenso a sufrir el efecto de las grandes avenidas de agua. De ahí su sustitución en el siglo XVIII por el actual» indica de Gea.

Según las investigaciones el puente de madera estaba apoyado sobre dos grandes plataformas en ambas orillas del Segura, una de las cuáles se conserva en la margen derecha del río. Las cinco pilastras sobre las que se apoyaba el puente estaban colocadas siguiendo la corona circular del azud de sillería de una longitud de 40 metros por 10 de ancho.

En estos puntos no existen sillares ya que para sujetar las pilastras se utilizó piedra suelta y sillarejos sujetos con argamasa. La utilización de un dron durante los trabajos ha sido determinante para el hallazgo.

La concejala de Patrimonio Histórico de Rojales, Inmaculada Chazarra, destaca el enorme valor histórico del conjunto hidráulico que además, conserva como el primer día de su construcción sus usos, lo que le da todavía más importancia y realza su singularidad. «Ahora todavía tiene más valor al haber sido localizado los restos del antiguo puente» subraya.

La función del azud, de origen medieval, era y es elevar el nivel de la corriente del río para desviar el agua por el canal de captura de varias acequias mayores y de la noria de Rojales. «Ahora se demuestra que tenía (el azud) también la función de soportar el antiguo puente» apostilla Antonio M. González.

(Fuente: El Mundo / Eduardo de Gea)

9 de febrero de 2017

Confirman el hallazgo de dos campamentos romanos en Cantabria

Arqueólogos confirman que los yacimientos de Castro Negro y del Alto del Robadoiro localizados en los últimos años en el entorno del macizo de Peña Prieta, en Vega de Liébana, (Cantabria) son dos campamentos romanos y, según una de las hipótesis que se maneja, podrían estar vinculados con la campaña de asedio de las legiones de Augusto al Monte Vindio --cuya localización se desconoce-- en los inicios de las Guerras Cántabras.
Modelo de campamento romano con "clavícula". IMAGEN: SIETE MERINDADES.
Esta, al menos, es una de las posibilidades que se desprenden de las prospecciones arqueológicas llevadas a cabo en esos yacimientos entre agosto y octubre de 2016 por un grupo de catorce personas, entre arqueólogos, investigadores y colaboradores, que, además han financiado los trabajos.

Las conclusiones se han dado a conocer en una rueda de prensa en el Museo de Prehistoria y Arqueología (MUPAC) en la que han participado el arqueólogo Eduardo Peralta, responsable de los trabajos, su colega de profesión José Ángel Hierro, que ha sido otro de los participantes; el consejero de Educación, Cultura y Deporte, Ramón Ruiz, y el alcalde de Vega de Liébana, Gregorio Alonso. Peralta ha calificado de "espectaculares" los resultados de estas prospecciones.

MONTE VINDIO
Y es que, según ha explicado el también arqueólogo José Ángel Hierro, la "hipótesis" de que lo que se ha logrado documentar con ellos podría corresponderse con el mítico episodio del Monte Vindio es, "hasta la fecha", "la más sólida que se ha manejado" sobre dónde pueda estar su localización.

"Para poder asegurar esta hipótesis hace falta mucho trabajo y mucha suerte. Probablemente nunca encontremos un cartel que diga: Esto es el Vindio pero creo que contamos con argumentos y con, no pruebas, sino evidencias que apoyan esta hipótesis y que hasta la fecha la convierten en la más sólida que se ha manejado para tratar de localizar este episodio", ha dicho.

Según Hierro, en esta hipótesis cuenta "con el terreno, con el contexto y con argumentos arqueológicos que otros sitios hasta la fecha no tienen" y hasta con un topónimo cercano, 'Vinduey', que está relativamente cerca del campamento de Castro Negro y que podría ser el 'vindos' céltico que dio nombre al Monte Vindio.

Si finalmente se prueba la hipótesis, sería, según Hierro, la "prueba" de que los cántabros se equivocaron al pensar que al Monte Vindio, donde se refugiaron tras ser vencidos en batalla campal a los pies de las murallas del oppidum de Bergida, llegarían antes las aguas del mar que las tropas romanas y confirmaría que éstas "conquistaron hasta el último lugar de Cantabria".


Otra hipótesis, que podría no estar reñida con la anterior, es que estos yacimientos formasen parte de un dispositivo de control de todos los pasos de montaña de entrada a Liébana.

En estos trabajos --a los que se quiere dar continuidad "el año que viene" con fondos del Gobierno regional y para los que se precisaría el permiso de instituciones de fuera de las comunidades autónomas vecinas-- han participado también los arqueólogos Enrique Gutiérrez y Rafael Bolado, y los investigadores y colaboradores Federico Fernández, Joaquín Arguiñarena, Antonio Pila, Diego Pedrajo, Elena Paredes, Ángel Ocejo, Borja Gómez-Bedia, Miguel Berasaluce, Román González y Adriano Felice.

Según lo encontrado, se cree que las legiones romanas estuvieron "poco tiempo" en aquellos parajes y en las estaciones menos frías dado que se alojaban en tiendas de campaña donde no podrían haber resistido un invierno en esas altitudes.

Y es que uno de los yacimientos romanos se encuentran en la cima y las laderas del monte Castro Negro o Cohora, a 1.962 metros, y otro, el del Alto de Robadorio, a 2.219, los que les convierten en los campamentos "de mayor altitud de la Península y entre los más altos de Europa".

TRABAJOS EN LOS DOS YACIMIENTOS
La intervención arqueológica se ha centrado en el campamento romano de Castro Negro, que fue descubierto por el arqueólogo José Hierro a través del estudio de foto aérea y satélite, y que se encuentra en Vega de Liébana.

Ocupa una zona del monte de Castro Negro desde donde se controla el paso de montaña situados a sus pies en los puertos de Riofrío y que comunica Liébana con el norte de Palencia a través del estrecho valle del nacimiento del Carrión por los puertos de Pineada, así como el paso natural que por el collado del Robadorio enlaza hacia el oeste al pie de Peña Prieta con la zona leonesa de la Vega de Naranco.

El del monte de Castro Negro es un campamento romano de campaña de tipo 'castra aestiva', con 10,5 hectáreas, unas dimensiones que tendrían que corresponder a una legión romana con tropas auxiliares, con unos 4.000 o 5.000 hombres.

Una prueba del carácter campamental romano de este recinto fortificado es que hay presencia de dos puertas con clavicula interna, elemento característico de la castramentación militar romana de campaña entre mediados del siglo I a.C y comienzos del siglo III d.C.

Los trabajos en Castro Negro han permitido delimitar con cierto detalle todo el perímetro campamental pese a que está "bastante arrasado por la erosión" y por la vegetación que lo cubre.

Dentro del recinto, se han usado detectores de metales que han permitido recuperar "numerosas piezas" de equipamiento militar romano relacionado con la acampada; de armamento (una punta de un proyectil de catapulta), y, las que se consideran más relevantes, unas piezas de enganche del pilum romano, similares a las encontradas en zonas de Alemania pero que no habían sido documentadas en la Península Ibérica.

Una punta de lanza, elementos del calzado militar romano, como numerosas tachuelas, herramientas y una moneda acuñada hacie el 28 a.C en Calahorra, antes de la gran campaña de Augusto y sus generales contra cántabros y astures, son otros de los restos encontrados.

El otro yacimiento se encuentra en el Alto de Robadoiro, en la divisoria entre Cantabria y León, en los ayuntamientos de Vega de Liébana y Boca de Huérgano, y a los pies de la ladera norte de Peña Prieta y el Cubil de Can.

Fue descubierto hace bastantes años por un montañero pero es con estos trabajos con los que se ha confirmado que es un campamento romano y también se ha descubierto que las dimensiones son mayores de las que se pensaba.

RESTOS DE UNA FORTIFICACIÓN
Alrededor de la cima existe una acumulación de bloques de arenisca restos de una fortificación, que delimita un recinto de 2.197 metros cuadrados que protege la cumbre.

Con la ortofotografía aérea se ha comprobado la existencia de una segunda línea fortificada exterior que era desconocida ya que era "casi invisible" sobre el terreno.

La planta de este nuevo recinto ocupa una hectárea, lo que ha "reforzado la entidad" del yacimiento, que se cree que es un 'castellum romano' o una 'castra minora'.

Todas las piezas encontradas en ambos yacimientos se entregarán al MUPAC "en breve", según Peralta.

Por su parte, el consejero de Cultura ha resaltado el "impulso" que desde el Gobierno de Cantabria se quiere dar a que los museos de la comunidad combinen la labor divulgativa con la investigadora y también el "esfuerzo importante" presupuestario que se está dedicando a patrimonio.

Ha considerado que Castro Negro y Robadoiro son "claros testimonios de las guerras de alta montaña y del esfuerzo bélico" que el ejército romano desarrolló en los lugares más alejados y accidentados del territorio de los cántabros.

Por su parte, el alcalde ha considerado un "poco prematuro" el pensar en cómo explotar turísticamente estos yacimientos, permitiendo la visita, cuando "lo primero" es estudiarlos.

(Fuente: Madrid Press)

7 de agosto de 2013

Comienzan los trabajos para la puesta en valor del yacimiento de la Peña del Castro (León)

Los trabajos de excavación en el yacimiento de La Ercina (León) ya han comenzado y se prolongarán durante dos meses / El objetivo es crear una centro de atracción para los escolares y un atractivo turístico para todo tipo de público.
El alcalde de La Ercina, Ignacio Robles y el arqueólogo Eduardo González.
Foto: León Noticias.
Los trabajos de intervención arqueológica en la Peña del Castro de La Ercina ya han comenzado. Durante dos meses un equipo conformado por seis personas entre voluntarios, arqueólogos y peones, se encargarán de acometer las oportunas excavaciones para la puesta en valor del yacimiento, cuyo presupuesto se acerca a los 40.000 euros.

Restaurar la muralla

Sobre el terreno trabaja actualmente un equipo de topografía cuyos estudios precederán a la parte de excavación para dejar visible unos 20 metros de muralla, así como el interior de la estructura con el objetivo de conocer el estilo de vida de los pobladores de la zona. “Se pretende restaurar la muralla y dejarla visible y ver lo que hay en el interior, porque lo que nos interesa es saber cómo vivía esa gente y para eso nos hace falta encontrar restos de habitación y estudiarlos”, puntualiza Eduardo González, uno de los arqueólogos del proyecto.

La puesta en valor del Castro de La Encina, cuyo proyecto ya ha sido presentado a la Asociación de Desarrollo de Sabero-Cistierna y La Ercina, tiene como objetivo la apertura al público de los yacimientos. Un nuevo punto de atracción turística que se sumará a la oferta del municipio y cuyos trabajos serán dirigidos por los arquitectos Fernando Muñoz y Eduardo González.

Un centro turístico para escolares y público en general

“Queremos conocer la historia del castro desde los tiempos prehistóricos hasta etapas medievales y difundirlo a la gente, ya que si no genera riqueza para su conservación, está abocado a su desaparición”, asegura el alcalde del municipio Ignacio Robles.

Por ello el Ayuntamiento de la Ercina ha visto en los escolares un público potencial al que orientar visitas didácticas sobre el castro y el estilo de vida de sus pobladores. “Queremos que sea un centro de atención para los escolares, porque no solamente tiene que ser de conocimiento de la zona, sino también una forma para que los pequeños se animen a conocer sus orígenes y por qué no, puedan salir de ahí futuros arqueólogos y futuras personas que difundan esos conocimientos”, matiza el alcalde.
Además en un futuro se pondrán en marcha varias actividades y proyectos culturales que complementen la oferta turística de la Montaña Oriental leonesa que ve en la exaltación de su patrimonio una vía de “subsistencia”.

En este sentido el municipio ya cuenta con una catalogación de todos los edificios protegidos en cada uno de los catorce pueblos que lo conforman. Una actuación que “está en relación con deseo e interés de mantener el patrimonio y derecho de las generaciones futuras de conocerlo y difundirlo”, afirma Ignacio Robles.
Entre los objetivos de la puesta en valor del yacimiento figura además la creación de puestos de trabajo en la zona tanto para el cuidado como para guiar las visitas al castro. Una labor que desde el Ayuntamiento se priorizará entre los vecinos del municipio. Además el Consistorio ya mantiene conversaciones con el Seprona para dotar a la zona de la seguridad y vigilancia necesaria.

Una página web informará en un futuro sobre las actuaciones en la zona que de momento ya se pueden seguir a través de www.facebook.com/arqueoercina.

Jornada de puertas abiertas
La valorización del yacimiento arqueológico de la Peña del Castro en La Ercina se completa con un ciclo de conferencias bajo el título ‘Dialogando con el pasado’ que tendrán lugar desde el 8 de agosto hasta el 12 de septiembre en el salón de actos del Ayuntamiento de La Ercina. Además el 22 de septiembre tendrá lugar una jornada de puertas abiertas y reconstrucción histórica con varias actividades complementarias.

27 de febrero de 2013

Aparece en Riaño (León) un tesoro de maravedíes de Enrique II y Pedro I

Un grupo de investigadores encuentra en las proximidades de la Cueva del Oso un conjunto de 326 monedas, 70 de ellas de plata. La importancia de este hallazgo radica tanto en la calidad de las piezas recuperadas como en su número, pues es muy infrecuente encontrar una cantidad tan elevada de monedas juntas, lo que parece corresponder a un tesorillo, el primero de estas características encontrado en la provincia de León.
Fue un momento de convulsión, en el que León y Castilla fueron ‘invadidas’ por mercenarios ingleses y franceses, agentes extranjeros que convirtieron el territorio en su campo de batalla particular gracias a la lucha fratricida entre Enrique II y Juan I. Como en un salto a través del tiempo, la herencia de este momento ha llegado hasta nosotros gracias a una afortunada casualidad. Dicen que no hay mal que por bien no venga y a veces la sequía lleva a un tesoro. Esto fue precisamente lo que ocurrió el verano pasado.
Maravedí de Pedro I de Castilla, uno de los hallados en
la Cueva del Oso de Riaño.
La ausencia de lluvias y el consiguiente descenso en el nivel del agua en Riaño permitió a los investigadores del departamento de Prehistoria de la Universidad, Ana Neira y Federico Bernaldo de Quirós iniciar una serie de excavaciones en la cueva del Oso, un lugar de difícil acceso al estar normalmente sumergido bajo las aguas y que estuvo habitado durante el Paleolítico Medio. Buscando bifaces, los profesores se toparon con un tesoro de monedas medievales, 326, 70 de ellas de plata, que corresponden a reales de maravedí, en muy buen estado de conservación y que fueron depositadas en el Museo de León para su limpieza y consolidación.

Las monedas pertenecen a acuñaciones de los reyes de Castilla y León Pedro I, Enrique II y Juan I, estos dos últimos de la casa de Trastámara. Así lo explica la historiadora: «Todas las mañanas el equipo, compuesto por diez arqueólogos y varios estudiantes, emprendía a pie el camino desde el pueblo y bajaba hasta los restos de la antigua carretera a la Puerta para, después, iniciar la subida hacia los pequeños restos de los montículos que, como islas, afloran incluso en los momentos de máxima cota de embalsado. Fue precisamente en este ascenso cuando, en las proximidades de la antigua pista de tenis del viejo pueblo de Riaño, uno de los arqueólogos, Eduardo González Gómez de Agüero, observó la presencia de un grupo de monedas dispersas en superficie formando un abanico sobre la pendiente. Inmediatamente se detuvo a recogerlas, tarea a la que se sumaron rápidamente el resto de los miembros del equipo quienes peinaron la zona hasta estar seguros de no dejar ninguna».

Importancia

Según destacan los descubridores, la importancia de este hallazgo radica tanto en la calidad de las piezas recuperadas como en su número, pues es muy infrecuente encontrar una cantidad tan elevada de monedas juntas, lo que parece corresponder a un tesorillo, el primero de estas características encontrado en la provincia de León, que debió de ser escondido, en algún envoltorio de material perecedero. «No debemos olvidar que en las cercanías se localiza el castillo de Riaño, en torno al cual existiría un núcleo de población», destaca Ana Neira.

En el informe, se hace hincapié en que en el momento del descubrimiento el sitio no ofrecía ningún rasgo característico, con lo que el lugar de ocultación pudo ser un simple hoyo o alguna endeble construcción de adobe, en cuyo suelo o en la parte inferior de las paredes, se habría escondido, hacia finales del siglo XIV. «Por razones que se desconocen, la persona que realizó este ocultamiento no regresó para recuperarlo», explica la investigadora, que fabula con la posibilidad de que con el tiempo, o bien este edificio se arruinara para quedar convertido en una masa de barro informe que las aguas del embalse fueron deshaciendo y removilizando, o bien el hoyo sufriera, por las mismas causas, un proceso de erosión.
Una de las monedas en el lugar del hallazgo.
Foto: Ana Neira

«Las monedas, cuyo embalaje se habría descompuesto hacía mucho tiempo, quedaron liberadas y se dispersaron sobre la superficie del terreno que las aguas, al descender, iban dejando aflorar», argumenta.

Mercenarios extranjeros

Explica la historiadora Margarita Torres que a mediados del siglo XIV (momento en el que se acuñaron estas monedas) se libró en tierras de León y Castilla la guerra entre Enrique II y Pedro I. Este último obtuvo su baluarte en León y el adelantado Mayor del Reino fue Suero Pérez de Quiñones. Sin embargo, poco después y según fue avanzando la guerra, éste trasladaría su lealtad a Enrique. «Lo interesante de este capítulo de la historia es que hasta León llegaron las compañías negras —un ejército inglés acaudillado por el príncipe de Gales— y las compañías blancas, francesas, comandadas por Beltrán Du Guefclin. «Lo que ocurrió en realidad fue que se trasladó a España la guerra europea entre Francia e Inglaterra».

 La guerra la perdió don Pedro, que fue degollado finalmente por Beltrán. Posteriormente, dos hijas del rey asesinado se casaron con el duque de York y el duque de Lancaster respectivamente y sería una de sus descendientes, Catalina, la que años después contraería matrimonio con Enrique III. Ellos fueron los abuelos de Isabel La Católica. «Los ingleses llegaron a invadir León», explica Margarita Torres. En este contexto bélico puede que, tal vez, alguien quisiera esconder su tesoro para recogerlo cuando la guerra finalizara. Algo o alguien impidió que lo recuperara...

28 de diciembre de 2010

La conexión milenaria entre Ceuta e Iberia durante el neolítico queda probada en una tesis doctoral


La vinculación de Ceuta con la Península Ibérica arranca de lejos. Eso, al menos, parece desprenderse de la interesante tesis doctoral presentada por Eduardo Vijande Vila ante la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz. La investigación, calificada con sobresaliente ‘cum laude’, lleva por título: ‘Formaciones sociales tribales en la región histórica del Estrecho de Gibraltar (del VI al IV milenio antes de nuestra era). Los ejemplos de la Cueva de Benzú (Ceuta) y el asentamiento de Campo de Hockey (San Fernando, Cádiz). Comparación entre dos orillas’.

Según ha documentado Vijande, investigador del Instituto de Estudios Ceutíes y miembro del Proyecto Benzú desde 2002, hace ya miles de años los habitantes de estas tierras interactuaban con sus pares de la orilla norte del Estrecho.
La Cueva de Benzú, punto de referencia en esta tesis.

Objeto de discusión entre la comunidad científica desde hace mucho tiempo, estas relaciones han quedado demostradas con el minucioso trabajo del prehistoriador. Para ello, fue necesario desarrollar una labor descriptiva muy completa de todos los objetos arqueológicos hallados en la Cueva; así como elaborar un detallado estudio espacial y una valoración socioeconómica de las tribus asentadas allí donde el Mediterráneo termina dando paso al océano.
En palabras del codirector de la tesis, José Ramos Muñoz, profesor titular de Prehistoria en el campus gaditano y recién investido catedrático, “el objetivo de la tesis era enmarcar la Cueva de Benzú en los ámbitos mediterráneo y atlántico.”

  • El proyecto pone de manifiesto la existencia de redes de circulación y contactos entre ambas orillas del Estrecho.
 
Ramos afirma que el estudio pone de manifiesto “el peso de la ganadería y la agricultura en la región durante la antigüedad; así como la existencia de redes de circulación y contactos entre ambas orillas desde muy atrás. Encontramos similitudes evidentes en los modos de vida y de trabajo.”

Estos vínculos transmarítimos se evidencian, a juicio del catedrático, en que “hay una serie de objetos decorativos que enmarcan estas relaciones, más elementos tecnológicos y arqueológicos que indican similitudes tanto de técnica como de estilo. Claramente hubo contacto y relaciones”, concluye.

Por otro lado, probadas estas relaciones se demuestra que en la época neolítica los pueblos del Estrecho disponían de medios de transporte marítimos que les permitían desplazarse de Europa a África, y viceversa.

Por su parte, el doctorado Vijande compartió con El Faro de Ceuta sus sentimientos: “La verdad es que antes de presentar la tesis me sentía bastante nervioso, estuve así toda la semana. Aunque uno esté acostumbrado a exponer, el hecho de enfrentarte a un tribunal crea de ansiedad”, aseguró.

Una vez presentada la tesis, el estudioso asegura encontrarse “muy tranquilo. Tras más de cuatro años de trabajo, siento la satisfacción del deber cumplido, sobretodo por aquellos que me ayudaron todo este tiempo”, confesó el reciente doctor.

Tesis del ‘Proyecto Benzú’ becada por el Instituto de Estudios Ceutíes
Dos instituciones tienen sobrados motivos para estar satisfechas con el éxito de la investigación presentada.

Por un lado, el ‘Proyecto Benzú’, que ve concluir con la de Vijande su primera tesis doctoral. El proyecto está compuesto por un equipo de investigadores de la Universidad de Cádiz codirigidos por el catedrático José Ramos, el profesor titular Darío Bernal Casasola y el propio Vijande. Además, participan diez voluntarios. Juntos consiguieron cerrar la primera capa de la prospección arqueológica el pasado noviembre.

Pero parte del mérito corresponde al Instituto de Estudios Ceutíes (IEC), quien apostó fuerte soportando económicamente el doctorado durante más de cuatro años.
Vijande sólo tiene buenas palabras para la labor del IEC: “Les estoy especialmente agradecido. Es una gran institutión para la cultura y la investigación en Ceuta, con ellos la ciudad está ganando en conocimiento. Es más  -continuó-, pocas ciudades cuentan con centros de ese calibre”.

Los directores del proyecto y el Instituto trabajan para generar una publicación a partir de la tesis. Tendría formato libro y constaría de unas 250 o 300 páginas (el trabajo original supera las 500). Así, se pretende acercar la información recogida a la comunidad científica y a la ciudadanía ceutí.

Una investigación exhaustiva calificada con el ‘cum laude’
La tesis de Vijande mereció la máxima calificación: sobresaliente cum laude por unanimidad con opción a premio extraordinario.

Según el codirector del proyecto, el catedrático José Ramos, esta distinción a Vijande resalta aun más al haber sido concedida por un tribunal muy experto: como presidente, Olwaldo Arteaga, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Sevilla; de secretario, Salvador Domínguez Bella, profesor titular de Cristalografía y Mineralogía de la Universidad de Cádiz. A ellos hay que sumar  los vocales: Manuel González Morales, catedrático de Prehistoria de la Universidad de  Cantabria; Carmen Olaria Puyoles, catedrática de Prehistoria en la Universidad de Castellón; y Dimas Martín Socas, prehistoriador de la Universidad de La Laguna.
(Fuente: El Faro Digital)